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OSIP MANDELSTAM.

PAUL CELAN

El encierro de Rilke en el castillo donde escribió Las Elegías de Duino tuvo como
finalidad poner el mundo a salvo durante la Primera Guerra Mundial. Dos poetas de
origen judío marcan otro punto de inflexión en la historia de la poesía y del siglo XX.
Osip Mandelstam, con la clara conciencia del siglo que le tocó vivir y su continuador
natural, Paul Celan. A raíz de un poema contra Stalin, Mandelstam fue deportando a los
campos de trabajo, donde murió en 1937. Celan perdió a sus padres en manos del
nazismo y fue él mismo víctima tanto de la ocupación rusa como de la persecución nazi.

1. Volver a hacer de la muerte un hecho posible.


Entre Rilke y Celan

Para George Steiner la escritura de Celan es a la literatura lo que el Guernica de Picasso


a la plástica. Redactamos estas líneas a partir de un comentario donde se nos pregunta,
siguiendo a Jean Bollak, si es posible Rilke después de Celan.
Pensamos que es posible, incluso necesario, pero reformulado, actualizado. Pues luego
de la estupenda operación de lenguaje que son Las elegías de Duino (allí está contenida
potencialmente la filosofía de Heidegger), mucho agua ha corrido bajo el puente...
(¿Asociación libre con el Mirabeau, lugar desde donde precipitará el cuerpo del poeta?).
Rilke es tan vasto, en su breve vida, que podemos abrevar en la riqueza de su periodo
objetivista (los ding gedicht), la etapa de Rodin o en la mística de El libro de las horas,
sus diarios que preparan el dios futuro, sus cartas, su novela.
El mismísimo poema Rosa de nadie de Paul Celan no deja de ser una glosa del epitafio
de Rilke.
Tomamos el poema Habla también tú, perteneciente al segundo libro de Celan, De
umbral en umbral junto a un soneto de Rilke.

Ambos poemas se dirigen hacia un tú invocable.

Leemos el soneto de Rilke, II, XIII, de Sonetos a Orfeo.

Precede a toda despedida como si estuviera


tras de ti, como el invierno que se marcha ahora.
Pues hay entre los inviernos uno tan interminable
que si lo sobrepasas, tu corazón al fin resistirá.

Sé siempre muerto en Eurídice, cantando más y celebrando más a la pura relación


remóntate.
Aquí ante los que desaparecen en el reino de la caída,
sé como una copa resonante que ya se quebró con el sonido.

Sé y conoce al mismo tiempo del no-ser la condición,


el infinito fundamento de tu vibración anterior
para que totalmente la cumplas así esta vez.

A las reservas de la naturaleza toda, a las usadas como a las mudas o insensibles, a las
indescriptibles sumas,
súmate jubiloso y al número aniquila.
Ponemos en diálogo con este poema de Rilke, el poema de Celan Habla también tú:

Habla también tú,


habla el último,
di tu decir.

Habla —
Pero no separes el No del Sí.
Dale a tu sentencia también el sentido:
dale la sombra.

Dale sombra suficiente,


dale tanta
como sepas repartida en torno a ti entre
medianoche y mediodía y medianoche.

Mira en torno:
ve cuánta vida hay en derredor —
¡Cuando la muerte! ¡Vida!
Verdad habla quien habla sombra.

Pero el lugar en donde estás ya se reduce:


¿Adónde ahora, el más desnudo de sombra, adónde?
Escala. Palpa hacia arriba.
¡Más delgado te haces, más inconocible, más tenue!
Más tenue: un hilo,
por donde quiere descender, la estrella:
para nadar abajo, abajo,
donde ella se ve brillar: en la resaca
de palabras errantes.

Celan es quien también habla, allí donde Rilke no separa el ser del no ser y Celan el no
del sí. Pero el canto órfico de Rilke deja su lugar al Orfeo cinerario donde lo imposible
es Orfeo, no Rilke. La Eurídice en la que muere Rilke, consagrado, intenta reabrir la
posibilidad misma de morir.
Vida junto a la muerte, se canta.
Donde Rilke reza Señor, da a cada uno la muerte que le es propia, Celan debe
reapropiar la muerte misma, hacerla posible después de los campos de concentración.
Allí donde Nerval cruzó el Aqueronte, Celan queda en posición de señalar la infinitud
de la responsablidad en cualquier pérdida.
La reformulación de Celan, la reapropiación de la lengua poética, es esa resurrección de
la lengua referida por Derrida, no una resurrección cristiana sino espectral. Pues como
afirma el filósofo argelino, todo poeta trata con una lengua que muere y no ha habido
poeta más consciente de ese peligro que Celan.
Entonces, donde Hölderlin decía que es misión del poeta entregar al pueblo los dones
celestes en cánticos velados (¿función poética?), Celan parece sugerirnos que esa
palabra plena, de ser posible, es la del poeta, la de la sombra, la de la noche del mundo.
Pero las palabras vagan, (¿migran?) y la cifra a aniquilar propicia una errancia más
profunda aún que la anunciada por el mismo Rilke cuando dijo que finalmente nos
resguarda la desprotección. Vida frente a la muerte. Canto aún. El último. Hasta,
tomando una vez más al Hölderlin revolucionario, que todo cambie en todas partes.

Apéndice: recordamos también el verso del himno Patmos de Hölderlin que dice que el
dios está cerca. En Tenebrae

2. Poesía, una cuestión de las últimas cosas


Puntuaciones sobre el diálogo Celan — Mandelstam.

«Pero en la gran poesía, ¿cuándo no es una cuestión de las cosas últimas?...»


Celan sobre Mandelstam, Carta a Gleb Struve, 29 de enero de 1959

La poesía es el arado que desentierra el tiempo, poniendo al descubierto sus estratos


más profundos, su tierra negra.
Osip Mandelstam

1. Filiaciones

Mandelstam se identifica con el poeta latino Ovidio, tanto como Hölderlin se identificó
con el lírico griego Píndaro o Gerard De Nerval con Virgilio.
«El verdadero diálogo entre poetas es necesario» escribió Hölderlin.
Celan encuentra en Mandelstam el referente que buscaba. Eternamente exiliado, dice
que traducir a Mandelstam es tan importante como escribir su propia obra.

2. Mandelstam y Ovidio

Mandelstam, tan renovador como clasicista, se identificó con el poeta latino Ovidio,
desterrado por sus escritos (y por algún otro «error» que la historia jamás aclaró).
Mandelstam, que también sufrirá el destierro, titulará su segundo libro Tristia, el mismo
nombre (Tristes) del libro que narra el destierro de Ovidio de Roma.

Aprendí la ciencia de las despedidas / En los nocturnos lamentos despeinados.../ ... Y al


oír la palabra «despedida» quién sabrá / Qué clase de separaciones nos esperan.../
(Tristia, Mandesltam)

Cuando me viene la imagen tristísima de aquella noche / esa que fue mi ocasión última
allá en la Ciudad, / cuando recuerdo la noche en que tantas cosas queridas / hube de
abandonar, vuelvo otra vez a llorar... (Tristia, Ovidio, libro III).

Voronesh o el Ponto, Mandelstam es consciente de su destino. «Estoy listo para morir»


confiesa a su amiga Anna Ajmátova.

3. Cuestión de las cosas últimas.

Allí donde Mandelstam parece revivir el destino de los poetas clásicos, — tal vez el
último poeta clásico—, Celan parece convocado (y no por elección) a cerrar tanto el
clasicismo como las vanguardias.
El destino del último poeta.
4. Poetas

Mandelstam cuenta el catálogo de naves de Homero en la cabecera de su cama. Escribe


su obra maestra en cuadernos, entre guardias que lo vigilan.
Estas vidas que, con justo motivo, podrían ser descriptas como trágicas, tuvieron
momentos que es bello recrear. Mandelstam cortejando a sus dos talentosas colegas y
amigas: Anna Ajmátova y Marina Tsvetaieva. Paul Celan y su compleja relación con
Ingeborg Bachmann o las idas y vueltas manifiestas en su correspondencia con Nelly
Sachs. Acabamos de nombrar a seis de los más grandes poetas del siglo XX.

5. La época. Lo inalienablemente verdadero.

Escribió Paul Celan:


«¿Puedo decir aquí mismo, es decir, de manera espontánea, que sobre todo me interesa
Mandelstam ? Apenas conozco a otro poeta ruso de su generación que como él estuviera
en el tiempo, que pensara con esta época y desde esta época, y que pensara esta época
hasta el final, en cada uno de sus momentos, en las palabras y en los temas que esos
acontecimientos suscitaban y cómo debían ser representados, a la vez abiertos y
herméticas. Estoy simplificando, ya lo sé. Por favor, vea en estas líneas el intento de
recordar yo mismo la impresión que me produjo el encuentro con los poemas de
Mandelstam: la impresión de lo inalienablemente verdadero.»

Unos pocos versos de Mandelstam sobre la época:

¡Intentad arrancarme del siglo! / ¡Yo sé que moriréis en el intento! //


Hablo con la época...

Mi siglo, mi bestia / ¿Quién podría mirar tus pupilas / y con su sangre contar / las
vértebras de dos siglos?

6. Paradojas del tiempo:

Escribe Osip Mandelstam:


«A menudo se oye decir: eso es bueno, pero pertenece al pasado. Pero yo digo: el
pasado no ha nacido aún. En realidad no ha existido todavía. Quiero que Ovidio,
Pushkin y Cátulo vivan otra vez y no me conformo con el Ovidio, Pushkin y Cátulo
históricos».
El filósofo Martin Heidegger manifiesta su admiración sobre Celan diciendo: «Es el que
está más adelantado y más retirado se mantiene.»

7. Algunas coincidencias

Los asemejaba el origen judío, la temprana muerte de la madre, intentos de suicidio,


injustas acusaciones de plagio y sobre todo, las persecuciones políticas. Internaciones
psiquiátricas, y la vida y la poesía a pesar o a causa de todo esto. Pero también las
complejas operaciones de escritura donde, en los poemas de Mandelstam, el Oka se
transforma en el Leteo y la búsqueda de lo indecible en un desafío ético que
compromete a ambos poetas con su tiempo.
Exiliado en Francia, escribiendo en Alemán, Celan reconoce su herencia y su deuda con
la poesía de Rusia.
Celan le dice a Yves Bonnefoy: «Se siente usted está en su casa. en su lengua, en sus
puntos de referencia, entre los libros y las obras que usted ama. Pero en cambio, yo
estoy fuera.»

8. Tierra negra

«La poesía es el arado que desentierra el tiempo, poniendo al descubierto sus estratos
más profundos, su tierra negra» escribió Mandelstam en La palabra y la cultura.

Celan arranca su poemario La rosa de Nadie con estos versos:


Tierra negra, tierra / negra tú, madre / de horas / de desesperación

Uno de los célebres poemas de los Cuadernos de Voronesh de Mandelstam comienza


con la siguiente estrofa:
TIERRA NEGRA: Respetada, ennegrecida, cuidada / Fértil toda de aire y cuidados /
Desmigajada, coral- / Húmedos terrones de mi tierra y libertad...

Continúa Celan en La Rosa de Nadie:

TIERRA HABÍA EN ELLOS y


cavaron.
Cavaron y cavaron, así pasaron
su día, su noche. Y no alabaron a Dios.

Según Jesús García Gabaldón, «el poema Tierra negra de Mandelstam homenajea a la
tierra negra ucraniana y su lucha por la libertad. Mandelstam consideraba la tierra
materia poética por excelencia, y a la poesía como el arado que hace surgir de ella
frutos. Alude también al movimiento revolucionario «Tierra y libertad», que surgió en
Rusia en 1870 y celebra su primer congreso en Voronesh».

9. Soles negros. Tema de la madre

Paul Celan traduce el célebre verso de Nerval de la siguiente manera:


el sol negro, el de la melancolía.

Elegía por la madre de Mandelstam:

Esta noche no es remediable, / pero con vosotros todavía hay luz. /


A las puertas de Jerusalén / se levantó un sol negro.
1916

Elegía por la madre de Celan:

Madre, Ellos también escriben poemas


(Lejos, en Michailovka, en / Ucrania donde / me mataron padre y madre: qué / floreció
allí, qué / florece allí? ¿Qué / flor, madre, / te dolió allí / con su nombre )
En el poema que abre Tristia, dedicado a Marina Tsvetáieva, intertextualizando con su
traducción de Fedra, Mandelstam escribe: Nosotros, con un canto fúnebre / en el
entierro mitigamos / el terror cruel e insomne / del sol negro.

10. Una pregunta

« ¿Quién escribirá poesía? ¿Pero es preciso responder a esta pregunta?


Todos llevamos zapatos, pero son muy pocos los zapateros. ¿Hay muchas personas que
sepan leer poesía?»
Esta pregunta de Mandelstam aún nos interpela. Nos queda leerlos.
Pues sin el arado de la poesía, quién desenterrará el tiempo.

2. PAUL CELAN Y UNA LECTURA DE FREUD

Sabido es que el poeta Paul Celan sometió a la lengua alemana a una compleja
operación de desmontaje y rearmado. Escribir en lengua alemana equivalía a exponer
las cicatrices, costuras y remiendos del discurso. Y así como en la reapropiación del
idioma alemán entraron las obras de Hölderlin, Rilke, Kafka y Heidegger; también
Freud fue parte importante de las lecturas del poeta.
Toda la cultura alemana, incluso la música (una fuga de Bach, un motivo de Mozart),
debió ser deconstruida y rehecha para seguir escribiendo. Estos breves apuntes intentan
dar cuenta de las huellas de la lectura de Freud en la obra del poeta.

1. Del fort da

Escribe el ensayista John Felstiner en su análisis del poema Todo es distinto:


"La lengua es como un guijarro y es sorprendente que en este poema de La Rosa de
Nadie se diga: «arrójala, arrójala / entonces la volverás a tener», perdida y encontrada
en la dinámica de la memoria:

ha tiempo
que se fue, como las cartas, como todos
los faroles, de nuevo
tienes que buscarlo, ahí está,
es pequeño, blanco,
a la vuelta de la esquina, ahí está,
en Normandia – Niemen, en Bohemia,
ahí, ahí, ahí,
detrás de la casa, delante de la casa,
es blanco, blanco dice:
hoy—vale "

Prosigue Felstiner, en su análisis del texto, con un resumen de la idea freudiana del fort
da:
"Dos partículas incluidas en estos versos suenan a gritos de descubrimiento: fort (lang
ist er fort: ha tiempo / que se fue) y da (da ist er: ahí está). Freud basó su teoría sobre el
recuerdo de las experiencias penosas en el juego de un niño que había observado: este
«buen niño pequeño», de año y medio de edad, con «tierno apego» a su madre, solía
arrojar un juguete de madera atado con una cuerda y pronunciaba la palabra fort («se ha
ido»), luego tiraba de la cuerda y decía da («está»). Este juego «un importante logro
cultural», le permitía al niño soportar las ocasionales desapariciones de su madre (que
murió unos años más tarde... y también el hijo).

«Todo está inolvidado», le escribía Celan a Nelly Sachs en septiembre de 1962 y


aunque se refería a sus años de amistad, la frase era válida asimismo para todo el pasado
que el poeta tenía tras de sí.

2. Freud y una cita de Kafka

Mámpara ciega
de barbada luz.
Un sueño de escarabajo
es quien la irradia.

Detrás, descompuesta por la queja,


se abre la frente de Freud,
la lágrima duramente callada fuera
la dispara con la frase:
"Por última
vez psico-
logía"

El cuervo
de imitación
desayuna.

La oclusiva laringal
canta.

"Por última vez psicología" es una cita de Kafka. El poema termina en torno a una
chova (el animal heráldico del padre de Kafka). Kafka estaba leyendo las pruebas de Un
artista de hambre cuando murió de tuberculosis en la laringe y el asombroso proceso de
condensación del poema pide que Josefina la cantora, cante, a pesar de todo.

3. Más allá del principio de placer

... TAMPOCO NINGUN TIPO


de paz.

Noches grises, preconscientemente frías.


Cantidades de excitaciones, viperinas,
por balasto de consciencia
de camino a
burbujitas de recuerdo.
Gris sobre gris de la sustancia.

Un mediodolor, un segundo, sin


huella duradera, a medias
aquí. Un medioplacer.
Lo activo, lo cargado.

Camafeo-compulsión a la repetición.

Este poema de Paul Celan, está basado en la atenta lectura que el poeta hizo de la obra
de Freud Más allá del principio de placer. La compulsión a la repetición es justamente
el retorno a lo inorgánico.
Repetición que hace tropezar al hombre dos e infinitas veces con la misma piedra.
Repetición donde la vida es síntoma, excepción.

4. Hacia la diferencia

Cerramos (es tan solo una expresión) con estos versos de La Rosa de Nadie.
Instauran algo del orden de lo diferente.
Tal vez la poesía misma.

A UNA Y OTRA MANO allí


donde me crecen las estrellas, lejos
de todos los cielos, cerca
de todos los cielos
Cómo se vela allí
Cómo se nos abre el mundo a través de nosotros

Tú estás
donde tu ojo está, estás
arriba, estás
abajo, yo
encuentro salida.

Oh ese centro errante, vacío,


hospitalario. Separados,
te caigo en suerte, me
caes en suerte, uno del otro
caído, vemos
a través:

Lo
Mismo
nos ha
perdido, lo
Mismo
nos ha
olvidado, lo
Mismo
nos ha —

4, ENTRE EDMOND JABÉS Y PAUL CELAN

Un mismo interrogante nos iguala, una misma palabra herida..


Palabras de Edmond Jabés para Paul Celan.

Escribe Maurice Blanchot: “La palabra profética es una palabra errante que retorna a la
exigencia originaria de un movimiento, oponiéndose a toda estancia, a toda fijación, a
un enraizamiento que fuese reposo”. La errancia entonces parece el horizonte natural de
esa palabra. Y la poesía el campo en el que se despliega. Edmond Jabés nació en El
Cairo. Paul Celan en Czernowitz. Ambos sufrieron el destierro y la persecución. Y París
fue la ciudad del encuentro. Sus poéticas, diferentes entre sí, no impidieron que ambos
incursionaran en las formas del aforismo. “La palabra es una sobrecarga de nada”
escribe Jabés. Esto no excluye un máximo de condensación de sentido que aguarda en
cada frase, por ejemplo: “Inconmensurable es la hospitalidad del libro” (Jabés) o
“Aprende del otoño como se espanta a los pájaros” (Celan). Quizás la tarea de Celan, su
extenuante desmontaje del idioma alemán, le permitía más que a nadie el derecho de
elegir el momento y el lugar de su muerte. Tal vez porque ya habían decidido por él
demasiadas veces. Se arrojó al Sena desde el puente Mirabeau en 1970. Esta trama de
silencios se escribe en el reverso del grito, en las anotaciones apuradas en los márgenes
de la hoja, el testimonio de los testigos, los mutuos subrayados y los escombros del
siglo soberano que vislumbró Osip Mandelstam. El mundo hecho para concluir en un
libro según el pensamiento de Mallarmé y su idea de la sustracción del autor. Queremos
pensar en las palabras que Edmond Jabés escribió para Celan cuando este decidió partir:
“Aquel día. El último. Paul Celan en mi casa. Sentado en el mismo lugar que mis ojos,
en este instante, miran fijamente. Palabras, en la proximidad, intercambiadas. ¿Su voz?
Dulce, la mayor parte del tiempo. Y, sin embargo, no es aquella voz la que oigo, sino el
silencio. No es a él a quien veo sino el vacío, tal vez porque aquel día, sin saberlo,
ambos hicimos el recorrido cruel de nosotros mismos”.
“Tras la lengua de Paul Celan hay el eco jamás acallado de otra lengua”.
”¿La lengua del secreto, inaudible?”.
“El silencio, ningún escritor lo ignora, permite escuchar la palabra. En un momento
dado, el silencio es tan fuerte que las palabras se limitan a expresarlo”.

5. MANDELSTAM. LOS PANTALONES DE UN POETA:

Dos hombres se encontraron en circunstancias extremas: el poeta Osip Mandelstam


(Varsovia, 1891-1938) y el narrador Maksim Gorki (1868 -1936). Unas líneas contra
Stalin le costaron a Mandelstam la persecución, las detenciones, la deportación y la vida
misma. Cuentan que durante los interrogatorios de la policía secreta al poeta se le caían
los pantalones. Por su parte Gorki era hacia 1934 el Presidente de la Unión de Escritores
soviéticos y amigo íntimo del dictador («el jefe de los escritores», lo llamaba
Nadiezhda, la esposa de Mandelstam).
El hecho es que en una oportunidad Mandelstam regresó de Crimea, a través de
Georgia, fue detenido dos veces y llegó a Leningrado medio muerto y sin ropa ninguna
de abrigo. En aquella época la ropa se conseguía a través de cupones. Cuando le
pidieron un jersey y unos pantalones para Mandelstam, Gorki le negó los pantalones y
dijo “ya se las arreglará”. Hasta entonces no había dejado a nadie sin pantalones y
muchos escritores recuerdan su solicitud paternal.
Gorki ejercía el realismo (así se dice) y Mandelstam dialogaba a través de capas de la
cultura, aspirando a un máximo de polisemia. Mandelstam jamás llegó a tener otro
pantalón. También Víktor Shklovski poseía sólo un par y su hijo Nikita se disponía a
emprender el mismo camino. Un día su madre le preguntó qué pediría si, como en los
cuentos, el hada madrina le concediese un deseo. Nikita, sin reflexionar, respondió:
«Que todos mis camaradas tengan pantalones». Los Shklovski cobijaron al matrimonio
Mandelstam en medio de las persecuciones y el mismo Víktor le regaló a Osip una
shuba o pelliza.
Mandelstam defendió ante el poder su derecho de escribir en libertad. Perdió la vida en
el Gulag en 1938 y Gorki en circunstancias extrañas, bajo «arresto domiciliario», en
1936.
¿Qué cosas determinan las relaciones de un hombre con su época? ¿La indumentaria?
¿La nostalgia de una cultura universal postulada por el acmeismo? ¿El realismo
socialista? ¿Cómo se maneja una situación de poder entre colegas?
Escribe Nadiezhda: «El destino no es una fuerza externa, sino un derivado,
matemáticamente calculable, de la energía interna del hombre y de la tendencia
fundamental de la época (…) Mandelstam, portador de la energía interna, determinó por
sí mismo sus relaciones con su época».
Leamos sino estos versos del poeta:
Es desdichado aquel que teme los ladridos de los perros, como a su sombra y son pobres
aquellos a quienes bate el viento, y los que, medio muertos, mendigan a una sombra.

6. PAUL CELAN. MOVERSE EN EL VACÍO:

El que está con la lámpara a solas, no tiene más que la mano para leer. dice un verso de
Paul Celan. Sutil desorden sinestésico que puede aludir tanto al cuerpo implicado en la
escritura como al placer de tocar un libro o incluso al braille que propone el juego de la
luz y de la sombra. Solo manos verdaderas escriben poemas verdaderos dirá el poeta en
una carta. Cuando salió Reja de Lenguaje en 1959, el libro que contiene el verso citado,
el crítico Günter Blöcker escribió en el Tagesspiegel, dentro de una reseña por demás
desafortunada, las siguientes palabras: por su origen Celan tiene tendencia a moverse en
el vacío. Corrían tiempos difíciles. Ya cargaba Paul Celan con una acusación de plagio
hecha por la viuda de Ivan Goll. El poeta leyó la crítica como un claro acto de
antisemitismo. Escribió desesperado a Max Frisch, el marido de Ingeborg Bachmann,
en busca de un apoyo que no llegó. Yo actúo en el vacío subrayó Celan, por mi origen.
Es sabido que las crisis del poeta iban en aumento y en 1970 terminó arrojándose al
Sena.
Es en su libro Reja de Lenguaje, precisamente, donde Celan comienza a distanciarse de
las metáforas y se despide de lo que él llama el engañoso adverbio “como”. Lo hace en
este verso: Si yo fuera como tú. Si tú fueras como yo. Celan busca la desemejanza:
ninguna persona es como otra, dice. Mi lector solo puede entenderme distanciado…
únicamente puede aprehender, en todo caso, los barrotes de la reja que hay entre
nosotros.
La crítica de Günter Blöcker, cuando menciona el origen de Celan, alude a un poeta
judío nacido en Czernowitz, que perdió a sus padres en los campos de concentración y
vivió en Francia, escribiendo en alemán para intentar desmontar esos pliegues donde
ningún idioma es inocente.
Muchas son las definiciones que Occidente ha dado acerca del vacío: existencialismo,
angustia, nada, abstracción, etc. El poeta cubano Lezama Lima habló de lo expulsado
por el vacío creador. En los libros de Oriente el tema se menciona de forma aún más
clara. Dice el Tao Te King: Unimos treinta radios y lo llamamos rueda; pero es en el
espacio vacío donde reside la utilidad de la rueda. Moldeamos arcilla para hacer un
jarro; pero es en el espacio vacío donde reside la utilidad del jarro.
Pasados los años releemos la crítica de Günter Blöcker y nos preguntamos si acaso es
posible que algún poeta no actúe en el vacío.

7. UNA CARTA DE PAUL CELAN A GISELE

KAFKA. INSCRIPTO EN EL CUERPO

De pronto somos arrojados a una pesadilla. Esa grieta que se abre en la frágil
seguridad del mundo que creamos. Una dimensión sutil donde el absurdo y lo incierto
se manifiestan con violencia. Ningún escritor describió mejor que Kafka esta forma de
ruptura. Al inevitable precio de su condena personal, su viaje hacia ninguna parte o
punto de no retorno.

Procura cooperar con el mundo en la lucha entre ti y el mundo.

A partir de cierto punto no hay retorno.


Ese es el punto que hay que alcanzar.

Algunos niegan la miseria señalando hacia el sol.


El niega al sol señalando la miseria.

¿Por qué velas? Está dicho que alguno debe velar.


Alguno debe existir.

Esta vida nos parece intolerable, la otra inaccesible.

Una jaula fue en busca de un pájaro.

Los cuervos afirman que un solo cuerpo podría destruir los cielos.

Reclinar sobre el pecho la cabeza repleta de odio y repugnancia.

Se puede desintegrar al mundo con una luz demasiado fuerte.


Creer en el progreso no significa creer que haya habido ya un progreso. Eso sería fe.

En verdad no hay más que la luz proyectada sobre un rostro, que retrocede con una
mueca de espanto.

Todo es falso.

La primera adoración a los dioses fue con certeza el miedo ante las cosas, pero junto
con esto, miedo ante la necesidad de las cosas y miedo ante la responsabilidad por las
cosas.

¿Hay algo que puedas conocer que no sea una ilusión? Si una ilusión se disipara no
debes mirar o te convertirías en estatua de sal.

El solo hecho de vivir implica una fe inagotable. ¿Consistirá en eso la prueba de fe?
No vivir es imposible. En ese imposible está precisamente la fuerza demencial de la fe;
es en esta negación que adquiere forma.

No es necesario que salgas de tu casa. Quédate junto a la mesa y escucha. Ni siquiera


escuches, espera solamente. Ni siquiera esperes, quédate solo y en silencio. El mundo
llegará hasta ti para hacerse desenmascarar, no puede dejar de hacerlo, se prosternará
estático a tus pies.

Es totalmente cierto que escribo porque estoy desesperado a causa de mi cuerpo y del
futuro con este cuerpo.

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