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TEORIA FIJISTA
La teoría fijista es totalmente contraria a la teoría evolutiva, como su propio nombre indica.
En la teoría fijista –también llamada creacionista-, Dios creó todo. Esta teoría, por ende, no
cree que el ser humano y otras especies hayan evolucionado, sino más bien considera que
los humanos y otras especies hayan evolucionado, sino más bien considera que los
humanos siempre fueron de una forma –como los creó Dios- y aunque se hayan adaptado
al ambiente de diferentes formas, nunca se han transformado completamente. Esto quiere
decir que desechan por completo la idea de que primero existieron organismos unicelulares
y luego fueron volviéndose cada vez más complejos.
Por otra parte, el código genético no es más que una forma que Dios tiene de demostrar su
existencia, pero no es algo realmente significativo.
¿Cómo explican los creacionistas que muchas de las especies diferentes tengan rasgos en
común? El simple hecho de que Dios aprovechó estos materiales, sin tener en cuenta que
puede ser que todos hayamos descendido de algo que hace millones de años solo era un
organismo unicelular. Además, creen que los cambios en los fósiles no son tan grandes
como para creer en la evolución de la que Darwin habla.
RELACION CON EL EVOLUCIONISMO
CREACIONISMO CLASICO
Los creacionistas clásicos niegan la teoría de la evolución biológica y, especialmente, lo que
se refiere a la evolución humana, además de las explicaciones científicas sobre el origen de
la vida. Por esto rechazan todas las pruebas científicas (fósiles, geológicas, etc.). En el
creacionismo clásico de origen cristiano se hace una interpretación liberal de la Biblia y se
sostiene la creación del mundo, los seres vivos y al cataclismo del Diluvio Universal tal como
está descrito en el Génesis, sin pretender concretar de manera científica el origen de las
especies.
CREACIONISMO CONTEMPORÁNEO
CREACIONISMO ANTI EVOLUCION ACTUAL
A diferencia del creacionismo clásico, en el creacionismo más reciente se trata de utilizar
igualmente fundamentos de carácter no religioso a partir de descubrimientos o
conocimientos de disciplinas pertenecientes a las ciencias naturales, que se tratan de
presentar como si fueran pruebas científicas contra la teoría de la evolución. Se habla así
de creacionismo científico, nombre que le dan sus partidarios. Sin embargo, a diferencia, a
diferencia de las ciencias naturales, en este tipo de creacionismo no se sigue el método
científico y no se producen hipótesis falseables.
Por otra parte, este tipo creacionismo contemporáneo trata de desdibujar la distinción
entre el hecho evolutivo (parentesco y transformación de las especies a lo largo del tiempo)
y teoría de la evolución (síntesis evolutiva moderna) englobándolo todo con el término
“evolución” o “evolucionismo” o “darwinismo”, y descalificándolo como “una simple
teoría”.
CREACIONISMO PROEVOLUTIVO
Las formas de creacionismo nombradas anteriormente son consideradas formas de
“creacionismo anti evolución” por que requieren la intervención directa de un creador.
Además de este tipo de creacionismo, existe “el creacionismo pro evolución” en una
postura teísta; el creacionismo pro evolución cree en la existencia de un creador y
propósito, pero en sí acepta que los seres vivos se han formado a través de un proceso de
evolución natural. Esta forma de creacionismo no interfiere con la práctica de la ciencia, ni
es presentada como una alternativa al neodarwinismo, si no como un complemento
filosófico o religioso a la teoría de la evolución.
¿DIOS CREO TODO?
Se suele justificar que nosotros no tenemos el derecho a saber cómo hizo todo el creador.
Sin embargo, si somos críticos con ella, podemos darnos cuenta de que, aunque nos suene
descabellada, esta teoría es bastante buena, ¿por qué? Porque es consistente
internamente, tiene valor predictivo, no es menos falseable que la evolución, y explica
bastantes fenómenos.
Es más, la teoría creacionista suele tener más adeptos que detractores, aunque te parezca
increíble: más de la mitad de las personas en Estados Unidos creen que Dios creó al hombre,
y que además lo hizo con la misma imagen corporal y los mismos rasgos evolutivos que
tenemos ahora, hace aproximadamente diez mil años.