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UNIVERSIDAD PANAMERICANA DE GUATEMALA

FACULTAD DE TEOLOGÍA
MAESTRÍA EN CIENCIAS BÍBLICAS

Docente: Dr. Edgar Rolando Menéndez Orantes

ENSAYO DE OPINIÓN SOBRE EL CULTO CRISTIANO EN LA


CIUDAD DE GUATEMALA

Estudiante: Rony Leonel Arroyave Cerón


Carné: T1-00-2001664

Guatemala, 22 de marzo de 2019


ABSTRACT

Un ensayo de opinión analizando el estado actual de culto cristiano en las iglesias no católicas en la
Ciudad de Guatemalteca. Son considerados los contenidos abordados en las tres unidades
correspondientes al desarrollo del curso. El autor de este trabajo se permitió considerar para la
elaboración del presente trabajo cuatro aspectos porque considera que ellos se constituyen en factores
referentes desde los cuales es posible hacer un análisis sobre lo que pasa en las iglesias no católicas
en relación con el culto. Al utilizar la expresión “no católicas” pretendemos evitar el uso genérico
que se ha dado a las mismas aplicándoles el título de “protestantes” o “evangélicas”.
Específicamente nos referimos aquí a las iglesias protestantes, sí, pero también a las evangélicas,
pentecostales, neopentecostales y anglicanas.

Y este trabajo carece de fuentes bibliográficas de respaldo debido a que es un ensayo de opinión
estrictamente personal; opinión de la cual el autor se hace totalmente responsable.

1. Problemas de identidad
2. Falta de preparación de los pastores y conductores
3. Intereses de tipo económico
4. Intereses de tipo denominacional

2
I. PROBLEMAS DE IDENTIDAD

Hace aproximadamente tres décadas que el autor del presente artículo ha observado que
uno de los problemas que más ha afectado a la iglesia evangélica en la República de Guatemala
es la falta de identidad de, en primer lugar, aquellas personas que han sido constituidos pastores
de las congregaciones y también de aquellos que les acompañan en la empresa espiritual, es
decir, ancianos, presbíteros, diáconos, servidores, consejo, consejo presbiteral, junta parroquial,
consistorio, consejo de ancianos, etc1; en segundo lugar, los miembros mismos de las iglesias
locales.

No podemos negar que este es un fenómeno que se ha generalizado a casi todas las
instituciones de las sociedades posmodernas. La ideología que antes sustentaba cada institución
y que constituía un sello a través del cual era plenamente identificada, ha sido quitada y de
manera muy fácil esas ideologías han sido “infiltradas” en el seno de cada una de las
instituciones. El resultado es que ahora observamos una ideología de tipo “ecléctico” que no ha
surgido precisamente del esfuerzo voluntario de cada institución en cuanto a valorar los aspectos
positivos de cada corriente ideológica, sino de la actitud – a veces voluntaria, otras, involuntaria
– propia de la época posmoderna, en cuanto a no estar dispuestos a hacer ningún esfuerzo serio
para aprender y hacer propios los principios, valores, visiones e interpretaciones que hacen a
una entidad ser única y distinguirse de las demás.

Las instituciones en la sociedad moderna no están muy dispuestas a pensar, a enfrascarse


en el desarrollo de procesos lógicos que las lleve a obtener sus conclusiones propias, por las
cuales estén dispuestos a vivir, a compartir y a defender.

Lo anterior no riñe jamás con la actitud de respeto que responsablemente esto conlleva:
el hecho de considerar que las conclusiones a las que se ha llegado son conclusiones propias de
la institución A y que estas no necesariamente serán las mismas a las que habrá llegado la
institución B. Que esas conclusiones puede que sean válidas en el marco de la institución que
las generó, pero no necesariamente válidas en la otra. Comprender esto lleva a una actitud de
mucho equilibrio ético, de respeto en el marco de la inter-institucionalidad en que nos toca actuar

1
Estos son diferentes títulos o nombres con los que son conocidos los dirigentes de las iglesias.

3
como seres sociales civilizados. No todos los seres humanos como individuos, ni las
instituciones, sean estas de carácter social, económico, deportivo, cultural… ni los gobiernos de
cualquier tendencia política, ni ninguna denominación eclesiástica, son poseedores de la razón
absoluta.

Lo dicho en los párrafos anteriores no deja de comprender a la mayoría de las


denominaciones cristianas, tanto aquellas que tienen una cobertura transcontinental o
megadenominaciones, como a las iglesias que en estos últimos tiempos se definen como
“independientes” sean consideradas como megaiglesias o iglesias pequeñas.

Al inicio de este artículo escribíamos de un tiempo de aproximadamente tres décadas en


que se comenzaba a observar el fenómeno de la dilución de aquel sello propio que identificaba
sin duda alguna a las características de tal o cual institución. Queremos referirnos ahora a las
iglesias no católicas que conforman el amplio sector que en Guatemala es conocido como
iglesias protestantes o iglesias evangélicas.

En esto podemos ver el primer error, dado que la gran mayoría de personas – y aquí
incluimos a católicos y no católicos – considera como iguales a las iglesias protestantes,
evangélicas, pentecostales, neopentecostales y anglicanas o episcopales. Esto se debe al
desconocimiento de la historia y de no observar que mientras las primeras llevan ya una
existencia de quinientos años, algunas de las últimas llevan quizás una década de haber sido
fundadas. La mayoría de las personas considera como sinónimo, por un lado, protestante y
evangélico; por otro, evangélico, pentecostal o neopentecostal.

Como consecuencia de lo anterior, las prácticas cultuales propias de las iglesias


carismáticas – pentecostales o neopentecostales – han sido incorporadas al sistema cultual de
las iglesias históricas y evangélicas. La actitud de menosprecio de una teología sana, que ha
sido cultivada en el seno de las iglesias carismáticas ha permeado también a muchísimas de las
iglesias de otras líneas. Esos vacíos que han quedado han sido llenados con actitudes de tipo
emocional, que tienen la característica de ser pasajeras, momentáneas, y muy fácilmente
manejables por terceros.

Como el factor racional – teológico, en este caso – ha pasado a un segundo plano,


habiendo sido sustituido por el factor emocional, entonces ya no interesa tanto y da igual creer

4
algo que hace tres décadas era considerado como inamovible, como algo que ha variado y que
tal vez que era propio de una iglesia diferente. O, lo peor del caso, haber llegado a un estado en
que ya no se sabe en qué creer, por la imperante confusión de las líneas teológicas o porque
nunca se llegó a aprender y a vivir ninguna de ellas por el hecho que ya no hubo quien las
enseñara. Tal vez por haber suprimido los departamentos de educación en la iglesia, como el
día de enseñanza doctrinal o la escuela dominical, o porque ya no se consideró necesario en la
iglesia el regalo de Dios en cuanto al don de maestro en la iglesia, o porque se llegó a la
conclusión que lo importante era la alabanza y que la enseñanza de la teología no servía para
nada, o porque lo único que se enseña es que el cristiano es un soldado que se mantiene en
permanentes batallas, peleando y que la alabanza es considerada como una pelea de carácter
espiritual en la que hay que vencer al diablo y a sus demonios y no precisamente como una
oportunidad para hablar a través de ella de las grandezas del Señor, del dueño del cielo y de la
tierra, y de quien dio su vida en la cruz para hacerme justo delante de Dios porque me amó más
de lo que puedo llegar a entender aunque tuviera la oportunidad de vivir mil vidas en esta tierra.

El resultado de todo ello es que en el púlpito es predicada casi “cualquier cosa”. Con
toda buena intención es desplegada toda una pieza homilética, pero sin ninguna dirección
específica: un poco de calvinismo, otro de arminianismo, otro de marxismo, otro de
liberalismo… y aunque se oiga atrayente, repetimos, sin una específica que lleve a un lugar
específico.

Pero, en relación con el culto en general, tampoco hay una pureza en el mismo en cuanto
a la fidelidad a la línea teológica teórica que ostenta la denominación, y no digamos fidelidad
en cuanto a la Biblia, en especial al texto del Nuevo Testamento. Es posible observar una
actividad cultual híbrida en la que hay elementos calvinistas, wesleyanos, pentecostales,
neopentecostales, y hasta elementos procedentes de la iglesia católica romana.

5
II. FALTA DE PREPARACIÓN DE LOS PASTORES Y CONDUCTORES

Este aspecto se encuentra muy relacionado con el anterior, dado que es la causa de que
los temas que son abordados desde el púlpito sean desarrollados como medias verdades. Con
un ejemplo pintoresco podríamos ilustrar lo que aquí decimos: en la predicación de hoy se dice
que como estamos seguros en la mano de Dios, no podemos perder nuestra salvación; en la
predicación de la siguiente semana se dice que como dejemos de llevar una vida de temor y
temblor, podemos perder nuestra salvación. Esto es una contradicción de las leyes de la lógica
dado que la Biblia no enseña una cosa como sí y como no al mismo tiempo. Las cosas no pueden
ser, en igualdad de circunstancias, verdaderas y falsas al mismo tiempo. De lo contrario es como
si dijéramos que un objeto es blanco y negro al mismo tiempo.

Es loable la obra hecha por un sin número de hermanos que han sentido el llamado para
ponerse al frente de un púlpito y proclamar el mensaje de Dios en Jesucristo para el hombre
pecador, o la obra que casi siempre ha quedado anónima de hombres y mujeres que sienten el
ferviente deseo de hacer esa proclamación de persona a persona, a un vecino, compañero de
trabajo, amigo, familiar o persona desconocida. Esta obra que calificamos de loable se hace
manifiesta cuando se tiene conocimiento que estos hermanos, que han sido los responsables de
llevar la semilla que ha producido cosechas de treinta, sesenta y ciento por uno, muchas veces
no han tenido la oportunidad de terminar ni siquiera el nivel primario de escolaridad.

El problema que señalamos aquí no lo enfocamos desde este punto de vista. De hecho,
muchos hermanos sin escolaridad han hecho mucho mejor trabajo de evangelización y han sido
responsables de la fundación y florecimiento de iglesias integradas por personas que dan
testimonio de haber sido totalmente transformadas por Cristo de vidas anteriores vacías y sin
sentido.

El hecho que abordamos en este artículo y que consideramos que constituye realmente
un problema serio para la iglesia, es que una cosa es hablar en nombre de Dios con el propósito
de proclamar su kerygma, ser a la distancia testigo de aquello que a través de la Biblia ha sido
aprendido, conocimientos que, en palabras de Lucas, “… nos lo enseñaron los que desde el

6
principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra…”2. Pero algo muy diferente
– y diametralmente diferente – ocurre cuando alguien, en calidad de pastor, que ha sido puesto
por el Señor para dar la proclama, toma el lugar que le corresponde a un maestro o a alguien
que debe tener una preparación, aunque sea a nivel básico, y empieza a enseñar teología, a hablar
sobre escatología, cristología, etc.

La mayoría de las veces lo que sucede es que la persona logra conseguir algún manual
en cualquier librería que hable de alguna doctrina y a partir de ahí comenzar a impartir las
enseñanzas teológicas en la iglesia. Pero ¿qué sucede si el libro de escatología ha sido escrito
por un teólogo perteneciente a la Iglesia Centroamericana y otro libro, uno sobre soteriología,
ha sido escrito por alguien perteneciente a la Iglesia del Nazareno? ¡Vaya enseñanza que
resultará!

El mismo problema es generado – y esto está muy relacionado con el problema descrito
en la primera sección – cuando se hace menosprecio de la teología y se argumenta que basta con
haber leído la Biblia para convertirse en un maestro de la doctrina y formar intelectualmente a
la iglesia.

Una variante resulta cuando en la iglesia tanto el pastor como muchos de aquellos que
conforma su equipo3 tienen a veces un alto grado de escolaridad, que son conocedores amplios
y muy competentes en sus áreas de estudio. Puede que algunos sean muy competentes
ingenieros, abogados, administradores de empresas, médicos, etc. y que se llegue a pensar que
esas competencias propias de sus especialidades los harán competentes para enseñar o fijar
puntos de carácter doctrinal en la iglesia.

Pueden surgir reales herejías tanto del casi analfabeta como del ilustrado debido a que
ambos hablan de cosas que no conocen. De acuerdo con la lógica, enseñanzas como estas
constituyen toda una falacia. Es como si le pidiéramos a un abogado que diseñe los planos para
la construcción de una casa de tres niveles, o a un ingeniero que haga la defensa ante un tribunal
de justicia de una persona que ha sido acusada de haber cometido un delito.

2
Lc 1:2
3
En el título de esta sección los llamamos “conductores”, es decir, los que con el pastor conducen el trabajo o
administran la iglesia.

7
La falta de preparación a la que aquí nos referimos no se refiere a los conocimientos
generales o especializados que alguien pueda poseer en cualquiera de las áreas del saber
humano, nos referimos específicamente a la falta de preparación de orden teológico. Y cuando
decimos “teológico” nos referimos a las diferentes áreas que esta comprende: Biblia, teología
sistemática, teología bíblica, historia de la iglesia, homilética, hermenéutica, idiomas bíblicos
básicos, etc.

¿Qué le sucede al culto en estas condiciones? Que cada uno empieza a predicar lo que a
nivel personal piensa que es lo mejor. No hay escuela definida, no hay dirección, no se predica
lo bíblico, aunque haya cosas que estén en la Biblia, los datos no son exactos… El ambiente es
muy propicio para que se den casos, vistos desde fuera, jocosos; vistos dese adentro,
humillantes. Tales son los casos de algunos predicadores que tienen la oportunidad de adquirir
la Concordancia Exhaustiva de Strong y, en un arrebato de jactancia, dicen a sus oyentes,
hermanos a veces casi analfabetos, en medio de la predicación, con voz altisonante, y
aparentando estar llenos de toda autoridad:

_ “De acuerdo al número 3056 de Strong, que corresponde al término griego lógos…”

¡Vaya enseñanza que resultará!

La liturgia es desechada y no hay ningún parámetro para la realización del bautismo ni


del kuvriakovn dei/pnon. De hecho, estos actos – o sacramentos4 – dejan de tener todo
significado, y se convierten en nada más rellenos o tradiciones muertas dentro de la iglesia.

4
Así los consideran las iglesias luterana, reformada y anglicana.

8
III. INTERESES DE TIPO ECONÓMICO

Este tal vez sea el caso más aberrante de todos aquellos motivos por los cuales una
persona decide “poner”5 una iglesia. Esto nos hacer recordar las palabras del Señor Jesucristo
cuando hizo distinción entre aquel Pastor que da su vida por las ovejas y el “pastor” que es nada
más un asalariado. “…el asalariado, y que no es el pastor…”6.

Esto está en relación con dos factores que afectan directamente a nuestra sociedad: en
primer lugar, la falta de auténticos valores morales; segundo, la situación económica muchas
veces precaria por la que atraviesa el promedio del ciudadano en Guatemala; tercero, el alto
índice de desempleo, también propio de nuestro país.

Si invertimos el orden de los factores antes mencionados, es decir, si iniciamos


considerando la falta de empleo, y tratando de facilitar las cosas dado que este trabajo no
constituye un análisis de tipo socioeconómico, podemos decir que este factor es causa que se
genere en familias o personas individuales un desajuste de tipo económico que muchas veces
lleva a tomar decisiones “radicales” que a veces pueden ser no correctas, las cuales pueden estar
relacionadas con el fraude, la delincuencia, el manipuleo, etc.

Hay varias personas que, en medio de una situación económica crítica, o dando rienda
suelta a deseos o propósitos avaros, – y aquí aparece el factor relacionado con los valores de
carácter moral – no escatima esfuerzo y no considera posibles daños paralelos de carácter moral,
espiritual o hasta legal que puedan aparecer posteriormente, cuando decide fundar una
congregación religiosa, generalmente “independiente” de tipo pentecostal o neopentecostal.

Bien vale la pena que nos hagamos la pregunta de por qué una iglesia de ese tipo. Y las
respuestas son fáciles de dar.

En primer lugar, si la institución tiene el carácter de independiente, no habrá a quién


rendirle ninguna clase de cuentas. Por lo general en este tipo de congregaciones todos los
ingresos monetarios son propiedad del “líder” fundador quien es el único y total administrador

5
Deliberadamente hacemos uso del término coloquial muy utilizado en Guatemala y cuyo sinónimo en este
contexto es “fundar”.
6
Jn 10:12

9
del dinero. Muy relacionado con esto, se hace mucho énfasis dentro de la congregación sobre
la importancia de dar ofrendas, las cuales normalmente son obtenidas mediante la manipulación
psicológica o generación de miedo entre los miembros asistentes. Se hace un sobreénfasis en la
obligatoriedad de aportar los diezmos de todo aquello que esté relacionado con los ingresos, en
especial, de tipo económico. Además de esto, en las iglesias de este tipo funcionan muchas
ventas de playeras, souvenirs, discos, zapatos, libros… Tanto es el deseo de lucro que muchas
de esas iglesias “independientes” han gestionado su personería jurídica ante el Ministerio de
Gobernación con el propósito de gozar de exoneración de impuestos y asegurar con ello que
todos los ingresos queden en las arcas eclesiásticas.

En segundo lugar, la iglesia es orientada hacia las líneas pentecostal o neopentecostal


porque este tipo de iglesias, principalmente las últimas, no tienen y no se alinean con ningún
sistema teológico serio. La “teología” es hecha por el líder – el dueño de la iglesia – de acuerdo
con sus intereses.

Podríamos mencionar un tercer factor, y es el hecho de que, en este tipo de iglesias, el


líder es quien aparece como la autoridad absoluta que exige obediencia apelando a algunos
versículos aislados de la Biblia, totalmente sacados de su contexto: ¡la Biblia dice!

En el marco de todo esto, el culto que se practica es, por supuesto, inventado por el líder,
con oraciones altisonantes, música de tipo electrónico, luces intermitentes de colores, humo
iluminado con luces de colores, ejecución de danzas de todo tipo, emisión de gritos y silbidos y
música ejecutada con un volumen que sobrepasa el nivel de decibeles adecuado para el oído
humano y que muchas veces es causa de molestia para el vecindario que vive en los alrededores
de la iglesia; además de estar todo esto orientado al logro de los aspectos mencionados
anteriormente.

Con relación a este modelo de culto, es conveniente unas preguntas, ¿será este el modelo
de culto del cual leemos que practicó tanto la iglesia primitiva como las primeras iglesias
helénicas y del cual encontramos testimonio en las páginas de nuestro Nuevo Testamento?

10
Pero, también, ¿será que en este modelo de culto hay un verdadero proskunevw, latriva,
y que además hay un ingrediente tipo logikov", y dentro del marco de “pavnta de; eujschmovnw"
kai; kata; tavxin ginevsqw”?7

Recuerdo las palabras de un teólogo guatemalteco de línea conservadora, muy apreciado


para el autor de este trabajo, que, ante situaciones como la anterior, preguntaba “¿será que en
ese tipo de reuniones hubo verdaderamente culto?”8

7
1Co 14:40
8
El mismo amigo teólogo ha agregado que ahora “ya sólo se llega a bailar a las iglesias”.

11
IV. INTERESES DE TIPO DENOMINACIONAL

Este factor es más propio de aquellas iglesias que no entran en la categoría de


independientes, es decir, que forman parte de grupos denominacionales. La gran mayoría forma
parte de iglesias históricas, evangélicas y pentecostales del tipo clásico.

Este factor es condicionante del estatismo que, al ser llevado al extremo, fue causa de la
ruptura y división de muchas iglesias de los tipos arriba mencionados. Muchas historias se
escuchan en cuanto a que varias iglesias se dividieron porque los dirigentes no se ponían de
acuerdo en cuanto al color de la pintura de la iglesia, o a la forma de los basureros, o al nuevo
estilo de las bancas o sillas.

Esta es una desventaja que puede ser observada en este tipo de iglesias y que, en palabras
de un teólogo amigo9, las ha llevado a la fosilización. La actitud prevaleciente en estas
instituciones es eminentemente apologética, tanto del trasfondo teológico, la interpretación
doctrinal, las formas litúrgicas, la himnología y la tradición, sea esta de origen europeo o
norteamericano.

La práctica constante en el quehacer eclesiástico es proclamar que cada iglesia en


particular es poseedora de la verdad absoluta, que son la tradición que tiene la única
interpretación correcta de la Biblia, que las “otras” iglesias están equivocadas en su enseñanza,
actividad cultual. Basta tener a la mano algún libro de Teología Sistemática propio de alguna
denominación del tipo que estamos tratando y se podrá comprobar lo que aquí decimos.
“Nosotros”, diría el texto del libro, tenemos la verdad, ellos se equivocan en lo que dicen y
practican. “Nuestras enseñanzas”, dirían, están respaldadas por los Padres de la iglesia y hasta
por los apóstoles; las de ellos, no se encuentran en la Biblia.

El no comprender que las corrientes teológicas son interpretaciones condicionadas por


el momento histórico en que fueron redactadas, por la cultura del país de donde proceden y, por
implicación, por la cultura del teólogo que las ha inspirado; que, por lo tanto, es válido decir
“yo estoy de acuerdo con tal o cual interpretación y me quedo con ella. No estoy de acuerdo

9
Este amigo teólogo, que posee un grado de doctorado, sigue siendo a la fecha miembro de una iglesia
histórica que ha sufrido mucho esta clase de problema.

12
con tal o cual otra, pero veo que el razonamiento es correcto y quienes la siguen ven ella una
forma también correcta de interpretación”, es lo que ha llevado a nuestros hermanos a dividirse,
participar en sismas o persecuciones intraeclesiásticas que a lo largo de la historia han hecho
mucho daño a la iglesia del Señor, dado que no se ha dado testimonio de la ecumenicidad de la
iglesia, de la cual habla ese Señor a través del Evangelio de Juan.

Este fenómeno ha sido la generalización a lo largo de la historia en América Latina entre


las iglesias del tipo que aquí nos ocupa – y aquí podemos hacer la generalización a todo el
espectro de iglesias no católicas – en cuanto a que no se ha dado lugar a un estudio teológico
serio y no apologético. Cada seminario de cada denominación enseña su teología como la única
verdad. Podríamos decir con toda seguridad que entre las iglesias no católicas nunca ha habido
un estudio teológico serio, sino una mera instrucción doctrinal proyectada no a la reflexión sino
a la defensa. El resultado ha sido la división entre iglesias, los pleitos y señalamientos entre
denominaciones, y a la postre, el abandono de una fe auténtica por unos “argumentos” gastados
por su uso por espacio de más de cien años.

13
5. CREO QUE ESTO DEBERÍA CONSIDERARSE

Creo que tanto las instituciones que se dedican a impartir enseñanza de carácter
teológico, sea la escuela dominical, los grupos de estudio en casas, institutos bíblicos,
seminarios o facultades teológicas universitarias, deberían

1. Promover una enseñanza teológica seria, fundamentada fuertemente en los principios que
nos legó la Reforma Protestante del siglo XVI.
2. Generalizar en la enseñanza de las instituciones teológicas, como principios comunes a
todas las denominaciones, los principios de sólo la Escritura, sólo Cristo, sólo la gracia y
sólo la fe.
3. Implementar una enseñanza que propicie la identidad teológica pero no enfocada hacia la
apología denominacional.
4. Animar la práctica de la ecumenicidad10 entre las denominaciones cuyos trasfondos
teológicos sean diferentes, es decir, fomentar el respeto por otros puntos de vista que, al
igual que los nuestros, solamente son exponentes de verdades parciales.
5. Fomentar el estudio teológico básico en el seno de las iglesias y dar énfasis a la teología
práctica11
6. Y nuestras autoridades deberían
a. implementar algunas normas de tipo legal que limiten la fundación de iglesias
independientes de tipo empresarial
b. fiscalizar los ingresos que tengan las iglesias con motivo del funcionamiento de
restaurantes, librerías, ventas de ropa, discos, etc.
c. aplicar la legislación que viola flagrantemente el derecho de privacidad del
vecindario y promueve la contaminación ambiental cuando muchas iglesias, durante
el desarrollo de su actividad cúltica, amplifican el sonido con un volúmen demasiado
alto.

10
Empleamos este término en sentido amplio, es decir, tratando de significar una actitud de convivencia y
comprensión entre denominaciones con líneas teológicas opuestas.
11
Cada cristiano debe tener conocimientos básicos de las diferentes ramas de la teología con proyección a la
vida diaria.

14

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