Me inicie en una escuela rural a los 5 años, era una escuela con una aula y

compartíamos con todos los grados. Tenía un patio enorme donde ahí podíamos jugar y
hacer largas caminatas, a los costados estaba rodeado de árboles y en el medio del
patio estaba el mástil de la bandera, éramos alrededor de 25 alumnos en total.
Era un solo profesor para todos los grados, solo teníamos matemática, lengua, ciencias
naturales ciencias sociales y por ahí plástica, pero muy poco. Era un poco impaciente
el, por ahí cuando nos costaba aprender nos gritaba, pero era un buen maestro.
Teníamos un cuaderno para todas las materias. Todas las mañanas antes de entrar
siempre desayunábamos, entrabamos a las 08:00 hasta las 12:00 del mediodía
A los 12 años empecé en la Escuela N°46 San José de Calasanz (zona rural). Se
cursaba de las 09:00 de la mañana hasta las 15.00 teníamos nuestro transporte que
nos llevaban y nos traían, era una escuela con un patio enorme y tenía hasta una sala de
primaria con todos los grados.
En la secundaria ya no tenía más maestros que solo daban clases en un grado, ya tenía
profesores/as de distintas materias que tenían horas en otros curso y otras escuelas
también, teníamos una preceptora
Las materias que no me gustaban mucho eran químicas, ya que me costaba hacer las
ecuaciones
Lo recuerdo porque a mí en particular me costaba muchísimo química en la secundaria,
estábamos todos concentrados en tratar de entender lo que explicaba pero no
entendíamos y ella no tenía problema de explicar 3 o 4 veces más hasta que
entendíamos, que fue el único año que a mí y casi todos mis compañeros le resultó fácil
la materia.
La secundaria fue una etapa no muy difícil, ya que me costaba un poco la
interpretación de los textos, que a la vez estudiaba de memoria, pero cuando tenía
que ponerme las pilas para estudiar, me ponía las pilas, me sentaba y estudiaba. Nunca
tuve una materia previa ni repetí de año.
Nuestra relación con los profesores eran buena con la mayoría, teníamos buena
comunicación, los profesores eran muy amigos, hablaban con nosotros, nos daban
consejos y más en los últimos años.
Cuando pienso en la escuela secundaria me acuerdo de el último año, me acuerdo las
salidas, los recreo y horas libres, recuerdo el viaje de egresados a Mendoza, y los
nervios de los últimos meses ya que todos estaban preocupados por sus materias, para
ver si podían aprobarlas o no. Pero a pesar de todo el estudio y el esfuerzo que hice en
el último año aprobé con el mejor promedio y me recibí con el diploma de economía y
administración.
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