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CARLO M. CIPOLLA, ed.

HISTORIA ECONÓMICA DE EUROPA Siglos XVI Y XVII

Introducción: Es normal sostener que la Edad Moderna empezó al final del siglo xv. Las líneas de delimitación, son por su
misma naturaleza arbitrarias y artificiales, pero es casi indiscutible que el siglo XVI inauguró un período que fue testigo
de un cambio decisivo, o por lo menos de una decisiva aceleración de algunos procesos de cambios iniciados en siglos
anteriores. La Europa del siglo XVIII era un lugar totalmente diferente de la Europa de dos siglos antes, tras los cambios
ocurridos en la esfera tecnológica y económica. Hacia principios del siglo XVIII la ciudad-estado y el pequeño principado
habían dejado de jugar un papel importante en la vida política europea. En su lugar crecía el estado nacional. Los
ejércitos y armadas nacionales se hicieron cada vez mayores los gastos militares absorbían con mucho la mayor
proporción de los presupuestos estatales, esto llevo a un cobro de impuestos mucho mayores. Una proporción
progresivamente mayor del producto nacional iba a parar al gobierno central y era controlada por él.

Al nivel de la cultura general, los siglos XVI y XVII vieron, particularmente en los países, un aumento excepcional de la
alfabetización, aumento que fue sustentado por la invención de la imprenta y por la predicación de la religión
reformada. A lo largo del siglo XVII incluso en un país católico como Francia el hábito de la lectura se hizo lo bastante. No
obstante, en lo que se refiere a alfabetización, a finales del siglo XVII los dos países más desarrollados de Europa eran
Holanda e Inglaterra. Debe tenerse presente que la verdadera diferencia entre un país desarrollado y un país
subdesarrollado consiste más bien en la difusión más pareja de la educación entre la generalidad de la población. A
principios del siglo XI Europa era una zona atrasada -ahora diríamos "subdesarrollada"-por comparación con los niveles
de desarrollo cultural, tecnológico y económico de aquel período en otros lugares. Europa, comparada con el imperio
bizantino, con el imperio árabe y con el imperio chino, estaba subdesarrollada. A finales del siglo xv Europa era
indiscutiblemente la parte del mundo que disponía de la tecnología más avanzada. La expansión a ultramar de la Europa
atlántica y la expansión de Rusia por las estepas en los siglos XVI y XVII fueron resultado inevitable de un equilibrio de
poder tecnológico que ya a finales de la Edad Media se había inclinado demasiado a favor de Europa. Entre los
subproductos de esa expansión deben señalarse por lo menos los siguientes: l. La introducción en Europa de nuevos
productos, como el café, el chocolate, la porcelana, el té, las patatas, los tomates, el maíz, etc. 2. La importación de las
Américas de grandes cantidades de plata, la cual trajo consigo un enorme aumento de la liquidez internacional, y a
resultas de él: 3. Un enorme aumento del comercio internacional. 4. Un señalado desarrollo de las industrias de
fabricación de barcos y de las industrias metalúrgicas. En particular, el desarrollo del comercio internacional y de los
diversos medios bancarios y de cambio fue tal que, al menos por lo que respecta a Holanda y a Inglaterra durante el
período de 1550-1700, tiene su sentido usar la expresión de "revolución comercial". Permitió una notable acumulación
de riqueza, favoreció la formación y el crecimiento de las clases medias, estimuló la expansión y diversificación de la
demanda.

Entre los estudiosos de la historia económica y social está ahora de moda hablar del siglo XVI como edad de oro de la
historia económica y social de Europa, pero en realidad no fue una edad de oro, sino que en ese tiempo, por el
contrario, fue un campo de batalla en el que se batieron franceses, españoles y alemanes, y pasó por guerras, pestes,
hambres y pobreza difíciles de describir.

Capítulo 2 TIPOS Y ESTRUCTURA DE LA DEMANDA (1500-1 750): trata de la cuestión de la demanda en lo que debería
quizá llamarse la época de la Europa comercial, la que queda entre la Europa agrícola feudal y la Europa industrial. El
período se abre con la expansión de los europeos del otro lado de los océanos, movimiento que en su momento había
de ampliar la gama de alimentos y materias primas de que podían disponer; empieza con otro paso adelante en el
crecimiento de la población y con un movimiento de alza de los precios. El período se cierra precisamente cuando el
ritmo de industrialización, que había de hacer de Inglaterra la primera nación industrial; termina con población y precios
de nuevo en alza ambos, el hambre deja de ser en Europa un fenómeno frecuente. Después de 1750 no siguió habiendo
más que hambres menores casi tolerables. Se trata del período de la monarquía absoluta, de la Europa aristocrática, de
la ostentación de los nobles, de las crecientes pretensiones burguesas, de la persistente pobreza campesina. La mayor
parte del comercio era dentro de Europa y servía así para unir los países; al mismo tiempo había en el subcontinente, a
pesar de ser más limitadas.
LAS FUENTES: En comparación con la producción y el comercio, el estudio del consumo en la época moderna se ve
grandemente obstaculizado por la dificultad de obtener material en que basarse, es difícil obtener una imagen completa
de los tipos de consumo. En cuanto que la gente produce sus propios alimentos, pinta y repara ella misma sus propias
casas, la situación se hace más difícil de describir, pues se dispone de poca información en términos cuantitativos. La
mayoría de la población europea de los siglos XVI, XVII Y XVIII se componía de campesinos que no llevaban cuentas. Los
datos sobre el consumo referentes a este período pueden dividirse en dos tipos principales: datos directos y datos
indirectos. En cuanto a los datos directos, se sabe casi todo de cómo empleaban sus ingresos los miembros más ricos de
la sociedad. Los registros de propiedad muestran cómo los gastaban y cómo los invertían o regalaban. En algunos casos
se han conservado documentos sobre miembros menos ricos de la sociedad. Así, por ejemplo, por las cuentas de la
explotación agraria, sabemos algo de los gastos de un pequeño labrador inglés, en términos descriptivos generales, dan
también datos sobre los tipos de consumo -qué alimentos se comían, qué prendas de vestir se compraban-, junto con
otros sobre servicios, criados domésticos, etc. El consumo puede estudiarse en un segundo aspecto a partir de los
documentos de instituciones y administrativos. Las compras de los gobiernos para las fuerzas armadas (ejército y
marina), lo destinado a los pobres, las compras de los hospitales, escuelas dan alguna indicación del tipo de demanda y
algunos datos sobre los precios pagados. De modo parecido, los documentos de la iglesia, de obispos, de diócesis, de
catedrales y conventos ayudan a dar vida a nuestras consideraciones sobre qué bienes y servicios se consumían en
lugares y momentos determinados. En el caso de muchos productos, la demanda es un recíproco de la oferta, podemos
recoger cifras de producción y tener en cuenta también las reservas acumuladas y el comercio exterior podemos
obtener alguna estimación del consumo. Se dispone de tales cifras, como cuando se realiza un impuesto: los impuestos
sobre la sal, el vino, las bebidas alcohólicas donde los documentos nos proporcionan alguna indicación del consumo de
esos productos.

DETERMINANTES DE LA DEMANDA

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