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Inquisición española
Inquisición romana
La Inquisición romana, también llamada Congregación del Santo Oficio, fue creada
en 1542, ante la amenaza del protestantismo, por el Papa Paulo III. Se trataba de
un organismo bastante diferente de la Inquisición medieval, ya que era una
congregación permanente de cardenales y otros prelados que no dependían del
control episcopal. Su ámbito de acción se extendía a toda la Iglesia católica. Su
principal tarea fue desmantelar y atacar a las organizaciones, corrientes de
pensamiento y posturas religiosas que socavaran la integridad de la fe católica, y
examinar y proscribir los libros que se considerasen ofensivos para la ortodoxia.
Al comienzo, la actividad de la Inquisición romana se restringió a Italia, pero
cuando Gian Pietro Caraffa fue elegido Papa como Pablo IV, en 1555, comenzó a
perseguir a numerosos sospechosos de heterodoxia, entre los que se encontraban
varios miembros de la jerarquía eclesiástica, como el cardenal inglés Reginald
Pole. En 1600 fue juzgado, condenado y ejecutado el filósofo Giordano Bruno.
En 1633 fue procesado y condenado Galileo Galilei, al destierro a más de 50 km
de Roma, suspendiéndole asimismo el abono del dinero que recibía al modo de
una beca moderna. En 1965 el papa Pablo VI reorganizó el Santo Oficio,
denominándolo Congregación para la Doctrina de la Fe.
Inquisición portuguesa
Inquisición y brujería
En 2004 se publicaron las "Actas del simposio internacional: La inquisición", 56
gracias a la apertura de los archivos secretos de la Congregación para la Doctrina
de la Fe ordenada por Juan Pablo II en 1998. En estas actas se recoge toda la
documentación sobre los procesos inquisitoriales en la Europa católica donde
regía la Santa Sede en el campo espiritual. Desmitifica una parte del genocidio en
países como España por brujería, exagerados por la exitosa campaña protestante
(ver Leyenda negra de la Inquisición española) para mejorar su oposición
al Imperio español de la época.
Primero es necesario comentar que se inició como un fenómeno popular, la
aparición de la figura de la bruja poseída por el diablo, y así se irían ajusticiando
por la población local. En 1484, Inocencio VIII da por oficial la existencia de la
brujería por medio de la bula Summis desideratis affectibus:
Ha llegado a nuestros oídos que gran número de personas de ambos sexos no
evitan el fornicar con los demonios, íncubos y súcubos; y que mediante sus
brujerías, hechizos y conjuros, sofocan, extinguen y hacen perecer la fecundidad
de las mujeres, la propagación de los animales, la mies de la tierra.
Algunos autores sostienen que el papa no podía saber lo que Kramer y Sprenger
iban a decir en el Malleus maleficarum y que solo había publicado la bula para
decir que compartía su inquietud por el problema de las brujas. Sin embargo, la
posición de la Iglesia con respecto a las brujas agravó la crisis de las
persecuciones. Las primeras grandes oleadas de caza de brujas son
consecuencia directa del Malleus maleficarum debido a la amplia distribución que
tuvo el libro. Aunque la Iglesia nunca aprobó oficialmente la caza de brujas, en
1657 prohibió esas persecuciones en la bula Pro formandis.
En la Europa central, se vio especialmente agravada por varios motivos:
Alemania, Suiza, la Región del Jura, los Países Bajos españoles, Francia e
Inglaterra.
En los países nórdicos, orientales y mediterráneos especialmente, la caza
de brujas fue algo tardío, sin fuerza y poco importante demográficamente.
Métodos de tortura empleados