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EXAMEN DE HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

(Nietzsche)

¿Me pregunta usted qué cosas son "idiosincrasia" en los filósofos?... Por ejemplo, su
falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su "egipticismo". Ellos
creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la
perspectiva de lo eterno], - cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han
venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió
vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando
adoran, - se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el
cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, - in-
cluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es...

CUESTIONES:
1) Explica las ideas que expone Nietzsche en el texto. (2 puntos)
2) Explica el significado que tienen en Nietzsche los términos o expresiones siguientes: nihilismo,
mundo aparente, moral contranatural. (3 puntos)
3) Relaciona las ideas del texto o la filosofía de Nietzsche con la de otro u otros autores. (3 puntos)
4) Expón razonadamente tu posición personal sobre las ideas que aparecen en el texto o sobre el
pensamiento de Nietzsche. (2 puntos)

1) Explica las ideas que expone Nietzsche en el texto. (2 puntos)


El ocaso de los ídolos es una obra escrita por Friedrich Nietzsche en 1889, año en el que sus
problemas mentales le llevarán a distintas casas de reposo y al abandono definitivo de su actividad
intelectual. En este fragmento, perteneciente al capítulo "La razón en la filosofía", Nietzsche realiza
una crítica a todos aquellos filósofos que a lo largo de la historia despreciaron el devenir y se
inventaron el ser, por no soportar el cambio, la vejez, la muerte… Nietzsche los acusa de haber
defendido momias conceptuales, es decir, conceptos vacíos de contenido. Los grandes conceptos de
la metafísica occidental (ser, idea, substancia, yo, noúmeno…) no son más que meras ficciones
creadas por los filósofos por no aceptar algo tan evidente como que el único mundo existente es el
que captamos con los sentidos, y este es cambiante, está en continuo devenir.
Como bien nos recuerda Nietzsche al final del fragmento, el primero en cometer este error
fue Parménides ("lo que es no deviene; lo que deviene no es"), pero luego Platón ahondó más al
defender la existencia de las ideas, arquetipos inmutables, perfectos y eternos, en el mundo
inteligible, frente a la ficción del mundo sensible y al engaño de nuestros sentidos por mostrarnos
un mundo cambiante. Aristóteles, aunque negó el dualismo ontológico platónico, volvió a
equivocarse al defender la existencia de la substancia basándose en la percepción de los accidentes
y en la necesidad de estos de sustentarse en la primera. Continuando con nuestro recorrido, ya en la
época moderna, Descartes vuelve a cometer el mismo error cuando defiende la primacía e
independencia de la substancia pensante (yo, alma, conciencia) frente a la substancia extensa, el
cuerpo. Finalmente, Kant cuando establece la distinción entre el noúmeno (o "cosa en sí") y el
fenómeno vuelve a reincidir en el mismo error.
Así pues, y a modo de resumen, para Nietzsche el gran error ha consistido en no aceptar que
el mundo es puro devenir y que la vida es finita. El ser humano, en lugar de aceptar esta evidencia,
ha buscado distintas vías de escape (religiosas, filosóficas y científicas) para no enfrentarse a esta
terrible verdad: estamos solos en el mundo y somos dueños de nuestro destino.

2) Explica el significado que tienen en Nietzsche los términos o expresiones siguientes:


nihilismo, mundo aparente, moral contranatural. (3 puntos)

3) Relaciona las ideas del texto o la filosofía de Nietzsche con la de otro u otros autores. (3
puntos)
Antes de empezar a explicar las semejanzas y diferencias que encontramos entre Nietzsche y
los autores que le precedieron, debemos recordar que nunca antes un autor había sido tan crítico y
tan explícito a la hora de cuestionar las aportaciones de sus predecesores, y puesto que tratar con
detalle cada una de ellas exigiría un tiempo inmenso, me limitaré a hablar de aquellos temas
directamente relacionados con la metafísica occidental, especialmente los dedicados a la dicotomía
ser-devenir, aunque dedicaré también unas líneas a su crítica al cristianismo.
Para Nietzsche, Sócrates supone un antes y un después para la historia de la filosofía, pues
su excesivo racionalismo inaugura un periodo de negación y oscuramiento de una de las partes
constitutivas esenciales del ser humano, los instintos. Sócrates ordena que el ser humano sólo
atienda a la razón a la hora de tomar las decisiones, y que siempre someta a su juicio todo lo que le
dicte su voluntad, incluso anulando la parte volitiva. Pero ya antes de Sócrates, Heráclito y
Parménides protagonizaron un enfrentamiento que va a marcar la historia de la filosofía posterior.
La gran cuestión del ser y el devenir encontró en estos dos autores presocráticos una primera
respuesta que será retomada más tarde por Platón: para Heráclito el mundo que nos rodea es
cambiante, está en perpetuo devenir, tal y como nos muestran los sentidos; para Parménides "lo que
es es y lo que no es no es", es decir, la auténtica realidad es inmutable y eterna y son los sentidos los
que nos engañan al mostrarnos el cambio, por lo que debemos acudir a la razón para aprehender la
auténtica realidad, el ser. Nietzsche critica a Parménides porque defiende el ser, el conocimiento
metafísico y ataca a los sentidos; en cambio, defiende a Heráclito por su defensa del devenir y del
eterno retorno.
Continuamos avanzando y llegamos al gran "corruptor-decadente", según palabras del
propio Nietzsche, a Sócrates, con quien se produce el triunfo de la razón sobre la vida. Con Sócrates
triunfa lo apolíneo sobre lo dionisíaco y se produce la eliminación de lo trágico. El ser humano,
haciendo uso de su razón, descubre qué es lo correcto y hace lo correcto, salvo aquellos que por
desconocimiento hacen el mal (intelectualismo moral). Platón, en consonancia con su maestro,
niega el papel de los sentidos para obtener el conocimiento verdadero y rechaza rotundamente el
devenir, defendiendo un dualismo ontológico o metafísico por el que establece una distinción entre
el mundo sensible y el mundo inteligible. Según el ateniense, existe una auténtica realidad, el
mundo inteligible, que sólo podemos aprehender a través de la razón. En este mundo inteligible lo
que encontramos son las ideas, arquetipos formales que posibilitan la existencia de las cosas del
mundo sensible. Estas ideas son eternas e inmutables, y representan la auténtica realidad. El mundo
sensible o aparente, por el contrario, no es más que una mala concreción del inteligible y los
sentidos nos muestran su naturaleza cambiante y finita. En consecuencia, para Nietzsche Platón es
el gran inventor de la metafísica y comete dos graves errores: en primer lugar, defiende la
existencia de un mundo inteligible aprehensible por la razón y le da más importancia a este mundo
metafísico que al único real, al que llama mundo sensible; y en segundo lugar, porque defiende un
dualismo antropológico distinguiendo entre cuerpo y alma y negando al primero cualquier papel en
el proceso cognoscitivo, dándole toda la importancia al alma.
El cristianismo para Nietzsche supone la concreción del dualismo platónico en la distinción
mundo terrenal y mundo celestial (mundo sensible y mundo inteligible, respectivamente). Para
Nietzsche el cristianismo es una religión hostil a la vida porque manipula al ser humano para que
reste importancia a su existencia (la única vida que tiene, según Nietzsche) y la hipoteque en aras de
una vida mejor en el cielo. Esta moral predicada por el cristianismo es una moral contranatural que
anula en el hombre lo que más le caracteriza, su voluntad de poder y de elevación, imponiéndole la
resignación para cumplir con la supuesta misión que Dios le ha marcado en su existencia. Para
Nietzsche el ser humano es un ser dueño de su destino, de ahí que nos hable de la inocencia del
devenir para referirse a que ni somos la especie elegida, ni estamos en este mundo para cumplir una
misión impuesta por Dios y que sólo él conoce.
Nietzsche criticó a Descartes su confianza en la razón como única facultad de conocimiento
y su defensa de las substancias, especialmente de la substancia pensante, el yo o la conciencia, que
no necesita de otra cosa más que de sí misma para existir. En opinión de Nietzsche, la razón precisa
de los sentidos para dotarse de contenido, por eso defiende a Hume, quien ya defendía a los sentidos
y hablaba de la necesidad de tener experiencia sensible antes de afirmar la existencia de cualquier
cosa. Si bien Hume hizo una crítica a la metafísica que condujo a una actitud escéptica, Nietzsche
va más allá y afirma que la metafísica, la ciencia del ser, es la gran mentira de la filosofía occidental
y niega rotundamente su validez. La principal diferencia que podemos encontrar entre Hume y
Nietzsche nos lleva al campo de la moral. Recordemos que para el escocés el ser humano distingue
lo bueno de lo malo en función del agrado o desagrado que provocan en él las acciones humanas
(emotivismo moral) y de ahí que niegue el racionalismo moral, en cuanto que no cree en la
universalidad de los valores morales. Nietzsche, pese a coincidir con Hume en la crítica al
racionalismo moral, discrepa con él cuando entiende que el ser humano debe convivir con el dolor,
pues forma parte de su existencia. En ocasiones el dolor se convierte en un estímulo que nos
impulsa a la acción y nos obliga a buscar momentos de felicidad al intentar escapar de él. En
definitiva, placer y dolor son elementos concomitantes que definen al ser humano como persona.
Finalmente hablaré de Kant, el padre del idealismo alemán al que Nietzsche llama "cristiano
encubierto", acusación que justifica por la afirmación kantiana de que Dios existe pero el ser
humano jamás podrá conocerlo porque posee una razón finita, limitada. Las entidades metafísicas,
por extensión, escapan al conocimiento humano no porque no existan, sino porque los humanos no
podemos conocerlas. Nietzsche arremete duramente contra la distinción kantiana entre noúmeno (o
"cosa en sí") y fenómeno, no sólo por su carácter metafísico sino, sobre todo, por defender la
supremacía de la primera sobre la segunda. Asimismo, Kant también defendía una moral racional
alejada de los sentimientos y las pasiones que él concretaba en el imperativo categórico ("obra de
tal forma que tu máxima pueda convertirse en norma de validez universal"), y con la que Nietzsche,
por razones obvias, no puede estar de acuerdo.
En resumen, de los autores estudiados Nietzsche es el que más cuestionó las aportaciones de
los filósofos que le precedieron y concentró sus esfuerzos en desautorizar a uno de los pilares
fundamentales de la historia de la filosofía, la metafísica o ciencia del ser. La filosofía, pues, debe
cambiar de rumbo y empezar a preocuparse por lo verdaderamente importante: el hombre y su
voluntad de poder para superar las adversidades de la vida y reafirmar su papel como dueño único
de su destino.

4) Expón razonadamente tu posición personal sobre las ideas que aparecen en el texto o sobre
el pensamiento de Nietzsche. (2 puntos)
Resulta bastante complicado decidir sobre qué temas voy a opinar en esta cuarta cuestión,
pues prácticamente no hubo filósofo al que Nietzsche no criticara, especialmente si en su sistema
filosófico incluía las meditaciones metafísicas. En cualquier caso, centraré esta opinión en Platón
-por ser el primer gran sistematizador de la polémica ser-devenir-, al cristianismo -por su defensa
del mundo celestial frente al terrenal- y, finalmente, a las posibles lecturas de sus aportaciones
filosóficas.
En opinión de Nietzsche, Platón, continuando con el racionalismo de su maestro, creyó
encontrar la solución definitiva al problema planteado por los presocráticos del ser y el devenir,
defendiendo la existencia de un dualismo ontológico o metafísico en base al cual la auténtica
realidad se encontraba en un mundo inteligible aprehensible por la razón y compuesto por ideas,
arquetipos universales eternos, perfectos e inmutables; frente a este mundo inteligible defendió la
imperfección del mundo que nos rodea llamándolo mundo sensible y diciendo de él que no era más
que una mala concreción o copia del mundo inteligible, y las cosas que se encontraban en él eran
perecederas, imperfectas y mutables. Pues bien, para Nietzsche la única razón que llevó a Platón a
hacer esta distinción es la misma que movió a autores posteriores a seguir ahondando en el mismo
error: no aceptar que sólo tenemos esta vida, la que vivimos y que todo lo que nace muere. Coincido
con Nietzsche porque creo que sólo existe un mundo, un mundo que interpretamos con nuestros
sentidos y nuestra razón, y nuestros sentidos nos muestran que, efectivamente, todo lo existente está
sometido al constante devenir, no existe ninguna realidad inmutable ni eterna y, por supuesto, la
perfección o imperfección no es más que una valoración subjetiva que carece de fundamento. En
consecuencia, lo más coherente es intentar vivir esta vida de la mejor manera posible, buscando el
mayor número de momentos de felicidad, sabiendo que el dolor nos acompañará siempre a lo largo
de este camino, pues tal y como nos recuerda Nietzsche: placer y dolor son elementos
concomitantes.
Pasando a valorar la crítica nietzscheana al cristianismo, vuelvo a mostrar mi conformidad
con este autor cuando rechaza el dualismo cristiano de mundo terrenal y mundo celestial,
especialmente cuando afirma que al cristiano se le exige que sacrifique parte de su existencia para
hacerse merecedor de una vida eterna tras su muerte. Platón también "prometía" la eternidad a
cambio de la purificación del alma y de hacer lo moralmente correcto. Creo que el cristianismo
volvió a cometer el mismo error que Platón ahondando aún más en el rechazo del cuerpo como foco
de tentaciones, y le inculcó al hombre valores claramente antivitales como la resignación, la
humildad sin excepciones y la abstinencia, anulando con ello una de sus partes constitutivas
primordiales, el elemento dionisiaco del que hablaba Nietzsche. Debemos, pues, recuperar nuestra
libertad perdida y disfrutar de la vida sin renunciar a nuestra voluntad de poder para hacer aquello
que nuestras facultades nos permitan, sin que ello suponga el faltar el respeto a los otros.
Finalmente, apuntar que lamentablemente la radicalidad del mensaje nietzscheano y la
originalidad de su prosa, fueron dos características que no ayudaron a una interpretación muy
acertada de su filosofía, y es por ello que los nazis presentaron al mundo la teoría nietzscheana del
superhombre y su voluntad de poder, como la justificación filosófica de la superioridad de la raza
aria y del derecho del pueblo alemán a reivindicar un lugar en el mundo más acorde con su
naturaleza, lo que habría sido negado por Nietzsche si hubiera presenciado tal justificación. En
cualquier caso, Nietzsche reflexionó sobre tantos temas que resulta relativamente sencillo
interpretar sus aportaciones filosóficas desde cualquier punto de vista, incluso hay quienes afirman
que en realidad, en lo más profundo de su ser, no fue más que un cristiano decepcionado, que pese a
creer en dios, arremetía con todas sus fuerzas contra él por pura decepción y no por estar
convencido de su inexistencia. Asimismo, sus "perlas" sobre las mujeres deben ser interpretadas a la
luz de su propia biografía, especialmente los capítulos referidos a su dominante madre y
manipuladora hermana o a sus amores no correspondidos con Lou Andrea Salomé, musa intelectual
de Nietzsche y amante de Sigmund Freud.

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