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Anna O.

Anna O es una joven que, a los 21 años, desarrolló una psicosis, unida a otros síntomas como
parafasia, problemas en la visión y parálisis en las extremidades tanto superiores como
inferiores. Pese a provenir de unos padres nerviosos, anteriormente a la enfermedad mostraba
una gran capacidad intelectual, así como una inmensa bondad, llamaba la atención el hecho de
que nunca había conocido el amor.

Su padre contrajo un absceso de peripleuritis, Anna inició sus cuidados hasta que manifestó
anemia y un grado intensísimo de debilidad, por lo que la alejaron del cuidado del enfermo.
A causa del strabimus convergens, la paciente desarrolló una gran cantidad de afecciones,
como paresia en los músculos del cuello, así como una contractura y anestesia por todas sus
extremidades.

En este momento es cuando se inicia la terapia, la paciente muestra dos estados de conciencia
claramente diferenciados. Uno en el que conocía su entorno, y pese a estar triste y angustiada,
mostraba un comportamiento dentro de los límites de lo común. Y por otro lado uno en el cual
alucinaba y mostraba una conducta agresiva, pues insultaba y arrojaba objetos a la gente.
Anna los alterna a lo largo del día; primero el estado de normalidad, vive en 1981 como el
resto, pero a medida que pasa el día se empodera ese estado de alienación, pasando a vivir en
1980, como si en este último año nada hubiera ocurrido, a excepción de la muerte de su padre.
La entrada de este segundo estado, se producía de forma espontánea, aunque también se
podía provocar con un algún estimulo que le evocara al año pasado. Llama la atención como el
estado número dos influye, en el estado de normalidad.

La paciente muestra una parafasia que se convierte en un tiempo delimitado en mutismo,


posteriormente, la parafasia cedió, pero ahora solo hablaba en inglés, sin ella admitir que lo
hacía. En periodos de gran angustia lo mezclaba con otros idiomas como francés o italiano.

La muerte de su padre es un acto que afecta gravemente a la paciente pues era una parte
importantísima para ella, tras un periodo de estupor, se aumenta la contracción en las
extremidades y un profundo estrechamiento visual (Solo veía una flor en un ramillete de
flores) En este momento, Anna, ya no entiende el alemán por lo que sus familiares y
enfermeras se deben de comunicar en inglés con ella.

Debido a que durante las noches se quedaba junto al lecho de su padre o despierta en su cama
hasta la mañana siguiente, por la tarde mostraba una somnolencia, posteriormente este sueño
se cambió por un estado hipnótico bajo el cual Anna contaba historias tristes que solían versar
sobre una mujer angustiada sentada ante el lecho de un enfermo. Tras esta historia la paciente
se mostraba relajada y tranquila. Hasta que por la noche volvía a intranquilizarse teniendo que
repetir el proceso anterior para llegar a un estado de calma.

Un episodio en el que a través de la hipnosis se pudo hacer desaparecer un síntoma es cuando


la paciente mostraba hidrofobia, incapacidad para beber agua, debido a que anteriormente
había visto al perro de su dama de compañía beber de un vaso, tras hacer esta expresión, pidió
de beber, saliendo del estado de trance con el vaso en los labios, desapareciendo esa
perturbación para siempre.

Cuando se relata en estado de hipnosis el suceso que hizo ocasionar el síntoma, se produce
una mejora, desvaneciéndose los fenómenos histéricos. Eliminando el síntoma para siempre
por medio del relato, así se descubre como su parálisis del brazo derecho, se debe a cuando
estaba cuidando a un enfermo y cayó en un estado de sueño despierto, observó como una
serpiente, las cuales ya le causaban terror, intentó morder al enfermo, y a la hora de
espantarla, su brazo, el cual al colgar del respaldo se le había “dormido” estaba paralizado.
Debido a la angustia causada intentó rezar, pero al no salirle ninguna palabra, hizo uso de un
verso infantil en inglés (Relacionado con su apartado de imposibilidad de hablar en su alemán
natal y tener que comunicarse en ingles con el terapeuta).

En este caso de histeria llama la atención, como ese excedente de energía psíquica no
empleado y por lo tanto sobrante se aligera mediante la fantasía produciendo el soñar
despierto habitual, esto no es algo patológico, pero en Anna O, este aspecto es la base sobre la
que se establece el afecto de angustia y de expectativa.

.
Gonzalo.
Gonzalo es un niño de 10 años, el cual acude a la consulta porque presenta muchos miedos y
problemas con los estudios. A la hora de acudir a consulta la madre dice que no van a ir porque
no tienen tiempo, sin embargo, para tratar el problema a la hora de pronunciar la letra S de su
hijo mayor, sí que lo tienen. Esto demuestra que cada hijo ocupa un lugar diferente, puesto
que mientras que el mayor ocupa la posición de hijo predilecto, Gonzalo ocupa la posición de
deshecho, agravando más la cantidad de celos que se da entre los hermanos, hasta tal punto
que el menor intenta impedir que la madre no pueda darle besos y caricias al hermano mayor.

La madre dice que Gonzalo es un niño muy independiente al que le cuesta hacer amigos, dice
que sus miedos se deben a que vio una película de terror con su prima, por lo que duerme con
él (Esto expresa que no hay una diferencia clara entre los papeles de padres e hijos) también
comenta la historia que al darle al joven un móvil de juguete, la madre le dice que le pondrá
una batería y así funcionara, el niño se lo cree y la madre dice “se lo cree todo, es un ingenuo”
colocando a Gonzalo en el lugar del deshecho de la familia.

La madre está muy encima de Gonzalo, aplastándolo, si embargo en el episodio del móvil de
juguete, al comentarle lo de la batería es una excusa para quitárselo de encima. Ella piensa,
que lo que el niño cree es lo que ella piensa, disfruta de los celos de sus hijos, puesto que en
ese apartado ella se siente admirada.

Todo lo que comenta que le ocurre a Gonzalo en realidad es lo que le ocurre a ella, como
cuando dice que no acepta las críticas cuando es ella la que no las acepta. Gonzalo es invisible
para los padres se demuestra desde bien temprano cuando fue matriculado en un colegio de
sordos sin padecer esta patología, quizá esta invisibilidad puede estar relacionada con la
amenaza de aborto durante el embarazo, así como con la pérdida de su hermano.

En la sesión a la que solo acude Gonzalo, primero dice que no sabe quien es la terapeuta, pero
posteriormente dice que cuando va a hablar de sus miedos, esto es una contradicción,
demostrando que claramente sabe quien es la profesional. El joven habla mucho debido a la
angustia y nunca de él, siempre de sus primos o de su hermano, puesto que es su ídolo y el de
sus padres. Además, pese a que muestra en su cara una sonrisa, esto es un rictus, cuando el
niño comience a mejorar, esa sonrisa desaparecerá, ya que pese a que es su carta de
presentación él no la domina.

A la hora de jugar a la oca pasa por alto la casilla de salida, esto es una evidencia de su
fragilidad, debido a que su madre no le da opción a elegir, puesto que siempre elige por él.

Al ganar comenta que ha sido debido a la suerte, (expresión tomada de un adulto) además de
repetir varias veces “no sé” cuando se le pregunta algo, esto al estar en la posición de “tonto”,
no sabe cómo actuar frente a esa incertidumbre que se le presenta tras la pregunta de la
terapeuta, no quiere jugar porque el jugar le provoca ansiedad. Tratándose de un despunte
melancólico, no sirvo.

El padre no aparece durante ninguna de las entrevistas, lo que demuestra una complicidad con
la madre, puesto que, en algunos apartados, como por ejemplo que Gonzalo duerma con su
madre, éste debería de marcar unos límites entre padres e hijos, haciendo así que la familia no
funcione únicamente como un bloque.
ELISABETH VON R.

En 1982, Freud comienza terapia con una joven la cual lleva dos años sufriendo dolores en las
piernas. Pese a no cumplir con los signos típicos, se consideraba que su diagnostico era el de
histeria, debido a dos razones, por un lado, que, pese a su inteligencia mostraba una llamativa
imprecisión a la hora de definir sus dolores, como si su atención estuviera en otro aspecto,
probablemente pensamientos y sensaciones ligadas a esos dolores. Y, por otro lado, cuando se
le practicaba la punción en la zona afectada su expresión no era de dolor, sino más bien de
placer.

En este caso no se hace práctica de la hipnosis, sino que se deja que la paciente comente su
situación para ir entrando poco a poco en los sustratos más profundos de su mensaje. Aunque
posteriormente pasa a utilizar el método empleado anteriormente con Miss Lucy, convocando
mediante la presión en la cabeza, imágenes y ocurrencias.

Elisabeth creció muy pegada a su padre debido a la mala salud de su madre, cuando este
muere, Elisabeth y sus hermanas se centran en ésta, pero tras casarse una de ellas, y mudarse
a una lejana ciudad de Austria, la señorita Von R comienza su lucha contra su cuñado y
hermana, a quien acusa de contribuir a una mayor soledad de la madre. Esta mudanza coincide
con los fuertes dolores de ojos de la madre y la necesidad de una operación, además de la
anterior muerte de su padre. En verano cuando acuden a una residencia veraniega en Gastein
es cuando comienza los dolores de Elisabeth fruto de todas las preocupaciones de estos
últimos meses. Posteriormente, el embarazo de una de sus hermanas se trunca y esta pierde la
vida, fracasando así todos sus intentos por devolver la tranquilidad a la casa tras la muerte de
su padre.

La joven también relata su primer amor, el cual aún su perdida todavía le duele, lo perdió
puesto que al dejar en cama a su padre para ir a un coloquio donde vería al joven, a la vuelta el
estado de salud de su progenitor había empeorado, por lo que ella se autoinculpa al haber
puesto por delante su placer a la salud de su padre, tras su muerte, el joven se alejó para
respetar su dolor, perdiéndose de esta manera la relación.

Que el dolor sea en el muslo no es casualidad, puesto que es la zona en la cual descansaba la
pierna de su padre cuando esta le cambiaba sus vendas. Antes de terapia no manifestaba
ningún dolor, pero cuando los pensamientos comenzaban a aparecer en su cabeza,
manifestaba una molestia en las piernas llegando a su apogeo durante el discurso y
poniéndoles fin, al terminar la confesión. También llama la atención como cuando al hablar de
su padre y de su compañero de juventud es la pierna derecha la que le duele, mientras que, si
habla sobre sus cuñados y hermanas, es la pierna izquierda donde sufre la molestia.

En un primer momento, cuando la presión sobre la cabeza no funcionaba y la paciente


manifestaba que no se le ocurría nada se dejaba de trabajar dejando el tratamiento para otro
día, pero posteriormente esto cambia al darse cuenta Freud de que cuando no se le viene nada
a la mente es en los días en los que Elisabeth se encuentra alegre y sin dolores, diciendo esto
tras una pausa y con un gesto tenso que no manifestaba esa alegría. Por ello se le dice que se
esfuerce y comente lo que se le venga a la mente, tras esto nunca más ninguna presión en la
cabeza volvió a ser infructuosa.
Tras el paseo con su cuñado mientras la hermana está enferma en la cama, ella se da cuenta
que se encuentra enamorada de él, algo que ya ocurría posteriormente sin que la paciente lo
registrara, y es tras el posterior baño cuando comienzan los dolores sin que vuelvan a cesar,
estos dolores vienen debido a la defensa de represión ante el pensamiento de que si su
hermana muriera el hombre quedaría libre.

Con esta represión convirtió su deseo de afecto en un dolor somático, esto se repite con su
cuñado entrando en conflicto la erotización con sus valores morales. Elisabeth quiso ocupar el
puesto que había dejado su padre, intentando devolver la tranquilidad a la casa familiar, pero
hay un momento de agotamiento tanto físico como moral, en el que la paciente ve su
necesidad del amor de un hombre. Convirtiendo ese dolor anímico en dolor corporal.

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