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Revista Colombiana de Psiquiatría

ISSN: 0034-7450
revista@psiquiatria.org.co
Asociación Colombiana de Psiquiatría
Colombia

Uribe, Carlos Alberto


La controversia por la cultura en el DSM-IV
Revista Colombiana de Psiquiatría, vol. XXIX, núm. 4, 2000, pp. 345-366
Asociación Colombiana de Psiquiatría
Bogotá, D.C., Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80629403

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ARTICULO DE REVISION

LA CONTROVERSIA POR LA CULTURA EN EL DSM-IV


CARLOS AI.BERTO URIBE*

El interés de este artículo es examinar el propósito explícito del DSM-IV de


convertirse en una clasificación nosológica universal de las enfermedades
mentales. Tal meta incluye un postulado sobre la aplicabilidad
transcultural empírica del manual y un postulado sobre la existencia de
"síndromes culturales psiquiátricos" (Culture-Bound Syndromes). Ambos
son discutidos en el texto, así como la polémica generada con relación a la
extensión y la profundidad de los cambios que en relación con la cultura
se introdujeron en el DSM-IV.

El artículo se centra en un principio en la categoría de esquizofrenia y


otros trastornos psicóticos. Luego se revisa el asunto de fondo de esta
cuestión: la discusión sobre la índole de la enfermedad mental. Como
conclusión se ofrece la idea de que el debate entre la posición biomédica y
la posición de la construcción cultural y social de la enfermedad mental dista
de estar zanjado.

Palabras clave: Psiquiatría transcultural.

CULTURAL CONTROVERSY IN DSM-IV


The purpose of this article is to examine DSM-IV's explicit claim to be a
universal nosological classification of mental disorders. This claim
includes two propositions: one concerning its empirical, transcultural
applicability, and the other about the existence of so-called Culture-Bound
Syndromes. Both are here discussed, as well as the arguments that cultural
considerations included in DSM-IV have elicited.

The article considers the category of schizophrenia and other psycotic


disorders, looks into what is stated as the main topic in this question: the
debate on the nature of mental disorders. As a conclusión, the author
thinks that the debate amongst biomedical and cultural and social
constructivist views of mental disorders is far from being solved.

Key words: Transcultural Psychiatry.

Profesor Asociado de Psiquiatría. Universidad Nacional de Colonbia. Profesor Titular de Antropología, Universidad de los Andes email:
curibe@uniandes.edu.co

RFVISTA COLOMBIANA DH PSIQUIATRÍA ' VOL XXIX N" 4 2000 345


URIBE CARLOS ALBERTO

A la memoria de Hernán esta cuestión: la índole de la enfer-


Henao Delgado, amigo y medad mental.
colega asesinado deforma
ESQUIZOFRENIA Y
aleve por cobardes manos.
VARIABILIDAD CULTURAL

En la introducción del DSM-IV, los En su consideración de las realida-


editores afirman que una caracte- des clínicas de la esquizofrenia, el
rística de esta edición es una mayor DSM-IV advierte a los lectores que
preocupación con la participación la evaluación de los síntomas de
de la cultura en las enfermedades esta enfermedad mental "en situa-
mentales. Se trata de acrecentar la ciones culturales o socioeconómicas
aplicabilidad de esta propuesta diferentes de las propias, debe
nosológica en diferentes tomar en cuenta estas diferencias
contextos culturales, dado que el culturales". Más aún, que "ideas
manual se usa en lugares distintos que pueden parecer delirantes en
de los Estados Unidos, y que en ese una cultura (por ejemplo, la magia y
país los psiquiatras deben tratar la brujería) bien pueden ser co-
pacientes de numerosos grupos ét- munes en otra. En algunas socieda-
nicos con perfiles culturales diversos des, las alucinaciones visuales o
(1)
. auditivas con contenido religioso
pueden ser parte normal de la ex-
El propósito de este artículo es exa- periencia religiosa (por ejemplo, el
minar la intención de universalidad ver a la Virgen María u oír la voz
cultural y presentar la polémica de Dios)". Estas advertencias apa-
generada con relación a la exten- recen en una sección específica de
sión y profundidad de estos cam- la discusión en torno a los síntomas
bios en el DSM-IV. En principio, de la esquizofrenia: "Rasgos espe-
con estas metas me centraré en la cíficos de la cultura, la edad y el
discusión de la categoría esquizo- género".
frenia y otros trastornos psicóticos.
El motivo de esta escogencia tiene La intención de esta sección es se-
que ver con el hecho de que la psi- ñalar que en el examen psiquiátrico
cosis y la esquizofrenia se reconocen, los síntomas universales de la
usualmente, como las enfermedades esquizofrenia se deben contrastar
psiquiátricas más "biológicas" — y con las particularidades culturales y
por tanto, más "universales" de todo personales que exhibe el enfermo. ¿Y
el espectro de la nosología cuáles son esos síntomas? En
psiquiátrica — . No obstante, lo que términos muy generales, delirios,
aquí se discutirá tiene una alucinaciones de varios tipos,
trascendencia que atañe a otras ca- len-guage desorganizado e
tegorías diagnósticas. Por último, incoherente, comportamiento
se revisará lo que el autor cree que catatónico o arrevesado, y los
constituye el debate de fondo de llamados síntomas negativos
(aplanamiento

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LA CULTURA EN EL DSM-IV

afectivo, alogia y falta de voluntad). ral" de la enfermedad. Lo que equi-


Todos ellos acompañados por una vale a decir que los síntomas de la
significativa disfunción social y enfermedad responden en definitiva
ocupacional del enfermo durante a procesos fisiológicos subyacentes,
un período de por lo menos seis entendidos de forma implícita como
meses, que incluye un mes con pre- factores causales.
sencia activa de los síntomas posi-
tivos y negativos anteriores. De esta En oposición, si la respuesta al se-
gundo interrogante es positiva, no
manera, el DSM-IV aporta a los psi-
existe en verdad algo como una
quiatras una nota de precaución
enfermedad mental que merezca
insoslayable. Cuestiones como la
ser llamada esquizofrenia. Se es
magia y la hechicería, y en general
esquizofrénico en el contexto de
el pensamiento religioso y mágico, una sociedad que produce o que de
tienen una especificidad cultural alguna manera favorece la expre-
que el clínico (o la clínica) debe eva- sión de esos síntomas. La moderna
luar de manera cuidadosa en el sociedad capitalista, por ejemplo,
diagnóstico de esquizofrenia. como lo preconizó el "movimiento
El fondo de esta precaución es un antipsiquiátrico" de la década de
asunto central para la psiquiatría los 70, cuyo doble propósito consi-
biomédica. Tal es el problema de la deró la enfermedad mental como
universalidad de la enfermedad efecto social y rechazó el
mental. ¿Son las enfermedades interna-miento psiquiátrico por ser
mentales causadas por lesiones o técnica de represión física y
disfunciones en el sistema nervioso psíquica. Todavía más: cada uno de
central de sus víctimas? O por el los síntomas de la esquizofrenia
contrario, ¿se es un enfermo mental está en sí mismo mediado por la
cultura, tal como está mediada la
en el tejido particular de un medio
presuposición médica de que existe
social y cultural específico? Si la
una correlación, uno a uno, entre el
respuesta a la primera pregunta es
síntoma y un defecto en los procesos
afirmativa, trastornos como la
fisiológicos.
esquizofrenia y otras psicosis per-
tenecen al dominio de la biología, El problema es mucho más complejo
el control de los síntomas es ante que este par de posiciones extremas.
todo médico (psicofarmacológico, Como es sabido, una serie de
por ejemplo), y las coloraciones in- estudios impulsados por la Orga-
dividuales, idiosincráticas, de pro- nización Mundial de la Salud desde
veniencia étnica o cultural, o aún la década del 60, ha demostrado que
de género, pueden modular o in- la esquizofenia pertenece a ese
tervenir en la expresión de la en- grupo de trastornos mentales
fermedad. En ningún caso, empero, presentes en todo el mundo. A este
estas últimas son fundamentales al grupo pertenecen asimismo otros
determinar la "historia natu- trastornos orgánicos del cerebro, la

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URIBE CARLOS ALBERTO

psicosis maníaco-depresiva (en el es simple. Existe, según él, una ideo-


DSM-IV, trastorno afectivo bipo- logía profesional tácita que exagera
lar), ciertos trastornos de ansiedad, y lo que es universal en la enfer-
quizá la depresión mayor (2). Esto medad mental, al punto que des-
equivale a afirmar que la esquizo- echa lo que ella tiene de particular
frenia es una categoría universal, y en términos culturales. De acuerdo
corno tal es un fenómeno hasta cierto con esta óptica, el problema bioló-
punto independiente de la sociedad gico es la "causa" que determina y
en la que viven los pacientes (3). estructura la forma de la enfermedad,
No obstante, ciertos síntomas de la mientras que los factores sociales y
esquizofrenia se presentan con más culturales "modelan" o "influencian"
frecuencia en algunas regiones del el contenido del trastorno. Lo
mundo, con un núcleo de síntomas fundamental en la patogénesis de la
que aparecen en todas las sociedades. enfermedad es el desorden orgánico,
Asimismo, el curso de esta mientras que todos los factores de
enfermedad parece ser más su patoplastia son apenas
benévolo en las regiones menos epifenoménicos. Estos últimos
desarrolladas del planeta (como tienden a recibir una atención
Colombia que participó en estos secundaria dentro de la práctica clí-
estudios), y mucho más severo en nica, que así medicaliza sin ate-
las sociedades industrializadas del nuantes la enfermedad. De contera,
Primer Mundo. De esta manera, un conjunto de agudos problemas
todo apunta en la dirección de que sociales que nutren y promueven los
al lado de una universalidad en la trastornos mentales (la injusticia, la
sintomatología de la esquizofrenia discriminación, el hambre, la
basada en un indudable núcleo de delicuencia, la desocupación, la
disfunciones biológicas, existe tam- persecución política, la alienación,
bién una gran variación. Y esta va- el miedo, el terror, etc.) resultan
riación sólo puede atribuirse a im- también medicalizados. La psi-
portantes factores socioculturales, y quiatría (y la medicina) terminan
aún de la historia de vida del su- por ejercer formas activas de control
friente, intervinientes en la enfer- social, en desmedro o en apoyo de
medad (4). Lo cual significa que no otras instituciones sociales, legales
todo en la esquizofrenia es y religiosas tradicionalmen-te
neuro-fisiológico, a pesar de que preponderantes en el papel de ar-
parte de la opinión psiquiátrica se bitros del comportamiento de los
aferré al postulado de las bases seres humanos en sociedad(2). Con-
biológicas de este trastorno. clusión que a nadie debe sorprender.
Repetidos observadores han
Para Arthur Kleinman, psiquiatra recalcado esta dimensión de funcio-
con intereses antropológicos, asesor nalidad social de la psiquiatría, desde
en el proceso de elaboración del que el sociólogo norteamericano
DSM-IV, la explicación a este hecho Talcott Parsons, él mismo un es-

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LKULTURAENELDSM-IV

tudioso de la enfermedad mental y no relacionados con las categorías diag-


de la práctica médica, la enunciara nósticas del DSM-IV. Muchos de estos
en la década del 50 (5). patrones son considerados
local-mente como "enfermedades", o
Problemas como estos fueron los por lo menos como aflicciones, y la
que hicieron precisamente que la mayoría reciben una denominación
APA emprendiera la revisión del propia. No obstante que las
DSM-III-R, publicado en 1987. Con presentaciones que conforman las
el patrocinio del Instituto Nacional principales categorías del DSM-IV
de la Salud Mental de los Estados aparecen en todo el mundo, los
Unidos, se organizó en 1991 un co- síntomas particulares, el curso de la
mité conformado por psiquiatras y enfermedad y la respuesta social son a
científicos sociales, encargado de menudo influenciados por factores
revisar el papel de la cultura en el
culturales locales. En contraste, los
diagnóstico de la enfermedad mental.
síndromes culturales generalmente están
La idea era evaluar toda la in-
limitados a sociedades o áreas culturales
formación transcultural disponible
específicas, y representan categorías
sobre los trastornos mentales a lo
largo y ancho del mundo, con el fin diagnósticas localizadas, "folk", que
de incorporarla en el DSM-IV (6). enmarcan significados coherentes para
ciertos conjuntos de experiencia y
Los resultados de las deliberaciones observación repetitivos y generadores
de este grupo hicieron que se de dificultades.
introdujeran importantes revisio-
nes. En muchas categorías A menudo no existe una equivalencia
nosográ-ficas se adicionaron uno a uno entre un síndrome cultural y
consideraciones relativas a las una entidad de diagnóstico del DSM-IV.
particularidades culturales, de la Comportamiento aberrante que
edad y del género, que pueden puede ser clasificado por un clínico
alterar un diagnóstico específico — mediante el uso de varias categorías del
y la esquizofrenia y los trastornos DSM-IV, puede incluirse en una única
psicóticos fueron unas de ellas — . categoría "folk", y presentaciones que
Además, se involucraron en cada pueden ser consideradas por un clínico
diagnóstico consideraciones que use el DSM-IV como perte-
transculturales relativas al curso de necientes a una sola categoría pueden
las enfermedades mentales. ser distribuidas en varias por un clí-
Asimismo, se introdujo la noción de nico local. Más aún, algunas condiciones
"síndromes psiquiátricos y trastornos han sido conceptuali-zadas
culturales" (culture-bound como síndromes culturales específicos a
syndro-mes), definidos como: las culturas industrializadas (v.gr.
anorexia nervosa, desorden disociativo
"Patrones recurrentes de comporta- de identidad), dada su ausencia o rareza
miento aberrante y de experiencias aparente en otras culturas. Debe
pro-blematizadoras con una expresión decirse, asimismo, que todas las
geográfica específica, que pueden estar sociedades industrializadas inclu-
o

RHVLSTA COLOMBIANA Dli PSIQUIATRÍA YOL XXIX / N° 4. 2000 349


URIBE CARLOS ALBERTO

yen subculturas distintivas a la vez que Para Charles C. Hughes existen


grupos de inmigrantes ampliamente varios problemas con el uso de la
diversos que pueden presentar síndro- noción de síndromes culturales. Su
mes culturales"*(l). definición, dice Hughes, es confusa
si no falaz. Y es que su especificidad
Para dar cuenta de estos síndromes sui generis, además de volverlos
culturales, el DSM-IV incluyó en un exóticos, constitutivos de la
apéndice un formato de formula- dis-tintividad patológica de un
ción cultural, así como un glosario Otro extranjero, enmascara lo que
que explícita los más estudiados. El tienen de patrones culturales cuyo
énfasis es en expresiones contenido empírico tiene que ver
idiomáti-cas típicas del malestar con la psicopatología y la desviación
que enuncian los síndromes en el comportamiento. Tanto como
culturales. Se trata, por supuesto, de los Otros tienen síndromes
expresiones encontradas en la culturales, el Occidente
práctica psiquiátrica de los Estados industrializado tiene los propios
Unidos. Ejemplos de estos —por ejemplo: obesidad, anorexia
síndromes culturales relevantes en nervosa, bulimia, síndrome de
nuestro caso, son los trastornos de tensión premenstrual, fatiga
la conducta individual denominados crónica, trastorno de personalidad
con los términos familiares de múltiple, etc. — . Todo lo cual
"ataque de nervios", "bilis" o lleva a la conclusión de que cada
"cólera", "desmayos", "locura", "mal categoría diagnóstica en el manual
de ojo" y "nervios" (7). requiere de una consideración de
todos los factores culturales
EL DEBATE POR LA intervinientes, tanto desde el
CULTURA punto de vista del paciente como
de quien hace el diagnóstico. En sus
Como era de esperarse, no todos palabras, "todo el proceso diagnós-
han brindado una efusiva bienve- tico es una actividad determinada
nida al nuevo liberalismo cultural culturalmente, y la «cultura» es tanto
de la APA. Un número reciente de la un factor en moldear patrones
revista Transcultural Psychiatry, por particulares de sintomatología en la
ejemplo, se dedicó a la crítica de lo sociedad Occidental como lo es en
que el DSM-IV incluyó de la cualquiera otra parte. Desde esta
pertinencia de lo cultural en el óptica, es de sugerir que todas las
diag-nóstico(8'14). Consideremos categorías diagnósticas necesitan
estos materiales, en donde aparecen una sección que trate de su conte-
las voces de algunos autores que nido cultural en la sociedad Occi-
participaron de las discusiones del dental así como en todas las otras
grupo sobre la cultura y el sociedades" (14).
diagnóstico.

* Como se aprecia, he preferido traducir «culture-bound syndromes» como «síndromes psiquiátricos culturales» (y no como «síndromes relacionados con la cultura»),
en consonancia con la propuesta, acertada en mi criterio, de Levine y Gaw de «culture-specific syndromes». Por lo demás, también he preferido mi propia traducción
de ia definición de estos síndromes que aparece en el DSM-IV puesto que considero que la publicación española con la traducción del manual contiene serias
imprecisiones.

350 RFA'ISTA COLOMBIANA DI. PSIQUIATRÍA / VOL XXIX N° 4. 2000


LA CULTURA EN EL DSM-IV

El argumento anterior, repetido su inclusión en el DSM-IV ha gene-


con ligeros matices por otros arti- rado una importante agenda de in-
culistas, explica porqué los editores vestigación que busca entenderlos
de la APA decidieron eliminar o en sus propios términos, antes que
alterar las recomendaciones del subsumirlos en una o en varias ca-
grupo de la cultura en el diagnóstico tegorías diagnósticas (16). Tampoco se
psiquiátrico. Puesto de forma puede desestimar el renovado
simple, "cualquier desafío a las pre- ímpetu del DSM-IV al estudio de
suposiciones nosológicas básicas temas tales como la curación ritual
que subyacen las mismas catego- en todo el mundo(17), o las relaciones
rías de (...) desorden fueron des- que existen entre lo cultural y la
atendidas" (13). O lo que es lo mismo, psicoterapia(18).
"la crítica a la universalidad de los Con todo, en el caso de la esquizo-
diagnósticos especificados en el frenia y otros trastornos psicóticos,
DSM-IV no fue tolerada o fue mi- Janis Jenkins se queja acremente de
nimizada en grado sumo" (12). Por cuan mutiladas fueron las reco-
esto, los editores escogieron eliminar mendaciones del grupo de cultura.
sistemáticamente o quitarle Sus observaciones enfrente de cada
énfasis al contexto social, minimizar criterio sintomático fueron reducidas
la variación cultural, suprimir o a su mínima expresión. Tomemos el
expresar en términos generales caso de las alucinaciones. El texto
toda observación específica. Ade- sugerido, según Jenkins, era el
más, cualquier "material que cues- siguiente:
tionara de manera directa los ele-
mentos esenciales de los criterios "Existen tres áreas en las cuales la cultura
fue ignorado o reconocido de paso debe considerarse en la valoración
como una mera variación de grado psiquiátrica de las alucinaciones
antes que de clase" (11). En una pu- psi-cóticas: (i) la distinción entre una
blicación previa, R. experiencia alucinatoria de rango nor-
Lewis-Fernán-dez y A. Kleinman, mal, de un lado, y la alucinación
autores que participaron en el psi-cótica, del otro; (ii) el contenido de
número de Trans-cultural Psychiatry las alucinaciones; y (iii) la forma de
bajo consideración, fueron inclusive las alucinaciones. En algunos
más taxativos en sus críticas. Según contextos culturales, las
ellos, los editores del DSM-IV no alucinaciones pueden ser parte normal
estaban en realidad interesados en de la experiencia cotidiana (v.gr.
la validación cultural del manual, un alucinaciones visuales de Dios, la
hecho que para estos autores es Virgen María, o los Santos en las
verdaderamente desalentador (15). culturas latinoamericanas). Sin
embargo, estados psicóticos desvalori-
No obstante estas críticas, en lo que zados en los cuales las alucinaciones
hace a los síndromes culturales están presentes, también se han obser-
como tales hay que reconocer que vado transculturalmente. Las alucina-
ciones psicóticas pueden variar tanto

RFV1STA COLOMBIANA Dl: PSIQUIATRÍA YOL. XXIX / N" 4/ 2000 351


URIBE CARLOS ALBERTO

en contenido (v.gr. espíritus, demonios, aparece como creencia exótica, cu-


artistas populares) como en forma (v.gr. riosa. Hasta el punto que existe una
visual, auditiva, táctil, olfatoria). (.,.). diferencia conceptual entre lo que
Las alucinaciones visuales son los antropólogos y los psiquiatras
aparentemente más comunes en entienden como la naturaleza de la
contextos culturales asiáticos, africanos cultura. "El proceso de escritura del
y latinoamericanos. (...) Tales ex- DSM-IV" —concluye Jenkins —
periencias culturales normativas deben "nos provee ciertamente de un caso
diferenciarse de estados psicóticos paradigmático para la sociología
cul-turalmente desvalorizados en los del conocimiento, en el cual las
cuales las alucinaciones están presentes"(W). fuerzas hegemónicas de la psiquia-
tría biológica en ocasiones abaten
Este texto se transformó en el simple las voces de los psiquiatras con
párrafo que dice que "en algunas orientación cultural y de los antro-
culturas, las alucinaciones visuales pólogos" (10). A pesar de todo esto,
o auditivas con un contenido Jenkins también reconoce que el
religioso pueden ser parte normal de DSM-IV representa un avance en la
la experiencia religiosa (por ejemplo, dirección correcta, a pesar de sus
ver a la Virgen María o el oír la voz limitaciones.
de Dios)". Igual aconteció en el caso
de los delirios. En vez del texto En la literatura antropológica hay
incluido de que "ideas que pueden asimismo autores que expresan su
parecer delirantes en una cultura descontento frente al interés de la
(por ejemplo, la magia y la brujería) APA de que su nosología tenga una
bien pueden ser comunes en otra", el aplicabilidad intercultural. Por
texto sugerido por Jen-kins y su ejemplo, en un reciente artículo,
grupo rezaba: "¿Qué hace que Hari corra?",
"Los delirios deben ser evaluados con Mi-chael Goddard se va lanza en
referencia a sistemas de creencias cul- ristre contra la mera posibilidad de
turales y religiosas. Por ejemplo, la emprender un proyecto de
creencia en la magia y la brujería es psiquiatría transcultural. Según él,
común transculturalmente. Debe ejer- este proyecto implicaría que son
cerse una precaución cuando se inves- apropiadas las modificaciones
tigan estos dominios, porque los pa- operacionales de una ciencia
cientes pueden mostrarse reluctantes a médica que es distintivamente
divulgar sus ideas si esperan una res- Occidental, en respuesta a
puesta hostil" (W). contextos culturales
no-Occidentales. Para Goddard,
En suma, el DSM-IV siempre relegó este no es el caso. Su razón apunta a
a un segundo plano la idea de que una investigación de las
cómo la cultura puede estructurar especifica-des culturales en el
los trastornos esquizofrénicos. diagnóstico y el tratamiento de
Cuando se alude a cultura, esta pacientes no-Occidentales, uno de
los objetivos de la psiquiatría
transcultural,

352 RI:V1STA COLOMBIANA DI! PSIQUIATRÍA YOL XXIX V 4/ 20OO


m CULTURA EN EL DSM-IV

simplemente deja de lado la consi- la tribu", merced a una historia de


deración de condiciones históricas, vida muy particular como infor-
políticas y económicas que permi- mante de una pareja de misioneros
tieron el surgimiento del paradigma lingüistas del Instituto Lingüístico
psiquiátrico y del concepto de de Verano, aunado esto a un largo
enfermedad mental en la sociedad período como trabajador migrante
capitalista. Tampoco se preocupa en la ciudad lejos de los suyos y
este proyecto por analizar de forma donde, según parece, sufrió de al-
crítica la aplicabilidad de ese guna enfermedad neurológica —
paradigma y ese concepto en socie- una posible meningitis, que por lo
dades indígenas. Para no mencionar demás hace pensar en una condi-
los impedimentos prácticos que ción médica general — . El compor-
existen en el discurrir cotidiano de tamiento diferente de Hari, su mar-
la psiquiatría clínica, que no deja cado individualismo y su sistema
campo para explorar en contextos de valores distinto, terminaron por
culturales distintos o en detalladas hacer de él una amenaza para su
historias de vida personal. Más sociedad de horticultores de mon-
aún, la misma noción de síndrome taña, aborígenes que hacen de la
cultural no sólo no escapa del solidaridad una idea central dentro
et-nocentrismo que pretende de su modo de producción ordenado
combatir, sino que también según el parentesco. Total, la
"implica la universalidad de la locura de Hari representa la con-
enfermedad mental como una fluencia de una praxis individual y
categoría de trastorno y su fuerza una praxis social específicas y a lo
crítica está orientada, largo de un período de tiempo más o
presumiblemente, hacia problemas menos pronunciado.
de diagnóstico, más que hacia la
situación cultural, histórica y Esto significa que su locura es una
política de la misma psiquiatría" <19>. locura "construida" y en ese sentido
es única, y no hay DSM-IV que
Ante esta situación, la opción que pueda ayudar a entenderla. Hari, el
asume Goddard es pensar la "locura" transgresor de códigos de com-
en términos de una construcción portamiento básicos en su socie-
social. El comportamiento atí-pico dad, terminó por volverse una fi-
de su personaje central, Hari, gura mitológica, un icono, o en el
aborigen de una sociedad de las sentido de Rene Girard(20), un
montañas de Papua (Nueva Gui- phar-makon o "chivo expiatorio",
nea), caracterizado por proclividad especialmente apto para ser
hacia la agresión y por una sacrificado en el altar del control
inesca-pable necesidad de correr sin social(19).
pausa a todas horas, no es un caso
de "esquizofrenia paranoide", No hay que hacer un esfuerzo para
como dictaminaron los psiquiatras. encontrar en las ideas de Goddard
Hari terminó como, digamos, el una muestra del acendrado relati-
"loco de vismo de ciertos medios antropo-

RKVISTA COLOMBIANA DH PSIQUIATRÍA / VOL XXIX / N° 4/ 2000 353


URIBE CARLOS ALBERTO

lógicos. Si nos atenemos a él, sería comportamientos y condiciones


por entero imposible generalizar en existenciales, y que otras sociedades
torno a aqueÜo que nuestra las llaman con otros términos que
etnop-siquiatría llama enfermedad no implican necesariamente ese
mental. Esta es, desde luego, otra mismo concepto de enfermedad
ideología profesional de un signo (v.gr. los paisanos de Hari se
distinto a la ideología profesional refieren a su condición como
de la biomedicina, y por ello no keke-lepa o longlong, que
menos debatible. En palabras de corresponde en una traducción
Byron J. Good (21), "parece ser cada aproximada al término inglés no
vez más claro que un argumento médico de "crazy", "loco"). Surgen
relativista cultural puro en el de esta manera los problemas
estudio de la psicopatología resulta familiares, pero muy agudos, de la
ingenuo". O en palabras de traducibilidad, com-parabilidad y
Kleinman (2), "el relativismo extremo conmensurabilidad de
de algunos antropólogos experiencias vitales y sistemas de
antipsiquiátricos es tan atrozmente representación de la realidad
ideológico como es el considerados como anormales, en
fundamentalismo universalista de oposición a aquellos considerados
algunos psiquiatras biológicos" . como normales, a través de los lin-
deros que marcan las diferentes
No obstante, Goddard tiene razón culturas en un mundo cada vez
en puntualizar la confluencia en la más interconectado (23). Asimismo, es
enfermedad mental de praxis per- necesario investigar cómo esos
sonales y colectivas distintivas e desórdenes son percibidos, experi-
históricas, como Michel Foucault(22) y mentados y representados
varios otros tratadistas de persuasión intercul-turalmente; cómo el
histórica y sociológica lo han vínculo entre el mundo personal y el
recalcado. Hecho que no quiere mundo social "está mediado por el
decir que la enfermedad mental no lenguaje, los símbolos, las
exista más allá de ciertas circuns- jerarquías de valores y las formas
tancias históricas y estéticas que constituyen aquellos
socieoeconómi-cas concretas. O que pervasivos aparatos culturales que
sea imposible intentar ordenan la vida social" (2). Como lo
generalizaciones sobre ella con una afirma Jen-kins (10), "la naturaleza
vocación universalista, libres de un de la cultura es fundamental a toda
acendrado reduccionis-mo experiencia humana, no importa si
biomédico. Después de todo, el es normal o si es psicopatológica.
comportamiento social disruptivo La cultura invariablemente da
en términos de la vida individual y forma a todos los síntomas
colectiva es señalado, estigmatizado emocionales, cognoscitivos y del
y enfrentado por todas las so- comportamiento que son evaluados
ciedades humanas. Lo que sucede en el encuentro diagnóstico". En
es que nuestra sociedad llama en- estos postulados tenemos todo un
fermedad mental a ciertos de estos programa para una psiquiatría
cultural.

354 REVISTA COLOMBIANA DH PSIQUIATRÍA / VOL XXIX N" 4' 2000


U CULTURA EN EL DSM-IV

En un registro diverso, otra diferencia intelectualmente, quedan expuestos


en la forma corno nuestra sociedad en la argumentación que ofrece el
enfrenta estos problemas es que la DSM-IV sobre la definición de
ciencia empírico-positiva ha enfermedad mental(1). Lo primero
postulado como hipótesis en mu- que el manual ofrece es disculpas
chos comportamientos anormales por usar el término mental, que con-
un componente de disfunción en el tinúa en uso en él "por no haber
sistema nervioso central. Esta es encontrado un sustituto apropiado".
una de las razones, precisamente, Esto porque ello puede dar pie para
por las cuales la psiquiatría pensar lo mental como algo distinto
biomé-dica vuelve patológicos estos de lo físico u orgánico, una expresión
comportamientos. De paso, al del "anacronismo reduccionista del
hacerlo remueve de los individuos dualismo mente/cuerpo", dualismo
y sus familias toda "culpabilidad" y que desde luego el DSM-IV no
responsabilidad en la "locura". acepta. No obstante, se sigue por
Pero es asimismo claro que por reconocer que en realidad no puede
muy importantes que sean estas lograrse una definición del
disfunciones neurofisiológicas, o concepto que especifique de
aún las posibles lesiones manera precisa sus límites, ni si-
neuroanatómicas implicadas, ellas quiera que sea posible presentar
no constituyen la "causa" principal una definición operacional adecuada.
de la enfermedad mental, ni A pesar de esto, se siguió con el
tampoco debieran ser el objetivo empleo de la definición de enfer-
único en su tratamiento. Para medad mental ya usada en sus pre-
parafrasear a Marcel Mauss (24), las decesores, el DSM-III (publicado en
enfermedades mentales parecen ser 1980) y el DSM-III-R:
un ejemplo de "fenómenos totales",
caracterizados por una compleja "Cada uno de los trastornos mentales
dialéctica que involucra lo se conceptualiza como un síndrome o
biológico, lo psicológico y lo un patrón psicológico o de comporta-
so-ciocultural, todo dentro de un miento clínicamente significativo que
tejido de representaciones ocurre en un individuo y que está aso-
culturales sobre el cuerpo, la ciado con un estado de aflicción pre-
sujetividad, el género, la sente (v.gr. un síntoma de dolor) o de
enfermedad, la experiencia y, en incapacidad (esto es, de deterioro en
general, la realidad. una o en varias áreas del funciona-
LA CLASIFICACIÓN miento del individuo), o con un riesgo
PSIQUIÁTRICA Y LA significativamente mayor de sufrir la
NATURALEZA DE LAS muerte, el dolor, la incapacidad, o una
ENFERMEDADES importante pérdida de la libertad. En
MENTALES adición, este síndrome o patrón no debe
ser meramente una respuesta
Esta característica total de los fenó- espera-ble y culturalmente sancionada
menos mentales patológicos y lo frente
difícil que resulta aprehenderlos

RliVISTA COLOMBIANA l)t PSIQUIATRÍA / VOL XXIX \° 4 2000 355


URIBE CARLOS ALBERTO

a un evento particular, por ejemplo, la dad, todo ello de acuerdo con un


muerte de un ser querido. Cualquiera ordenamiento normativo sancionado
que sea su causa original, debe ser con- culturalmente.
siderado en realidad como una mani-
festación de una disfunción psicológica, En el manual existe, entonces, una
biológica o del comportamiento en el notoria preferencia por lo práctico
individuo. Ni el comportamiento instrumental, tanto en la tarea del
desviado (v.gr. político, religioso o diagnóstico como en la investiga-
sexual), ni los conflictos que son pri- ción empírica de los trastornos que
mariamente entre el individuo y la so- resultaron categorizados. Por ello,
ciedad, son desórdenes mentales, a los dominios que se consideraron
menos que ese conflicto o desviación sea en la toma de decisiones sobre cada
un síntoma de la disfunción en el indi- una de las categorías buscan ante
viduo, tal y como ella se definió más todo "su utilidad clínica, su confla-
arriba" ™. bilidad, su validez descriptiva, el
desempeño psicométrico que ca-
Las consideraciones anteriores, sin racteriza a los criterios individuales,
duda problemáticas, dejan en claro y un número de variables de
cuatro cosas. La primera: las en- validación" (1). Siempre primó un
fermedades mentales configuran enfoque descriptivo, como intento
síndromes clínicos completos, esto por permanecer neutral con respecto a
es, conforman entidades patológicas las diferentes teorías que existen
en las que se aunan tanto ciertos sobre la etiología de las enfer-
síntomas como signos de enfermedad medades mentales. Este último
— todo ello de conformidad con el punto de la neutralidad descriptiva,
objetivo explícito de la APA de libre de sesgos teóricos o culturales,
hacer de la psiquiatría parte integral bien merece algunas observaciones.
de la medicina biomédica, vigente
desde 1980 con el DSM-HI (25) —. La En una bella pieza, Jorge Luis
segunda: el énfasis es en la Bor-ges nos informa que en cierta
disfuncionalidad individual, bien sea enciclopedia china titulada Emporio
disfunción psicológica, biológica o en celestial de conocimientos benévolos, se
el comportamiento. La tercera: tal topó con una clasificación de los
disfuncionalidad debe ser animales en: "a) pertenecientes al
significativa desde el punto de vista Emperador, b) embalsamados, c)
médico clínico, esto es, aislable y amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f)
describible por un facultativo cer- fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos
tificado, punto de vista que es el en esta clasificación, i) que se agitan
supremo arbitro de la enfermedad como locos, j) innumerables, k) dibujados
mental. La cuarta: la con un pincel finísimo de pelo de
disfunciona-bilidad debe ser camello, 1) etcétera, m) que acaban de
calibrable en términos de los romper el jarrón, n) que de lejos
peligros para la vida y la integridad parecen moscas" (26).
del sujeto y de su cabal
desenvolvimiento en socie-

356 RliVISTA COLOMBIANA Dli PSIQUIATRÍA / VOI, XXIX / N° 4, 2000


U CULTURA EN EL DSM-IV

El punto de Borges es que no existe clasificatorio homogéneo. Paso que


una clasificación perfecta, ni única, y después de muchos años probaría
que en esencia toda clasificación, una pertinencia insospechada. Y es
como la de esta enciclopedia, por que delimitaciones como las pro-
disparatada que parezca es posible. Y puestas por Kraepelin, por ejemplo
es posible, como opina Foucault entre lo que él llamaba "demencia
(27), simplemente porque la lista a, b, precoz" (esquizofrenia) y enfermedad
c, d, ... n, hace aparecer a todas las maníaco-depresiva, mostraron su
categorías como pertenecientes a valor con los avances posteriores en
una misma serie, las pone en un el terreno de la investigación
mismo plano. Además, toda clasi- psicofarmacológica. De esta manera,
ficación es, a lo sumo, provisional y el proceso de clasificación, donde se
todo sistema clasificatorio genera privilegia la mirada sobre los otros
sus propias anomalías y ambi- sentidos, y de ahí el énfasis en la
güedades (28). "Notoriamente no observación de los síntomas
hay clasificación del universo" — patológicos, se asume que refleja de
concluye Borges— "que no sea ar- forma unívoca un orden implícito
bitraria y conjetural" (26). en la naturaleza. Orden que se puede
descubrir clasificatoriamente,
No es ninguna coincidencia que aunque no se conozcan muy bien
varios autores, entre ellos Foucault los procesos etiológicos responsa-
(27), hayan apelado a la misma cita bles de su aparición. Esta última
de Borges para ilustrar los dilemas aseveración sobre la ignorancia psi-
que el "pensamiento clasificatorio", quiátrica de la etiología de los ob-
inspirado en la clasificación de las jetos de su discurrir es aún válida,
especies vegetales de Linneo, ha no obstante las hipótesis
planteado en la trayectoria del pen- neurofi-siológicas o
samiento humano. En el caso de la neuroanatómicas que las modernas
psiquiatría, uno de los primeros neurociencias plantean como
psiquiatras experimentales, Emil posibles explicaciones causales de
Kraepelin (1856-1926), es acreditado muchos de los desórdenes mentales.
como el máximo exponente de esta
forma de pensar, en virtud de su A pesar de su gran influencia, sobre
ordenamiento del campo de fe- todo en la llamada "psiquiatría de
nómenos de la patología psiquiá- asilo", el sistema kraepeliano no
trica, antes bien caótico, en un todo tenía el predominio en el medio
sistemático. La nosografía psiquiátrico de los Estados Unidos
kraepe-liana pretendía lograr una con posterioridad a la II Guerra
descripción objetiva de la realidad: Mundial. Y es que con la publica-
las enfermedades mentales, al igual ción en 1951 del DSM-I, heredero
que las especies naturales, existen de la psiquiatría militar, el sistema
como entidades perfectas, cerradas kraepeliano tenía enfrente un for-
en sí mismas, delimitables, y por lo midable oponente: el modelo
tanto, se pueden incluir en un psi-codinámico de Sigmund Freud
espacio y

RliVISTA COLOMBIANA DH PSIQUIATRÍA / VOI. XXIX Nü 4/ 2000 357


URIBE CARLOS ALBERTO

sus interpretes. En efecto, el freu- no dejan de perturbar y llenar de


dismo, coligado con ciertas tenden- sombras la vida de sus sufrientes.
cias en la sociología médica y la
psicobiología de Adolf Meyer, em- No obstante esa predominancia de
pezó desde entonces a dominar ia la teoría psicoanalítica, los últimos
psiquiatría de ese país hasta bien veinte años mostraron un extraor-
entrada la década de 1970 <6'25>. dinario cambio de paradigma en la
psiquiatría de los Estados Unidos
Como se sabe, para Freud y los suyos (y de Europa). De un interés por
el interés se enfoca en la precisión de este discurso, se volvió a un interés
los fenómenos del psiquis-mo por la biología del sistema nervioso
profundo, del inconsciente, central. De enfocar los procesos
conformados durante las experien- psicológicos, se tornó a la clasifica-
cias vividas en los primeros esta- ción según síntomas. De considerar
dios del desarrollo del sujeto, y con- en un plano central los problemas
siderados como los responsables del afecto y su economía, los fenó-
últimos de la patología y el malestar menos de la cognición reencontra-
psicológico y existencial. Su interés ron interés. Del énfasis en la psi-
no está, por tanto, en clasificar los quiatría comunitaria y en formas
síntomas (o los síndromes) sino en menos opresivas de internamiento
entender los procesos psicológicos, psiquiátrico, se saltó a la investiga-
y en cierta medida los ción biológica y al tratamiento
so-cioculturales, responsables de psi-cofarmacológico. Se trata,
la aparición de esos síntomas. según Byron J. Good(21), de la
Todo esto sobre la base de una renovada irrupción en la psiquiatría
distinción fundamental entre los de un movimiento neo-kraepeliano,
trastornos psicóticos, situados en que surgió en medio de un fuerte
general por fuera del campo de sentimiento anticlasificatorio y en
aplicación de la técnica un clima de crítica al proceso
terapéutica propuesta por Freud, diagnóstico. Para Good, el resultado
el psicoanálisis, y los trastornos de esta irrupción, aunada a
neuróticos, que constituyen la significativos avances en la
preocupación curativa fundamental investigación neuro-biológica, ha
de este último. Los primeros sido una reconceptua-lización total
trastornos nos acercan, en un de la psicopatología que se expresa
continuo, a las esquizofrenias, a la en el DSM-IV. El paradigma
vigente tiene varias características,
psicosis maníaco depresiva, y a las
que hablan de su origen en
demás formas de enfermedad mental
Kraepelin y su escuela:
más inquietantes desde la
perspectiva del ordenamiento social. «Primera, la atención se enfoca en ca-
Característicamente, los trastornos tegorías de trastorno, más que en el nivel
neuróticos, nos llevan hacia lo que de la aflicción, y las enfermedades
comúnmente conocemos como psiquiátricas se consideran como dis-
"normalidad", y que por ello cretas y heterogéneas, esto es, como que

358 RHV1STA COLOMBIANA Di; PSIQUIATRÍA YOL XXIX Nü 4/ 2000


U CULTURA EN EL DSM-IV

no se superponen y son distinguibles pesada atmósfera de descreimiento


(...). Segunda, los criterios de las cate- y de falta de seriedad ante las
gorías se asumen como síntomas (esto agencias del gobierno federal en-
es, marcadores positivos que pueden cargadas de la prestación de servi-
ser explicitados de forma confiable), cios de salud y la financiación de la
más que como etiológicos. Tercera, el investigación. El epítome de tal des-
programa central de la investigación creimiento fue la prerrogativa de
psiquiátrica enfatiza la identificación las compañías privadas administra-
de la psicopatología distintiva, la tra- doras de los fondos para la salud.
yectoria, y las formas de tratamiento En palabras de Mitchell Wilson,
efectivas características de cada grupo esta psiquiatría "era percibida tanto
diagnóstico. Cuarta, se hacen esfuerzos por el Gobierno federal como por las
para extender esta conceptualiza-ción compañías de seguros privadas
desde las enfermedades mentales más como un «barril sin fondo» — con-
importantes (esquizofrenia, depresión, sumidora voraz de recursos y dó-
trastorno bipolar), hasta todos los lares de los planes de salud — por
fenómenos psiquiátricos (somatización, cuanto sus métodos de evaluación y
ansiedad generalizada, agorafobia, abuso de tratamiento eran demasiado
de drogas, trastornos de personalidad). fluidos y poco sistematizados" (25).
Y finalmente, la investigación
adicional se orienta hacia la Resulta claro que un interés adicional
conceptua-lización e identificación de del movimiento neo-kraepelia-no en
los rasgos distintivos de las categorías la psiquiatría contemporánea es su
diagnósticas en términos realinderamiento dentro del curso
neurofisiológicos, cognoscitivos, de la biomedicina. Rumbo perdido,
psicodinámicos y sociales, así como en el según sus defensores, por el anterior
desarrollo de teorías integradoras» (n}. dominio del psicoanálisis. El asiento
natural de la enfermedad mental
No debe creerse que este cambio de vuelve al ser el cuerpo, el organismo
paradigmas que de forma usual se físico. Un cuerpo enfermo, sujeto de
asocia con la publicación del una manipulación médica muy
DSM-III, obedeció a meras disputas especial mediada por un orden
científicas en torno a la verdad de taxonómico, nocional, que crea sus
las enfermedades mentales. Creer objetos a medida que los identifica en
que ello fue así, implica pasar por la clasificación. La nosografía, por
alto las enseñanzas de Thomas S. tanto, se transforma en herramienta
Kuhn sobre el cambio en las teorías que distingue el sano del enfermo
y en los paradigmas científicos(29). mental. Y funge, además, como
Porque es que el modelo psicosocial principio de demarcación que
de inspiración psicodinámica que separa el objeto válido de los
dominaba en la psiquiatría de los quehaceres psiquiátricos de aquello
Estados Unidos desde la segunda por fuera del campo de su interés.
postguerra, había generado una Problema de

RliVISTA COLOMBIANA I)H PSIQUIATRÍA / VOL XXIX / N° 4' 2000 359


URIBE CARLOS ALBERTO

demarcación que, desde luego, es por verse si esta aproximación sin-


central en la discusión del tética entre dos estilos diferentes de
empiri-cismo analítico en torno a pensamiento tiene futuro —o si los
los postulados científicos, en respectivos seguidores se muestran
oposición a aquellos postulados conformes con estas propuestas,
metafísicos y por tanto no válidos que en todo caso, para el presente
para la actividad de la ciencia autor, merecen ser tomadas muy en
empírico-positiva (30). Y es que, hay serio.
que decirlo, el empirismo analítico
es la filosofía de la ciencia de la Con el paradigma neo-kraepeliano
psiquiatría bio-médica en posición segura, queda bien de-
neo-kraepeliana. marcado el campo de argumenta-
ción sobre la naturaleza de las en-
Como una consideración adicional, fermedades mentales. En un extremo,
recientemente el notable una posición organicista y ob-
neuro-científico Eric R. Kandel ha jetivante preconiza la materialidad
tratado de tender puentes entre la empírica de la enfermedad mental, y
psiquiatría psicodinámica y la por ello enfatiza su realidad
psiquiatría biomédica. En un par de
on-tológica. Una realidad
aclamados y polémicos artículos en
ontológica independiente, que de
el American Journal ofPsychiatry,
Kandel sostiene que el pensamiento suyo amerita un discurso
psicoana-lítico ganaría si se especializado, el de la psiquiatría
reconciliara con la moderna clínica, sobre la objetividad
investigación biológica cerebral. Su "reificada" de la enfermedad mental
punto de partida es el — en el sentido que le da a la
reconocimiento de que "la cura por noción de reificación Georg Lukács
(33)
la palabra" es "efectiva y genera —. Desde esta postura, el debate
transformaciones de largo aliento en se desplaza hasta el límite que
el comportamiento, presumi- considera la enfermedad mental
blemente gracias al aprendizaje como un producto, el resultado de
que desencadena cambios en la ex- unas construcciones culturales e
presión de los genes que alteran la históricas que hacen de su
intensidad de las conexiones definición ante todo un problema
sináp-ticas, así como cambios epistemológico. En palabras de
estructurales que alteran el patrón Néstor Braunstein(34), un psicoanalista,
anatómico de las interconexiones "las «enfermedades mentales» sólo
entre las células nerviosas y el existen en el espacio clasi-ficatorio y,
cerebro" (31). Después de todo, desde él, irradian hacia los
argumenta Kandel, el psicoanálisis sujetos-soportes y agentes de la
es "la perspectiva más coherente e psiquiatría y hacia los referentes,
intelectual-mente más satisfactoria llamados pacientes, que habrán de
de la mente" (32). Por ello, el incluirse en tal espacio. Que no se
psicoanálisis tendrá su lugar en la entienda mal. Se dijo que las «en-
moderna ciencia de la mente, al lado fermedades mentales» existen en el
de la neurobio-logía y la psicología
cognitiva. Está

360 Ri:VISTA COLOMBIANA DH PSIQUIATRÍA / YOL XXIX ' N" 4 2000


LA CULTURA EN EL DSM-W

espacio clasificatorio. No que no la misma noción de enfermedad


existen. Su materialidad es simbó- mental (véase un ejemplo reciente
lica. Existen a través de sus efectos". en la referencia 36). Y no es para
Y en el extremo (extremo, vale aña- sorprenderse que en el primero de
dir), la enfermedad mental ya no los bandos la mayoría de las huestes
existe del todo. Es apenas un sean reclutadas de las ciencias
"mito", para usar la expresión de naturales, y en particular de la
Thomas Szasz (35), una (mala) me- bio-medicina, mientras que en el
táfora para referirse a problemas rival los ejércitos están conformados
matrimoniales, habitacionales, pro- por sociólogos, antropólogos e
fesionales, sexuales, etc., de personas historiadores de la psiquiatría,
que son tratadas como "pacientes" principalmente.
sin su aquiescencia y sometidas a
un confinamiento hospitalario En un trabajo todavía fresco, Len
involuntario. Bowers (37) acepta el debate que a
la psiquiatría biomédica le plantea
POSICIONES la posición en torno a la construc-
ENCONTRADAS ción social de la enfermedad mental.
Después de una aventura intelectual
No obstante los esfuerzos del por el campo de los antropólogos
DSM-IV, la discusión sobre la radicales que trabajan en la
naturaleza de las enfermedades enfermedad mental, de los his-
mentales se encuentra pues aún toriadores de la psiquiatría que si-
polarizada en dos bandos. El guen las enseñanzas, entre otros
primero, agrupa a los partidarios de Michel Foucault, del movimiento
enfrentar el estudio de las antipsiquiátrico, en fin, de todos
enfermedades mentales desde el aquellos dados a relativizar cual-
punto de vista de las ciencias quier intento de unlversalizar las
naturales. Las enfermedades conclusiones de la investigación
mentales son realidades esen- neurocientífica con argumentos de
cialmente biológicas, y la investiga- corte intercultural, Bowers concede
ción debe estar orientada a desen- que la posición constructivista tiene
trañar los numerosos misterios que ciertos argumentos a su favor. Sin
todavía encierra el funcionamiento embargo, estos argumentos son de
del sistema nervioso central de los lejos, según él, eclipsados por los
seres humanos. En el segundo se argumentos en contra de su caso.
encuentran quienes buscan en- Veamos primero estos últimos.
tender la enfermedad mental como
el resultado de una construcción Ninguna evidencia a favor de fuerzas,
social. Quienes se vinculan a esta factores o definiciones sociales y
opinión son proclives a investigar culturales de la enfermedad mental
las condiciones sociales y culturales desecha la posibilidad de encontrar
que hacen posible la génesis de las eventualmente causas de tipo
enfermedades mentales, y por tanto, fisiológico para muchas de ellas.
a estudiar la historicidad de

REVISTA COLOMBIANA DE PSIQUIATRÍA / VOL XXIX / N° 47 2000 361


URIBE CARLOS ALBERTO

Aún si se admite que lo determi- fue transformada por el régimen en


nante en los trastornos mentales es enfermedad mental. Además, bien
lo social, ello tampoco significa que puede ser que la psiquiatría caiga
lo social sea irreconciliable con lo en un papel de "ingeniería social",
fisiológico. Lo que sucede es que preocupada con la mera readapta-
muchas de estas explicaciones que ción y reasimilación de los sufrientes
buscan hacer de la enfermedad a la división social del trabajo, y con
mental un asunto social, histórica y la medicalización de ciertos
culturalmente relativo, contienen un dramas concurrentes con la condi-
punto de vista moral y político más ción humana o las realidades sociales
que un punto de vista teórico y políticas vigentes —y aquí
enfrente del fenómeno. En otras conviene recordar las críticas al
palabras, el programa de los "trastorno de estrés
cons-tructivistas no es tanto un post-traumáti-co", como un intento
programa de investigación de soslayar médicamente el
empírica, cuanto un programa de sufrimiento y el dolor humanos que
crítica política y moral de la surgen de factores situados más allá
psiquiatría bio-médica. Y esta crítica, de la medicina (38) —.
como crítica, es en sí misma válida.
Veamos ahora los argumentos a
Con todo, la investigación empírica favor del caso de los
que adelanta la psiquiatría constructivis-tas. Hay un sentido
bio-médica es importante. Ella directo en el cual la enfermedad
contribuye a ayudar con cada vez mental sí es el producto de una
mejores psicofármacos, por construcción social: la enfermedad
ejemplo, a muchísimas personas mental es abocada nominalmente,
en todo el mundo afectadas con desde la palabra, por los seres
sufrimiento, estigma y dolor que humanos, y en ese sentido está
conlleva la enfermedad mental. La inmersa en los "juegos de lenguaje"
psiquiatría, en pocas palabras, no que según el segundo Wittgenstein
conforma una especie de "fuerza permiten a los seres humanos hablar
policial" camuflada o algo así, sobre el mundo. El problema
empeñada en una suerte de entonces se convierte en el de
complot represor de la diferencia evaluar qué tan bien nuestro
o la disidencia, y por lo tanto lenguaje "se corresponde con las
homogenizadora de costumbres, de realidades del mundo y qué tanto
modos de ser y sentir, o de sistemas podemos lograr de forma efectiva
ideológicos. Aunque en ocasiones con las herramientas que él nos provee"
ha llegado a ser precisamente eso, y (37)
.
ésto en medios políticos y sociales
completamente disímiles. Así fue Más importante todavía, la enfer-
en Argentina o en Brasil de medad mental está determinada
recientes dictaduras militares. O en la desde lo social en la medida en que
antigua Unión Soviética, cuando la ella puede ser modificada por las
disidencia política creencias y las acciones de los su-

362 RI-VLSTA COLOMBIANA Di; PSIQUIATRÍA V(>L XXIX ' N° 4< 2000
LA CULTURA EN EL DSM-IV

frientes y de aquellos que los ro- to" al que dejaron antes de iniciar
dean. Porque resulta poco contro- su "carrera moral", para usar un
vertible que los sufrientes interpretan término de Ervin Goffman(39), como
su propia experiencia de trastorno enfermos mentales —un mundo
mental, tratan de "domesticarla" "de origen" que les causa el sufri-
con el recurso del relato, de la miento que ellos y ellas quieren
palabra, para apropiársela, para dejar atrás —. Para muchas personas
incorporarla y aprender a convivir la enfermedad mental termina pues
con ella —como lo enseñan los im- transformada en una situación
portantes desarrollos recientes en funcional para sus vidas y con un
el campo de la psiquiatría cultural y cierto valor "adaptativo" frente a la
sus nuevos énfasis en el estudio de vida, aunque suene extraño este
las narrativas personales de la término.
enfermedad mental — . En este or- En un reciente editorial del Ameri-
den de ideas, la noción de "paciente" can Journal of Psychiatry, Gary J.
es errada en el caso de muchos Tucker reconoce este último punto
sufrientes. Ellos y ellas distan de ser (40>. Para Tucker, el hacer del DSM-IV
meros espectadores pasivos de sus la meta actual de la clínica psi-
aflicciones, sólo víctimas resignadas quiátrica "podría estar arruinando
e inmóviles en su condición, la esencia de la psiquiatría". En con-
esperando la palabra y la acción secuencia, su llamado es para que
médica que los redima de su encru- las voces de los sufrientes, sus na-
cijada. Por el contrario, muchos rrativas de enfermedad, sean más
entran en todo tipo de "circuitos escuchadas. Se hace necesario, por
sociales de curación", en los cuales tanto, reintroducir la empatia como
el mismo tratamiento clínico psi- la clave para entender al enfermo.
quiátrico queda atrapado. Y el ele- "Así" — concluye Tucker—, "ha lle-
mento ritual es una instancia fun- gado la hora de combinar la psi-
damental de estos circuitos, en la quiatría empírica del DSM-IV con
medida en que aporta a muchos de la historia de vida y la observación
ellos y ellas la idea de que es posible real del paciente. Tanto la una
manipular creativamente y a su como la otra deben ser incluidas en
gusto una situación ante la cual la nuestro proceso de diagnóstico. Y
biomedicina no les ofrece una ambas son necesarias en el cuidado
"cura" definitiva. Sin embargo, es efectivo del paciente, que es de lo
también cierto que muchos sufrientes que en últimas se trata".
terminan cómodamente instalados
en su condición psiquiátrica, esto es, Pero hay otro sentido que atestigua
se convierten en verdaderos esa dimensión social de toda enfer-
pacientes, hasta el punto que la medad mental. Este tiene que ver
misma enfermedad parece ser una con el hecho de que sólo es posible
forma de "elección" que les permite la identificación y la determinación
colocarse en un mundo "distin- de la enfermedad mental con base

REVISTA COLOMBIANA DE PSIQUIATRÍA / VOL XXIX / N° 4/ 2000 363


URIBE CARLOS ALBERTO

en criterios sociales. En palabras de lidad de comprender qué es lo que


Bowers, "la enfermedad mental se pasa en los desórdenes mentales.
muestra a través de las acciones y Así pues, el escenario de la "locura"
el comportamiento. Sólo en muy es un escenario de apasionada y
pocos casos, criterios de tipo fisio- fascinante discusión. Es un esce-
lógico terminan por utilizarse en la nario situado en la frontera del co-
realidad. Aún en aquellas situacio- nocimiento humano. Porque, qué
nes en las cuales la diferencia fisio- duda cabe que en el inmediato fu-
lógica está o puede estar presente, turo el cerebro humano y sus pa-
el juicio sobre la anormalidad decimientos será otro "Nuevo
[mental] se hace sobre la base del Mundo", a la espera de ser explo-
comportamiento. (...) En gran me- rado en toda su inmensa vastedad.
dida, la estructura y la función del
cerebro sólo pueden determinarse AGRADECIMIENTOS
desde la actividad social. (...) Las El presente escrito forma parte de
decisiones en torno a la enferme- la investigación financiada por
dad mental son todavía hechas desde Col-ciencias y la División de
el terreno de lo social, y por tanto, lo Investigaciones, sede Bogotá, de la
que entra en juego en esas Universidad Nacional de Colombia,
decisiones son cuestiones morales titulada "La violencia simbólica y
y no cuestiones relativas al mal fun- la enfermedad mental: un enfoque
cionamiento fisiológico que pue- etnopsiquiátrico". En la investiga-
dan llegar a ser descubiertas" (37).
ción participó la Dra. Elena Martín.
Empero, quizá la principal conclu- Una versión resumida fue presen-
sión que quiero proponer es la de tada como ponencia dentro de los
que tanto el bando de los natura- marcos del XXXVIII Congreso Na-
listas como el de los cional de Psiquiatría (Medellín, oc-
constructivis-tas debieran tener un tubre de 1999). Agradezco a mis
poco más de modestia ante la colegas docentes del Departamento
enfermedad mental. Y ante los de Psiquiatría, Facultad de Me-
enfermos mentales. Simplemente, dicina, de la Universidad Nacional
son muchos los misterios, las de Colombia, por su apoyo y guía,
preguntas, las dificultades así como a los médicos residentes
conceptuales, las posibles arenas que entre 1996 y 1998 trabajaron
para el debate que plantea la conmigo en el proyecto. Agradezco
enfermedad mental. Ella existe, sí. también a José Gutiérrez y a
Lo sabemos. Ella ha existido antes, Fa-bricio Cabrera por la lectura y
con una cierta independencia de comentarios críticos a versiones
consideraciones históricas y cultu- previas del texto de la investigación
rales específicas. Consideraciones en la que se basa este artículo. Todo
que, además, en un momento his- error que aún contenga es por entero
tórico dado saltaron a un primer de mi propia responsabilidad.
plano. Pero distamos mucho en rea-

364 RIA'ISTA COLOMBIANA DK PSIQUIATRÍA / YOL XXIX / V 4' 2000


U CULTURA EH EL DSM-IV

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Editorial de la ACP para la difusión de temas psiquiátricos


Nombre que se debe a Theilard de Chardin. Expresión
que en la nomenclatura moderna se
utiliza, con cambiantes prefijos, para
referirse al núcleo metálico del globo
terrestre -la barisfera-, a laporción rocosa
de su superficie -la litosfera-, a su capa
fluida y liquida -la hidrosfera-, a la capa
gaseosa que lo rodea -la atmósfera-, a la
región del planeta en la que ocurren los
fenómenos de la vida -la biosfera-.
Noosfera es la región virtual del planeta
en la cual ha ocurrido la noogénesis, la
génesis de lo psíquico, el más elevado
desarrollo de la vida en la tierra,
espacio en el que ocurren los
fenómenos normales y patológicos de la
mente.
___________J
366 RLVISTA COLOMBIANA DI: PSIQUIATRÍA / YOL. XXIX / NM 2000

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