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RELACIÓN ENTRE LA TERAPIA RACIONAL EMOTIVO CONDUCTUAL Y EL

MÉTODO ANALÍTICO

Integrantes: Alejandro Correa Penagos, Susana Mejía Montoya, Elena Suárez Cadavid.

El presente trabajo tiene como objetivo ilustrar la manera como puede ser abordado el método
analítico desde un campo laboral específico, postulando que todos y cada uno de los elementos
constitutivos del mismo tienen la posibilidad de ser incluidos, esto último especificando con
rigurosidad conceptual lo que el campo de aplicación tiene para ofrecer en términos de su
método o forma de proceder. En este caso particular se busca articular las implicaciones que
posee el método analítico en relación con la terapia racional emotivo conductual (TREC), de la
que, después de un análisis de sus procedimientos, concluimos que es una contrastación
dialéctica entre el discurso del doliente (teoría) y la realidad objetiva (práctica), resultando en
una transformación de la manera en la que el paciente percibe lo que le ocurre.
En un primer momento haremos una descripción de la TREC, posteriormente del método
analítico y los conceptos desarrollados en clase, exponiendo una posible relación con los
procedimientos empleados en la terapia en cuestión, y finalmente, expondremos un ejemplo de
un caso tratado según los procedimientos de la TREC y presentaremos una descripción de la
manera en la que se lleva a cabo el proceso del análisis del discurso para lograr un objetivo en
particular.

TERAPIA RACIONAL EMOTIVO CONDUCTUAL:

La terapia racional emotivo conductual, como plantea Lega (2009) fue formulada inicialmente
por Albert Ellis durante el congreso de la APA en 1956, no obstante, fue inicialmente
denominada terapia racional (TR) (Ellis y Grieger; 1996) por su creador Albert Ellis. Busca que
los pacientes maximicen el pensamiento racional y que potencialicen su humanidad basándose
en el cambio de un sistema de exigencias a preferencias del paciente como núcleo del proceso
terapéutico.
El marco filosófico general de la TREC se basa primordialmente en la premisa estoica de que
“la perturbación emocional no es creada por las situaciones sino por las interpretaciones de esas
situaciones” (Lega, 1991).

La TREC examina, además de las inferencias sobre uno mismo, sobre los demás y sobre el
mundo en general, la filosofía básica del individuo, en la cual se basan estas inferencias (Ellis
y Dryden, 1987). Tiene como eje principal la forma de pensar del individuo, la manera cómo
el paciente interpreta su ambiente y sus circunstancias, y las creencias que ha desarrollado sobre
sí mismo, sobre otras personas y sobre el mundo en general. Si estas interpretaciones o creencias
son ilógicas, poco empíricas y dificultan la obtención de las metas establecidas por el individuo,
reciben el nombre de “irracionales”. por lo tanto, se plantea que la persona razona mal ya que
llega a conclusiones erróneas.

De esta manera, si las interpretaciones o inferencias del individuo están basadas en datos
empíricos y en una secuencia científica y lógica entre premisas y conclusiones, sus creencias
son racionales, ya que el razonamiento es correcto y la filosofía básica de esa persona es
funcional.

El marco de referencia teórico de la TREC se fundamenta en que “el pensamiento y las


emociones de los seres humanos no son dos procesos diferentes, sino que se yuxtaponen de
forma significativa”, adicionalmente, se basa en la idea de que tanto las emociones como las
conductas son producto de las creencias de un individuo, de su interpretación de la realidad
(Lega, 1991).

La terapia se focaliza en el presente y afirma que es importante que el sujeto se responsabilice


de su pensamiento, aún cuando reconoce las bases biológicas del mismo, de tal forma que
espera que los individuos debatan sus creencias y evalúen el impacto que tiene la modificación
de ellas, adoptando esta actitud para su vida diaria.

La terapia, como plantea el texto de Lega (2009) trabaja la diferencia entre emociones
apropiadas e inapropiadas, entendiendo estas últimas como producto de un procesamiento de
la información absolutista.
Las emociones pueden definirse como formas de comportamiento complejas, relacionadas de
forma integral con los procesos sensoriomotores, con los pensamientos y pueden ser
controladas usando como factores motivadores de cambio los propios prejuicios, o lo estados
emocionales ya existentes, además de los procesos cerebrales propios, como pensar o
reflexionar.

Dentro de la TREC se puede conceptualizar los problemas psicológicos en un modelo ABC,


funciona de la siguiente manera:

A: acontecimiento activante, este es interpretado por el individuo, quien desarrolla una serie de
B: creencias sobre sí mismo. A partir de estas creencias desarrolla la C: consecuencia, que
resultan de la interpretación que el sujeto hace de A. Las consecuencias pueden ser emocionales
y/o conductas. de esta manera, A acontecimientos, disparan, B pensamientos-creencias-
evaluaciones, que causan, C consecuencias: emociones y conductas.

Acontecimientos activantes: estos tienen tres elementos: qué sucedió, cómo percibió el paciente
lo que sucedió y cómo evaluó el paciente lo que sucedió.

Creencias: son cogniciones sobre lo que perciben del mundo, pueden ser racionales e
irracionales. Además, pueden ser evaluativas o descriptivas; las creencias evaluativas
irracionales son las que producen los problemas emocionales.

Consecuencias: son las emociones sobre los acontecimientos activantes. Ya que una emoción
dañina obstaculiza la capacidad de los pacientes en su intento de alcanzar sus objetivos, de
disfrutar, y puede tener como resultado un comportamiento autodegradante.

Sobre el terapeuta

El terapeuta, como lo expone Caro (2007) adopta un acercamiento activo-directivo a la hora de


ayudar a los clientes a resolver sus problemas, no obstante, considera que el núcleo central del
cambio lo logran los clientes en sus vidas cotidianas y no en lo que ocurre dentro de las sesiones
de terapia.

Las características de un terapeuta racional emotivo conductual, y que consideramos, comparte


con las características de quien ha incorporado el método analítico, son:
 un interés vital en ayudar al cliente usando muchos métodos.
 ser competente y no buscar a toda costa la aprobación del paciente.
 utilizar los métodos de la terapia en su propia vida.
 la convicción de que el método científico no solo sirve para la investigación sino
también para resolver los problemas humanos.
 encontrarse cómodo con el modelo, dominarlo y creérselo.

La terapia busca que los clientes pongan en práctica las tareas terapéuticas, diseñadas de forma
individual, para hacer uso de lo que han aprendido dentro de las sesiones de la terapia y lograr
incorporar este modo de razonamiento como actitud en su vida diaria.

Como plantea Caro (2007), el ser humano es concebido como una persona compleja, un
organismo psico-social con una fuerte tendencia a establecer e intentar conseguir una amplia
variedad de metas y propósitos, y que intenta aportar un significado a sus vidas.
adicionalmente, las personas son hedonistas en el sentido en que sus metas principales parecen
estar relacionadas con la búsqueda de la felicidad y la supervivencia, paralelamente, buscan
satisfacer tanto sus intereses personales como sus intereses sociales (Caro, 2007).

Para el modelo de Ellis, lo racional significa aquello que es verdadero, lógico, pragmático y
basado en la realidad, por tanto, facilita que las personas logren sus metas y propósitos. Lo
irracional es aquello que es falso, ilógico, que no está basado en la realidad y que dificulta o
impide que el logro de metas y propósitos interfiriendo con su supervivencia y felicidad.

Es importante resaltar que lo racional y lo irracional nunca se definen en la TREC de forma


absolutista, sino como aquello que impide el logro de metas definidas en función de los
intereses y las situaciones y contextos dados de cada individuo.

Dicho modelo hace referencia a dos cuestiones:


1) Establecer o elegir ciertos ideales, metas, valores y propósitos básicos.
2) Utilizar una forma eficiente, científica, lógico-empírica, de lograr esas metas y valores,
evitando consecuencias contradictorias y perjudiciales.
A partir de lo expuesto anteriormente, proponemos que la TREC puede ser vista como una
contrastación dialéctica entre el discurso del doliente y la realidad objetiva, resultando en una
transformación de la manera en la que el paciente percibe lo que le ocurre.

MÉTODO ANALÍTICO

El método analítico puede ser descrito según Lopera et al (2010, p 87) como “un camino para
llegar a un resultado mediante la descomposición de un fenómeno en sus elementos
constitutivos”.
De igual manera puede ser entendido como “la contrastación dialéctica entre la teoría y la
práctica (método científico) aplicada al análisis de un discurso” (Manrique, Henao, Lopera,
Pérez, Ramírez; 2016, p. 46).
En el marco de la Terapia Racional emotivo conductual (TREC), lo que se lleva a cabo es un
análisis del discurso enfocado a determinar el ABC del paciente y cuestionar las ideas que el
terapeuta considera irracionales.

El análisis del discurso puede ser entendido a partir de cuatro procesos, que al conjugarse
brindan una perspectiva más amplia para el estudio:

Entender: es una captación intelectual; captar los elementos fundamentales de una situación, el
significado de las palabras, saber cómo está configurada, qué propone el discurso que la
expresa, sus regularidades; es escuchar, abrirse con todo el cuerpo para captar lo que pasa,
sintonizarse con la situación, aclarar el panorama, ver las relaciones e influencias.
Paralelamente, en la TREC deberá llevarse a cabo un captar intelectual de las ideas expresadas
en el discurso del paciente. Es necesario conocer lo que el sujeto expresa mediante el discurso
para permitir un posterior análisis del mismo. A partir de la percepción de la configuración total
del discurso se logra una aproximación a lo que el sujeto expresa.

Criticar: es una comparación que se establece entre las diferentes partes del discurso que se
está analizando. implica evaluar las conexiones del discurso, sus diferentes enunciados y
conceptos que dan cuenta de su coherencia, es decir, si conserva una unidad en su estructura, si
los argumentos están planteados de forma adecuada, permitiendo al analista (terapeuta en el
caso de la TREC) establecer relaciones entre las diferentes ideas expuestas. Esto puede ser
descrito dentro del punto de vista de la TREC en el momento en el cual el paciente “narra” su
experiencia (displacentera por lo general) y el terapeuta se sirve de los argumentos del primero
para tratar de hallar una relación, llámese coherencia o incoherencia, con respecto dicho
discurso con el fin de reconfigurar, si se quiere, la creencia irracional. Un punto importante es
que el terapeuta debe conocer el contexto en el que se encuentra el paciente para determinar si
efectivamente dicha idea irracional perturba la felicidad de la persona. Es por esto que se debe
conocer a fondo las determinaciones subjetivas del paciente, para lo que es necesario ubicarlo
en un momento histórico y tener presente su historia personal.

Contrastar: es la relación entre dos niveles, la teoría y la práctica. No se pregunta ya solo por
la consistencia -la que busca explorar la solidez lógica del saber a partir de dos criterios: no
haya contradicción y haya coherencia de dicho saber - de un discurso sino por su eficacia -
cuando un saber funciona, cuando se somete el saber formulado a la experiencia para examinar
qué efectos produce-.
Dentro de la TREC hay una distinción de la realidad objetiva (RO) -consenso social de lo que
sucedió- y la realidad percibida (RP) -lo que el paciente describe la realidad partiendo de sus
creencias-. En el discurso para la TREC aparecen ideas racionales e irracionales, el objetivo de
contrastar es ver los efectos que produce dicho discurso en su realidad. Las creencias
evaluativas irracionales son las que producen los problemas emocionales, a partir de la
contrastación de la RO y la RP el sujeto deberá encontrar junto con el psicólogo cuáles son los
acontecimientos o creencias que resultan perturbadoras para el mismo.

Incorporar: más que un proceso de análisis del discurso, es un punto de partida o de llegada.
Es un punto de partida en cuanto a lo incorporado y un punto de llegada cuando, luego de
analizar estos y otros discursos, se va asumiendo un nuevo modo de ser, es cuando se incorpora
el método analítico y lleva a lo que estaba incorporado a que se transforme, esto hace que la
forma en cómo opera la vida sea diferente.

El trabajo de Dryden, en 1984, expone que un buen terapeuta dentro del modelo de la TREC
debe utilizar los métodos de la terapia en su propia vida y tener la convicción de que el método
científico no solo sirve para la investigación sino también para resolver los problemas humanos;
encontrarse cómodo con el modelo, dominarlo y creérselo (Caro, 2007).
Hay unos procesos que permiten analizar propiamente el discurso en un proceso mucho más
amplio. Ramírez denomina a este proceso el quehacer del analítico, basado en tres acciones
que se realizan de forma interconectada, estas son:

Escuchar: en la forma de análisis de discurso que proponemos tiene unas connotaciones muy
amplias, pues se entiende fundamentalmente como una apertura al discurso del otro; una actitud
de disposición que permita captar distintas manifestaciones discursivas, así como lo explicito e
implícito que ellas aparecen

Analizar: implica ejercer los procesos antes descritos de entender, criticar y contrastar para
llegar a una comprensión analitíca del discurso escuchado; una comprensión basada en la
formación que intenta ser lo más acorde posible con la situación, tomando en cuenta todos sus
elementos. Esta comprensión es el inicio de la incorporación.

Intervenir: tiene que ver con todas aquellas acciones que se realizan a partir de lo escuchado y
que producen un efecto sobre el otro, sobre su discurso. Una intervención puede ser el silencio,
permanecer callado para dejar que el discurso del otro fluya, o los gestos que se hacen cuando
aparecen ciertos asuntos y que dan cuenta de si se está o no entendiendo, o si se comparte lo
expresado o se desaprueba. Las intervenciones no son necesariamente conscientes ni se dan
siempre después del análisis.

La TREC hace uso de estas tres implicaciones, puesto que se sobreentiende la necesidad de
escuchar los elementos que el paciente narra de forma que exista una contextualización de todas
las implicaciones que conllevan la hipótesis que hablen sobre la configuración del problema;
por otro lado analizar resultaría ser una parte fundamental al ser aquella que permite revelar y
dimensionar las implicaciones que puede tener un discurso inconsistente (o no), ello implica
una comprensión directa de la situación por parte del terapeuta, de lo contrario se caerá en el
error de aseverar o en el mejor de los casos hipotetizar sobre una base que carece de validez.
No sobra resaltar que esto es determinado de un contexto psicosocial en el que se ve implicado
la persona, lo que hace que la escucha sea clave en el punto.

Para ilustrar lo anteriormente expuesto, proponemos un caso ficticio:


Datos del paciente:
Nombre: Salomé Yepes
Edad: 23 años
Ocupación: Odontología

Salomé llega a consulta manifestando que se siente terrible por haber peleado con Andrés, su
novio. Últimamente la relación se torna problemática porque él, desde hace un par de meses,
sale continuamente de fiesta con sus amigos. Ella reclama que no lo puede soportar, porque él
debería estar continuamente con ella y expresa: “yo le reclamo, y le digo que eso me hace daño
porque pienso que me va a dejar, el tiempo que tiene me lo debe dedicar a mi, pero él no me
comprende”. Todo lo anterior ha generado conflictos y malestar constante entre ambos.
La familia y amigos le dicen que lo deje, ya que han visto su preocupación y sufrimiento por la
situación, pero ella dice que no es capaz de dejarlo, ya que se considera un fracaso e insuficiente
para lograr establecer una relación futura con alguien más. Expresa que ha perdido varios
semestres en su carrera, lo que ha desilusionado a sus padres y la hace ser fracasada y poco
inteligente.

La secuencia del tratamiento racional emotivo conductual, como plantean Dryden y


DiGiuseppe (1990) consistirá en preguntar por un problema (escuchar), definir y acordar el
problema meta, evaluar las consecuencias, evaluar los acontecimientos que los activan,
identificar y evaluar cualquier problema emocional secundario, enseñar al paciente la conexión
entre sus creencias y las consecuencias de las creencias sobre los acontecimientos activantes,
evaluar las creencias, conectar las creencias irracionales con las consecuencias, disputar las
creencias irracionales (contrastar), preparar al cliente para profundizar en su convicción sobre
las creencias racionales, animar al cliente a poner en práctica lo que está aprendiendo
(incorporar), y finalmente, repasar las tareas para la casa.
En últimas, se busca que el cliente adopte una forma adaptativa de percibir el mundo y los
acontecimientos, basándose en el desarrollo de una actitud que cuestiona la racionalidad de sus
creencias; es por este motivo que la terapia es educativa, su objetivo es lograr la incorporación
de los procedimientos de la TREC en la vida diaria de los pacientes.

Tanto la TREC como el quehacer del análitico requieren de escuchar para porder entender
(captar el sentido intelectual) lo que dice Salomé, y a su vez mirar si su narrativa/ discurso tiene
coherencia, y posteriormente, criticar: en el caso anterior se puede evidenciar que Salomé
piensa, por ejemplo, que es insuficiente por perder varios semestres de la universidad, haciendo
referencia a la comparación que se hace de su discurso con los demás discursos que ha tenido
en otras conversaciones (supuestas), de allí se puede hacer una relación de las ideas sobre sí
mismas que son expuestas en su discurso. Además, necesitando una contrastación entre los dos
niveles que es su propia teoría -es decir sus creencia- y la experiencia -lo que ha vivido-, para
poder ver la validez, qué tan consistente es, pero aún más importante cuál es su eficacia. ¿de
qué le ha servido a Salomé verse a sí misma y/o nombrarse ante los demás como un “fracaso”
y de allí inferir cuales son los efectos que tiene sobre su vida, para poder identificar las creencias
racionales y las irracionales.

Desde la TREC, se consideraría que hay unos pensamientos irracionales que deberían
reemplazarse por pensamientos racionales, debido a que están interfiriendo en el bienestar y
felicidad del sujeto. En el caso de Salomé estos son:
-No puedo soportarlo.
-Necesito que él haga eso.
-Soy un fracaso.
-Soy insuficiente.

La TREC buscará reemplazar estas ideas irracionales por unas más racionales y adaptativas,
cuestionando la validez de las creencias que conllevan a la perturbación emocional de Salomé.
Además, será tanto un objetivo como un eslabón del proceso terapéutico enseñarle al paciente
el ABC de forma directa, para que entienda su esquema conceptual, identifique y cuestione sus
aspectos irracionales. Principalmente, se plantea como un indicador del éxito de la terapia que
el paciente pueda ser su propio terapeuta.

A modo de conclusión, resulta posible manifestar que si se tiene presente que el método
analítico es definido como la contrastación dialéctica entre la teoría y la práctica (método
científico) aplicada al análisis de un discurso, y que hemos concluido que la TREC es una
contrastación dialéctica entre el discurso del doliente (teoría) y la realidad objetiva (práctica),
resultando en una transformación de la manera en la que el paciente percibe lo que le ocurre,
podríamos plantear que la terapia racional emotivo conductual posee dentro de su estructura
metodológica una dirección en la cual el uso del método analítico puede ser un componente
perfectamente aplicable; reiterando que su aplicación debe ser mediatizada por un dominio
conceptual de ambos puntos. Siempre y cuando quien dirija la sesión tenga una posición de
apertura a la escucha profunda y con un sentido crítico y transformador, será viable la
articulación de los elementos expuestos en este escrito, de lo contrario resultaría complejo poder
determinar el éxito del mismo esfuerzo. En calidad de autores tuvimos la idea de relacionar
estas teorías al pensar que quizá no era usual encontrar teóricos cognitivos que expusieran
explícitamente la posible relación entre las mismas. Como resultado quedamos muy satisfechos
al saber que efectivamente hay una posibilidad de articulación entre ambas concepciones
teóricas, de igual manera pensamos que los elementos del método analítico deberían ser
utilizados en mas ámbitos terapéuticos (por ejemplificar de alguna manera), pues consideramos
que estos suman notablemente, en términos clínicos, en pro de poder llegar a comprender
asuntos que implican la subjetividad de cada persona.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Lopera y otros (2010). El método analítico, pp. 24-37. CISH: UdeA.
2. Zuluaga, M. (2014). Perspectiva fractal de la identidad, pp. 93-110. En: Identidad y devenir.
Bogotá: San pablo.
3. Manrique, H.; Lopera, I.; Pérez, J.; Ramírez, V. y Henao, C. (2016). Clínica analítica de las
organizaciones. Bogotá: San Pablo. (pp. 21-77).
4. Ellis, A, Grieger, R. (1996) Manual de Terapia Racional Emotiva. Cap 1
5. Lega, L, Caballo, V.E. & Ellis, A. (2009). Teoría y práctica de la terapia racional emotivo-
conductual. España: Siglo XXI. Cap 2
6. Caro, I (2007). La terapia racional emotivo conductual de A. Ellis

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