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El zorro y el cuervo

Fábula de Esopo

ANUNCIO

Una brillante mañana, el zorro seguía su agudo olfato en búsqueda un


bocadillo. De repente, vio a un cuervo en la copa de un árbol. Este no
era, de manera alguna, el primer cuervo que el zorro había visto. Pero lo
que llamó su atención e hizo que se detuviera, fue el enorme trozo de
queso que el cuervo llevaba en su pico.
—No tengo necesidad de buscar más — pensó el astuto zorro— Ese
delicioso queso será mi bocadillo.
Entonces, se dirigió hacia el árbol donde reposaba el cuervo, y mirando
con admiración, exclamó:
—¡Buenos días, majestuosa criatura!
El cuervo miró al zorro con desconfianza. Pero mantuvo su pico bien
cerrado con el queso y no devolvió el saludo.
—¡Qué criatura tan encantadora eres! —dijo el zorro—¡Cómo brillan tus
plumas! ¡Qué hermosa es tu figura y qué alas tan espléndidas tienes! Un
ave tan espectacular como tú debe poseer la más hermosa voz.
¿Puedes cantarme solo una canción? Mi deseo es nombrarte el rey de
todas las aves.
Al escuchar estas palabras tan halagadoras, el cuervo olvidó todas sus
sospechas y también su queso. Su mayor deseo era ser nombrado el
rey de todas las aves. De modo que abrió su pico de par en par para
pronunciar su graznido más fuerte, y dejó caer el queso justamente en la
boca del zorro.
—Gracias por el queso— dijo el zorro, mientras se alejaba.
Moraleja: Quien te alaba sin conocerte, solo desea tu suerte.
La leyenda del conejo grabado en la Luna

Existe una leyenda misteriosa que nos habla del dios azteca Quetzalcóatl. Según esta leyenda, en
una tarde de verano, el dios azteca Quetzalcóatl pensó que podía ser muy buena idea ir a dar un
paseo. Pero se olvidaba de que su aspecto, en forma de serpiente emplumada, podría atemorizar
al mundo. De esta forma decidió que lo mejor sería bajar a pasear a la Tierra tomando un nuevo
aspecto humano y común.
Caminó sin parar durante todo el día el dios Quetzalcóatl disfrutando plenamente de todos los
maravillosos paisajes que le brindaba la preciosa Tierra. Y tras mucho caminar, cuando ya
parecía despedirse el Sol entre las luces rosadas y mágicas del atardecer, Quetzalcóatl sintió un
hambre terrible que le apretaba el estómago, además de un fuerte cansancio. Pero a pesar de
todo aquel malestar, Quetzalcóatl no se detuvo en su camino.
Finalmente cayó la noche, y junto a una hermosa y casi anaranjada Luna, brillaban miles de
estrellas que eclipsaban al mismísimo dios. Y en ese justo instante Quetzalcóatl pensó que debía
parar su paseo y descansar finalmente para reponer fuerzas. La belleza del firmamento le había
hecho darse cuenta de que el mundo merecía contemplarse con detenimiento y verdadera
atención.
Tomó asiento en aquel mismo instante sobre una piedra gruesa del camino, y al poco tiempo se
le aproximó un conejito que parecía observarle con mucha atención mientras movía los finos
bigotes.
 ¿Qué comes?- Dijo el dios al conejo.
 Como una deliciosa zanahoria que encontré por el camino. ¿Deseas que la comparta contigo?
 No gracias, no puedo quitarle su sustento a un ser vivo. Tal vez mi verdadero destino sea pasar
hambre y desfallecer como consecuencia de ello y también de mi enorme sed.
 ¿Y por qué habría de pasar algo tan terrible si yo puedo ayudarte? – Replicó el conejo.
 Eres muy amable, conejito. Sigue tu camino y no te preocupes por mí. – Exclamó apesadumbrado
y agotado el dios Quetzalcóatl.
 Solo soy un pequeño e insignificante conejo. No dudes en tomarme como tu alimento cuando
creas que no puedes más. En la Tierra, todos debemos encontrar la manera de sobrevivir.
Quetzalcóatl se quedó completamente conmocionado ante aquellas palabras del conejo y lo
acarició con mucho cariño y emoción. Después lo cogió entre sus manos y lo alzó hacia el cielo,
en dirección al brillo que despedían las estrellas en la noche. Tal alto lo subió con sus propias
manos, que su silueta quedó grabada en la gran Luna casi anaranjada. Mientras Quetzalcóatl
volvía a descender sus brazos con el conejo entre las manos, observaba el magnífico grabado que
había quedado en el cielo. La imagen del conejito quedaría para siempre en el firmamento, para
que fuese recordada siglos y siglos por todos los hombres que habitaran la Tierra como premio
por su bondad.
Después Quetzalcóatl se despidió del conejo, y agradeciéndole nuevamente su amabilidad,
continuó su camino. El pequeño conejito no podía creer lo que había visto. Aquel hombre tenía
aspecto de humano, pero se comportaba con una grandeza fuera de lo normal.
Y con aquella reflexión observó anonadado el brillo de su silueta en la Luna durante mucho,
mucho, tiempo.
Cuento El cohete de papel

Había una vez un niño cuya mayor ilusión era tener un cohete y dispararlo
hacia la luna, pero tenía tan poco dinero que no podía comprar ninguno. Un
día, junto a la acera descubrió la caja de uno de sus cohetes favoritos,
pero al abrirla descubrió que sólo contenía un pequeño cohete de papel
averiado, resultado de un error en la fábrica.

El niño se apenó mucho, pero pensando que por fin tenía un


cohete, comenzó a preparar un escenario para lanzarlo. Durante
muchos días recogió papeles de todas las formas y colores, y se dedicó con
toda su alma a dibujar, recortar, pegar y colorear todas las estrellas y
planetas para crear un espacio de papel. Fue un trabajo dificilísimo, pero el
resultado final fue tan magnífico que la pared de su habitación
parecía una ventana abierta al espacio sideral.
Desde entonces el niño disfrutaba cada día jugando con su cohete de papel,
hasta que un compañero visitó su habitación y al ver aquel espectacular
escenario, le propuso cambiárselo por un cohete auténtico que tenía en casa.
Aquello casi le volvió loco de alegría, y aceptó el cambio encantado.

Desde entonces, cada día, al jugar con su cohete nuevo, el niño echaba de
menos su cohete de papel, con su escenario y sus planetas, porque
realmente disfrutaba mucho más jugando con su viejo cohete. Entonces se
dio cuenta de que se sentía mucho mejor cuando jugaba con aquellos
juguetes que él mismo había construido con esfuerzo e ilusión.

Y así, aquel niño empezó a construir él mismo todos sus juguetes, y


cuando creció, se convirtió en el mejor juguetero del mundo.
Abejas
Las abejas son insectos voladores estrechamente vinculados a las avispas y las
hormigas, y son conocidos por su papel en la polinización y por producir la miel y la
cera de abejas. Las abejas son un linaje monofilético dentro de la
superfamilia Apoidea, del taxón Anthophila. Existen casi 20.000 especies conocidas
de abejas en en mundo y de siete a nueve familias reconocidas, aunque muchas no
están descritas y el número real es probablemente más alto. Se encuentran en todos
los continentes excepto la Antártida, y en cada hábitat en el planeta que las plantas
florecientes polinizadas por insectos.

Estos insectos están adaptados para alimentarse de néctar y polen, el primero sobre
todo como fuente de energía y el segundo principalmente para obtener proteínas y
otros nutrientes. La mayor parte del polen se utiliza como alimento para las larvas.
Las abejas tienen una probóscide larga (una “lengua compleja”) que les permite
obtener el néctar de las flores. Tienen antenas compuestas de 13 segmentos en los
machos y 12 en las hembras.

La abeja más pequeña es la Trigona


minima, una abeja sin aguijón cuyos
trabajadores miden alrededor de 2,1 mm
(5/64 pulgadas) de largo. La abeja más
grande en el mundo es la Megachile
Plutón, una abeja cuyas hembras pueden
alcanzar una longitud de 39 mm (1,5
pulgadas). Los miembros de la
familia Halictidae o abejas del sudor, son
el tipo más común de abeja en el
Hemisferio Norte, a pesar de que son
pequeñas y, a menudo confundidas con avispas o moscas.
Las abejas son la comida favorita del Merops apiaster, el pájaro abejaruco. Otros
depredadores comunes son los tiranos, sinsontes, abejas lobos y libélulas.
La especie de abeja más conocida es la abeja melífera europea, que, como su
nombre indica, produce la miel, al igual que algunos otros tipos de abejas. La gestión
humana de esta especie es conocida como apicultura.
Las abejas melíferas viven en colonias y hay tres tipos de abejas en cada colonia,
la abeja reina, la abeja obrera y el zángano. Tanto las abejas obreras y la reina son
hembras, pero sólo la abeja reina se pueden reproducir. Todos los zánganos son
machos. Las abejas obreras limpian la colmena, recolectan el polen y el néctar para
alimentar a la colonia y cuidan de las crías. El único trabajo del zángano es
aparearse con la reina y el único trabajo de la reina es poner los huevos.
Estas abejas almacenan su veneno en una bolsa
unida a su aguijón y sólo las abejas hembras pican.
Esto se debe a que el aguijón, llamado un ovipositor,
es parte del diseño de la abeja reproductiva
femenina. Una abeja reina usa su ovipositor para
poner sus huevos, así como para la picadura. Las
hembras estériles, también llamadas abejas
obreras, no ponen huevos y sólo usan sus
ovipositores a picar.
Las abejas pueden ver en todos los colores excepto
el color rojo. Eso y su sentido del olfato les ayudan a encontrar las flores que
necesitan para recoger el polen. El polen no solo es una fuente de alimento para las
abejas, algo de polen se cae durante el vuelo, lo que resulta en
la polinización cruzada. La relación entre la planta y el insecto se llama simbiosis.
Ciertas especies de abejas mueren después de picar, porque sus aguijones, que
están unidos a su abdomen, tienen pequeñas púas o ganchos en ellos. Cuando este
tipo de abeja intenta volar lejos después de picar algo, parte del abdomen queda
desgarrado.

Datos interesantes e información sobre las abejas:


 La abeja de la miel o melífera existe desde hace 30 millones de años.
 Es el único insecto que produce alimentos consumidos por el hombre.
 Las abejas de miel son vitales para el medio ambiente como polinizadores.
 Son insectos con el nombre científico, Apis mellifera.
 Tienen seis patas, dos ojos, y dos alas, una bolsa de néctar, y un estómago.
 Las abejas baten sus alas 11.400 veces por minuto, por lo tanto realizan su zumbido
característico.
 Una abeja puede volar hasta seis kilómetros y tan rápido como 15 millas por hora, por
lo tanto, debe volar alrededor de 90.000 millas (tres veces todo el mundo) para hacer
una libra de miel.
 Las abejas melíferas son las únicas abejas con ojos peludos.
 Una abeja visita de 50 a 100 flores durante un viaje de colección.
 Las abejas pueden percibir movimientos separados por 1/300 de un segundo. Los
humanos sólo pueden detectar movimientos separados por 1s/50 de un segundo. Si
una abeja a entrara en un cine, sería capaz de diferenciar cada fotograma
individualmente de la película que está siendo proyectada.
 Los aguijones de las abejas tienen un arpón que se ancla en el cuerpo de la víctima. La
abeja deja su aguijón y la bolsa de veneno detrás y pronto muere por rotura abdominal.
 Las abejas se comunican entre sí mediante un “baile” a fin de dar la dirección y distancia
de las flores.
 La abeja de miel promedio hará realmente sólo una doceava parte de una cucharadita
de miel en su vida.
 Las abejas producen cera de abejas a partir de ocho pares de glándulas en la parte
inferior de su abdomen.
 Las abejas de miel tienen que consumir alrededor de 17 a 20 libras de miel para poder
producir bioquímicamente cada libra de cera de abejas.
 Las abejas de miel son totalmente herbívoras cuando se alimentan de néctar y polen,
pero pueden canibalizar su propia prole cuando están estresadas.
 La abeja no nace sabiendo cómo hacer miel; los más experimentados les enseñan a las
abejas más jóvenes.

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