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SALA CONSTITUCIONAL

Magistrado-Ponente: FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ

El 20 de octubre de 2010, comparecieron ante esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, los abogados José R. Díaz y Florencio Pérez, inscritos en el Instituto de Previsión Social
del Abogado bajo los núms. 54.108 y 56.961, en su carácter de apoderados judiciales de la
ciudadana MARTHA FIORITA DE ROJAS, titular de la cédula de identidad n° 5.997.435, e
interpusieron acción de amparo constitucional contra la decisión dictada, el 23 de abril de 2010,
por la Sala n° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de
Caracas, que declaró sin lugar el recurso de apelación y confirmó el sobreseimiento decretado en
el fallo dictado, el 23 de octubre de 2009, y motivada en extenso el 28 de ese mes y año, por el
Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control del mismo Circuito Judicial
Penal, a favor del ciudadano Alberto Salinas Karpel.

En la misma fecha, se consignaron los anexos, se dio cuenta en Sala y se designó ponente al
Magistrado doctor FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ quien, con tal carácter, suscribe
el presente fallo.

Constituida esta Sala Constitucional el 9 de diciembre de 2010, en virtud de la incorporación de


los Magistrados designados por la Asamblea Nacional en sesión especial celebrada el 7 del mismo
mes y año, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela n° 39.569 del
8 de diciembre de 2010, quedó integrada de la siguiente forma: Magistrada Luisa Estella Morales
Lamuño, Presidenta; Magistrado Francisco Antonio Carrasquero López, Vicepresidente; y los
Magistrados y Magistradas Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de Merchán, Arcadio
Delgado Rosales, Juan José Mendoza Jover y Gladys María Gutiérrez Alvarado.

El 3 de febrero de 2011, los apoderados judiciales de la accionante solicitaron pronunciamiento


en la presente causa.

El 26 de abril de 2011, esta Sala se declaró competente, admitió la acción de amparo y ordenó
practicar las notificaciones correspondientes.

Realizadas efectivamente las notificaciones, el 15 de junio de 2011, se fijó para el 21 de junio del
mismo año, a las 11:30 a.m., la audiencia oral.

El 20 de junio de 2011, se difirió el acto convocado.

El 21 de junio de 2011, la abogada Elba Hager Oliveros, en su carácter de apoderada judicial del
ciudadano Alberto Salinas Karpel, tercero interviniente, consignó escrito a través del cual solicitó
se declare sin lugar la acción de amparo constitucional, y consignó anexos.
El 7 de julio de 2011, se fijó para el 12 de julio de 2011, a las 11:30 a.m. la audiencia
constitucional.

El día pautado, se dio apertura al acto y se dejó constancia de la comparecencia de los abogados
José Díaz y Florencio Pérez, en su carácter de apoderados judiciales de la ciudadana Matha
Fiorita de Rojas, accionante, de la no comparecencia del Juez de la Sala n° 3 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, accionado; de la
comparecencia de la abogada Elba Hager Oliveros, en representación del ciudadano Alberto
Salinas Karpel, tercero interviniente. Finalmente, se dejó constancia de la comparecencia del
abogado Tutankamen Hernández, en representación del Ministerio Público.

El 5 de agosto de 2011, esta Sala dictó auto para mejor proveer solicitando al Ministerio Público,
remitiera copia certificada del escrito de acusación, acompañado de las actas de investigación
fiscal en la presente causa, y al Juez de Control competente del Área Metropolitana de Caracas
[Juzgado Trigésimo (30°) de Primera Instancia en Funciones de Control], el expediente original
que contiene la causa que dio origen a la presente acción.

El 12 de agosto de 2011, se recibió en esta Sala oficio n° FTSJ-3-2011-0399, y adjunta la


información solicitada al Ministerio Público, contentiva de doscientos cuarenta y cuatro (244)
folios útiles.

El 20 de septiembre de 2011, se recibió la información solicitada al Juzgado Trigésimo de Primera


Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, y
adjunto tres (3) piezas y un (1) informe médico.

Efectuado el análisis del caso, esta Sala para decidir, pasa a hacer las siguientes consideraciones:

I
FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN DE AMPARO

Exponen los apoderados judiciales de la ciudadana Martha Fiorita de Rojas, lo que sigue:

Que el “presente caso tuvo su inicio en fecha 28 de Junio del año 2007, cuando el ciudadano
PEDRO ROJAS, acudió al Hospital de Clínicas Caracas para una operación de (bypass gástrico)
[sic] siendo su médico tratante el Dr. ALBERTO SALINAS KARPEL, quien lo interviene
quirúrgicamente, dejando mal grapado el estómago, por donde se produjo un sangramiento
interno que no fue atendido en su oportunidad lo que generó una lesión grave al cerebro de [su]
representado dejándolo como un niño de dos (02) años, sin habla, sin movimientos y postrado
en una cama”.

Que “[e]n fecha 05 de mayo de 2009, tuvo lugar por primera vez la Audiencia Preliminar en el
presente caso, siendo decretada la nulidad absoluta de todas las actuaciones por la Juez
Trigésimo Octavo en Funciones de Control; lo que trajo como consecuencia que la
Representación del Ministerio Público y la Defensa propusieran recurso de apelación contra el
fallo en cuestión”.

Que “[e]n fecha 01 de Julio de 2009, [...] la Corte Sexta de Apelaciones del Área Metropolitana
de Caracas, declaró con lugar el recurso de apelación [...] en la cual expuso: A) Que se evidencia
la no existencia de la violación de derecho constitucional alguno en contra del ciudadano
ALBERTO SALINAS KARPEL y B) Estableció de modo cierto y objetivo la falta de necesidad de
retrotraer el proceso a la fase de investigación por cuanto esta había precluido”.

Que “[e]n fecha 23 de octubre de 2009, se llevó a cabo la celebración por segunda vez de la
Audiencia Preliminar [ante el Juzgado Trigésimo (30°) de Control del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas] para el presente caso; donde el Honorable Juez de Mérito de
modo inexplicable, contradictorio, y ambiguo y en franca rebeldía con la con [sic] Constitución y
el Ordenamiento Jurídico procesal, decreta a favor del acusado [...]; el sobreseimiento de la
causa, traduciéndose su decisión en un descalabro jurídico censurable desde cualquier posición;
máximo cuando el Juez de Mérito había decretado sin lugar las nulidades que habían sido
propuestas nuevamente por la defensa; (indebida aplicación del derecho, por cuanto la corte
había resuelto) (lo jurídico y ajustado debió ser no hay materia sobre la cual decidir); y declarar
sin lugar las excepciones propuestas, por encontrarse la actividad fiscal ajustada a derecho.

Que “[e]n fecha 11 de Noviembre [esa] representación ejerció formal recurso de apelación en
contra de la decisión emanada del Juzgado Trigésimo de Control” y el “23 de Abril, la Corte
Tercera Declaró [sic] sin lugar el recurso de Apelación y decreta el Sobreseimiento de la causa a
favor del ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL”.

Denuncian que esa representación impugnó la decisión dictada en audiencia, el 23 de octubre de


2009, y motivada en extenso el 28 de ese mes y año, por el Juzgado Trigésimo de Primera
Instancia en funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas,
ante la Corte de Apelaciones, y fundamento su recurso de apelación, en los siguientes
argumentos:

“‘Señaló el Juez de la recurrida [Juzgado Trigésimo de Primera Instancia en funciones de Control


del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas], lo siguiente:

‘El principio de la responsabilidad individual suscita serios cuestionamientos cuando se trata de


aplicar una actividad como es la cirugía en la que intervienen varias personas la forma moderna
de organización. De la medicina, con especialistas y personal cualificado requiere la división de
competencia y de esta forma se hace posible delimitar la responsabilidad de los sanitarios
intervinientes. Así podrá respetarse el indiscutible principio penal de la responsabilidad individual
para cada uno de los médicos auxiliares en relación con los cometidos y atribuciones que le son
propias.

El principio de confianza aplicado a la actividad médico quirúrgica, implica que el cirujano puede,
en principio confiar en sus colaboradores (anestesista, ayudante, enfermera) se comporta
diligentemente, en cuanto no concurran en el caso concreto circunstancias especiales, como la
falta de calificación, inexperiencia, ineptitud, descuidos graves que le hagan pensar lo
contrario...’.

Tal como se observa del fallo cuestionado, precisó el Juez de la recurrida que la medicina con
especialistas y personal cualificado requiere la división de competencia y de esta forma se hace
posible delimitar la responsabilidad de los sanitarios; premisa primera del fallo en discurrencia.

Así mismo, bajo el mismo contenido narrativo expresó lo siguiente ‘Tomando como base los
fundamentos enunciados de la imputación del escrito acusatorio donde no está demás afirmar
que el Ministerio Público no indica qué segmentos o qué elementos de los mismos le sirvieron de
fundamento de su acusación, o en otras palabras cuál o cuáles fueron las razones para imputar a
uno solo de los médicos, en este caso al Dr. Salinas, o cuál fue la actividad desplegada o que no
desplegó el referido especialista para considerar que incurrió en negligencia médica...’ Premisa
secundaria.
Tal como se puede verificar del fallo recurrido, por una parte el Juez de Mérito señala la división
de competencia y la delimitación de la responsabilidad de los sanitarios. Y por otra parte
estableció por qué no imputó la fiscalía a los otros médicos que intervinieron en el acto
quirúrgico?.

Resulta obvio que la premisa primaria planteada en la presunta motivación de la sentencia es


excluyente de la segunda premisa. En este sentido se hace necesario acotar y poner en
conocimiento al Juez de la recurrida; que tal distinción queda plenamente establecida tanto en la
acusación fiscal, como en la acusación particular propia donde se estableció de modo sencillo;
que la responsabilidad individual en casos de mala praxis médica venía determinado por el
reglamento de quirófanos.

En el mismo orden de ideas, se verifica sin lugar a dudas que el Juez de Mérito tiene
desconocimiento total del contenido del Reglamento de Quirófanos, el cual establece de modo
cierto y efectivo la responsabilidad individual del personal de quirófano.

En este sentido se hace necesario acotar que la actividad de la responsabilidad del equipo de
quirófano; fue establecida por la Sala de Casación Penal bajo los siguientes términos:

[...] (Sent. Exp. N° RC00-0242 de fecha 14 de Junio de 2001 de la Sala de Casación Penal con
Ponencia del Magistrado Angulo Fontiveros).

Tal como se infiere del contenido de la sentencia ut supra; se evidencia que el Juez de Mérito en
franca rebeldía con las disposiciones jurisprudenciales establecidas por el Tribunal Supremo de
Justicia, deja de analizar el reglamento de quirófanos elemento necesario para poder decidir en
los casos de mala praxis médica; según este criterio sustentado, tal comisión trajo como
consecuencia incidencias sobre el fallo cuestionado; ya que de haberse analizado el reglamento
en cuestión; el juez de la recurrida hubiera podido apreciar de donde partió la responsabilidad
individual del ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL en el presente caso; además de lo expuesto
de fácil constatación en la querella privada la determinación de la circunstancia señalada por el
Juez de Mérito como inexistente.

Por último cabe resaltar como aberración jurídica que el Juez de Mérito decidió un caso de Mala
Praxis Médica, sin analizar en modo alguno ‘LA HISTORIA CLÍNICA’, elemento este que hace
posible el análisis general de la conducta del acusado de autos en el hecho acusado; la omisión
por parte del Juez de Mérito se traduce en una total ausencia de motivación del fallo que se
recurre. Se pregunta esta Defensa de dónde nació la conclusión del Juez de Mérito? ¿Por qué si
analizó las pruebas como un Juez de Juicio por qué no analizó la historia médica, la cual
contienen un elemento sustancial para precisar la responsabilidad penal del ciudadano ALBERTO
SALINAS KARPEL. Así tenemos que la historia reza de la manera clara en la evolución médica del
día 29 de Junio de 2007, que a las Dos Veinte de la Madrugada (2:20 a.m.) los médicos de la
unidad de cuidados intensivos deciden comunicarse con el Dr. ALBERTO SALINAS KARPEL, para
que como médico tratante del paciente PEDRO PABLO ROJAS, sugiriera la conducta a seguir; no
apareciendo en ninguna evolución médica posterior de ese mismo la respuesta del médico
tratante al llamado de los médicos intensivistas. En el mismo orden de ideas, cabe destacar que
la historia clínica fue enviada a la sede del Órgano de Control dentro de la oportunidad legal
desconociendo esta representación el paradero del referido medio de prueba hasta la presente
fecha POR LO QUE SOLICITAMOS DE ESA HONORABLE CORTE SE ORDENE LO PERTINENTE A
LOS FINES DE QUE SE APERTURE LA CORRESPONDIENTE AVERIGUACIÓN PENAL...’.
Alegan que “del contenido de la transcripción parcial del recurso de apelación, [...] se dejó claro
la falta de motivación del Juez de Mérito en la resolución del presente caso; sin embargo, a pesar
de la existencia del vicio tan grave [...] los Jueces Integrantes de la Corte de Apelaciones nada
señalan en torno a esta denuncia”.

Que “[e]s evidente en el caso de marras que tanto el Juez de Primera Instancia (Trigésimo de
Control); así como, los Jueces de Alzada (Corte Tercera de Apelaciones) basaron su decisión
inobservando el reglamento de quirófanos; Así [sic] mismo, no existió por parte de la Corte de
Apelaciones pronunciamiento en cuanto a la Historia Clínica del paciente desaparecida en el
Juzgado Trigésimo de Control sin la cual, decidió el Juez de Primera Instancia el sobreseimiento
de la causa; Es [sic] evidente que en el presente caso (Mala Praxis) el documento fundamental
para resolver el fondo del asunto es la historia clínica por cuanto ella contiene todos los
elementos necesarios para precisar si la conducta del médico se adecúa a los presupuestos
legales”.

Que “[e]n el presente caso nada en absoluto mencionó la Corte de Apelaciones en su decisión,
sobre la omisión por parte del Juzgado Trigésimo de Control en la aplicación del Reglamento de
Quirófanos, el cual establece en modo cierto y efectivo, que la responsabilidad del equipo
quirúrgico es individual, la falta de aplicación del contenido del artículo 39 del Reglamento de
quirófanos; dio cimiento para le [sic] creación de una sentencia errada por parte del Juez
Trigésimo en Funciones de Control y ratificada por la Corte de Apelaciones, a pesar de esta ser
una denuncia propuesta dentro del recurso de apelación, lo que se traduce en que la Corte de
Apelaciones no resolvió sobre la totalidad del recurso de apelación propuesto por la defensa,
violentándose de este modo el contenido del artículo 49 del Texto Constitucional, referido al
Derecho a la Defensa y El Debido Proceso [sic]”.

Que “es evidente que en el caso de marras el Decreto de Sobreseimiento de la causa a favor del
ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL, frustra la intención de la víctima MARTHA FIORITA DE
ROJAS, de ver un resultado positivo de la justicia que reclama y busca. En el presente caso nos
encontramos con todos los elementos que indican la existencia de una mala praxis médica [...], y
aún con la existencia de estos elementos la Corte de Apelaciones declaró el Sobreseimiento de la
causa”.

II
DE LA DECISIÓN ACCIONADA

La decisión dictada, el 23 de abril de 2010, por la Sala n° 3 de la Corte de Apelaciones del


Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, fue del siguiente tenor:

“CONSIDERACIONES DE LA SALA PARA DECIDIR

En virtud del auto dictado por el Juez Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control de
este Circuito Judicial Penal, mediante el cual decretó el sobreseimiento de la causa, seguida
contra el ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL, de conformidad con lo establecido en el artículo
318 ordinal 1 en concordancia con los artículos 28 numeral 4 ordinal i y 33 todos del Código
Orgánico Procesal Penal, el Ministerio Público y la acusadora particular o parte querellante
interpusieron impugnación contra esa decisión sustentando sus pretensiones en hechos y
alegatos que le son comunes a ambas apelaciones, aun cuando fueron presentados en distinto
orden y redacción, por lo que esta Alzada estima pertinente resolverlos conjuntamente de la
siguiente manera:

El Ministerio Público y los acusadores particulares presentan como, alegato impugnatorio, el


presunto vicio de falta de motivación en la decisión recurrida manifestando el acusador público
que no cumple con los extremos legales a que hace referencia el artículo 326 ordinales 2 y 3 del
Código Orgánico Procesal Penal, y los querellantes o acusadores privados aduciendo que la
recurrida no cumple con lo previsto en los artículos 246, 254 ordinales 2, 3 y 4 y 173 del mismo
texto legal adjetivo, de los cuales las dos primeras normas citadas por los querellantes, no
guardan relación con el asunto jurídico aquí planteado, pero que esta Alzada entiende que su
pretensión es alegar inmotivación e ilogicidad en la decisión recurrida, según se desprende de la
redacción confusa de su apelación.

En este sentido al revisar la decisión en controversia, no existen dudas para esta Alzada, que el
Juez A-quo dio razonamientos fundados para decretar el sobreseimiento de la causa, señalando
que los escritos acusatorios tanto del Ministerio Público como de la parte Querellante, no
expresan con claridad y precisión el establecimiento de los hechos endilgados al ciudadano
ALBERTO SALINAS KARPEL, toda vez que en el procedimiento quirúrgico al cual fue sometido el
ciudadano Pedro Pablo Rojas, participaron un grupo de médicos que con diferentes
especialidades y funciones, llevaron a cabo la practica medica-quirúrgica a la cual fue sometido el
último de los nombrados, luego otro grupo de especialistas de la medicina tuvieron atribuido el
restablecimiento y compensación de los valores de su salud una vez que el paciente egreso del
pabellón quirúrgico, para posteriormente intervenir los galenos que atendieron al susodicho
paciente en un área bastante especial como resulta la Unidad de Cuidados Intensivos.

De la recurrida se lee lo siguiente:

‘La medicina moderna, especialmente la cirugía, en cuanto a su ejercicio requiere la cooperación


de especialistas y se convierte en una actividad a desarrollar en grupo, esto surge como
consecuencia de la necesidad de colaboración y de la imposibilidad de que un mismo médico
conozca al mismo tiempo de todas las especialidades. La colaboración y la especialidad es una
necesidad imperativa, en la actividad médica, por ejemplo, el médico requiere de un anestesista,
pero antes el mismo cirujano se ocupaba de la narcosis y hoy la anestesiología es una
especialidad propia e independiente de la cirugía.

De acuerdo a los elementos de convicción se puede observar que en el presente caso


participaron varios médicos, El Dr. Alberto Salina, El Dr. Edwin Santiago, El Dr. Arnaldo
Strazzabochi, El Dr. Martín Hernández, El Dr. Stevens Salva y la Dra. María Rodríguez, donde se
observó que cada uno tuvo una función que realizar en el transcurso del día.

De ambos escritos acusatorios se deduce, -el de la fiscal y el de la víctima- que la intervención


quirúrgica fue realizada por tres médicos, una vez en recuperación el pacientes es trasladado a
una habitación, en cuyo piso quedó encargada una médico de guardia, y al presentar desmejora
el ciudadano ... hicieron acto de presencia dos médicos del equipo del Dr. Salinas, quienes lo
trasladan a cuidados intensivos quedando a disposición de los especialistas intensivistas quienes
lo monitorean toda la noche, y que luego a las 6:00 de la mañana se produce el Paro Cadio
respiratorio donde es atendido en la referida unidad de cuidados, y posteriormente ingresa al
quirófano.

Se impone pues una división de trabajo en la actividad médico quirúrgica, consecuencias del
progreso técnico de la medicina con la consiguiente proliferación de especialidades; el paso a una
medicina social, debido al elevado número de pacientes, que exige una organización racional y la
necesidad de delimitar la responsabilidad en la que puedan incurrir los sanitarios intervinientes en
la actividad medico quirúrgica, y el hacer posible la dedicación de los mismos a sus cometidos
específicos con exclusividad y concentración oportunas.

El principio de responsabilidad individual suscita serios cuestionamientos cuando se trata de


aplicar una actividad como es la cirugía en la que intervienen varias personas. La forma moderna
de organización. De la medicina, con especialistas y personal auxiliar cualificado, requiere la
división de competencias y de esta manera se hace posible delimitar las responsabilidades de los
sanitarios intervinientes. Así podrá respetarse el indiscutible principio penal de la responsabilidad
individual para cada uno de los médicos y auxiliares en relación con los cometidos y atribuciones
que le son propias.

El principio de confianza aplicado a la actividad medico quirúrgica, implica que el cirujano puede,
en principio, confiar en sus colaboradores (anestesista, ayudantes, enfermeras) se comportaran
diligentemente, en cuanto no concurran en el caso concreto circunstancias especiales como la
falta de calificación, inexperiencia, ineptitud, descuidos graves que le hagan pensar lo contrario…’

‘…Tomando como base los fundamentos enunciados de la imputación del escrito acusatorio,
donde no está de más afirmar que el Ministerio Público no indicó qué segmentos o qué
elementos de los mismos sirvieron de fundamento de su acusación, o en otras palabras cuál o
cuáles fueron las razones para imputar a uno 'solo de los médicos, en este; caso el Dr. Salinas, y
cuál fue la actividad desplegada o que no desplegó el referido especialista para considerar que
incurrió en negligencia médica, tomando en consideración que de acuerdo a los hechos, no se
está en presencia de ninguno de los supuestos arriba señalados, ya que de acuerdo a lo
recabado, todos los médicos cumplieron con las reglas establecidas ... ‘

De lo trascrito en los párrafos anteriores, se verifica con claridad, los motivos por los que el Juez
A-quo, arribó a la conclusión que los escritos acusatorios no presentan las situaciones fácticas y
los elementos incriminatorios que conducen a establecer que el responsable del ilícito penal sea
el acusado ALBERTO SALINAS KARPEL, ya que ni el Ministerio Público ni los acusadores
particulares o querellantes, determinan con precisión, la actividad negligente o con impericia de
parte del acusado, por la cual recaería en él, la responsabilidad en carácter de sujeto activo del
delito de lesiones personales culposas gravísimas, como tampoco se fijan en los referidos escritos
acusatorios el por qué y las razones fácticas por las cuales se exoneran de responsabilidad a los
otros profesionales de la medicina que intervinieron en la atención, intervención quirúrgica y
cuidados médicos del paciente Pedro Pablo Rojas; razones éstas que permiten establecer a juicio
de este Tribunal Colegiado, que la decisión dictada por el Juez Trigésimo (30°) de Primera
Instancia en Funciones de Control de este Circuito Judicial Penal, Dr. FRANZ JOSÉ CEBALLOS
SORlA, mediante la cual decretó el sobreseimiento de la causa seguida al ciudadano ALBERTO
SALINAS KARPEL, de conformidad con el numeral 1 del artículo 318 del Código Orgánico Procesal
Penal, se encuentra debidamente motivada, existiendo perfecta logicidad entre los presupuestos
de derecho explanados en ella, en los fundamentos en la que se asienta y la dispositiva dada en
consecuencia, quedando irrito el vicio denunciado por los impugnantes, y debiendo ser
declarados por esta sala SIN LUGAR. ASÍ SE DECIDE.-

Luego, el Ministerio Público y los querellantes denuncian en sus impugnaciones, que el Juez
Trigésimo de Primera Instancia en funciones de Control, violó el Principio del Debido Proceso, y el
de Oficialidad de los Actos, ya que en sus opiniones, se subrogó en atribuciones propias de un
Juez de Juicio, y decidió sobre materia que no fue puesta a su conocimiento por las partes del
proceso. Dice el Ministerio Público en su apelación lo siguiente:
‘…Del contenido de la sentencia recurrida se evidencia que a misma infringe de manera flagrante
el contenido del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, referido
al Debido Proceso y el Derecho a la Defensa; De igual manera se evidencia la violación del
contenido del Artículo 26 ejusdem referido a la Tutela Judicial Efectiva.

En el presente caso el Juez de Merito violentó en principio, el contenido del artículo 49 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por cuanto violento el principio de
oficialidad de los actos al subrogarse en atribuciones propias del Juez de Juicio y al entrar a
decidir sobre materia no puesta a su conocimiento por las partes del proceso…’.

En el mismo sentido, se lee de la apelación de los acusadores particulares, lo siguiente:

En el mismo orden de ideas se violentó de manera flagrante, descarada y grosera el contenido de


los Artículos 25, 26 y 51 Constitucionales; Toda [sic] vez que, se verifica que el acto llevado a
cabo por el Juez de la recurrida es un acto nulo de pleno derecho por violación al principio de
oficialidad de los actos; toda vez que se subrogó en la capacidad del Juez de Juicio;

A tal respecto, debemos recordar que el Juez en funciones de Control tiene atribuido el ejercicio
de control judicial, el cual no es otra cosa, que ceñir las actuaciones de las partes, tanto en etapa
preliminar o de investigación, como la etapa intermedia del proceso penal acusatorio, al
cumplimiento de los principios y garantías establecidos en el Código Orgánico Procesal Penal, en
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en los Tratados, Convenios o Acuerdos
Internacionales. El Juez de Control tiene las facultades de supervisión y control de la fase
preparatoria dirigida por el Ministerio Público y de Director y Decidor en la fase intermedia.

En esta fase intermedia, se materializa como objetivo principal para el Juez de Control, la
depuración del procedimiento que es llevado ante esa instancia, para lo cual y en el caso de
haberse presentado acusación en contra de una persona en particular, ese Juez deberá ejercer el
control de la referida acusación, desde un aspecto formal y del aspecto sustancial o material. El
primero está dirigido a examinar los requisitos formales de la acusación, tales como la
identificación plena y suficiente del o los acusados, el domicilio o residencia del defensor, la
relación precisa y circunstanciada del hecho punible que se atribuye al acusado, y la calificación
jurídica del mismo; el segundo, es decir, el control sustancial o material, es aquel mediante el
cual el Juez de Control, en audiencia preliminar, examina los requisitos de fondo en los cuales se
fundamenta el Ministerio Público y los acusadores particulares, para presentar sus acusaciones,
cuyos basamentos deben ser suficientes para que se vislumbre un pronóstico de sentencia
condenatoria, o alta probabilidad de que en el juicio oral y público se determine la comisión del
hecho punible imputado y la responsabilidad penal del acusado. En esa audiencia preliminar
como la ha denominado nuestro legislador patrio, el juez de Control debe analizar si existen o no,
motivos para admitir las acusaciones presentadas por el Ministerio Público y por los aspirantes a
querellantes, si fuere el caso, debiendo verificar la procedencia, pertinencia y necesidad de los
medios probatorios ofrecidos por las partes, y si existen fundamentos serios para ordenar la
apertura a Juicio Oral y Público, porque de lo contrario deberá resolver el fondo de la causa por
medio del sobreseimiento.

Ahora bien, de la decisión recurrida se lee lo siguiente:

‘...En cuanto a las declaraciones del matrimonio Francisco José Velásquez y Marcia de velásquez
[sic] las mismas concuerda en cuanto a los hechos, donde establecen que una vez que la
ciudadana Martha llamó a los médicos le tomaron muestra de sangre al paciente y a las 6:00 de
la tarde, lo bajaron a terapia intensiva a objeto de realizarle una transfusión de sangre y a las
9:00 de la noche le manifiestan que se había recuperado y por tal razón todos se retiran
permaneciendo el paciente en la unidad de cuidados intensivos.

En cuanto a la declaración de los médicos, se tiene la médico de guardia del piso donde estaba
hospitalizado el paciente, Dra. María verónica [sic] Rodríguez Partidas, quien manifestó que dicho
ciudadano se le ordenaron unos exámenes, y que ella entregó dicha guardia antes de que
llegasen los resultados.

Los médicos EDWIN SANTIAGO, ARNALDO STRAZZABOSCHI, MARTÍN EDUARDO HERNANDEZ,


STEVENS SALVA, todos narran la forma en que fue atendido el paciente Pedro Pablo Rojas desde
su intervención quirúrgica hasta su recuperación parcial.

(Omissis)

Del contenido de los elementos recabados en la investigación se tiene que el paciente ...es una
persona que no gozaba de buena salud, pues padecía de Obesidad Morbida intratable
médicamente, que a su vez lo hacía padecer del Síndrome de Pickwick, con apneas nocturnas,
Hipertensión Arterial, Osteoartralgias en las rodillas y diabetes, esos síntomas condujeron al
paciente a tomar la decisión de realizarse la cirugía estomacal, a objeto de mejorar su calidad de
vida, consciente de que dicha intervención era considerada de alto riesgo, por sus condiciones
físicas…’.

‘…De acuerdo a los elementos de convicción se puede observar que en el presente caso
participaron varios médicos, El [sic] Dr. Alberto Salina, El [sic] Dr. Edwin Santiago, El [sic] Dr.
Arnaldo Strazzabochi, El [sic] Dr. Martín Hernández, El [sic] Dr. Stevens Salva y la Dra. María
Rodríguez, donde se observó que cada uno tuvo una función que realizar en el transcurso del
día.

De ambos escritos acusatorios se deduce, -el de la fiscal y el de la víctima- que la intervención


quirúrgica fue realizada por tres médicos, una vez en recuperación el paciente es trasladado a
una habitación, en cuyo piso quedó encargada una médico de guardia, y al presentar desmejora
el ciudadano ... hicieron acto de presencia dos médicos del equipo del Dr. Salinas, quienes lo
trasladan a cuidados intensivos quedando a disposición de los especialistas intensivistas quienes
lo monitorean toda la noche, y que luego a las 6:00 de la mañana se produce el Paro Cardio
respiratorio donde es atendido en la referida unidad de cuidados, y posteriormente ingresa al
quirófano.

Se impone pues una división de trabajo en la actividad medico quirúrgica, consecuencias del
progreso técnico de la medicina con la consiguiente proliferación de especialidades; el paso a una
medicina social, debido al elevado número de pacientes, que exige una organización racional y la
necesidad de delimitar la responsabilidad en la que puedan incurrir los sanitarios intervinientes en
la actividad medico quirúrgica, y el hacer posible la dedicación de los mismos a sus cometidos
especificas con exclusividad y concentración oportunas.

El principio de responsabilidad individual suscita serios cuestionamientos cuándo se trata de


aplicar una actividad como es la cirugía en la que intervienen varias personas. La forma moderna
de organización. De la medicina, con especialistas y personal auxiliar cualificado, requiere la
división de competencias y de esta manera se hace posible delimitar las responsabilidades de los
sanitarios intervinientes. Así podrá respetarse el indiscutible principio penal de la responsabilidad
individual para cada uno de los médicos y auxiliares en relación con los cometidos y atribuciones
que le son propias…’
‘...Tomando como base los fundamentos enunciados de la imputación del escrito acusatorio,
donde no está de más afirmar que el Ministerio Público no indicó qué segmentos o qué
elementos de los mismos sirvieron de fundamento de su acusación, o en otras palabras cuál o
cuáles fueron las razones para imputar a uno 'solo de los médicos, en este caso el Dr. Salinas, y
cuál fue la actividad desplegada o que no desplegó el referido especialista para considerar que
incurrió en negligencia médica, tomando en consideración que de acuerdo a los hechos, no se
está en presencia de ninguno de los supuestos arriba señalados, ya que de acuerdo a lo
recabado, todos los médicos cumplieron con las reglas establecidas.

En cuanto al presunto llamado de las enfermeras a los médicos y la inasistencia de los mismos,
se evidencia que de la lectura de las declaraciones aportadas por el propio Ministerio Público, la
situación planteada en el escrito acusatorio no existió o no se produjo de la forma en que lo
alegó en la narrativa.

En cuanto al resultado del reconocimiento Médico legal suscrito por el experto Sinuhe Villalobos
adscrito a la Policía Científica, causa sorpresa, el comentario plasmado en dicho reconocimiento,
ya que su función es realizar la descripción de las lesiones sufridas, no emitiendo opiniones
personales, y en la presente experticia se observa que el mismo, se extralimitó de sus funciones
al emitir opiniones de cómo debió ser asistido el paciente Pedro Rojas, viciando el referido
resultado de subjetividad, y por ende poniendo en duda su credibilidad ya que habla e [sic] la
hemoglobina que tenía el paciente a las 8:00 de la noche del día 28 y no de la hemoglobina que
tenía el paciente al instante que le dio el paro respiratorio es decir al día siguiente, por lo tanto,
surge la duda, de su comentario sobre la necesidad de intervenirlo quirúrgicamente si el paciente
había pasado la noche totalmente estable...’

De lo trascrito anteriormente, se evidencia el ejercicio mental, análisis y ponderación que hizo el


Juez Trigésimo de Primera Instancia en funciones de Control, para arribar a la conclusión, que de
acuerdo a los elementos de convicción ofrecidos por el Ministerio Público y los aspirantes a
querellantes o acusadores particulares, no es procedente dictar el Auto de Apertura a Juicio, por
cuanto no se vislumbra un pronóstico de condena del ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL, en
un juicio oral y público, por lo que de acuerdo a ese análisis y ejercicio mental realizado por el a-
quo, lo procedente en derecho, fue declarar el sobreseimiento de la causa de conformidad con lo
previsto en el ordinal 1 del artículo 318 del Código Orgánico Procesal Penal, toda vez que de ellos
se evidencia la participación de diferentes profesionales de la medicina, quienes unos más y otros
menos, participaron en la atención, intervención quirúrgica y cuidados de la salud del paciente
Pedro Pablo Rojas, sin que de los referidos elementos de convicción se permita vislumbrar la
conducta o actividad negligente o con impericia de parte del acusado, por la cual se pudiese
establecer su responsabilidad en la comisión del delito de lesiones personales culposas
gravísimas, como lo pretenden los acusadores tanto público como privado.

Se verifica en la decisión recurrida, como se expresa en el párrafo anterior, el ejercicio mental,


análisis y valoración que realizó el Juez Trigésimo de Primera Instancia en funciones de Control,
de los elementos de convicción ofrecidos por el Ministerio Público y los acusadores particulares,
operación mental esa que persigue establecer la vinculación del hecho ventilado en la causa, con
un pensamiento, a los fines de verificar si los elementos del pensamiento se reproducen en ese
hecho, sin que esa operación mental haya implicado, un ejercicio jurisdiccional propio de un juez
en funciones de juicio, o violación del principio de oficialidad de los actos, sino que por el
contrario es el juez en funciones de Control, quien está llamado a realizar el examen y análisis
necesario para lograr establecer que los hechos ventilados en la causa, se encuentran
encuadrados en los presupuestos previstos en la mencionada norma adjetiva que conduce al
sobreseimiento de la causa, por cuanto no se evidencia probabilidad alguna que con las pruebas
ofertadas, se logre atribuir al ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL los hechos endilgados por
los acusadores, y de esta manera, la decisión del sobreseimiento de la causa, lo que persigue es
impedir una pérdida de esfuerzo, recursos fiscales y jurisdiccionales y una afectación mayor del
acusado con la llamada ‘Pena de Banquillo’, cuando a las claras, se percibe la poca eficiencia de
los medios probatorios ofrecidos, para sustentar siquiera el inicio de un juicio; razones éstas por
lo cual, a juicio de este Tribunal Superior la denuncia a este respecto, presentada en las
impugnaciones tanto del Ministerio Público como de los acusadores particulares, son infundadas y
deben ser declaradas SIN LUGAR. ASÍ SE DECIDE.-

Luego, los acusadores particulares o aspirantes a querellantes, señalan en su impugnación que la


defensa del ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL, plenamente identificado en autos, no
propuso ningún tipo de excepciones contra la acusación particular propia, y sin embargo el Juez
Trigésimo de Primera Instancia en funciones de Control; resolvió para decretar el sobreseimiento
de la causa, a motus propius, y por vía de excepción.

En este sentido, esta sala al revisar las actuaciones procesales, verifica que contrario a lo
manifestado por los acusadores particulares en su apelación, la defensa del ciudadano ALBERTO
SALINAS KARPEL, si presentó excepciones contra la acusación presentada por los representantes
de la víctima, según consta en el folio 340 y siguientes de la primera pieza, incidencias esas que
fueron decididas en su debida oportunidad, no satisfaciendo lo requerido por la defensa.

Sin embargo, en la decisión recurrida se aprecia como el Juez A-quo de oficio asume el control
jurisdiccional respecto a las acusaciones cursantes contra el ciudadano ALBERTO SALINAS
KARPEL, y por considerar que las mismas, no reúnen los requisitos formales de ley, procedió a
decretar el sobreseimiento de la causa, todo ello de conformidad con lo previsto en los artículos
28 ordinal I, 33 y 318 ordinal 1 todos del Código Orgánico Procesal Penal.

En el caso que nos ocupa el Ministerio Público y los acusadores particulares, presentaron sus
respectivas acusaciones, por estimar que la investigación proporcionó fundamento serio para el
enjuiciamiento del ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL, plenamente identificado en autos.
Ahora bien, es perfectamente viable y procesalmente posible, que una vez convocada por el Juez
en funciones de Control, a la celebración de la Audiencia Preliminar, y en conocimiento la defensa
del contenido, fundamento y requisitos de la acusación, ésta resuelva oponer excepciones contra
las acusaciones en cuestión, o bien el Juez en funciones de Control Jurisdiccional, resolverlas de
oficio a los fines de decretar el sobreseimiento como solución al caso sometido a su
conocimiento.

Así lo ha precisado jurisprudencia dictada por la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de
Justicia N° 203 de fecha 27 de Mayo de 2003, la cual prevé lo siguiente: ‘... necesariamente
deberá el juez de Control tener en cuenta, las distintas causales de sobreseimiento contenidas en
el artículo 318 del Código Orgánico Procesal Penal, y tomar tal decisión, cuando resulte evidente
el supuesto que el sentenciador haya elegido...’

Tal facultad le viene dada al Juez en funciones de Control, de conformidad con lo previsto en el
artículo 32 del Código Orgánico Procesal, el cual prevé lo que a continuación se detalla: ‘...
RESOLUCIÓN DE OFICIO, El juez de control o el juez o tribunal competente, durante la fase
intermedia o durante la fase de juicio oral, podrá asumir de oficio la solución de aquellas
excepciones que no hayan sido opuestas, siempre que la cuestión, por su naturaleza, no requiera
la instancia de parte...’

Es claro, que en un proceso de orden público como el penal, la mayor parte de responsabilidad
de la pureza del juzgamiento corresponde al Juez, y por ello no puede privarse al Juez en
funciones de Control, de la posibilidad de ejercer esa responsabilidad, máxime cuando es él,
quien está llamado por su competencia, al control jurisdiccional de la actividad de las partes
tanto en la etapa preparatoria como en la etapa intermedia del procesal penal, en relación con
aquellas cuestiones e incidencias que, sin violentar el carácter acusatorio del proceso, deban ser
controladas y declaradas de oficio.

En este sentido, serán incidencias propias de ser resueltas de oficio por el Juez en funciones de
Control, sin que se violente las reglas del sistema acusatorio, las cuestiones de jurisdicción y
competencia, las de prejudicialidad, la prescripción y la caducidad, la amnistía y el indulto, así
como la existencia de defectos formales en la acusación del Ministerio Público y la acusación de
la víctima, como resulta en la presente causa seguida contra el ciudadano ALBERTO SALINAS
KARPEL, por la razones que anteceden en párrafos anteriores; por lo que también resulta forzoso
para este Tribunal Superior, declarar SIN LUGAR la denuncia formulada a este respecto por la
victima y sus representantes legales. ASÍ SE DECIDE.-

Finalmente, los acusadores particulares alegan que el Juez Trigésimo en funciones de Control al,
dictar la decisión impugnada, actuó contraviniendo y desacatando lo señalado por esta Corte de
Apelaciones en sala 2, quien en carácter de superior jerárquico al Juez A-quo, dictaminó con
anterioridad a la recurrida, los supuestos y parámetros procesales por los cuales el referido Juez,
no debió dictar el sobreseimiento de la causa con base al incumplimiento de requisitos formales
en la acusación presentada por el Ministerio Público y los acusadores particulares.

Al revisar las actuaciones procesales compiladas en la presente causa, se verifica que ciertamente
existe decisión dictada por esta Corte de Apelaciones del Área Metropolitana de Caracas, pero en
sala 6 y no sala 2 como lo manifiestan los apelantes; en aquella decisión se revoca la dictada por
la Juez Trigésima Octava de Primera Instancia en funciones de Control, en fecha 5 de Mayo de
2009, que decretó la Nulidad Absoluta de todas las actuaciones practicadas por el Ministerio
Público, luego del acto de imputación formal de fecha 13 de junio de 2008, realizado contra el
ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL, identificado en autos, por estimar que se conculcaron el
debido proceso y el derecho a la defensa del mencionado sub-judice. En aquel estadio procesal,
la Alzada estimó que lo ajustado a derecho fue revocar aquella decisión de primera instancia por
no encontrar violación a aquellos derechos constitucionales.

Ahora bien, en ninguno de los supuestos facticos y supuestos formales de aquella decisión
emitida por la Corte de Apelaciones del Área Metropolitana de Caracas en Sala 6, de fecha 1 de
julio de 2009, expediente N° 2589-2009 nomenclatura de esa sala, con ponencia de la Dra.
PATRlCIA MONTIEL MADERO, se dictamina algún asunto jurídico, incidencia procesal o cuestión
de derecho, que guarde relación o al menos mínima similitud, con los supuestos facticos y
formales en que fue sustentada la decisión recurrida y puesta al conocimiento por vía de
Apelación de esta Alzada; por lo que, el Juez Trigésimo de Primera Instancia en funciones de
Control de este Circuito Judicial Penal, no ha incurrido en forma alguna en desacato a su Superior
Jerárquico, ni ha contravenido decisión de Tribunal Superior en la presente causa, por lo que la
denuncia en este sentido, alegada por los apelantes en su impugnación es declarada SIN LUGAR.
ASÍ SE DECIDE.-

Revisado y analizado lo anterior, es evidente para este Tribunal Colegiado que el Juez Trigésimo
de Primera Instancia en funciones de Control, realizó una determinación precisa y circunstanciada
de los hechos y el derecho, que estimó acreditados en base a los elementos procesales puestos a
su conocimiento, haciendo un juicio libre pero razonado, arribando a la conclusión, que la causa
seguida contra el ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL, debió ser sobreseída de conformidad
con lo establecido en el artículo 318, ordinal 1, en concordancia con los artículos 28 ordina14
literal I y 33 del Código Orgánico Procesal Penal.
En atención a lo anteriormente expuesto y de la revisión del cuerpo de la decisión, esta Sala
constata el cumplimiento de, los extremos formales contenidos en el artículo 324 del Texto Penal
Adjetivo, por lo que esta Sala llega a la conclusión que lo procedente y ajustado a derecho es
declarar SIN LUGAR el recurso de apelación interpuesto por los Abogados JOSÉ R. DÍAZ O.y
FLORENCIO PÉREZ, en sus carácter de Apoderados Judiciales de la ciudadana MARTHA FIORITA
DE ROJAS, así como, de la impugnación ejercida por la Dra. SANDRA TIBISAY ROMERO
AMUNDARAY, Fiscal Quincuagésima Sexta del Ministerio Público del Área Metropolitana de
Caracas, ambos en contra de la decisión dictada el día 28 de Octubre de 2009, por el Juez
Trigésimo (30°) de Primera instancia en Funciones de Control de este Circuito Judicial Penal, Dr.
FRANZ JOSÉ CEBALLOS SORIA, mediante la cual decretó el sobreseimiento de la causa seguida al
ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL, de conformidad con el numeral 1 del artículo 318 del
Código Orgánico Procesal Penal. ASÍ SE DECIDE.-

III
OPINIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO

El representante del Ministerio Público expuso lo que sigue:

Que “...esta Representación del Ministerio Público llega a la conclusión que le asiste la razón al
accionante en amparo, toda vez que la decisión recurrida no atendió todos y cada uno de los
argumentos contenidos en los recursos de apelación intentados en la presente causa, tanto por el
apoderado judicial de la parte querellante como por el Ministerio Público, por cuanto se dejaron
de atender, expresamente, los alegatos de apelación relacionados con la falta de motivación e
ilogicidad del fallo de primera Instancia por la falta de análisis del Reglamento de Quirófanos,
donde se fundamenta la responsabilidad individual de los profesionales de la medicina, y sobre la
circunstancia de haberse decidido sin atender a lo establecido en la Historia Clínica del paciente,
por lo que no se explica el recurrente cómo arribó a la conclusión el Juez de Control de estimar
que en la medicina moderna se divide el trabajo y cada médico tiene atribuida una función; así
como por no revisar la historia clínica del paciente, elemento de convicción que hace posible el
análisis general de la conducta del imputado, siendo que el Juez de Control se comportó como un
Juez de Juicio al analizar otras pruebas y desacreditar alguna de ellas, alegatos de apelación que
efectuó y no fueron respondidos por la Alzada que hoy se delata en la presente acción de
amparo constitucional”.

Que la Corte de Apelaciones al resolver los alegatos comunes del Ministerio Público y la
recurrente, respecto a la falta de motivación por parte del Tribunal de Control, por el
incumplimiento de los extremos legales previstos en el artículo 324, numerales 2 y 3 del Código
Orgánico Procesal Penal, “la Alzada recurrida se limitó a señalar que el Juez A-quo sí dio
razonamientos fundados para decretar el sobreseimiento de la causa, por cuanto a su juicio,
indicó que tanto en la acusación del Ministerio Público, como en la acusación particular propia, no
se expresó con claridad y precisión el establecimiento de los hechos atribuidos al ciudadano
ALBERTO SALINAS KARPEL, siendo que, contradictoriamente este fallo reconoce que en el
presente caso se trató de un procedimiento quirúrgico al cual fue sometido la víctima directa del
presente caso, ciudadano PEDRO PABLO ROJAS [...]”.

Refiere que la recurrida intenta justificar la inexistencia de los hechos establecidos en el escrito
acusatorio con la transcripción parcial del fallo del Juez de Control, pese a que
contradictoriamente los señala tanto la primera como la segunda instancia, cuando establecen los
hechos presentados por el Ministerio Público y la querellante, “lo que pone en evidencia que el
fallo impugnado en amparo, al resolver de esa forma los planteamientos de los recurrentes,
particularmente los de la hoy accionante, incurre en una incongruencia, al igual que lo hace la
decisión de cuya apelación conocía, siendo ese aspecto objeto del recurso en referencia
circunstancia que le hace de [sic] suyo inmotivada”.

Que “del último párrafo trascrito de la decisión hoy recurrida, emerge otro vicio que, igualmente,
fue delatado por los apelantes en esa oportunidad y es el relativo al planteamiento sobre la
subrogación en que incurrió el Tribunal de Control, de las atribuciones propias que corresponden
al Tribunal de Juicio, por cuanto realizó la valoración adelantada de los elementos de prueba
ofrecidos para el desarrollo del debate [...] siendo que tanto el Juez de Control como la Alzada
recurrida, se adentran en consideraciones de fondo sobre la participación del imputado en el
hecho, cuya causa dan por concluida mediante el sobreseimiento [...]”.

Que la “alzada recurrida únicamente señaló las atribuciones que corresponden a estos
Tribunales, muy especialmente en materia de examen de los requisitos de fondo, en los cuales se
fundamenta la acusación del Ministerio Público y los acusadores particulares, siendo que
transcribió la parte de la motivación del Tribunal de Control que, a su juicio, constituía tal
examen, sin que se haya percatado que del mismo lo que se desprende claramente es cómo el
Tribunal de Primera Instancia se pronuncia sobre el fondo de los medios de prueba ofrecidos,
sobre los que emitió juicios de valor para descalificarlos, como lo hizo”.

En atención a lo expuesto, concluyó que “nos encontramos ante un fallo que se encuentra
inmotivado en un doble sentido, pues si bien responde a algunos de los planteamientos de los
apelantes, lo hace en forma incongruente, generando con su decisión alteración en el
procedimiento, pues se le puso término al proceso, efectuando valoraciones sobre el material
probatorio ofertado para el juicio, y que son propios y exclusivos del juicio oral; y por la otra, no
atiende la totalidad de los planteamientos contenidos en el recurso de apelación [...] más bien
omite, para confirmar la sentencia absolutoria del Tribunal de Control, que quebrantó normas
que ordenan el proceso penal, y en consecuencia, afectó las garantías del debido proceso y la
tutela judicial efectiva de las víctimas de este caso”.

Por ende, solicita se declare con lugar la presente acción de amparo constitucional.

IV
FUNDAMENTOS DEL TERCERO INTERVINIENTE

En el acto de la audiencia constitucional y del escrito de fundamentos presentados por la


apoderada del ciudadano Alberto Salinas Karpel, se desprende lo siguiente:

Que para la procedencia de la acción de amparo constitucional esta Sala Constitucional ha fijado
ciertas circunstancias que deben concurrir de los cuales “se observa diáfanamente que esta
acción de amparo, ha sido instaurada con el único propósito de reabrir un asunto resuelto
judicialmente como si de una tercera instancia se tratara”.

Que la Corte de Apelaciones, al decidir sobre la apelación interpuesta, “lo hizo conforme a las
facultades que le atribuye el Libro Cuarto, Titulo III del Código Orgánico Procesal Penal, el cual
establece la competencia de la Corte de Apelaciones para conocer del recurso de apelación en
contra de las decisiones de los Juzgados de Primera Instancia [...] Por consiguiente no hubo
usurpación de funciones ni abuso de poder”.

Que la decisión de la Corte de Apelaciones fue dictada “sin que en su actuación se aprecie abuso
de poder ni usurpación de funciones como se expresó, quedando de esta forma fuera del
conocimiento de esa Sala Constitucional, la revisión del fondo de la cuestión controvertida en el
juicio penal seguido en contra del ciudadano Alberto Salinas Karpel, lo que hace improcedente la
presente acción de amparo y así solicitamos sea declarado”.

Respecto a la inmotivación denunciada, expuso que la sentencia accionada “se pronunció


expresamente acerca de la presunta inmotivación de la sentencia objeto del recurso de
apelación, señalando los motivos por los cuáles la considera ajustada a derecho y por
consiguiente pasaba a confirmar el sobreseimiento dictado a favor de [su] defendido. Por
consiguiente, no hubo inmotivación”.

En cuanto al alegato de la omisión de la sentencia de considerar el Reglamento de Quirófano en


su artículo 39, señala que “se pretende sustentar la responsabilidad penal de [su] defendido,
tomando como base legal, una disposición que no le es aplicable, ya que la misma se refiere a la
actuación de otro profesional de la salud, como lo es el instrumentista”.

Que “[a]precia esta Defensa, que si bien el Reglamento del Servicio de Quirófanos, efectivamente
contiene las disposiciones dictadas el 24 de febrero de 1965 por el extinto Ministerio de Sanidad
y Asistencia Social (hoy Ministerio del Poder Popular Para la Salud), en el presente caso,
resultaría inaplicable en el presente caso [sic], por cuanto los hechos que dieron origen a la
reclamación de la ciudadana Martha Coromoto Fiorita de Rojas, se relacionan con los eventos
ocurridos en la sala de terapia intensiva del hospital de Clínicas Caracas, cuando denuncia la
supuesta omisión de {su] defendido Dr. Alberto Salinas Karpel, por no haberse en su entender
trasladado oportunamente a reintervenir al paciente, Señor Pedro Pablo Rojas Velásquez y no
durante el acto quirúrgico como tal”. Por lo que reponer la causa, sería una reposición inútil en
perjuicio a la tutela judicial efectiva del ciudadano Alberto Salinas Karpel.

En relación “al cuestionamiento que se hace de la omisión de la Sala 3 de la Corte de


Apelaciones, en el sentido de no pronunciarse sobre la petición de ordenar el inicio de la
investigación por la supuesta pérdida de la historia clínica” alega que la apertura de un
investigación por la presunta comisión de un hecho punible, es potestad exclusiva del Ministerio
Público, por lo que pretender que esta acción fuera ejercida por la Sala 3 de la Corte de
Apelaciones de este Circuito Judicial Penal, (tal y como lo pretenden los accionantes), ésta,
estaría inmiscuyéndose y/o usurpando una función propia del Ministerio Público, único legitimado
y titular del ejercicio de la acción penal pública. Por lo que para [esa] Defensa, resulta irrelevante
tal planteamiento ya que en lo absoluto se afectan derechos fundamentales como pretenden los
demandantes porque la Sala 3 de la Corte de Apelaciones no ordenara una investigación”.

En consecuencia, solicitan se declare sin lugar la acción de amparo constitucional interpuesta.

V
MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

1.- Se denuncia que hubo inmotivación en la decisión por la contradicción existente tanto en la
consideración del Tribunal Trigésimo de Primera Instancia de Control como de la Sala 3 de la
Corte de Apelaciones, cuando afirman que no se evidencia qué elementos sirvieron de
fundamentos al Ministerio Público para acusar a uno sólo de los médicos o cuál fue la actividad
desplegada o que no desplegó para considerar que incurrió en negligencia médica, lo que
contrarían cuando previamente afirman la necesidad de la división de competencia y la
delimitación de la responsabilidad de los intervinientes en el acto médico para determinar el
principio penal de la responsabilidad individual. No obstante, expone que tanto en la acusación
como en la querella se estableció que la responsabilidad individual en casos de mala praxis
médica, venía determinada por el Reglamento de Quirófanos, el cual no fue evaluado por el
Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas, para decidir el asunto.

Al respecto, considera esta Sala que el requisito de la motivación del fallo se fundamenta en el
principio de legalidad de los actos jurisdiccionales. La tutela judicial efectiva requiere respuestas
de los órganos de Administración de Justicia, que estén afincadas en motivos razonables.

Sobre este tema, esta Sala Constitucional, en decisión n° 889 del 30 de mayo de 2008, caso:
Inversiones Hernández Borges C.A. (INHERBORCA) señaló, respecto de la necesidad de
motivación de la sentencia, lo siguiente:

“...la motivación del fallo debe estar constituida por las razones de hecho y de derecho que
expresan los jueces como fundamento de su dispositivo; las primeras están formadas por el
establecimiento de los hechos con ajustamiento a las pruebas que los demuestran y, las
segundas, por la aplicación a éstos de los preceptos y los principios doctrinarios atinentes; por
tanto, el vicio de inmotivación en el acto jurisdiccional consiste en la falta absoluta de
afincamientos, que es distinto de que los mismos sean escasos o exiguos, lo cual no debe
confundirse con la falta absoluta de motivación, que puede asumir varias modalidades: a) que la
sentencia no presente materialmente ningún razonamiento; b) que las razones que haya dado el
sentenciador no guarden relación alguna con la pretensión o la excepción, de modo que deben
tenerse por inexistentes jurídicamente; c) que los motivos se destruyan los unos a los otros por
contradicciones graves e irreconciliables y; d) que todos los motivos sean falsos…”.

De igual forma, en sentencia n° 1862 del 28 de noviembre de 2008, caso: Luis Francisco
Rodríguez, se estableció:

“…En criterio de esta Sala, la situación antes descrita constituye, a toda luces, un supuesto de
contradicción entre los fundamentos jurídicos que integran la justificación de la sentencia aquí
analizada, es decir, un vicio de motivación contradictoria, que surge cuando dichos fundamentos
o motivos se destruyen unos a otros por contradicciones graves o inconciliables, generando así
una situación equiparable a la falta de fundamentos (inmotivación), todo lo cual ocasiona una
quiebra en el discurso lógico plasmado en la motivación de la sentencia, y que por ende,
destruye la coherencia interna de ésta.

A mayor abundamiento, la coherencia interna que debe tener toda sentencia, exige que el Juez
impida la existencia de vicios lógicos del discurso, lo cual comprende lo siguiente: a) La
necesidad de que, al ser contrastadas o comparadas globalmente todas las argumentaciones
expuestas en la motivación, no sea observable disonancia alguna entre aquéllas; y b) La
exigencia de que no existan errores lógicos derivados simplemente de una concreta
argumentación efectuada por el juzgador. De cara al primer requisito, cuando el mismo no es
cumplido, se produce la denominada incoherencia intracontextual, o incoherencia del conjunto o
contexto de la motivación, siendo que en este caso el vicio lógico se pone de manifiesto al
comparar y contrastar la contradicción existente entre los diversos argumentos que conforman
una misma justificación. Ahora bien, y tal como lo afirma TARUFFO, citado por COLOMER
HERNÁNDEZ, en puridad sólo se producirá una motivación contradictoria cuando exista un
contraste lógico radical entre las argumentaciones, de manera que éstas se anulen
respectivamente y resulte en consecuencia imposible delimitar la ratio decidendi del juicio
(COLOMER HERNÁNDEZ, Ignacio. La motivación de las sentencias: sus exigencias
constitucionales y legales. Editorial tirant lo blanch - Universidad Carlos III de Madrid. Valencia,
2003, p. 295)”.
Así las cosas, esta Sala Constitucional del análisis de las sentencias considera que tanto el
pronunciamiento del Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control, como la
Sala 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas,
resultaron lesivos a los derechos constitucionales de la víctima hoy accionante, ya que
efectivamente está viciado de inmotivación y resulta a todas luces contradictorio, estimar por una
parte, que visto: (i) que la intervención quirúrgica fue realizada por tres (3) médicos; que al
trasladar al paciente a la habitación, quedó a cargo de una médico de guardia; y al presentar
desmejora se trasladó a cuidados intensivos quedando a disposición de los especialistas
intensivistas, lo que impone una división de trabajo en la actividad médico quirúrgica,
consecuencias del progreso técnico de la medicina con la consiguiente proliferación de
especialidades; que exige la necesidad de delimitar la responsabilidad en la que puedan incurrir
los sanitarios intervinientes en la actividad medico quirúrgica para así respetar el principio penal
de la responsabilidad individual para cada uno de los médicos y auxiliares en relación con los
cometidos y atribuciones que le son propias; y por otra, declarar el sobreseimiento en base a: (ii)
que de los fundamentos enunciados de la imputación del escrito acusatorio, el Ministerio Público
no indicó cuáles fueron las razones para imputar a uno solo de los médicos, el Dr. Salinas, y cuál
fue la actividad desplegada o que no desplegó el referido especialista para considerar que
incurrió en negligencia médica, tomando en cuenta que todos los médicos cumplieron con las
reglas establecidas.

Ambos considerandos resultan excluyentes, ya que se está descartando la presunta


responsabilidad del Dr. Alberto Salinas Karpel, que motivó la acusación presentada por el
Ministerio Público, porque no se acusó al resto de los médicos que intervinieron o porque no se
indicaron las razones por las cuales sujetos indeterminados no tendrían responsabilidad penal (lo
cual además de ser impertinente y carecer de sustento legal es de imposible cumplimiento toda
vez que no se indica quién más pudiera tener responsabilidad en este caso), cuando previamente
estimó necesario cumplir con el principio de responsabilidad individual, es decir, desestimó una
acusación porque no se acusó al conjunto de médicos, siendo esa una potestad del Ministerio
Público y no del juez.

De acuerdo con la doctrina y la jurisprudencia que fueron citadas, así como de los argumentos
expuestos esta Sala Constitucional verifica que la sentencia accionada al hacer suyos sin ninguna
valoración (a pesar de haber sido objetados) los motivos en los que se fundamentó el
sobreseimiento, lesionó los derechos a la tutela judicial efectiva, a la defensa y el debido proceso
de la accionante en amparo, cuando dictó una sentencia que se contraría en sus motivos y, por
ende, resultó inmotivada. Así se declara.

2.- En otro sentido, se denuncia, además, que la Corte de Apelaciones omitió pronunciamiento
respecto al alegato expreso contenido en su escrito de apelación de que el Tribunal Trigésimo de
Primera Instancia en Funciones de Control no aplicó el Reglamento de Quirófanos, para
determinar la responsabilidad individual, ni respecto a la denuncia del extravió de la historia
clínica.

2.1. En cuanto a la omisión de resolver el alegato de la omisión del Tribunal Trigésimo de


Primera Instancia en Funciones de Control, de aplicar el Reglamento de Quirófanos, el cual,
según se alega, era determinante para demostrar la responsabilidad individual del imputado, esta
Sala ha sostenido que toda decisión judicial debe atenerse a lo alegado y probado en autos, y es
en la motivación de la misma de donde se puede verificar si se apreciaron o no los argumentos
de hecho y de derecho alegados por las partes, ya que si bien es cierto que la procedencia de
una pretensión no requiere el análisis exhaustivo de cada alegato, debe destacarse que si éstos
son relevantes para las resultas del proceso, debe procederse a su apreciación, en aras de la
congruencia de la decisión de que se trate [Cfr. Sentencias núms. SC 1516 del 8 de agosto del
2006, caso: Eleoriente; 1120 del 10 de julio del 2008, caso: Italcambio C.A., entre otras].
De allí que, se insiste en la necesidad de que los jueces, en sus fallos judiciales, resuelvan todos
los puntos formulados en la causa, siempre y cuando resulten necesarios e indispensables para
las resultas del proceso, aun cuando previamente se haya determinado la procedencia de la
pretensión y éstos puedan generar un cambio en el animus decidendi del juez; salvo que sean
elementos que no pueden modificar el destino de la decisión jurisdiccional.

Ahora bien, sobre la omisión de pronunciamiento esta Sala mediante sentencia n° 2465 del 15 de
octubre de 2002, caso: José Pascual Medina Chacón y otro, estableció que:

“…esta Sala estima que en el caso de autos se ha denunciado la violación del derecho al debido
proceso y al derecho a la tutela judicial efectiva, por ‘omisión injustificada’, en los términos a que
hace alusión el numeral 8 del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, del análisis de una prueba que a juicio de la accionante es ‘fundamental, decisiva,
veraz y pertinente para la solución de la controversia planteada’. Conviene entonces señalar que
la tendencia jurisprudencial y doctrinaria contemporánea en materia constitucional, es considerar
la violación del derecho a la tutela judicial efectiva por lo que se denomina como ‘incongruencia
omisiva’ del fallo sujeto a impugnación. La jurisprudencia ha entendido por ‘incongruencia
omisiva’ como el ‘desajuste entre el fallo judicial y los términos en que las partes formularon sus
pretensiones, concediendo más o menos o cosas distinta de lo pedido, (que) puede entrañar una
vulneración del principio de contradicción, lesivo al derecho a la tutela judicial efectiva, siempre y
cuando la desviación sea de tal naturaleza que suponga una sustancial modificación de los
términos en que discurrió la controversia’ (sentencia del Tribunal Constitucional Español
187/2000 del 10 de julio). Para este Supremo Tribunal, la incongruencia omisiva de un fallo
impugnado a través de la acción de amparo constitucional, debe ser precedida de un análisis
pormenorizado y caso por caso de los términos en que ha sido planteada la controversia, a los
fines de constatar que la cuestión que se dice imprejuzgada fue efectivamente planteada.
Constatada la omisión de juzgamiento, debe precisarse si era el momento oportuno para que ese
juzgado se pronunciase sobre tal alegato. Pero no toda omisión debe entenderse como violatoria
del derecho a la tutela judicial efectiva, sino aquella que se refiere a la pretensión de la parte en
el juicio y no sobre meros alegatos en defensa de esas mismas pretensiones, puesto que estas
últimas no requieren un pronunciamiento tan minucioso como las primeras y no imponen los
límites de la controversia, ello en consonancia con lo preceptuado en el numeral 8 del artículo 49
de la vigente Constitución que exige una ‘omisión injustificada’. Finalmente, debe analizarse si la
omisión fue desestimada tácitamente o pueda deducirse del conjunto de razonamientos de la
decisión, pues ello equivaldría a la no vulneración del derecho reclamado…”.

En tal sentido, a criterio de esta Sala, de acuerdo a los fallos parcialmente transcritos, y de la
revisión de las actas que conforman la presente causa, así como del análisis de la sentencia
accionada en amparo, se aprecia, que, en efecto, la recurrente en apelación y hoy accionante en
amparo, entre los argumentos contentivos de su recurso de apelación, expuso que “se evidencia
que el Juez de Mérito en franca rebeldía con las disposiciones jurisprudenciales establecidas por
el Tribunal Supremo de Justicia, deja de analizar el Reglamento de Quirófanos elemento
necesario para poder decidir en los casos de mala praxis médica; según este criterio sustentado,
tal comisión trajo como consecuencia incidencias sobre el fallo cuestionado; ya que de haberse
analizado el reglamento en cuestión; el juez de la recurrida hubiera podido apreciar de donde
partió la responsabilidad individual del ciudadano ALBERTO SALINAS KARPEL en el presente
caso”.
Al respecto, se evidencia de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas, no realizó consideración ni pronunciamiento alguno respecto al alegato
de que el Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control, no aplicó el
Reglamento de Quirófanos para determinar la presunta responsabilidad individual del imputado,
considerado esencial y relevante para la parte recurrente, para modificar, a su juicio, la decisión
que estaba siendo objetada a través de la apelación; de allí pues, que el fallo delatado como
violatorio de los derechos constitucionales incurrió efectivamente en el vicio de incongruencia
omisiva. Así se decide.

2.2. Respecto al extravío de la historia clínica, la Sala estima pertinente verificar el sustento de la
denuncia expuesta sobre la real consignación de la historia clínica ante el Tribunal de Control,
como se afirma, y la presunta omisión de la Corte de Apelaciones de emitir pronunciamiento
respecto al hecho denunciado de la pérdida de dicho medio de prueba. Al respecto, la Sala al
analizar detalladamente las actas contenidas en el expediente observa:

a.- Consta en actas (Anexo 2 y 3) oficio n° FMP-56°-AMC-1085-08 del 17 de septiembre de 2008,


suscrito por la Fiscal Quincuagésima Sexta del Ministerio Público del Área Metropolitana de
Caracas, y recibido el 22 de septiembre de 2008, por el Tribunal Noveno de Primera Instancia en
Funciones de Control del mismo Circuito Judicial Penal (el cual tramitó primigeniamente la causa
penal), anexo al cual se remitió el escrito de acusación formal, y “treinta y un (31) folios útiles,
medios de prueba, relacionados con la presente causa, de la misma forma le remite constante de
quinientos noventa y un (591) folios útiles Informe Médico de la Víctima”.

b.- Consta en actas (Anexo 3) el escrito de acusación en el cual se evidencia como parte de los
“FUNDAMENTOS DE LA IMPUTACIÓN”, entre otros:

“[...]

10° Historia Médica del paciente PEDRO PABLO ROJAS VELÁSQUEZ [...], con tratamientos,
ordenes médicas, de laboratorio, enfermería y otros estudios realizados durante su permanencia
en el Hospital [...] en quinientos SESENTA Y OCHO (568) folios útiles, remitida por la Dirección
Médica del Hospital de Clínicas Caracas, según oficio Nro. DM-2007-653 de fecha 10 de octubre
de 2007 y firmado por si Directora, Dra. FLOR ELENA SAYAGO.

11° Reconocimiento Médico Legal [...]

12° Resultado de Exámenes de Laboratorio [...]

13° Resultado de la Evaluación PRE-OPERATORIA [...]

14° Historia Clínica Pre-operatoria Nro. 5374, elaborada por el Dr. ALBERTO SALINAS KARPEL
[...].

Asimismo, se observa que los fundamentos señalados como 10°, 13° y 14°, fueron ofrecidos en
el mismo escrito de acusación como elemento probatorio del juicio oral y señalado como puntos
1 °, 4 ° y 5 °, respectivamente.
c.- Consta en actas (Anexo 5 - Pieza 3), la decisión dictada, el 28 de octubre de 2009, por el
Tribunal Trigésimo (30°) de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal
del Área Metropolitana de Caracas, la cual respecto a los medios de pruebas ofrecidos expuso:

“Fueron promovidos quince (15) fundamentos de la imputación de los cuales no fueron


consignados el signado bajo el N° 13, el cual es la evaluación pre-operatoria y el n° 14, la
Historia Clínica del Dr. Salinas. tal [sic] como se evidencia en la primera pieza del expediente
donde no constan hasta el auto dictado por el Juzgado Noveno de Primera Instancia en lo Penal
en Funciones de Control de este Circuito Judicial; posteriormente se puede observar al folio 198 y
siguientes copia simple de Informe médico, el cual se presume es el fundamento N° 14 y de la
evaluación pre-operatoria que se presume que es el fundamento N° 13 que riela a una segunda
pieza acumulada al Expediente en fecha 09 de octubre de 2008. No consta en el expediente la
Historia Clínica del paciente firmada por la Dra. Sayago”.

d.- Consta en actas (Anexo 5 - Pieza 3), escrito de apelación de la accionante en la cual
denuncia ante la Corte de Apelaciones que “el Juez de Mérito decidió un caso de Mala Praxis
Médica, sin analizar en modo alguno ‘LA HISTORIA CLÍNICA’ elemento éste que hace posible el
análisis general de la conducta del acusado de autos [...]. En el mismo orden de ideas, cabe
destacar que la historia clínica fue enviada a la sede del Órgano de Control dentro de la
oportunidad legal desconociendo esta representación el paradero del referido medio de prueba
hasta la presente fecha POR LO QUE SOLICITAMOS DE ESA HONORABLE CORTE SE ORDENE LO
PERTINENTE A LOS FINES DE QUE SE APERTURE LA CORRESPONDIENTE AVERIGUACIÓN
PENAL”.

e.- Consta en actas (Anexo 5 - Pieza 3), el acta de audiencia celebrada el 21 de enero de 2010,
por la Sala 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de
Caracas, con ocasión al recurso de apelación, en la cual dijo:

“...Dr. José Díaz, Indique por qué al momento de celebrar la segunda audiencia Preliminar Ud
denuncia extravió [sic] de la Historia Clíni ca? Contestó: La Historia Clínica estaba en el
expediente, pero cuando fue distribuido por segunda vez, no ingresó al tribunal de la recurrida,
conforme a la revisión de los folios del expediente. Con dicha respuesta estuvieron contestes las
partes. Se le pregunta al Ministerio Público, explique a la Sala que realizó el Ministerio Público al
percatarse de la ausencia de la Historia Clínica en el Tribunal de Control? Contestó: no denunció
nada fue consignada ante esta Sala de Apelaciones a los fines de su observación. No quedó
constancia de haberse planteado alguna incidencia en la audiencia por la falta de la Historia
Clínica [...]. La Sala de conformidad con lo establecido en el artículo 456 del Código Orgánico
Procesal Penal, se reserva dicho lapso para emitir el pronunciamiento respectivo. Es todo [...]”.

De lo anterior se desprende que sí existen fundados elementos que sustentan la denuncia del
extravío de la historia clínica, el cual fue manifestado por la representación de la víctima ante la
Sala 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, y
que fue del conocimiento y objeto de discusión en audiencia por dicha alzada; no obstante, de la
decisión accionada, dictada el 23 de abril de 2010, pese a que se dejó constancia con la
transcripción de los fundamentos de la apelación del hecho, no consta que al respecto se haya
emitido consideración alguna en la motiva de la misma.

Lo anterior conllevó a que la Sala 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas haya omitido pronunciarse respecto al argumento, también expuesto,
de que el Juez Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control acordó el sobreseimiento
sin analizar los elementos de prueba contenidos en la historia clínica, fundamentales para las
partes, según se alega, para presuntamente demostrar la veracidad del supuesto delito a que se
hace referencia tanto en la acusación como en la querella.

Así pues, congruente con la doctrina establecida en sentencia n° 2465 del 15 de octubre de
2002, caso: José Pascual Medina Chacón y otro, antes citada se evidencia que la Sala 3 de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, incurrió a este
respecto, también de manera injustificada, en el vicio de incongruencia omisiva, lo que determinó
la violación de los derechos constitucionales a la defensa, al debido proceso y a la tutela judicial
efectiva, de la ciudadana Martha Fiorita de Rojas. Así se declara.

En consonancia con lo anterior, esta Sala vista la omisión delatada por la Sala 3 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, y su inactividad ante la
denuncia expuesta de la pérdida de la historia clínica, estima que faltó al deber como rector del
proceso de tomar los correctivos necesarios para solventar la irregularidad evidenciada y que fue
elevada a su conocimiento en el recurso de apelación, y garantizar la rectitud y transparencia del
proceso, dando parte al Ministerio Público para que se aperturara la respectiva investigación,
ante la presunción de un ilícito penal, y ordenar al tribunal donde se originó la irregularidad que
realizara la reconstrucción de la pieza del expediente.

Por tanto, esta Sala Constitucional desaprueba la indiferente actuación de la Sala 3 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, y ratifica lo dicho en
sentencia n° 1027 del 26 de mayo de 2005, caso: Ana Elizabeth Saume de Villalobos, en un caso
similar de la pérdida de un expediente, donde se expuso que “[e]sta gravísima situación fáctica,
no sólo ocasiona una flagrante violación de los derechos constitucionales de todas las partes
involucradas, sino que además, empaña la imagen del Poder Judicial como máximo órgano de
administración de justicia y constituye un hecho preocupante que esta Sala no puede dejar de
condenar enérgicamente”.

3.- En cuanto a la denuncia expuesta por la representación del Ministerio Público ante esta Sala y
que, además, fue plateada tanto por el Ministerio Público como por la accionante de autos, en su
recurso de apelación, de que el juez a cargo del Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en
Funciones de Control, se subrogó en las atribuciones propias que corresponden al juez de juicio,
por cuanto realizó la valoración adelantada de los elementos de prueba ofrecidos para el
desarrollo del debate, vicio en el que, según se alega, también incurrió la Sala 3 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, al adentrarse en
consideraciones de fondo sobre la participación del imputado en el hecho, cuya causa dan por
concluida mediante el sobreseimiento.

La Sala 3 de la Corte de Apelaciones, concluyó que la denuncia de que el a quo incurrió en


valoración de fondo, era infundada ya que “se evidencia el ejercicio mental, análisis y
ponderación que hizo el Juez Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control, para
arribar a la conclusión, que de acuerdo a los elementos de convicción ofrecidos por el Ministerio
Público y los aspirantes a querellantes o acusadores particulares, no es procedente dictar el Auto
de Apertura a Juicio, por cuanto no se vislumbra un pronóstico de condena del ciudadano
ALBERTO SALINAS KARPEL, en un juicio oral y público, por lo que de acuerdo a ese análisis y
ejercicio mental realizado por el a-quo, lo procedente en derecho, fue declarar el sobreseimiento
de la causa de conformidad con lo previsto en el ordinal 1 del artículo 318 del Código Orgánico
Procesal Penal, toda vez que de ellos se evidencia la participación de diferentes profesionales de
la medicina, quienes unos más y otros menos, participaron en la atención, intervención quirúrgica
y cuidados de la salud del paciente Pedro Pablo Rojas, sin que de los referidos elementos de
convicción se permita vislumbrar la conducta o actividad negligente o con impericia de parte del
acusado, por la cual se pudiese establecer su responsabilidad en la comisión del delito de
lesiones personales culposas gravísimas, como lo pretenden los acusadores tanto público como
privado”.

Observa la Sala de la decisión dictada por la Sala 3 de la Corte de Apelaciones, que entre los
considerandos del Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control, citado en
parte en la motiva del fallo accionado, una valoración del resultado del reconocimiento médico
legal suscrito por el experto Sinuhe Villalobos adscrito al Cuerpo de Investigaciones Científicas,
Penales y Criminalísticas, que no se puede pasar por alto, que es del siguiente tenor:

“En cuanto al resultado del reconocimiento Médico legal suscrito por el experto Sinuhe Villalobos
adscrito a la Policía Científica, causa sorpresa, el comentario plasmado en dicho reconocimiento,
ya que su función es realizar la descripción de las lesiones sufridas, no emitiendo opiniones
personales, y en la presente experticia se observa que el mismo, se extralimitó de sus funciones
al emitir opiniones de cómo debió ser asistido el paciente Pedro Rojas, viciando el referido
resultado de subjetividad, y por ende poniendo en duda su credibilidad ya que habla e [sic] la
hemoglobina que tenía el paciente a las 8:00 de la noche del día 28 y no de la hemoglobina que
tenía el paciente al instante que le dio el paro respiratorio es decir al día siguiente, por lo tanto,
surge la duda, de su comentario sobre la necesidad de intervenirlo quirúrgicamente si el paciente
había pasado la noche totalmente estable...’”.

Ahora bien, es pertinente recordar que el órgano jurisdiccional durante la fase intermedia sólo
puede ejercer el control judicial sobre los medios probatorios verificando cada una de las
probanzas señaladas por las partes, lo cual, necesariamente, supone que consten por escrito
(como en el caso de las experticias) porque de ellas depende el análisis para la admisión o no de
la acusación, la resolución sobre los planteamientos de todos los intervinientes en el proceso, así
como la pertinencia y necesidad de cada uno de esos medios probatorios.

Asimismo, las cuestiones de fondo que evidentemente ameriten un debate probatorio, lo que
generalmente se asocia a la complejidad del asunto, a la imposibilidad de descartar la
responsabilidad penal de forma incontrovertible y, en fin a la insoslayable necesidad de efectuar
el juicio, sólo podrán ser objeto de análisis en la fase de juicio, dado que es en ella donde se
manifiestan los principios de inmediación, concentración, contradicción y oralidad que informan el
proceso penal venezolano, toda vez que es la fase natural del proceso para el análisis de
pruebas, juicios de valor y cualquier otro análisis o planteamiento sobre el fondo de la
controversia, no siendo ello posible en la fase intermedia; pues ello implicaría desnaturalizar los
fines de esta etapa procesal.

Por ello, en la etapa intermedia del proceso, no es posible plantear cuestiones propias del juicio
oral, porque para ello se requiere el cumplimiento de la fase contradictoria (celebración de juicio
oral y público) para que de esta manera las partes tengan el control pleno de las pruebas.

Esta Sala ha señalado, en sentencia n° 689 del 29 de abril de 2005, caso: Renny Alberto Mas Y
Rubí, que “el Juez de Control posee la facultad para determinar la pertinencia de las pruebas
ofrecidas para el juicio oral, bajo cuya soberanía el Juez de instancia del caso bajo estudio, una
vez analizada la prueba determinó que la misma era impertinente, resultando necesario destacar
al respecto que la doctrina jurisprudencial que postula la prohibición ordinaria del Juez
constitucional, al conocer de una acción de amparo planteada con base en el artículo 27 de la
Constitución, de intervenir o enjuiciar la razonabilidad de la interpretación, valoración y aplicación
de los argumentos y pruebas que hayan efectuado los órganos judiciales en cualquiera de las
instancias del proceso al dictar los actos judiciales accionados por presuntas lesiones a derechos
o garantías constitucionales, por implicar ello, tal y como en reiteradas oportunidades ha
señalado esta Sala (Vid. Sentencia N° 2.128 del 29 de agosto de 2002), una subversión de las
vías procesales que el ordenamiento contempla para la solución de las controversias jurídicas, y
una eventual invasión de las competencias naturales de los distintos órdenes judiciales investidos
de jurisdicción para dirimir en forma definitiva las pretensiones sometidas a su consideración, al
procurar convertir la vía del amparo en una tercera instancia para dirimir la controversia”.

Como excepción a lo expuesto, esta Sala en el mismo fallo señaló que “salvo que el tratamiento
que se le de a la prueba promovida implique un abuso de derecho, la valoración de la prueba
resulte claramente errónea o arbitraria o cuando se haya dejado de valorar, sin justificación
alguna, una prueba determinante para la resolución de la causa”.

Así pues, considera esta Sala que el Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de
Control consideró, aparte de la experticia médico forense, una serie de planteamientos de fondo
promovidas por el Ministerio Público en la acusación que inexorablemente la conllevaron a
plantearse cuestiones propias del juicio oral y público, emitiendo, en consecuencia, juicios de
valor que no corresponden a esa fase intermedia por mandato legal expreso.

En tal sentido, los vicios en los que incurrió el Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en
Funciones de Control, al no ser advertidos, sino repetidos por la Sala 3 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, fueron convalidados, lo
que vulneró principios fundamentales al debido proceso, relativos al derecho a la defensa y a la
tutela judicial efectiva, dispuestos en los artículos 49, numeral 1, y 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, de la ciudadana Martha Fiorita de Rojas.

En consideración a todo lo expuesto, esta Sala Constitucional declara con lugar la acción de
amparo constitucional interpuesta por los abogados los abogados José R. Díaz y Florencio Pérez,
actuando en su condición de apoderados judiciales de la ciudadana Martha Fiorita de Rojas, en
consecuencia, se anula la decisión dictada, el 23 de abril de 2010, por la Sala n° 3 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que declaró sin lugar el
recurso de apelación y confirmó el sobreseimiento decretado en el fallo dictado el 23 de octubre
de 2009, y motivada en extenso el 28 de ese mes y año, por el Tribunal Trigésimo de Primera
Instancia en Funciones de Control del mismo Circuito Judicial Penal, a favor del ciudadano
Alberto Salinas Karpel, y se repone la causa al estado de que otra Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, se pronuncie nuevamente sobre el
recurso de apelación interpuesto por la victima-querellante (hoy accionante) y el Ministerio
Público, contra la mencionada decisión del Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en Funciones
de Control, con prescindencia de las lesiones constitucionales evidenciadas en el presente caso.
Así finalmente se declara.

IV
DECISIÓN

Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional,
administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la ley declara:

PRIMERO: CON LUGAR la acción de amparo constitucional interpuesta por los abogados los
abogados José R. Díaz y Florencio Pérez, actuando en su condición de apoderados judiciales de la
ciudadana Martha Fiorita de Rojas, contra la decisión dictada, el 23 de abril de 2010, por la Sala
n° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que
declaró sin lugar el recurso de apelación y confirmó el sobreseimiento decretado en el fallo
dictado el 23 de octubre de 2009, y motivada en extenso el 28 de ese mes y año, por el Tribunal
Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control del mismo Circuito Judicial Penal, a favor
del ciudadano Alberto Salinas Karpel.
SEGUNDO: ANULA la decisión dictada, el 23 de abril de 2010, por la Sala n° 3 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas.

TERCERO: REPONE la causa al estado de que otra Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal del Área Metropolitana de Caracas, se pronuncie nuevamente sobre el recurso de apelación
interpuesto por la victima-querellante hoy accionante y el Ministerio Público, contra la
mencionada decisión dictada, el 23 de octubre de 2009, y motivada en extenso el 28 de ese mes
y año, por el Tribunal Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control, recaída en la
causa n° 30C-14.707-09, con prescindencia de las lesiones constitucionales evidenciadas en el
presente caso.

CUARTO: ORDENA la remisión de copia certificada del presente fallo a la Inspectoría General de
Tribunales para que abra las investigaciones correspondientes y adopte las sanciones a que
hubiere lugar.

Publíquese, regístrese y notifíquese. Devuélvase el expediente remitido en original al Tribunal


Trigésimo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caraca, tribunal de origen.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas a los 30 días del mes de noviembre del año dos mil once. Años: 201º de
la Independencia y 152º de la Federación.

La Presidenta,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO

El Vicepresidente,

FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ

Ponente

Los Magistrados,
MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER

GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

FACL/

EXP. n° 10-1056

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