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Para construir un buen edificio, necesitamos de una base segura y adecuada para el
proyecto. El fundamento tiene que ser lo suficientemente fuerte como para sostener
todo lo que se proyectó. En términos eclesiásticos, estamos construyendo una visión
de discipulado para la iglesia. Sin embargo, necesitamos estructuras sólidas que
sostengan y faciliten la formación de discípulos saludables.
En la División Sudamericana, las iglesias que han emprendido el discipulado con éxito
presentan dos plataformas que contribuyen a la formación de discípulos
comprometidos: la Escuela Sabática y los Grupos pequeños. Ambas tienen principios
semejantes y que se complementan. La primera tiene su mayor actuación en el templo,
y la segunda la tiene fuera del templo, en las casas de los miembros.
No estamos diciendo con esto que las estructuras sean un fin en sí mismas. Las
estructuras determinan el formato, y las personas que aceptan el llamado de Dios
determinan la esencia y el cuidado que tendrán por las otras personas1. Las
estructuras están a disposición del gran propósito de hacer discípulos; sin embargo,
hacen viable el camino para la construcción del edificio del discipulado.
2. Contexto comunitario
Este es el nivel al que Jesús dedicó la mayor parte de su tiempo con los discípulos. Él
eligió doce, y no doce mil, con la finalidad de prepararlos por medio de las relaciones
personales (Mar. 3:13, 14). A ese grupo, les fueron enseñadas las mayores lecciones
mientras caminaban, comían juntos o pescaban. Ese contexto es muy importante,
porque ellos aprendieron con Jesús, pero también aprendieron unos de los otros,
tanto de sus propios aciertos como de sus errores.
1
Joel Comiskey, Mitos e Verdades a Respeito da Igreja em Células, p. 143.
3. Contexto congregacional
Jesús también formó discípulos aprovechando la estructura congregacional. Cuando
lo prendieron, él mencionó que siempre enseñaba “en las sinagogas y en el templo”
(Juan 18:20). Obviamente, ese fue un discipulado más formal y de cuño cognitivo. Sin
embargo, Jesús no perdió la oportunidad de promover el discipulado cuando la
congregación estaba reunida.
Los tres contextos del discipulado son bíblicos e interdependientes, y como si fueran
parte de un trípode, deben ser aplicados en el proceso de la formación de un
discípulo.
Por estas razones, integrar las estructuras de la Escuela Sabática y de los Grupos
pequeños se constituye en una excelente propuesta para alcanzar el aspecto
congregacional y comunitario del discipulado, y, además, motivar a los miembros de
la iglesia para que se comprometan con la tarea de hacer discípulos para el Reino de
Dios.
2
Edison Choque, Revista Escola de Esperança, t. II.