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La geometría y los números clave no son los mismos en una catedral gótica que en un templo
griego, sin embargo la intención de los que los diseñaron era idéntica. Algunas de las leyes de
armonía empleadas, como las que se incorporaron a las catedrales góticas, eran en realidad
dimensiones derivadas de fuentes bíblicas. El propósito específico de las proporciones era,
nada más y nada menos, que el de acercar a Dios a los seres humanos. Las catedrales como las
de Milán, Chartres y San Pablo, en Londres, fueron construidas con medidas geométricas y
números significativos.
Los antiguos monumentos megalíticos, como Stonehenge, muestran cómo tanto la geometría
de los cielos como las unidades sagradas de medición se han aplicado a la construcción de
algunos de los templos más impresionantes que ha levantado el hombre.
La concepción popular acerca de los emplazamientos megalíticos, de los que existen miles
repartidos por toda Europa, ha cambiado con el paso del tiempo. Al principio, los granjeros los
consideraban un estorbo; los románticos los vieron como templos druídicos, y en tiempos
modernos algunos los consideran sofisticados observatorios e incluso presagios de fenómenos
celestiales.
El doctor John Dee, uno de los primeros en apoyar la restauración de los monumentos
megalíticos, fue también una figura crucial al traducir los textos de Euclides al inglés y
promover el estudio geométrico de la óptica, que ayudó a desarrollar la representación
artística de la perspectiva.
Los antiguos egipcios y griegos no albergaban ninguna duda en el hecho de que, al construir
un templo, las medidas tenían que ser consistentes unas con otras; a menudo se trataba
de medidas en números redondos, como cien pasos griegos, o submúltiplos regulares de
nueve. También era muy importante el volumen del espacio encerrado en él.
Los escritos del romano Vitruvio, que contenían estas tradiciones constructivas, influyeron en
el auge renacentista de la construcción. A su vez, estas ideas fueron transmitidas por
arquitectos como Paladio, que inspiraron a toda una generación de arquitectos ingleses que
produjo edificios preciosos como Chiswick House.
Generalmente el engaño consiste en hacer creer que todos los vértices coinciden. En muchas
ocasiones –por supuesto, no todas- en realidad, la mayor parte de ellos recaen en puntos de
muy poca o ninguna importancia. En dichas interpretaciones, quitando algunos puntos
iniciales, el resto de la geometría no tiene ninguna conexión con la estructura que se pretende
interpretar.