Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
El café ha sido de valiosa importancia para la economía venezolana, en sus inicios ayudó
a incrementar los ingresos nacionales gracias a la demanda del producto. Venezuela fue
un gran exportador de café y cacao durante los primeros años del siglo pasado, marcando
una pauta especial gracias a su calidad de renombre internacional. Sin embargo con el
proceso petrolero poco a poco fue reduciendo su área de siembra.
Hasta 1895 Venezuela ocupaba el tercer lugar entre los mayores productores mundiales
de café, seguido por Brasil y las Indias Holandesas. Para ese momento, el país producía
entre el 6,5 y el 6,7 por ciento de la producción mundial, y entre el 15 y el 16 por ciento del
total mundial de los cafés suaves. Al año siguiente, en 1896, Venezuela se convirtió en el
segundo productor mundial y en el primero entre los grandes productores mundiales de
café suave. Después vino el descenso en caída libre: en 1920 descendió al tercer lugar,
en 1925 al cuarto, en 1931 al quinto, en 1932 al sexto, en 1933 al octavo. En 1979, y así
fue durante todo el quinquenio 1979-1984, Venezuela incumplió la cuota de exportación
que la Organización Internacional del Café (OIC) le había asignado. Las escasas
estadísticas disponibles, muchas de ellas no comparables entre sí, evidencian claramente
el estado de debilidad de la economía cafetalera nacional.
Hoy en día, el gobierno Venezolano exporta su producción de café a los países árabes y
euroasiáticos, con la finalidad de convertirse en una potencia en el rubro del café; además
de convertirlo en una alternativa rentable de vida para los caficultores y un producto de
consumo y disfrute para los venezolanos.
El cultivo del café se extiende en casi toda Venezuela. Los principales Estados
productores de café son: Lara, Portuguesa, Táchira, Mérida, Trujillo, Monagas, Sucre,
Yaracuy. Biscucuy es el primer productor nacional de café, luego le sigue Rubio, Guárico,
Chabasquén, Boconó y Ospino.
Cupo en suerte a las ubérrimas tierras adyacentes al caudaloso Orinoco, recibir en sus
entrañas calientes las primeras semillas de café introducidas en Venezuela, por los
Misioneros Castellanos, allá por los años 1730 a 1732. Se cree que fue el misionero José
Gumilla, autor del "Orinoco Ilustrado y Defendido" quien introdujo y sembró las primeras
semillas en terrenos de su misión, cuando afirma: "El café, fruto tan apreciable, yo mismo
hice la prueba, lo sembré, y a propósito para dar cosechas de este fruto". Fue más tarde,
por los años 1783 a 84, que se hizo la primera plantación de café en los jardines de la
Aldea de Chacao, en la célebre hacienda "La Floresta", que hoy lleva aún este nombre;
Blandín, hoy Country Club y San Felipe, hoy Urbanización La Castellana.
Fue el presbítero Pedro Ramón Palacios y Sojo, quien en compañía del Presbítero García
Mohedano, fundó la primera plantación de café en Venezuela y la primera escuela de
música, pues amaban tanto a ésta como a la naturaleza. En efecto, por una de aquellas
casualidades, como en el caso de la denominación de América para este Continente, en
honor de aquel Américo Vespucio que fue de escasa figuración en el descubrimiento de
América, se atribuye solo al Presbítero Antonio José García Mohedano, la primera
siembra comercial de café en Venezuela, cuando tanto éste, como el Presbítero Palacios
y Sojo tuvieron igual participación en el memorable hecho, así fue como en el año 1799,
poco antes de morir el Padre Palacios, deja herederos universal de sus bienes a la
Congregación de Padres Neristas y por Administrador de su hacienda a Don Martín Tovar
Ponte. Fue, pues, en la hacienda de propiedad del Presbítero Palacios y Sojo, en donde
sembraron los primeros cafetos en escala comercial y fue igualmente allí en donde se
celebró la degustó de la primera taza de café, preparada con los primeros frutos
cosechados en la plantación nombrada, acto que fue amenizado con partituras de Mozart
Pleyel y Haydh, fiesta bellamente descrita por Arístides Rojas y Luis Correa, a quien
tantas páginas memorables debe Venezuela.
Venezuela fue un gran exportador de café y cacao durante los primeros años del Siglo
pasado marcando una pauta especial gracias a su calidad de renombre internacional,
luego con el proceso petrolero poco a poco fue reduciendo su área de siembra, sin
embargo y a pesar de tantas dificultades, el café representa un rubro muy valioso para la
economía primaria de miles de caficultores que viven gracias al cultivo del café
El primer cafeto llegó a Venezuela, sembrado por misiones españoles asentadas en la
cuenca del río Caroní en 1730, traído desde Brasil, a donde había llegado a su vez desde
Surinam o Cayena. Allí lo recibieron, asimismo, de Martinica y Guadalupe. El café, bebida
muy relevante en el cambio de las condiciones de vida de los pueblos y como producto de
exportación paso a ser fundamental integrante.
El cultivo del café se extendió a San Antonio, Las Minas y los valles de Aragua a partir de
1784, pasando luego a las provincias de Carabobo y Barcelona. En 1776 se observaron
cultivos en Cumaná y Río Caribe. En 1780 el cultivo se extendió al occidente,
difundiéndose en tierras andinas: en Mérida, donde a pesar de una temprana
introducción, probablemente antes de 1777, comenzaron a fundarse plantaciones
después de la Guerra de Independencia; en Táchira, gracias a la iniciativa de Gervasio
Rubio, quien lo introdujo en 1794 a la hacienda La Yegüera, en las inmediaciones de la
población que más tarde, en 1855, sería llamada Rubio; en Trujillo, probablemente
introducido por Francisco de Labastida en 1801, y siguiendo por los Andes tachirenses, el
cafeto continuó su viaje hasta Colombia, penetrando por Cúcuta y Salvador de las
Palmas. Hacia 1809, según José Domingo Rus, en su descripción geográfica de la
provincia de Maracaibo, en Mérida abundaba el café, en Táchira se daba mucho, y en
Trujillo ya había algún café. Poco a poco el café fue desplazando al cacao como el
principal rubro de exportación de la economía venezolana. El cacao, que había reinado
casi solitario en la escena económica nacional entre la segunda mitad del siglo XVII y la
primera mitad del siglo XVIII, declina visiblemente en su predominio desde principios del
XIX. Hacia 1830, la sustitución del cacao por el café ya es un hecho que se expresa por
un doble desplazamiento: el del cacao, que se traslada desde el centro al occidente y,
particularmente, al oriente del país, convirtiendo a Carúpano en el principal puerto de
exportación de cacao en Venezuela y en una de las plazas comerciales más importantes
del país; y el del café, del centro a los Andes, valorizando a las laderas, dinamizando
económica y políticamente a las tierras andinas, especialmente al Táchira, y dando un
enorme impulso al puerto de Maracaibo, que actuaba como la salida natural de las
exportaciones cafetaleras de la región andina y del departamento colombiano del Norte de
Santander. La expansión del cultivo del café en Venezuela se inscribe dentro de un
escenario de grandes cambios en la producción y en el consumo. Desde inicios del siglo
XIX el consumo mundial de café se había incrementado rápidamente, especialmente en
Estados Unidos, que importaba a principios del siglo unos 100.000 sacos anuales, menos
del 10% de consumo mundial, elevándose al 30% entre 1855-1859 y al 40% entre 1880-
1890. Notables crecimientos del consumo también se observaban en Alemania y Francia.
El desarrollo de la agricultura andina tuvo una enorme repercusión económica y política
en el país: incorporó a la producción tierras hasta ese momento inexplotadas de la zona
montañosa del nor-occidente, reforzó la pequeña propiedad agrícola andina, dinamizó una
región deprimida, estimuló los flujos importadores de Colombia, incorporó al Táchira al
escenario político venezolano, fortaleció la red urbana andina e indujo cambios en las
formas de vida. Y dinamizó igualmente a la región zuliana, especialmente a Maracaibo.
Hacia 1841 vivían en Maracaibo unos 60 comerciantes alemanes. Algunos se dedicaban
a la explotación y comercio de la madera. Y otros a la exportación de café, de la que
fueron casi pioneros, junto con otras casas comerciales extranjeras, como las italianas
Riboli y Abbo. Hacia 1870 las firmas alemanas Minlos, Breuer (más tarde, en 1896
Breuer, Möller y Co.), Steinvorth; Van Dissel Thies (luego Van Dissel Rode), Blohm,
Schmilinski, Feuner, etc., controlaban la exportación de café desde Maracaibo,
extendiendo sus redes comerciales por el estado Táchira, otros estados andinos, y hasta
Cúcuta y Bucaramanga. Desde sus casas centrales en Maracaibo, establecieron
sucursales en San Cristóbal, Rubio, Valera, Sabana de Mendoza, Motatán, etc. Pero no
sólo eran exportadores, sino también importadores, prestamistas, almacenadores,
transportistas, aseguradores, consignatarios, etc. A finales del siglo XIX, según Herwig, el
comercio exterior desde Maracaibo estaba controlado por cinco casas comerciales
alemanas: Blohm, Breuer, Van Dissel, H. Bornhorst y Schon-Willson.
La crisis de 1825, que deprimió económicamente a la Gran Bretaña, redujo el precio del
quintal de café en Venezuela de 11 pesos en 1825 a 7,50 en 1827, cuando el peso del
quintal oscilaba entorno a los 9 pesos. Entonces, muchos productores prefirieron dejar
perder los frutos sobre los arbustos del café.
La crisis de 1857, que afecto a Inglaterra, Francia y los Estados Unidos, iniciada a raíz de
la disminución de los beneficios de la exportación de las minas de oro de California y de
Australia y de ciertas líneas de ferrocarril, por cierto crisis ocasionó en Venezuela la caída
de los precios del café‚ en un 20 por ciento, del azúcar en un 50 por ciento y de los cueros
en un 70 por ciento. El cierre casi total del mercado exterior para las exportaciones
venezolanas dejó como saldo una balanza comercial desfavorable y un aumento en la
deuda, tanto interna como externa.