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Los manuscritos, en cuanto opuestos a impresos, son copias del texto original o de una
versión ya sea de toda la Biblia o de parte de ella. Después de unas observaciones
introductorias sobre los manuscritos en general, hablaremos en detalle de los
manuscritos bíblicos hebreos, griegos, latinos, siríacos, armenios y coptos; manuscritos
de otras versiones no son lo suficientemente importantes para entrar al alcance de este
artículo.
Contenido
1 En General
2 Manuscritos Hebreos
3 Manuscritos Griegos
4 Manuscritos Latinos
5 Manuscritos Siríacos
6 Manuscritos Armenios
7 Manuscritos Coptos
8 Bibliografía
En General
Los manuscritos pueden ser convenientemente divididos entre los manuscritos en papiro
y en pergamino.
Manuscritos en Papiro:
En el Imperio Romano de los tres primeros siglos de nuestra era, el papiro era el
material de escritura ordinario. Hecho con tiras del corazón de la planta acuática egipcia
del mismo nombre, el papiro era muy frágil, quebradizo al aire, se desmenuzaba con el
uso, no resistía la fuerza desintegradora de la humedad y muy poco practicable para la
forma de libro. Todos los manuscritos en papiros de todas clases se han perdido,
excepto los enterrados en terreno extremadamente seco, como el de Alto y Medio
Egipto, donde los ignorantes labradores destruyeron injustificadamente y de una vez
grandes cantidades de manuscritos en papiro. Los excavadores egipcios evitan ahora esa
destrucción y siguen añadiendo a la ya considerable colección de papiros. Es más que
probable que los escritores sagrados del Nuevo Testamento o sus escribas usaran tinta y
rollos de frágil papiro para sus autographa (2 Cor. 3,3; 2 Juan 12). Estos manuscritos
originales probablemente perecieron hacia fines del siglo I o principios del II. No
hallamos rastros de ellos ni en los Padres Apostólicos ni en los Padres apologéticos---a
no ser que exceptuemos las palabras de Tertuliano "las auténticas cartas de los
Apóstoles mismos", que hoy se descartan por considerarlas retóricas. Una prueba
significativa de la pérdida temprana de las copias autógrafas del Nuevo testamento es el
hecho de que San Ireneo nunca apela a los escritos originales sino sólo a las antiguas y
esmeradas copias (en pasi tois spoudaiois kai archaiois antigraphois), al testimonio de
los que vieron a Juan cara a cara (kaimartyrounton auton ekeinon ton katopsin ton
Ioannen heorakoton), y a la evidencia interna de la palabra escrita (kai tou logou
didaskontos hemas).
1
Manuscritos en pergamino:
Egipto se adhirió a sus rollos de papiro hasta el siglo VIII y aún más tarde. El
pergamino había sido usado antes de los tiempos de Cristo (cf. Plinio, "Historia
Naturalis", XIII, 11), y durante el tiempo de los Apóstoles (2 Tim. 4,13). En el siglo III
comenzó a sustituir a los papiros fuera de Egipto; en la primera parte del siglo IV el
pergamino y el códice (o forma de libro) venció completamente al papiro y la forma de
rollo. Cuando Constantino fundó su capital del Imperio Bizantino, ordenó a Eusebio de
Cesarea que mandara a hacer cincuenta manuscritos de la Biblia en pergamino (somatia
en diphtherais) para usar en las iglesias de Bizancio (Vita Constant., IV, 36). Los
manuscritos bíblicos existentes más antiguos pertenecen al siglo IV, pero en forma
fragmentaria.
Palimpsestos:
Manuscritos Hebreos
Época:
2
masoréticos del libro del Eclesiástico. Estos fragmentos, obtenidos de una “genizah” de
El Cairo (una caja para los manuscritos gastados o desechados), pertenecen al siglo X u
XI de nuestra era. Nos proveen con más de la mitad del Eclesiástico y duplican ciertas
partes del libro. Muchos especialistas consideran que los fragmentos de El Cairo
prueban que el hebreo fue el idioma original del Eclesiástico (vea "Facsímiles de los
Fragmentos recobrados hasta ahora del Libro del Eclesiástico en Hebreo”, Oxford y
Cambridge, 1901).
b. Texto Masorético: Todos los otros manuscritos hebreos de la Biblia son masoréticos
(Vea Masora) y pertenecen al siglo X o posterior. Algunos de estos manuscritos están
datados antes, pero los críticos textuales consideran que esas fechas se deben a un
fraude intencional o a una transcripción no-crítica de fechas de manuscritos anteriores.
Por ejemplo un códice de los profetas anteriores y posteriores, que ahora está en la
sinagoga caraíta de El Cairo, está fechado 895 d.C., pero Neubauer lo asigna al siglo XI
o XIII. Califica como una obra del siglo XIII el manuscrito # 12 de Cambridge, datado
en 856 d.C. Rechaza como absolutamente imposible la fecha 489 del Pentateuco de San
Petersburgo (ver Studia Biblica, III, 22). Probablemente los manuscritos masoréticos
más antiguos sean: "Prophetarium Posteriorum Codex Bablyonicus Petropolitanus",
fechado 916 d.C.; La Biblia de San Petersburgo, escrita por Samuel ben Jacob y fechada
en 1009 d.C.; el "Códice Oriental 4445" en el Museo Británico, que Ginsburg
(Introducción, p. 469) asigna a 820-50 d.C. Los críticos textuales varían mucho en las
fechas que asignan a ciertos manuscritos hebreos. De Rossi incluso piensa que sólo
unos nueve o diez manuscritos masoréticos son anteriores al siglo XII. (Variæ
Lectiones, I, p. XV).
Cantidad:
De Rossi (Variæ Lectiones Vet. Test.) retuvo la numeración de Kennicott y añadió una
lista de 479 manuscritos, todos de su propiedad privada, de los cuales,
desafortunadamente, 17 habían recibido ya numeración por Kennicott. De Rossi añadió
más tarde cuatro listas suplementaria de 110, 52, 37 y 76 manuscritos, y llegó a la cifra
de 1375 manuscritos masoréticos. Desde entonces nadie ha emprendido un estudio
crítico tan colosal de los manuscritos hebreos. Unos pocos de los principales
manuscritos se cotejan y comparan más exactamente en las ediciones del texto
masorético que fueron hechas por S. Baer, Fr. Delitzsch y Ginsburg. Al vasto número
de manuscritos hebreos examinado por Kennicott y De Rossi hay que añadir unos dos
mil manuscritos de la Biblioteca Imperial de San Petersburgo que Firkowitsch cotejó en
Tschufut-Kale ("Roca de los Judíos") en la Crimea (ver Strack, "Die biblischen und
3
massoretischen Handschriften zü Tschufut-Kale" en "Zeits. für luth. Theol. und
Kirche", 1875).
Valor:
El estudio crítico de esta rica variedad de cerca de 3400 rollos y códices masoréticos no
promete tan importantes resultados como al principio se creyó. Los manuscritos son
todos de fechas recientes si se comparan con los códices griegos, latinos y siríacos;
todos son singularmente parecidos. En copias hechas para uso privado se hallan unas
pocas variantes: las copias hechas para el servicio público de las sinagogas son tan
uniformes que no animan al crítico a compararlas. Todos los manuscritos masoréticos
nos devuelven a un solo editor---el de la tradición textual que probablemente comenzó
en el siglo II y cada vez se hizo más y más minucioso hasta que cada detalle y título del
texto quedó casi absolutamente fijado y sagrado. Parece que fue R. Aqiba la cabeza de
esta escuela judía del siglo II. Se tomaron medidas sin precedentes para mantener el
texto fijado. Los estudiosos contaron las palabras y consonantes de cada libro, la palabra
central y las consonantes centrales, las peculiaridades del escrito etc. Hasta cuando tales
peculiaridades eran claramente debidas a un error o accidente, fueron perpetuadas e
interpretadas por un significado místico. Letras rotas o invertidas, consonantes que eran
demasiado pequeñas o grandes, puntos que estaban fuera de lugar---todas estas rarezas
fueron transmitidas como intención divina. En el Génesis 2,4 bebram (“cuando fueron
creados”), todos los manuscritos tiene una Hê, y los eruditos judíos vieron esta
peculiaridad como inspirada y la interpretaron: “En la letra Hê fueron creados” y
después se pusieron a averiguar qué quería decir aquello. Esta falta de variantes en los
manuscritos masoréticos nos deja sin la esperanza de recuperar el texto hebreo original
excepto a través de las versiones. Kittel en su espléndido texto hebreo da tantas
variantes como sugiere la versión.
Manuscritos Griegos
En General:
Los manuscritos griegos se dividen en dos clases según el tipo de escritura: uncial y
minúscula.
a. Las unciales se usaban entre los siglos IV y X, con letras grandes y desconectadas.
Estas letras no eran mayúsculas, sino que tenían una forma característica: epsilon, sigma
y omega no se escribían EPSILON, SIGMA, OMEGA, como son esas mayúsculas en
las inscripciones; rho, phi, psi, y a veces upsilon se prolongaban sobre o por debajo de
la línea. Las palabras no estaban separadas; no se utilizaban acentos ni signos de
puntuación; los párrafos se señalaban sólo con una pequeña laguna; las letras eran
uniformes y artísticas y sólo se usaban ligaduras para las palabras más comunes---IC
(Iesous), KC (Kyrios), XC (Christos), ICL (Israel), PNA (pneuma), DLD (David),
ANOC (anthropos), PER (pater), MER (mater), OUC (pater), CER (soter), OUNOC
(ouranos). En el siglo VI comenzó la decadencia de la elegante escritura uncial; ciertas
letras se torcían y se curvaban. En el siglo VII más letras recibían esas florituras y se
introdujeron acentos y pausas, y la escritura se inclinaba hacia la derecha.
4
la Biblia con unciales y con minúsculas. Esta última muestra una forma de escribir tan
desarrollada que no deja duda sobre su largo prolongado. Las letras son pequeñas,
conectadas y escritas con una mano rápida. Después del siglo X se usaron las
minúsculas hasta el siglo XV, en que los manuscritos fueron sustituidos por impresos.
a. Versión de los Setenta (LXX): Hay tres familias de manuscritos de la Versión de los
Setenta: los de la Hexapla de Orígenes, los de Hesiquio y los de San Luciano de
Antioquía. San Pánfilo de Cesarea, discípulo de Orígenes, conservó en Cesarea los
manuscritos de su Hexapla y Tetrapla. Algunos manuscritos existentes (es decir, aleph y
Q) aluden en escolios a estas gigantescas obras de Orígenes. En el siglo IV, Panfilio y
su discípulo Eusebio de Cesarea reprodujeron la quinta columna de la Hexapla, es decir,
del texto de los Setenta de la Hexapla de Orígenes, con todos sus signos críticos. Esta
copia es la fuente de la familia de la Hexapla de los manuscritos de los Setenta. Con el
curso del tiempo, los escribas fueron suprimiendo los signos críticos en parte o del todo.
Pasajes que faltaban en los Setenta pero estaban en el hebreo, y por lo tanto
suministrados por Orígenes ya de Aquila o de Teodoción, fueron irremediablemente
entremezclados con pasajes de la Versión de los Setenta disponible en ese momento.
Casi al mismo tiempo se publicaron otras dos ediciones de los Setenta: la de Hesiquio
en Alejandría y la de Luciano en Antioquía. Los manuscritos existentes han descendido
de estas tres ediciones, pero de manera que aún no se puede identificar bien. Muy pocos
manuscritos se pueden asignar con más que probabilidad a una de las tres familias; los
manuscritos de la Hexapla, los de Hesiquio y los de Luciano influyeron unos sobre los
otros. La mayoría de los manuscritos existentes de los Setenta contienen, como
resultado, variantes de cada una y de ninguna de las grandes familias. Los críticos
textuales aún tienen pendiente la tarea de seguir la pista de la influencia de estos tres
grandes manuscritos.
Papiros: Existen unos dieciséis fragmentos en papiro. Los más importantes son:
o Oxyrhyncus Papiro 656 (principios del siglo III) que contiene partes del
Génesis 14 a 27, en donde faltan la mayoría de los grandes manuscritos
en pergamino.
o Museo Británico Papiro 37, a veces llamado U (siglo VII), que contiene
parte de los Salmos (Hebreo) 10 - 33.
o Un papiro en Leipzig (siglo IV) que contiene los salmos 29-54. Estos dos
Salterios nos dan el texto del Alto Egipto.
o Un papiro en Heidelberg (siglo VII) que contiene Zacarías 4,6 a
Malaquías 4,5.
o Un papiro en Berlín (siglos IV o V) que contiene alrededor de treinta
capítulos del Génesis.
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o aleph: S, Códice Sinaítico (siglo IV; 43 hojas, en Leipzig, 156 junto al
Nuevo Testamento en San Petersburgo) contiene fragmentos del Génesis
y Números; 1 Crón. 9,27 - 19,17; Esdras 9,9 hasta el final; Ester; Tobías;
Judit; 1 y 4 Macabeos; Isaías; Jeremías.; Lam. 1,1 - 2,20; Joel; Abdías -
Malaquías; los libros poéticos, el Nuevo Testamento completo, la
Epístola de Bernabé y parte del “Pastor” de Hermas. El texto está
mezclado. En Tobías difiere mucho de A y B; su origen es dudoso. Dos
correctores (Ca y Cb) son del siglo VII. Ca nos dice al final de Ester que
comparó este manuscrito con una copia muy antigua, de la que Pánfilo
testificó que había sido tomada y corregida de acuerdo a la Hexapla u
Orígenes.
o A, o Códice Alejandrino (siglo V; en el Museo Británico) contiene la
Biblia completa (excepto Salmos 1,20 - 80,11, y lagunas menores) e
incluye los libros deuterocanónicos y fragmentos, los Apócrifos 3 y 4
Macabeos y también 1 y 2 Clemente. Su origen es egipcio y puede ser
hesiquiano. Difiere mucho de B, especialmente en Jueces. El manuscrito
fue escrito por dos escribas y el corrector era aproximadamente de esa
misma época.
o B, o Códice Vaticano (siglo IV, en el Vaticano) contiene la Biblia
completa; al Antiguo Testamento le falta el Gén., 1,1 - 46,28; 1 y 2
Macabeos; porciones de 2 Samuel 2; y los salmos, 105 - 137. El Nuevo
Testamento carece de Hebreos, 9,14; 1 y 2 Timoteo; Tito y Apocalipsis.
Su origen es del Bajo Egipto. Hort piensa que es de la familia del texto
usado por Orígenes en su Hexapla.
o C, o Códice Efrén Rescripto (palimpsesto del siglo V, en la Biblioteca
Nacional de París) contiene 64 hojas del Antiguo Testamento; la mayor
parte de Eclesiastés; partes del Eclesiástico; Sabiduría; Libro de
Proverbios y el Cantar; 145 de las 238 hojas del Nuevo Testamento.
o D, o Cotton Genesis (siglo V, Museo Británico) contiene fragmentos de
Génesis; fue casi destruido por un incendio en 1731 pero había sido
estudiado previamente.
o E, o Códice Bodleiano (siglos IX o X; en la Biblioteca Bodleiana,
Oxford) contiene fragmentos del Heptateuco.
o F, o Códice Ambrosiano (siglo V, en Milán) contiene fragmentos del
Heptateuco.
o G, o Códice Sarraviano (siglo V, 130 hojas, en Leyden; 22 en París, una
en San Petersburgo) contiene el Octateuco de la Hexapla (fragmentos)
con algunos de los asteriscos y obeliscos de Orígenes.
o H, o Códice Petropolitano (siglo VI; en la Biblioteca Imperial, San
Petersburgo) contiene partes de Números.
o I, o Códice Bodleiano (siglo IX; Bibl. Bodl., Oxford) contiene los
Salmos.
o K, o Códice Lipsiensis (siglo VII; en Univ. de Leipzig) contiene
fragmentos del Heptateuco.
o L, o Genesis de Viena (siglo VI; en la Librería Imperial, Viena) contiene
un Génesis incompleto, escrito con letras de plata sobre pergamino
púrpura.
o M, o Códice Coisliniano (siglo VII; en la Biblioteca Nacional de París)
contiene el Heptateucco y Reyes.
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o N-V, o Códice Basiliano-Veneto (siglos VIII o IX, parte en Venecia y
parte en el Vaticano) contiene el Génesis, Éxodo, y partes del Levítico, y
se usó con B en la edición crítica de los Setenta (Roma, 1587).
o O, o Códice Dublinense (siglo VI, en el Trinity College, Dublin)
contiene fragmentos de Isaías.
o Q, o Códice Marchaliano (siglo VI, en el Vaticano) contiene los Profetas,
completo; es muy importante y se originó en Egipto. El texto es
probablemente hesiquiano. En los márgenes hay muchas lecturas de la
Hexapla; también muestra muchos signos de la Hexapla.
o R, o Códice Veronense (siglo VI, en Verona) contiene el Psalterio en
griego y latín y el Cantar.
o T, o Códice Zuricensis, el Psalterio de Zürich (siglo VII) muestra, con R,
el texto occidental; letras de plata, iniciales doradas sobre pergamino
púrpura.
o W, o Códice Parisiensis (siglo IX, en la Biblioteca Nacional, París)
contiene fragmentos de los Salmos.
o X, o Códice Vaticano (siglo nueve, en el Vaticano) contiene el Libro de
Job.
o Y, o Códice Tauriensis (siglo nueve, en la Biblioteca Nacional, Turín)
contiene los Profetas Menores.
o Z, o Códice Tischendorf (siglo IX) contiene fragmentos de Reyes;
publicado por Tischendorf.
o Gamma, o Códice Cryptoferrantensis (siglo VIII o IX; en Grottaferrata)
contiene fragmentos de los Profetas.
o Delta, o Códice Bodleiano (siglos IV o V; Oxford, en Bodl. Libr.)
contiene un fragmento de Daniel.
o Theta, o Códice Washington (siglos V o VI, Instituto Smithnsoniano),
contiene del Deuteronomio a Josué, encontrado en Egipto, uno de los
manuscritos de Freer. Hay además siete Psalterios unciales (dos
completos) del siglo IX o X y dieciocho fragmentos poco importantes
listados por Swete (op. cit., p. 140).
7
el fragmento de Cambridge, siglo VII, descubierto en una genizah de El Cairo.
Contiene partes del salmo 21 (ver Taylor, "Palimpsestos de la Genizah del
Cairo", 1900). El nombre Yahveh está escrito en letras antiguas hebreas.
Los fragmentos de El Cairo del siglo IV y V; tres palimpsestos (contienen 1
Reyes 20,7 - 17; 2 Reyes 23,11-27) publicados por Burkitt en 1897; y cuatro
porciones de salmos (89,17 - 91,10; 95,7 - 96,12; 98,3; 101,16 - 102,13)
publicados por Taylor (op. cit.).
El fragmento de papiro del siglo IV de Gen., 1,1-5, publicado por Grenfell y
Hunt en 1900.
d. Símaco (Ver Versiones de la Biblia). Las fuentes del manuscrito son los palimpsestos
de Milán, el fragmento de Cambridge y las notas marginales de la Hexapla, todos los
cuales son fuentes manuscritos de Aquila.
a. En General: Según von Soden ("Die Schriften des N.T. in ihrer ältesten erreichbaren
Textgestalt", Berlin, 1902) existen 2328 manuscritos del Nuevo Testamento. Sólo unos
40 contienen enteros o en parte todos los libros del Nuevo Testamento. Hay 1716 copias
manuscritas de los Evangelios, 531 de los Hechos, 628 de las Epístolas Paulinas y 219
del Apocalipsis. La numeración comúnmente aceptada de los manuscritos del Nuevo
Testamento es la de Wettstein; los unciales se designan por mayúsculas latinas y
griegas, y las minúsculas con números arábigos. Estos manuscritos se dividen en los
cuatro grupos arriba mencionados: Evangelios, Hechos, Epístolas Paulinas, Apocalipsis.
En el caso de las unciales se usa un exponente para designar al grupo al que se refieren.
D o Dev es el Códice Bezae, un manuscrito de los Evangelios; D3 o Dpaul es el Códice
Claromontano, un manuscrito de las Epístolas Paulinas; E2 o Eact es el Códice
Laudiano, un manuscrito de los Hechos.
La nomenclatura es menos clara para las minúsculas, pues cada grupo tiene una serie de
números diferentes. Si una minúscula es un manuscrito completo del Nuevo
Testamento, se designa por cuatro números diferentes. Uno y el mismo manuscrito en
Leicester es Evan. 69, Act 31, Paul 37, Apoc 14. La lista de Wettestein de los
manuscritos del Nuevo Testamento fue completada por Birch y Schols; más tarde
Scrivener y Gregory continuaron las listas, cada uno con su propia nomenclatura. Von
Soden ha introducido una nueva numeración para indicar el contenido del manuscrito y
la fecha. Si el contenido tiene algo más que los Evangelios, se marca delta (es decir
diatheke, "testamento”); si es sólo el evangelio, eta (i.e., euaggelion, "evangelio"); si lo
demás, excepto el evangelio, alpha (es decir, apostolos). B es delta-1; aleph es delta-2;
Q es epsilon 4, etc. No se hacen distinciones entre inciales y minúsculas. Los
especialistas admiten la lógica y el valor científico de esta nueva numeración aunque las
encuentran un poco pesada e impracticable.
8
b. Papiros: En la colección del Archiduque Rainer, en Viena, hay algunos trozos muy
fragmentados de frases del Nuevo Testamento griego, que Wessely, el custodio de la
colección, asigna al siglo II. Las excavaciones de Grenfell y Hunt en Oxyrhyncus
sacaron a la luz varios fragmentos del Nuevo Testamento que Kenyon, el asistente del
conservador de los manuscritos del Museo Británico, asigna a la última parte del siglo
III. Sólo un papiro manuscrito del Nuevo Testamento es importante para los críticos
textuales: Oxyrhyncus Pap. 657 del siglo III-IV, porque preserva alrededor de un tercio
de la Epístola a los Hebreos, una epístola en la que el Códice B (Códice Vaticano) es
defectuoso.
9
K, o Códice Cyprius (siglo IX en la Biblioteca Nacional, Paris), contiene los
Evangelios.
K2, o Códice Mosquensis (siglo IX; en la Biblioteca del Santo Sínodo de
Muscú), contiene Hechos, las epístolas paulinas y católicas.
L, o Códice Regio (siglo VIII; Biblioteca Nacional, Paris), contiene los
Evangelios.
L2, o Códice Angélico (siglo IX, en Roma), contiene Hechos y las Epístolas
Católicas y Paulinas.
M, o Códice Campiano (siglo IX; Biblioteca Nacional, Paris), contiene los
Evangelios.
M3, o Códice Campiano (siglo IX Biblioteca Nacional, Paris), contiene los
Evangelios.
N, o Códice Purpúreo, también llamado Petropolitano (siglo VI), contiene los
Evangelios en plata sobre pergamino púrpura. Existe casi la mitad del
manuscrito: 182 hojas (encontradas en Asia Menor, 1986) están en San
Petersburgo, 33 en Patmos, 6 en el Vaticano, 4 en el Museo Británico y 2 en
Viena.
P, o Códice Guelferbitano A (siglo VI; Wolfenbüttel), contiene fragmentos de
los Evangelios.
P2, o Códice Porfiriano (siglo IX, en San Petersburgo), contiene Hechos, y las
epístolas católicas y paulinas.
Q, o Códice Guelferbitano B (siglo V; Wolfenbüttel), contiene fragmentos de los
Evangelios.
R, o Códice Nitriense (siglo VI en el Museo Británico, Londres), una copia de
Lucas en palimpsesto.
T, o Códice Borgiano (siglo V, en el Vaticano), fragmentos en griego y sahidico.
Uno tiene el doble final de Marcos; otro tiene 17 hojas de Lucas y Juan y un
texto parecido a D y Alfa.
Z, o Códice Dublinense (siglo VI en el Colegio Trinity, Dublín), palimpsesto
que contiene 295 versículos de Mateo; probablemente texto egipcio parecido a
alef.
Delta, o Códice Sangallensis (siglo IX o X, en Saint-Gall); contiene Evangelios
en griego y latín.
Lambda, o Códice Rossanensis (siglo VI; en Rossano, Calabria), contiene Mateo
y Marcos en letras de plata sobre pergamino púrpura con ilustraciones. N,
Sigma, Sigma-b, y Phi son de la misma familia probablemente producidos en
Constantinopla de un mismo original.
Sigma-b, o Códice Sinopensis (siglo VI; en la Biblioteca Nacional de Paris)
consiste de 43 hojas (Mateo 7-24), en letras de oro sobre pergamino púrpura con
5 ilustraciones; fue comprado por un oficial naval francés en Sinope, en 1899 y
se llama también Omicron y Hê.
Phi, o Códice Beratino (siglo VI; en Berat, Albania), contiene Mateo y Marcos.
Beth, o Códice Patirense (siglo V; en el Vaticano) contiene Hechos y las
Epístolas Paulinas y Católicas.
El Manuscrito Americano de los Evangelios (siglo V) encontrado en Egipto en
1907 no se ha publicado todavía; ni tiene los fragmentos de las epístolas
paulinas (siglo VI) que fueron encontradas al mismo tiempo.
10
textual, pero este campo no es rico en absoluto. Muchos de esos minúsculos testigos
nunca han sido estudiados por completo. El 95 por ciento son testigos del mismo tipo de
texto, el textus receptus. Sólo interesan a los críticos textuales los que son peculiares o
parientes de uno de los grandes unciales. Entre los Evangelios en minúsculas, según la
numeración de Gregorio, el tipo B-alef se ve más o menos en 33; 1, 118, 131, 209; 59,
157, 431, 496, 892. El tipo D es el de 235, 431, 473, 700, 1071; y el “Grupo Ferrar”, 13,
69, 124, 346, 348, 543, 713, 788, 826, 828. Entre los Hechos en minúsculas, 31 y 61
muestran semejanzas a B; 137, 180, 216, 224 a D. 15, 40, 83, 205, 317, 328, 329, 393 se
agrupan y se remontan hasta el texto del siglo IV de Eutalio de Sulica. Entre los
paulinos, este mismo texto, (es decir, el de H3) se encuentra en 81, 83, 93, 379, 381.
Manuscritos Latinos
Los manuscritos bíblicos son mucho más uniformes en griego que en latín. La
paleografía divide el griego en unciales y minúsculas; el latino en unciales,
semiunciales, mayúsculas, minúsculas y cursivas, e incluso estas divisiones tienen
subdivisiones. Se puede seguir el tiempo, el lugar y hasta el monasterio del manuscrito
latino por la forma específica del texto escrito a mano.
Latín Antiguo:
Unos 40 manuscritos nos han preservado un texto anterior a la traducción San Jerónimo
y son designados con letras minúsculas. Desafortunadamente no hay dos de estos
manuscritos que presenten el mismo texto. Las correcciones introducidas por los
escribas y la inevitable influencia de la Vulgata han hecho que sea muy difícil agrupar
los manuscritos en latín antiguo. Los críticos textuales concurren en que hay un tipo de
texto africano, uno europeo y uno italiano. El texto africano es el mencionado por
Tertuliano (c. 150-220) y usado por San Cipriano de Cartago (ca. 200-258), el cual es el
más antiguo y crudo en estilo. El texto europeo es menos crudo en estilo y vocabulario y
puede ser una traducción completamente nueva. El texto italiano es una versión del
europeo y fue revisado por San Jerónimo en partes de la Vulgata. Los manuscritos más
importantes en latín antiguo son los del Nuevo Testamento bilingüe: D, D3, E2, E3, F3,
G3, Delta.
11
existente del texto en latín antiguo que San Jerónimo usó al revisar el Nuevo
Testamento.
ff2, o Códice Corbeiensis (siglo V, en París), contiene los Evangelios.
g, o Códice Gigas (siglo trece, en Estocolmo), una Biblia completa; los Hechos
y el Apocalipsis están en latín antiguo y son los mejores ejemplos del tipo
europeo.
h, o Palimpsesto de Fleury (siglos IV o V, en Turín), contiene Marcos, 7 - 16,8 y
Mateo 1 - 15; el más antiguo en latín antiguo, tipo africano, muy cercano al texto
usado por San Cipriano.
q, o Códice Monacensis (siglos VI o VII, en Munich, contiene los Evangelios;
tipo de texto italiano.
Vulgata:
Se estima que existen más de 8000 manuscritos de la Vulgata. La mayoría de ellos son
posteriores al siglo XII y tiene poco valor en la reconstrucción del texto. Tischendorf y
Berger designan los principales manuscritos por abreviaciones de los nombres: am =
Amiatino; fu o fuld = Fuldense. Wordsworth y White, en su edición crítica de los
Evangelios y los Hechos (1899-1905), usan mayúsculas latinas para anotar los 40
manuscritos de los que depende su texto. Gregory (Textkritik, II, 634) enumera 2369
manuscritos. La forma más lógicas y útil de agrupar estos manuscritos es genealógica y
geográficamente. El trabajo de los críticos del futuro será reconstruir el texto
reconstruyendo los varios tipos, español italiano, irlandés, francés etc. Los principales
manuscritos de la Vulgata son:
12
S, o Códice Stonyhurstensis (siglo siete; en el Colegio Stonyhurst, Inglaterra),
contiene el Evangelio según San Juan; texto como el de A probablemente escrito
cerca de Durham.
V, o Códice Vallicellianus (siglo IX; en Roma, en Vallicelliana), Biblia del tipo
Alcuino. Ver K.
Y, o Códice Lindisfarnense (siglo siete; en el Museo Británico, Londres).
Evangelios. Indicaciones litúrgicas en el texto muestran que es copia de un
manuscrito escrito en Nápoles; texto de la familia A.
Z, o Códice Hareianus (siglos VI o VII; en el Museo Británico, Londres)
contiene Epístolas y el Apocalipsis.
Manuscritos Siríacos
2. El Diatessaron: Esta armonía de los Evangelios fue escrita por Tatiano, un asirio
discípulo de San Justino Mártir, alrededor de 170 d.C. y fue ampliamente utilizada en
Siria. Nuestros registros manuscritos son dos versiones árabes, descubiertas una en
Roma y la otra en Egipto y publicadas en 1888. Una traducción latina de una edición
armenia del comentario de San Efrén al Diatessaron da testimonio de esta temprana
versión de los Evangelios. Los especialistas tienden a pensar que la de Tatiano es la
primera traducción siríaca de los Evangelios.
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6. La versión Siríaca Palestina: Esta versión del N.T nos ha llegado por leccionarios y
otros manuscritos fragmentados descubiertos a finales del siglo XIX; los tres principales
son de 1030,1104 y 1118 d.C., respectivamente.
Manuscritos Armenios
Los manuscritos armenios datan de antes del 887 d.C. y son numerosos.
Manuscritos Coptos
1. Sahídicos: El Apocalipsis es el único libro del Nuevo Testamento que nos ha llegado
completo en un manuscrito en este dialecto del Alto Egipto. Muchos fragmentos
aislados han sido recobrados en las recientes excavaciones en Egipto, con los que será
posible pronto reconstruir un Nuevo Testamento en sahídico. Los fragmentos más
antiguos parecen pertenecer al siglo V. Algunos son bilingües (ver T de los manuscritos
del Nuevo Testamento).
2. Bohaíricos: Esta versión en el dialecto del Bajo Egipto está bien representada por
manuscritos del mismo tipo que B-alef, La Catena Curzon es el más antiguo manuscrito
bohairico existente de los Evangelios; está datado el 889 d.C. y está en la Biblioteca
Parham, otros son de los siglos XII y XIII. Ninguno es tan antiguo como los fragmentos
sahídicos.
3. Egipcio Medio: Los fragmentos del Egipto Medio en pergamino o papiro se han
encontrado en Fayum y cerca de Akhmim y Memphis. El más extenso es un
palimpsesto del siglo VI que está en el Museo Británico y tiene Juan 3 y 4.
Bibliografía
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MANUSCRITOS LATINOS: BURKITT, El Latín Antiguo y la Itala (Cambridge,
1896); WORDSWORTH, SANDAY, AND WHITE, Textos Bíblicos en el Latín
Antiguo (Oxford, 1883-97); GREGORY, Textkritik des N.T. (1900). WORDSWORTH
Y WHITE, Edición de la Vulgata (1889-1905).
Fuente: Drum, Walter. "Manuscripts of the Bible." The Catholic Encyclopedia. Vol. 9.
New York: Robert Appleton Company, 1910.
<http://www.newadvent.org/cathen/09627a.htm>.
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