Fotos de esta nota: Sesiones del Tribunal Latinoamericano del Agua.

18 Redes Redes 19

Desinfección

Cómo actúa
La desinfección del agua constituye la pro-
tección contra el riesgo de enfermedades
de origen hídrico. La desinfección puede
conseguirse por diversos medios físicos o
accionan igual que el cloro en los aparatos LA DEMANDA DE CLORO En las redes más antiguas o que puedan cloro de entre 0,1 a 0,3 miligramos por litro,
de medición, presentan un fuerte olor, pero presentar un mayor grado de roturas se de- lo que permite que el agua se mantenga
tienen muy poco poder desinfectante. Los primeros miligramos de cloro que se berá incorporar más cloro, mientras que desinfectada en su tránsito por la red inter-
introducen al agua no garantizan su desin- redes en mejores condiciones de manteni- na de cada hogar, sin afectar la salud.

el cloro en el agua
A PESAR DE SER LA GARANTÍA DEL AGUA SEGURA, EL CONTENIDO DE
CLORO SUELE SER MOTIVO DE QUEJA POR PARTE DE LOS USUARIOS
DE SERVICIOS. AQUÍ EXPLICAMOS LAS DISTINTAS FASES DE ACCIÓN
DEL CLORO EN EL AGUA Y ALGUNOS ASPECTOS OPERATIVOS SOBRE
LA BASE DE UN DOCUMENTO DE LA ORGANIZACIÓN PANAMERICANA
DE LA SALUD.
Evolución de la cantidad de cloro residual en función
de la cantidad de cloro introducido
químicos, como la ebullición (hervor); los
rayos ultravioletas (ver Hydria Nº 8, pag.6) o
a través de reactivos químicos, como el clo-
ro o el ozono.
El cloro es el desinfectante (o biocida (1))
más utilizado en los sistemas de agua de
red en todo el mundo y el más antiguo. Es
económico y de fácil aplicación, y tiene po-
der residual, es decir, que permanece en el
agua en su tránsito por las redes.
La desinfección constituye el tratamiento
único para las aguas subterráneas de buena
calidad, que es la fuente utilizada en la ma-
yor cantidad de localidades pequeñas y me-
dianas del país (2), mientras que las gran-
des ciudades, que toman agua de los ríos,
deben realizar un tratamiento previo a la
desinfección.
COMPORTAMIENTO DEL CLORO
Cuando se incorpora cloro en el agua se pro-
Si se sigue añadiendo cloro (fase CD), y me-
dimos, veremos que la cantidad de cloro
desciende, lo que puede observarse en el
gráfico en la curva descendente. Lo que ha
ocurrido es que este cloro se consumió en
la destrucción de los compuestos genera-
dos en la fase anterior. El agua no huele
mal pero sigue sin estar desinfectada.
A partir del punto D el cloro introducido es-
tá finalmente disponible para cumplir con
su rol desinfectante.
UN ACIERTO
EQUIVOCADO
El cloro, descubierto a fines del siglo XVIII,
se utilizó en un principio en base a la idea
fección. Por el contrario, se deberá agregar
una cantidad variable de cloro para que se
produzcan las reacciones secundarias
(descriptas precedentemente) antes de que
comience la desinfección. Esa cantidad va-
riable se denomina “demanda de cloro”.
En el agua destinada al consumo humano,
la desinfección debe realizarse sobre aguas
de buena calidad química para que la de-
manda de cloro sea mínima. En el caso de
aguas de superficie se deberá realizar un
tratamiento previo para cumplir con este
requisito.
Esto es importante por dos motivos: en pri-
mer lugar porque las reacciones secunda-
rias generan subproductos que podrían
afectar la salud, razón por la cual existen
guías que recomiendan las concentracio-
nes máximas de estos compuestos para
evitar riesgos; y, en segundo lugar, porque
dichas partículas protegen a los microorga-
nismos de la acción desinfectante del cloro.
miento requerirán una cantidad menor. Es-
to se debe a que en el primer caso el cloro
se mezclará con mayor cantidad de materia
extraña y una parte se consumirá en ello.
Otro factor es la extensión de las redes, ya
que cuanto más extensas son, el agua será
transportada por más kilómetros de cañe-
rías, lo que aumenta la probabilidad de que
se mezcle con impurezas. Una alternativa
en estos casos —que presenta algunos pro-
blemas operativos— es clorar el agua en
distintos puntos de la red y no sólo a la sali-
da de la planta de tratamiento o del pozo de
extracción.
En ambos casos, el objetivo es que el agua
llegue a cada hogar con un contenido de
LAS DISTINTAS CARAS
Si los tanques domiciliarios están sucios o
abiertos o las cañerías averiadas, esta can-
tidad de cloro puede no ser suficiente para
mantener el agua en condiciones de desin-
fección. Es por ello que todos los operado-
res recomiendan mantener los tanques
bien cerrados y limpiarlos una o dos veces
por año. 
Notas: Fuente
(1) Que tiene facultad para matar microorganismos.
(2) También en algunas grandes ciudades, El contenido básico de este artículo está
como Mar del Plata, que no disponen de aguas de tomado del cuadernillo “La desinfección del
superficie accesibles. agua”, editado por la Organización Paname-
ricana de la Salud (Oficina Sanitaria
Panamericana, Oficina Regional para las
Américas) / Organización Mundial de la
Salud. Esta fuente fue complementada con
consultas a responsables de laboratorio de
distintos operadores del servicio sanitario.

ducen una serie de reacciones químicas, que
pueden describirse en cuatro etapas (ver
gráfico).
Cloro medido
DEL CLORO
de que las enfermedades de origen hídrico
tenían relación con el mal olor del agua. Por lo tanto, las instituciones públicas o
Entonces, se utilizó el cloro con éxito para privadas que operan las redes públicas de
erradicar dicho olor. Este error, pero que
agua potable realizan pruebas para deter-
efectivamente ayudada a prevenir enferme-

En la primera etapa (fase A-B) el cloro se
C combina inmediatamente con la materia or-
gánica, por lo que si se realiza una medición
dará como resultado 0. Mientras no se des-
truyan esos compuestos no se realizará la
desinfección.
A partir de punto B del gráfico (fase B-C) el
Cloro introducido cloro se combina con compuestos nitroge-
nados, por lo que ya es posible medir una
A B D cantidad de cloro residual, identificado por
la curva ascendente. Sin embargo, esta
Demanda de cloro Cloro residual concentración no corresponde a cloro acti-
vo, sino a compuestos (cloraminas) que re-
dades, apuntaló la creencia de que las
enfermedades tenían origen en el olor
séptico del agua, por lo que las primeras
normas de potabilidad hacían referencia a
sus características organolépticas: “el agua
debe ser inodora, insípida, incolora y
transparente”.
Recién a partir de 1880, gracias a las
investigaciones de Pasteur y Escherich, se
descubrió el origen microbiológico de las
enfermedades hídricas y pudo explicarse la
acción bactericida del cloro.
minar la cantidad de cloro que se debe
agregar para lograr superar las fases ini-
ciales de reacciones secundarias.
El objetivo es obtener al término del trata-
miento (al inicio de la red de distribución)
una cantidad de cloro que oscila entre 0.5
y 1 miligramo por litro de cloro activo resi-
dual, que será el que protege al agua en su
camino hacia cada hogar conectado a la
red. Esta cantidad de cloro puede variar
por diversos factores, entre los más im-
portantes están el estado y la extensión de
las redes.
El cloro utilizado para la desinfección de agua potable puede adquirirse en diferentes
modalidades, entre las más usuales:
1) Cloro gaseoso: es un gas licuado a presión, con un contenido de cloro del 99%.
Es un elemento muy estable y tóxico. Se debe tener mucho cuidado con las fugas.
2) Hipoclorito de sodio (el más común de todos): es una solución líquida que suele
presentar un color amarillento, con un contenido máximo de cloro del 15%. Es corrosivo,
en general va perdiendo concentración en el tiempo dependiendo de las condiciones de
almacenamiento. Es sumamente sensible a la luz solar y a la temperatura.
3) Hipoclorito de calcio: es un sólido blanco, con 68 a 70% de cloro. Es corrosivo e
inflamable en contacto con algunos materiales. Si bien pierde concentración con el
tiempo, es menos sensible que el anterior. Existe una variante con concentraciones del
orden del 30% al 35%, denominada cloruro de cal o, más comúnmente, cal clorada.
 Fotos de esta nota: Sesiones del Tribunal Latinoamericano del Agua.

18 Redes Redes 19

Desinfección

Cómo actúa
La desinfección del agua constituye la pro-
tección contra el riesgo de enfermedades
de origen hídrico. La desinfección puede
conseguirse por diversos medios físicos o
accionan igual que el cloro en los aparatos LA DEMANDA DE CLORO En las redes más antiguas o que puedan cloro de entre 0,1 a 0,3 miligramos por litro,
de medición, presentan un fuerte olor, pero presentar un mayor grado de roturas se de- lo que permite que el agua se mantenga
tienen muy poco poder desinfectante. Los primeros miligramos de cloro que se berá incorporar más cloro, mientras que desinfectada en su tránsito por la red inter-
introducen al agua no garantizan su desin- redes en mejores condiciones de manteni- na de cada hogar, sin afectar la salud.

el cloro en el agua
A PESAR DE SER LA GARANTÍA DEL AGUA SEGURA, EL CONTENIDO DE
CLORO SUELE SER MOTIVO DE QUEJA POR PARTE DE LOS USUARIOS
DE SERVICIOS. AQUÍ EXPLICAMOS LAS DISTINTAS FASES DE ACCIÓN
DEL CLORO EN EL AGUA Y ALGUNOS ASPECTOS OPERATIVOS SOBRE
LA BASE DE UN DOCUMENTO DE LA ORGANIZACIÓN PANAMERICANA
DE LA SALUD.
Evolución de la cantidad de cloro residual en función
de la cantidad de cloro introducido
químicos, como la ebullición (hervor); los
rayos ultravioletas (ver Hydria Nº 8, pag.6) o
a través de reactivos químicos, como el clo-
ro o el ozono.
El cloro es el desinfectante (o biocida (1))
más utilizado en los sistemas de agua de
red en todo el mundo y el más antiguo. Es
económico y de fácil aplicación, y tiene po-
der residual, es decir, que permanece en el
agua en su tránsito por las redes.
La desinfección constituye el tratamiento
único para las aguas subterráneas de buena
calidad, que es la fuente utilizada en la ma-
yor cantidad de localidades pequeñas y me-
dianas del país (2), mientras que las gran-
des ciudades, que toman agua de los ríos,
deben realizar un tratamiento previo a la
desinfección.
COMPORTAMIENTO DEL CLORO
Cuando se incorpora cloro en el agua se pro-
Si se sigue añadiendo cloro (fase CD), y me-
dimos, veremos que la cantidad de cloro
desciende, lo que puede observarse en el
gráfico en la curva descendente. Lo que ha
ocurrido es que este cloro se consumió en
la destrucción de los compuestos genera-
dos en la fase anterior. El agua no huele
mal pero sigue sin estar desinfectada.
A partir del punto D el cloro introducido es-
tá finalmente disponible para cumplir con
su rol desinfectante.
UN ACIERTO
EQUIVOCADO
El cloro, descubierto a fines del siglo XVIII,
se utilizó en un principio en base a la idea
fección. Por el contrario, se deberá agregar
una cantidad variable de cloro para que se
produzcan las reacciones secundarias
(descriptas precedentemente) antes de que
comience la desinfección. Esa cantidad va-
riable se denomina “demanda de cloro”.
En el agua destinada al consumo humano,
la desinfección debe realizarse sobre aguas
de buena calidad química para que la de-
manda de cloro sea mínima. En el caso de
aguas de superficie se deberá realizar un
tratamiento previo para cumplir con este
requisito.
Esto es importante por dos motivos: en pri-
mer lugar porque las reacciones secunda-
rias generan subproductos que podrían
afectar la salud, razón por la cual existen
guías que recomiendan las concentracio-
nes máximas de estos compuestos para
evitar riesgos; y, en segundo lugar, porque
dichas partículas protegen a los microorga-
nismos de la acción desinfectante del cloro.
miento requerirán una cantidad menor. Es-
to se debe a que en el primer caso el cloro
se mezclará con mayor cantidad de materia
extraña y una parte se consumirá en ello.
Otro factor es la extensión de las redes, ya
que cuanto más extensas son, el agua será
transportada por más kilómetros de cañe-
rías, lo que aumenta la probabilidad de que
se mezcle con impurezas. Una alternativa
en estos casos —que presenta algunos pro-
blemas operativos— es clorar el agua en
distintos puntos de la red y no sólo a la sali-
da de la planta de tratamiento o del pozo de
extracción.
En ambos casos, el objetivo es que el agua
llegue a cada hogar con un contenido de
LAS DISTINTAS CARAS
Si los tanques domiciliarios están sucios o
abiertos o las cañerías averiadas, esta can-
tidad de cloro puede no ser suficiente para
mantener el agua en condiciones de desin-
fección. Es por ello que todos los operado-
res recomiendan mantener los tanques
bien cerrados y limpiarlos una o dos veces
por año. 
Notas: Fuente
(1) Que tiene facultad para matar microorganismos.
(2) También en algunas grandes ciudades, El contenido básico de este artículo está
como Mar del Plata, que no disponen de aguas de tomado del cuadernillo “La desinfección del
superficie accesibles. agua”, editado por la Organización Paname-
ricana de la Salud (Oficina Sanitaria
Panamericana, Oficina Regional para las
Américas) / Organización Mundial de la
Salud. Esta fuente fue complementada con
consultas a responsables de laboratorio de
distintos operadores del servicio sanitario.

ducen una serie de reacciones químicas, que
pueden describirse en cuatro etapas (ver
gráfico).
Cloro medido
DEL CLORO
de que las enfermedades de origen hídrico
tenían relación con el mal olor del agua. Por lo tanto, las instituciones públicas o
Entonces, se utilizó el cloro con éxito para privadas que operan las redes públicas de
erradicar dicho olor. Este error, pero que
agua potable realizan pruebas para deter-
efectivamente ayudada a prevenir enferme-

En la primera etapa (fase A-B) el cloro se
C combina inmediatamente con la materia or-
gánica, por lo que si se realiza una medición
dará como resultado 0. Mientras no se des-
truyan esos compuestos no se realizará la
desinfección.
A partir de punto B del gráfico (fase B-C) el
Cloro introducido cloro se combina con compuestos nitroge-
nados, por lo que ya es posible medir una
A B D cantidad de cloro residual, identificado por
la curva ascendente. Sin embargo, esta
Demanda de cloro Cloro residual concentración no corresponde a cloro acti-
vo, sino a compuestos (cloraminas) que re-
dades, apuntaló la creencia de que las
enfermedades tenían origen en el olor
séptico del agua, por lo que las primeras
normas de potabilidad hacían referencia a
sus características organolépticas: “el agua
debe ser inodora, insípida, incolora y
transparente”.
Recién a partir de 1880, gracias a las
investigaciones de Pasteur y Escherich, se
descubrió el origen microbiológico de las
enfermedades hídricas y pudo explicarse la
acción bactericida del cloro.
minar la cantidad de cloro que se debe
agregar para lograr superar las fases ini-
ciales de reacciones secundarias.
El objetivo es obtener al término del trata-
miento (al inicio de la red de distribución)
una cantidad de cloro que oscila entre 0.5
y 1 miligramo por litro de cloro activo resi-
dual, que será el que protege al agua en su
camino hacia cada hogar conectado a la
red. Esta cantidad de cloro puede variar
por diversos factores, entre los más im-
portantes están el estado y la extensión de
las redes.
El cloro utilizado para la desinfección de agua potable puede adquirirse en diferentes
modalidades, entre las más usuales:
1) Cloro gaseoso: es un gas licuado a presión, con un contenido de cloro del 99%.
Es un elemento muy estable y tóxico. Se debe tener mucho cuidado con las fugas.
2) Hipoclorito de sodio (el más común de todos): es una solución líquida que suele
presentar un color amarillento, con un contenido máximo de cloro del 15%. Es corrosivo,
en general va perdiendo concentración en el tiempo dependiendo de las condiciones de
almacenamiento. Es sumamente sensible a la luz solar y a la temperatura.
3) Hipoclorito de calcio: es un sólido blanco, con 68 a 70% de cloro. Es corrosivo e
inflamable en contacto con algunos materiales. Si bien pierde concentración con el
tiempo, es menos sensible que el anterior. Existe una variante con concentraciones del
orden del 30% al 35%, denominada cloruro de cal o, más comúnmente, cal clorada.