Entre el Este con el régimen totalitario del partido único y el pluralismo occidental es una cuestión de dominio público, incluyendo las oposiciones de los mismos. Pero de lo ya mencionado existe una antítesis que reside en el bipartidismo y el multipartidismo, como también sus oposiciones. La diferencia fundamental de lo anterior que separa a los sistemas partidarios es el número de partidos que se reparten en la práctica los asientos parlamentarios; ¿cómo se lo reparten? Pues, uno de ellos asegura la totalidad del gobierno, mientras que el otro se limita a expresar libremente las críticas de la oposición, esto sucede mientras exista un gabinete homogéneo y poderoso que disponga de una mayoría estable y coherente. Cuando se suscita una coalición de varios partidos, con sus diferentes programas y clientela es necesario construir un ministerio, el mismo está paralizado por sus divisiones internas, así como por la necesidad de mantener con gran dificultad la alianza frágil que define su mayoría parlamentaria. Distinguir el dualismo y el multipartidismo no es siempre fácil, a causa de la existencia de pequeños grupos al lado de los grandes partidos, ya que existen diferentes tipos de dualismo: el bipartidismo como nacimiento del sufragio censitario burgués que es caracterizado por la oposición de conservadores y liberales, cuya infraestructura social e ideológica era bastante variable según los países. En general, los conservadores se apoyaban sobre todo en la aristocracia y en el campesinado, por el otro lado los liberales en la burguesía comerciante, industrial e intelectual de las ciudades, pero esta distinción sumaria es muy aproximativa ya que la línea de demarcación práctica es mucho más complicada y matizada. En la segunda mitad del siglo XX el desarrollo del radicalismo pareció comprometer al bipartidismo, pero, en realidad se trataba de una división interna de los liberales, cuyos elementos moderados veían crecer frente a ellos una tendencia de izquierda. La acción es una selección y la política es una acción puesto que en el caso del bipartidismo parece presentar un carácter natural porque las opciones políticas se presentan de ordinario en una forma dualista, no siempre es una dualismo de partidos pero casi siempre hay un dualismo de tendencias, ya que toda política implica una selección entre dos tipos de soluciones, soluciones intermedias que se relaciona una a la otra. Esto equivale a decir que el centro no existe en política ya que puede haber un partido de centro, pero no una tendencia de centro, una doctrina de centro y se le llama “centro” al lugar geométrico donde se reúnen los moderados de tendencias opuestas: moderados de derecha e izquierda, todo centro está dividido contra sí mismo, al permanecer separado en dos mitades: centro-derecha, centro-izquierda. Marcos Daniel Sánchez Martínez HGS03
El centro no es otra cosa que la agrupación artificial de la fracción derecha de la
izquierda con la fracción izquierda de la derecha porque el destino del centro es ser separado, sacudido, aniquilado. Separado cuando una de sus mitades vota por la derecha y la otra por la izquierda y es sacudido cuando un bloke vota por la derecha, bien por la izquierda y aniquilado cuando se abstiene. El sueño del centro es realizar la síntesis de aspiraciones contradictorias: pero la síntesis no es más que un poder del espíritu. Un partido nuevo trata de competir con los transcendentales partidos gobernantes ya que es todavía débil puesto que el sistema funciona contra él y levanta una barrera contra su aparición, pero si llega a superar a uno de sus predecesores, este último toma entonces la posición de tercer partido y el proceso de eliminación del voto. El factor psicológico presenta la misma ambigüedad ya que en el caso del tripartidismo funciona un régimen mayoritario de una sola vuelta, los electores comprenden a menudo que sus votos están perdidos si siguen dándoselos al tercer partido: de ahí su tendencia natural a hacerlos recaer en el menos malo de sus adversarios, a fin de evitar el éxito del peor. La polarización funciona en detrimiento del partido nuevo mientras que este es el más débil, pero se vuelve contra el menos favorecido de los antiguos, cuando el nuevo lo ha superado, como el fenómeno de subrepresentación. El régimen mayoritario de una vuelta parece, pues, capaz de conservar un bipartidismo establecido, contra las escisiones de los partidos antiguos y los nacimientos de partidos nuevos, para que uno de estos últimos llegue a constituirse de manera sólida es necesario que disponga de fuertes apoyos locales o de una grande y poderosa organización nacional. Cuando se habla de multipartidismo y ausencia de partidos se refiere a un país donde la opinión se divide en grupos numerosos pero inestables, efímeros, fluidos no corresponde a la noción verdadera de multipartidismo: se sitúa en la prehistoria de los partidos porque se coloca en una fase de la evolución general en la que la distinción del bipartidismo y el multipartidismo no se aplica todavía porque no hay aún partidos verdaderos. Las diferentes oposiciones permanecen independientes por mucho tiempo, unas de otras, la adopción de un punto de vista en un terreno deja relativamente libre de escoger un punto de vista en el otro. El multipartidismo nace de esta independencia recíproca de las oposiciones que supone necesariamente que los diferentes sectores de la actividad política estén relativamente aislados unos de otros y encerrados: lo propio de toda concepción totalitaria es precisamente establecer una dependencia rigurosa entre todos los problemas, de modo que una posición respecto a uno implique necesariamente una posición correlativa en cada uno de los otros. Marcos Daniel Sánchez Martínez HGS03
La democracia tiene que ver con la capacidad de reunión, de asociación, de
elección. Democracia implica participación, el simple hecho de ejercer la democracia se necesita acceso a la información, entendiendo lo indispensable que es formar respeto al disenso, a las minorías y a su expresión. El concepto de democracia es muy antiguo y no poco ambiguo porque históricamente ha tenido concreciones diversas, etimológicamente significa el gobierno del pueblo, es decir, intervención de la base popular en la decisión del rumbo de la sociedad. Pero depende de qué se entiende por ese pueblo compuesto por ciudadanos y hasta dónde llega el conjunto de los que intervienen en el quehacer de gobernar. Podemos ir hasta la polis griega basada en la contradicción del amo y del esclavo, o partir de los principios emanados de la Revolución Francesa que hacían irrumpir las fuerzas del pueblo en contra de los privilegios de los señores feudales proclamando la igualdad política en la sociedad civil. La democracia nos ofrece un sinfín de soluciones concretas a los problemas complejos de la sociedad pero esas soluciones no son en nada eficientes al punto de remediar todos los males, en la sociedad democrática no se le puede juzgar a los viejos modelos políticos históricos sobre nuestro acontecer ya que cada etapa histórica corresponde a una ideología predeterminada por las condiciones y circunstancias, por lo que insisto en que hoy nos toca remediar, es nuestro momento en la historia de salir de la penumbra de las desigualdades. Toda ideología involucra una ideología, esa idea como tal tiende a politizarse cuando no se encuentra en el escenario público pero cuando lo está no se politiza por el motivo de que ha sido reconocido, todo movimiento social es proclive a formar partido político y eso es el peligro más grande para nuestro régimen, porque así como tienen derecho los minorías a manifestarse también las mayorías tienen el mismo derecho, desde movimientos anarquistas, conservadores, comunistas, racistas, xenófobos, profamilia, entre otros como los homosexuales, demócratas, liberales, mesiánicos entre otros, en una Democracia todos y todas tenemos derecho a opinar y a que se nos tome en cuenta cada una de nuestras ideas, porque ningún individuo tiene la razón al cien por ciento pero las personas que crean movimientos no están hablando por hablar, sino que lo dicen por algo, y por ese algo se les debe escuchar y tomar en cuenta sin importar lo cual radical, liberal o conservador sea su ideología. La Democracia es la unión de todas las lenguas en una, de todos las culturas en una, de todas las ideologías en una y de todos los individuos en un solo planeta, la misión del demócrata es alcanzar esta meta, y no se trata de cambiar el sistema, el Capitalismo ha demostrado ser lo más liberal y demócrata que ha podido ser cualquier otro sistema, se debe permanecer el mismo o la evolución de algo mejor para que el régimen democrático logre su finalidad. Como demócrata y liberal lucho por un mundo unificado sin desigualdad de ninguna índole y reconociendo la naturaleza de los procesos, los agentes y los humanos, respetando sus preferencias y tomándolos en cuenta a todos. Mazel Tov al mundo unificado.