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III.

La energía eólica
La energía eólica aprovecha la energía cinética de masas de aire en movimiento, es decir, de la
fuerza del viento. Esa energía se emplea para impulsar barcos en su desplazamiento a través de ríos,
lagos o mares, bombear agua, moler grano o, en su aplicación más desarrollada en la actualidad,
producir energía eléctrica.

Para el aprovechamiento de la energía del viento, se han desarrollado numerosos ingenios


mecánicos a lo largo de la historia, todos con la característica común de tener una superficie de
captación (en forma de vela, pala, aspa, etc.) y un eje (que puede ser de giro, este es el caso de los
molinos de viento o los aerogeneradores) sobre el que se acopla el receptor último de la energía.
Introducción a la energía eólica

Las energías renovables fueron la base de la actividad del hombre en épocas remotas. Así, la leña
para quemar o los saltos de agua en los molinos son antiquísimas formas de aprovechamiento
energético. Con la llegada del carbón y el petróleo, en las sucesivas revoluciones industriales, muchas
de estas tecnologías dejaron de recibir el interés que siempre tuvieron, al menos en los países
industrializados. Sin embargo, el actual contexto energético y medioambiental, con el trasfondo del
posible agotamiento de los combustibles fósiles y del cambio climático, ha hecho que el mundo
desarrollado vuelva su mirada a las renovables.

No cabe duda de que estas tecnologías tienen numerosas ventajas, entre ellas

Son tecnologías respetuosas con el medio ambiente, que no contribuyen a la emisión


de gases de efecto invernadero (GEI), ni agresivos con la capa de ozono o con los
bosques y otros espacios naturales. Tampoco generan residuos peligrosos, en forma de
restos de combustible, vertidos, o materiales radiactivos nocivos para la salud humana.
La fuente de energía es autóctona, es decir, no son necesarios combustibles procedentes
del exterior para garantizar el suministro energético de una determinada zona.
El recurso energético es inagotable, sin limitaciones esenciales en la fuente de energía
que supongan límites a su futura utilización.

Estas tres características de las energías renovables en general y de la eólica en particular garantizan
la sostenibilidad de la fuente, es decir, la continuidad de la tecnología a largo plazo. Por el contrario,
las energías no respetuosas con el medio ambiente o que dependen de combustibles con escasas
reservas en la naturaleza tienen los días contados. Así ocurre con las energías convencionales, que
utilizan petróleo y sus derivados o carbón, y también con la energía nuclear. Además, estas tecnologías
no cumplen el requisito de utilizar combustibles autóctonos, sino que están basadas en recursos muy
concentrados en determinadas áreas geográficas. Esta característica, inevitablemente, conduce a
situaciones de tensión entre países, que acaban por generar conflictos en ocasiones.

La eólica es una fuente de energía disponible en prácticamente cualquier lugar del mundo, con
suficiente intensidad como para ser una fuente de suministro masivo. Además, la tecnología eólica
puede desarrollarse en cualquier lugar, puesto que no presenta dificultades técnicas extremas que la
hagan inaccesible.

Por otro lado, la tecnología de pequeños y medianos aerogeneradores que abarcan desde 400 Wp
hasta 2.500 Wp son una opción cada vez más desarrollada para generar electricidad en núcleos o
aplicaciones aisladas. Se emplean de manera única o en combinación con paneles fotovoltaicos. Con
estos equipos se logra electrificación en zonas de imposible acceso con la línea convencional,
utilizando recursos locales.

Los detractores de la energía eólica suelen aludir al impacto paisajístico y medioambiental de esta
tecnología, al mayor coste de la energía producida en comparación con el de aquella suministrada por
otras fuentes, como las centrales de ciclo térmico de gas o las nucleares, y a la irregularidad de la
generación eólica debido a la aleatoriedad del viento.
Introducción a la energía eólica

IV. Historia de la energía eólica


El viento es un formidable recurso natural aprovechado como fuente de energía desde hace miles de
años. El movimiento de masas de aire calentadas por el Sol se ha utilizado, tradicionalmente, para
impulsar barcos de vela en desplazamientos en ríos y mares de todo el mundo; de hecho, los egipcios
utilizaban el viento con esta finalidad hace casi siete mil años.

Figura 1. La navegación a vela en barcos impulsados por el viento fue utilizada desde
la antigüedad por las diferentes culturas

Fuente: http://centros5.pntic.mec.es

Sin embargo, no fue hasta el siglo VII antes de Cristo cuando aparecieron los primeros molinos de
viento. Fue en Asia Menor y en China, donde estos ingenios mecánicos eran utilizados para bombear
agua y así poder regar grandes extensiones de terreno, aumentando el rendimiento de la agricultura. Se
trataba de rudimentarias máquinas hechas de madera y tela, con el eje de giro en posición vertical, que
sobrevivieron durante largo tiempo a pesar de su reducida eficiencia.

En el siglo XIII de nuestra era aparecieron los primeros molinos de eje horizontal en Europa, que
también se utilizaron para bombeo. Existen documentos alemanes de la época que constatan su
existencia. También fueron utilizados en Holanda, en el siglo XV, y el propio Leonardo da Vinci da fe
de su utilización en algunos grabados de sus manuscritos de aquella época. Posteriormente, su
utilización para producir harina a partir de cereales, base de la alimentación de numerosas culturas
desde siempre, hizo que se generalizaran.

En España, los molinos de viento tuvieron una gran aceptación a partir del siglo XVI. En particular,
la utilización de la energía del viento para moler grano tuvo gran aceptación en zonas como la llanura
manchega y también en el Mediterráneo, Andalucía, el País Vasco, Galicia y Castilla. En La Mancha,
todavía hoy, la visión de los molinos evoca la imagen del caballero hidalgo Don Quijote,
proporcionando una bella estampa alrededor de la cual ha aparecido una actividad turística de primer
orden.
Introducción a la energía eólica

Figura 2. Molino de viento en la llanura manchega. Hoy, cuando ya no cumplen la función


para la que fueron concebidos, son una importante atracción turística

Fuente: www.madridejos.net

La extensión de la energía eólica a gran escala no tuvo lugar hasta el siglo XIX en Estados Unidos,
donde se fabricaron más de seis millones de molinos para bombeo de agua. Estos se utilizaron
masivamente para el suministro de agua procedente de pozos durante la colonización del lejano Oeste
americano.

Las primeras turbinas eólicas o aerogeneradores son los modernos molinos de viento utilizados para
producir corriente eléctrica. Las primeras turbinas eólicas parecieron a finales del siglo XIX en
Dinamarca. El profesor Poul Lacour desarrolló en aquel país un molino capaz de generar 25 kW de
potencia, con un diámetro de 25 m. Así, las bases para la energía eólica, tal cual se conoce en la
actualidad, quedaban sentadas.
Introducción a la energía eólica

Figura 3. Molino de bombeo, utilizado masivamente en EUA durante la colonización del


lejano Oeste. Los molinos de bombeo son los dispositivos eólicos fabricados en mayor
número a lo largo de la historia

Fuente: www.arrakis.nl/reports/pr-98-02-1-def(sp).pdf

A lo largo de las primeras décadas del siglo XX, la teoría aerodinámica sufre un importante
desarrollo. Los diferentes estudios se centran en profundizar en el conocimiento de las fuerzas que
aparecen en las palas de las turbinas eólicas. Estas teorías son desarrolladas fundamentalmente por
investigadores en el campo de la aeronáutica procedentes de Rusia, Alemania y Francia.

Figura 4. Aerogeneradores europeos del siglo XIX, antecesores de la moderna tecnología eólica

Fuente: http://www.poullacour.dk

Entre los logros más relevantes de esta época, destaca el trabajo del alemán Betz, quien demostró
que el rendimiento de un aerogenerador aumenta con la velocidad de rotación y que existe un valor
límite para dicho rendimiento –el denominado límite de Betz–, por debajo del 60%.
Introducción a la energía eólica

Figura 5. Pequeño aerogenerador para aplicaciones aisladas de la red eléctrica

Fuente: J. Bornay.

La tecnología de los ingenios mecánicos utilizados para el aprovechamiento eólico se beneficia de


los resultados de todos estos trabajos. Por ejemplo, ya en la década 1920, las palas de los
aerogeneradores fueron diseñadas utilizando los perfiles aerodinámicos desarrollados para las alas de
aviones comerciales. Tras la I Guerra Mundial transcurre un periodo de cierto auge para la eólica. Se
produce en esta época la generalización de la electricidad como fuente de energía, que coincide con la
aparición de ciertas dificultades para las importaciones de petróleo como consecuencia de las tensiones
políticas. Además, el avance tecnológico sigue su cauce, tanto en el desarrollo de pequeños
aerogeneradores para zonas aisladas de la red eléctrica como en el de las grandes turbinas eólicas para
la producción masiva de electricidad.

Los años que siguen hasta el fin de la II Guerra Mundial no fueron especialmente propicios para la
energía eólica. En esta época, el éxito del petróleo como fuente emergente se impuso a las
particularidades de la eólica, que presentaba la desventaja de depender de la aleatoriedad del recurso
eólico (sin viento no hay electricidad) y a la dificultad de almacenamiento de esta energía.

Figura 6. Aerogenerador bipala para suministro de electricidad

Fuente: www.nrel.gov
Introducción a la energía eólica

Varias décadas después, con la primera crisis del petróleo de 1973 (provocada por el embargo de los
países productores tras la guerra árabe-israelí del Yom Kippur), la energía eólica recibe un nuevo
impulso ante la necesidad de desarrollar nuevas fuentes de energía que permitieran reducir las
importaciones de crudo, disminuyendo la dependencia energética de los productores de la OPEP
(Asociación de Países Productores de Petróleo, el cártel que con su embargo desató la crisis económica
mundial en aquel entonces). Fruto del esfuerzo investigador realizado en esta época, surge una nueva
generación de aerogeneradores comerciales, más grandes, más eficientes y que permiten un
abaratamiento significativo de la energía eléctrica.

Este periodo de altos precios del petróleo se extiende hasta mediados de los años ochenta. Fue
precisamente en esa época cuando arranca la nueva industria eólica.

Ya en 1987 comenzó el desarrollo de los parques eólicos, instalaciones conectadas a la red eléctrica
con fines comerciales. La evolución de la potencia instalada fue muy lenta hasta principios de los años
noventa.

Figura 7. Prototipo de aerogenerador instalado en Tarifa en 1981. Primer


aerogenerador instalado en España

Fuente: http://www.tarifaweb.com/aljaranda/num33/art5.htm (I. Sena).

Desde entonces, y tras muchos años de intenso desarrollo, tanto en los aspectos tecnológicos como
de mercado, y de la mano de legislaciones específicas para impulsar las energías renovables como
herramienta para paliar el cambio climático y para garantizar la creciente demanda de energía, la
energía eólica sigue su imparable penetración en los mercados de todo el mundo. En la actualidad, la
eólica es la más desarrollada de las energías renovables y constituye una fuente de generación eléctrica
de primer nivel en muchos países del mundo.
Introducción a la energía eólica

La evolución de los aerogeneradores modernos se ha manifestado, además de en otros aspectos


técnicos, en el imparable aumento de su tamaño. Si hasta finales de la década de 1980 la mayoría de
las máquinas rondaban los 100 kW, a comienzos de 1990, el tamaño medio ya superaba los 200 kW.
Desde entonces, el crecimiento de las turbinas eólicas ha continuado su escalada ascendente hasta el
punto de que el tamaño medio de los equipos instalados en 2011 rondaba entre los 1800 kW y 2000
kW. De hecho, no es raro que en la actualidad se instalen grandes aerogeneradores como:

SeaTitan 10 MW
Diseñada por los ingenieros de la empresa estadounidense AMSC. Esta turbina eólica es
actualmente la más grande del mundo.

Sway ST10
Esta turbina eólica marina, diseñada por los ingenieros de la compañía noruega Sway, es el
segundo aerogenerador más grande del mundo. Dispone de una potencia de 10 MW, un diámetro
de rotor de 164 m, una velocidad nominal de 2 rpm y una longitud de palas de 67 m.

La turbina fue desarrollada entre 2005 y 2012 con una inversión total de 20 millones de euros,
siendo compatible tanto para instalaciones fijas como flotantes.

Areva 8 MW
Presentada por primera vez en noviembre de 2013 por los ingenieros de la compañía francesa
Areva, su nueva turbina eólica de 8 MW se posiciona como la tercera más grande del mundo por
capacidad nominal.

Las tres palas de la turbina cuentan con un diámetro de rotor de 180 m y una caja de cambios
híbrida de velocidad media, capaces de producir hasta 8 MW de potencia con una velocidad de
viento media de 12 m/s.

Figura 8. Aerogenerador conectado a la red eléctrica en un parque eólico español. En


la actualidad el 20,4% de la electricidad consumida en el país proviene de la
producción eólica.Fuente: archivo propio

Fuente: archivo propio.


Introducción a la energía eólica

En los últimos años, los parques eólicos han encontrado un nuevo hábitat en el mar, en las
instalaciones offshore. Allí, la disponibilidad de viento es significativamente mayor que en tierra, con
la ventaja adicional de que el recurso eólico suele ser más constante, con menos variaciones
estacionales. Además, en los países más avanzados, la eólica terrestre empieza a notar cierta saturación
en cuanto a la disponibilidad de los mejores asentamientos mientras que el inmenso potencial marino
está casi sin explotar. Por ello, se prevé que las instalaciones offshore alcanzarán un gran auge en los
próximos años, con lo que es posible que se produzca un nuevo impulso a la energía eólica de la mano
de los parques marinos. También se están desarrollando proyectos de aprovechamiento eólico en
muelles, puertos y espigones. Estos lugares, generalmente bastante industrializados y con alta
demanda de electricidad, reúnen condiciones similares a los emplazamientos offshore y su instalación
y mantenimiento resulta mucho más económico.

Figura 9. Turbina

Fuente: Gamesa.

La turbina que muestra la figura, con un rotor de 128 m de diámetro y una altura total de 154 m,
generaría la energía necesaria para abastecer a 7.500 hogares al año.

Situada en el puerto de Arinaga, en las Islas Canarias (Océano Atlántico).


Introducción a la energía eólica

Figura 10. Primer aerogenerador marino instalado en España, G128-5.0 MW en el muelle


de Arinaga

Fuente: Gamesa.

V. Aplicaciones de la energía eólica


Se describen a continuación algunas de las aplicaciones más comunes de la energía eólica, en
particular aquellas que han alcanzado un mayor grado de desarrollo. Algunas ya han sido citadas
anteriormente.

5.1. Producción de electricidad en grandes parques eólicos


La producción de electricidad en grandes parques eólicos es la aplicación más desarrollada de esta
tecnología. La también llamada “gran eólica” compite en precio, calidad de la electricidad producida y
muchos otros aspectos con las llamadas tecnologías convencionales. En particular, con las grandes
centrales térmicas de carbón, gas natural o fuel y con las centrales nucleares e hidráulicas.
Introducción a la energía eólica

Figura 11. Moderno parque eólico conectado a la red eléctrica en España

Fuente: Juan Carlos Encinas.

En los parques eólicos actuales, los aerogeneradores transforman la energía cinética de las masas de
aire en energía eléctrica, que es vertida a las redes de suministro para su transporte y distribución a los
puntos de consumo.

El proceso de generación de la corriente eléctrica es bastante sencillo: el viento mueve las palas de
los aerogeneradores y estas, a su vez, mueven un generador para producir electricidad. Este
mecanismo es similar al de las ruedas de una bicicleta cuando mueven un dinamo para alimentar el
pequeño faro que permite al ciclista ver al anochecer.

De hecho, cualquier artilugio mecánico que genere movimiento puede en última instancia usarse
para, producir electricidad. Este principio es el utilizado también en las centrales hidroeléctricas,
donde es la fuerza de un salto de agua la que produce el movimiento del generador, y también en las
centrales térmicas convencionales e incluso en las nucleares.

Como ocurre con otras fuentes renovables, la eólica tiene la particularidad de que la electricidad se
produce de manera intermitente, solo en los momentos en que el viento sopla con suficiente fuerza.
Puesto que el consumo se puede producir en cualquier momento, y dado que la energía eléctrica no se
puede almacenar en grandes cantidades de manera eficiente, la energía eólica necesita de otras fuentes
que garanticen el suministro en ausencia de viento.

5.2. Producción de electricidad en instalaciones aisladas


Introducción a la energía eólica

Figura 12. Sistema de suministro de electricidad en una instalación aislada. Compuesto por
un pequeño aerogenerador y un sistema solar fotovoltaico complementario

Fuente: J. Bornay.

Otra de las aplicaciones de la energía eólica que tiene bastante aceptación es la de la alimentación de
sistemas aislados. Se utiliza para suministrar electricidad en viviendas no conectadas a las redes
eléctricas, lo cual puede ser una solución recomendable en el caso de que estén situadas en zonas
alejadas de los centros de población. También es posible utilizar aerogeneradores aislados para
alimentar granjas, sistemas de telecomunicación (por ejemplo, repetidores de radio y televisión o
instalaciones de telefonía), estaciones meteorológicas u otras instalaciones alejadas de la red.

Los sistemas eólicos aislados son instalaciones pequeñas, en las que el aerogenerador tiene una
potencia inferior a los 100 kW. De hecho, en la gran mayoría de los casos se trata de sistemas de
menos de 10 kW, suficiente para alimentar una gran variedad de aplicaciones.

Para garantizar el suministro de energía en todo momento (24 horas al día, 365 días al año), incluso
en situaciones de poco viento, es necesario utilizar sistemas de almacenamiento de electricidad. El más
habitual en estas instalaciones es el de acumulación en baterías, que pueden almacenar energía
eléctrica para garantizar el suministro durante días.

En estos sistemas es bastante habitual incluir un panel solar para complementar la producción de
electricidad, lo cual confiere mayor estabilidad a la instalación. Esto es posible porque las baterías
pueden ser recargadas en días soleados, incluso aunque no haya viento, y viceversa.

Los sistemas aislados pueden ser rentables en muchas ocasiones, dado que el coste de extender las
líneas de distribución en zonas muy alejadas puede llegar a ser muy elevado. Por ello, estas soluciones
no son solo una alternativa, sino que también pueden conllevar un ahorro de costes.

Una de las aplicaciones más relevantes de la llamada “pequeña eólica” es el abastecimiento de


pequeñas poblaciones en países subdesarrollados, en lo que se denomina “electrificación rural”. Y es
que se estima que en todo el mundo hay 2.000 millones de personas sin acceso a la electricidad, en
áreas en las que la única solución posible para el abastecimiento energético son los sistemas aislados.
Introducción a la energía eólica

En estas instalaciones no son necesarias grandes potencias, puesto que las necesidades básicas en
comunidades aisladas de países subdesarrollados pueden ser cubiertas con muy pocos medios:
instalaciones básicas de iluminación, pequeños refrigeradores, bombeo de agua en pozos y, a lo sumo,
algún equipo de televisión o radio.

Figura 13. Sistema de suministro de electricidad en una comunidad aislada, en Tanzania

Fuente: J. Bornay

5.3. Bombeo de agua


Los sistemas de bombeo de agua también han tenido bastante aceptación históricamente, debido a su
elevada eficacia y robustez. En estas instalaciones, el objetivo es extraer agua de un pozo subterráneo
y almacenarla en un depósito para su utilización en diversas aplicaciones: riego de cultivos en la
agricultura, suministro de agua de consumo en viviendas o granjas aisladas, etc.

Los sistemas de bombeo pueden utilizar bombas mecánicas o eléctricas. En el primer caso no existe
una conversión de energía mecánica a eléctrica, como en los aerogeneradores convencionales, si no
que es la propia energía mecánica la que se utiliza directamente para accionar la bomba. Existen
diferentes configuraciones, como las bombas de pistón, de tornillo helicoidal o centrífugas.

En el caso de las bombas eléctricas, la turbina eólica se utiliza para alimentar a esta, como en las
aplicaciones de suministro de electricidad convencionales. Esta configuración tiene la ventaja de que
el molino se puede situar en el mejor emplazamiento posible desde el punto de vista de la
disponibilidad de viento, que no tiene que coincidir necesariamente con la ubicación del pozo, donde
se encuentra la bomba. De esta manera, el funcionamiento del conjunto es más eficiente.

Una de las características más destacables del bombeo eólico es que no necesitan de medios
auxiliares de almacenamiento de energía, puesto que el agua se almacena en los momentos en que hay
viento, pudiéndose utilizar en cualquier momento en que se necesite.

5.4. Centrales híbridas de bombeo, hidroeléctrico-eólicas


Introducción a la energía eólica

Existe una solución más convencional para el almacenamiento eléctrico, utilizada desde hace años,
que es la de las centrales hidroeléctricas de bombeo. Estas instalaciones constan de dos embalses para
el almacenamiento de agua, uno situado en una zona más elevada que el otro. El agua del embalse
superior se utiliza para producir electricidad en los momentos de gran demanda, como en una presa
convencional. El embalse inferior acumula el agua procedente del primero. Esta agua puede ser
devuelta al embalse superior, mediante una tubería que comunica ambos depósitos, utilizando una
bomba eléctrica. Esto se realiza en los momentos de baja demanda energética, en los que se utiliza el
exceso de electricidad para mover la bomba.

Este sistema es especialmente indicado para la generación eólica, puesto que garantiza el suministro
de energía en todo momento, independientemente de la aleatoriedad del viento. Además, todo el
proceso está libre de emisiones contaminantes, tanto en la parte hidroeléctrica como en la eólica.

El ejemplo más significativo de sistema híbrido eólico–hidráulico es el proyecto de la isla de El


Hierro (“hierro eólico”), que pretende garantizar con esta solución el 100% del abastecimiento de
energía de la pequeña isla del archipiélago canario.

Figura 14. Central hidroeléctrica de bombeo, compuesta de dos embalses situados a


diferente altura. El embalse inferior se utiliza para bombear agua en las horas valle, a
partir del exceso de producción eólica

Fuente: www.unesa.es

El proyecto hidroeólico integra un parque eólico, un grupo de bombeo y una central hidroeléctrica.
El parque eólico es capaz de suministrar energía eléctrica directamente a la red y, simultáneamente,
alimentar a un grupo de bombeo que embalsa agua en un depósito elevado, como sistema de
almacenamiento energético. La central hidroeléctrica aprovecha la energía potencial almacenada,
garantizando el suministro eléctrico y la estabilidad de la red.
Introducción a la energía eólica

Figura 16. Esquema explicativo del proyecto

Fuente: Gorona del Viento El Hierro, SA.

5.5. Otras formas de almacenamiento de la energía eólica


Desde hace algunos años se están desarrollando proyectos para mejorar la eficiencia global del
parque aprovechando las paradas o desconexiones a las que se tienen que someter algunos
aerogeneradores cuando, a pesar de contar en ese momento con viento favorable, la red no puede
absorber la producción. Este fenómeno ocurre con relativa frecuencia puesto que la energía eléctrica
no puede almacenarse y, si no es consumida en alguna parte de la red, no puede seguir inyectándose en
ella. No obstante, si en ese momento de desconexión de la red, se aprovechara el potencial generador
de electricidad para generar algún medio de acumulación que pudiera verterse a red en otros momentos
de mayor demanda o mejores precios, la eficiencia global del parque mejoraría sustancialmente. En
este sentido, la obtención de hidrógeno por electrolisis es una propuesta muy rentable que ya se está
aplicando en algunos parques eólicos.

La obtención de hidrógeno a partir de agua implica la aplicación de electricidad (generada en el


propio parque) y una serie de aditivos que permiten la separación de la molécula de H2O en hidrógeno
y oxígeno. El oxígeno es liberado directamente a la atmósfera mientras que el hidrógeno pasa a un
proceso de compresión para licuarlo y poder manejarlo con menores volúmenes de almacenamiento.
Introducción a la energía eólica

Otro ejemplo de la aplicación del excedente puntual de producción de un parque eólico es el


proyecto que la empresa E.ON puso en marcha en agosto de 2013 en la localidad alemana de
Falkenhagen, denominado P2G. En esta comarca, es frecuente que los parques eólicos generen
habitualmente más energía eléctrica de la que la red puede absorber.

3
Se producen 160 m de hidrógeno por electrolisis de agua en tan solo tres horas y se inyectan al
sistema de distribución de gas natural de la localidad para ser aprovechado posteriormente en
generación de calor para calefacción o agua caliente sanitaria.

3
Actualmente, el proyecto Power to Gas (P2G) produce unos 360 m de hidrógeno por hora. Este se
gestiona a través de las redes regionales de gas mezclándose con él para emplearlo en la producción
térmica y eléctrica, lo cual incrementa la capacidad de almacenamiento del hidrógeno sin necesidad de
licuarlo.

Además del almacenamiento de hidrógeno, existen otras formas de almacenamiento de la energía


del viento en la actualidad. Cabe destacar la utilización de volantes de inercia, en los que el
almacenamiento se produce en forma de energía mecánica.

Los volantes de inercia (o flywheels) son mecanismos giratorios en los que el principal componente
es un cilindro de gran masa que puede girar a velocidades altísimas (superiores a 20000 revoluciones
por minuto, RPM). El volante es movido por un motor eléctrico, que lo hace rotar accionado por la
electricidad suministrada por un aerogenerador.

De esta manera, la energía eléctrica se almacena en forma de energía mecánica de rotación en el


volante.

Cuando la demanda de energía en la red aumenta, la velocidad de giro del volante se utiliza para
mover un generador eléctrico, que inyecta corriente eléctrica en la red, contribuyendo al suministro
justo cuando es necesario.
Introducción a la energía eólica

Figura 18. Sistema de almacenamiento de energía eléctrica en volantes de inercia


desarrollado Beacon Power

Fuente: www.beaconpower.com

Existen sistemas de almacenamiento basados en volantes de inercia de hasta 20 MW de potencia.


Tienen algunas ventajas frente a otros sistemas de almacenamiento, como las baterías. Así, son equipos
menos voluminosos, que no requieren apenas mantenimiento, y son muy robustos y duraderos (los
fabricantes aseguran que pueden funcionar más de 20 años sin síntomas de degradación).

Otras dos soluciones innovadoras que han sido propuestas recientemente son las del
almacenamiento de energía eólica en forma de frío, en refrigeradores, y la compresión de aire en
grutas.

En el primer caso, la idea consiste en sincronizar la producción de frío a gran escala (en cámaras
frigoríficas de industrias o en frigoríficos en hogares) con los momentos de baja demanda energética,
en las horas valle (durante las noches). De esta manera, el exceso de producción eólica iría en última
instancia a parar a la alimentación de todos estos equipos. Durante el día, cuando la demanda de
electricidad aumenta, se desconectarían los refrigeradores, disminuyendo el consumo.

Se estima que, de esta manera, se podrían ahorrar cantidades ingentes de electricidad. Por ejemplo,
reduciendo la temperatura de todos los grandes refrigeradores en países industrializados en sólo 1º C
durante la noche, y permitiendo que la temperatura suba también un grado apagando las cámaras
durante el día. El efecto de la red eléctrica haría que todas las cámaras frigoríficas funcionaran como
grandes baterías.

En los sistemas de almacenamiento por aire comprimido, se utiliza la electricidad eólica producida
en las horas de bajo consumo para comprimir aire, almacenándolo en depósitos subterráneos (como en
domos salinos profundos), a centenares de metros bajo tierra y a presiones de hasta 70 bares. En las
horas punta, cuando la demanda de electricidad es alta, se libera el aire comprimido del domo de
manera controlada, dejándolo circular a través de una turbina, que a su vez mueve un generador y
produce electricidad.

Un proyecto basado en esta idea, que es una adaptación de métodos ya utilizados para almacenar gas
natural, ha sido propuesto por una compañía norteamericana denominada ISEP (Iowa Stored Energy
Park). ISEP propone almacenar el exceso de producción eólica de los Estados de Iowa, Minnesota y
Dakota en acuíferos, que alojarían el aire comprimido. Dicho aire, inyectado a gran presión a través de
un tubo a una profundidad de 1000 m, desplazaría parte del agua del acuífero. La compañía
norteamericana estima que la capacidad de los acuíferos considerados en el proyecto podría disponer
de hasta 270 MW en potencia suplementaria almacenada.
Introducción a la energía eólica

Figura 19. Sistema de almacenamiento de energía eléctrica en forma de aire


comprimido inyectado a alta presión en acuíferos (ISEP)

Fuente: www.isepa.com

5.6. Desalación mediante aerogeneradores marinos


La energía eólica puede utilizarse en la desalación del agua del mar para el suministro de agua
potable en zonas áridas, afectadas por sequías en periodos prolongados. Esta solución puede cobrar
una relevancia extraordinaria en las próximas décadas, dado que todas las previsiones apuntan a que
una de las consecuencias del cambio climático es acentuar este tipo de sequías, al aparecer con mayor
frecuencia e intensidad.

Figura 20. Plataforma desaladora

Fuente: MTORRES.
Introducción a la energía eólica

La desalación mediante energía eólica puede realizarse en plataformas instaladas en el mar, a una
distancia de la costa de hasta 5 km. Se trata de enormes estructuras asentadas sobre flotadores anclados
al fondo marino, en aguas de no más de 80 m de profundidad. Sobre la plataforma se asienta un gran
aerogenerador, que puede funcionar en dos modos diferentes: produciendo electricidad, como en un
parque eólico convencional, o desalando agua mediante un proceso exclusivamente mecánico
denominado ósmosis inversa, sin una conversión previa a energía eléctrica. El producto de ambos
procesos es evacuado a tierra, la electricidad mediante cables submarinos, y a través de tuberías
submarinas en el caso del agua desalada.

En efecto, la energía mecánica del viento capturada por las hélices del aerogenerador puede
aplicarse directamente para bombear agua del mar a alta presión contra una membrana de ósmosis
inversa, que retiene las sales del agua marina en una de sus caras, dejando pasar el agua dulce hacia la
otra. Al evitar la transformación en electricidad, el rendimiento de todo el proceso es más elevado,
dado que la conversión del movimiento de rotación del aerogenerador a movimiento del agua
bombeada es mucho más alta, lo que se traduce en que la rentabilidad de la planta es mayor.

Además, la desalación eólica tiene la ventaja de que permite aprovechar mejor el recurso energético
esencialmente aleatorio, como el viento. El doble funcionamiento de las plataformas permite desalar
agua cuando menos necesaria es la energía eléctrica en la red y producir electricidad en las puntas de
demanda, en las horas centrales del día.
3
Se estima que la capacidad de desalación de estas plataformas sería de unos 2 hm /año, con los que
sería posible abastecer a una población de unos 30.000 habitantes durante un año.

El coste del agua desalada en sus plataformas puede ser entre un 30 % y un 40 % menor que el de
los sistemas más avanzados de ósmosis inversa.

Figura 21. Esquema de la plataforma de desalación eólica

Fuente: MTORRES.
Introducción a la energía eólica

Las plataformas flotantes pueden situarse en zonas de aguas especialmente favorables para la
desalación, por su baja turbidez, con la ventaja de que la vida media de las membranas y el
rendimiento de las plantas aumenta. La elección del enclave también puede tener en cuenta el régimen
habitual de movimiento de las aguas de la zona (biodinamismo) para favorecer la dispersión natural de
la sal obtenida (salmueras), con lo que se minimizaría el impacto ambiental.

5.7. Almacenamiento de energía en baterías de


vehículos eléctricos
Un proyecto de especial interés en el proceso de almacenamiento y gestión de la energía eólica es su
aplicación en vehículos eléctricos. Existe en España un programa de investigación y desarrollo
llamado REVE (Regulación Eólica con Vehículos Eléctricos). El objetivo de este proyecto es
aprovechar los excesos de producción eólica durante periodos de bajo consumo para almacenar este
excedente de energía eléctrica en las baterías de coches eléctricos. Durante los primeros meses de
2010, el Gobierno de España en colaboración con compañías privadas estableció los parámetros
iniciales para el desarrollo de este proyecto.

Esta herramienta es muy útil para realizar trayectos largos con coches eléctricos

Puntos de recarga de uso público: 761.


Turismos y comerciales: 615 (611 de carga normal y 4 de carga rápida).
Motos: 136.
Minusválidos: 10.

Figura 22. Perfil de demanda y estructura de generación en tiempo real

Fuente: Electromaps.

Como se puede apreciar en la figura anterior, el consumo entre horas valle y horas punta puede
variar de 22.000 MW a 34.000 MW en hora punta, lo que crea un desfase entre la producción eólica y
la demanda, teniendo la mejor producción eólica en horas de menor demanda eléctrica.
5.7.1 Beneficios de la introducción de VE

Aumento de la demanda nocturna.


Aumento de la eficiencia general del sistema.
Disminución de los riesgos de recortes a la eólica.

5.7.2. Retos para la integración de los VE

Infraestructuras de recarga/red de distribución.


Impacto en el sistema eléctrico.
Mecanismos de gestión de la demanda.
Introducción a la energía eólica

Figura 23. Perfil de demanda y estructura de generación en tiempo real

Fuente: REE

Figura 24. Instalación de paneles y aerogenerador para carga de vehículos eléctricos

Fuente: Carlos Romón.

5.8. Otras aplicaciones


Además de las aplicaciones mencionadas, existen otras. Se trata de aplicaciones muy marginales,
con mucha menor aceptación que las citadas.

Por ejemplo, existen sistemas que permiten obtener energía en forma de calor (energía térmica) a
partir de la energía mecánica del viento. Esto es posible a través del calentamiento de agua provocado
por el rozamiento mecánico de un artilugio accionado directamente por el propio molino. También se
puede obtener calor mediante la compresión de un fluido refrigerante en lo que se denomina “bomba
de calor”, mecanismo similar al utilizado en aplicaciones de frío industrial y refrigeración.
Introducción a la energía eólica

Estas aplicaciones térmicas de la eólica pueden ser interesantes en granjas, en explotaciones


agrícolas y ganaderas, por ejemplo para el secado o la refrigeración del producto de las cosechas, o
para la refrigeración del propio ganado. Y también en factorías aisladas de la red eléctrica, para el
acondicionamiento y refrigeración de almacenes, el calentamiento de agua, etc.

Recurso eólico
Circulación general de la atmósfera

Figura 1. Diagrama de la circulación general de la atmósfera, en el que se muestran las


tres zonas de vientos preferentes en cada hemisferio: alisios del noreste en latitudes bajas,
vientos del oeste en medias y vientos polares en latitudes elevadas

Fuente: http://www.newmediastudio.org

La figura muestra un diagrama sobre los movimientos preferentes de masas de aire en nuestro
planeta. Se pueden ver tres zonas claramente diferenciadas para cada hemisferio, cada una de ellas con
una dirección preferente para el viento. Son las llamadas Celda de Hadley, Celda polar y Celda de
Ferrel.

Celda de Hadley
Es la zona que va entre el ecuador y los 30º de latitud en cada hemisferio. El viento dominante
proviene del noreste (a estos vientos se les denomina “alisios del noreste”) y es consecuencia del
movimiento en altura del aire caliente que va del ecuador hacia los polos. Estas masas de aire se
enfrían al tomar altura y acaban por descender en latitudes más elevadas. Por ello, vuelven en
superficie hacia el ecuador, absorbidas por las bajas presiones provocadas por el aire caliente
ascendente.

La componente este del viento en la Celda de Hadley está provocada por la influencia de la
rotación terrestre, en particular de la fuerza de Coriolis, que desvía el viento hacia su derecha (en el
sentido del avance del viento) en el hemisferio norte y hacia su izquierda en el hemisferio sur. La
influencia de este efecto es mucho mayor en latitudes elevadas.
Recurso eólico

Celda polar
Cerca de los polos, el comportamiento también responde al esperado según el modelo sencillo: el
aire frío (más pesado) se desplaza en superficie hacia el ecuador, sustituyendo a las masas de aire
caliente que avanzan en altura hacia los polos. La rotación de la Tierra le confiere una componente
este en ambos hemisferios, como en la Celda de Hadley.

Esta celda se extiende desde los polos hasta los 60º de latitud en ambos hemisferios y en ella los
vientos dominantes se denominan “vientos polares del este”.

Celda de Ferrel
Ocupa las latitudes entre los 30 º y los 60º en cada hemisferio. En esta zona, los vientos dominantes
provienen del suroeste en el hemisferio norte y del noroeste en el sur (son los llamados
“ponientes”). Están causados por el movimiento del aire en superficie hacia la zona de bajas
presiones dejada por el aire que asciende hacia los polos desde los 60º de latitud. La componente
oeste se debe a la acción de la fuerza de Coriolis, que desvía al viento hacia su derecha.

Además de las tres zonas citadas, existen otras dos áreas atmosféricas, que están caracterizadas por
el escaso viento. Se trata de la Zona de Convergencia Intertropical, cerca del ecuador y de la zona
cercana a la latitud 30º, en ambos hemisferios. En la primera tienen lugar las denominadas “Calmas
Ecuatoriales”, mientras que en la segunda se producen las “Calmas de Ross”.

La circulación general de la atmósfera se ve profundamente modificada por la presencia de las


masas continentales (figura siguiente). Las diferentes porciones de tierra tienen en general
características térmicas muy diferentes, determinadas por las condiciones particulares de la orografía:
altura, composición del suelo, presencia de grandes masas de agua, etc. Por ello, en distancias
relativamente grandes, no es raro observar comportamientos del viento alejados de lo esperado de
acuerdo con el modelo presentado anteriormente.

Figura 2. La presencia de las masas continentales tiene una notable influencia en la


circulación general de la atmósfera. Cada zona geográfica puede tener características
diferentes en cuanto a su masa térmica, perfil de rugosidad, etc

Fuente: René Garreaud (www.dgf.uchile.cl/~rgarreau).


Recurso eólico

IV. Comportamiento local del viento


La circulación general de la atmósfera da lugar a lo que se conoce como los “vientos geostróficos”.
Estos vientos no están apenas influenciados por el rozamiento con la superficie terrestre o por la
presencia de obstáculos. En general, se considera que el viento geostrófico se percibe por encima de
los 1000 m de altitud; por ello, solo es posible medirlo utilizando sondas atmosféricas a bordo de
globos.

Sin embargo, en el caso de la energía eólica, los dispositivos de aprovechamiento del viento
(aerogeneradores) están situados muy cerca del suelo, con el rotor a una altura de, a lo sumo, 120 m.
En esta zona, el viento sufre la acción del rozamiento, por lo que se ve frenado. Además, en función de
las características de la orografía, la influencia de los obstáculos (como cerros, hondonadas, etc.)
puede ser considerable. También puede modificar de manera significativa la velocidad y la dirección
del viento la presencia de edificios en zonas urbanas.

4.1. Brisas de montaña y brisas marinas


Otros fenómenos característicos con una influencia notable en el viento a nivel local son las brisas
de montaña y las brisas marinas.

En el primer caso, se trata del movimiento de masas de aire que aparecen en las cercanías de
grandes montañas (figura siguiente). Son consecuencia del calentamiento desigual de las laderas en
función de la altura. Las brisas de montaña fluyen desde las cumbres hacia los valles durante las
noches y desde las partes bajas hacia las altas durante el día. Por las noches, el aire de lo alto de la
montaña se enfría antes, por la menor inercia térmica de las cumbres con respecto a la parte baja. El
aire fresco baja por la ladera hacia los valles, dando lugar a la brisa nocturna. Por el contrario, durante
el día, es el aire cálido de los valles el que asciende por la ladera hacia lo alto de la montaña, empujado
por el viento fresco que cae hacia la zona de los valles.

Con respecto a las brisas marinas, el fenómeno se debe al calentamiento diferencial que se produce
en el mar y en la tierra, debido al comportamiento térmico diferente de ambos medios.

Durante el día, la brisa sopla desde el mar hacia la orilla, debido al mayor calentamiento del medio
terrestre con respecto al agua de mar (hay que recordar que el calor específico del agua es muy
elevado, lo que significa que una masa del líquido tiene mucha inercia térmica, es decir, responde muy
lentamente ante variaciones de temperatura ambiente). Por ello, el aire cálido de la orilla asciende y es
sustituido por el aire fresco procedente del mar.
Recurso eólico

Figura 3. Brisas de ladera en las montañas, consecuencia del calentamiento desigual en


función de la altura

Fuente: www.windpower.org

Por la noche, la tierra se enfría antes que el mar por su menor inercia térmica, por lo que el flujo de
las brisas se invierte, es el aire cálido en contacto con el agua el desplazado por el fresco procedente de
la orilla. Así, la brisa nocturna tiene dirección de la costa hacia el mar.

4.2. Variación del viento con la altura


Por debajo del nivel del viento geostrófico, la influencia del rozamiento con el suelo en la velocidad
se hace patente. Por ello, dicha velocidad no se mantiene constante, a medida que nos vamos
acercando al suelo, el viento es frenado por efecto del rozamiento con el mismo.

La variación del viento con la altura se puede calcular de manera aproximada mediante diversos
métodos analíticos. En este sentido, es habitual utilizar una aproximación exponencial para estimar el
α
aumento de la velocidad con la altura, de acuerdo con la fórmula: Vy = Vo ( Y / Yo) .
Donde V es la velocidad del viento a la altura y, e y0 una altura de referencia a la que la velocidad es
conocida, V0. α es el llamado “coeficiente de rugosidad”, exponente que depende fuertemente de la
orografía. Sus valores varían típicamente entre 0,1 y 0,4, siendo mayor cuanto más compleja es la
orografía (tabla siguiente).

Así, en terrenos poco accidentados, a adquiere valores alrededor de 0,1, lo que en términos de la
velocidad del viento significa que la variación con la altura es muy reducida. En zonas muy
escarpadas, o con muchos obstáculos (por ejemplo, en ciudades), a puede alcanzar valores cercanos a
0,4 (es decir, la velocidad del viento varía mucho con la altura).
Recurso eólico

Tabla 1. Variación del coeficiente de rugosidad, a, con las características del terreno

Terreno llano con hielo o hierba 0,1 - 0,12


Terreno llano (mar) 0,14
Terreno poco accidentado 0,13 - 0,16
Zonas rústicas 0,2
Terreno accidentado, bosques 0,2 - 0,26
Terreno muy accidentado y ciudades 0,25 - 0,4

Fuente: elaboración propia.

La figura siguiente muestra la variación de la velocidad del viento con la altura para un coeficiente
de rugosidad de 0,2. La curva reproduce la ley exponencial anteriormente descrita.

Cuando se realiza una campaña de medidas de viento en un determinado emplazamiento, lo ideal


sería realizar la medida de velocidad a la altura a la que se van a colocar las turbinas eólicas, pero esto
no es siempre posible. Sin embargo, sí es posible medir a una altura normalizada extrapolar a la altura
de la turbina utilizando la aproximación exponencial.

La variación del viento con la altura tiene una gran influencia en el funcionamiento de un sistema
eólico, dado que la producción de energía es mayor a mayor altura. Por ello, desde un punto de vista
meramente energético, los aerogeneradores han ser de tan grandes como sea posible. Sin embargo, los
aerogeneradores grandes son más caros y también lo es la propia instalación y el transporte. Por lo
tanto, el coste final de toda la instalación también será mayor. En consecuencia, en el diseño de una
instalación eólica es fundamental optimizar el sistema, encontrando el mejor compromiso entre
elevada producción y bajos costes.

Figura 4. Variación de la velocidad con la altura, según la ley exponencial, para un


coeficiente de rugosidad de 0,2

Fuente: elaboración propia.

Recurso eólico
4.3. Variaciones temporales del viento
El viento sufre también variaciones temporales importantes, que dan lugar a una de sus
características fundamentales: su gran aleatoriedad. Estas variaciones pueden producirse en intervalos
más o menos largos de tiempo (variaciones diarias, mensuales, estacionales, anuales…), o también
pueden ocurrir en forma de variaciones bruscas. Este es el caso de las turbulencias, que son
oscilaciones del viento alrededor de los valores medios, que tienen un carácter impredecible y
desordenado.

Con respecto a las variaciones a largo plazo, cabe destacar las debidas a la estacionalidad. Y es que
el recurso eólico disponible oscila a lo largo del año, con la sucesión de las estaciones. En general, los
periodos de tiempo estable, como el verano, son menos propicios para la generación eólica. Por el
contrario, los meses de invierno suelen ser más ventosos.

En el caso de las turbulencias, aunque su influencia en la producción de energía a largo plazo no es


importante, sí pueden tener cierta relevancia en otros aspectos, como en la seguridad o en la
durabilidad de los sistemas eólicos. Por ejemplo, los cambios bruscos de viento pueden provocar
fuertes cargas sobre los aerogeneradores, que provocan fatiga mecánica en los materiales, poniendo a
prueba su resistencia estructural. Además, pueden dar lugar a problemas en los sistemas de control y
orientación y oscilaciones momentáneas en la potencia eléctrica producida.
V. Clasificación del viento
Existen diferentes criterios a la hora de clasificar el viento en cuanto a su velocidad. La más
tradicional es la denominada escala Beaufort, que fue introducida por el almirante inglés del mismo
nombre a principios del siglo XIX. Aunque en origen se utilizó fundamentalmente en la navegación
marítima, posteriormente su uso se extendió a otros ámbitos como la meteorología.

En dicha escala (tabla página siguiente), se establecen 17 categorías, también denominados


“grados”, ordenadas de menor a mayor velocidad del viento. En la tabla se muestran los intervalos de
velocidad mínimo y máximo para cada categoría, en unidades de m/s, km/h y nudos (un nudo es una
milla náutica por hora).

Para cada grado es habitual añadir una descripción de los efectos que el viento podría tener tanto en
tierra como en el mar. En la tabla se ha incluido el efecto típico en tierra. Así, por ejemplo, un viento
grado 5 se podría reconocer observando los árboles pequeños, ya que para esta velocidad estos
empiezan a moverse; mientras un viento fuerza 10 se puede reconocer porque puede llegar a arrancar
árboles y a causar daños en edificios.

Tabla 2. Escala Beaufort de intensidades de viento, utilizada tradicionalmente para


clasificar los vientos en función de su velocidad
Recurso eólico

Grado Nombre v(m/s) v(km/h) v(nudos) Efecto en tierra


0 Calma 0 0,2 0 1 0 0,4 Calma
1 Ventolina 0,3 1,5 1 5 1 3 El humo sigue el viento,
la veleta no
2 Suave 1,6 3,3 6 12 3 6 La veleta se orienta
3 Leve 3,4 5,4 12 19 7 10 Las hojas se mueven
4 Moderado 5,6 7,9 20 28 11 15 Las ramas más finas
se mueven
5 Regular 8 10,7 29 39 16 21 Empiezan a moverse
árboles pequeños
6 Fuerte 10,8 13,8 39 50 21 27 Se mueven las
ramas grandes
7 Muy fuerte 13,9 17,1 50 62 27 33 Se mueven los árboles
más grandes
8 Temporal 17,2 20,7 62 75 33 40 Se rompen las ramas
de los árboles
9 Temporal 20,8 24,4 75 88 40 47 Se levantan los tejados
fuerte
10 Temporal 24,5 28,4 88 102 48 55 Arranca árboles,
muy fuerte daños en edificios
11 Tempestad 28,5 32,6 103 117 55 63 Daños graves a los
edificios y destrozos
12 Huracán 32,7 36,9 118 133 64 72 Daños muy graves
13 37 41,4 133 149 72 80 Daños muy graves
14 41,5 46,1 149 166 81 90 Daños muy graves
15 46,2 50,9 166 183 90 99 Daños gravísimos
16 51 56 184 202 99 109 Daños gravísimos
17 Ciclón 56,1 61,2 202 220 109 119 Daños gravísimos

Fuente: elaboración propia.

Tabla 3. Equivalencia entre diferentes unidades utilizadas habitualmente para medir el viento

Nudo m/s km/h


Nudo 1 0,514 1,852
m/s 1,946 1 3,600
km/h 0,540 0,278 1

Fuente: elaboración propia.


Recurso eólico

Existe otra escala que se utiliza con mayor frecuencia que la Beaufort en el campo de la energía
eólica. Dicha escala clasifica los vientos en siete clases, en orden creciente en cuanto a su velocidad.
En la tabla se han incluido las velocidades mínima y máxima, en m/s, a tres alturas diferentes, 10 m,
50 m y 80 m. La variación de la altura que se ha supuesto en esta clasificación es exponencial, según la
ley presentada anteriormente, y con un coeficiente de rugosidad de un séptimo (a=1/7).

Tabla 4. Clasificación del viento en clases, de acuerdo con su velocidad media (en m/s) a
tres alturas diferentes

v (m/s)

Clase 10 m 50 m 80 m

1 0 4,4 0 5,6 0 5,9

2 4,4 5,1 5,6 6,4 5,9 6,9

3 5,1 5,6 6,4 7,0 6,9 7,5

4 5,6 6 7,0 7,5 7,5 8,1

5 6 6,4 7,5 8,0 8,1 8,6

6 6,4 7 8,0 8,8 8,6 9,4

7 >7 >8,8 >9,4

Fuente: elaboración propia.

VI. El recurso eólico en nuestro planeta


En los últimos años se han desarrollado estudios muy exhaustivos sobre la disponibilidad de recurso
eólico en nuestro planeta. Entre estos, destaca el de Archer y Jacobson, de 2005, en el que se cuantifica
el potencial eólico a nivel global. Los investigadores de la Universidad de Stanford concluyen que
sería posible obtener hasta 72 TW de potencia en parques eólicos, cantidad equivalente a 35 veces el
consumo mundial de electricidad.

Una de las principales aportaciones de Archer y Jacobson es su Atlas del viento, en el que
determinan la velocidad del viento en las diferentes áreas geográficas de la Tierra, mediante medidas a
diferentes alturas. Sobre la base de los resultados del trabajo se puede decir que la mayor
disponibilidad de viento se da en América del Norte, que tiene el mayor número de estaciones de
medida con vientos clase 3 o superior (según los propios autores, para que la producción eólica sea
rentable, son necesarias velocidades superiores a 6,9 m/s a 80 m de altura, es decir, clase 3 o superior).
En particular, en la zona de los grandes lagos y a lo largo de las costas Este y Oeste del país.

La Antártida tiene también un potencial inmenso (aunque difícilmente aprovechable, dado que el
continente helado tiene un elevado grado de protección por sus especiales características, que lo
protege frente a la gran mayoría de las actividades humanas), siendo el área con el mayor porcentaje
de estaciones aprovechables para la producción eólica, un 60%.
Recurso eólico

Por lo que respecta a Europa, figura en la lista de lugares con mayor potencial eólico. En particular,
el norte del continente, con Escandinavia y Reino Unido a la cabeza, siendo las costas del Mar del
Norte un lugar privilegiado.

Otras zonas con gran potencial son el extremo sur de Suramérica y la isla de Tasmania, en Australia.

Con respecto a la disponibilidad de viento en los mares y océanos de nuestro planeta, Archer y
Jacobson concluyen que la media global de velocidad a 10 m de altura en estas áreas es de 6,64 m/s (lo
que se corresponde con la clase 6), frente a los 3,28 m/s (clase 1) de media sobre las grandes masas de
tierra. Es decir, en promedio, los valores medidos sobre el mar son dos veces mayores que en tierra, lo
que justifica las grandes expectativas creadas alrededor de la eólica offshore de cara a los próximos
años. Las medidas a 80 m confirman el enorme potencial del viento en el mar, ya que a esa altura la
media de velocidad es de 8,6 m/s, frente a 4,54 m/s medidos tierra adentro.

Figura 7. Distribución del potencial del viento en Europa. Las zonas más oscuras, en el norte
del continente (Escandinavia, Reino Unido y el Mar del Norte), se corresponden con aquellas
con mayor velocidad del viento en promedio

Fuente: Risoe National Laboratory – Vector Graphics.

VIII. Medida del recurso eólico


La potencia que puede suministrar un aerogenerador depende especialmente de la velocidad del
viento. Esta característica se manifiesta en que pequeñas variaciones en la intensidad del viento
provocan importantes cambios en la potencia generada por los aerogeneradores. Por ello, una medida
precisa de la velocidad del viento es fundamental para estimar el potencial eólico de un determinado
lugar.

Por esto, antes de emprender un proyecto de instalación de un parque eólico, se hace imprescindible
realizar una campaña de medidas del recurso disponible en la zona. Dicha campaña ha de durar al
menos un año y se debe realizar en el propio emplazamiento.
Además, es importante desarrollar también una campaña de medidas a largo plazo, durante por lo
menos 15 años. Esta campaña puede utilizar datos de una estación de referencia cercana, por ejemplo,
del Instituto Nacional de Meteorología (IDEAM).

Medida de la velocidad del viento: anemómetro y veleta. La dirección del viento se puede medir
con un dispositivo denominado veleta. El componente fundamental de una veleta es un elemento
móvil que puede girar libremente alrededor de un eje. Sometido a la acción del viento, el elemento se
orienta en la dirección de este.
Recurso eólico

Figura 10. Imagen de una veleta, el dispositivo que permite determinar la dirección del
viento en un determinado momento

Fuente: www.windpower.org

Es posible registrar los datos medidos en un determinado intervalo de tiempo para la dirección del
viento, lo que se realiza mediante un transductor. Este elemento se encarga de transformar la
información de la posición de la veleta en una señal eléctrica, que puede registrarse de una manera
sencilla.

Un tipo de transductor relativamente sencillo estaría compuesto por un potenciómetro unido al eje
de la veleta. Si el potenciómetro es alimentado con un valor determinado de tensión, la salida de este
variará en función del valor de resistencia del potenciómetro, valor que está directamente ligado con la
posición de la veleta.

Para medir la velocidad del viento en un determinado emplazamiento, se utiliza un dispositivo


denominado anemómetro. Está compuesto de varios elementos capaces de interceptar el viento, y que
pueden girar alrededor de un eje, de manera que la velocidad de giro del dispositivo es proporcional a
la intensidad del viento. Uno de los tipos de anemómetros más comunes es el de cazoleta.

Al igual que en el caso de la veleta, para registrar los datos medidos de la velocidad del viento, se
transforma dicha información en una señal eléctrica. Esto se puede realizar utilizando un generador
eléctrico acoplado directamente al eje de giro del anemómetro.

Figura 11. Anemómetro de cazoleta, dispositivo que permite medir la velocidad del viento

Fuente: archivo propio.


Recurso eólico

El generador suministra una corriente alterna cuya amplitud y frecuencia son proporcionales a la
velocidad de giro de su rotor, que a su vez es proporcional a la velocidad del viento.

Los datos de las medidas de velocidad y dirección del viento se deben registrar durante largos
periodos de tiempo, al menos durante la campaña de medidas. Por ello, es necesario habilitar un
sistema de almacenamiento de dichos datos. Esto se puede realizar utilizando sistemas del tipo
“datalogger”, que se sitúan en la base de la torre meteorológica, donde se ubican también los equipos
de medida: veleta, anemómetro, etc.

Las torres meteorológicas suelen incorporar otros dispositivos de medida con el fin de almacenar la
mayor cantidad de información posible sobre el comportamiento de la atmósfera en la zona. Así, es
muy común registrar también parámetros como la humedad ambiental, la presión atmosférica o la
intensidad de la radiación solar. Estos datos sirven como entrada para los modelos de predicción del
viento, con los que es posible estimar con antelación la energía generada por un determinado parque
eólico.

Figura 12. Imagen de una torre meteorológica, en lo alto de la cual se ubican los dispositivos
de medida: anemómetro, veleta, termómetro, etc

Fuente: http://www2.uah.es/gifa/fotorre5.htm

La ubicación de la torre meteorológica en el emplazamiento en estudio es fundamental. En


particular, la elección de la altura de medida debe realizarse de manera cuidadosa, dada la importante
variación de la velocidad del viento con este parámetro. A ser posible, la torre debe estar a una altura
próxima a la del rotor de los aerogeneradores a instalar. Si esto no fuera posible, debería elegirse una
altura no menor de dos tercios del valor real, aunque, si no hubiera más remedio, siempre es posible
utilizar un valor de referencia (típicamente de 10 m) y posteriormente estimar la velocidad a la altura
deseada mediante extrapolación. Esto último permite también comparar de una manera homogénea el
viento medido en diferentes localizaciones.
Recurso eólico

Se pretende estimar el recurso eólico en un determinado emplazamiento con la idea de


construir un parque eólico. Los aerogeneradores que probablemente se utilizarían en el parque
tienen el rotor a 60 m de altura.

En la campaña de medidas, no es posible ubicar la torre meteorológica a dicha altura. Por


ello, se decide ubicarla a una altura de 2/3.

La orografía en la zona es muy accidentada por tratarse de terreno montañoso. Si la


velocidad medida en la torre meteorológica es de 7 m/s, ¿cuál es la velocidad teórica del
viento a la altura del rotor de los hipotéticos aerogeneradores?

Solución. Dado que la orografía es muy accidentada, el coeficiente de rugosidad alcanzará


valores entre 0,25 y 0,4, según la tabla anterior. La altura de la torre, y0, será de 2/3 la del
rotor, que es 60 m, es decir, y0= 40 m.

Aplicando la ley de variación exponencial:

0,25
Vmin = 7 (60 / 40) = 7,75 m/s
0,40
Vmax = 7 (60 / 40) = 8,23 m/s

Caracterización del viento mediante la observación de su influencia en su entorno


En ocasiones, es posible obtener mucha información de las características del viento en una zona
observando la influencia de este en el entorno. Especialmente, en áreas con vientos intensos y
persistentes, donde sus efectos pueden modificar significativamente las características de la
orografía y del manto vegetal existente.

Por ejemplo, en lugares con fuertes vientos, es posible que estos provoquen cambios permanentes
en las plantas. Este efecto es especialmente interesante en árboles, en los que pueden llegar a
aparecer deformaciones en el tronco, ramas u hojas, que es posible correlacionar con la velocidad
del viento. Así, los árboles presentarán cierta inclinación en la dirección predominante, que será
tanto más acusada cuanto más intenso sea el recurso eólico en la zona.

El viento también puede cambiar significativamente la forma del terreno. Por ejemplo, en
desiertos y otras zonas arenosas, la forma de las dunas y su orientación pueden ser indicativas de las
características del viento.
Recurso eólico

Procesado de la información del viento. Los datos obtenidos durante la campaña de


medidas han de ser procesados para poder extraer toda la información. Dichos datos son la
base para estimar la producción eléctrica del hipotético parque eólico y, a partir de ellos, su
viabilidad y, en su caso, su potencial de rentabilidad.

Una herramienta muy valiosa para presentar la información medida es la llamada “rosa de los vientos”. Se
trata de una representación gráfica de los datos de la velocidad del viento en cada dirección del espacio. Es
habitual mostrar, por un lado, la velocidad media y, por otro, la probabilidad de que el viento sople en cada
dirección en el emplazamiento en cuestión. En este último caso, se representa el porcentaje de tiempo (o
frecuencia) en el que el viento sopla en cada dirección.

Figura 13. Efecto de los vientos persistentes sobre la orografía en zonas arenosas

Fuente: http://www.ecol-son.unam.mx

Las figuras de la página siguiente muestran las dos representaciones, de frecuencia y de velocidad,
en un diagrama de 8 rumbos (se incluyen los datos de ocho direcciones diferentes). Se puede ver como
la dirección más probable en ese emplazamiento es la noreste, ya que en dicha dirección el viento
sopla el 35% del tiempo. La dirección de máxima velocidad media, 12,2 m/s, coincide con la que se da
más frecuentemente, la noreste. En ambos casos se incluyen los datos utilizados para la elaboración de
la figura, en forma de tabla.
Recurso eólico

Tabla 5. Dirección y frecuencia del viento

Dirección Frecuencia

N 0,20

NE 0,35

E 0,10

SE 0,10

S 0,10

SW 0,07

W 0,05

NW0,03

Fuente: archivo propio.


Recurso eólico

Figuras 14 y 15. Rosa de los vientos de frecuencias, de 8 rumbos, en representación gráfica


y tabular.

Fuente: archivo propio.

Otra representación muy habitual de los datos obtenidos durante la campaña de medidas es la de
distribución de velocidades del viento en el emplazamiento, también conocida como distribución
Weibull. En ella se representa el número de horas al año (o porcentaje de horas anuales) para cada
velocidad en un gráfico de barras. Esta gráfica permite estimar la energía suministrada por un
determinado aerogenerador a partir de las características del mismo.

Para obtener las frecuencias o tiempos para esta gráfica, se utiliza el polinomio de Weibull:

La P será el porcentaje o frecuencia en la que el viento soplará a una determinada velocidad de


estudio (v). El parámetro de escala c (m/s) da una idea de la altura de la gráfica; mientras que el
parámetro de forma k (adimensional) indica el desplazamiento de la curva a la izquierda (múltiples
días con velocidades bajas) o a la derecha (días de vientos altos).
Recurso eólico

Como en el caso de la rosa de los vientos, se incluyen también todos los datos en forma tabular. Y es
que las representaciones tabulares son muy útiles porque permiten recuperar los datos numéricos para
hacer tratamientos estadísticos diferentes, en función de las necesidades.

Tabla 6. Distribución de velocidades de un determinado emplazamiento, en forma tabular.


Para cada velocidad se muestra el número de horas de funcionamiento al año

Velocidad (m/s) Horas


1 515
2 871
3 1137
4 1248,2
5 1215,1
6 1074,2
7 873,4
8 658
9 461,6
10 302,6
11 185,7
12 107
13 57,9
14 29,4
15 14,1
16 6,4
17 2,7
18 1,1

Total 8.760

Fuente: elaboración propia.


Recurso eólico

Figura 16. Gráfico de barras con la distribución de velocidades de un determinado emplazamiento.


Para cada velocidad, se muestra el número de horas de funcionamiento al año

Fuente: elaboración propia.

En la figura se observa como la velocidad más probable en este emplazamiento es de 4 m/s, ya que
el viento sopla unas 1.250 horas de media al año a esa velocidad. La siguiente velocidad más
probable es de 5 m/s, a la que el viento sopla algo más de 1.200 horas al año.

IX. Predicción del viento


El viento es una fuente de energía con un comportamiento esencialmente aleatorio. En este sentido,
se puede decir que la aleatoriedad del viento es mucho mayor que la de otras energías renovables,
como la solar. Así, las variaciones de recurso eólico en dos lugares relativamente cercanos (que pueden
tener una disponibilidad de luz solar semejante) pueden ser muy importantes debido a la presencia de
obstáculos, a la diferente orientación, a las características del terreno, etc.

Desde el punto de vista de la producción eléctrica, la aleatoriedad del viento se manifiesta en que no
es posible elegir el momento en que un parque eólico inyecta electricidad a la red, ni tampoco
aumentar o disminuir la potencia generada. La producción eólica tiene lugar cuando existe viento y la
energía generada depende de la intensidad del viento en ese momento.

Estas características del recurso eólico tienen una influencia considerable en los sistemas eléctricos,
especialmente en aquellos con una gran potencia instalada en parques eólicos (este es el caso de países
como Dinamarca, España o Alemania). Dado que la electricidad no puede almacenarse a gran escala,
la producción de todas las fuentes de suministro (las centrales) debe igualar en cada momento a la
demanda, evitando así cortes de suministro o excesos de producción (que se perderían).

Esto se consigue utilizando centrales de reserva, que se mantienen funcionando a poca potencia, la
mínima indispensable para poder empezar a producir de manera inmediata, reaccionando ante posibles
incrementos de la demanda o ante una caída en la producción (provocada, por ejemplo, por la menor
producción de los parques eólicos debido a la disminución en la intensidad del viento).

Recurso eólico
La aleatoriedad en la producción eólica ha sido la causa de que en algunos países se haya limitado la
autorización para conectar nuevos parques a las redes eléctricas, frenando así el desarrollo de esta
tecnología. Hay que recordar que, en países como España, la venta de la energía producida por fuentes
renovables está garantizada por ley, por lo que una vez conectado un parque, el operador de la red está
obligado a dar salida a la electricidad generada (siempre dentro de los límites marcados por la
legislación en cuanto a seguridad y calidad de la red).

Una manera de minimizar estos inconvenientes de la energía eólica es estimar por adelantado la
disponibilidad de viento e informar a los gestores de la red de la producción prevista. Así, el gestor
puede cuantificar con mayor precisión las necesidades en centrales de reserva, minimizando la
potencia extra perdida (y, por lo tanto, el gasto de combustible, en el caso de las centrales térmicas o
nucleares) en espera de fluctuaciones en la demanda, y reduciendo los costes totales del sistema.

La necesidad de predecir la disponibilidad de viento es tanto mayor cuanto mayor es la potencia


eólica integrada en una determinada red eléctrica. En sistemas como el español, en el que la eólica
suministra una parte importante del consumo total, son necesarias predicciones fiables con un
horizonte temporal de más de un día, con el fin de permitir que las centrales con tiempos de arranque
lento estén disponibles cuando sean requeridas.
Recurso eólico

La predicción del recurso eólico disponible en una determinada zona parte de las previsiones
meteorológicas publicadas por diversos organismos. Datos como la velocidad y dirección del viento, la
temperatura, la presión atmosférica, la humedad relativa..., que están ampliamente disponibles, son
procesados mediante sofisticados modelos físicos y estadísticos. Puesto que el viento tiene importantes
variaciones locales, causadas por la orografía particular de la zona, es necesario añadir al modelo los
datos climáticos históricos del parque en cuestión. Con los resultados de la predicción del viento, es
posible evaluar la producción eléctrica de un parque eólico, a partir de los datos de las instalaciones
del propio parque (en particular, de las características de los aerogeneradores).

De esta manera, el funcionamiento de la energía eólica se acerca al de las centrales convencionales,


dado que es posible adelantar con cierta precisión la producción futura.

En este sentido, los mejores resultados de los modelos se obtienen para horizontes temporales de
entre una y cinco horas, si bien las predicciones son bastante fiables con una antelación de entre 24 y
48 horas.
La previsión del viento no es una disciplina nueva, ha sido aplicada anteriormente en diversos
campos, como en la aviación, en la navegación marítima, en el sector turístico o en el ámbito del
deporte. En los últimos años, debido a la espectacular penetración de la eólica, los modelos de
predicción han sido depurados, alcanzando grados de exactitud desconocidos hasta entonces.

Y es que la predicción eólica requiere unos niveles de precisión mucho mayores que en el resto de
campos citados. La energía suministrada por un aerogenerador es proporcional al cubo de la velocidad
del viento, por lo que pequeños errores en la estimación de este parámetro producen errores
significativos en el cálculo de la electricidad generada.

Además de las ventajas citadas de la predicción eólica (ahorro de costes del sistema, aumento de la
penetración de la eólica al facilitar la gestión del suministro y la seguridad de este), los propietarios de
parques eólicos encuentran otra importante ventaja que compensa con creces la complejidad añadida
por los propios sistemas de predicción. Esta otra ventaja es la posibilidad de realizar el mantenimiento
de los aerogeneradores y del resto de sistemas eléctricos de los parques justo en momentos de baja
intensidad del viento, que pueden ser conocidos con suficiente antelación. De esta manera, se reducen
significativamente las pérdidas energéticas (y también económicas) en estos intervalos de
mantenimiento.

Fundamentos de aerogeneradores
Clasificación de aerogeneradores
Fundamentos de aerogeneradores

Es habitual clasificar los aerogeneradores en función de su disposición a la hora de interceptar el


viento. En particular, según la posición del eje de rotación del dispositivo. En este sentido, existen
aerogeneradores comerciales con el eje en posición horizontal y con el eje en posición vertical. A
continuación, se describen ambas configuraciones.

3.1. Aerogeneradores de eje horizontal


En los aerogeneradores de eje horizontal, el rotor gira en un plano perpendicular a la dirección del
viento, con el eje de giro paralelo al suelo. La gran mayoría de los aerogeneradores modernos utilizan
esta configuración; en particular, las grandes máquinas de los parques eólicos son de eje horizontal.

Estas máquinas tienen la ventaja de que se pueden ubicar a gran altura, sin más que aumentando la
longitud de la torre. Esto permite capturar el viento a mayor velocidad. Además, la superficie
interceptada por el rotor es mayor para la misma longitud de pala que en un aerogenerador de eje
vertical.

Otra de las ventajas de esta configuración es precisamente la mayor capacidad de girar a elevadas
velocidades, lo cual es bastante ventajoso para el diseño del sistema de multiplicación.

Estos aerogeneradores también tienen mayor rendimiento (transforman mayor cantidad de energía
mecánica del viento en electricidad).

3.2. Aerogeneradores de eje vertical


En los aerogeneradores de eje vertical, el eje de giro está situado perpendicular al suelo (por lo
tanto, también perpendicular a la dirección del viento a interceptar). Estos aerogeneradores no tienen
gran aceptación en la actualidad.

Estas máquinas son más sencillas que las de eje horizontal debido a que no necesitan sistema de
orientación. Y es que, por la propia simetría del rotor, siempre están en disposición de interceptar el
viento; por ello, pueden prescindir de mecanismos de seguimiento del viento, necesarios en los
aerogeneradores de eje horizontal.

Otra ventaja de los rotores con eje vertical es que se instalan cerca del suelo, lo que permite que las
labores mantenimiento sean más sencillas. Existen fundamentalmente dos configuraciones comerciales
dentro de esta categoría: los aerogeneradores Darrieus y las máquinas Savonius.

Las máquinas Darrieus fueron inventadas en 1931 por el francés del mismo nombre y desde
entonces se han comercializado en diferentes tamaños. Suelen estar formadas por dos o tres palas,
diseñadas con una característica forma de C. Las palas están unidas en sus dos extremos, formando
una estructura fácilmente identificable.
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 1. Aerogenerador Darrieus de dos palas. Se observa el eje situado en posición vertical,
lo que permite eliminar el sistema de orientación

Fuente: http://www.bellera.org

Los aerogeneradores Darrieus tienen el inconveniente de que no pueden empezar a girar desde
parado (es decir, no arrancan automáticamente bajo la acción del viento). Para ello, necesitan de una
ayuda inicial, que puede conseguirse mediante un motor accionado por la corriente de la red eléctrica
(de hecho, el propio generador del aerogenerador puede realizar esta función, operando de manera
inversa a la de producción de electricidad).

La velocidad de giro de las máquinas Darrieus es mayor que la de las Savonius. Pese a esto, no
alcanzan los niveles de los aerogeneradores de eje horizontal. Lo mismo ocurre con el rendimiento,
que es mayor en las máquinas de eje horizontal.

Los aerogeneradores Savonius fueron inventados por un científico finlandés de idéntico apellido, en
1920. Están formados por dos semicilindros de igual diámetro enfrentados, con su eje paralelo al eje
vertical de giro.

Figura 2. Aerogenerador Savonius sujetado por cables

Fuente: www.solener.com
Fundamentos de aerogeneradores

Con respecto a las máquinas Darrieus, tienen la ventaja de no necesitar dispositivos adicionales de
arranque (el propio viento los hace girar desde parado). Por el contrario, su velocidad de giro es menor,
y también lo es el rendimiento de conversión.

Tanto los aerogeneradores Darrieus como los Savonius tienen la ventaja de que, al estar el eje de
giro en posición vertical y el rotor cercano al suelo, algunos de los sistemas más importantes, como el
generador eléctrico y el multiplicador, pueden situarse en el suelo. Por ello, no es necesario subir a la
parte alta de la máquina en las tareas de mantenimiento.

Por el contrario, ambas configuraciones tienen la desventaja de que la parte inferior del rotor está
situada cerca del suelo, donde la velocidad del viento disminuye considerablemente, por lo que la
captación de energía en esta zona es menor.

Algunos aerogeneradores con posición vertical pueden necesitar de cables tensores para sujetar la
estructura, lo que también es una desventaja con respecto a los aerogeneradores horizontales montados
sobre torre.

Otro tipo de aerogeneradores con eje vertical son los que tienen rotor Giromill, patentados por
G.J.M. Darrieus. Estos consisten en palas verticales unidas al eje por unos brazos horizontales que
pueden salir por los extremos del aspa e incluso desde su parte central. Las palas verticales cambian su
orientación a medida que se produce el giro del rotor para un mayor aprovechamiento de la fuerza del
viento.

Figura 3. Aerogenerador con rotor Giromil

Fuente: Soliclima.

Los aerogeneradores con rotor Windside tienen un sistema muy similar al rotor Savonius; en vez de
la estructura cilíndrica para aprovechamiento del viento, consiste en un perfil alabeado con torsión que
asciende por el eje vertical. La principal diferencia frente a otros sistemas de eje vertical es el
aprovechamiento del concepto aerodinámico, que le acerca a las eficiencias de los aerogeneradores de
eje horizontal.
Fundamentos de aerogeneradores

Tienen ciertas ventajas, ya que no hay riesgo de sobrepasar velocidades peligrosas para la máquina y
son relativamente lentas. No necesitan orientarse al viento puesto que pueden actuar en cualquier
dirección y son muy aptas para trabajos mecánicos que requieren lentitud y fuerza, como moler o
bombear.

Posicionando las turbinas de forma que se las haga girar en sentidos opuestos entre sí hace que las
eficiencias se incrementen debido a que los sentidos de giro opuestos hacen que disminuya el
rozamiento de la turbina y les permite girar más rápido.

Esta tecnología podría llegar a producir de 21 W a 47 W por metro cuadrado instalado, mientras que
las turbinas convencionales de eje horizontal solo obtienen unos 2/4 W por metro cuadrado. Pese a
todo, falta mucho camino para llegar a ser utilizados en grandes parques eólicos.

Un punto negativo o poco desarrollado es la disposición de las palas eje horizontal frente al viento,
permitiendo que el generador mantenga un par constante si el viento permanece constante, mientras
que las palas de eje vertical tienen dos pulsos de par, dependiendo de si la pala está en posición de
barlovento o sotavento (siempre habrá una enfrentada al viento de cara y otra de espaldas por la
configuración de las palas en aerogeneradores verticales). Estos pulsos de par pueden aumentar la
fatiga en el eje del rotor, por lo que se ha de investigar esta problemática.

Figura 4. Aerogenerador doméstico de eje vertical/rotor Savonius helicoidalWS-4 RANGE

Fuente: Windside.

Otro reto es el diseño de los frenos, los aerogeneradores más antiguos de eje vertical no tenían un
sistema de frenado aerodinámico, se basaban únicamente en un sistema de frenado mecánico, que es
más difícil de mantener y menos fiable que los frenos aerodinámicos utilizados en los parques actuales
de eje horizontal.
Fundamentos de aerogeneradores

Los aerogeneradores de eje horizontal utilizan el pitchbar o punta de pala, que impide que el viento
pueda mover la turbina en una o dos rotaciones sin perjuicio para el rotor. Los nuevos diseños de
aerogeneradores de eje vertical tendrán que trabajar este apartado hasta conseguir frenos igual de
fiables y eficientes que los de eje horizontal.
Fundamentos de aerogeneradores

IV. Estructura de un aerogenerador


En los siguientes párrafos se describirán de manera general los diferentes elementos que componen
un aerogenerador. A lo largo de la unidad se hará alguna referencia a otros dispositivos de captación
del viento, como las aerobombas utilizadas para almacenar agua.

La descripción realizada se corresponde con aerogeneradores de eje horizontal que es la opción


utilizada en la gran mayoría de las aplicaciones. Estos se componen por una gran torre, un rotor con
varias palas, una góndola, elementos mecánicos y eléctricos (multiplicadora, sistema de orientación,
sistemas de control, sistemas de frenado de emergencia, generador, transformador, circuitos de
acondicionamiento de potencia, etc.) y otros sistemas auxiliares.

Figura 6. Aerogenerador en el que se han señalado la cimentación (1), la torre (2), la


góndola (3), el rotor formado por 3 palas (4), el buje (5) y el transformador (6)

Fuente: www.world- wind- energy.info

Torre
La torre es el principal elemento de sujeción del aerogenerador. Sirve de base para la góndola y para
el rotor, que se sitúan en la parte más alta. Da estabilidad a todo el sistema, sujeto a importantes cargas
de viento. Por ello, y también debido al enorme peso que han de soportar (en grandes aerogeneradores,
el rotor y la góndola pesan cientos de toneladas), la resistencia de la torre debe ser altísima.
Fundamentos de aerogeneradores

El tamaño de las torres ha de ser suficiente como para que el rotor esté situado a una altura
adecuada, de manera que la captación del viento sea eficaz. De hecho, la intensidad del viento aumenta
con la altura. En el caso de los aerogeneradores de última generación, con potencias de 5 MW o más,
la longitud de la torre puede superar los 180 m, lo que equivale a la altura de un edificio de más de 40
plantas.

Un ejemplo es el SeaTitan, diseñado por la empresa estadounidense AMSCSe. Se trata del


generador eólico más grande del mundo hasta la fecha. Tiene un diámetro de rotor de 190 m y una
altura de torre de 125 m, lo que equivaldría a un edificio de más de 40 pisos y con una potencia de 10
MW.

El material más empleado para la fabricación de las torres de aerogeneradores es el acero. Con
acero se construyen los dos tipos más habituales de torres, las tubulares y las de celosía. También
existen algunos aerogeneradores con torres de hormigón o incluso de aluminio, con mucha menos
aceptación que las citadas.

Las torres tubulares son las utilizadas en los modernos aerogeneradores de gran potencia, para su
integración en grandes parques eólicos. De hecho, este elemento es el responsable de entre el 15% y el
20% del coste del aerogenerador, por lo que tiene un enorme impacto en la viabilidad de un parque
eólico.

Las torres tubulares están compuestas de secciones de acero en forma de cono, con diámetro
decreciente en la dirección ascendente. Esta geometría las hace más resistentes y además permite
minimizar el gasto en material.

Cada una de las secciones mide varias decenas de metros (entre 20 y 30). Se unen mediante grandes
pernos hasta alcanzar la altura deseada. Esta operación se realiza en el propio parque eólico, durante la
instalación de los aerogeneradores.

La separación de la torre en secciones facilita el transporte desde las instalaciones del fabricante
hasta el parque ya que, de otro modo, sería prácticamente imposible llevar las torres completas (de
hasta 100 m de altura) por las vías de circulación y los propios accesos a los parques, que en muchas
ocasiones son pistas forestales en lugares de orografía complicada.

El transporte de las secciones (y también de las palas) se lleva a cabo con grandes precauciones, en
gigantescos vehículos especiales, para evitar la posibilidad de accidentes o la existencia de zonas en
las que toda la comitiva pueda quedar atrapada por la estrechez del camino (puentes, viaductos, etc.).
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 7. Sección de una torre de aerogenerador en un transporte especial

Fuente: Repowering Solutions

Las torres tubulares suelen servir para alojar en su interior algunos de los elementos auxiliares de los
aerogeneradores, como el sistema de control o el transformador (dichos sistemas serán descritos
posteriormente). Además, son la vía de acceso para los operarios que han de acceder a la góndola, en
labores de mantenimiento. En este sentido, las torres tubulares son más seguras que las de celosía,
puesto que el acceso se realiza por el interior de la torre, mediante una escalera o, en el caso de los
grandes aerogeneradores, en un ascensor.

Con respecto a las torres de celosía, se trata de estructuras formadas por secciones de acero soldadas
o atornilladas, en forma de enrejado, con la altura y forma adecuada al aerogenerador. Estas torres son
muy conocidas puesto que se utilizan también para sustentar las líneas de alta tensión.

La principal ventaja de las torres de celosía es que son más baratas que las tubulares, para la misma
resistencia. Esto es debido a que se fabrican con mucha menos cantidad de materia prima: el acero. Su
principal desventaja es el mayor impacto visual y es que la presencia de estas enormes estructuras es
bastante impopular. Precisamente esta es la causa de que apenas se utilicen torres de celosía en los
grandes aerogeneradores multimegavatio de los modernos parques eólicos.
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 8. Aerogenerador bipala instalado sobre torre de celosía

Fuente: http://platea.pntic.mec.es/~jdelucas/centraleolica.htm

Existe otra posibilidad a la hora de construir las torres, que se utiliza en ocasiones en
aerogeneradores de pequeño tamaño. Se trata de las torres de mástil, que son sujetadas por cables (o
vientos) de acero, que dan estabilidad al aerogenerador e impiden que este pueda moverse en exceso
en situaciones de mucho viento.

Aunque esta configuración es muy ligera y barata, tiene la desventaja de que la presencia de los
cables dificulta el acceso a los alrededores del aerogenerador, especialmente si ha de hacerse en algún
tipo de vehículo. Esto no es inhabitual en granjas agrícolas, donde las torres de mástil no son muy
apropiadas. Otra desventaja de esta opción es la menor seguridad, puesto que la rotura de uno de los
cables (ya sea por un accidente fortuito o por un acto malintencionado) puede provocar la caída del
aerogenerador.

La cimentación de un aerogenerador
La cimentación de un aerogenerador es la encargada de fijar al suelo toda la estructura, soportando
el peso de la torre y del resto de los elementos.
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 9. Encofrado de hierro y de los espárragos que sujetarán la torre del aerogenerador

Fuente: Tronchon.

En el caso de grandes máquinas, los cimientos son estructuras enormes que requieren de una obra
civil muy considerable (de hecho, la obra civil de un parque eólico es la responsable de casi el 10% del
coste total del proyecto). La figura de la página siguiente muestra la cimentación de un aerogenerador
de gran tamaño.

Los cimientos de los aerogeneradores están hechos de una base de hormigón armado que se fija al
piso enterrándola. En ocasiones, se añaden pilares a la propia base para mejorar la sujeción, sobre todo
en el caso de terrenos poco consistentes.

La góndola
Es el elemento que actúa como lugar de alojamiento de los sistemas eléctricos y mecánicos citados,
protegiéndolos de la intemperie (de la entrada de lluvia, polvo, etc.) y de la entrada de aves u otros
animales. Está situada en lo alto de la torre, a decenas de metros del suelo. Adosada a ella, se
encuentran el buje y el rotor. En lo alto de la góndola se suelen ubicar elementos de medida del viento,
como anemómetro, veleta, etc.

Con el objeto de permitir que la góndola pueda girar, situando el rotor perpendicular al viento, se
utilizan rodamientos que la conectan a la torre. Para realizar el giro, se utilizan motores eléctricos, que
proporcionan la fuerza suficiente para este propósito.
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 10. Cimentación de un gran aerogenerador

Fuente: http://www.world-wind-energy.info

El rotor
El rotor es el actor principal a la hora de interceptar el viento, captando la energía de su movimiento.
Transforma esta energía en energía mecánica, que es aplicada al llamado “eje lento” de la máquina
(denominación justificada en posteriores secciones).

Figura 11. Aerogenerador moderno. Se pueden observar la base de las palas del rotor

Fuente: http://www.ojodigital.com/foro

El rotor está formado por varias palas unidas a una gran pieza central denominada buje. Este
conecta el rotor al eje de giro, que a su vez está conectado con el resto de los elementos mecánicos.
Fundamentos de aerogeneradores

Las palas se fabrican con materiales que aúnan características como gran resistencia, flexibilidad y
reducido peso. Los más utilizados en modernos aerogeneradores son la fibra de vidrio y las resinas de
poliéster. En zonas con mayor responsabilidad estructural, se utiliza la fibra de carbono. Para unir
diferentes capas en la pala se utilizan compuestos de tipo epoxi.

En aerogeneradores pequeños, es posible utilizar otros materiales para las palas, como aluminio y
algunas aleaciones de acero. Sin embargo, si el tamaño es grande, estos materiales no son apropiados,
dado que son más pesados y menos resistentes que los sintéticos.

La gran mayoría de los aerogeneradores modernos utilizan rotores de tres palas. También existen
aerogeneradores con una, dos y cuatro palas (los primeros se denominan “monópteros” o
“monopalas”). Los rotores con un número mayor de palas tienen un mayor rendimiento. Sin embargo,
el aumento del rendimiento a partir de tres palas es insignificante.

Por el contrario, un número reducido de palas en el rotor permite mayor velocidad de giro en el eje
de este (de ahí que a estos aerogeneradores se les denomine “turbinas rápidas”). Las velocidades
elevadas tienen la ventaja de que los sistemas eléctricos y mecánicos del aerogenerador (en particular,
el generador eléctrico y el multiplicador) pueden ser más pequeños y baratos. Desde este punto de
vista, sería interesante utilizar aerogeneradores de dos palas. Sin embargo, esta configuración es
bastante más inestable que la de tres, la más habitual, en la que el mayor equilibrio de pesos en el rotor
permite reducir las oscilaciones indeseadas, evitando el consiguiente estrés mecánico en todos los
elementos acoplados al eje. Además, los aerogeneradores de una o dos palas son más ruidosos, lo cual
limita su rango de aplicabilidad a zonas en las que el impacto acústico no sea un inconveniente para las
personas o animales de alrededor.

En las turbinas utilizadas para aplicaciones de bombeo de agua (conocidas popularmente como
molinos americanos), el rotor puede tener entre 12 y 24 palas. Estos dispositivos giran a baja velocidad
(por ello se denominan “turbinas lentas”), por lo que su rendimiento es bastante reducido. Sin
embargo, tienen la ventaja de poder aprovechar vientos débiles, una característica esencial para esta
aplicación, dado que las necesidades de bombeo pueden producirse en áreas que no tengan un gran
potencial eólico.

Un aspecto fundamental a la hora de diseñar un aerogenerador es la elección del diámetro del rotor.
Rotores más grandes permiten captar más energía del viento, lo que se traduce en que la potencia del
aerogenerador es mayor. Por ello, el aumento en la potencia de los aerogeneradores modernos
experimentado en los últimos años ha conducido a rotores realmente grandes.
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 12. Transporte por carretera de la pala de un aerogenerador moderno, de


grandes dimensiones

Fuente: Carlos Romón.

Figura 13. Molino multipala para bombeo de agua

Fuente: Carlos Romón.


Fundamentos de aerogeneradores

Figura 14. Relación entre el diámetro del rotor (m) y la potencia de un aerogenerador (kW).
Los valores presentados son aproximados, el valor real para una máquina comercial
particular depende de la tecnología empleada por el fabricante.

Fuente: www.windpoweer.org

Lógicamente, tiene que existir una correlación entre el diámetro del rotor y la altura de la torre,
rotores más grandes demandan torres más altas. Como regla general, la altura de la torre suele medir
aproximadamente la longitud del diámetro del rotor.

La mayoría de los rotores de los aerogeneradores modernos tienen un diámetro de entre 40 m y 90


m, llegando hasta más de 180 m en los últimos prototipos desarrollados.

El sistema de orientación
Para captar la energía del viento con la máxima eficacia, los aerogeneradores de eje horizontal han
de situarse en dirección perpendicular a la dirección de este (recuérdese que los aerogeneradores de eje
vertical, por su propia simetría, están siempre en disposición de capturar el viento).

Esto se consigue mediante sistemas hidráulicos, en los que un motor mueve la góndola del
aerogenerador accionado por un autómata. Este recibe la información de la dirección del viento a partir
de una veleta situada en la parte superior de la góndola y procesa la información, decidiendo la
secuencia de movimientos que conduce al rotor al lugar óptimo.

En la mayoría de las grandes máquinas modernas, el rotor se sitúa a barlovento, es decir, con las
palas mirando hacía la dirección del viento. También existen aerogeneradores en los que la orientación
es a sotavento, con el viento incidiendo por la parte posterior del rotor. Esta configuración es menos
eficaz desde el punto de vista aerodinámico, debido a la influencia de la sombra de la propia torre del
aerogenerador, que se interpone en el camino del viento en la parte baja del rotor.

En pequeños aerogeneradores, la orientación se realiza por medios pasivos, sin los sofisticados
sistemas hidráulicos y de control empleados en las grandes máquinas. El mecanismo de orientación es
similar al de una veleta, que sigue el viento sometida a su acción directa.
El generador
El principal componente de las instalaciones eléctricas de los aerogeneradores es el generador. Este
sistema es el encargado de transformar la energía mecánica del rotor en electricidad. En este apartado
solo se describen algunas nociones de generadores, más adelante se describirán con más de detalle.

El principio de funcionamiento de un generador eléctrico consiste en hacer girar un conductor o


conjunto de conductores enrollados (o bobinas) en un campo magnético, que puede ser provocado por
un imán permanente o por un electroimán. Cuando esto ocurre, en las bobinas del generador aparece
una tensión inducida o fuerza electromotriz que, al ser aplicada a un circuito externo, hace que fluya
una corriente eléctrica por este. Estos fenómenos de inducción son ampliamente conocidos por los
estudiosos del electromagnetismo desde hace más de un siglo.

En los aerogeneradores de pequeño tamaño, los que se utilizan en aplicaciones aisladas con
necesidades reducidas de potencia, se utilizan generadores de corriente continua. La salida de estos se
utiliza para cargar baterías, que garantizan el suministro en ausencia de viento. Con este fin, existen
máquinas que integran dinamos de corriente continua, si bien esta opción es cada vez menos empleada.
En su lugar, es más habitual utilizar generadores de alterna conectados a rectificadores de estado
sólido, que realizan la conversión a corriente continua (AC-DC).
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 15. Pequeño aerogenerador de 400 Wp soportado en mástil con tensores

Fuente: Carlos Romón

Por el contrario, la mayoría de los generadores de las grandes máquinas eólicas suministran tensión
alterna trifásica a 50 Hz de frecuencia, como corresponde a la red eléctrica española. La tensión de
salida más habitual es de 690 V de valor eficaz. En las máquinas de última generación, la tendencia es
a aumentar la tensión hasta los 1000 V. De esta manera, la corriente de salida es menor (a igualdad de
potencia, dado que potencia es el producto de tensión por corriente), lo que permite reducir las
pérdidas óhmicas en los conductores.

En algunas máquinas eólicas, a la salida del generador se utilizan los denominados circuitos
convertidores electrónicos. La función de estos es acondicionar la energía eléctrica suministrada para
adaptarla a los requisitos de la red eléctrica. Por ejemplo, en generadores cuya frecuencia de salida
depende de la velocidad de giro del rotor, es necesario fijar la frecuencia al valor de la red, 50 Hz. Los
circuitos de acondicionamiento de potencia también tienen otras funcionalidades importantes, como
modificar el factor de potencia o mejorar la respuesta de la máquina ante huecos de tensión.

Figura 16. Imagen de un generador eléctrico de la compañía norteamericana General Electric

Fuente: www.ge.com
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 17. Componentes principales de un aerogenerador

Fuente: Carlos Romón.

Los generadores tienen una velocidad máxima y mínima de giro del rotor en la que pueden
funcionar, inyectando la electricidad generada a la red. Por debajo de determinada velocidad, cuando
el viento sopla con poca intensidad, el generador se desconecta. Cuando el viento sopla con demasiada
fuerza, es necesario proteger los sistemas eléctricos y mecánicos del aerogenerador, por lo que también
se produce la desconexión. Estas operaciones de conexión y desconexión se realizan mediante
circuitos específicos de potencia, capaces de manejar con seguridad grandes sobrevoltajes y picos de
corriente.

La altísima potencia suministrada por los modernos aerogeneradores provoca que el generador
eléctrico tenga que trabajar a temperaturas considerables. Para reducir la temperatura de trabajo, es
necesario incluir un sistema de refrigeración. Dicho sistema puede utilizar aire como fluido de
refrigeración o, en algunos modelos, puede emplear agua.

En los aerogeneradores refrigerados por aire, el generador se ubica en un conducto en el cual se


introduce una corriente desde el exterior mediante un gran ventilador. Los generadores refrigerados
por agua emplean un radiador para extraer de la góndola el calor portado por el líquido refrigerante.
Esta opción tiene la ventaja de ser más compacta y permite que el generador tenga un mayor
rendimiento eléctrico, dada la mayor eficacia en la refrigeración. Además, también se reduce el ruido
de circulación del aire en la góndola.

Con el fin de evitar la entrada de polvo u otro tipo de suciedad que pueda dañar el equipo, los
generadores suelen ir muy protegidos, encapsulados en una carcasa estanca.
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 18. Transformador de la marca Zetrak

Fuente: www.zetrak.com.mx

El transformador
El transformador no es un componente que pertenezca al propio aerogenerador. Sin embargo, se ha
incluido aquí porque, en los aerogeneradores modernos, suele estar ubicado en la base de la torre.
También puede estar situado al lado de la torre, en una caseta exterior.

Este componente se encarga de elevar la tensión del generador (de 690 o 1.000 V) hasta valores
entre 20.000 y 30.000 V (20 – 30 kV), para su evacuación en media tensión. La tendencia actual, al
menos en grandes máquinas, es a voltajes de salida más altos. De esta manera, como ya se comentó
anteriormente, se reducen las pérdidas óhmicas, al trabajar a menor corriente.

La multiplicadora
El papel de la multiplicadora consiste en adaptar la velocidad de giro del rotor, de apenas unas pocas
revoluciones por minuto (entre 17 y 48 rpm, a lo sumo, para aerogeneradores entre 300 kW y 2 MW),
a la elevada velocidad de giro del generador (1000-1500 rpm). Esto se consigue con una caja de
cambios (o de engranajes), con relaciones de multiplicación típicas entre 1:31 y 1:88.

La salida de la multiplicadora está conectada al llamado eje rápido, el que transmite la potencia
mecánica al generador. La conexión se realiza mediante un elemento de transmisión de giro, o
acoplamiento, que permite cierto grado de movimiento relativo entre el multiplicador y el generador.

La multiplicadora suele ir montada sobre elementos amortiguadores elásticos, que eliminan la


transmisión de ruidos y vibraciones hacia la estructura.
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 19. Caja multiplicadora de tipo planetario de la compañía alemana Flender

Fuente: http://www.flender.com

Como en cualquier sistema mecánico de transmisión, en la multiplicadora existen pérdidas, la


energía a la salida de esta (en el eje rápido) es menor que a la entrada (en el eje lento). Sin embargo, se
puede decir que la eficiencia global en este proceso es muy alta, con valores típicos entre el 95% y el
98%.

Figura 20. Acoplamiento entre la multiplicadora y el eje rápido, de la compañía


alemana Flender

Fuente: http://www.flender.com

Existen aerogeneradores que incorporan generadores de baja velocidad, que pueden recibir
directamente las bajas velocidades de giro del eje lento. Dichos generadores están construidos con un
elevado número de polos, lo que les permite suministrar corriente alterna a 60 Hz a pocas revoluciones
por minuto. Esta configuración tiene la ventaja de que no necesita caja multiplicadora, con el
consiguiente ahorro en la complejidad del equipo (que conlleva una mayor robustez), en su
mantenimiento (las partes mecánicas requieren de aceites lubricantes para evitar el desgaste de los
diferentes engranajes) y en el coste. Además, también disminuye el peso del aerogenerador, y aumenta
su rendimiento, al eliminar las pérdidas de la caja multiplicadora. Entre las desventajas de esta
configuración, cabe destacar el mayor volumen de los generadores multipolo en comparación con los
generadores convencionales de alta velocidad.

El freno mecánico
Fundamentos de aerogeneradores

El sistema de frenado mecánico cumple una doble función. Por un lado, debe asegurar la detención
total del giro del rotor y que este permanezca parado (en posición de parking) en las ocasiones en las
que los operarios del parque deban acceder a la máquina (por ejemplo, en las labores de
mantenimiento). Por otro lado, el freno ha de ser capaz de realizar paradas de emergencia en el
aerogenerador en situaciones de peligro, debido a un exceso de viento, por ejemplo.

Figura 21. Frenos de disco de un aerogenerador

Fuente: www.windmission.dk/workshop/BonusTurbine.pdf

Los aerogeneradores modernos utilizan sistemas de freno de disco. Estos constan de un disco de
acero unido al eje del rotor, que puede ser frenado mediante la acción de unas grandes pinzas de freno.
El disco puede estar adosado al eje lento, en el lado del rotor, o al rápido, del lado del generador.
Normalmente se elige esta última opción, dado que la mayor velocidad de giro permite que el frenado
se pueda realizar aplicando un par menor.

Figura 22. Aerofreno de una de las palas de un aerogenerador, en posición de frenado

Fuente: www.windmission.dk/workshop/BonusTurbine.pdf

El mecanismo de frenado es de fricción mecánica, por mero rozamiento. Esto hace que en el disco y
en las pinzas se alcancen temperaturas elevadísimas, que pueden alcanzar los 700º C. Por ello, los
materiales de estos componentes han de diseñarse para soportar estas durísimas condiciones. Con este
fin, se utilizan en la fabricación aleaciones especiales de metales con excelentes propiedades térmicas
y de resistencia mecánica.
Fundamentos de aerogeneradores

El sistema de frenado de las grandes máquinas está pensado para funcionar a prueba de fallos. Esta
configuración asegura que, si hay algún problema mecánico que haga que la presión hidráulica en el
sistema disminuya, los frenos actúen automáticamente, parando el aerogenerador y, en consecuencia,
garantizando su seguridad.

Los aerogeneradores modernos disponen de mecanismos aerodinámicos de frenado, basados en la


variación del ángulo de incidencia de la pala sobre el viento (aerogeneradores de paso variable) . Así,
es posible situar las palas en una posición desfavorable para la penetración aerodinámica, con el
consiguiente frenado del rotor. En los aerogeneradores más avanzados, es posible variar la posición de
cada pala independientemente, mediante 3 actuadores diferentes. De esta manera, el frenado
aerodinámico es muy eficiente, llegando incluso a poder parar del todo el rotor. En este caso, el freno
mecánico solo se utiliza para anclar el aerogenerador, en posición de parking.

Los aerogeneradores con sistemas aerodinámicos menos sofisticados, en los que la posición de las
palas con respecto al viento es fija (los aerogeneradores de paso fijo), disponen de los llamados
“aerofrenos”. Se trata de unas pequeñas palas retráctiles que se sitúan en los extremos del rotor. Estas
tienen una capacidad de giro de 90º, de tal manera que pueden situarse en oposición al sentido de giro
de la pala.

Cuando la máquina empieza a funcionar, un motor hidráulico hace que los aerofrenos se alineen con
las palas. Si se da la orden de parada, el sistema hidráulico hace que el aerofreno se coloque
perpendicular a la dirección de giro, produciéndose una disminución de velocidad en el rotor. Este
frenado permite reducir considerablemente la fuerza a aplicar a los discos del freno mecánico,
disminuyendo el estrés aplicado al eje de transmisión y aumentando la durabilidad y fiabilidad de estos
sistemas.

V. Energía captada por un aerogenerador. Coeficiente


de potencia
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 23. Esquema simplificado de un aerogenerador interceptando una corriente de aire


de velocidad v

El diámetro del rotor es D y el área barrida A. La distancia recorrida por el viento en un tiempo t
es L=v•t.

Fuente: elaboración propia.

La potencia máxima que cualquier aerogenerador puede captar a partir de la energía mecánica del
viento puede estimarse mediante un sencillo cálculo. Se considera para ello una máquina con rotor de
diámetro D y área barrida A, situada de manera perpendicular a una corriente de aire que se mueve a
velocidad v.

La energía que lleva la masa de aire en movimiento se puede calcular a partir de la expresión
para la energía cinética:

Donde m es la masa del aire interceptado por el aerogenerador. Dicha masa puede ser calculada a
partir de la densidad del aire, r, y del volumen total, V:
Fundamentos de aerogeneradores

El volumen de aire que cruza el área del rotor en un tiempo t será igual al contenido en el cilindro
limitado por la longitud recorrida por el viento (L) y la propia área de diámetro D:

Ya que la longitud L es igual al producto velocidad por tiempo (v·t).

Sustituyendo las dos últimas ecuaciones en la expresión para la energía cinética, el resultado al
que se llega es:

La ecuación anterior muestra la energía total de la masa de aire interceptada por el aerogenerador
en un tiempo determinado. La potencia de dicha corriente de aire se obtiene de manera inmediata
sin más que derivar la anterior expresión con respecto al tiempo (ya que potencia es energía por
unidad de tiempo):

Esta última expresión pone de manifiesto que, para captar la mayor cantidad de energía del aire,
el rotor de un aerogenerador ha de ser tan grande como sea posible. Por supuesto, esta apreciación
está sujeta a los límites impuestos por las consideraciones tecnológicas, de diseño, seguridad y
económicas.
Fundamentos de aerogeneradores

Figura 24. Potencia por unidad de área (en W/m2) portada por una masa de aire en función
de la velocidad

Fuente: elaboración propia.

Además, queda justificada la afirmación realizada en apartados anteriores sobre la fuerte variación
de la potencia del viento con la velocidad. La primera depende de la tercera potencia de la velocidad
(v3), lo que significa que pequeñas variaciones en v provocan cambios significativos en p. De ahí que
sea fundamental medir con precisión la disponibilidad de recurso eólico para evitar errores importantes
en la estimación de la energía producida por un parque eólico.

Por otro lado, p también depende de la densidad el aire, r, que a su vez puede variar a lo largo del
año, en función de las condiciones atmosféricas (presión, temperatura, humedad, etc.). Estas
variaciones pueden ser del orden del 10% al 15% (r suele oscilar entre 1,33 kg/m3 en invierno y 1,15
kg/m3 en verano, con un valor medio en torno a 1,23 kg/m3). Por ello, la influencia de estos cambios
de densidad puede resultar significativa a la hora de estimar la potencia suministrada por un
aerogenerador.

5.1. Potencia real captada por un aerogenerador


La potencia calculada con la expresión anterior se corresponde con la que lleva toda la masa de aire
interceptada por el aerogenerador. Lógicamente, la máquina nunca podrá extraer toda la energía del
viento, debido a las pérdidas en el proceso de conversión. Por ejemplo, en el cálculo no se ha tenido en
cuenta el rozamiento aerodinámico del aerogenerador con el viento.

Estas pérdidas se pueden cuantificar mediante el llamado “coeficiente de potencia” del


aerogenerador, que caracteriza su rendimiento aerodinámico. Este se define como el cociente entre la
potencia mecánica en el eje del rotor (la que efectivamente ha interceptado la máquina) y la potencia
portada por el viento:
Fundamentos de aerogeneradores

O, de otra manera, la potencia mecánica en el eje del rotor se calcula como:

Una turbina eólica tiene un diámetro de rotor de 50 m y una altura de buje de 60 m. En un


instante determinado, la velocidad del viento a 10 m es de 6 m/s. Sabiendo que el coeficiente
de potencia de la máquina es de 0,3 y que está situada en una zona caracterizada por un
coeficiente de rugosidad de 0,1, calcule:
La potencia de la masa de viento que atraviesa el rotor.
La potencia captada por el aerogenerador.

Solución. Para calcular la potencia portada por la corriente de aire a 60 m (la altura del rotor), es
necesario estimar la velocidad del viento a esa altura a partir del dato conocido a 10 m: V60 =
0,1
10 (60 / 10) = 7,2 m/s.
(60) = 6·ç 60

La potencia del viento se calcula como:

Donde se ha tomado un valor de 1.23 kg/m3 para la densidad del aire y se ha tenido en
cuenta que, para un diámetro de rotor de 50 m, el área barrida por este es de 1963 m2. La
potencia captada por el rotor será:

VI. Variación del coeficiente de potencia con la


velocidad. El límite de Betz
En la práctica, Cp apenas supera el valor de 0,5, a lo sumo, en cualquier aerogenerador. De hecho,
existe un límite físico máximo para Cp impuesto por las leyes fundamentales de la mecánica de
fluidos. Dicho límite, denominado límite de Betz, es del 59,26%. Este valor máximo fue calculado
teóricamente en 1919 por el físico alemán Albert Betz.

El valor real de Cp en un aerogenerador depende del diseño aerodinámico de la pala, del número de
palas del rotor, de la estructura de este (si es de eje horizontal o vertical) y del sistema de control de la
máquina. Además, el coeficiente de potencia varía con la velocidad de rotación del aerogenerador.
Fundamentos de aerogeneradores

6.1. Velocidad específica y coeficiente de potencia


Se define la velocidad específica en una pala de un rotor como el cociente entre la velocidad lineal
en el extremo de la pala y la velocidad del viento:

Donde w es la velocidad angular del rotor (en radianes por segundo, rad/s) y r es el radio del rotor,
r=D/2. l también se denomina velocidad de la punta de pala (en inglés Tip Speed Ratio, TSR).

La figura muestra la variación del coeficiente de potencia con la velocidad específica, l, para
diferentes configuraciones de aerogeneradores: de eje vertical (Savonius y Darrieus), molino
americano multipala y de eje horizontal con 1, 2 y 3 palas. Además, se muestra en la gráfica el límite
de Betz del 59,26% y la curva teórica para un hipotético aerogenerador con infinitas palas.

Figura 25. Variación del coeficiente de potencia, Cp, con la velocidad específica de giro, l,
para diferentes tipos de aerogeneradores

Fuente: www.srcf.ucam.org/mtms/seminars/Curran_Crawford.pdf

En la figura aprecia que, en todos los casos, el coeficiente de potencia alcanza un valor máximo con
la velocidad. A partir de este valor máximo u óptimo, el rendimiento decrece.

Además, tanto los aerogeneradores de eje vertical como los molinos multipala americanos tienen un
rendimiento significativamente menor que las turbinas rápidas. Con respecto a estas últimas, la figura
muestra que el coeficiente de potencia aumenta con el número de palas, como era de esperar. Sin
embargo, este aumento es bastante limitado, sobre todo a partir de 3 palas. Esto se puede ver con
mayor precisión en la figura, que muestra Cp en función de l para las configuraciones de 1, 2, 3 y 4
palas. Y es que los rotores de 4 apenas aumentan las prestaciones de los de 3, mientras que ambas
configuraciones sí mejoran significativamente las prestaciones de la de 2 y, sobre todo, de 1 pala.

VII. Rendimiento de conversión de una turbina eólica


Fundamentos de aerogeneradores

Cada una de las diferentes etapas que componen los sistemas mecánicos y eléctricos de un
aerogenerador tiene su propio rendimiento de conversión energético. Es decir, en cada una de ellas
parte de la energía recibida se pierde, por lo que la energía suministrada a la siguiente etapa se ve
reducida.

El desglose de la eficiencia de transmisión de los diferentes bloques (el rotor, la multiplicadora, el


generador, el cableado, el convertidor electrónico y el transformador) se muestra en la figura. En la
misma figura, se puede observar como el elemento más ineficiente es el rotor. Es decir, son las
pérdidas aerodinámicas y de rozamiento en este elemento las que dominan sobre el resto. Los demás
bloques son bastante eficientes, con pérdidas menores del 10% en todo caso.

Figura 26. Variación del coeficiente de potencia frente al parámetro l para rotores de 1,2, 3 y
4 palas

Fuente: J.L. Rodríguez, Amenedo, S. Arnalte Gómez, J.C. Burgos Díaz. Sistemas eólicos de
producción de energía eléctrica (www.ingepower.com).

Es importante destacar que los números presentados se corresponden con los valores en condiciones
óptimas de funcionamiento. Así, en el caso del rotor, el coeficiente de potencia varía mucho con
velocidad específica (l), pudiendo disminuir significativamente con respecto al valor mostrado en la
figura.

La eficiencia global del aerogenerador se calcula como el producto de todas las eficiencias de
transmisión. En el caso óptimo presentado, el valor resultante es del 46%.

Figura 27. Desglose del rendimiento máximo de conversión energética de las diferentes
etapas de un aerogenerador

El producto de todos los factores de pérdidas resulta en una eficiencia global en torno al 46%.

Fuente: J.L. Rodríguez, Amenedo, S. Arnalte Gómez, J.C. Burgos Díaz. Sistemas eólicos de
producción de energía eléctrica (www.ingepower.com).
Fundamentos de aerogeneradores

VIII. La curva de potencia de un aerogenerador


La curva de potencia de un aerogenerador representa la potencia suministrada por la máquina para
cada velocidad del viento. Estas curvas son suministradas por los fabricantes de turbinas eólicas en las
hojas de características o catálogos.

Para obtener la curva de potencia, los fabricantes han de realizar una caracterización muy exhaustiva
del funcionamiento en campo del equipo. Para ello, miden de manera simultánea la potencia
suministrada y la velocidad del viento. Para esta última medida, se utilizan anemómetros situados a la
altura del buje del aerogenerador. La posición del sensor ha de ser elegida de manera muy cuidadosa
para evitar que las estelas y turbulencias provocadas por el rotor perturben la medida.

Las medidas han de realzarse con gran rigor y precisión, dada la gran influencia de la velocidad del
viento en la energía contenida en este.

Además, hay que tener en cuenta que la potencia del generador fluctuará con la temperatura y la
presión atmosférica (dado que la densidad del aire varía con estos parámetros).

Incluso en el caso de que el fabricante realice la caracterización del equipo con todo rigor, es
habitual considerar que las curvas de potencia pueden tener un margen de error del 10%.

La figura siguiente muestra la curva de potencia suministrada por el fabricante español Gamesa para
su modelo G90-2.0 MW. Los datos numéricos para dicha curva se presentan en la tabla. La potencia
anunciada por el fabricante para esta máquina, 2 MW, es la potencia a plena carga, en condiciones
óptimas de viento. Sin embargo, existe un amplio rango de velocidades para las que la potencia
suministrada es significativamente menor. Esta zona de la curva se denomina de funcionamiento a
carga parcial.

En la curva también se puede observar como la velocidad de conexión del aerogenerador es de 3 m/s
y la de desconexión de 21 m/s. Todo aerogenerador tiene unos márgenes de funcionamiento, limitados
por la disponibilidad de recurso eólico suficiente para la generación eléctrica y por los requisitos de
seguridad del propio equipo.

Figura 28. Curva de potencia de un aerogenerador modelo Gamesa G90-2.0 MW

Fuente: Gamesa.
Fundamentos de aerogeneradores

Tabla 1. Curva de potencia del aerogenerador Gamesa G90-2.0 MW en formato tabular

Velocidad (m/s) Potencia (kW)


3 21,3
4 84,9
5 197,3
6 363,8
7 594,9
8 900,8
9 1274,4
N 1633,0

N 1863,0

N 1960,4

N 1990,4

N 1997,9

N 1999,6

N 1999,9

N 2000,0

E 2000,0

Fuente: Gamesa.

8.1. Estimación de la producción de un aerogenerador a


partir de la curva de potencia
A partir de la curva de potencia y de los datos medidos de velocidad del viento en un determinado
emplazamiento, es posible estimar la producción anual de energía de un aerogenerador. Para ello, se
multiplica la potencia suministrada por el aerogenerador a cada velocidad por las horas al año que el
viento sopla a esa velocidad, en promedio.

La tabla muestra los datos medidos de velocidad del viento en un determinado


emplazamiento, en horas promedio al año. Además, incluye la potencia de un aerogenerador a
cada velocidad. Calcular la producción anual.

Solución. Multiplicando cada potencia por las horas de viento al año se obtiene la
producción anual a cada velocidad (en kWh). Sumando las producciones, se obtiene la energía
total suministrada por el aerogenerador al año.
Fundamentos de aerogeneradores

Tabla 2. Curva de potencia de un aerogenerador, y distribución de velocidades de viento en


un determinado emplazamiento

Velocidad (m/s) Potencia (kW) Horas Producción (kWh)


1 0,0 515,1 0,0
2 0,0 801,3 0,0
3 21,3 958,7 20.420,3
4 84,9 1.049,9 89.136,5
5 197,3 1.210,2 238.772,5
6 363,8 1.368,9 498.005,8
7 594,9 1.029,8 612.628,0
8 900,8 659,4 593.987,5
9 1274,4 458,2 583.930,1
10 1633,0 299,9 489.736,7
11 1863,0 190,1 354.156,3
12 1960,4 104,9 205.646,0
13 1990,4 60,3 120.021,1
14 1997,9 30,1 60.136,8
15 1999,6 13,9 27.794,4
16 1999,9 6,8 13.599,3
17 2000,0 1,6 3.200,0
18 2000,0 0,9 1.800,0

Total 3.912.971,4

El producto de ambas magnitudes proporciona la producción al año para cada velocidad y con la
suma de las producciones se obtiene la energía total suministrada por el aerogenerador.​

Fuente: Gamesa.

En este caso, se estima que la máquina puede suministrar casi 4 millones de kWh al año
(3.912.971,4 kWh).

Es importante destacar que este método para estimar la producción anual es muy aproximado,
debido a las incertidumbres comentadas de la medida de la curva de potencia y de la velocidad del
viento. Por ello, solo debe considerarse como una primera aproximación al valor real. Estimaciones
más precisas necesitan de modelos de cálculo más sofisticados, como los empleados en los sistemas de
predicción eólica descritos anteriormente.

IX. El factor de carga

Fundamentos de aerogeneradores
Una forma de cuantificar la producción anual de un aerogenerador en una localización concreta es el
denominado factor de carga o de capacidad. Esta magnitud se utiliza para caracterizar la productividad
de las diferentes tecnologías energéticas (no solo de la eólica). Este se define como la producción
anual de energía dividida por la potencia nominal del aerogenerador. Se mide en kWh/kW o
simplemente en horas:

Precisamente, el significado del factor de carga es el de las horas equivalentes de funcionamiento a


máxima potencia del aerogenerador al cabo de un año.

El factor de carga también se puede definir en periodos de tiempo diferentes a un año (factor de
carga estacional, por ejemplo, en el que se muestra la producción en una determinada época del año,
un trimestre, por ejemplo).

El factor de carga también se suele expresar en porcentaje. Así, es necesario dividir las horas
efectivas de funcionamiento por las 8.760 h que tiene un año:
Fundamentos de aerogeneradores

Calcular el factor de carga, en horas y en porcentaje para el aerogenerador de la tabla anterior.

Solución. Dividiendo la producción total al año por la potencia nominal de la máquina


obtenemos el factor de carga en horas:

Si se dividen las horas de funcionamiento efectivo por las 8.760 h que tiene un año:

Esto significa que el aerogenerador funciona, de promedio, aproximadamente la cuarta parte del
tiempo (algo menos) entregando su potencia nominal en el emplazamiento en cuestión.
Fundamentos de aerogeneradores

Ejercicios

Caso práctico

Datos:
La tabla muestra los datos medidos de velocidad del viento en un determinado emplazamiento, en
horas promedio al año. Además, incluye la potencia de un aerogenerador a cada velocidad.

Viento (m/s) Horas Potencia (kW)


1 515 0
2 801 0
3 959 32
4 1.050 127
5 1.210 296
6 1.369 546
7 1.030 892
8 659 1.351
9 458 1.900
10 300 2.450
11 190 2.795
12 105 2.941
13 60 2.986
14 30 2.997
15 14 2.999
16 7 3.000
17 2 3.000
18 1 3.000
22 0 2.885
23 0 2.800
25 0 0
Fundamentos de aerogeneradores

Se pide:
S Dibujar la curva de potencia del aerogenerador.
S Calcular las velocidades mínima y máxima de funcionamiento de la máquina.
S Calcular la potencia nominal.
S Calcular la producción anual del aerogenerador.
S Calcular el factor de carga, en horas y en tanto por ciento (%).

Solución
La figura presenta la curva de potencia del aerogenerador (es decir, la potencia generada por la
máquina para cada velocidad del viento), de acuerdo con los datos de la tabla anterior. En ella, es
posible observar que la potencia a plena carga, la máxima que puede producir, es de 3.000 kW (3
MW). Las velocidades de corte son 2.5 m/s y 23 m/s.

La tabla siguiente muestra los cálculos realizados para saber la producción del aerogenerador. En la
columna “producción” se incluye el producto de las horas anuales de funcionamiento por la potencia
para cada velocidad. La suma de todos los valores de dicha columna nos da la producción anual
(kWh). En este caso, 5.864.142 kWh o, lo que es lo mismo, cerca de 6.000 MWh. El factor de carga se
calcula como:

Si se dividen las horas de funcionamiento efectivo por las 8.760 h que tiene un año se obtiene el
factor de carga en tanto por ciento:
Fundamentos de aerogeneradores

Viento Horas Potencia Producción


(m/s) (kW) (kWh)
1 515 0 0
2 801 0 0
3 959 32 30.630
4 1.050 127 133.705
5 1.210 296 358.159
6 1.369 546 747.009
7 1.030 892 918.942
8 659 1.351 890.981
9 458 1.900 870.580
10 300 2.450 734.605
11 190 2.795 531.234
12 105 2.941 308.469
13 60 2.986 180.032
14 30 2.997 90.205
15 14 2.999 41.692
16 7 3.000 20.399
17 2 3.000 4.800
18 1 3.000 2.700
22 0 2.885 0
23 0 2.800 0
25 0 0 0
Total 5.864.142

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