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MARIA CAMILA

CIFUENTES QUIROGA

HABITARES

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2019
INDICE

I. Introducción

II. Primera capa- El lienzo ............................................................................................................. 8

¿Quién soy yo? .............................................................................................................................. 8

¿Cómo me sitúo?

III. Segunda capa – El boceto .......................................................................................................12

Ellas, ellos, nosotras, nosotros; yo. .....................................................................................12

Héctor

Laura

Yovana

David

IV. Tercera capa – La técnica .......................................................................................................26

Lo estructural .............................................................................................................................26

Mis sueños

La naturalización del miedo

Las partes de la amenaza

Colombia

2
45

V. Cuarta Capa: Los matices dentro de la habitación .......................................................45

La habitación

El grupo

Yovana: Los sentidos y la amenaza

Héctor: Los objetos y la amenaza

Juan: La otredad y la amenaza

Sofía: El cuerpo y la amenaza

VI. La Obra ..........................................................................................................................................56

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I.

INTRODUCCIÓN

Este proyecto artístico e investigativo busca explorar el tema de la amenaza

a través de la creación de procesos creativos con un grupo especifico de

personas; personas que están en estado de amenaza constante y han sido

desplazadas de sus diferentes territorios, llegando a Bogotá en busca del

fortalecimiento de sus luchas.

Al ser el tema de la amenaza en Colombia un tema tan extenso y con

diferentes matices, me interesa trabajarlo a partir de un motivo singular,

donde sus repercusiones se hagan visibles desde la cotidianidad. Por medio

de un proceso de acercamiento a sus historias y a las distintas formas en las

que les ha tocado salir de un lugar a otro, empezar de ceros y asumir su vida

bajo la amenaza, encuentro particular cómo la amenaza trasgrede tan

profundamente la vida propia hasta situarse en un espacio personal e

íntimo: la habitación.

La obra apunta hacia una instalación que de cuenta del proceso de

investigación y exploración del espacio íntimo de ciertas personas y cómo a

través de él se revela el problema de la amenaza. Más que llegar a una obra

u objeto final, es generar un proceso, entrar en contacto con el espacio,

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revelarlo e intervenir, crear junto a las personas, algo que de cierta forma

también sirva y quede para sus procesos personales.

El proceso que he decidido emprender en este proyecto ha sido por medio

de un trabajo colectivo con cuatro personas en estado de amenaza.

Enfrentarme a este tipo de trabajo me ha llevado a adentrarme un poco en

sus vidas, a situarme, a escuchar, tratar de entender y posibilitar pensarse el

problema que les ha cambiado la vida desde un diferente ángulo. El largo

camino que hemos recorrido, lo he interpretado como una cuestión de

sumar capas. De situarme en un principio donde existe mucha información

dentro de las historias personales, pero así mismo es partir de ceros frente

a una idea, donde reflexionar, repensar, tomar decisiones y crear es la

apuesta. De modo que he decidido impregnar este texto, mostrar este

proceso desde una analogía que asocio con el hecho de hacer una pintura.

El acto de crear una imagen a través de la pintura puede pensarse y hacerse

de diferentes maneras según la intención, el conocimiento y las influencias

de aprendizaje. A través de la carrera me ha gustado mucho la pintura y a

pesar que en este proceso no este implícita o no haga parte tangible de este

mismo, he pensado el proceso como una manera de pintar, una metáfora

misma. Empezar de ceros y añadir capa tras capa, cada una trazando una

parte clave en el momento del resultado final. Empezar desde un lienzo

vacío, pensar que ese lienzo soy yo misma, un yo que se diluye con la

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presencia de otro, situándose en un lugar, un interés, un problema. Un

espacio que al estar blanco parece vacío, pero donde pueden haber ideas

preconcebidas, donde hay un trasfondo que no es visible dentro de una sola

imagen, se puede pensar como un mismo contexto social, uno que me ha

atravesado; es allí donde empiezo a pensar mis intereses, un punto inicial

donde tengo la libertad de pensarme más allá de una imagen, un proceso

que me dará luces, que esta sujeto al cambio. No lo tengo tan claro desde un

inicio, será un proceso de prueba y error. Donde cada acierto y cada error

será importante, donde me alejo de imaginarme una imagen final, la imagen

se puede hallar en ese mismo proceso.

En un segundo momento, doy lugar a unos bocetos, unas pruebas, acá

entran decisiones, acá empiezo a pensar en los elementos que compondrán

ese algo. La decisión de trabajar con ciertos personajes, de crear algo en

conjunto, de conocerlos y dejarnos introducir a sus y mis pequeñas

realidades. Son bocetos de intuiciones e ideas que parten de una vida real,

no ficcionada. Podría decirse que la imagen de esta pintura, que es mi

proceso propio, es una de las tantas caras, un matiz, de una situación tan

compleja como lo es el conflicto en Colombia.

Así va corriendo un proceso, unos gestos, unas manchas, que van generando

forma. Dentro de la definición misma de buscar una técnica, se analiza el

contexto, la estructura, las diferentes formas en que el problema de la

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amenaza se desenvuelve en nuestra cultura y contexto. Es importante

ahondar en los diferentes actores y factores que rodean la amenaza para asi

entenderla y abordarla. Asi mismo, dentro de la técnica es necesario

preguntarse por los métodos de trabajo, la forma en que decido generar

obra. Poco a poco, las decisiones van abriendo y dando luz a lo que

finalmente viene siendo la obra.

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I.

Primera capa - El lienzo

¿Quién soy yo?

Crecer en un país como Colombia, viviendo la transición temporal del siglo XX al

siglo XXI, me ha condicionado a ser parte de nuestro conflicto. En nuestro país hay

personas que han vivido el conflicto en sus cuerpos, en sus tierras y en sus

tristezas. Otros, varios, muchos, han vivido el conflicto desde un cuadrado llamado

televisor, o un rectángulo que hace las veces de radio; la ven a través de las voces

que no tienen forma y los susurros de las miradas. Yo estuve en ese lugar, en el de

la receptora pasiva, aquella a la que deciden qué contarle y cómo hacerlo.

Por estos tiempos, los del ir y venir del reloj ajeno, llegaron a mi historias, lugares,

miradas, cicatrices y silencios en voces ajenas que me han permeado, son algunas

de las historias de las víctimas que ha dejado el conflicto en cincuenta años, para

algunas más de cincuenta años, depende de quién mire y quién narre.

Mi nombre es Camila Cifuentes, yo no nací en esas ruralidades en las que el golpe

del miedo ha sido llamado violencia y que como el martillo en taller de madera

golpea infinitamente. Yo nací en la ciudad de Bogotá, esa ciudad que se arropa con

un borde de cerros y camina entre autopistas y ríos canalizados por la modernidad.

Nací un miércoles de junio de 1996. Fui criada en una familia de clase media con

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padres de las provincias del Gualivá y del Magdalena de la bella Cundinamarca.

Estudié toda la educación escolar en un colegio privado con enfoque social, el Liceo

Segovia, fue una buena cuna para empezar a ver con el corazón, ahí aprendí cosas

que me determinaron como mujer y como persona.

Entré a estudiar Artes Visuales en una universidad privada, la Javeriana, esta me ha

mostrado muchas herramientas para entender, aprender y desaprender las formas

de concebir el arte. Desde pequeña viajaba a veredas de Cundinamarca, ya que mi

padre, Diego Cifuentes, era de Nocaima, el pueblo panelero de la región y allí

vivimos nuestra infancia, con mi hermana claro, entre el colegio y la finca. Así pues,

desde pequeña supe a qué olía el campo, conocí sus rostros y sus caminos; para mí,

la niña de la ciudad, eran realidades extrañas, lejanas, que fueron siendo cada vez

más cercanas y sentidas. Así fui creciendo en estos dos ambientes, tejía mis días

entre el campo y la ciudad. En estos ires y venires de la ciudad urbana y el campo

rural fui dando puntadas a la colcha de mi vida y se fueron creando colores y

formas de la mano de otras gentes, gentes que han cambiado sus lugares de vida y

se han mudado a esta ciudad.

De este lado en el que he crecido me he situado con una sensibilidad, una

conciencia que se ha desarrollado a través de tiempo y vivencias. Sin embargo, es

muy distinto ser alguien que no le ha tocado enfrentarse a las consecuencias de ser

víctima, a quien trata de acercarse y entenderlas. Es por ello que la noción de las

afectaciones del conflicto puede ser a veces entendida de mala manera y

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categorizada muy eruditamente de manera irrespetuosa. Yo comencé por las cosas

básicas: medios de información, datos, cifras, y reconstrucciones de la memoria

que se dan a conocer y a las que he podido llegar por diferentes caminos.

Después, por diferentes razones, decidí emprender un proceso investigativo por

medio de la palabra, de la piel, de la vida, de la voz. Así fue que llegué a conocer la

amenaza, esa práctica profundamente enraizada en nuestras tierras, práctica que

además ha mutado de muchas maneras y tiene vida propia y que al ser raíz ha

entrado en lo profundo de nuestra carne para quedarse, a veces, ahí en esas

miradas y silencios, o en los ruidos de una TV prendida o de una puerta grande

para huir.

Cuando una persona se ve amenazada por una sombra pixelada y difusa, sus

movimientos cambian, su ropa se hace nueva entre la misma tela, sus sonidos son

ahora oídos de otra manera, se agudiza el oír y se graba en la memoria el observar.

Defender la vida puede causar la muerte. Para muchos líderes sociales la defensa

de los derechos humanos ha implicado cerrar el telón del universo. Detrás de esta

puerta, la de la amenaza, hay un cuarto que a veces se decora con miedos y manías

que se viven en la cotidianidad, es en estos lugares que se posa; allí encuentra un

hogar, una cama, un abrigo, un colchón para vivir; una tierra para crecer.

Entonces empecé a experimentar, pensar, estudiar y tratar de entender las

dinámicas artísticas, y llegaron a mi preguntas que me atravesaron el sueño,

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¿cómo el arte, además de crear productos u obras, puede también ser parte útil

de la vida de las personas y sus procesos sociales?, ¿es el producto el fin o el

proceso mismo?

Cuando yo empecé a crear un vínculo de amistad con ellas y ellos, personas de

carne y hueso amenazadas por su trabajo social o político, desplazadas, olvidadas

y resilientes empecé a ver de otra manera y encontré en lo pequeño

descubrimientos significativos de sus vidas. Otras personas y disciplinas se

encargan de etnografiar esto y analizar más académicamente y encontrar lugares

comunes, categorías y triangulaciones 1 , pero ahí estaba yo, no soy una

investigadora social de profesión, soy una artista; una artista social. A la par me

iba atravesando la Colombia nuestra, un proceso de paz, “el silencio de los

fusiles” y un sin fin de situaciones sociales (enmarcadas en un conflicto) que

indirectamente también me competen.

1 En relación a los hechos que motivan los desplazamientos, cabe anotar que según la Consultoria para los Derechos Humanos y
el desplazamiento - Codhes - , las amenazas constituyen el 64% de las motivaciones para el desplazamiento, seguidas por
asesinatos (14%), torturas ( 1%) y "otros" (15%) , entre los que se incluye "el miedo" , la "persecución" "intento de secuestro" y
el "boleteo" Consultoria para los Derechos Humanos y el desplazamiento (Codhes). Boletín n. 20. Bogotá: mayo 9 de 2002.
[Documento de internet]. [Consultado el 16 de noviembre de 2004]. Disponible en: http://www.codhes.org

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II

Segunda capa – El boceto

Ellas, ellos, nosotras, nosotros; yo.

A partir de voces en off, movimientos sin voz, ausencias, silencios, risas y

carcajadas los relatos fueron aflorando, en ellos hay rastros de un Colombia

profunda que en ocasiones desea salir y gritar las penas para luego callar y

abrazarse entre lágrimas y deseos de felicidad. Con ellas y ellos encontramos

lugares comunes pintados por la diferencia; pero lugares comunes, al fin y al

cabo, la cotidianidad es nuestra trocha para andar el camino de la amenaza, es

nuestro único camino para no volver sus vidas un relato exótico e irrespetuoso,

tristemente siempre lleno de piedras y charcos propios de la gran noche de

oscuridad que ha creado nuestra violencia, a veces llamada conflicto armado o a

veces conflicto interno, dependiendo de quién la quiera legitimar o no como

acción política.

Y entonces empezó la mula a andar el camino de herradura, sin saber si quiera

que ya lo había empezado a andar desde antes del querer mismo. Llegó el 2018,

año de cambios, algunas teníamos esperanzas en ellos; efectivamente se dieron,

pero del otro lado de la balanza. Llegó Iván Duque a la presidencia, por un acto

que la gente llama elección popular, en pleno momento crucial en nuestra

historia cíclica: la implementación de los Acuerdos de Paz entre el Estado

colombiano y la guerrilla de las FARC-EP. Entonces, se reconfigura el tiempo y

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aquella época ya vivida vuelve, empieza a crecer rápidamente la persecución y

asesinatos a líderes, lideresas y defensores de derechos humanos. Esto no me es

ajeno, también toca mi puerta y la de muchas familias colombianas. Por esta

época previa a las elecciones presidenciales, época de cambios políticos, de

intriga, un poco de esperanza, pero también un miedo silencioso, miedo a lo que

pudiera venir, mi hermana, cuatro años mayor que yo, me cuenta una situación

angustiosa que la tiene preocupada. Ella también parece ser víctima de las

prácticas de intimidación que se ejercen sobre ciertas personas.

Así que en medio de este ascenso y desde un poco antes empezaron las cifras de

asesinatos, sin responsables, silenciosos y anónimos a crecer. Ante esta

problemática nace una preocupación, existe un limbo, un estado en el cual se

crea una incertidumbre frente a la vida de quienes mantienen estas luchas

presentes. Un estado donde la vida empieza a cambiar, donde el accionar se ve

guiada por la autoprotección. En este proceso de acercarme a unos otros,

exploro varios relatos, varias historias que me dan pie a abrir un panorama de

la problemática, vale aclarar que no todos los siguientes casos los tomé como

profundización, sino que sirvieron como parte de mi proceso para aclarar el

problema.

A principios del 2018 yo estaba haciendo mis prácticas en una organización de

Derechos Humanos: la Corporación Claretiana Norman Pérez Bello. Esta es una

organización que tiene dentro de sus objetivos dar techo a diferentes personas

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del país que por su trabajo de liderazgo en distintos territorios de Colombia,

han sido amenazados, y han tenido que verse obligados a dejar sus pueblos y

acoger su vida en la ciudad de Bogotá. Es como dan lugar a “la casa de acogida”,

un proyecto que lleva más de 10 años, resguardando y protegiendo la vida

desde la apertura de un espacio para vivir un tiempo, y además dando apoyo

jurídico y psicosocial.

***

Allí tuve la oportunidad de conocer a Ignacio, un hombre de 43 años. Él vive en

la casa de acogida porque ha estado, en diferentes momentos, en una situación

de alto riesgo y amenaza. Así debió irse de Arauca y llegar a Bogotá. Pero en

realidad es una situación de huida y amenaza que ha cargado desde muy

pequeño. Su padre pertenecía a un alto mando dentro de un grupo guerrillero.

A pesar del contexto en el que creció, nunca quiso tomar las armas, creyó en la

posibilidad de otros caminos por más duros que fueran al estar rodeado de un

ambiente de guerra y violencia. Esto le trajo consecuencias de muchas maneras.

Al ser su papá alguien muy buscado, él empezó a recibir amenazas, se vio

perjudicado, pero además en algún momento el mismo Estado buscaba por

medio de él utilizar un mecanismo para ser un infiltrado. Métodos de tortura

silenciosa fueron practicados en él, al negarse a trabajar como una especie de

espía. Un día, hablando con él acerca del estado de amenaza en el que ha

permanecido, me contó:

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“Cuando una persona está en amenaza ya uno naturaliza las cosas,

pero a la vez uno entra en desconfianza, cualquier cosa es una

sospecha. Uno cambia la forma de dormir, la forma de pararse, la

forma de estar, de mirar afuera. Porque si usted se levanta en un

cuarto, lo primero que hace es levantarse en cierta posición, se levanta

pegado a la pared del lado de la ventana, para que no se vea la sombra,

así se esquiva la visualización de las cosas desde fuera.

En la forma de vestir también tiene que cambiar, ¿por qué?, porque por

lo menos el común de las personas siempre suele utilizar camisetas, si

es en tierra caliente usan camisetas, jeans y zapatos, no una camisa de

botones o poncho y salir elegante; porque se hace notar, esa forma hay

que cambiarla. Si está en un sitio donde hay hartos trabajadores, tiene

que vestirse como un trabajador más. Todo eso lo lleva a usted a

pensar sus formas más inmediatas de relacionarse.

Si usted vive en un barrio y sabe que una moto se paró en una esquina

ya sabe usted que eso no va a ser normal, ya le tocó a usted empezar a

medir el tiempo, cuando está, quien está, donde está. Cuando usted ya

comienza a ser amenazado, ya empieza a visualizar los entornos donde

está porque el que la cuelga la lleva, el que tiene las armas está bien,

se defiende ¿pero el que no? ¿cómo hace?

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Las circunstancias mías han sido tan diferentes a muchas. Muchas

veces ha tocado correr una teja para poder saber si puedo salir por la

teja, he tenido que buscar ventanas para saber si puedo salir por la

ventana. Siempre tiene que haber una opción. Con una situación de

esas ya queda una SECUELA, ya usted sale de un lugar y entra a una

ciudad y así no lo estén buscando no es normal para usted cualquier

persona, ya para usted hay un daño psicológico.

La persecución es tan terrible que es más fatal que la misma

muerte. Si usted se muere se murió, pero la persecución no, si usted

por lo menos lo persiguen y lo dejan quieto por ahí 2 años y vuelven y

lo persiguen, eso es difícil. Yo podía andar por diversos departamentos

y para mí el campo se empezó a achicar, se comenzó a apretar la

situación y mi papá antes de ser subversivo era un comerciante

reconocido a nivel nacional, entonces ya una cosa trajo la otra. No me

siento seguro en ninguna parte, anda uno con la desconfianza, por la

naturalidad de las cosas. Es algo que empieza a hacer parte de la vida

de uno”.

Héctor en su

habitación, 2019

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A través del relato de Héctor soy consciente de cómo las repercusiones, heridas,

daños directos de algún momento, dejan una huella, una cicatriz difícil de borrar.

La vida se configura de tal modo que se ve obligada a estar en un cambio

constante y rápido. Salir de un lugar, para entrar a uno nuevo donde se sabe será

temporal, donde no se pueden crear apegos, donde el espacio se vuelve

impersonal y asi mismo el ritmo de vida. Donde la mente se vuelve calculadora,

donde el cuerpo carga preocupaciones que tiene que resolver pragmáticamente.

En todo él puedo percibir esta sensación de pragmatismo, desde su forma de

interpretar las situaciones, su forma de vestir y su misma forma de organizar y

pensar su relación con el espacio interior, su habitación y con el espacio exterior.

***

Mi hermana se llama Laura, es antropóloga y desde hace años ha estado

trabajando en lo profundo de Colombia, tiene 27 años y hace años encontró en el

Sumapaz su lugar. Ha caminado los caminos de herradura de las montañas largas

de sus tierras acompañando procesos de educación popular campesina de

defensa ambiental y territorial. Ella, sin saber, se fue convirtiendo en una cara

reconocida en este territorio, en parte por participar en el impulso de los

procesos de Consultas Populares, aquellos mecanismos que da la Constitución

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para la participación y la democracia directa, para frenar la explotación minera, el

fracking y la construcción de hidroeléctricas, y trabajar en pro del cumplimiento

de algunos puntos del Acuerdo de Paz.

Esto hizo que se convirtiera, por un tiempo, en blanco de los intereses que

representan algunas fuerzas a quienes no les convienen este tipo de procesos de

defensa territorial. Mientras va y vuelve en sus viajes comienza a sentir miradas y

motores inusuales en sus caminos, son sospechas de persecución en sus rutinas,

se entera de amenazas indirectas y hostigamiento. A raíz de esto empieza a

cambiar sus formas de relacionarse, de moverse, de vestirse, de hablar por

celular; se empieza a proteger.

Y su cuarto empieza a cambiar, yo lo puedo ver y lo puedo sentir. A ella siempre le

ha gustado mover las cosas de lugar, pero esta vez el movimiento no es ingenuo,

mueve los muebles para poder acomodar la cama en una posición que queda

pegada paralelamente a la ventana, esto para así lograr ver con más agilidad

(desde un punto ciego del exterior al interior) el reflejo de la puerta del edificio

en el que vivimos, en el vidrio de la casa que queda en frente.

18
*Habitación Laura, 2018

Es como se convierte en una forma práctica de irse a dormir con la seguridad que

puede tener a su alcance la visibilidad del exterior. Esto, sucede como primera

medida en su habitación, pero al estar en este punto álgido donde la amenaza

indirecta está presente, empieza a aplicar este método en uno de los lugares

donde se quedaba en el territorio del Sumapaz, en algunos de sus viajes largos.

Esta, por supuesto, es una realidad más cercana para mí, me sumerjo en un mar

de sensaciones que son más mías que del mundo, las logro entender desde mi

casa; es dentro del mismo espacio donde vivo, donde mi hermana en su

habitación construye estas dinámicas de protección, donde siente el miedo y

donde desahoga sus pesares. Así entiendo cómo su espacio más personal se

convierte en un lugar susceptible, es el hogar también del miedo; del miedo y la

resistencia a él. Ella empezó a limpiar su cuarto, sacó libros porque en este país es

peligroso leer y ya habían ocurrido casos en los que a la gente se le juzgaba desde

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la ley por tener literatura censurada para la legalidad y más bien categorizada por

“subversión” y es motivo de grandes consecuencias para tu vida y la de tu familia.

***

Yovana Sáenz nació en Tumaco. Durante su vida ha velado por los derechos de su

comunidad, en especial de las mujeres. Ella, como muchas, ha sido violentada de

diferentes formas por esta sociedad patriarcal y machista. Desde la primera vez

que hablé con ella me dejó entrar, sin siquiera conocerme me permitió conocer un

poco de su mundo y sus ganas de luchar por cambiar lo que a ella le había tocado.

El cuerpo de la mujer en contextos de guerra ha sido considerado un territorio en

disputa y sus liderazgos aumentan el riesgo. Yovana ha sido constantemente

amenazada por su trabajo como defensora de derechos de la mujer. Después de

llegar a Bogotá, y tras enterarse de los derechos que como víctima podía reclamar,

conoce y se vincula a una red de mujeres que trabaja en pro de los derechos de

quienes han sido violentadas. El Grupo Distrital de Seguimiento e Incidencia al

Auto 092 “Mujer y Desplazamiento” es una iniciativa que surgió en octubre de

2008, cuando un grupo de mujeres lideresas y delegadas de organizaciones

sociales de base encontraron en el Auto 092 una oportunidad para hacer exigibles

sus derechos como mujeres víctimas de desplazamiento forzado. En esa labor,

decidieron diseñar un chaleco distintivo que las hiciera visibles ante las entidades

nacionales y distritales en su tarea de materializar sus derechos constitucionales, y

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que además les permitiera acercarse a otras mujeres que, como ellas, han sufrido

victimizaciones.

Sin embargo, el chaleco también las puso en evidencia ante los actores armados

quienes, a través de amenazas, hostigamientos, violencia sexual y otras agresiones,

buscaron intimidarlas para que renunciaran a su voz y al ejercicio de sus derechos.

A pesar de ello, las mujeres han persistido en su lucha. Ha sido su compromiso lo

que ha mantenido viva la llama del colectivo, el cual sigue más que vigente pues

como ellas señalan: “el país necesita quien aporte al proceso de paz, quien lo anime

y las mujeres podemos ser agentes de construcción de paz”.

Tras encuentros previos, llegué a su casa y allí pudimos hablar por horas, me

contó sobre algunos objetos preciados, al entrar en su cuarto con un tabaco en

la boca me contó varias historias de sus recorridos y de lo poco que tenía

propio, ya que la mayoría de las cosas las tuvo que dejar en su ciudad. Mientras

hablábamos sentadas en su cama me habló de lo importante que es para ella

dormir en el lado izquierdo, el más cercano a la puerta. De este modo se

mantiene alerta y es más fácil su desplazamiento en caso de escuchar algo fuera

de lo común. Entonces hablamos de la vida, de su vida, y entre tantas palabras

me dijo:

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(La Amenaza) “busca desestabilizar emocionalmente y desarrollar un

miedo constante, un miedo al salir y no sentirse seguro, un miedo a no

saber quién amenaza, es vivir con la zozobra. Es volverse paranoica,

empezar a notar quien está al pie en cualquier lugar, moverse en la ciudad

de maneras diferentes, dejar de frecuentar lugares comunes, desconfiar de

la mayoría de personas. Somos juzgadas porque las mujeres solo servimos

para la casa, para la cama, para los hijos. Las mujeres seguimos siendo

tratadas como cosas. Llega un momento en que la amenaza genera en ti

una muerte psicológica, yo por ejemplo de las pocas veces que logró

conciliar el sueño, sueño que me matan, sueño con sangre, son sueños

recurrentes donde la muerte y la persecución me acechan, y es que se

duerme menos tiempo, no duermo, ando pendiente de cualquier cosa. No es

paranoia uno sabe cuándo lo están siguiendo para generar miedo”.

*Foto tomada en el 2018, Yovana con Víctor, su peluche con el que duerme.

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***

David Alirio Uribe nació en Bogotá, estudió derecho en la Universidad Nacional, es

un buen amigo de mi hermana y por ella lo conocí. Su vida ha estado atravesada por

la vida política de nuestro país desde muy pequeño, su papá, Alirio Uribe es un

reconocido abogado, político y defensor de derechos humanos, ha llevado casos de

gran peso nacional contra la corrupción y la impunidad en Colombia, centró su

trabajo en investigaciones a las responsabilidades de grupos paramilitares a

asesinatos políticos, desapariciones y desplazamientos forzados de cientos de

colombianos. Por esta situación, toda su familia ha estado en peligro en muchas

oportunidades.

Ante un punto álgido de la amenaza donde la familia corre riesgo en un mismo nivel,

el padre de David, opta (como manera de protección a su familia) por prevenirlos, al

decirles que duerman sobre la cama tendida y solo con una colcha, por cuestión de

practicidad, se logren esconder con rapidez dentro de la misma casa en un altillo.

Forma que no permite dejar señal de que sus hijos y esposa se encuentran en el

recinto, en caso tal de esta ser abordada.

23
***

A Juan lo llegué a conocer también por medio de la corporación, hacia parte del

programa de acogida, además es el cocinero de la casa. Es un hombre vallecaucano

de 36 años, quien ha estado en las luchas sociales desde muy joven. Viene de un

pueblo pequeño pero manchado por varios crímenes. Él ha sido líder comunitario

y se ha hecho conocer por diferentes procesos organizativos en pro de los

derechos de su pueblo. Víctor emprendió un proyecto comunitario junto a dos

compañeros más. En el transcurso del 2017 y comienzos del 2018, estos dos

personajes con quienes trabajaba fueron asesinados. El mal tiempo empezó a

avisar a Juan el riesgo que era quedarse ahí. Recibió señales y mensajes que lo

presionaban para que abandonara el trabajo que hacia y se fuera de su lugar. Juan

se resiste, aunque decide ampararse en el apoyo de organizaciones de derechos

humanos mas reconocidas. Pese a esto, una tarde recibe un fuerte atentado a

manos de uno de los comandantes de policía quien se supone era el encargado del

tema de seguridad de Juan. Él sale de esta situación y decide marcharse a otras

ciudades, intentar conseguir trabajo y mantenerse mientras pueda en sus luchas.

Es un camino difícil ya que a dos distintas ciudades llegan la persecución y el

acecho a su vida.

“La parte mas difícil ha sido alejarme de mi familia, el contacto físico, lo mas

difícil es el tiempo, el no poder ver a tus hijos, es no poder hacer las

actividades cotidianas que haces en tu casa, con tu familia, con tus amigos , me

perdí las etapas mas bonitas de mi hijo, el primer diente caído, sus pequeños

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triunfos… no hay nada mejor que llegar a la casa y comerse algo hecho por la

mama. Me tocó vivir un estilo de vida que no es lo mío, no es mi esencia, de lo

que estoy hecho. Ya yo había, entendido, desde hace mucho que si decidía

seguir como activista, defensor, o haciendo incidencia en tal región, no podía

estar solo, sencillamente porque cuando tu estas solo, se puede optar por usar

el espacio vacío a favor del victimario para así no tener testigos, donde no

haya nada, y ellos ejecutan la acción que quieren cometer con uno, pero si tu

vas acompañado es mucho mas difícil”

Juan, construye un relato con distintos matices que de nuevo me llevan a

imaginarme el agreste cambio de vida, el imaginario de las relaciones personales

se transforman. Entre todos las fibras que se tocan y se alteran dentro de su vida,

me parece importante en Juan, el cómo cambia la idea de relacionarse con un otro

cercano. Así como deja de ver por motivos de seguridad a sus allegados, me

parece importante cómo también crea la necesidad por seguridad propia de

permanecer con alguien, una pareja. De pensarse en dúo. Es así como comparte

sus espacios mas íntimos con Leidy, su esposa, que además de la relación

sentimental que crean en año y medio, hay una relación pro seguridad; al convivir

con ella y estar de su lado, es mas difícil, según Juan, atenten con su vida misma.

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III.

Tercera capa – La técnica

Lo estructural

Percepciones y normalización

Desde niña y a través del tiempo me he dado cuenta que en mis sueños hay

unos temas recurrentes. Muchas veces cuando pequeña tenía sueños donde me

hallaba en lugares rurales y por circunstancias combativas me veía obligada a

escapar, a huir para proteger mi vida. Esto, más adelante, parecía seguir

presente en mi inconsciente, se veía representado de maneras y contextos

diferentes, pero siempre bajo unos temas recurrentes: la persecución, el miedo

a la muerte, el huir, el esconderse, protegerse, ¡la inseguridad! Sentir algo que

parecía tan lejano a mí, pero tan real, era una sensación vívida encarnada en un

sueño. Me causaba demasiada curiosidad, lo asociaba con distintas

explicaciones, pero no ahondaba demasiado en eso. De un tiempo para acá he

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pensado de nuevo en estos momentos oníricos, me he vuelto a cuestionar el

porqué y me ha rondado una idea que tal vez sea pertinente ahora que conozco

por medio de personas que sí han vivido situaciones de este tipo en un plano

real, impresiones de angustia y miedo que han sido tan cotidianas para muchos

en la historia de la colcha de nuestro país.

Pienso cómo cada una de nosotras como colombiana/o le afecta directa o

indirectamente, consciente o inconscientemente, un escenario de violencia que

siempre ha estado en la atmósfera del país. Desde hechos muy simples, hasta lo

complejo de la guerra que no ha cesado en más de cincuenta años, que se ha

tejido, se ha intentado resarcir pero que se escapa por esos intentos y resurge

de nuevas formas.

Recuerdo que de pequeña y hasta entrada en años, mi papá siempre fue un

hombre que sobreprotegió la vida de mi hermana y la mía. Tenía miedo que

algo nos sucediera en las calles, en la noche, o casi que en cualquier momento, y

era un miedo del cual no podía desprenderse. Era un hombre que parecía estar

enterado de las situaciones de peligro además de la experiencia de la vida, por

lo que veía en los medios. De esto ahora me queda entender cómo en este país

es normal sentir una inseguridad, sentir miedo, algo que viene de mucho atrás y

se ha vuelto tan normal que se ha naturalizado en la mente de casi todos.

Cotidianamente nos golpean imágenes mediáticas de eventos de victimización

que nos recuerdan gráficamente que el crimen está a la vuelta de la esquina.

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Vivimos en un país bastante violento y los espacios urbanos están

estructurados en torno al miedo. Hemos sido educados por una cultura del

temor a algo que no siempre resulta visible. Sobre la base del miedo nos

gobiernan, un miedo que traspasa los lineamientos comunes y va creando falsas

figuras que posibilitaran una neutralidad, un silencio y un temor hacia nuevas

formas de dejar ser el país.

Lectura de la amenaza en nuestro contexto

La Historia de Colombia ha estado marcada por un sin fin de motivos de guerra,

infundados desde una polaridad política histórica que ha mutado en intereses

económicos y sesgo político. Ha sido un pueblo inundado de lágrimas y sangre

en caminos del despojo de miles de personas del campo. “Crecieron las

ciudades, también las injusticias y las manos manchadas de sangre” 2. El

conflicto armado, en efecto, ha atravesado la vida de la mayoría de

colombianas; la muerte y el terror han figurado en desaparición, asesinato,

hostigamiento, enfrentamientos; distintas situaciones que nos remiten a

grandes pérdidas colectivas. Un dolor en el cual la horrible noche parece no

haber cesado. Temáticamente desde la violencia en nuestro país hay un bagaje

enorme para investigar e interceder desde diferentes ramas de estudio. Sin

embargo, decido poner mi interés en un estado donde la vida parece estar en un

2 Exposición “El Testigo” Jesus Abad Colorado

28
limbo entre la vida y la muerte. Vivir se vuelve un tema de acierto diario, donde

no hay libertad total de ser quien se es y hacer de forma natural muchas cosas.

En el proceso de la investigación frente a la amenaza, como lo mencionaba

anteriormente, encuentro necesario el acercamiento a casos reales. Empezando

con lo más cercano. Comencé por el caso de mi hermana, con este caso, el mas

allegado a mi realidad, logré entender cómo los miedos se manifiestan también

en pequeños gestos, cambios dentro del espacio mismo y que muchas veces la

mente no ahonda en este tipo de cosas, es algo que se ejecuta pero no se suele

hablar de esto, no se suele incorporar de forma consciente, siento que al hablarlo

con mi hermana, ella misma empezó a darse cuenta de lo que estas pequeñas

acciones estaban significando.

De allí caminé hacia unos encuentros con diferentes personas, quienes me

abrieron una puerta de confianza hacia sus historias de vida. Es como conozco a

mujeres víctimas del conflicto que por su resistencia después de ser violentadas

sigue latente un asedio a sus vidas, viven en constante amenaza. De igual forma,

entro a la casa de acogida (de la Corporación Claretiana NPB), casa que brinda

techo a líderes y lideresas de otras ciudades, y conozco a Héctor y a Juan.

El tema de la amenaza en el contexto del conflicto en Colombia tiene un

extenso bagaje y profundidad dentro de lo que es la violencia política. Es por

ello que en primera instancia empiezo a empaparme del tema a partir de

29
textos y referencias encontradas en Internet. La amenaza es el factor de riesgo

que incluye situaciones o hechos externos que pueden causarnos daño,

mediante una acción intencionada y por cualquier medio3. Los tipos de

amenazas que suelen operar en Colombia son de tipo directo, que es la que se

manifiesta, se hace llegar de algún modo, ya sea escrita, voz a voz o telefónica,

la cual busca que la persona sepa que se encuentra amenazada y entre en un

estado de intranquilidad, se vea presionada a obedecer el comunicado que

muy seguramente sea reprimir cualquier tipo de actividad, paralizar su

carácter activo mediante el miedo y la zozobra. Por otro lado, existen las

amenazas indirectas, las cuales se manifiestan por medio de seguimientos,

intervenciones a la vida privada desde los propios celulares, mecanismos en

los cuales la persona amenazada se dé cuenta que hay alguien que la está

hostigando, es decir hay una intención de hacer sentir terror, pero sin ser

directa.

Aparte de los relatos y la relación que se va tejiendo con estas personas, exploro

otro tipo de materiales que me hablan de la amenaza. Por un lado, el material

textual que sirve de vehículo en el caso de la amenaza directa. Panfletos que

circulan por estos tiempos, comunicados que desde su forma y contenido buscan

puyar, violentar desde la palabra y la advertencia. Que hacen uso de un lenguaje

discriminatorio y durante los últimos años la retórica ha sido la misma: que

seremos un país comunista y que las FARC se tomará el poder. El medio, en tanto

3 Fuente: Artículo 3.3 del Decreto 4912 de 2011.

30
texto, genera una forma de intimidación fuerte al poner nombres propios y saber

presuntamente cierta información. La mayoría de estos escritos son firmados por

el grupo “Águilas Negras”. El panfleto que referencio a continuación, es uno de los

tantos que le ha llegado a Yovana. A través de él se expone los elementos

mencionados anteriormente. Lo que me parece importante resaltar es cómo este

método se ha reproducido y ha generado tanto impacto no solo por el hecho de

recibir advertencias mortales, tildar y violentar a quienes aparecen ahí, sino por

el mismo miedo a no saber quien amenaza, quien realmente esta generando estos

panfletos y quien realmente son las Águilas Negras.

Es decir: hasta la fecha no se ha podido determinar la existencia de un

campamento o un área de territorio en donde tengan asiento preferente las

estructuras de las Águilas Negras. Tanto en áreas urbanas como rurales, no se

conoce quiénes son sus comandantes ni cuál es su base social de informantes o

puntos que los apoyen. Esto genera desconfianza total entre el día a día del

amenazado.

31
Panfleto dirigido a diferentes lideres y organizaciones. Águilas Negras. Bogotá, 2017

A través de mi hermana tengo la oportunidad de acceder a una entrevista con un

victimario que se encuentra recluido en la cárcel La Picota de Bogotá, y quién por

muchos años corrió con la sangre fría entre sus venas para poder generar

torturas y más violencia. Con él tuve la oportunidad de conocer la otra cara de la

moneda. La cara de la estrategia, una de las caras que ejecutan las amenazas, los

panfletos y la misma muerte. Es a través de él que noto cómo la práctica desde el

lado de quien hace la amenaza, es un acto cotidiano para algunos. Amenazar está

tan incorporado que se vuelve cotidianidad. Es ver cómo la persuasión a través

del terror es una de las tácticas más abyectas para controlar la mente humana. Un

hombre, quien durante muchos años vivió la guerra desde un lado frío y

sanguinario, cuenta, entre muchas cosas, de qué manera funciona la inteligencia

para una persona, objetivo en particular. Cuenta que como primera instancia se

hace un seguimiento a la persona, se sienta detrás de él/ella, lo sigue hasta la

32
casa, y a su familia si la tiene también; se hace un registro de fotos de estas

acciones, esto para tener conocimiento sobre sus rutinas. De esta manera, poco a

poco, empieza el proceso de persecución. Si es pertinente, se generan panfletos,

los cuales también tienen un esquema de escritura particular, manejando un

lenguaje altamente ideologizado en las matrices contrainsurgentes y

anticomunistas, propias de manuales clásicos utilizados en las escuelas de

formación militar del ejercito colombiano asi como de otras agencias de

seguridad. Estas amenazas buscan secuestrar, asesinar o generar “muertes

psicológicas” según el personaje entrevistado. Mencionó métodos de tortura

escalofriantes que funcionan diferente para hombres y mujeres.

En esta exploración, leo textos que me sitúan en elementos coyunturales y

estructurales que me permiten entender cómo a través del tiempo esta

práctica de intimidación ha surgido y se ha posicionado. Con el libro “Stop

Wars, paren la guerra contra los defensores, Episodio III: Protección en

Colombia la Amenaza Fantasma”, tengo una mirada más profunda dentro de

esta problemática. Es un ejercicio de reflexión e investigación realizado por el

Programa Somos Defensores que busca ahondar en elementos más

estructurales que de coyuntura, sobre causas que favorecen los ataques contra

activistas de DDHH. En este se develan aspectos que a través del tiempo son

pieza clave en la continuidad de esta problemática a pesar de los esfuerzos

institucionales, poniendo en tela de juicio la legitimidad del Estado colombiano

frente a la violencia contra defensores y defensoras.

33
Paralelo a esto, me encontraba realizando mi práctica en la organización de

derechos humanos mencionada anteriormente, la cual tiene un fuerte trabajo

en defensa de derechos humanos en comunidades campesinas e indígenas en

la zona del Meta y la Orinoquía, así mismo tienen una casa de acogida para

líderes y personas activistas que están en riesgo en diferentes zonas del país y

por temas de seguridad son remitidas a Bogotá donde la corporación les

brinda un apoyo jurídico, psicosocial y de vivienda. Al trabajar allí un semestre

me empapo más aún del tema, tengo la oportunidad de conocer y hablar con

diferentes líderes en estado de riesgo.

Una tarde estando allí, revisó material bibliográfico y encuentro un pequeño

manual que llama mi atención. “Normas de autoprotección y seguridad”, un

manual que brinda la Organización de las Naciones Unidas a diferentes

organizaciones, dirigido a quienes tienen alto riesgo y deben “manejar” la

situación. ¿Cómo determinar el nivel de riesgo de una u otra situación? ¿Qué

medidas de precaución deben adoptarse en la residencia para que ésta sea lo

más segura posible? ¿Cuál es el grado de libertad que pueden tener los niños y

adolescentes para que no se expongan? ¿Cómo hacer del lugar de trabajo un

sitio lo menos vulnerable? ¿Cuándo y cómo efectuar los traslados a pie? ¿Qué

medidas de protección son necesarias para movilizarse en vehículo, dentro y

fuera de la ciudad? ¿Cuáles evidencias podrían indicar que usted es objeto de

seguimiento? ¿Cómo reaccionar ante ellas? ¿Qué precauciones debe tomarse

34
en los cajeros automáticos? ¿Por qué durante los viajes debemos extremar

estas precauciones? ¿Cuál es el límite entre la confianza y la imprudencia?

¿Qué datos anotar en caso de una amenaza telefónica? ¿Por qué es importante

variar de rutina para evitar un secuestro? ¿Cuáles son las principales normas

de supervivencia en caso de sufrir uno? ¿Qué hacer en caso de incendio o

terremoto? Estas y muchas otras preguntas se responde en esta cartilla, con el

fin de prevenir y minimizar los riesgos inherentes al trabajo en Colombia y en

otros países.

35
(las imágenes las arreglaré en la
diagramación)

Encontrar esta cartilla trazó una vertiente importante dentro de la investigación.

Es un elemento que revela acciones prácticas, que sitúa al amenazado o en estado

de riesgo en una atmósfera vulnerable donde todo representa posibles peligros.

Es curioso, el formato de manual, instrucciones soportadas por algunas

ilustraciones satíricas que no denotan la misma magnitud de la situación, en

general siento que es manejar la situación desde una forma sutil. Es la total

normalización y aceptación de las situaciones peligrosas. En esta se describen los

comportamientos cotidianos de un amenazado, y esto de algún modo me

permitió en parte entender hasta dónde llega el poder de la amenaza, y decidir

36
(en conjunto al relato propio) concentrarme en los espacios más íntimos.

Al reflexionar sobre todo este tipo de instrucciones que el Estado o distintos

entes reguladores ofrecen, me parece que es un tipo de “solución” o medida que

toman muy ilusoriamente. Es la constatación de la pura normalización de una

problemática, el hecho de que existan muchas copias de esta cartilla y de muchas

otras que encontré de este tipo lo demuestran. Es una medida reguladora que

distintas instituciones ofrecen que claramente devela cómo la amenaza es algo

tan común, que se introduce en todos los espacios de las practicas de una vida

regular, pero asi mismo es la total privación de la libertad, si fuesen aplicadas

todas estas precauciones. Es como se vuelve imprescindible contar con una

herramienta que sea de insumo para prevenir situaciones que afectan la vida y

seguridad de las personas.

En vez de ser auxiliada momentáneamente, debería centrarse en lo sustancial del

problema, en buscar formas dentro de las políticas de estado, que generarán

cambios estructurales. Y a pesar de que a través de varios sucesos de crímenes

colectivos se haya apelado a buscar alternativas, el Ministerio de Interior tiene

limitaciones en las implementaciones a la protección colectiva en el nivel

territorial y nacional, aspectos referidos a la insuficiencia en capacidad logística,

técnica, financiera y normativa. Es evidente que los mandatarios locales y

departamentales no tienen dentro de sus prioridades el fortalecimiento a las

comunidades y organizaciones de la región, lo social sigue siendo lo inexistente

37
en los planes de desarrollo rural. Esto sumado al incumplimiento del punto 5 del

acuerdo de paz. Este punto esta dirigido a la verdad, la justicia, reparación y no

repetición hacia las victimas. Dentro de la comprensión y el diseño para la

participación y reparación de las victimas, hay un tema clave que son las

garantías de protección y seguridad de la vida y la integridad personal de las

victimas. Aunque ya se hayan dado pasos hacia una mayor protección de los

liderazgos sociales, estamos lejos aún del escenario genuinamente democrático

en el que el liderazgo social tiene garantías razonables para el ejercicio de sus

funciones. En varios casos se había denunciado las amenazas que no fueron

atendidas por los organismos de seguridad; en otros casos, las advertencias no

llevaron a una efectiva protección o los esquemas de protección por parte de la

Unidad Nacional de Protección fallaron.

Estas son ciertas conclusiones que he estado entendiendo a través de la teoría.

Pero este tipo de vacíos de la presencia del Estado en muchas comunidades es

evidente también al momento de conocer los casos por voz propia de quien los

ha encarnado, al poder hablar con personas que han vivido muchos tipos de

injusticias y que hoy por hoy luchan por la reivindicación de los derechos.

La técnica, el método

38
La llegada a encontrar una forma de trabajo se genera a través de un proceso en el

que me sitúo en mi papel de artista, trabajando en proyectos que hablen de

colectividad, que generen dinámicas que puedan cambiar un poco o intervenir en

alguna situación o necesidad cotidiana. Es como empiezo a pensar en esto como

método, generar procesos con diferentes personas. En este camino me doy cuenta

que es más fructífero el proceso de trabajar con las personas que los propios

resultados, que el objeto artístico. “Un arte desmaterializado liberado del status de

mercancía artística”4

Puedo tomar como referencia la inclusión en mi trabajo de este tipo de prácticas que

intentan vincular el arte y la cotidianidad de una población especifica. A inicios del

2018, conocí un proceso barrial de construcción de memoria y tejido social de un

antiguo barrio ubicado en el sur oriente de los cerros, el barrio Fábrica de Loza. En

el barrio hay un lugar donde Jorge Eliecer Gaitán, hace más de 60 años, construyó 33

lavaderos totalmente públicos, para quienes eran las lavanderas de la época. Este

espacio, ha estado activo hasta el día de hoy, donde las personas del barrio Belén,

Tres Cruces, Fábrica de Loza y aledaños, hacen uso de los lavaderos. Curiosamente

se ha mantenido la tradición a través del tiempo pese al desarrollo urbano y las

nuevas tecnologías.

A partir de un seguimiento y acercamiento al emplazamiento y las personas que lo

recorren, vamos semanalmente a trabajar con la gente, participando de la labor

4 Lippard R. Lucy (1973) Seis años: la desmaterialización del objeto artístico, Madrid España

39
primaria: lavar ropa. Tras varias conversaciones con mujeres que frecuentan el

espacio nos dimos cuenta que hay un tipo de necesidad básica en el lugar. Muchas

veces, varias de ellas no iban a lavar seguido porque no tenían el dinero para el

jabón de ropa. Siendo este un lugar que nos transmite y habla totalmente de

autonomía y auto sostenibilidad, desde los procesos mismos de lavar hasta el

abastecimiento con la huerta, nace la iniciativa junto con mi compañera, de pensar

en promover esa autonomía que se asoma en este barrio. A partir de la planeación

de talleres para la creación de jabones en barra para ropa, con materiales caseros,

sacando provecho a nuestros residuos para convertirlos en productos saludables

(el jabón se hace a base de aceite usado de cocina). Se crea entonces, un proceso

de pedagogía donde la intención más allá de que ellas aprendan a hacer este

producto, es lograr apoyar las pequeñas prácticas de autonomía que se pueden

hacer en la vida cotidiana. Al llevarse a cabo los talleres, nos damos cuenta que hay

una gran acogida a éstos.. Y no se trata de imponer un conocimiento, va mucho

más allá, logramos una buena relación, nosotras no éramos expertas en el tema,

fue un aprendizaje en doble vía. Al finalizar el taller, ellas quedan entusiasmadas,

primero al resolver la necesidad básica para continuar sus actividades y segundo,

surge la iniciativa de reproducirlo aprendido para que ellas se pudieran organizar

eventualmente, reproducir el taller y sacar el producto para venderlo.

40
Horno, Victor Grippo, 1972

La obra Construcción de un horno popular para hacer pan, es llevada a cabo en

colaboración con el artista Jorge Gamarra y el artesano Rossi. Grippo se sitúa en una

clave antiretórica, silenciosa y simbólica, en la que invoca la idea de Comunidad, al

repartir el pan entre los transeúntes, como un regalo.

Su intención es trasladar un objeto conocido en un determinado entorno y por

determinada gente, a otro entorno transitado por otro tipo de personas. Asi, se logra

revalorizar un elemento de uso cotidiano, lo que implica, además del aspecto

constructivo escultórico, una actitud. Acción: a) construcción del Horno; b)

fabricación del Pan; c) partición del Pan. – Resultante pedagógica: describir el

proceso de construcción del Horno y de la fabricación del Pan. (…) Será posible la

participación del público mediante un intercambio de información.5

Por medio de este proceso, me di cuenta de una lógica de producción del arte que

puede llegar a salirse del campo y circuito en donde normalmente se circunscribe.

5 Tomado de: http://artishockrevista.com/2015/06/15/ceremonia-del-pan-las-cenizas-homenaje-victor-


grippo/

41
En el texto “Prácticas discursivas” escrito por Jimena Andrade explora un tipo de

trabajo y práctica que revisa la mirada sobre sí mismo, pero ya no desde la

individualidad o psiquis del sujeto, sino planteándose este como un “dispositivo”

mismo que se presta a “agenciar” diferentes estrategias vinculadas a un “contexto”

que les da sentido, para al mismo tiempo, construir conscientemente la imagen de si

mismo como artista en el mismo momento en que se está produciendo la obra y en

aquello que le sucede asimismo, “el cuerpo” del artista aparece en la escena de la

creación como instrumento de trabajo, es decir es entendido como otro de los

materiales de trabajo.

Es necesario que la práctica artística, entendida como una práctica social, rompa

ciertos limites y atraviese otro tipo de campos, donde las formas de arte se puedan

nutrir y generar un tipo de relación horizontal entre quien hace los procesos

artísticos, quien las asume, quien los recibe y quien los aplica y reproduce.

Como lo menciona Pablo Helguera, en su texto “Pedagogía para la práctica social:

notas de materiales y técnicas para el arte social” (2008) no es casualidad que el

término «práctica social» evite la palabra «arte». Para Pablo, hoy en día no es ningún

secreto que las metodologías pedagógicas para interactuar con el público, los

métodos basados en la investigación y el diálogo colaborativo brinden un marco

ideal para las prácticas conceptuales basadas en procesos de colaboración, prácticas

que pueden resultar en procesos artísticos.

42
Los artistas que desean trabajar con comunidades pueden beneficiarse mucho de

los conocimientos acumulados por la pedagogía para tomar decisiones informadas

sobre cómo participar y establecer la construcción de intercambios y experiencias

significativas. El objetivo no es convertirse en etnógrafos aficionados, sociólogos o

educadores, sino llegar a un mejor entendimiento de las complejidades de los

campos que han estado allí antes que nosotros, aprender algunas de sus

herramientas, y transponerlas al territorio fértil del arte para generar puntos de

vista y descubrimientos o creaciones significativos. Walter Benjamín hace una

intervención respecto a la relación entre la autoridad artística y la política cultural,

en una conferencia en Paris en 1934. Benjamín exponía la idea de urgir al artista a

intervenir como trabajador revolucionario, en los medios de producción artística, a

cambiar la técnica de los medios de comunicación tradicionales, a transformar el

aparato de la cultura burguesa. (Foster, 2001).

Para empezar por lo obvio: todo el arte, en la medida en que se crea para ser

comunicado a los demás, es social. Lo que parece caracterizar el arte socialmente

involucrado es el hecho de que depende de las interacciones sociales para existir.

La «práctica social» no solo se posiciona incómodamente entre las disciplinas que

tienen marcos firmes de funcionamiento y reconocimiento, sino que además está en

contradicción con la infraestructura del mercado capitalista del mundo del arte: el

trabajo socialmente comprometido, en general, no solo es difícil de coleccionar, sino

que el culto al artista individual resulta ser un problema ético para un artista cuyo

43
trabajo gira en torno a cómo trabajar con los demás y/o que fomenta ideales como

la democracia y la colaboración.

La noción de autoría debe entenderse en su mayor complejidad, no relegada tan solo

a la definición tradicional del genio iluminado, sino como un reconocimiento de

responsabilidad. La autoría es también el liderazgo, y sus alternativas (por ejemplo,

el decir que uno es solo «habilitador» de una experiencia) son demasiado débiles

para mantenerse en el ámbito social, sin que causen dispersión y caos.

La pregunta más relevante concierne a cómo la acción contribuye a reunir, afectar y

transformar de forma significativa y crítica a un grupo de personas, a una

comunidad. «Una comunidad de narradores y traductores», en el sentido de que sus

participantes voluntariamente se involucran en una interacción lo suficientemente

crítica y que genera una experiencia enriquecedora, incluso con la posibilidad de

reproducirla con otros.

En 1959 un grupo de artistas conforman el Neoconcretismo, un movimiento que

apela a la búsqueda de la experiencia artística como praxis vital. Un aspecto dentro

de la esencia de las obras neoconcretas es que como lo decía Lygia Clarck: “ya no

invento sola: las invenciones nacen entre dos o tres personas en un diálogo común,

siendo eso lo que yo he conseguido proponer como lo más próximo a la vida.

Comparto la proposición y acepto la invención del otro”.

44
IV

El color

Cuarta Capa: Los matices dentro de la habitación

En primera medida, pongo mi lente de interés en el trabajo directo con quienes

han estado o están amenazados. Siento que al ser tratado el tema, desde la vida

propia de quien lo ha encarnado se puede a partir de procesos conjuntos

generar más allá que visibilidad, formas de sanar y sacar su carácter activo que

muchas veces la amenaza busca apagar, cargar de un rol pasivo. Acciones que

se vuelven reflexivas sobre el problema mismo, sobre la particularidad en cada

caso que constituye la relación entre la amenaza, la habitación y otro

componente que se va descubriendo con el proceso mismo que llevo con cada

uno de ellos. Es pensar su carácter activo como creadores, es ponerlo en

contacto con otro y así poder de manera reflexiva sacar aquellas inseguridades

para explorarlas y generar métodos, nuevas formas de adquirir seguridad; es

hacerlos pensar sus propios supuestos sobre su relación con el espacio, con el

otro, con su propia historia.

Al conocer muchos de los casos y empaparme de estos, me doy cuenta que dentro

de este grupo de personas pueden existir características similares entre unos y

otros. Al provenir de situaciones diferentes el impacto de la amenaza no suele ser

45
el mismo, sus dinámicas diarias, formas de trabajo y condiciones

socioeconómicas supeditan su accionar. Es como en los casos de las personas de

la ciudad quienes lideran procesos internos, suelen optar por soluciones prácticas

mientras estén a su alcance, solucionando y aplicando modos de autoprotección

inmediatos para seguir con su debido trabajo y agite diario. A partir del criterio

de personas en estado de amenaza que no son de Bogotá y han tenido que dejar

sus territorios por los mismos motivos de la violencia, decido entonces trabajar

oficialmente en primera medida con Ignacio y Yovana y en otro punto del camino,

aparecen Juan y Sofía.

Después de tener un amplio panorama de la problemática, elegí uno de estos

campos explorados para desde allí encontrar un motivo singular en el que

pueda internarme y hablar de la amenaza desde un lugar cotidiano que

también se ve atravesado por la amenaza: la habitación.

Habitación

Viene de habitar, es un espacio específico ubicado al interior de una casa.

Habitación y cuarto designan, en sentido general, los diferentes departamentos

en los que queda dividida una casa; si no se acompañan de ningún

complemento (cuarto de baño, cuarto de estar, etc.), ambas voces designan

las dependencias destinadas a dormir.6

6 Tomado de The free dictionary

46
. El habitar seria el fin que preside todo construir.El construir es en si mismo ya

todo el habitar.

Construir- habitar-permaneces-residir.

Heidegger.

Crecemos en estos espacios que según la permanencia vamos haciendo muy

nuestros, los vamos impregnando de nuestro carácter, creamos formas de

relacionarnos con estos, suceden muchos tipos de dinámicas, allí se descansa, la

mente se desconecta, pero también, nacen ideas, es el lugar también del amor.

La habitación se entiende no sólo como un espacio físico poblado sino como un

campo relacional, una construcción cultural producto de la relación que a través

del tiempo entretejen los hombres entre este, con su memoria, sus pensamientos,

sus necesidades y gustos.

Es un espacio muy propio que activamos con nuestra rutina. Muchas veces es el

lugar donde podemos ser nosotros mismos de una manera más libre, donde nos

podemos sentir tranquilos, donde decidimos crear coordenadas de nuestro

mundo, es el espacio de nuestro cuerpo, espacio del que el cuerpo se apropia,

según las necesidades y estados de este mismo. Como elemento básico dentro de

la habitación se encuentra la cama, lugar donde nuestro cuerpo habita desde la

horizontalidad, un instrumento concebido para el descanso nocturno, la cama es

pues el espacio individual por excelencia, el espacio elemental del cuerpo. Al ser

nuestra habitación nuestro hábitat, también se vuelve lugar de nuestros objetos

47
personales, de nuestros pensamientos e intereses, nuestras manías, puede ser un

espacio que sin estar nosotros en él ya habla de la persona misma, está

impregnado de tal esencia, por mas plano o básico que sea.

Vivir en una habitación, ¿qué es? Vivir en un sitio, ¿es apropiárselo? ¿Qué es

apropiarse de un sitio? ¿A partir de qué momento un sitio es verdaderamente de

uno? ¿Cuando se han puesto a remojo los tres pares de calcetines en un balde de

plástico verde? ¿Cuando se han utilizado todos los ganchos descabalados del

closet? ¿Cuando se ha clavado en la pared una vieja postal que representa el sueño

de Santa Úrsula de Carpaccio? ¿Cuando se han experimentado allí las ansias de

espera, o las exaltaciones de la pasión, o los tormentos del dolor de muelas?

¿Cuando se han vestido las ventanas con cortinas al gusto?7

Pensar la habitación bajo el supuesto de la amenaza, es pensar no en un espacio

fijo, porque las mismas dinámicas de la amenaza llevan a que el el cambio de casa

se vuelva una constante. Entonces es como Héctor, Sofia, Yovana y Juan se han

movilizado de ciudad, de casa, de habitación, allí el espacio que es personal

empieza a ser impersonal, cada uno tiene formas de reflejar esto en la habitación

que hoy los cobija. Obviamente bajo limitaciones, bajo formas de imponer

métodos de seguridad. En el proceso del reunirme con ellos, logró hacer un

ejercicio que me dió indicios de lo que mas adelante iba descubriendo era el

elemento clave con el que cada uno tenia una forma particular de relacionar la

7 Perec George. (2001). Especies de Espacios, Barcelona España: Montesinos, pp 49

48
amenaza, de apaciguar sus inseguridades. El ejercicio consistía en pensarnos para

ellos qué significaba un espacio propio, una habitación, cómo seria una habitación

ideal, que elementos tendría y cuales no, qué formas tendría, respuestas que

fueron saliendo mediante dibujos, y de las cuales empecé a entender mas las

reacciones de cada uno.

Yovana y Héctor dibujando elementos que tendría en su cuarto, 2019

***

49
Entro al cuarto de Yovana y lo primero que veo es la cama a mano derecha. El

cuarto no tiene puerta de entrada. Su cama es una cama doble y está destendida;

ella se excusa y rápidamente tiende la cama mientras se fuma un tabaco y

hablamos de este lugar. La cama está pegada a la pared lateral; allí está la única

ventana que el recinto tiene.

Es un día soleado y entra suficiente luz para darle un poco de calidez al cuarto,

cuarto que está en obra gris, que tiene paredes de cemento; estas están vacías,

carentes de algún tipo de decoración o cuadro. Sin embargo, resalta una mochila

wayú fucsia colgada en una puntilla.

Yova me dice que no le gustan las paredes, la hacen sentir ajena, no es su espacio,

quiere su espacio propio. Está esperando que le entreguen su propia casa,

vivienda gestionada por la inversión social (que generalmente tarda en cumplirse

y tiene muchas trabas). Justo a los pies de la cama queda un pequeño espacio

donde hay una silla, y allí está Víctor. Es un oso panda de peluche grande que

llama la atención en toda la habitación: esta también es su habitación. Víctor es su

lugar de refugio y en ocasiones también es cuna de dolores y rabias. Él también

cuenta la historia de Yovana, tiene un brazo roto donde se alcanza a ver el relleno,

tiene tiempo encima; el tiempo de la ausencia y la fuerza de la vida; la de Yovana

misma. A mano izquierda, hay un estrecho mueble viejo con cuadernos, libros y

objetos que son de su hija; encima está un pequeño televisor, la mayoría del

50
tiempo está prendido, esa caja negra que guarda una ausencia de silencio es

una compañía para la seguridad de Yovana. Hay noches que comparte su cama

con su hija, durmiendo siempre ella en el costado izquierdo, el más cercano a la

entrada de la habitación. Es difícil que Yovana concilie un sueño profundo, los

sonidos interiores y exteriores la hacen estar alerta, una forma de dormir que le

quedó incorporada desde la violencia sexual y las amenazas.

Yovana está a la espera que le cumplan la entrega de un apartamento, esto desde

el programa de atención de víctimas. Para tenerlo necesita reunir un dinero que

aún no completa, pero tiene la esperanza de tenerlo muy pronto, así que decide

empacar todas sus cosas. Su habitación ya no es una habitación, pasa a un estado

de transición, todos sus objetos están recogidos, el colchón, la base cama partida

en dos y puestas verticalmente junto a un arrume de muebles, libros, ropa, entre

otras cosas.

En Yovana, en medio de muchas situaciones y medidas de precaución que toma,

hay una en particular que me llama la atencion. Hay algo con el sonido que ella no

puede aislar de relacionarlo directamente después de que la violentan

sexualmente. Yovana se vuelve mas sensible y consciente a los sonidos que

interrumpen o que se necesitan dentro de su habitación. El tener el televisor

encendido le brinda seguridad, no le gusta el silencio, el silencio la tensiona, le

genera expectativa, un tipo de ansia. Así mismo, está alerta a los sonidos extraños,

cualquier sonido externo que no sepa identificar bien, le genera otro tipo de ansia,

es como no logra dormir profundamente. El sonido exterior de las motos que a

51
veces se cuela por las ventanas, la remite a un lugar inseguro. Le gusta la música, le

gusta cantar, Yovana es Yoruba, tiene sus espacios para su espiritualidad, espacios

que los hace parte de su vida diaria. Estos sonidos le dan tranquilidad.

***

Cuando atravieso la puerta de la habitación de Héctor, en la casa de acogida, me

topo con un espacio amplio, un espacio extraño, un espacio compartido sin

divisiones. De frente a la puerta hay muchos muebles con diferentes cosas,

chécheres, objetos que sobran en la casa pero que algún momento tuvieron o

tendrán una función. Colchones de colores, estantes, balones, ropa,

electrodomésticos, toallas, cobijas, sabanas. Todo esto, perteneciente a los objetos

sobrantes, algo desordenados de la casa de acogida, no son pertenecientes

propiamente a Héctor pero aparecen allí en un mismo espacio, no hay muro que

los separe, pero se es consciente de que hay una marca espacial no visible que los

divide. De entrada, es un plano lleno de cosas, es difícil no toparse con nada

mientras me dirijo a mano izquierda.

Es un piso viejo de madera, unas paredes desgastadas de color hueso. Me

encuentro con un colchón sencillo, perfectamente tendido en el piso. En la mitad

de la cabecera hay un pequeño muñeco de trapo, un niño de pelo rubio y expresión

sonriente. A la izquierda del colchón hay un pequeño estante de madera bajo una

ventana con rejas, el mueble tiene puertas corredizas en vidrio, vidrio que deja

52
entre ver la perfecta organización de camisetas ubicadas en uno de los lados de

este. También hay unos zapatos y un par de botas de estilo militar. Están los

utensilios de aseo como un desodorante, jabón, loción, gel. Un betún y unos

cepillos para el cuidado de los zapatos. Hay papeles, recibos. Al frente del colchón

hay un escritorio que sostiene una gran pantalla de un televisor moderno. Hay una

silla, y allí es donde siempre que voy está Héctor, haciendo cuentas, ordenando

papeles, buscando cosas o simplemente poniendo algo de música mientras

conversamos. Es un espacio simple, no tiene muchas cosas, me habla de cierta

rigidez. Con Héctor puedo afirmar lo que presuntamente habría leído e

interpretado (cuando nos dibujó en su ideal de cuarto) con mas entendimiento al

entrar a su cuarto. Para Héctor el dormir a la altura del piso, en el colchón, es

supremamente importante, es una huella, un vestigio que le queda de varios años

atrás, refleja un temor al estar a la altura de la ventana. Así mismo desearía en un

cuarto que el pudiera diseñar tener rejas en la ventana, tener todas las paredes

pintadas de blanco, esto le da tranquilidad, no le gustan los colores vivos. No es de

personalizar, decorar tanto su cuarto, es muy organizado, asi mismo, cambia y

bota la ropa, cada cierto periodo de tiempo, cada vez que siente algo en su vida

esta cambiando. Héctor tuvo una infancia donde no pudo jugar con los demás

niños, con juguetes o demás cosas, tuvo ambientes agrestes junto a su padre, quien

le enseñaba en cambio, a armar bombas caseras, es una imagen que no recuerda

con agrado. Dentro de su imaginario ideal quisiera tener unas repisas donde poner

una colección de carritos.

53
***

La habitación de Sofía no tiene puerta, dice que no le gustan las puertas, que no le

gusta sentirse encerrada, que con la puerta de la entrada y la seguridad que le

montó a esta le basta. Es un espacio estrecho, apenas entro me topo pegada a la

entrada con una cama doble, una cama particular. Sofía me cuenta que cuando

llegó a Bogotá en el 2000, la compró y le ha durado desde ese entonces, parece

guardar un cariño especial por esta cama. Tiene un espaldar grande, su estilo lo

hace lucir antiguo, con recovecos en madera y dos vigas. El único espacio que hay

para moverse es un pequeño estrecho pero largo espacio que separa la cama de un

closet muy grande. Después de este closet hay una pequeña ventanita donde no

parece entrar mucho la luz. Tiene un televisor grande. Es interesante cuando me

acerco a ver el closet, me llama la atencion el montón de objetos reunidos en uno

de los espacios abiertos de éste. Ella se acerca conmigo, me muestra algunos

trofeos deportivos que tiene allí, ya que en el Chocó fue pesista. Además de esto

tiene varios frascos reciclados llenos de aceites especiales, Sofia se encarga de

crear mezclas, fusiones herbales para crear productos medicinales naturales, es su

insumo de trabajo. Hablando un poco de su closet, que por cierto ocupa gran parte

de la habitación, para ser tener importancia al tener tanta ropa y objetos

personales. Es como a través de la curiosidad que me daba todo lo que podría

haber allí, me cuenta que tiene una peluca. Accesorios de este tipo que cubren en

ocasiones su identidad. Sofía me cuenta que en cierto tipo de reuniones en lugares

concurridos e importantes como el centro de la ciudad, suele llevar entre sus cosas

una muda de cambio y una peluca. Es como al finalizar las reuniones, antes de salir

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del lugar, Sofía se cambia, a veces quiere lucir como un hombre, por eso la peluca y

el vestuario totalmente diferente al que suele vestir.

Es importante cómo la amenaza transgrede hasta un espacio tan personal como lo

es la propia habitación. Dentro de las actividades cotidianas o formas como se

relacionan con su espacio hay cambios muchas veces sutiles, otras veces más

intencionados. En cada una de estas cuatro personas, existe un tipo de relación

particular con diferentes aspectos que he decidido separar según el caso de cada

uno y de esta manera me permite ver y entender las afectaciones de la amenaza en

diferentes estados o formas de expresarlas.

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V

La Obra

Con Yovana, hay una relación particular en su habitación, entre los sentidos,

más particularmente el sonido y la amenaza.

¿Cómo son las noches cuando estás amenazada?

¿Tienes pesadillas o insomnio?

¿Prefieres estar despierta o dormida?

¿Qué sensaciones no te dejan dormir profundamente?

¿Qué sonidos de tu pasado no quisieras traer al presente?

¿Te gusta escuchar sonidos cuando estás en tu habitación?

¿Qué sonidos te dan confianza y cuáles no?

¿Hay música que te motive, reconforte, desinhiba?

¿Hay canciones con las que tengas un apego emocional o te transporten a un

momento/lugar importante?

¿Te gusta dormirte con el televisor prendido?

¿Te gusta dormirte con la luz apagada o prendida?

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Con Hector existe una relación visible entre los objetos y la amenaza.

¿Qué debe tener tu cuarto y qué no?

¿Qué objetos lo hacen sentir inseguro?

¿Qué medidas u acciones toma con sus cosas cuando está amenazado?

¿se protege de alguna manera o con algún artefacto/objeto en tu cuarto o

cuerpo?

¿le gustan las ventanas en su habitación?

¿mientras esta en su habitación le gusta tener la puerta cerrada o abierta?

¿cómo le gusta tener su cama?

¿qué cosas están encima de su cama?

¿siempre tiene distribuida de una misma manera su cuarto?

¿qué le gusta ver en las paredes?

¿qué pone cerca de la ventana y qué no?

¿en qué lugar ubica su cama?

¿qué objetos siempre carga consigo?

¿tiene caletas o escondites en su cuarto?

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Con Sofía hay una relación interesante con su propio cuerpo y la amenaza.

¿cómo se acomoda usted en su cama?

¿le gusta dormir cerca de la puerta o ventana?

¿en qué lugar de su cuarto se siente más cómodo?

¿empezó algún tipo de práctica de defensa personal?

¿cambió su forma de vestir o apariencia?

Con Lucio hay una relación importante con otro con quien puede convivir

mientras está amenazado.

¿cuándo lo amenazan le cuenta a alguien, a quién si y a quién no?

¿durante la amenaza, siente que una compañía es importante o prefiere estar

solo?

¿quiénes entran a su habitación?

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