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CURSO: CULTURA AMBIENTAL

TEMA: RELACIÓN HOMBRE-NATURALEZA


DOCENTE: Mgtr. JOSÉ A. CENTURIÓN QUEZADA

RELACIÓN SOCIEDAD, CULTURA Y AMBIENTE


1.0. INTRODUCCIÓN.-

En la estrategia para el futuro de la vida "Cuidar la Tierra", aprobada en Suiza en 1991 (UICN y
otros, 1991: 66) se considera que una comunidad es sostenible si "cuida su medio y no daña otros,
utiliza recursos de manera frugal y sostenible, recicla materiales, reduce al mínimo sus desechos y
los elimina de manera segura”. Un año después, la Declaración de Río reconocía a la participación
pública y el acceso a la información como elementos de legitimidad en la toma de decisiones en
todos los niveles. Su principio 10 establece que "… los problemas medioambientales se manejan
mejor cuando participan todos los ciudadanos interesados, en el nivel pertinente." (García
Fernández, 1999: 72). Cada vez son más las iniciativas de este tipo, que parten de las
potencialidades propias de la comunidad para promover el cuidado del medio ambiente. Algunas
comienzan con el financiamiento y por sugerencia de personas ajenas, que desean colaborar, con el
desarrollo del lugar. Otros responden a las preocupaciones y necesidades de un grupo local que
logra organizar y coordinar a toda la comunidad. En las estrategias de educación ambiental y en las
políticas de desarrollo se incorpora con mayor relevancia, los espacios locales. La invitación para
pensar en problemáticas de alcance mundial busca cada vez más, aspectos del entorno local que
sirvan de punto de partida para comprender la repercusión de nuestras acciones cotidianas, sus
efectos sobre la salud del planeta y comprometer a los individuos para encontrar entre todos
soluciones viables para un futuro mejor.

En ese empeño la cultura popular merece una mirada especial, si entendemos que el vínculo del
hombre y la mujer con la naturaleza es un hecho cultural, que se aprende y se reproduce, que es
condicionado por el medio en el que nos desarrollamos y por la herencia cultural que asumimos. De
igual modo cada vez más las ciencias sociales – y no ya solo las exactas o naturales-debaten desde
sus perspectivas, sus aportes para la solución de una problemática que exige un enfoque holístico,
sistémico. Las empresas e instituciones también desarrollan acciones dentro del marketing
ecológico para mantener una imagen medioambiental adecuada y otras organizaciones y grupos
ecologistas redescubren las posibilidades de las comunidades locales para emprender proyectos
ambientalistas. La comunicación dentro de estos espacios, ya sea en los medios masivos, en las
instituciones o en las comunidades resulta un elemento de coherencia para lograr movilizar,
comprometer y enriquecer las visiones sobre nuestro impacto ambiental. La comunicación en
función del desarrollo local y la educación que genere una cultura ambiental en las comunidades,
comienzan llamando la atención por su entorno natural, para modificar las actitudes que pueden
dañar ese espacio común. Gro Brundtland, Primera Ministra de Noruega y Presidenta de la Comisión
Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo afirmaba que: "El desarrollo sostenible constituirá
un desafío importante en el próximo siglo. Sólo a través de la comunicación podremos trabajar
realmente en favor de una causa común, de un interés común, para mejorar nuestra situación.

En los últimos años han proliferado las estrategias de comunicación participativa, que aspiran a
promover un diálogo entre los educadores ambientales y las personas de las comunidades a las que
se dirigen, acerca de los principales desafíos ambientales. Estas estrategias parten del conocimiento
de la comunidad, mediante su caracterización social, cultural, ambiental y económica. Sin embargo,
se reconoce la dificultad de aplicar enfoques interdisciplinarios en la práctica y la insuficiente
correspondencia entre esta última y los postulados que se enuncian en la planificación de la
comunicación y la educación ambiental (Conclusiones II Congreso Iberoamericano de Educación
Ambiental, 1997). A diez años de la Cumbre de la Tierra, en el II Congreso Iberoamericano de
Educación Ambiental, (Guadalajara, México, 1997), se reconocieron algunas logros alcanzados en
materia de comunicación ambiental, entre ellos: una mayor sensibilización de la sociedad civil; el
aumento de la cooperación internacional para potenciar estas acciones; la existencia de marcos
legales para la educación y la comunicación ambiental; la integración de la dimensión ambiental en
los currículo escolares y de formación universitaria, y una mayor presencia de información ambiental
en los medios masivos de comunicación.
Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) cuenta con
sus propios medios para divulgar las políticas y acuerdos que norman la política ambiental global. El
uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están al servicio de esta labor, de
modo que se establecen puentes comunicativos entre diferentes naciones. Uno de los sitios en
Internet al que más internautas llegan en busca de información ambiental es Tierramérica, un portal
del PNUMA y el PNUD, que parte de un diseño muy bien pensado desde el punto de vista estético,
que facilita la navegación y que recoge documentación y materiales de actualidad relativos a la
temática ambiental y las acciones de desarrollo en la región Latinoamericana. Varios de sus
programas destinan recursos financieros para sufragar los gastos de las campañas comunicativas a
favor de la protección de diferentes recursos, como es el caso de la Campaña del Ozono o las que
se desarrollan a propósito de alguna conmemoración ambiental. De cualquier modo aunque Internet
permite establecer puentes de comunicación entre personas de diferentes procedencias e intereses,
divulgar acciones y debatir preocupaciones comunes, es cierto que todavía son muy pocos los seres
humanos que utilizan los recursos de la red, por lo que este es un canal, una vía para potenciar la
presencia de los materiales de corte ambientalistas, pero este esfuerzo no sería efectivo si no se
complementa con otras acciones, en espacios como las propias comunidades, donde el trabajo es
de persona a persona, intentando persuadir, proponiendo cambios en los modos de vida y
generando niveles mayores de calidad de vida. Entre elementos que se consideran apropiados para
una educación ambiental efectiva y una forma adecuada de comunicar e informar respecto al medio
ambiente (Aceves, 2003) encontramos:

 Información actual del tema y una forma accesible de comunicación (lenguaje sencillo y divertido)
 Explicación del origen del problema y sus posibles soluciones
 Poner al alcance de los ciudadanos soluciones prácticas que puedan llevar a cabo diariamente.
 Ofrecer la posibilidad de acceso a mayor información y seguimiento
 Lograr el interés y la participación de los medios de comunicación y del sistema educativo para
crear una estrategia de educación y comunicación ambiental eficaz, integral y constante.

2.0. CULTURA AMBIENTAL.-

Hablar de Cultura Ambiental es referirse al fondo social en el que tiene lugar la educación
ambiental. Este fondo social, en su inicio, no fue dado por ninguna instancia educativa, surgió
espontáneamente de lo que la experiencia de vida de una comunidad iba definiendo como
importante para su supervivencia. Esto significa que, originalmente, la cultura ambiental no era
diseñada a priori, sino que aparecía como el resultado natural de lo que la comunidad iba
percibiendo como adecuado a sus necesidades en relación con el medio ambiente. En esto difiere
de la Educación Ambiental en la cual su contenido es planificado, trasmitido e incorporado al sistema
cultural de una comunidad. Sobre esta premisa, debemos considerar que cualquier acción de tipo
educativo debe tener en cuenta aspectos del contexto sociocultural que se señalan a continuación si
queremos garantizar la sostenibilidad del proceso, ya que es precisamente en ese fondo cultural
donde se ubican la mayor parte de los factores que la posibilitan o la dificultan.

Para el efecto, se proporcionarán algunos alcances sobre los aspectos del contexto
sociocultural que es necesario considerar, para luego señalar las limitaciones que se presentan
cuando este contexto enfrenta procesos de cambio cultural. Finalmente, se presenta un esquema
sugerido de acción basado en un enfoque de socialización adulta, que puede servir de base para el
diseño de planes de acción específicos.

2.1. Alcances: En principio, toda cultura surge de las experiencias concretas que una
comunidad tiene, a través de las cuales se van valorando ciertas prácticas y descartando
otras. En el plano de la cultura ambiental, sucede lo mismo. Las comunidades van adoptando
ciertas conductas proambientales y dejando de lado otras en función de lo que tiene sentido y
utilidad para ellas. Este sentido y utilidad para todas nuestras acciones es un elemento
importante a tener en cuenta, ya que todos nuestros comportamientos ambientales siguen una
lógica, que puede ser compartida o subjetiva, pero que es producto de una forma de ver las
cosas en base a una experiencia vivida.

En segundo lugar, las prácticas aceptadas por una comunidad van dando lugar a
manifestaciones concretas que, en términos culturales, se pueden apreciar en rituales,
símbolos materiales, lenguaje, y relatos de casos sobre el medio ambiente (Robbins,
1997). Es a través de estas manifestaciones que la cultura ambiental se trasmite de
generación en generación, reforzando lo que la comunidad considera valioso para la
continuidad y supervivencia de una forma de relación con su medio ambiente. En tercer
lugar, el contexto sociocultural no es uniforme. Cuando hablamos de una cultura ambiental, en
realidad estamos hablando de una serie de culturas ambientales relacionadas con una
diversidad de contextos sociales, llámeseles educacionales, económicos, religiosos,
artísticos, y políticos (Allport, 1951), los cuales a su vez funcionan dentro de una variedad de
contextos geográficos, que le otorgan una calidad particular a la relación de la comunidad con
su medio ambiente. Por lo tanto, cualquier intento de transmitir una educación ambiental debe
tener en cuenta no solo aspectos genéricos del problema sino aspectos específicos
pertinentes para cada uno de estos contextos, además de las manifestaciones concretas de
cada cultura y del sentido y utilidad que tiene para cada una de ellas.

En cuarto lugar, al estar el contexto sociocultural constituído por personas, es importante tener
en cuenta que las personas funcionan a tres niveles psicológicos, uno cognitivo, uno
afectivo, y uno conductual, cada uno de los cuales presenta una puerta de entrada para las
experiencias concretas que se tengan con el medio ambiente, pero que requieren de las
demás para que esta experiencia se traduzca en una concepción sustentable. Es decir, que si
la persona recibe información sobre el medio ambiente (nivel cognitivo), pero esta información
es registrada por la persona como irrelevante (nivel afectivo), la acción proambiental no se
ejecutará (nivel conductual). Y aún si se ejecutara, tendría que pasar por varios niveles de
profundidad actitudinal. Por ejemplo, se podría quedar solo a nivel de conformidad temporal
con la acción, o a nivel de un compromiso afectivo-emocional con quienes comparte esa
acción o, en el mejor de los casos, podría pasar a un nivel más estable de convicción personal
sobre el valor del medio ambiente. Este ciclo de tres niveles se repetiría para cada una de las
experiencias concretas que la persona tenga con el medio ambiente, las cuales contribuirían
progresivamente a la eventual formación completa de una cultura ambiental propia.

2.2. Limitaciones: A los cuatro alcances expuestos habría que añadir algunas limitaciones
provenientes del proceso de cambio de cultura representado por una educación ambiental
basada en nuevos valores que, si bien rescatan la esencia de lo que siempre debió significar
para nosotros el medio ambiente, implican en realidad una nueva forma de relación con éste.
En este sentido, debemos distinguir entre la educación ambiental que se recibe por primera
vez como es el caso de los niveles de inicial y primaria; frente a la educación ambiental que se
recibe en los niveles secundaria y superior, los cuales implican un cambio en las esferas
cognitiva, afectiva y conductual de cada persona. Es decir, que ésta pondrá en funcionamiento
una serie de mecanismos de reacción psicológico-emocionales como la negación del
problema, el despliegue de cólera, e inclusive una conducta depresiva, como pasos previos a
la aceptación de un cambio de cultura cuyos efectos aún deben pasar la comprobación
empírica de si tienen algún sentido para la persona y de si son útiles o no para la
supervivencia de la comunidad. Este proceso denominado reactancia psicológica se
manifiesta en las tres esferas ya mencionados de la siguiente manera: Como una reactancia a
informarse y saber más de la nueva cultura ambiental, por considerarlo innecesario (nivel
cognitivo); también como una reactancia a sentir de manera diferente a lo acostumbrado, por
temor a enfrentar algo desagradable (nivel afectivo), o como una reactancia a asumir nuevas
acciones que conllevan un proceso de aprendizaje, por demandar éste un esfuerzo adicional
(nivel conductual).

3.0. ETICA AMBIENTAL.-

Mucho se puede escribir y comentar sobre los problemas ambientales. Cada especialista
presenta un caso en el cual la conclusión es común, debemos conservar nuestro medio ambiente, la
contaminación y el mal manejo de los recursos naturales terminará siendo el problema mas grave de
los próximos tiempos si no decidimos cambiar nuestras actitudes irrespetuosas hacia la naturaleza.
Sin embargo, pocos se han puesto a pensar en el origen del problema, la causa de estos males.
Pragmáticamente puede afirmarse que es el mismo desarrollo de la sociedad humana, sin embargo,
la respuesta hay que buscarla en los principios o en la falta de principios que nos rigen.
Anteriormente, he publicado y expuesto este problema y la propuesta de la mayordomía responsable
como solución (González 1993, 1994), en este articulo, profundizaré mas al respecto. En el lapso de
historia que tiene la humanidad sobre la tierra, vemos que la preocupación sobre temas ambientales
es relativamente reciente. Ha sido en este siglo que nos hemos dado cuenta de que los recursos
naturales tienen límites, y que estamos excediendo estos límites (McNeely et al 1990). Los
problemas del alto crecimiento demográfico, el agotamiento de recursos, las tecnologías destructivas
y la contaminación lo que inició una preocupación seria de tener en cuenta el ambiente como un
problema. (Stott 1991). De Witt (1989) identifica 7 problemas clave que degrada a la Creación: la
alteración del intercambio energético de la Tierra, degradación del suelo, deforestación y destrucción
del hábitat, extinción de especies, degradación de la calidad del agua, toxificación global y
degradación humana y cultural.

3.1. Origen del Problema: Queda entonces la interrogante: ¿Por qué el hombre destruye su
medio ambiente?, ¿Por que la cultura occidental no respeta a la naturaleza?. La respuesta
hay que buscarla en el comportamiento humano, de la sociedad occidental para ser más
precisos. White (1967) escribió un artículo para tratar este problema específicamente, y dio
como respuesta que el origen se encuentra en la base ética de la cultura occidental.

3.2. Necesidad de una base para la ética ambiental: Hay un acuerdo internacional de que
es necesario conservar el ambiente en que vivimos; entonces debemos comportarnos de una
manera tal que cumplamos este objetivo principal. Para ello necesitamos una ética hacia la
naturaleza, eso es, una ética ambiental. La ética ambiental se define como la serie de
principios coherentes y obligatorios desde el punto de vista moral en lo referente al uso del
Medio Ambiente (UICN-PNUMA-WWF 1991). En 1982 la Asamblea General de las Naciones
Unidas adoptó y proclamó la Carta Mundial para la Naturaleza. Reconoce que la humanidad
es parte de la naturaleza, cada forma de vida merece respeto y que los beneficios que se
obtengan de los productos naturales van a depender de mantener los procesos ecológicos
esenciales y la diversidad biológica. En base a estos principios y a la Estrategia Mundial para
la Conservación (UICN 1980), el Grupo de Trabajo en Ética y Conservación de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha producido un fundamento ético para la
Conservación, el cual concluye que la base ética para conservar a la diversidad biológica tiene
que ser consistente con los principios ecológicos y que es importante promover actividades
que son sostenibles en el largo plazo (McNeely et al 1990). El documento "Cuidar la Tierra"
(UICN-PNUMA-WWF 1991) explica claramente esta necesidad, y además señala que "Para
instaurar una ética es necesario contar con el apoyo de las religiones del mundo, pues durante
siglos éstas han preconizado el deber de los individuos de respetar a sus congéneres y
venerar la creación divina"; por lo que es necesario considerar el aspecto religioso en la
Conservación de la Naturaleza. Como fundamento de esta ética, hay varias propuestas,
podemos considerar a dos corrientes de actualidad: la ética evolucionista y la ética de la
Nueva Era.

3.3. Ética ambiental evolucionista: Es necesario aclarar, en primer lugar, que no se ésta
criticando a la evolución como proceso natural y teoría lógica para explicar el orden natural. La
crítica va hacia el evolucionismo, es decir, a la doctrina filosófica que busca sustentarse en la
evolución. En la educación que recibimos, estos conceptos se hallan mezclados, por lo que se
debe enseñar a la evolución como Ciencia, en lugar de Doctrina filosófica (ASA 1986). "El
proceso evolutivo que formó el mundo, debe dar la mejor guía al comportamiento ético. Los
principios éticos son productos de la evolución, y evolucionan con el tiempo". Estas frases
podrían resumir la tesis evolucionista respecto a la ética. El ser humano es sólo un producto
afortunado de la evolución, por ello no debe destruir el orden establecido desde millones de
años. Rachels (1990) propone una ética sin la idea de que los humanos son especiales; la
llama el "individualismo moral". La aridez de esta afirmación despersonaliza a la humanidad,
quitándole todo propósito y sentido. Ha sido en base a estas premisas que se desarrolló el
"darvinismo social", al intentar aplicar el proceso de selección natural a la humanidad, acción
que realizó Hitler.

3.4. Ética ambiental de la Nueva Era: "La naturaleza es divina, todo es Dios. Nuestra
relación con la naturaleza debe ser una experiencia mística". Dicho punto de vista, es una
reacción a la aridez intelectual de principios de este siglo (Lucas 1996); resucita el animismo,
orientalismo y hechicería. Sin embargo, esta creencia otorga un poder a la naturaleza tal que
podría ser un pecado intentar manejarla. Es falso creer que la humanidad vaya a vivir mejor si
se deja gobernar solo por las "leyes naturales" pues, estaríamos inermes en el caso de
desastres naturales (ej. pestes, plagas, terremotos, etc.) La naturaleza debe de ser manejada
adecuadamente (González 1993). Así podemos concluir lo siguiente:
 Hay una necesidad urgente de crear una conciencia ecológica para la humanidad. La ética
ambiental debe tener una base sólida, que sea concordante con los principios ecológicos.
 El uso de los recursos naturales en forma responsable es una propuesta coherente para
sustentar a la ética ambiental. Tiene una consistencia teológica y moral válida, además de
tomar en cuenta al ser humano como parte del ecosistema.

4.0. RELACIÓN SOCIEDAD – AMBIENTE.-

El ambiente natural desempeña un papel fundamental en la localización y distribución de


población en el mundo y en la forma como esa población se organiza. En tal sentido, los factores
clima, fertilidad de los suelos, temperatura, precipitaciones, etc., actúan como principios ecológicos
que determinan la distribución de las especies vegetales y animales en la superficie de la tierra. En
la medida en que diferentes pueblos pueden adaptarse o vivir en medios naturales con
características comunes, pueden adoptar actitudes socioculturales o patrones de vida muy similares.
Por lo tanto, los diferentes pueblos del área han tenido que adaptarse a condiciones ambientales
muy específicas, con el resultado de que sus sistemas socioculturales tienen aparentemente gran
similitud. Siempre que un sistema entra en contacto con otro sufre un impacto. En la medida en que
un sistema social ve afectado su funcionamiento debido a esta acción externa, altera su relación con
su medio ambiente natural. Se rompe así una armonía que tradicional e históricamente cada pueblo
había buscado con su entorno. A través de la historia, el proceso de influencia mutua ha ido en
aumento, hasta configurar un sistema mundial caracterizado por un centro dominante y un
subsistema periférico dependiente, siendo el primero de ellos el que impone sus patrones sobre el
segundo. Los últimos, en parte forzados y en parte conscientemente, buscan la adaptación de un
sistema económico y la utilización de su medio ambiente natural a las exigencias del centro
dominante.

Existe asimismo una creciente conciencia en las sociedades avanzadas acerca de la necesidad
de considerar la conservación del medio ambiente como una gran prioridad política. Este
planteamiento ha supuesto la incorporación de las cuestiones ambientales en la agenda política con
la articulación de partidos políticos, asociaciones y grupos que enarbolan esta bandera y defienden
las cuestiones de conservación y calidad del ambiente como el valor de mayor calado para la
adecuada relación entre el hombre y la naturaleza por su incidencia en la calidad de vida de los
ciudadanos. Es fundamental poner de relieve que estas posiciones que mueven y atraen una parte
importante de las ideas y movimiento progresistas son, paradójicamente, profundamente
conservadoras en lo que atañe al progreso en relación con la naturaleza. Prefieren lo que existe, el
resultado de cuatro mil años de evolución, en el que han jugado un papel activo algunos de los
problemas que denuncian -pero que ya no combaten-, antes que apoyar posibles desarrollos que
tienen su raíz en nuevas expectativas tecnológicas. Prima la desconfianza como consecuencia de
las negativas experiencias anteriores -catástrofes nucleares y marítimas; las graves repercusiones
climáticas del uso de los clorofluorocarbonos y del masivo consumo energético; la acumulación de
residuos, muchos de ellos peligrosos y, en todo caso, nocivos para el entorno; el uso indiscriminado
de pesticidas-. Esta actitud pesimista penetra a través de todas las posiciones ambientalistas,
independientemente de la mayor o menor racionalidad de sus posturas, lo que ha conducido a
establecer como gran principio que la implantación de nuevas tecnologías no supone sólo beneficios
sino que, por el contrario, puede estar en la base de nuevos -no deseados ni deseables- riesgos y
eventuales perjuicios para la calidad de vida de los ciudadanos. La homogeneización de los cultivos
afectará tarde o temprano el ciclo natural del ecosistema, cuyas modificaciones y eventual colapso
tendrá efectos importantes sobre el sistema social local. Uno de los casos más dramáticos son quizá
el cacahuate y, en general, los cultivos para producir aceites vegetales, con alta demanda en los
mercados internacionales. Aquellos países que aparentemente tenían condiciones favorables de
producción los incorporaron y fueron especializándose cada vez más en su producción, con la
esperanza de que esta especialización en un producto exigido por el mercado produciría los tan
ansiados ingresos de divisas para financiar el proceso de desarrollo. Una visión economicista a
corto plazo, basada en situaciones coyunturales de mercado, orientó decisiones de política
económica con profunda incidencia en el medio ambiente natural, cuyos efectos no fueron tomados
en cuenta.

Por un lado, la concentración de cultivos ha deteriorado el medio ambiente natural, disminuyendo


la potencialidad del ecosistema para mantener la población, y, por otro, ha hecho al sistema
socioeconómico más dependiente política, económica y socialmente. Una vez pasado el auge en los
mercados mundiales, los beneficios económicos se mostraron insuficientes, y sobre todo efímeros,
para enfrentar los requerimientos del desarrollo. Los efectos sobre el ecosistema son más graves
que los asociados a la simple disminución de fertilidad, ya que el proceso de homogeneización
redunda también en una progresiva disminución de la diversidad del sistema natural, con lo cual su
capacidad de adaptación se va reduciendo, y el ecosistema se hace más frágil, inestable y, sobre
todo, vulnerable a los imprevistos. Los efectos negativos se deben muchas veces a que los sistemas
dominantes imponen su racionalidad. Desarrollada ésta en función de las relaciones existentes entre
hombre y medio ambiente en condiciones específicas, no necesariamente es válida en otros
contextos sociales y/o naturales. La mecanización y la utilización del arado mecánico han destruido
en el curso de pocos años la muy delgada capa fértil de sus suelos, dando lugar a un proceso
progresivo de erosión y desertificación que se traduce en la pérdida --a veces irreversible-- de esas
tierras para la producción de alimentos.

El gran desarrollo de la química durante la "segunda" revolución industrial ha colocado en el


mercado casi cien mil productos químicos, cuyos beneficios son indudables, pero también son
responsables de algunas de las consecuencias que preocupan socialmente y que ya
mencionábamos anteriormente -contaminación del aire y las aguas continentales y marinas; los
trastornos generados por accidentes en la fabricación de tales productos y en el transporte de los
mismos; las toneladas de residuos abandonados en cementerios, de incomprensible elección en
muchos casos para la sociedad y de dudosa seguridad en otros; el deterioro de la capa de ozono-.
Ello ha llevado a los defensores del ambiente en primer lugar, y a los militantes de las posiciones de
izquierda en segundo lugar, a lo que yo estimo es origen de un conflicto entre ideas y praxis, a una
situación hasta cierto punto paradójica. Son recolectores de las posiciones de mayor idealismo, pero
defienden actuaciones marcadas por un gran pragmatismo. La relación coste/beneficio social que en
general ha marcado la defensa de la ciencia y la tecnología por parte de las fuerzas progresistas ya
no se tiene en cuenta. Se asume anticipadamente que el coste va a ser excesivamente alto. Mejor
es lo que tenemos que lo que puede venir. No se confía en que las soluciones de los problemas
globales dependan de las nuevas tecnologías; se piensa, por el contrario, que las mejores
posibilidades de encontrar soluciones se encuentran fuera de la gran carrera tecnológica.

5.0. RELACIÓN DEL HOMBRE CON LA NATURALEZA.-

La palabra "naturaleza" tiene dos significados fundamentales: En primer lugar, podemos entender
la Naturaleza como el conjunto, orden y disposición de la realidad material existente, entendida
como un sistema dotado de leyes propias al margen de la intervención humana. En este sentido, la
Naturaleza está formada por el conjunto de todos los seres no artificiales que existen en el universo;
y es cosmos (y no caos), en cuanto es un conjunto ordenado y regulado por leyes (físicas, químicas,
biológicas...). En segundo lugar, el término naturaleza también designa la esencia o modo de ser
que determina específicamente a un ser; el conjunto de caracteres particulares o propiedades que le
definen. En este segundo sentido, cada individuo posee una naturaleza o esencia que se
corresponde con su modo de ser específico. El hombre es un ser vivo y, como tal, forma parte de la
Naturaleza. El hombre es un ser natural, cuya naturaleza específica consiste en la racionalidad, en
poseer una inteligencia y una voluntad libre. Dicha naturaleza humana es universal y lo coloca en
una situación privilegiada ya que, a diferencia del resto de los seres naturales, su comportamiento
no está determinado por los instintos y necesidades naturales sino que, gracias a su voluntad libre,
incluso puede obrar en oposición a los mismos (sacrificio de la propia vida, huelga de hambre...). No
obstante, en el hombre no existe oposición entre naturaleza y libertad, ya que la libertad pertenece a
su naturaleza. Desde sus orígenes, el hombre siempre ha intentado conocer la Naturaleza, ya que
de ello dependía su supervivencia. El conocimiento del marco natural, así como su transformación y
aprovechamiento motivó e impulsó el conocimiento científico y la técnica. Gracias a su inteligencia,
el hombre ha sabido adaptar la realidad a sus propias necesidades, ha sido capaz de utilizar la
naturaleza y perfeccionarla acomodándola al modo de ser y necesidades humanas. Así por ejemplo,
el hombre no se ha conformado con recolectar los frutos que la naturaleza le ofrece, sino que
aprendió a sembrar y cosechar: primero manualmente, luego ayudado por animales y finalmente
creando máquinas con esa finalidad. Nuestros sistemas de embalse y canalización permiten tener
agua corriente en lugares en los que las lluvias son prácticamente inexistentes.

El hombre "usa" la naturaleza para satisfacer sus necesidades, pero también es cierto que,
lamentablemente, muchas veces "abusa" de ella y acaba destruyéndola: extinción de especies
animales y vegetales, deforestación, contaminación del agua y de la atmósfera... Que el hombre no
sea un ser natural más, no significa que sea "dueño de la naturaleza" o que pueda utilizarla de un
modo arbitrario o agotar sus recursos indiscriminadamente: el hombre no posee derechos absolutos
sobre la naturaleza, sino que debe administrar sus recursos naturales en un marco de respeto hacia
la realidad natural en sí misma considerada y hacia las generaciones futuras. Destruir la naturaleza,
no respetar su riqueza, dinamismo y leyes equivale a no respetar al hombre que ha de vivir de ella y
en ella. Cuando no tratamos adecuadamente y con benevolencia la naturaleza, tampoco nos
estamos comportando nosotros de acuerdo con nuestra naturaleza humana y dignidad.

La ecología no parte de consideraciones éticas, sino que es la "ciencia que estudia las
relaciones de todos los organismos vivos entre sí y con el medio físico en lo que se refiere a
producción o intercambio de materia orgánica". Sin embargo, sus valoraciones sí que pueden tener
un carácter normativo para la conducta humana. De hecho, la progresiva conciencia de los peligros
que entraña la explotación no equilibrada de la naturaleza por parte del hombre ha llevado a
incorporar los resultados y métodos de la ecología a la economía, la sociología y la política. El
hombre cada vez va tomando una mayor conciencia de la necesidad de preservar el medio natural.
De ahí la importancia creciente de los movimientos ecologistas. Los problemas ecológicos son, en el
fondo, problemas morales ya que el bienestar del hombre y la subsistencia de la humanidad
dependen de su solución.

* ELABORA UN ORGANIZADOR GRÁFICO Y UNA APRECIACIÓN CRÍTICA DE LA LECTURA

ALUMNO(A): …………………………………………………………………………………………………..

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