Durkheim fue el que estuvo menos directamente implicado a nivel personal en los grandes acontecimientos políticos de su época. los primeros escritos de Durkheim se hicieron eco de las ideas de un grupo de autores alemanes contemporáneos. Ciertas teorías sociales han caído casi completamente en el olvido. Una de estas teorías es el organicismo, representado en la última parte del siglo XIX por los escritos de Fouillée y Worms en Francia, y Schäffle y Lilienfeld en Alemania. La idea de que la sociedad forma una unidad integrada, comparable de algún modo con la de un organismo viviente, puede remontarse sin duda hasta la filosofía social clásica. LAS PRIMERAS OBRAS DE DURKHEIM LA SOCIOLOGÍA Y LA «CIENCIA DE LA VIDA MORAL» Según Durkheim, una de las aportaciones más importantes de Schäffle consiste en haber trazado las líneas generales de un fructuoso análisis morfológico de los principales componentes estructurales de diferentes formas de sociedad. Schäffle utiliza varias partes de la sociedad con los órganos y tejidos del cuerpo. Indica Durkheim con aprobación La vida del organismo animal se rige «mecánicamente», mientras que la sociedad está unida en su conjunto «no por una relación material, sino por los vínculos de las ideas» La «ciencia positiva de la moral» en Alemania, publicado en 1887. Su artículo tiene por objeto principal examinar lo que han aportado los autores alemanes más destacados para fundamentar una ciencia de la vida moral. Schmoller ha puesto de manifiesto, afirma Durkheim, que los fenómenos económicos no pueden estudiarse adecuadamente a la manera de la teoría económica clásica, como si estuvieran separados de las creencias y normas morales que rigen la vida de los individuos en sociedad. No hay sociedad (ni podría concebirse una sociedad) donde las relaciones económicas no estén sujetas a una reglamentación de leyes y costumbres. como Durkheim expresaría más tarde en La División del trabajo, que «un contrato no se basta a sí mismo”. Los pensadores alemanes tienen el gran mérito de haber puesto de manifiesto que las reglas y acciones morales deben estudiarse científicamente, como propiedades de la organización social. Más bien tenemos que empezar por la realidad, es decir, por el estudio de las formas concretas de las reglas morales comprendidas dentro de sociedades determinadas. Wundt ha puesto en claro que las religiones primitivas contienen dos tipos de fenómenos interrelacionados: un bloque de «especulaciones metafísicas sobre la naturaleza y el orden de las cosas» por un lado, y reglas de conducta y de disciplina moral por el otro. Durkheim critica a Wundt, entre otras cosas, el que no se dé plena cuenta del carácter ambiguo del efecto regulador de las normas religiosas y demás normas morales. Todas las acciones morales, dice Durkheim, tienen dos aspectos. La atracción positiva, la atracción a un ideal o conjunto de ideales, es uno de ellos. LOS OBJETIVOS DE DURKHEIM EN «LA DIVISIÓN DEL TRABAJO» En el libro buena parte de la polémica va dirigida contra el individualismo utilitarista de los economistas políticos y filósofos ingleses. Pero hay también otro objetivo crítico en el libro, algo menos evidente. Afecta a la corriente de pensamiento que procede de Comte, y que fue adoptada por autores como Schäffle, corriente que acentúa el valor que tiene para la perpetuación del orden social un consenso moral firmemente determinado.34 Durkheim considera que esto es apropiado para el análisis de los tipos tradicionales de sociedad. Pero la principal afirmación que desarrolla en La división del trabajo social dice que la moderna sociedad compleja no tiende inevitablemente a la desintegración, a pesar de que viene a menos la importancia de las creencias morales tradicionales. la existencia del contrato presupone unas normas que no son el resultado de vínculos contractuales, sino que constituyen los compromisos morales generales sin los cuales la formación de tales vínculos no podría proceder de una manera ordenada. Durkheim, por el contrario, no se propone «extraer la moral de la ciencia, sino hacer la ciencia de la moral, lo que es muy diferente». El desarrollo de la forma moderna de sociedad viene unido con la expansión del «individualismo». Este fenómeno está claramente asociado con el crecimiento de la división del trabajo. Tendencias morales contradictorias «individuo desarrollado universalmente». «En forma general, el precepto (maxime) que nos ordena especializarnos es impugnado por todos lados por la máxima contraria, que nos ordena realizar todos un mismo ideal». El mismo proceso puede observarse en todos los sectores de las sociedades contemporáneas: en el gobierno, el derecho, la ciencia y las artes. El aumento de diferenciación social puede compararse con ciertos principios biológicos. «un organismo ocupa un lugar tanto más elevado en la escala animal cuanto más especializadas estén las funciones en él». La solidaridad social para representar gráficamente «es necesario sustituir el hecho interno que se nos escapa, por un hecho exterior (fait extérieur) que lo simboliza». Dondequiera que exista una forma estable de vida social, las normas morales llegarán un día a codificarse en forma de leyes. Un precepto legal puede definirse como una regla de conducta sancionada; y las sanciones pueden dividirse en dos grandes grupos. Las sanciones «represivas» son propias del derecho penal, y consisten en la imposición al individuo de cierto tipo de sufrimiento como castigo por su transgresión. Entre estas sanciones están la privación de la libertad, el tormento, la pérdida del honor, etc. Las sanciones «restitutivas», por otra parte, implican reparación o restablecimiento de las relaciones tal como estaban antes que se violara la ley. El derecho represivo es característico de aquel tipo de transgresión que se considera un «crimen» o delito. Delito es un acto que conculca sentimientos «universalmente aprobados» por los miembros de la sociedad. El predominio del derecho penal dentro del sistema jurídico de una sociedad determinada presupone así necesariamente la existencia de una conscience collective firmemente definida, de creencias y sentimientos compartidos conjuntamente por los miembros de la sociedad. El castigo conserva, por tanto, su carácter expiatorio (por lo que mira al que perpetró el acto delictivo), y sigue siendo un acto de venganza (por parte de la sociedad). La función primaria del castigo consiste, por tanto, en proteger y reafirmar la conciencia colectiva frente a actos que cuestionan su santidad. La «solidaridad mecánica» tienen una estructura agregada o segmentaría, se componen de grupos político-familiares yuxtapuestos (grupos de clan) que son muy semejantes entre sí por su organización interna. EL CRECIMIENTO DE LA SOLIDARIDAD ORGÁNICA El progresivo desalojo del derecho represivo por el derecho restitutivo es una tendencia histórica correlativa al grado de desarrollo de una sociedad. La solidaridad orgánica, no presupone identidad sino diferencia entre las creencias y acciones de los distintos individuos. El progreso de la solidaridad orgánica depende necesariamente del decrecer de la importancia de la conscience collective. Una sociedad en la que cada individuo persiga únicamente su propio interés, se desintegraría en breve tiempo. Los diferentes modos de vida y de creencia de estas sociedades, una vez puestos en contacto entre sí, destruyen la homogeneidad aislada de cada grupo, y estimulan el intercambio económico y cultural. La densidad «dinámica», «La división del trabajo varía en razón directa al volumen y a la densidad de las sociedades, y si progresa de una manera continua en el transcurso del desarrollo social, es porque las sociedades se vuelven más densas y de una manera muy general, más voluminosas». Durkheim nos ofrece una explicación sociológica: la densidad material es importante sólo en la medida en que se transforma en densidad moral o dinámica, y el factor explicativo es precisamente la frecuencia de contactos sociales. INDIVIDUALISMO Y ANOMIA Expuesto su análisis de las funciones y de las causas de la división del trabajo, Durkheim dice que la conscience collective «consiste, cada vez más, en maneras de pensar y de sentir muy generales y muy indeterminadas, que dejan lugar libre a una creciente multitud de disidencias individuales”. La solidaridad mecánica) va siendo reemplazada cada vez más en las sociedades contemporáneas por un nuevo tipo de cohesión social (solidaridad orgánica). Durkheim reconoce que el conflicto de clases que brota entre el capital y el trabajo asalariado ha acompañado a la expansión de la división del trabajo que se sigue de la industrialización. En lugar de la reglamentación moral requerida, la formación de relaciones contractuales tiende a estar determinada por la imposición del poder coercitivo. A esto Durkheim lo denomina «división forzada del trabajo» (la division du travail contrainte). «Si una clase de la sociedad, para vivir, está obligada a vender a cualquier precio sus servicios, mientras que la otra puede pasarse sin ello, gracias a los recursos de que dispone y que, no obstante, no son necesariamente debidos a ninguna superioridad social, la segunda dicta injustamente la ley a la primera». La disminución progresiva de la desigualdad de oportunidades («desigualdad externa»).Según Durkheim la sociedad primitiva llega a ser cada día más susceptibles de actualización, con lo cual ejercen un empuje hacia la autorrealización individual. SU CONCEPCIÓN DEL MÉTODO SOCIOLÓGICO EL PROBLEMA DEL SUICIDIO Durkheim en El suicidio aplica el método sociológico a la explicación de lo que a primera vista parecería un fenómeno completamente «individual». Llegaron a la conclusión de que los modelos de índices de suicidio tienen que depender de fenómenos de tipo geográfico, biológico o social, distribuidos de manera estable. En El suicidio Durkheim estudia con cierto detalle los dos primeros tipos, y los descarta como posibles explicaciones de la distribución de los índices de suicidio. Por consiguiente, fija en el tercer tipo de factor, el social, para explicar los modelos de índices de suicidio. La distribución del suicidio en los países de Europa occidental muestra una estrecha relación entre índices de suicidio y adscripción religiosa: los índices de suicidio en los países predominantemente católicos son más bajos que en los países principalmente protestantes. La explicación debe buscarse en diferencias enraizadas más genéricamente en la organización social de las dos Iglesias. Durkheim, el protestantismo es una Iglesia «con una integración menos firme» que el catolicismo. El grado de integración en los demás aspectos de la sociedad se relaciona con las cuotas de suicidio de una manera semejante. Durkheim descubre que esta es la realidad. «el suicidio varía en razón inversa del grado de integración de los grupos sociales de que forma parte el individuo» (suicidio egoísta). Durkheim indica que las cuotas de suicidio son más elevadas en las personas que trabajan en industria y comercio que en las que trabajan en agricultura. Durkheim vincula el suicidio egoísta al crecimiento del «culto al individuo”. El suicidio egoísta es un vástago del «culto a la persona”. El suicidio anómico procede de la falta de reglamentación moral particularmente característica de importantes sectores de la industria moderna. «EXTERIORIDAD» Y «COERCIÓN» Es la constitución moral de la sociedad la que fija en cada instante el contingente de muertes voluntarias. Existe, por tanto, para cada pueblo una fuerza colectiva, de determinada energía, que impulsa a los hombres a matarse. Los movimientos que el paciente ejecuta y que, en el primer momento, parecen expresar tan sólo su temperamento personal, son, en realidad, la continuación y la prolongación de un estado social que manifiestan exteriormente. «Exterioridad» y «coerción» (contrainte). Los hechos sociales son «externos» al individuo en dos sentidos conexos. En primer lugar, todo hombre nace dentro de una sociedad en marcha que ya tiene una organización o estructura determinada, lo cual condiciona su propia personalidad: «hablando de las creencias y prácticas religiosas, el fiel las ha encontrado hechas por completo al nacer; si existían antes que él, es claro que existen fuera de él». En segundo lugar, los hechos sociales son «externos» al individuo en el sentido en que cualquier individuo es sólo un elemento dentro de la totalidad de relaciones que constituyen una sociedad. Si, como se reconoce, esta síntesis sui generis que constituye la sociedad produce fenómenos nuevos, diferentes de los que hay en las conciencias solitarias, es preciso admitir que estos hechos específicos residen en la sociedad misma que los produce y no en sus partes, es decir, en sus miembros. Criterio empírico: la presencia de «coerción» moral. La paternidad es también un fenómeno social. «cuando yo estoy completamente de acuerdo con estos tipos de conducta o de pensamiento, esta coacción no se hace sentir, o lo hace levemente, y por ello es innecesaria. Pero no deja de ser una característica intrínseca de estos hechos, y la prueba es que ella se afirma desde el momento en que intento resistir». La obligación moral siempre tiene dos aspectos. El segundo es la aceptación de un ideal que está en la base de la obligación. un hecho interior y profundo que, él sí, es absolutamente ideal: es la autoridad moral. LA LÓGICA DE LA GENERALIZACIÓN EXPLICATIVA En Las reglas, Durkheim «considerar los hechos sociales como cosas» Durkheim asimila los hechos sociales al mundo de la realidad natural sólo en la medida en que, como los objetos de la naturaleza, sus propiedades no pueden conocerse inmediatamente por intuición directa y la voluntad humana individual no las puede modelar a su gusto. La explicación de los fenómenos sociales puede hacerse de una manera funcional y de una manera histórica. El análisis funcional de un fenómeno social significa establecer la «correspondencia entre el hecho que se considera y las necesidades generales del organismo social, y en qué consiste esta correspondencia [...]». «Función» debe distinguirse de «finalidad» u «objetivo» psicológico, «porque los fenómenos sociales no existen generalmente con miras a los resultados útiles que ellos producen». Las motivaciones o sentimientos que llevan a los individuos a participar en las actividades sociales no son exactamente iguales a las funciones de dichas actividades. La sociedad no es un simple agregado de motivaciones individuales, sino «una realidad específica que tiene sus propias características». Se sigue, por tanto, que tales motivaciones no pueden explicar los hechos sociales. NORMALIDAD Y PATOLOGÍA Los «medios» y también los «fines» que pretenden los hombres, empíricamente son un producto de la forma de sociedad de la que son miembros. La normalidad puede determinarse, de una manera preliminar, por referencia al predominio de un hecho social dentro de sociedades de un determinado tipo. un hecho social que es «general» en un determinado tipo de sociedad, es «normal» cuando se pone de manifiesto que esta generalidad se funda en las condiciones de funcionamiento de aquel tipo de sociedad. La generalidad de tales creencias que todavía persiste no es, por tanto, en este caso, un índice preciso de lo que es normal y de lo que es patológico. Es necesario rastrear «las condiciones que han determinado esta generalidad en el pasado e [...] investigar a continuación si se dan todavía estas condiciones en el presente». Si no corresponden estas condiciones, el fenómeno en cuestión, aunque sea «general», no puede considerarse «normal». INDIVIDUALISMO, SOCIALISMO Y «GRUPOS PROFESIONALES» LA CONFRONTACIÓN CON EL SOCIALISMO La actitud de Durkheim respecto al socialismo se basa en el supuesto de que las doctrinas socialistas deben ser objeto del mismo tipo de análisis con que ellas abordan los demás sistemas ideológicos. El comunismo es una doctrina apropiada para sociedades cuya división del trabajo se ha desarrollado poco, y de ellas procede originariamente. La teoría comunista conserva la concepción de cada individuo, o cada familia, como productor universal; puesto que todos trabajan en parcelas semejantes, y puesto que sus formas de trabajo son todas semejantes, no hay ningún tipo de dependencia cooperativa entre todos en la producción. Se trata de aquel tipo de sociedad en que la especialización profesional ha avanzado muy poco. El socialismo, por otra parte, es un tipo de teoría que sólo puede haber surgido en sociedades donde la división del trabajo se ha desarrollado notablemente. La lucha de clases, según Durkheim, no es intrínseca a las doctrinas fundamentales del socialismo. Durkheim reconoce, naturalmente, que muchos socialistas —y Marx en especial— consideran que la consecución de sus objetivos está inseparablemente vinculada a la suerte de la clase trabajadora. Pero la defensa de los intereses de la clase obrera en cuanto opuestos a los de la burguesía, afirma Durkheim, es en realidad algo secundario respecto a la principal preocupación del socialismo, la de llevar a la práctica la reglamentación centralizada de la producción. El comunismo y el socialismo, por tanto, presentan un marcado contraste en muchos aspectos. Sin embargo, convergen desde un importante punto de vista: ambos se interesan por poner remedio a situaciones en las que los intereses de individuos particulares predominan sobre los de la colectividad. LA FUNCIÓN DEL ESTADO Aunque Durkheim rechaza explícitamente la necesidad de reorganizar la sociedad contemporánea sobre la base de la revolución de clases, prevé una marcada tendencia hacia la desaparición de la división de clases. El creciente predominio de las relaciones económicas, consecuencia de la destrucción de las instituciones religiosas tradicionales que constituyeron el fondo moral de las anteriores formas de sociedad, es precisamente la principal fuente de anomia de la sociedad contemporánea. En la concepción de Durkheim, el Estado debe desempeñar una función moral tanto como económica; y el alivio del malaise del mundo moderno debe buscarse en medidas que en general son más morales que económicas. El problema característico con que se enfrenta la edad moderna consiste en reconciliar las libertades individuales. Durkheim rechaza también la idea (a la cual Weber otorga considerable importancia) de que la ocupación permanente de un área territorial fija es una característica necesaria para la existencia de un Estado. no pueden considerarse de importancia esencial para definir si una sociedad es política o no. Esto equivaldría a «negar todo carácter político a las grandes sociedades nómadas cuya estructura fue a veces muy elaborada». LA DEMOCRACIA Y LOS GRUPOS PROFESIONALES Esta afirmación de la necesidad del pluralismo es precisamente la que traza la conexión entre la teoría de Durkheim del Estado y su concepción de la democracia y, de ahí, con su llamada a favor del resurgimiento de las asociaciones profesionales (corporations). Durkheim rechaza la idea tradicional de democracia, en la medida que implica el que la masa de la población participe directamente en el gobierno. Excepto para las pequeñas tribus menos avanzadas, no existen sociedades donde el gobierno sea ejercido por todos en común: se encuentra siempre en manos de una minoría selecta, sea por nacimiento o por elección; su radio de acción puede ser amplio o reducido, según las circunstancias, pero nunca comprende más que un círculo limitado de individuos. Una sociedad es más o menos democrática, siguiendo la terminología de Durkheim, según el grado en que se da en ella un doble proceso de comunicación entre el Estado y los demás niveles de la sociedad. Durkheim llama al Estado el «ego» social (es decir, la «consciencia»), mientras que la conscience collective es la «mente» social en su conjunto (es decir, incluye muchos modos de pensamiento reflexivo habitual). Durkheim llegó a la conclusión de que las asociaciones profesionales deben representar en las sociedades contemporáneas un papel más amplio que el que desempeñan actualmente. Hay anomia en el sistema profesional en la medida en que falta integración moral en los «puntos neurálgicos» de la división del trabajo. Una de las principales funciones de las asociaciones profesionales sería fortalecer la reglamentación moral en estos puntos, y fomentar así la solidaridad orgánica. El grupo profesional es el único «bastante próximo al individuo, para que éste pueda confiar directamente en él, y bastante permanente, para que pueda ofrecerle una perspectiva». Los grupos profesionales no deberían ser simplemente una forma rediviva del gremio medieval; gozando de un alto grado de autonomía interna, deberían estar jurídicamente bajo la supervisión general del Estado; deberían tener autoridad para resolver tanto los conflictos entre sus propios miembros como los que tienen con los demás grupos profesionales; y tendrían que ser el centro de numerosas actividades recreativas y educativas. Una de las razones de la volubilidad superficial de ciertas sociedades modernas es que están atadas al predominio de la representación directa en el sistema electoral, lo cual deja a los representantes elegidos, a su vez, encadenados a los caprichos del electorado. Esto podría superarse mediante el establecimiento de un sistema electoral en dos etapas o de múltiples niveles, en el cual los grupos profesionales serían las principales unidades electorales intermediarias. El desarrollo de los grupos profesionales es un principio que surge de la compleja división del trabajo. LA RELIGIÓN Y LA DISCIPLINA MORAL Durkheim reconoce que la religión es la fuente original de todas las ideas morales, filosóficas, científicas y jurídicas que se han desarrollado posteriormente. Él reconoce que no adquirió plena conciencia de la importancia de la religión como fenómeno social hasta 1895. Pasó de una posición relativamente «materialista» a un punto de vista mucho más próximo al «idealismo”. La parte más substancial de la teoría que presenta en Las formas elementales de la vida religiosa tiene un carácter funcional. Durkheim desarrolla en Las formas elementales de la vida religiosa está en que conduce a una clarificación de la naturaleza de esta continuidad entre las formas tradicionales de sociedad y las modernas. «A fin de comprender estas nuevas formas, hay que conectarlas con sus orígenes religiosos, pero sin confundirlas por ello con los fenómenos religiosos propiamente dichos». Durkheim insiste sobre el carácter coercitivo de los fenómenos sociales da lugar a una mayor acentuación de la importancia del carácter específico de los símbolos que intervienen en la adhesión «positiva» a los ideales. Durkheim afirma que la sociedad es a la vez la fuente y la reserva de los ideales humanos. EL CARÁCTER DE LO SAGRADO Es falso, declara Durkheim, suponer que la existencia de divinidades sobrenaturales sea necesaria para que exista religión. El rasgo distintivo de las creencias religiosas es que «suponen una clasificación de las cosas, reales o ideales, que se representan los hombres, en dos clases, en dos géneros opuestos». El carácter del pensamiento religioso es algo que no puede captarse si no es dentro de la misma noción de dicotomía: el mundo está dividido en dos clases de objetos y símbolos completamente separados, lo «sagrado» y lo «profano». El carácter específico de lo sagrado aparece en el hecho de que está rodeado de prescripciones y prohibiciones rituales que imponen su separación radical de lo profano. El concepto de «Iglesia», tal como lo emplea Durkheim, se refiere a la existencia de una organización ceremonial regularizada perteneciente a un grupo determinado de fieles. Así llega Durkheim a su famosa definición de la religión como «un sistema solidario de creencias y prácticas relativas a las cosas sagradas [...] creencias y prácticas que unen en una misma comunidad moral, llamada Iglesia, a todos los que se adhieren a ellas» Según esta definición, el totemismo es una forma de religión, a pesar de que carece de dioses o espíritus personalizados. El totemismo reconoce como sagrados tres tipos de objetos: el tótem, el emblema totémico y los mismos miembros del clan. Se denomina mana (El desarrollo de la concepción abstracta del mana como fuerza universal sólo tiene lugar, según Durkheim, cuando se destruye el sistema de clanes totémicos) la energía religiosa, que se encuentra de una forma difusa y que lo invade todo en el totemismo australiano. Durkheim en Las formas elementales propone que en la religión se expresa la autocreación, el desarrollo autónomo, de la sociedad humana. EL CEREMONIAL Y EL RITUAL El objeto más común y corriente puede convertirse en sagrado si se le infunde la fuerza religiosa. Los fenómenos sagrados, por definición se distinguen de los profanos, son los ritos negativos o tabúes, prohibiciones que limitan el contacto entre lo sagrado y lo profano. Los ritos negativos sirven para mantener la separación esencial entre lo sagrado y lo profano, de la que depende la misma existencia de lo sagrado. La función de los ritos positivos consiste en renovar el compromiso con los ideales religiosos que, de otro modo, se reducirían al mundo puramente utilitario. Existe otro tipo de rito: el rito «piacular» (expiatorio). Su ejemplo más importante es el que se realiza en las ceremonias fúnebres. En todas partes hay dos clases de poderes religiosos, por un lado las influencias benévolas, y por otro las fuerzas malignas, que traen enfermedad, muerte y destrucción. LAS CATEGORÍAS DEL CONOCIMIENTO Durkheim indica que la clasificación más embrionaria presupone cierto reconocimiento de semejanzas y diferencias sensitivas. estas diferencias naturales no forman el eje del sistema de clasificación, sino que constituyen solamente un principio secundario de ordenación. El tiempo y el espacio no son, como sostuvo Kant, categorías inherentes a la mente humana. Como teoría del conocimiento, la tesis propuesta en Las formas elementales de la vida religiosa tiene ante todo un carácter genético. Un aspecto básico de la concepción general que tiene Durkheim del proceso de desarrollo social se refiere al carácter cambiante de los sistemas de ideas que se encuentran en las sociedades contemporáneas, y a la naturaleza cada vez más diversificada de los procesos sociales que están en su base. El racionalismo, al que Durkheim denomina «el aspecto intelectual» del individualismo moral, va penetrando cada vez más en el mundo moderno. Una consecuencia de ello es la exigencia de una «moralidad racional». El hombre se ha concebido a sí mismo como dos seres distintos, el cuerpo y el alma. Todo hombre empieza su vida como un ser egoísta. «la sociedad no puede formarse o mantenerse sin que a nosotros se nos pida hacer perpetuos y costosos sacrificios». Durkheim dilucida esto por medio del análisis histórico. El cristianismo, y más específicamente el protestantismo, es la fuente inmediata de la que procede el individualismo moral moderno. La ética cristiana procuró los principios morales sobre los que se funda el «culto al individuo» dice Durkheim. El «culto al individuo» no se basa en el egoísmo, sino en la difusión de sentimientos completamente contrarios al egoísmo: la compasión por el sufrimiento humano y el deseo de justicia social. El concepto que Durkheim tiene de la libertad, y de su relación con el orden moral. La libertad no puede identificarse con la liberación de todas las sujeciones; esto es la anomia, en la cual los individuos no son libres, pues están encadenados a sus propios deseos inagotables. Es un error básico creer que autoridad moral y libertad son opuestos que se excluyen entre sí. «ser libre no es hacer lo que a uno le place; es ser dueño de sí mismo». No hay ningún tipo de organización de vida, indica Durkheim, que no funcione según determinados principios reguladores; y lo mismo hay que decir de la vida social. la tesis de Durkheim tiene como punto substancial el afirmar que no son idénticas todas las formas de reglamentación moral. la «reglamentación» (la sociedad, la coerción social) en un sentido universal y abstracto, no puede yuxtaponerse simplemente a la «falta de reglamentación» (la anomia). el egoísmo y la anomia vienen estimulados por el mismo individualismo moral que es el resultado de la evolución social. Los dilemas con que se encuentra la forma moderna de sociedad, sostiene Durkheim, no van a resolverse por medio de una regresión a la disciplina autocrática propia de las sociedades tradicionales, sino por medio de la consolidación moral de la división diferenciada del trabajo, lo cual requiere unas formas de autoridad completamente distintas de las que señalaron a los anteriores tipos de sociedad.