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UNIDAD EDUCATIVA PARTICULAR “LA INMACULADA”

DEBER EDUCACIÓN EN LA FE

Nombre: Karelys Tandazo A tancuri


Curso: 3° B.G.U. Paralelo: “D”
Fecha: Martes, 10 de octubre del 2017

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Nosotros, cristianos católicos, no vivimos aislados en una burbuja. Tenemos


familias, vecinos, compañeros de trabajo,
pertenecemos a un barrio, a una ciudad,
hemos nacido en un país determinado,
etc… Y en cada uno de esos ámbitos se
pueden producir injusticias. La DSI nace a
partir del hecho de que nuestra fe católica
se choca cada día contra las injusticias del
mundo en que nos ha tocado vivir.

Las injusticias no son un invento reciente,


han existido siempre, así que no tendría por qué sorprendernos que se produzcan.
Lo que, sin duda, tiene que darnos un toque de atención es el hecho de que
la injusticia haya ido introduciéndose poco a poco en las estructuras sociales, en
nuestro modo de vida, y termine transmitiéndose de generación en generación.

Tal encuentro se produce a nivel individual, cada uno de nosotros lo afrontará en


solitario. Así que no podemos quedarnos ahí, porque la función última de la
evangelización tiene que ser liberar a las personas en todo lo que son, lo espiritual
y lo no espiritual, lo individual y lo social.

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA

Si la persona es creada a imagen y semejanza de Dios, no podemos permitir que


sea sometida a situaciones que le
arrebaten su dignidad, como la
esclavitud, el trabajo precario, la
prostitución forzosa, etc…

La persona humana, que tiene derechos


y deberes, está en el centro de
la Doctrina Social de la Iglesia. “La
Iglesia no se cansará nunca de insistir sobre la dignidad de la persona humana,
contra todas las esclavitudes, explotaciones y manipulaciones perpetradas en
perjuicio de los hombres, no solo en el campo político y económico, sino también
en el cultural, ideológico y médico” (Orientaciones para el estudio y enseñanza de
la Doctrina Social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, Congregación
para la Educación Católica).

PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Ahora que ya conoces un poquito mejor dónde se encuentra la Doctrina Social de


la Iglesia, vamos a exponer los principios y valores que se transmiten a lo largo de
todos estos documentos que venimos nombrando una y otra vez.

1. La dignidad de la persona. Si la persona es creada a imagen y semejanza de


Dios, no podemos permitir que sea sometida a situaciones que le arrebaten su
dignidad, como la esclavitud, el trabajo precario, la prostitución forzosa, etc…

2. La persona es el sujeto de derechos y deberes. La Doctrina Social de la


Iglesia no va dirigida a las plantas o al resto de animales. Se dirige a las personas,
y estas tienen que conocer cuáles son sus compromisos y obligaciones para hacer
realidad la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo.

3. Es necesario hacer comunidad. Se tienen que fortalecer los vínculos entre las
personas para una buena convivencia pacífica.

4. El bien común. Hace falta superar el individualismo y alcanzar el bien común.


Reflexionamos sobre este aspecto en otro apartado del módulo para no
confundirlo con la política.

5. La justicia debe ser igual para todos. En la Doctrina Social de la Iglesia se


valora el modelo actual de justicia, por si acaso no fuese el más adecuado para
alcanzar la igualdad de cada ser humano.

6. Caridad y solidaridad. Si la Iglesia fuese una mesa, la caridad debe ser una de
las cuatro patas. Sin caridad, la Iglesia está incompleta.
UNIDAD EDUCATIVA PARTICULAR “LA INMACULDADA”

“Los que obtienen más éxito son los que hablan con familiaridad y sencillez popular”.
San Vicente de Paúl

Distinguida Sor Ruth Roldán Superiora de la Comunidad Hijas de la Caridad, licenciado

Marcelo Orellana Rector de la unidad educativa particular “La Inmaculada”, licenciada

María Esther Sánchez Vicerrectora de la misma, personal docente, administrativo y de

apoyo, público en general.

Me es grato presentar un tema tan relevante como es “San Vicente de Paúl y su legado a las

nuevas generaciones”.

San Vicente de Paúl nace el 2 de abril de 1581, en Francia. Fue ordenado sacerdote en 1600

con tan solo diecinueve años aspirando a ser Obispo. Los encuentros de la vida de este

santo fueron los responsables de su personalidad caritativa.

Considerado como una de las figuras más representativas del catolicismo en la Francia del

siglo XVII. Fue precursor de las Conferencias de la Caridad en 1617, fundador de varias

organizaciones benéficas, un ejemplo de esto es la Comunidad “Hijas de la Caridad” una

de las congregaciones que más gloria y honra han dado y dan a la Iglesia.

Para San Vicente la oración era lo primero y presentó la humildad como la primera

cualidad de los sacerdotes misioneros. Descubrir a Jesucristo en los pobres fue su carisma.

Siempre buscó la paz, incluso en medio de las guerras de su época, su personalidad se

llevaba bien con todas las clases sociales, desde el rey hasta el mendigo.
Por su notable labor caritativa fue beatificado el 13 de agosto de 1729, y canonizado el 16

de junio de 1737, hoy es reconocido por la Iglesia Universal como el Santo de la Caridad.

Su legado sigue presente hasta nuestros días a través de las obras de las Hijas de la Caridad.

San Vicente de Paúl nos enseñó que el verdadero amor de Dios es el que ama

concretamente a los que Dios prefiere, a los carentes de todo, a los más pequeños. Nos

enseñó que solamente la caridad podía crear entre los hombres un “deseo de vivir” en

comunidad, una sociedad, en la que se sienten hermanos.

Este es el mensaje que deja a las futuras generaciones, quienes vivimos en la era

globalizada y alejada de estas prácticas, tenemos el honorable deber de seguir sus

enseñanzas, aplicando el carisma vicentino, una forma de encontrarnos con Jesucristo.

¿Y nosotros estamos siguiendo el ejemplo de San Vicente de Paúl?, ¿qué estoy haciendo

para ayudar a mi prójimo? Debemos emprender ahora en el servicio a los pobres

con alegría, con entusiasmo, con constancia y amor. Porque el dinero lo puede hacer

cualquiera, pero necesitamos más vocaciones al servicio de los pobres. ¡El derecho y la

justicia no bastan ni con mucho!

Así pues, hermanos míos, vayamos y ocupémonos con un amor nuevo en el servicio de los

pobres, y busquemos incluso a los más pobres; pero que sea a costa de nuestros brazos, que

sea con el sudor de nuestra frente. Pues, muchas veces los actos de amor a Dios, de

complacencia, de benevolencia, resultan sin embargo muy sospechosos, cuando no se llega

a la práctica del amor efectivo., reconozcamos delante de Dios que son ellos nuestros

señores y nuestros amos vivamos haciendo obras de caridad al estilo de San Vicente de

Paul.

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