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o EL MUNDO TIENE FIEBRE

A la calentura de las bolsas y centros financieros enfermizos del mundo
se suma la fiebre generada por el virus de la gripe AH1N1, que desde
México ha saltado de país en país, entre seres humanos que parecen
seguir mirando al dedo y no al astro cuando les señalan la Luna.
La nueva fiebre extendida por el mundo es, como toda fiebre, tan solo
un síntoma de algo mucho más complejo. No tienen sentido los
remachados lamentos en contra de la globalización. Simplemente
nuestra vida es global desde hace mucho tiempo y aquel proverbio
chino que reza: «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir
al otro lado del mundo», más vale que lo tomemos como un axioma
que debe llevarnos a la toma de medidas que regulen la inevitable
«mundialización» de nuestras vidas y que por igual puede bendecir
con el conocimiento instantáneo o contagiar de calamidades
internacionales.
Es claro que el mundo aún no es capaz de resguardarse efectivamente
contra el efecto «dominó» negativo de la globalización, pese a que hoy
se cuenta con recursos financieros y tecnológicos como nunca antes en
la historia. El desdén y la desigualdad también se globalizan ante la
humanidad inerme. No ha sido posible remediar que cada año mueran
de hambre y enfermedades prevenibles millones de niños, ancianos y
mujeres, pero, en cambio, sí se desarrollan todo tipo de fantasías
militares, como aquella que permitió derribar un satélite espacial con
un solo disparo desde un portaviones de los Estados Unidos el 20 de
febrero pasado.
¿Por qué estallan las grandes amenazas infecciosas en África, Vietnam,
Indonesia y zonas rurales deprimidas de México? Tal vez por la misma
razón que obliga a estos países a recurrir a los EE.UU. o a la Unión
Europea para saber con certeza qué tipo de enfermedad los ataca:
rezagos científicos, económicos y sociales significativos respecto a
Europa, EE.UU. y demás zonas súper desarrolladas, lo que, tal vez,
también sea la misma razón por la que, tras los primeros brotes, en
Latinoamérica se empezó a especular con los tapabocas y otros
insumos de uso general, vitales en la prevención de la gripe aviar, esto
es: rezagos en el ejercicio de una auténtica compasión y una genuina
solidaridad.
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Desde 2005 se sabía que una pandemia estaba por surgir y por ello se
adoptó en cada país, de acuerdo con las realidades locales, un
protocolo antipandemia de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ese protocolo detalla, paso a paso, todos los procedimientos
necesarios, desde el simple control de los primeros casos hasta la
construcción de cinturones de seguridad y la racionalización de los
antivirales y las vacunas.
Pero la amenaza pandémica llegó y crece a paso firme, tal vez porque
el resto de factores que condicionan la actual carencia en la mayoría
del mundo y la inequidad entre los seres humanos están más allá de
cualquier documento de la OMS y, de momento, fuera del alcance de
cualquier otra norma adoptada por los organismos internacionales. Y
esto debería impresionarnos tanto como la irrupción de la gripa
AH1N1, puesto que esa desigualdad pesa, más que otro condicionante,
a la hora de evitar o detener precozmente las fiebres de origen
financiero o infeccioso o moral.
De todas maneras, los fastos de esta nueva amenaza global por la
gripa AH1N1 no deben paralizar al mundo, sino más bien llevarlo a
reflexionar y a actuar con grandeza ante estas manifestaciones de un
problema más hondo y temible en la conciencia de los seres humanos,
y que, en verdad, es el viento de popa de las pestes que hoy corren de
país en país. Desde hace mucho el mundo tiene fiebre. Ojalá haya
llegado la hora de iniciar un tratamiento de fondo.

En el resumen del texto, usted dará cuenta de los aspectos más

importantes del escrito, teniendo en cuenta cuál es la temática
principal, y cuáles son las temáticas secundarias (aquellas que se
derivan de la principal y que la amplían, aclaran o proyectan a otros
campos). Igualmente, será muy apreciado que usted determine cuál
es la posición del autor frente a la temática planteada (crítico,
complaciente, indiferente, etc.).

y
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La fiebre AH1N1 es un virus que está contagiando al mundo, que, por medio de la
globalización, amenaza con cada día que pasa, ser más mortal, ya que no solo
afecta la salud de las personas, sino que involucra aspectos económicos, sociales,
culturales y políticos. La OMS tiene un protocolo para el manejo de esta pandemia,
sin embargo, el documento no involucra todas las realidades diferentes de cada
país, por lo tanto, las políticas implantadas, pueden en su momento llegar a
fracasar y en cambio de ir reduciendo el “problema”, lo que puede llegar a suceder,
es que este se incremente de manera significativa. En este momento, es claro que
contamos con recursos tecnológicos muy avanzamos que pueden ser de gran
ayuda para enfrentar esta situación. Las grandes potencias mundiales tienen una
responsabilidad mayor con el mundo y su aporte debe ser uno donde se involucren
iniciativas para la prevención, como objetivo principal. El autor quiere darnos un
contexto social que sea claro, para que reaccionemos ante esta realidad de manera
unificada, con equidad; que las personas estén conscientes que todos tenemos que
involúcranos en este ambiente y saber que es una problemática que no es lejana a
nadie, sino que por el contrario vive junto con nosotros.

Maira Alejandra Valera Rojas