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Amantes Del Pasado

Estaban un día de verano almorzando la realeza, ellos se mofaban de nosotros y regocijaban en

sus riquezas, no se podía hacer nada sólo podíamos contemplar su felicidad y regocijo desde el

otro lado de la sala, más bien dicho desde las afueras del palacio, estábamos exiliados desde

mucho más antes que mis padres existieran, ellos nos habían ganado en una guerra hace ya mucho

tiempo.

Nos habían quitado nuestras tierras y se podía decir que nos quitaron la esperanza de recuperarlas.

Aquellos que se hacen decir la ley, no son más que ladrones desquiciados que con sus impuestos

solo hacen que el rey acumule más riqueza y los aldeanos acumulen más pobreza.

Como ya les estaba contando soy un pobre aldeano exiliado que pide monedas de cobre a

personas que solo plata y oro tienen, quisiera alguna vez poder sentir en mis manos algo de piedad

de estas bestias pero no se puede pedir nada a quien ni alma tiene.

Aún estando exiliado no me dejan sin trabajo, por lo menos tengo una tienda de armas para "la

ley" no es lo mejor del mundo. Pero como dicen el trabajo dignifica al hombre. En eso de mis

pensamientos alguien entra a mi herrería, es algo raro ver una señorita entrar aquí.

— ¿Señor me vende una daga?

— Para que puede querer un arma una señorita tan inocente- le dije en tono amable.

-— No es para mí, es para mi padre, él quiere matar una oveja brava.

— ¿Quien es tu padre? — pregunté a la señorita que parecía tener 17 años.


— Mi padre es un preso, su nombre es Richard y quiere escapar del calabozo.

—No tengo nada que perder, estoy viejo y cansado solo espero el día que la muerte dance sobre

mi cadáver, si os puedo hacer feliz a una señorita en un día tan alegre como este, toma os regalaré

la daga — dije con nostalgia a la señorita.

— Yo quiero pagarle señor- ella me dijo, extendió sus dedos y de sus manos dos monedas de oro.

Ese rato irrumpió alguien en mi tienda, era mi sobrino nieto que ahora es joven y tiene 18 años.

— Tío — me dijo y me dio un abrazo muy cálido y se volteó a ver a la señorita y le dijo que hace

la princesa del reino en este lugar y dio una reverencia y besó su mano.

— No soy la princesa, soy solo una aldeana y quiero comprar una daga- ella parecía nerviosa al

decir eso y dejó caer las monedas tomó la daga y se fue en su caballo que la esperaba afuera.

— Tío estoy segura de que la señorita que acaba de salir era la princesa- me dijo mientras yo

recogía las monedas de oro.

— Mejor no digas locuras sobrino esa señorita no es la princesa, ella me dijo que es la hija de un

preso y que liberaría a su padre hoy.

— Ella no liberará a su padre a ella la están buscando, por ayudar a escapar a los esclavos del rey,

ella matará al rey su padre.

— Ve por ella no dejes que haga eso, la juventud no se trata de muerte, si no de diversión, amor y

locuras- Le dije a mi sobrino, pero él ya estaba en su caballo yendo tras ella.

Estoy yendo tras la princesa ya casi la alcanzo


— !Ya no me siga¡ — ella me dice pero logro ver una serpiente cascabel y me detengo, pero ella

sigue cabalgando.

Su caballo se asusta al sentir la serpiente entre las patas y ella cae siendo mordida por la serpiente,

mientras su caballo sigue corriendo.

— !Princesa¡ — entonces yo me bajé del caballo y fui a socorrerla, porque la serpiente ya había

huido.

— No me toque, tengo que ir al palacio, tengo que matar a mi padre ya no os quiero más injusticia,

él solo causa atrocidades. — ella decía mientras se ponía más y más pálida. — Tengo que sacar el

veneno, ¿en dónde la mordió?— pregunté, pero ella ya estaba inconsciente, entonces comencé

buscar entre la falda de su vestido y encontré una herida en su pierna y comencé a aspirar el

veneno con mis labios, chupaba y escupía con rapidez.

Cuando ya pude sacar todo el veneno tuve que vendar la herida con una pedazo de tela que rompí

de mi camisa, la cargué, luego la puse en mi caballo, tuve que amarrarla mi cintura para evitar que

se cayera y pensé en llevarla al palacio pero me dio miedo que me arrestaran y mandaran a la

guillotina por estar con la princesa y si supieran que subí su falda, me matarían de la peor forma

posible.

Cabalgando sin rumbo el joven y la princesa estaban por adentrarse al pantano de donde nadie

había salido jamás no se sabe porqué, pero algunos creen que el pantano se traga a las personas,

otros piensan que es una puerta al infiearno pero los herejes dicen que es un portal al futuro.
— El pantano no puedo pasar por ese lugar— trato de hacer parar al caballo pero no puedo tomar

las riendas correctamente, solo pude ver un destello de luz y ver a mi caballo convertirse en un

metal con ruedas y la princesa en una mujer muy parecida a lo que se podía decir meretriz en esta

época, casi no tenía ropa y que demonios su vestido se había vuelto más corto era algo que nunca

había visto y no podía entender, este lugar es peor que el infierno pensé, entonces mi caballo de

metal perdió el control y caímos los dos. Creo que los herejes tenían razón, es el futuro, pero ¿qué

siglo y año es? Esa pregunta ronda mi mente, tengo que desatar a la princesa y despertarla.

— Princesa despierte majestad — digo mientras acaricio su mejilla, es tan hermosa la princesa no

puedo creer que esté con ella, está despertando y me mira algo confundida. — ¿Quién es usted,

porque me está mirando?, le prohíbo que me toque— me dice muy a la defensiva.

— Yo soy el joven que la perseguía, usted dijo que mataría a su padre y cayo se desmayó porque

una serpiente la mordió, chupé el veneno y entramos al pantano y ahora estamos en el futuro, no

sé de qué siglo pero es el futuro, capiche.

— No puedo creer, usted se ve igual pero con otra vestimenta.

Entonces me miré y yo igual había cambiado de vestimenta, bueno no tanto como ella, — creo

que por lo menos me veo decente princesa—.

Entonces ella se paró y comenzó a tocar su cuerpo, lo cual ciertamente me resultó muy atrayente.

— ¡No!, ¡¿porqué me veo como una ramera?!

—Quizás por que así se visten las personas de ahora.


—Ven tenemos que buscar a alguien que sepa cómo hacernos volver a nuestro tiempo.

—Un brujo eso necesitamos.

Así que miramos a nuestro alrededor y solo habían unas paredes, al parecer era un callejón,

después de salir pudimos ver unos faros algunos emitían luz blanca, también habían ventanas en

las torres y unas personas que estaban en carretas sin riendas y caballos metálicos que emitían

sonidos de truenos, todavía era de día y comenzamos a caminar juntos, pero ella me agarró del

brazo todo el camino.

Las iglesias y las plazas no cambiaron mucho, pero si cambió mucho el comportamiento de las

persona, las mujeres trabajan y usan pantalón por lo menos no se ven como yo, sinceramente

parezco una ramera,

— Dígame su nombre

— Mi nombre es Marcos Resquech y el suyo princesa cuál es?

— El mío es Sara Marquéz.

— Sara ya no creo que tengáis ningún poder sobre esta tierra, por si un caso tiene monedas, para

quedarnos en una posada.

— Si, si tengo monedas están en mi bota— ella se acachó y sacó un monedero de cuero muy raro.

—¿Cuantas monedas tiene?

—Tengo papel con números. Supongo que esto será dinero del futuro,

— Preguntemos al señor que está pasando.


— Buenos días muy respetado caballero, nos podría decir donde podemos encontrar una posada.

— ¿Un motel?

— Si eso —.le dije algo confundido.

— Sigan caminando en línea recta y encontraran un edificio con un letrero grande que dice motel,

usen preservativos.

— Si, gracias señor — le respondió y el señor nos miró extrañado y siguió su camino.

Llegamos a la posada y vimos salir una pareja que se besaba por todas partes.

— Sara, parecéis asustada--, dije mientras la cogía de la cintura.

— No estoy asustada, solo que el futuro es extraño y asqueroso.

— A mí también me asusta este lugar aunque me reconforta de cierta forma, porque antes el

verano era para la guerra, ahora los jóvenes salen, se relajan y no tienen preocupaciones las playas

ya no son lugares de enfrentamientos sangrientos, ahora os puedo ver que son para relajarse y

sentirse bien.

— Si yo igual pienso eso, ahora puedo ver que las mujeres tienen voz, no hay eso de eres una

princesa tiene que servir a tus padres y tu marido.

--

— Ya estamos en la posada.

— Señor nos puede dar una habitación a los dos.


— ¿Cuál quieren y por cuánto tiempo?

— La imperial por favor, que sean tres días y con camas separadas — dijo Sara.

— Todas las habitaciones tienen solo una cama.

— Si la rentaremos-- la interrumpí y el señor nos dio las llaves, no puedp creer que hasta eso aya

cambiado, ya las hacen mas pequeñas y liviana.

— El botones los guiara, ¿pagan con tarjeta o efectivo? son 2000 Dolares.

— Con efectivo-- ella sacó cuatro papeles con el número 500. Los puso en el mostrador.

--

— Ya estamos en la habitación, él me mira con unos ojos muy seductores y se acerca a mí de una

forma que me agrada mucho.

No puedo creer que la princesa sea tan bella, se ve muy bien con su nueva ropa, no quiero hacerle

nada pero la carne es débil, ella me mira de una manera muy cálida como fuego eterno, ella me lo

pedía y yo quería realmente tenerla.

— No puedo, eres un extraño mi padre el rey nunca lo aceptaría, somos diferentes.

— Aquí no hay diferencias, no hay rey, solo estamos los dos, no hay reglas, ni juisios.

— Estas asustada, no tienes por qué estarlo, yo te cuidaré, somos amantes del pasado- le digo al

oído.

— Estoy comprometida.
— ¿Lo amas?.

— No sé, no lo conozco, pero mi padre lo arreglo todo cuando nací.

— Bueno yo no te forzaré a nada- y la abracé, mientras la sostenía recordé que mi tío siempre me

dijo que el amor es lo mas importante en una relación, si no amas a la persona con la que

conpartiras toda tú vida, las cosas buenas no serán tan buenas y lo malo serán aun peor.

Ya es de noche y nos preparamos para dormir, ella se da un baño y yo me pongo lo que parece la

ropa de cama y ella sale con un vestido muy transparente y corto.

— Me veo peor que antes, no puede ser que así duerman las mujeres de ahora.

— Mmm yo creo que te queda bien.

— Jajaja, lo dices porque tu ropa no cambió tanto con el tiempo.

Entonces ellos escucharon unos pasos y alguien derribó la puerta y comenzaron a entrar científicos

y agentes uno agarró a Sara y Marcos quizo pelear para defenderla así que sacó una pistola la cual

antes era la daga, que tenía Sara en sus manos, pero fue en vano porque lo agarraron y votaron

su arma al suelo.

Ha ambos los sometieron y vendaron los ojos pero antes de que se los llevaran ellos se dieron un

beso muy apasionado, pero más que eso se demostraron amor, ese que ni ellos sabían que podía

—¡¡¡Sara, Sara!!! donde está que le hicieron malditos.

— No le hicimos nada a la princesa solo queremos hacer que vuelvan al pasado, porque están

afectando el vórtice del tiempo.


—Marcos, Marcos— ella me llamaba y parecía muy asustada.

— La quiero ver— realmente temía por ella.

— Ya la traemos, solo que se puso mal y la tuvimos que sedar.

— Recuerden, nunca decir nada de lo que vieron.

Los pusieron en una capsula y lo último que pudo ver fue una luz destellante y estaban de nuevo

en el pantano y con sus antiguas vestimentas.

—Despierta Sara volvimos.

— ¡¡Volvimos, volvimos!!— nos abrazamos, besamos y consumamos nuestro amor, llegamos al

castillo y maté a mi padre por mas que le dije a Marcos que no lo haría, Establecí un gobierno

democrático y este prosperó mucho, porque la mejor manera de conseguir la libertad es la razón

y por esto el progreso se consigue y la vida se celebra con la fe y la humildad de un pueblo.

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