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ESCUELA BIBLICA DE DISCIPULADO

ESBYD
SALVACION

LA ADOPCIÓN COMO HIJOS DIOS

LIMA – PERÚ
AGOSTO - 2018
INDICE:
1. Índice……………………………………………………………………….Pág. 2
2. Dedicación………………………………………………………………….Pág. 3
3. Introducción………………………………………………………………...Pág. 4
4. ¿Qué es la adopción?.....................................................................................Pág. 5
5. Resultados de la Adopción…………………………………………………Pág. 5
5.1. El Testimonio del Espíritu Santo………………………………………Pág. 5
5.2.Liberación del Temor…………………………………………………..Pág. 8
5.3.Hechos herederos y coherederos con Cristo……………………………Pág. 9
6. Evidencias de la Adopción………………………………………………….Pág. 9
7. Conclusión…………………………………………………………………. Pág. 10
8. Bibliografía………………………………………………………………… Pág. 13

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DEDICACION: Este trabajo
es dedicado a todos aquellos que
no tienen un padre o una madre y
se sienten huérfanos, pero más
Dios los adopto para ser hijos
suyos.

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INTRODUCCIÓN

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis
recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8.14–15).
Dios recibe en su familia sólo a las personas que han sido regeneradas. La regeneración y la
adopción son dos temas muy parecidos. Pero la regeneración enfoca la vida espiritual,
mientras que la adopción enfoca la relación espiritual.

La adopción es el acto amoroso de Dios de recibir en su familia espiritual a sus hijos en este
mundo que cumplen con ciertas condiciones para pertenecer a la misma. De la manera que
Moisés fue adoptado como hijo de la hija de Faraón (Éxodo 2.1–10) y Mefi-boset fue acogido
por David (2 Samuel 9.1–10) así también Dios recibe en su familia, como hijos e hijas, a los
que han llegado a ser herederos de la gloria al ser hechos nuevas criaturas en Cristo Jesús.

Nuestra adopción es el acto de la pura bondad de Dios y la gracia de Su voluntad para


alabanza de su gloria.

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¿QUÉ ES LA ADOPACIÓN?

El término "Hijo de Dios" se refiere preeminentemente a la deidad de Jesucristo (Mat. 11:25-


27; 16:16-17). Él es uno en esencia y gloria con Dios el Padre. Los creyentes en Cristo aunque
"adoptados" nunca están a la par con lo increado, divino Hijo de Dios.

“Adopción” es el término que el apóstol Pablo utiliza para describir el acto del Espíritu Santo
mediante el cual el creyente pecador se convierte en miembro de la familia de Dios, con todos
los privilegios y obligaciones de los miembros de la familia. Éramos "hijos de ira" por
naturaleza (Efesios 2:3). Sin embargo, aquellos a quien Dios da su gracia salvadora de
convertirse en "hijos de Dios". La palabra adopción en el Nuevo Testamento significa
colocarse como hijo adulto. Se trata de un término utilizado en la práctica legal Romana en
los días del apóstol Pablo referente a una acción legal por el cual una persona toma en su
familia a un niño, que no es suyo, con la finalidad de tratarlo y darle todos los privilegios de
un hijo propio. El niño adoptado legalmente tiene derecho a los privilegios y todos los
derechos de un hijo natural. Pablo lo utiliza como una ilustración de la ley de Dios, dado a
un pecador creyente, que no es su hijo natural, su posición como un hijo adulto en su familia.

RESULTADOS DE LA ADOPCIÓN
Los resultados de la adopción son muchas. Primeramente, nos da todos los privilegios de
quienes son hijos de Dios. El hijo pródigo pensó que sería como uno de los jornaleros de su
padre, pero su padre amorosamente lo restauró a su posición anterior como un hijo. Así es la
gracia de Dios. Perdona al pecador penitente y lo adopta en su amada familia. Esto quiere
decir que somos hechos hijos por la invitación y la acción de Dios. Así somos coherederos
con Cristo porque ahora tenemos en abundancia la herencia eterna. He aquí algunas de las
bendiciones de la adopción: la presencia y dirección del Espíritu Santo; la comunión con
Dios; el privilegio de brillar a la imagen de nuestro Padre celestial; la oportunidad de servir
a Dios; el consuelo de saber que hemos hecho firme la bendita esperanza de estar en la
presencia de Cristo.

I. TESTIMONIO DEL ESPÍRITU SANTO. Nos guiará “Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios éstos son hijos de Dios” (Romanos 8:14). La palabra
griega traducida de “guiar” está en presente continuo. Esto quiere decir que necesitamos
estar continuamente guiados por el Espíritu Santo. Esto necesita llegar a ser un estilo de
vida para cada creyente maduro, pero especialmente para pastores y líderes en el Cuerpo
de Cristo. Esta continua guía del Espíritu Santo debe suceder de dos formas:

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1) Por un conocimiento y crecimiento constante de la Biblia, seguido de un esfuerzo
diligente y consciente de obedecer la Palabra de Dios (1Timoteo 4:12-16 Ninguno
tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza. 4:13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la
enseñanza. 4:14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con
la imposición de las manos del presbiterio. 4:15 Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas,
para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 4:16 Ten cuidado de ti mismo y de la
doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.;
2 Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no
tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.,

2) Por cultivar una sensibilidad a las indicaciones y guía del Espíritu Santo, teniendo
tiempo tanto para orar y escuchar la respuesta en nuestro diario vivir. Es importante
invitar activamente a la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas cada día
(Gálatas 5:10 Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro
modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea). Le
podemos pedir que nos guie en cada situación o circunstancia a la que nos
enfrentemos. El Espíritu Santo, siempre no quiere revelar lo que hay en nuestro
corazón.

II. LIBERACION DEL TEMOR. Como hijos, nos dio el privilegio de la libertad “Así que
ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”
(Gálatas 4:7); “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).
Como creyentes en Cristo Jesús hemos sido hechos libres a través de Cristo, libres de la
ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo
Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte). Hemos sido liberados de las
cosas elementales de este mundo (Colosenses 2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de
filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos
del mundo, y no según Cristo). No necesitamos temerle a la muerte (Hebreos 2:15 y librar
a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a
servidumbre) o de juicio y de ira (Romanos 5:9 Pues mucho más, estando ya justificados en
su sangre, por él seremos salvos de la ira.). Aun cuando nuestra adopción y nuestra libertad
trae aún más propósito. El hijo adoptado no tiene la libertad para hacer lo que él quiera (1
Pedro 2:16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo
malo, sino como siervos de Dios. 2:17 Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios.
Honrad al rey.). En cambio, ahora somos libres para hacer lo que tenemos que hacer en
obediencia a la voluntad del Padre y a su Palabra. Hemos sido hechos libres para fielmente
dar servicio a nuestro Dios y a su casa (la iglesia) y, como sus mensajeros a todo el mundo.
Como hijos adoptivos, estamos protegidos del mal La palabra de Dios promete que sus
hijos se mantendrán fuera del poder del mal (Lucas 10:19 He aquí os doy potestad de hollar
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.); 1 Juan 3:8 El
que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció

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el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo). El único poder y autoridad que el
demonio tiene en la vida de un creyente es lo que el creyente acepta o permite. Jesús dejó
provisión para nosotros para resistir al diablo (2 Corintios 10:3-5 y todos comieron el
mismo alimento espiritual, 10:4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque
bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. 10:5 Pero de los más de
ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto) y ser hechos
libres y de cualquier cosa que el diablo quisiera tratar de oprimirnos). Sin embargo, es
importante notar que la Biblia claramente establece que en esta vida experimentamos
pruebas, tribulaciones y oposición del diablo (Santiago 1:2-7 Hermanos míos, tened por
sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 1:3 sabiendo que la prueba de vuestra
fe produce paciencia. 1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis
perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. 1:5 Y si alguno de vosotros tiene falta
de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será
dada. 1:6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la
onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 1:7 No
piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor; 1 Pedro 4:12-19; Mateo
5:10-12, Juan 10:10; 2 Corintios 2:11; 11:13). Vivimos en un mundo pecaminoso y cada
uno enfrentará desafíos y penas. Sin embargo, nuestro Padre Celestial promete usar
incluso esas dificultades para traer grandes bendiciones en nosotros y para nosotros
(Romanos 8:10-28; 2Corintios 4:7-18 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para
que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 4:8 que estamos atribulados
en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 4:9 perseguidos, mas no
desamparados; derribados, pero no destruidos; 4:10 llevando en el cuerpo siempre por
todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en
nuestros cuerpos. 4:11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a
muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra
carne mortal. 4:12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
4:13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por l
cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 4:14 sabiendo
que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos
presentará juntamente con vosotros. 4:15 Porque todas estas cosas padecemos por
amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de
gracias sobreabunde para gloria de Dios. 4:16 Por tanto, no desmayamos; antes
aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se
renueva de día en día. 4:17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en
nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 4:18 no mirando nosotros
las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales,
pero las que no se ven son eternas.). En pruebas, tendremos ya sea la gracia de Dios para
resistir o su poder para ser liberados. (Santiago 4:6-8; 1 Pedro 4:12, 13; 1 Juan 3:8; 4:4;
Apocalipsis 12:11) Pero sin importar la prueba; el Señor estará con nosotros; Él nunca nos

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abandonará o nos dejará (Mateo 28:20; Hebreos 13:5). El nos dará lo que necesitamos
para correr la carrera en esta vida con su fuerza y permanecer, sin importar los obstáculos.

IV. HECHO HEREDEROS Y COHEREDEROS CON CRISTO.- La adopción es “...


por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”. William MacDonald, en
su comentario al Nuevo Testamento dice: Dios nunca podría habernos introducido en
esta posición de intimidad y amor consigo mismo mientras estuviésemos en nuestros
pecados. Por eso Jesús vino a la tierra, y mediante su muerte, sepultura y resurrección
arregló la cuestión del pecado para satisfacción de Dios. (856).

Nunca hemos de olvidar que el ser “adoptados hijos” es por medio de Jesucristo. El
apóstol Pablo, dando algunas instrucciones a los ancianos de Éfeso sobre el cuidado de
la iglesia, dice “… la iglesia del Señor, la cual el ganó por su propia sangre” (Hch.
20:28). Eso quiere decir que nunca hubiéramos sido puestos en esta posición de hijos si
aún estuviéramos en nuestros pecados, tampoco por méritos propios. Gracias a la obra
de Jesús en la Cruz, todo quedó satisfecho delante del Padre.

El sacrificio de Jesucristo tiene un valor infinito ya que este provee la base sobre la cual
Dios puede adoptarnos como hijos. Sin Cristo no ha existido, no existe, ni existirá
manera alguna de llevar a cabo el plan de Dios, osea el de “predestinarnos para ser
adoptados hijos suyos”. Fue Jesucristo “quien se dio a sí mismo por nosotros para
redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas
obras” (Tito 2:14); “el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del
presente siglo malo, conforma a la voluntad de nuestro Dios y Padre” (Gá. 1.4).

El puro afecto de la voluntad de Dios destaca la benevolencia del acto divino, para así
evitar cuestionamientos que surgen de la comprensión humana. Dios lo hizo y todo lo
que hizo está en su entera voluntad, alguien podrá decirle porqué; ¡Nadie! Él nos adoptó
según el puro afecto de su voluntad. Él quiere seguir adoptando hijos por su propia
voluntad, no porque es voluntad de los que acuden a él.

Para ser adoptados como hijos, sólo tienen que extender la mano y recibir lo que Dios
les está ofreciendo “Porque si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres
en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se
cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Rom.10:9-10).

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EVIDENCIAS DE SER ADOPTADOS COMOS HIJOS DE DIOS
Evidencias de la adopción

1. Seguir en pos del Espíritu Santo “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de
Dios, éstos son hijos de Dios” (Romanos 8.14). Según Romanos 8.1, ser guiados por el
Espíritu Santo es lo opuesto de andar “conforme a la carne”. “El Espíritu es el que da
vida” (Juan 6.63). Los hijos de este mundo son dominados por la carne, mientras que los
hijos de Dios son dominados por el Espíritu Santo. “El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8.16).

2. Obedecer “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus


mandamientos” (1 Juan 2.3). (Lea también 1 Juan 5.1–3.) Los que voluntariamente
desobedecen a Dios confiesan por sus hechos que no conocen a Dios y, por tanto, no
pueden ser sus hijos (1 Juan 2.4; Romanos 6.16–22).

3. Ser como niños. Hay una semejanza notable entre los hijos de Dios y los niños en nuestros
hogares (Mateo 18.1–3). Ellos confían en sus padres, son sencillos, humildes, puros y
incapaces de guardar rencor. Contemple el rostro de un pequeño, indefenso, confiado e
inocente niño y entonces verá la imagen del verdadero hijo de Dios. “Por cuanto sois hijos,
Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!”
(Gálatas 4.6).

4. Amar a los hermanos. “Todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido
engendrado por él” (1 Juan 5.1). Una de las evidencias más claras de que somos hijos de
Dios es cuando nuestros corazones se conmueven con ternura y amor por la familia
espiritual de Dios. Nosotros le mostramos a Dios nuestro amor al amarnos los unos a los
otros cuando seguimos unidos en la fe en Jesucristo.

5. Ser pacificadores. “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos
de Dios” (Mateo 5.9). (Lea Romanos 12.17–21; Santiago 3.17–18.)

6. Imitar a Dios. “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados” (Efesios 5.1). Tal y
como los hijos se parecen a sus padres, asimismo los hijos de Dios se parecen a él.

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7. Amar a los enemigos. (Mateo 5.43–48.) Cristo dijo que debemos amar a nuestros
enemigos “para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5.45).

CONCLUSIÓN
En verdad, llegar a ser hijo de Dios sin ser merecedores es una verdadera bendición
espiritual. Todo esto fue logrado por el acto de la Cruz que es la fuente de muchas
bendiciones. Con razón el apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo pudo decir “Porque
ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a nosotros se hizo pobre,
siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” ( II Cor. 8:9).

Dios escogió y ordeno el cuerpo (su iglesia, sus hijos) por adelantado, antes de la fundación
del mundo, de tal manera que ningún ser humano pudiera jactarse ni gloriarse “no por obras,
para que nadie se gloríe” sino para que toda la gloria fuera de Él. No se debe olvidar de
recordar siempre que “La salvación no es en parte de Dios y en parte del hombre, sino por
entero es de Dios. Para garantizar esto, cada provisión y cada detalle de la salvación fue
realizado antes que cualquier ser humano hubiera nacido y antes que el planeta mismo fuese
formado para que el hombre naciera en él”.
Dios desea que todos seamos adoptados como hijos, la respuesta tiene que darlo cada persona
que oye la Palabra de la Cruz, Dios ya le predestinó para que seas escogido, ahora sólo espera
tu respuesta. Si aún no es hijo de Dios es porque no acepta o no cree que Dios ya hizo todo,
sólo tienes que someter tu voluntad a la voluntad de Dios. Si desea ser hijo de Dios tiene que
hacerlo. AMEN.

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BIBLIOGRAFIA
 Biblioteca del Cristianismo

 Teología Bíblica

 https://semperreformandaperu.org/2017/04/24/el-rol-del-padre-en-la-adoracion-
familiar/

 http://www.elcristianismoevangelico.com/doct31.htm

 https://.com/tag/adoptados-hijos-de-dios-por-medio-de-jesucristo/

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