CAPITULO VIIL
El concilio de Trento y el arte religioso
Los tipos de pintura que cominmente se agrupan bajo el término Manie-
rismo estan lejos de ser uniformes. Diversas partes de Italia, en diferentes
estadios de su desarrollo, se vieron afectadas de manera diversa por los
desastres politicos del siglo XVI y produjeron estilos tan variados como los del
Renacimiento temprano. Hemos estudiado en la obra tardia de Miguel Angel
la forma tragica y mistica del Manierismo; Vasari representa Ta version
aristocratica de uit éstilo adaptado a la corte de los Médicis. En este capitulo
examinaremos el estilo oficial del arte religioso que nacié bajo la influencia de
Roma y de Trento y las teorfas que Io acompafian. En algunos aspectos, las
diversas formas del Manierismo difieren unas de otras, pero si se las compara
con el arte del Alto Renacimiento, tienen mucho en comin, pues aparecen en
el trasfondo de la reaccién religiosa y politica que la alianza entre el Papa y
Espafia posibilité después de 1530. Es necesario, pues, antes de ir més lejos,
examinar esta situacion historica en la que surgié el Manierismo.
Paradéjicamente, como resultado final de los sucesos que siguieron al
Saco de Roma, se produjo un reforzamiento del poder del Papado en Italia.
Clemente VII, casi mas asustado por la revolucién en Florencia que por el
Saco de Roma, se dio cuenta que era indtil toda resistencia a Carlos V y que
su tinica esperanza residia en una alianza con Espafia. Los antiguos cimientos
sobre los que se construyé la grandeza italiana ya no existian; las grandes
reptiblicas comerciantes de Florencia y Venecia estaban condenadas a la
desaparicién porque la caida de Constantinopla y el descubrimiento de
‘América habian acabado con la hegemonia del Mediterraneo sobre las rutas
comerciales mas importantes; incluso Roma estaba arruinada por el cisma de
Ia Iglesia. Si Italia querfa conservar su preeminencia en Europa, era preciso
que acudiera a nuevos medios y justamente Ja alianza con Espafia parecia
dlrecer la ocasién propicia.
Después de 1530, el Papado continué siendo todavia el Estado individual-
mente més poderoso de Italia, pero era un nuevo Papado, pues su politica
estaba ahora dominada por la de su nueva aliada. Sin embargo, comparada
con las repiiblicas italianas y con los Estados del noroeste de Europa, Espafia
estaba social y politicamenie atrasada. Era atin poco mas que semi-feudal y
apenas comenzaba a tener el aspecto de un Estado moderno. Como conse-
cuencia de su cambio de politica, hacia 1540 el Papado pas6 del papel de
inspirador de los Estados progresistas al de poder reaccionario. Siempre
115aspiré al dominio total de la peninsula y habria de conseguirlo. no con el
apoyo de los comerciantes y banqueros, sino con el de una potencia extranjera
cuyas concepciones y métodos eran casi Teudales.
La finalidad de la politica papal en la segunda mitad del siglo XvI no era
reforzar el Estado cuyas bases habian trazado los Papas del Renacimiento, sino
establecer un absolutismo eclesidstico en Italia lo mas extenso posible. Para
lograr este fin, el Papado estaba dispuesto a emplear todos los medios, suaves
0 violentos. Uno de los actos mas nefastos del Papado en esta época, por sus
consecuencias finales, fue probablemente la introduccién del sistema impo-
sitivo espafiol, medida suicida, pues precipité el hundimiento econémico que
de todos modos debia producirse muy pronto en Italia. Desde un punto de
vista mas general, la caracteristica esencial de la Contrarreforma en sus
comienzos es el intento de restaurar el dominio que la Iglesia habia ejercido
durante la Edad Media.
En el campo intelectual, significd que este movimiento se_opuso a todas
las _conquistas del_humanismo renacentista. El racionalismo individualista
habia jugado un papel considerable en el desarrollo de la Reforma, y era, en
consecuencia, anatema para los contrarreformistas. Su finalidad era deshacer
todos los logros del Renacimiento y retornar a un estado de cosas medieval y
feudal. El movimiento fue tanto un «contrarrenacimiento» como una Contra-
rreforma y se propuso como tarea la destruccién de la escala humana de
valores que constitufa el credo humano y su sustituci6n por otra de caracter
teolégico andloga a la que se habia mantenido durante la Edad Media,
Uno de los primeros objetivos de los contrarreformistas fue abolir el
derecho del individuo a resolver los problemas relativos al pensamiento y la
conciencia segiin el juicio de su propia raz6n personal. En su lugar, querian
restablecer la vigencia del principio de autoridad que los humanistas habian
logrado destruir. Se puede ver mejor su actitud mediante el examen de las
armas que utilizaron para imponer sus ideas. Entre éstas, las mas importan-
tes fueron la Inquisicién y la Compaiiia de Jestis. La concepcién implicita en
el funcionamiento de 1a primera era que no se podia tolerar ninguna libertad
en materia de dogma, las decisiones de la Iglesia en esta materia debian
seguirse sin discusién. La segunda institucién se concibié como una organi-
zacion militar sobre la base de una obediencia absoluta e incuestionable. El
efecto de tales instituciones, y del espiritu que las animaba, fue la destruccion
del pensamiento individual. Como se ha dicho «se exigia no la dedicacié6n a la
inteligencia, sino su sacrificio»; consecuentemente, los pocos pensadores que
tuvieron suficiente valor para proseguir sus especulaciones las dirigieron hacia
terrenos puramente abstractos, o bien entraron en conflicto con las autorida-
des, como Bruno.
Pero esto es sélo el lado negetivo de la Contrarreforma. El lado positivo
era el intenso deseo de reformar la Iglesia de hombres como Caraffa y la
apasionada y desinteresada entrega de los jesuitas a la propagacién de lo que
ellos creian la verdad.
El efecto de la Contrarreforma sobre las artes fue similar al que tuvo en
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las demds ramas de la cultura y el pensamiento. Después de 1530, la escuela
humanista de pintura que habia florecido en Roma a comienzos de siglo,
entra en decadencia. Ahora los artistas no hacen descubrimientos sobre el
mundo exterior. Su trabajo estd fuertemente controlado por la Iglesia ¢
incluso cuando se les deja cierta libertad, parecen haber perdido todo interés
por el mundo que les rodea. No se preocupan ya de reconstruir el universo
visible, sino de desarrollar nuevos métodos de dibujo y composicién. No
exploran nuevos campos, mas bien explotan los hallazgos de sus predecesores
y dan a sus descubrimientos otros fines. Abandonan los ideales renacentistas
del espacio verosimil y de la proporcién normal y emplean la construccién
arbitraria y el alargamiento deliberado casi con la misma libertad que los
artistas medievales. Sustituyen el colorido realisia y sobrio del Renacimiento
por tonos que se dirigen directamente a las emociones en lugar de hacerlo a la
inteligencia. De hecho, en varios aspectos, los manieristas estan mas cerca de
los artistas medievales que de sus predecesores inmediatos; y esto es cierto no
s6lo en cuestiones técnicas, sino también en los temas por los que los artistas
parecen tener predileccién marcada. En la época del Renacimiento, los
artistas preferian los temas que tenian valor universal. Incluso cuando
pintaban temas religiosos, sabian descubrir los que —como la Sagrada
Familia— se podian tratar casi como temas seculares acentuando su signifi-
cado humano, Por el contrario, los manieristas preferian los temas de los
que podian hacer brotar aspectos teolégicos o sobrenaturales.
En nuestro anilisis, encontraremos constantemente temas de la pintura 0
de la teorfa manierista que sélo son inteligibles si se tiene en cuenta el
desarrollo de la reaccién religiosa y politica contra las ideas del Renacimiento
en la segunda mitad del siglo XVI. Estos aspectos —religioso y politico— no
pueden separarse, pues la reaccién eclesidstica era s6lo otra manifiestacion
del movimiento politico y social.
. En sus intentos por eliminar los abusos de la Iglesia, los protestantes
habian Ilegado a negar por completo el valor de toda clase de arte religioso.
Para ellos, las imagenes y las pinturas olfan a idolatria, mientras que la
decoracién de las iglesias y el ritual impresionante de la misa eran ejemplos
de esa mundaneidad a la que Satan habia conducido a la Iglesia catélica. Tan
pronto como la Iglesia romana abandoné sus tentativas y compromisos con
los protestantes y tomé el camino del reforzamiento de los métodos y
doctrinas tradicionales para desafiar a Lutero y a Calvino, fue necesario que
fos tedlogos consolidasen los cimientos sobre los que descansaba el arte
religioso y probaran que las imagenes sagradas, lejos de constituir objeto de
idolatria, incitaban a la piedad y conducian a la salvacién. Asi, los primeros
libros sobre arte escritos durante la Contrarreforma son tratados que resuci-
tan y vuelyen contra los protestantes los argumentos empleados por los
primeros tedlogos en sus luchas iconoclastas’.
1 Entre los tratados, los mas importantes son: Ambrosius Catharinus, De certa gloria in-
vocatione de veneratione sanctorum, Lyon, 1542; Conradus Brunus, De Imaginibus, Augs-
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