Вы находитесь на странице: 1из 9

ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 20

CIERTAS MIRADAS

¿Una estética
lacaniana? La estética
de Lacan o una
estética con Lacan
A pesar del recurso habitual al psicoanálisis de Lacan como una
referencia teórica en el campo de las artes visuales, las
perspectivas de una estética fundamentada en su teoría siguen
constituyendo un programa a futuro. En este artículo se exponen
algunas consideraciones históricas acerca del extravío del
“psicoanálisis aplicado”, se explicitan dos referencias del Seminario
de Lacan acerca de la noción de mirada comprendiéndola como
una línea de estudio a continuar, y se repasan hitos del desarrollo
de una estética con Lacan anticipados en la Argentina

Luciano Lutereau1 desarrolló un club de admiradores en Face-


book, el tango ha sido divinizado como patri-
n 1923, en un artículo titulado “La diver- monio cultural de la humanidad por la

E tida estética de Freud”, Aníbal Ponce


comparaba la difusión del psicoanálisis
en Argentina con la expansión, creciente y
UNESCO y, como no podía ser de otro modo
en el país con más psicoanalistas del plane-
ta, en el mundo del arte parece que todos
acomodaticia, del tango y el Shimmy. De un nos hemos vuelto lacanianos.
tiempo a esta parte, el postrecito Shimmy En el artworld2 internacional, Lacan y su ter-

1> Luciano Lutereau es Psicoanalista más reciente, Danto se refiere a Lacan en interpretaciones freudianas y el lenguaje
(UBA). los siguientes términos: “siempre resulta del inconsciente”, en: El cuerpo/el
2> Tomo la expresión en el sentido difícil saber cuándo está hablando en problema del cuerpo. Madrid, Síntesis,
acuñado por Arthur Danto en su célebre serio, ya que es un escritor 1999, p. 160.
artículo homónimo de 1964. En un trabajo extremadamente frívolo”. Danto, A. “Las

20
ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 21

minología también son una referencia legiti- cuentaba museos ni galerías de arte contem-
mada: un lugar común en las reseñas de in- poráneo4. A diferencia de Freud, Lacan tam-
auguraciones, en las revistas académicas y poco tuvo el interés del coleccionista de pie-
en los artículos de crítica. Sus nociones son zas de arte de civilizaciones llamadas primiti-
evocadas en los nombres de las galería, se vas. Y si en el Seminario encontramos men-
mencionan en el premio de una fundación, y ciones a cierto conjunto de obras de arte,
una obra de Alfredo Portillos ha llegado a especialmente entre los años 1958 y 1966,
constituirse en un homenaje al objeto a la- no se trata nunca de obras recientes, sino
caniano3. Sin embargo, allende el eficaz en- más bien de referencias al manierismo (en la
canto con que la jerga lacaniana –que algu- sesión de seminario del 12 de abril de 1961
nos llaman “lacanés”– se expande imperial- Lacan se detiene en un análisis de “Eros y
mente, ¿hay una teoría estética reconocible Psique” de Zucchi; en la sesión del 19 de
en la obra de Lacan? O, más sencillamente, abril del mismo año realiza un análisis de la
¿puede recobrarse algo de lo dicho por La- técnica de Arcimboldo a partir de “El biblio-
can con el propósito de esclarecer alguna tecario”) y el barroco (las indicaciones de
aproximación sistemática al mundo del ar- “Santa Ágata” y “Santa Lucía” de Zurbarán
te? Intentaré responder a estas dos pregun- el 6 de marzo de 1963, y la reseña de “El sa-
tas en los siguientes cuatro puntos. crificio de Isaac” de Caravaggio el 20 de no-
viembre de 1963). A lo sumo, en algunos de
I estos casos, Lacan vincula las obras men-
Lo primero que podría destacar es que a La- cionadas con las de Salvador Dalí, Edvard
can no le interesaban las artes visuales co- Munch y el “expresionismo tardío”. Pero no
mo fenómeno estético. Más allá de la proxi- parecen ser más que consideraciones latera-
midad al movimiento surrealista, en el que les. De este modo, podría convenirse en que
contaba con varios amigos, Lacan no fre- a Lacan nunca le interesó de modo especial

3> Portillos trabaja en la elaboración de partir de sus referencias a Poe, Sade, de Jean Cocteau); y, en relación a Joyce, a
una obra que homenajea a Lacan conser- Joyce, etc. No obstante, en el Seminario pesar de haber participado de la lectura
vando los restos de su propia defecación sobre “La carta robada” Lacan no hace pública de Ulises, Lacan se interesó por el
en servilletas de papel. mención al estilo de Poe. De la escritura de autor como caso a través del cual formular
4> Podría sugerirse que la relación de Sade, en el escrito Kant con Sade, afirma un operador clínico, el sinthome, antes que
Lacan con la literatura es de otro orden, a que es “aburrida” (en acuerdo con el juicio en una elucidación literaria.

21
ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 22

el arte de su tiempo, y en este punto coinci- compulsión de repetición freudiana con la


diría con Freud. Por lo tanto, si hubiera una insistencia de la cadena significante. Estas
estética lacaniana, ésta no se desprendería puntualizaciones se proponen en realidad
de un interés directo o personal de Lacan. explicitar el modo de recepción del psicoa-
Pero ¿quiénes son, entonces, los lacanianos nálisis en la crítica de figuras de October
del arte? Podría intentarse una serie exhaus- como Foster: el psicoanálisis lacaniano se
tiva de nombres. Sin embargo, me detendré propondría, en ellas, como una retórica
en tres casos paradigmáticos que tienen en prêt-à-porter con la que interpretar manifes-
común el rasgo particular de ser reconoci- taciones artísticas contemporáneas, del es-
dos como intelectuales, críticos o teóricos tilo a la que Georges Didi-Huberman recu-
del arte que no participan de la práctica ana- rrió cuando apeló a una suerte de pastiche
lítica. Dos son estadounidenses y uno local. lacaniano-benjaminiano en su aproximación
a) Publicados antes de su benjaminiano li- al minimalismo de los años sesenta en Lo
bro El inconsciente óptico (1993), los ensa- que vemos, lo que nos mira (1992).
yos aparecidos en la revista October que b) En nuestro medio, las apuestas han sido
Rosalind Krauss recogió en La originalidad mucho menos ampulosas, y quizás por eso
de la vanguardia y otros mitos modernos mucho más acertadas. En la estela de Os-
(1985) tienen su punto de apoyo capital en car Masotta, uno de los trabajos más lúci-
el postestructuralismo y la concepción laca- dos es el ensayo “El grito/el silencio: La mi-
niana de lo simbólico y el significante. Pero rada/el murmullo. Apuntes para una estética
si hay un libro que marcó definitivamente el del objeto a” de Eduardo Grüner, incluido
ingreso de la jerga lacaniana al vocabulario en su libro El sitio de la mirada (2001). Grü-
de la crítica y la teoría del arte es El retorno ner parece haber sido el primero en advertir
de lo real (1996) de Hal Foster, quien no só- que, antes que precipitarse en una aplica-
lo cita al Lacan de los Escritos –con lo cual ción infatuada del psicoanálisis al arte (psi-
demuestra una peculiar erudición si se tiene coanálisis del arte), es preciso, al modo de
presente que el recurso habitual en la bi- una condición, situar las coordenadas en
bliografía se limita, por lo general, a la men- que la teoría lacaniana podría formular una
ción de unos pocos lugares comunes– sino estética. Volveré sobre las referencias de
que también critica la traducción al inglés, Masotta y Grüner al final de este artículo.
realizada por Alan Sheridan, de Los cuatro De cualquier modo, como las fechas de los
conceptos fundamentales del psicoanálisis. libros reseñados lo indican, considero que
No obstante, es preciso advertir que –ya podríamos acordar, en este punto, en que el
desde el título – el libro contiene una confu- expediente de una estética lacaniana, si no
sión conceptual (que después Foster evi- un extravío, es otro invento “cualquierista”
dencia en su análisis de lo traumático), da- de los años noventa.
do que, para Lacan, la modalidad del retor-
no (de lo reprimido) es una característica II
del inconsciente y no de lo Real. En el interior del psicoanálisis no ha dejado
Este comentario es algo más que una os- de haber intentos de formalizar, si no una
tentación pedante. En su libro de 1993 so- estética lacaniana, al menos una estética
bre la belleza en el surrealismo, Foster, a que tenga su fundamento en el psicoanáli-
pesar de la multiplicación redundante de ci- sis de Lacan. Entre los pioneros hay que
tas, incurría también en un torpe ejercicio mencionar a Guy Rosolato, quien, en su ar-
de psicoanálisis aplicado, enredando la tículo “Dificultades a superar para una esté-

22
ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 23

tica psicoanalítica” (1969) considera que los al fenómeno visual se debería desarrollar a
obstáculos que deben ser atravesados en el partir de un estudio que, primero, explicitara
proyecto de una estética basada en el psi- las elaboraciones de Lacan a propósito de la
coanálisis son, por un lado, la terca aproxi- mirada como objeto a.
mación al arte como un fenómeno inefable Sólo en un segundo momento tendría algún
y, por el otro, la reducción de la obra a te- sentido interrogar los aspectos formales y
mas, vale decir, a complejos de significacio- semánticos que organizan una obra de arte
nes5. Para superar estas dificultades, Roso- visual. En el próximo apartado intentaré ubi-
lato propone que el estatuto de la obra de- car algunas de las nociones fundamentales
be ser establecido bajo la forma del signo. de la concepción lacaniana sobre la mirada
La articulación de su estructura semiótica mediante un rodeo introductorio (que sólo
se organizaría según los principios de metá- podrá quedar esbozado) por dos puntales
fora y metonimia. De este modo, un método de la teoría de Lacan: la formalización de la
de investigación lingüística se trasladaría a mirada en el seminario Los cuatro concep-
una técnica de análisis visual. El principal tos fundamentales del psicoanálisis (1964) y
problema de la posición de Rosolato, en el análisis de “Las Meninas” en el seminario
cuanto orientada a una dimensión retórica El objeto del psicoanálisis (1965-66). De es-
de la imagen, consiste, curiosamente, en te modo, el punto de llegada de una estéti-
que su intento de revelar una estructura ca con Lacan presupone una investigación
propia del psicoanálisis para abordar la es- de la estética de Lacan, la cual –según he
tética queda limitado a la aplicación de una indicado anteriormente– no fue realizada
técnica extrínseca a la práctica analítica. por él con el propósito de aportar directa-
Recientemente, Massimo Recalcati (2006) mente al campo del arte.
se ha abocado al mismo desafío de intentar
una aproximación al arte desde el psicoaná- III
lisis, postulando tres paradigmas estéticos En la elaboración de algunos conceptos y
en Lacan: una estética del vacío, una estéti- nociones de la teoría psicoanalítica, Lacan
ca anamórfica y una estética de la letra. No promueve el análisis de la teoría comentan-
se trata de tres planteos complementarios, do determinadas obras de arte. ¿Consiste
ni del intento de formular una teoría comple- este empeño en un recurso heurístico, me-
ta sobre el arte desde un punto de vista la- tafórico, o en la asunción de un modelo pro-
caniano. Recalcati destaca, en todo caso, y gramático? No es éste el lugar para elucidar
en una perspectiva con la que coincido, que esta pregunta, aunque se la podría reformu-
“Lacan no estuvo de modo sistemático inte- lar del modo siguiente: ¿puede intentar des-
resado en una estética psicoanalítica”6. No prenderse una teoría estética a partir de la
puedo desarrollar aquí las características elaboración lacaniana acerca de la mirada?
específicas de los tres paradigmas propues- En Los cuatro conceptos fundamentales del
tos por Recalcati7. Pero me parece que éste psicoanálisis la mirada se articula en la fun-
se mostraría de acuerdo con la siguiente ción de una mancha que se da-a-ver y cuya
conclusión: una aproximación psicoanalítica operatoria compendia una atracción que

5> Cfr. Rosolato, G. “Técnica de análisis Lacan”, en: Las tres estéticas de Lacan. Aires, Grama, 2009) expongo en extenso
pictórico” y “Organización significante del Buenos Aires, Del Cifrado, 2006, p. 9. la visión de Recalcati, con la que tengo
cuadro” en: Ensayos sobre lo simbólico. 7> En la formulación del tema que muchos puntos de contacto. Estimo que,
Barcelona, Anagrama, 1974. desarrollé en mi libro Lacan y el Barroco. aunque no hayamos seguido el mismo
6> Recalcati, M. “Las tres estéticas de Hacia una estética de la mirada (Buenos camino, hemos buscado lo mismo.

23
ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 24

preexiste a toda visión posible. La función de presenta al barroco como una avidez de la
la mancha se consolida en los “peldaños de mirada. Es importante destacar que Buci-
la constitución del mundo en el campo escó- Glucksmann apoya su exposición en argu-
pico”8. De este modo, la estructura del mun- mentos tomados de Maurice Merleau-Ponty
do visible se organiza en la composición de y de Lacan. Siguiendo al primero, Lacan
un punto ciego y un punto de atracción. Casi plantea la luz como un componente esen-
veinte años después, Roland Barthes descri- cial de lo visible, en tanto aquélla pasa a ser
bió en La cámara lúcida (1980) la función de el soporte invisible del sujeto. La luz tiene
la mancha en términos de un “aguijón” que una autonomía propia en el campo de la mi-
captura al vidente. En este punto, la mirada rada. Es una donación ante la cual el sujeto
se convierte en un objeto puntiforme, res- se anonada (un fenómeno saturado), y pasa
pecto del cual el sujeto se desvanece. Este a formar parte del cuadro, de acuerdo a una
desvanecimiento es explicitado por Lacan operación de reversión de la intencionali-
de un modo distinto al que entreviera Sartre dad. La proximidad entre la descripción la-
en El Ser y la Nada. Para éste último, la mira- caniana y la metafísica de la carne que Mer-
da no puede ser localizada en el campo de leau-Ponty propuso en Lo visible y lo invisi-
la percepción, sino que es una estructura de ble (1964), demuestra que, si hubiera posi-
la conciencia, y su manifestación es exclu- bilidades de formular una estética con La-
yente con la distancia de la visión, dado que, can, ello sólo podría realizarse en el marco
ante la mirada del prójimo-sujeto, el sujeto de una fenomenología de la percepción co-
se reduce a un objeto caído en un sistema mo la de Merleau-Ponty.
de orientaciones que no le pertenece en un Luego de Los cuatro conceptos fundamenta-
mundo que le ha sido robado. les del psicoanálisis, es el seminario El obje-
Lacan critica la descripción sartreana, bus- to del psicoanálisis el que termina de des-
cando un punto de positivización de la mi- prender una ontología de la imagen como
rada en el campo visual. Para dar cuenta “pantalla” o “semblante”9. El análisis de “Las
de esta presencia en dicho campo, Lacan Meninas” de Velázquez en El objeto del psi-
desarrolla una lectura del fenómeno de la coanálisis se ocupa, principalmente, del pro-
anamorfosis a partir de “Los embajadores” blema de la representación. Para Lacan, la
de Hans Holbein el Joven. La pintura de concepción psicoanalítica de la imagen des-
Holbein es comentada por Lacan como la borda la episteme de la semejanza (según el
fuente de la cual extraer un saber aplicable, célebre análisis del cuadro hecho por Michel
colateralmente, a la obra de arte visual: la Foucault en Las palabras y las cosas) y la fi-
función-cuadro. En la estética de Lacan no losofía de la representación10. La función del
es el sujeto el que contempla la obra, sino cuadro y la estructura del objeto a como mi-
que es la exterioridad de la obra la que rada formularían una crítica de la representa-
captura al sujeto. ción en el campo de la obra visual.
En su libro Folie de voir. De l´estethique ba- Foucault realiza su análisis de “Las Meni-
roque (1986), Christine Buci-Glucksmann nas” con el propósito de esclarecer los ele-

8> Lacan, J. Los cuatro conceptos concepción lacaniana de la imagen y otras Jean-Luc Nancy en su libro La mirada del
fundamentales del psicoanálisis. Buenos formulaciones que, años después, se han retrato.
Aires, Paidós, 1987, p. 82. difundido con términos como “fantasma” o 10> Recuerdo al lector que la estenografía
9> Por desgracia, no puedo analizar, sino “simulacro”. Tampoco puedo detenerme en del seminario El objeto del psicoanálisis
sólo mencionar en este lugar, la cercanía la influencia que Lacan estableciera (aún inédito) conserva el registro de la
que podría llegar a encontrarse entre la respecto de la elaboración que propuso presencia de Foucault en el auditorio.

24
ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 25

mentos de la representación, tal como és- cido en Los cuatro conceptos del psicoaná-
tos encuentran su consolidación en la lla- lisis a propósito del “punto mirante”, según
mada época clásica francesa (la moderni- el nombre que Lacan otorga a la mirada en
dad temprana). Su relato comienza desta- El objeto del psicoanálisis. Una de las prime-
cando la posición del pintor y la manera en ras precisiones que formula subraya algo
que sus ojos apresan al espectador en el lu- que el análisis foucaultiano de la obra habría
gar del modelo. De este modo, el cuadro “elidido”. Lacan comienza el análisis desta-
presentifica elementos que alternan lo visi- cando el escorzo metonímico de la pintura
ble y lo invisible en la representación. Qui- en la perspectiva, orientación que luego re-
zás la figura lejana, en una escalera, sea dobla en la mirada del propio Velázquez re-
una metáfora del espectador que ve sin ver tratado, del que subraya el aspecto de algu-
lo que se ve, y nos ayuda a entender los na manera soñador, ausente, dirigido hacia
puntos de visibilidad que la obra ofrece pro- algún devaneo interno. No es por esta vía
blematizando la referencia. Sólo el espejo que habría que buscar la mirada, advierte
de “Las Meninas” expone de un modo pre- Lacan, dado que Velázquez está replegado
claro la función de la visibilidad, aunque los en su ausencia. La captura de la mirada no
participantes de la escena no atienden a su debe confundirse con la metonimia signifi-
reflejo. Si bien era una tradición en la pintu- cante que organiza el campo visual. El des-
ra holandesa que los espejos representaran, cubrimiento psicoanalítico de la función de
en una duplicación, lo que se daba en el la mirada en el cuadro no es reductible a un
cuadro, aunque de forma modificada –co- esquema interpretativo significante (como el
mo en “El matrimonio Arnolfini” de Van que Barthes desarrollara en su artículo “Re-
Eyck–, en “Las Meninas” el espejo también tórica de la imagen”11), o a una teoría de la
pasa a funcionar como una representación percepción estética, aunque estos elemen-
hurtada. “Las Meninas” explicita los ele- tos son parte del desarrollo que Lacan pro-
mentos de la representación, pero dejando mueve. Este es el punto en que se busca
al descubierto una cuestión crucial: la ines- dar cuenta de un detalle que el análisis fou-
tabilidad de la misma para representar el caultiano no habría advertido, ya que se tra-
acto mismo de la representación. En el mo- ta de develar “la estructura del sujeto escó-
mento de la representación, el pintor está pico” y no del campo de la visión.
suspendido en un gesto, no pinta. Al mismo El articulador con que Lacan podrá circuns-
tiempo, permanece invisible la condición de cribir el punto de la mirada será la noción de
su propia visibilidad, la masa de luz dorada pantalla. La propuesta lacaniana de la panta-
que sostiene la escena representada. Sobre lla no redime un formalismo de la imagen, ya
este aspecto lumínico, más que en los as- que no sólo la considera por sí misma, sino
pectos representativos, Lacan llamará la que también interroga la fijeza de la luz en el
atención en su personal lectura del cuadro. objeto visual12. Para un análisis de la imagen,
Partiendo de un análisis de la perspectiva la función de la mirada no podrá ser rehabili-
tradicional –aunque considerando nociones tada sin considerar la participación del es-
de geometría proyectiva– la lectura de La- pectador en la obra de arte. No quiere decir
can de “Las Meninas” retoma lo ya esclare- esto que de la teoría de Lacan se desprenda

11> Barthes, R. “Retórica de la imagen” considero que podría ser útil remitir al objeto estético, la iluminación y la luz
en: Lo obvio y lo obtuso. Barcelona, tramo final del clásico libro de Sartre Lo propia de la imagen.
Paidós, 1986. imaginario destacando las relaciones que
12> Para dar cuenta de este punto allí se establecen entre la irrealidad del

25
ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 26

una estética de la recepción, dado que la mirada no se fije en ese resto de pared
función del sujeto en la mirada es una contri- agrietada, la luz se reparte en la escena.
bución que no alude al espectador en tanto En el cuadro de Velázquez, el brillo en el
persona, sino en tanto habitante de la ima- borde del bastidor limita la apertura de luz
gen. El objeto a como montura del anonada- que entra desde la derecha, de un fuera-de-
miento del sujeto, en tanto punto luminoso escena en el ventanal. La luz concentrada
elidido, es lo que se trata de reponer en la en este hilo brillante se sobrepone a la fugaz
descripción de la pantalla. En “Las Meninas” luminosidad que viene desde el horizonte de
la cicatriz de este objeto mirante se encuen- la puerta abierta. ¿Qué quiere decir que la
tra en el borde luminoso del bastidor. mirada se ubique en este brillo impertinen-
Para Lacan, la función del cuadro es la pa- te? ¿Dónde declina este exceso de luz dora-
rodia de la representación. El bastidor inver- da? Desarrollar de modo exhaustivo una
tido es el elemento en el que hay que bus- respuesta a estos interrogantes obligaría a
car la función no representativa de la mira- dar cuenta de la concepción lacaniana del
da. Se podría tener presente aquí otro cua- fantasma y el anclaje corporal del deseo. No
dro de estructura similar, me refiero a “El ar- puedo abordar aquí ese trabajo; sin embar-
tista en su estudio” (1629) de Rembrandt. go, puedo consignar una conclusión: la teo-
Se muestra en él la parte trasera de un ca- ría lacaniana de la mirada propone, además
ballete, con el pintor de frente, pero en un de una herramienta de descripción del fenó-
segundo plano, vestido con ropas elegantes meno visual, una aproximación a la condi-
aunque holgadas, y la luz cayendo en un ción estética de la subjetividad.
fuerte foco que inunda el cuadro que no ve-
mos. La cara del pintor permanece enigmá- IV
tica, ensombrecida, como si la cubriera una No quisiera concluir sin dejar asentados al-
máscara. Recorriendo una línea descenden- gunos puntales que, en la Argentina, antici-
te desde la izquierda, la mirada queda cap- paron desarrollos promisorios para una es-
turada en una esquina de la pared antes de tética fundamentada en el psicoanálisis de
llegar a la puerta, mucho menos trabajada, Lacan.
al menos si la comparamos con los demás Hacia 1965, en sus conferencias en el Di Te-
objetos y con el esmero puesto en las ta- lla, Oscar Masotta entreveía cierto vínculo
blas del suelo. En esa esquina, en el mismo entre el extrañamiento del surrealismo y las
plano que el caballete, la pared exhibe una producciones del Pop-Art. El psicoanálisis
superficie descascarada, un pedazo de mu- podía ser una vía para acceder al modo de
ro derruido. En este fragmento de pared no darse de las obras de ambos movimientos.
se trata del enigma del personaje. Tampoco La lectura lacaniana del cogito cartesiano,
queda claro si se trata o no de un autorre- “yo pienso ahí donde no soy y yo soy ahí
trato, si contempla una gran obra recién ter- donde no pienso”13 podía ofrecer, según
minada o, simplemente, si teme a la invisi- Masotta, un recurso para dar cuenta del pas
bilidad visible de la tela sin tocar. La pared de sens (“paso de sentido” o “sin-sentido”,
desconchada polariza el acercamiento a la término que en el seminario Las formacio-
obra permitiendo el despliegue de todas es- nes del inconsciente de Lacan caracteriza la
tas significaciones. A condición de que la operación de la metáfora) con que dichas

13> Masotta, O. El “Pop-Art”. Buenos


Aires, Columba, 1967, p. 111.

26
ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 27

obras se presentaban. Sin embargo, el aná- del arte. Eduardo Grüner, según anticipé en
lisis de Masotta permaneció demasiado li- un comienzo, ha escrito algunos apuntes
gado a los aspectos retóricos y semánticos para una estética del objeto a. La notable
de la estética semiológica. Masotta trabajó singularidad de su trabajo se encuentra en
–algo muy comprensible dada la época– que Grüner puede servirse del psicoanálisis
con la referencia de un Lacan para elucidar el fenómeno visual sin incurrir
estructuralista14, enfatizando los aspectos en el defecto habitual de los escritos recien-
destacados de la doctrina del significante. tes sobre psicoanálisis y estética (que se di-
No obstante, la obra de Masotta hunde sus lapidan en una paráfrasis encubierta de las
raíces en la fenomenología (tal como de- elaboraciones freudianas sobre lo Unheim-
muestra, secuencialmente, la compilación lich, lo inhóspito, no familiar o siniestro). Su
de Conciencia y estructura, su libro de libro El sitio de la mirada se sostiene en un
1968). Ya he destacado el trasfondo feno- manejo magnífico (no sé si Grüner es cons-
menológico que se encuentra supuesto en ciente de esto, sospecho que él se recono-
los desarrollos lacanianos sobre la mirada. cería “culpable”) del tiempo lógico de la re-
Actualmente, muchos de los teóricos que petición, axioma fundamental para pensar
recurren a estos desarrollos para interpelar la temporalidad en psicoanálisis (a partir de
el fenómeno visual, se sirven asimismo de la articulación entre anticipación y retroac-
los desarrollos del último Barthes, a quien ción, y no sólo como un aprés-coup).
también habría que ubicar claramente en la Por último, debo mencionar la Estética de lo
intención fenomenológica antes que en el pulsional (2007) de Carlos Kuri, libro que se
estructuralismo de sus primeros años (por plantea como una indagación acerca de “la
ejemplo, el de Elementos de Semiología o irrupción de lo estético sobre la distribución
El sistema de la moda). Valgan dos nom- conceptual del psicoanálisis”15. Kuri se ha
bres: Serge Tisseron en El misterio de la cá- encargado allí de elaborar el estatuto estéti-
mara lúcida (1996); o bien algunos artículos co de la subjetividad, considerando su an-
de Juli Carson, filósofa del arte y curadora claje en el cuerpo y el lenguaje. Dos aspec-
que en 2009 estuvo en la Argentina llevando tos de esta aproximación merecen desta-
adelante una reposición del happening “El carse. Por un lado, el desbroce de la cate-
helicóptero” organizado por Masotta en goría de sublimación, que logra extraer di-
1966. cha noción de los acercamientos habituales
La teoría del objeto a es el aporte específico en el marco de una psicología del arte y la
de Lacan a una estética posible que aún creación, otorgándole un fundamento psi-
nadie se tomó el trabajo de escribir. En coanalítico; por el otro, la explicitación de
nuestro país, Masotta fue el primero en ad- ciertas nociones fenomenológicas concu-
vertir cuán prolífico era investigar en el rrentes con las del psicoanálisis16.
campo del arte visual con el psicoanálisis Hacia 1976, Masotta leyó en la Fundación
como herramienta conceptual, y sin recaer Miró de Barcelona un breve trabajo titulado
en un psicoanálisis aplicado o psicoanálisis “Freud y la estética”17. No se trataría ya de “la

14> La primera aparición de los Escritos y exclusión entre psicoanálisis y arte. elaboraciones psicoanalíticas sobre
de Lacan en nuestro idioma, en 1971, llevó UNL, Homo Sapiens, 2007, p. 7. literatura, y la noción de estilo, formuladas
el título Lectura estructuralista de Freud, 16> Dado que mi interés en este artículo por Germán García y Luis Gusmán.
que a Lacan habría disgustado, y no se mantiene en la relación entre 17> Publicado en Vectores, Nº 7.
consistió más que en una edición parcial. psicoanálisis y arte visual omito Publicación de la Biblioteca Internacional
15> Kuri, C. Estética de lo pulsional. Lazo mencionar en el cuerpo del texto las de Psicoanálisis, junio de 1990.

27
ramona_98_marzo2010 2/26/10 9:41 PM Page 28

divertida estética de Freud” de Aníbal Ponce, principios de su poder”18 (1958), Lacan afir-
que nos enrostra el fanatismo de un saber maba que la impotencia para sostener una
que desconocemos y que consumimos furio- praxis de modo auténtico suele reducirse,
samente, sino de un escrito fundacional. En frecuentemente en la historia de los hombres,
lugar de mimetizarnos con el snobismo de la a un ejercicio de la sugestión. En el campo
jerga lacaniana, deberíamos volver a pregun- de las artes visuales todavía esperamos una
tarnos acerca de las posibilidades de una es- elucidación del psicoanálisis que nos permita
tética fundamentada desde el psicoanálisis; y ser menos lacanianos (lo que no demuestra
no por motivos exclusivamente estéticos, si- más que el efecto de hipnotismo que puede
no por razones políticas. En el más hermoso producir la teoría) y, en consecuencia, pro-
de sus escritos, “La dirección de la cura y los mover un pensamiento con Lacan.

18> Lacan, J. “La dirección de la cura y Buenos Aires, Siglo XXI, 2002.
los principios de su poder” en: Escritos 2.

28

Вам также может понравиться