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Collage Independencia.jpg
En el sentido de las agujas del reloj: Miguel Hidalgo, José María Morelos y Abrazo de Acatempan
entre Iturbide y Guerrero, entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, pintura muralista
de la independencia de O´Gorman.
Resultado Independencia de México por la firma del Acta de Independencia del Imperio
Mexicano
Beligerantes
Flag of the Three Guarantees.svg Ejército Trigarante (Desde 1821) Flag of Spain (1785–1873,
1875–1931).svg Reino de España
Comandantes
Bandera de José María Morelos en 1812.png José María Morelos Ejecutado (1810-1815)
Bandera Nacional de Guerra de Mexico en 1815.svg Francisco Xavier Mina Ejecutado (1817)
Flag of the Three Guarantees.svg Agustín de Iturbide (1821)n. 1 Flag of Spain (1785–1873, 1875–
1931).svg Fernando VII
La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto con las
armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España. La guerra por la
independencia mexicana tuvo su antecedente en la invasión de Francia a España en 1808 y se
extendió desde el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército
Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política
que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron
sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José
Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray
— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado
contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.
A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva
España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del
ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos
participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a
punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de
septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo de Dolores
(Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los sucesivos líderes
fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se reivindicaba
la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes asumieron después
posturas más radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la abolición de la esclavitud.
José María Morelos y Pavón convocó a las provincias independentistas a conformar el Congreso de
Anáhuac, que dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos,
el movimiento se redujo a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, solo quedaban algunos núcleos
rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz.
Tras esto, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera monarquía católica que
dio paso a una república federal en 1823, entre conflictos internos y la separación de América
Central.
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Etapa de Iniciación
1810-1811
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Etapa de Organización
1811-1815
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Etapa de Resistencia
1815-1821
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1821-1829
Índice
1 Antecedentes
5.3.2 Vicente Guerrero como general en jefe de las tropas del sur
6.3.2 Entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, firma del acta de independencia
7 Reacciones de España
9 Galería de imágenes
10 Véase también
11 Notas
12 Referencias
13 Bibliografía citada
14 Bibliografía recomendada
15 Enlaces externos
Antecedentes
Una representación de mestizos en una "Pintura de Castas" de la era colonial. "De español e india
produce mestizo".
La sociedad novohispana estaba dividida en varios estratos, cuya posición estaba condicionada por
cuestiones de orden económico, cultural y político. Una de ellas era su papel respecto a la posesión
de los bienes económicos. Había un grupo muy pequeño de personas que controlaban la mayor
parte de la riqueza, mientras que la gran parte de la población era pobre. Los pueblos indígenas
debían pagar un tributo al gobierno y estaban sujetos a un régimen de autoridad que, por
ambiguo, provocaba numerosas confrontaciones entre españoles , criollos y mestizos. Muchos de
estos enfrentamientos tenían relación con cuestiones agrarias, como por ejemplo la tenencia de la
tierra y el control del agua.1 A lo largo de los tres siglos de dominio español hubo varios estallidos
sociales en la Nueva España, entre ellos la rebelión de los pericúes de 1734 a 1737 en Vieja
California,2 la rebelión de 1761 de los mayas, encabezada por Jacinto Canek3 y las rebeliones de
los seris y los pimas en Sonora a lo largo de todo el siglo XVIII.4
Como un corolario de los múltiples orígenes de la población de Nueva España surgió el sistema de
"castas". Estos grupos estaban caracterizados por el origen racial de sus integrantes,
encontrándose en la cúspide los españoles, y entre ellos, los europeos. El mestizaje entre español ,
indígenas y africanos dio como resultado un número de grupos cuya posición estaba determinada
por la cantidad de sangre española que poseían. El sistema aspiraba a mantener la supremacía de
la sangre española, y aunque nunca tuvo base legal, no siendo más que una nomenclatura
aceptada, reflejó la división y la exclusión existente en la Nueva España, donde los grupos no
españoles ocupaban un lugar marginal en el sistema social.5
La economía novohispana entró en crisis a final del siglo XVIII, período que coincide con las
reformas borbónicas adoptadas por la Corona. Las reformas tenían por objeto modernizar la
administración de las colonias y hacer más rentable la explotación de sus recursos, porque en
Nueva España había una escasez de capitales en circulación debida al monopolio sobre la plata
ejercido por los comerciantes y por la propia política financiera de la metrópoli.9 Una parte
importante de las rentas derivadas de la explotación de las colonias no llegaba a las arcas reales,
repartiéndose entre distintas corporaciones de acuerdo con los arreglos antiguos entre la Corona y
estos grupos.10 Ciertamente, la reforma afectó los intereses de las clases más privilegiadas. Al
establecerse además el libre comercio entre el virreinato, creció el poder económico y político de
los criollos y los mestizos que comenzaron a ocupar también más espacios en la administración
virreinal.11
En las últimas décadas del siglo XVIII, Nueva España estaba en bancarrota a causa de la expoliación
de sus finanzas por parte de la metrópoli.12 Paradójicamente, fueron los miembros de la élite
económica —muy golpeada por la política económica de la monarquía— los que apoyaron el golpe
de Estado contra el virrey José de Iturrigaray en 1808, cuando el Ayuntamiento de México intentó
ejercer la soberanía en ausencia del rey de España.13
La segunda mitad del siglo XVIII fue escenario de un movimiento de reivindicación patriótica por
parte de los criollos en Nueva España.n. 2 Este fenómeno es una respuesta al dominio peninsular
en la vida del virreinato, tanto en el campo económico, como en el político, el social y el cultural.
Los protagonistas de este movimiento eran miembros del pequeño grupo de personas que tenía