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Sin embargo, cabe precisar en primer lugar lo que debe denominarse como un
“domicilio”. Según Carlos Mesía, son tres los elementos que configuran el domicilio
constitucional: a) El elemento físico o material, es decir, el espacio en el que la persona
vive y en la que puede permitirse comportamientos que los usos sociales no siempre
admiten; b) El elemento psicológico, esto es, la intención de habitar el lugar como
morada, aun cuando no reúna las condiciones normales para ello. La habitación no
exige que sea continua. Cualquier recinto sirve de morada en tanto los individuos que la
ocupan lo hacen con dicho ánimo; y c) El elemento autoprotector, la exclusión de los
terceros de la propia morada. Por lo tanto, el concepto de “domicilio” no se restringe a
aquel espacio físico donde una persona fija su residencia habitual, como lo prevé el
artículo 33° del Código Civil, sino, se extiende a todo lugar o espacio en el que la persona
pueda desarrollar su vida privada, excluyendo cualquier libre acceso de terceros.
Es por tanto, el domicilio cualquier lugar al cual se considere el elemento de una morada
que esté excluida de terceros. s
Pero, el Tribunal Constitucional ha hecho una acotación señalando con mayor precisión
que “no se trata de proteger cualquier espacio físico respecto del cual el titular alegue
su vulneración, sino aquel que sea compatible con la privacidad de la persona”. Por lo
tanto en los casos en los que haya alguna violación, lo que se aplicaría en este caso
sería una acción de amparo. A pesar de que, existió anteriormente mucha discusión
sobre si este debía considerarse un derecho fundamental de ámbito de libertad personal
–es decir, que sea considerado dentro del habeas corpus o si debía ser considerado
como amparo. La Constitución de 1979 fue a primera en ser considerada como acción
de amparo. Aun cuando muchos de los constitucionalistas, entre ellos Alberto Borea
reconocen que se vulnera o amenaza a la individual y en consecuencia procede la
acción de Habeas Corpus, lo cierto es que primó la argumentación de que el habeas
corpus está destinado la defensa de derechos estrictamente personales, individuales,
y el domicilio –según Dr. Pedro Amillas Gamio, no es uno de esos derechos, aun cuando
es un complemento fundamental de la personal. En síntesis, se prefirió el aspecto formal
que el aspecto de fondo para elegir a que acción tomar cuando este derecho se vulnera.