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LA INVIOLABILIDAD DE DOMICILIO EN LOS ESTADOS DE EMERGENCIA

La inviolabilidad de domicilio es un derecho fundamental amparado en la Constitución.


El presente escrito intenta representar como es que este derecho se vulnera en los
Estados de emergencia y cuál es su configuración dentro de ella. Como se sabe, Perú
ha declarado constantemente a los Valles del Río Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM)
en Estados de emergencia. Por lo tanto, lo que se presenta a continuación pretende
explicar los mecanismos a través de los cuales se vale el Estado para continuar
imponiendo su “orden” dentro de esta parte de su territorio. Para ello, explicaré primero
el derecho, como es que se debe actuar si existe una violación ante él y luego la relación
con mi caso de estudio.

En primer lugar, se afirma dentro de la Constitución, explícitamente en su artículo 2°


inciso 9, lo siguiente: “Nadie puede ingresar en él –domicilio- ni efectuar
investigaciones o registros sin autorización de la persona que lo habita o sin
mandato judicial, salvo flagrante delito o muy grave peligro de su perpetración.
Las excepciones por motivos de sanidad o de grave riesgo son reguladas por la
ley”. Por lo tanto, es un derecho fundamental, de corte civil o de primera generación
que toda persona debiera gozar y a su vez; es la categoría más protegida de los
derechos fundamentales pues es amparado por diferentes tratados internacionales
como: Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre2 (Art. IX), la
Declaración Universal de los Derechos Humanos3 (Art. 12), el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (17 (1)), la Convención Americana de Derechos Humanos5
(Art. 11 (2)) y la Convención sobre los Derechos del Niño6 (Art. 16), de los cuales el
Perú es parte. (Observatorio de Derechos Humanos: 2014).

Sin embargo, cabe precisar en primer lugar lo que debe denominarse como un
“domicilio”. Según Carlos Mesía, son tres los elementos que configuran el domicilio
constitucional: a) El elemento físico o material, es decir, el espacio en el que la persona
vive y en la que puede permitirse comportamientos que los usos sociales no siempre
admiten; b) El elemento psicológico, esto es, la intención de habitar el lugar como
morada, aun cuando no reúna las condiciones normales para ello. La habitación no
exige que sea continua. Cualquier recinto sirve de morada en tanto los individuos que la
ocupan lo hacen con dicho ánimo; y c) El elemento autoprotector, la exclusión de los
terceros de la propia morada. Por lo tanto, el concepto de “domicilio” no se restringe a
aquel espacio físico donde una persona fija su residencia habitual, como lo prevé el
artículo 33° del Código Civil, sino, se extiende a todo lugar o espacio en el que la persona
pueda desarrollar su vida privada, excluyendo cualquier libre acceso de terceros.
Es por tanto, el domicilio cualquier lugar al cual se considere el elemento de una morada
que esté excluida de terceros. s

Pero, el Tribunal Constitucional ha hecho una acotación señalando con mayor precisión
que “no se trata de proteger cualquier espacio físico respecto del cual el titular alegue
su vulneración, sino aquel que sea compatible con la privacidad de la persona”. Por lo
tanto en los casos en los que haya alguna violación, lo que se aplicaría en este caso
sería una acción de amparo. A pesar de que, existió anteriormente mucha discusión
sobre si este debía considerarse un derecho fundamental de ámbito de libertad personal
–es decir, que sea considerado dentro del habeas corpus o si debía ser considerado
como amparo. La Constitución de 1979 fue a primera en ser considerada como acción
de amparo. Aun cuando muchos de los constitucionalistas, entre ellos Alberto Borea
reconocen que se vulnera o amenaza a la individual y en consecuencia procede la
acción de Habeas Corpus, lo cierto es que primó la argumentación de que el habeas
corpus está destinado la defensa de derechos estrictamente personales, individuales,
y el domicilio –según Dr. Pedro Amillas Gamio, no es uno de esos derechos, aun cuando
es un complemento fundamental de la personal. En síntesis, se prefirió el aspecto formal
que el aspecto de fondo para elegir a que acción tomar cuando este derecho se vulnera.

Como se ve en el caso de estudio, este derecho es fácilmente vulnerado, ya que las


libertades suelen ser constreñidas y es por ello la diferencia sustancial que se tendría
de considerarse un Habeas Corpus. Una vez que el agresor ingresa al domicilio, ya se
está violando el derecho, no importando si el perpetrador es el propio Estado o una
persona; se deben tomar ciertas medidas para hacer valer las garantías constitucionales
pertinentes. Para ello de igual manera, existe el Código Penal; el cual señala distintas
clases de domicilio susceptible de violación: la morada de una persona o una familia,
entendida como el local donde uno tiene establecido su hogar, temporal o permanente,
sea cual sea su naturaleza objetiva. Asimismo, la casa de negocio ajena, que puede ser
cualquier local en el que se práctica alguna actividad lícita aunque no sea de carácter
estrictamente comercial y, por ultimo; un recinto habitado, ocupado por una o más
personas.
Se entiende que la violación se da cuando una persona entra, es decir pasa de afuera
hacia adentro, por cualquier lugar. Su ingreso no está consentido dentro del domicilio
ajeno. Por lo tanto, la intromisión o permanencia en los lugares señalados debe
efectuarse contra la voluntad expresa o tácita de quien tenga derecho a excluir. El
Código Penal peruano lo expresa de la siguiente manera:
“Violación de domicilio Artículo 159°.- El que, sin derecho, penetra en morada o casa de
negocio ajena, en su dependencia o en el recinto habitado por otro o el que permanece
allí rehusando la intimación que le haga quien tenga derecho a formularla, será
reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años y con treinta a noventa
días-multa. Allanamiento ilegal de domicilio Artículo 160°.- El funcionario o servidor
público que allana un domicilio, sin las formalidades prescritas por la ley o fuera de los
casos que ella determina, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
uno ni mayor de tres años e inhabilitación de uno a dos años conforme al artículo 36°,
incisos 1, 2 y 3”. (Código Penal)

Es pertinente hacer algunas aclaraciones en cuanto se expresa el allanamiento, pues


también ha sido de gran motivo de controversia, pues se encuentra muy relacionado
con el derecho a la intimidad. Pues ambas tienen como finalidad principal el respeto a
un ámbito de la vida privada, personal y familiar; que debe quedar excluido del
conocimiento ajeno y de las intromisiones de los demás, salvo autorización del
interesado. No es solo la dignidad humana, aun cuando parte de ella, sino también la
capacidad de control sobre la esfera privada que cada persona merece tener. La
privacidad es una libertad positiva de ejercer un derecho de control sobre los datos de
la propia persona.
En los Estados de emergencia, se suspende el ejercicio del derecho, pero ello no implica
que se suspenda el derecho, por eso existen garantías constitucionales. Esta excepción
a la regla puede ser entendida de diversas maneras. Pues, el propio Tribunal
Constitucional señala que atentar contra ellos no implica solo la vulneración material o
corporal sino también la vulneración inmaterial. Señala a su vez que las excepciones a
esta inviolabilidad del domicilio se dan cuando: hay existencia de una orden judicial; hay
existencia de flagrancia del delito en el interior del domicilio, o de muy grave peligro de
su perpetración; existen motivos de sanidad regulados por la ley o existe grave riesgo
declarado por la ley.
Es decir, si se puede vulnerar este derecho en los Estados de emergencia como sucedió
en los 90’s bajo la expresa decisión del Ejecutivo y/o Legislativo de que “hay un riesgo
declarado por ley”. En la práctica, lo que pasa es que las Fuerzas Armadas, durante los
Estados de emergencia, puede entrar a cualquiera casa, sin autorización del titular, en
determinadas causales determinadas por una ley especial que regula las actuaciones
de las mismas Fuerzas Armadas en caso de Estado de emergencia, como por ejemplo,
en caso de fragancia, los particulares o ciudadanos no pueden hacer nada al respecto
porque se ha visto limitado su derecho por el estado de emergencia.
En circunstancias especiales, los derechos de las personas y la seguridad pública se
ven afectados. La Constitución otorga el poder ejecutivo la facultad temporal de adoptar
medidas especiales a través de los Estados de excepción. Este poder se le otorga al
Presidente de la República con el acuerdo del Consejo de Ministros, a través de un
acuerdo de vigencia temporal y con incidencia en todo o parte del territorio nacional.
Dentro de los Estados de excepción se encuentra el Estado de Emergencia. Este último
se caracteriza porque: Pueden decretarse en caso de perturbación de la paz o del orden
interno, de catástrofe o de graves circunstancias que afecten la vida de la nación y el
plazo establecido no puede exceder los 60 días y su prórroga requiere la expedición de
un nuevo decreto –sin prórroga automática; así como la restricción de cuatro derechos
constitucionales –entre los que se destaca la inviolabilidad de domicilio. Finalmente, se
caracteriza porque las Fuerzas Armadas asumen el control del orden interno si así lo
dispone el Presidente.
El decreto supremo N°062-2003-PCM, publicado el 26 de junio del 2003 dio por
concluido el Estado de Emergencia a nivel nacional; con excepción del VRAEM;
aduciendo que en esa zona subsisten las condiciones que determinaron la declaratoria
del Estado de emergencia. Un estado de emergencia solo autoriza a la autoridad
competente a restringir los derechos a que se refiere el objeto de la declaratoria del
régimen de excepción en aquellos casos que se justifique en función de los motivos en
dicha declaratoria. Por tanto, se deben aplicar los principios de razonabilidad y
proporcionalidad para determinar la validez de los actos que restringen los derechos,
como la violación de domicilio.
Sin embargo, muchas veces pasa desapercibido el hecho de que, aun cuando se
restringen derechos como la inviolabilidad del domicilio, no ocurre lo mismo con su
acción de amparo pues ella puede utilizarse incluso en relación a su derecho restringido.
BIBILIOGRAFÍA
1994 La inviolabilidad domiciliaria: ¿Habeas Corpus o Amparo?. Themis.
2003 Defensoría del pueblo.
Restricción de Derechos de Democracia. “Supervisando el Estado de
Emergencia”
2014 OBSERVATORIO DE DERECHOS HUMANOS. “La declaración Americana de
los derechos y deberes del hombre”
2016 Código penal

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