1 Separar las personas del problema

No hay que considerar a la persona y al problema como una sola cosa. Se debe

tratar a la persona como ser humano y al problema según su magnitud del

mismo, que hay que tratar con amabilidad a las personas involucradas, pero sin

dejar de ser duros con el problema que las pone en conflicto.

Es necesario tener una percepción de como las partes piensan y perciben el

conflicto para ver la magnitud del mismo y como las afecta por individual para

así poder llegar a un entendimiento y/o puntos comunes de intercambio.

Un punto a tomar en cuenta es que se debe evitar que las partes se echen la

culpa entre si ya que eso solo impide poder entrar en negociación y crea un

ambiente mucho mas tenso, lo que se debe hacer es actuar objetivamente y

entender que ambas deben trabajar juntas para poder solucionar el problema en

cuestión.

Las emociones tomar un papel muy importante ya que muchas veces son

condicionantes de las acciones que vayan a realizar las partes, en este caso

buscamos dejar que las cosas tomen calma para poder tener una conversación

racional. Para ello resulta imprescindible reconocer y comprender las emociones

propias como de la otra parte y ventilarlas de manera franca y directa.

Podemos concluir que separar a la persona del problema es uno de los principios

mas importantes del negociador pues de ella depende como reaccionen y como
se trate el problema por ambas partes. Sin dejar de lado que el problema debe

ser tratado de manera racional para poder llegar a un acuerdo en común.