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DERECHO MIGRATORIO EN REPÚBLICA DOMINICANA

Ley No. 285-04 de Migración. La Ley tiene como objetivo fundamental


garantizar que todos los extranjeros ingresen al territorio de la República
Dominicana conforme a los requisitos establecidos por esa ley; o sea, que la
legalidad sea el parámetro que determine la presencia de un residente o no
residente en el territorio dominicano; sin embargo, cada día hay más
extranjeros en condición irregular entrando y saliendo del territorio dominicano,
mostrándose un gran caos en la aplicación de los instrumentos jurídicos que
regulan ese movimiento.

Asimismo, la ley establece que el flujo migratorio hacia y desde el territorio


dominicano debe ser planificada y controlado para así incorporar los recursos
humanos que requiere el desarrollo del país; pero ningún estudio, como ningún
criterio de evaluación, se está llevando a cabo con el propósito de que la
inmigración hacia la República Dominicana obedezca a las necesidades de
desarrollo del país. (Ley No. 285-04 de Migración, 2004)

El Consejo Nacional de Migración, que fue creado por la Ley 285-04 para
coordinar las instituciones responsables de la aplicación de la política nacional
de migración, ni siquiera se reúne, mucho menos realiza ninguna
recomendación de política migratoria al Estado.

Este consejo está compuesto por el Ministro de Interior y Policía, el Ministro de


Relaciones Exteriores, el Ministro de las Fuerzas Armadas, el Ministro de
Trabajo, el Ministro de Turismo, el Ministro de Obras Públicas, el Ministro de
Salud Pública, el Ministro de Agricultura, el Juez Presidente de la Junta Central
Electoral, el Presidente de la Comisión de Interior y Policía del Senado, y el
Presidente de la Comisión de Interior y Policía de la Cámara de Diputados. El
organismo que está presidido por el Ministro de Interior y Policía es inoperante.
(Ley No. 285-04 de Migración, 2004)

El papel del Consejo Nacional de Migración ha sido sustituido, al parecer, por


dos o tres técnico asesores cuya orientación en materia migratoria se rige más
por criterios de carácter personales que por los que responden a los intereses
colectivo del país.

El Instituto Nacional de Migración no cumple con la función para lo que fue


creado, la cual consiste, única y exclusivamente, en servir de apoyo técnico al
Consejo Nacional de Migración; llevando a cabo estudios sobre las migraciones
internacionales para nutrir de información a este consejo, y que éste tenga las
herramientas necesarias para asesorar al Estado en materia de planificar y
controlar la migración con el fin de incorporar los recursos humanos que
requiere el desarrollo económico, social y cultural; hoy ese Instituto se ha
convertido en una entidad de asistencia al inmigrante, cuando su papel es de
asistencia al Consejo Nacional de Migración, según la ley. La asistencia al
inmigrante puede ser rol de otra entidad; pero ese no es el papel del Instituto
Nacional de Migración establecido por la Ley 285-04. (Ley No. 285-04 de
Migración, 2004)

Decreto 327-13. Este decreto fue creado con el objetivo de sustituir el Plan
Nacional de Regularización de extranjeros en situación migratoria irregular en
la República Dominicana, que establece los términos y condiciones para la
regularización migratoria del extranjero que se encuentre radicado en el
territorio de la República Dominicana en condición irregular, a los fines de
conducirlo a adquirir un estatus de legalidad documental bajo una de las
categorías establecidas en la Ley General de Migración, No. 285-04, del 15 de
agosto de 2004.

Dicho decreto fue creado considerando que la Constitución de la República


Dominicana en su Artículo 5, establece que, "La Constitución se fundamenta en
el respeto a la dignidad humana y en la indisoluble unidad de la Nación, patria
común de todos los dominicanos y dominicanas". (Decreto 327-13, 2013)
También se consideró que la Constitución de la República Dominicana en su
Artículo 8, establece que, "Es función esencial del Estado, la protección
efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención
de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y
progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social,
compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos
y todas". (Decreto 327-13, 2013)

Además para la elaboración del decreto 327-13 se consideró que para


garantizar la elaboración y sistematización del Plan Nacional de Regularización
de extranjeros en situación migratoria irregular radicados en el país, se hace
necesario establecer un marco regulatorio que dote a las instituciones del
Estado de las herramientas jurídicas e institucionales para su efectiva
aplicación, acorde al respeto de los derechos fundamentales establecidos en la
Constitución de la República y en los tratados internacionales de derechos
humanos ratificados por el Estado dominicano.

El Consejo Nacional de Migración publicó en diversos medios de comunicación


la propuesta de "Plan Nacional de Regularización de extranjeros en situación
migratoria irregular", aprobada en fecha veintidós (22) de noviembre del año
2013, y otorgó un plazo para que cualquier persona interesada hiciera
observaciones o sugerencias, las cuales fueron ponderadas e incorporadas en
función a su pertinencia y utilidad. (Decreto 327-13, 2013)

Sentencia TC 0168-13. Esta sentencia fue emitida en relación al recurso de


revisión constitucional en materia de amparo incoado por la señora Juliana
Dequis (o Deguis) Pierre, contra la Sentencia núm. 473/2012 dictada por la
Cámara Civil, Comercial y de Trabajo del Juzgado de Primera Instancia del
Distrito Judicial de Monte Plata, en fecha diez (10) de julio de dos mil doce
(2012).

La sentencia TC/0168/13 se da en un contexto jurídico, histórico y social muy


complejo. Estuvo precedida por dos decisiones, una nacional y otra
internacional, que la determinan. La primera es la sentencia Yean y Bosico
contra República Dominicana de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (en lo adelante Corte IDH), que exigió al Estado dominicano el
reconocimiento de la nacionalidad dominicana de los hijos de extranjeros
indocumentados nacidos en sus territorio. La segunda es la sentencia No. 9 del
14 de diciembre de 2005 de la Suprema Corte de Justicia dominicana, en la
que, como clara respuesta a Yean y Bosico, declara constitucional el artículo
de la Ley de Migración que niega la nacionalidad a los hijos de extranjeros
indocumentados. (Sentencia TC 0168-13, 2013)

Luego de la TC/0168/13 se producen dos sentencias más que afectan el


contexto del conflicto, una de la Corte IDH y la otra del propio TC. La primera,
Caso de personas dominicanas y haitianas expulsadas V. República
Dominicana4, en la que la Corte IDH responde a la sentencia TC/0168/13
reafirmando Yean y Bosico y exhortando al Estado a modificar su Constitución
para adecuarla a esta sentencia. La segunda es la sentencia TC/0256/14 del 3
de noviembre de 2014. Es también una clara respuesta del TC a la Corte IDH
publicada menos de dos semanas después de ésta última, mediante la cual se
anula con efectos retroactivos el instrumento de adhesión a la competencia de
la Corte IDH. Se procuró con ello despojar, por vía de consecuencia, a Yean y
Bosico y Caso de personas dominicanas y haitianas expulsadas V. República
Dominicana de su carácter vinculante frente al Estado dominicano.

A esto hay que sumar la expedición del decreto presidencial que establece el
Plan nacional de regularización de extranjeros en situación migratoria irregular,
la promulgación de la Ley No. 169-146 y la expedición del reglamento de
aplicación de ésta.

El caso de la sentencia TC/0168/13 es un claro ejemplo de las consecuencias


negativas que pueden traer las soluciones pretendidamente simples a
problemas complejos. El TC intentó resolver por medio de un fíat judicial una
situación que requiere de otros abordajes. Fue necesario el esfuerzo de los
demás poderes públicos, incluyendo una ley que reconoce la nacionalidad de
los afectados por la sentencia que ya habían obtenido su acta de nacimiento,
para evitar las peores consecuencias de la decisión del TC.

Reglamento 250-14. Dicha ley establece un régimen especial para personas


nacidas en el territorio nacional inscritas irregularmente en el registro civil
dominicano y sobre naturalización. El decreto se emite tras valorar todas las
propuestas realizadas por la sociedad dominicana durante el proceso de
consulta e incluir aquellas que se consideró contribuyen a mejorarlo.

El espíritu que ha animado en todo momento la redacción de este decreto ha


sido la implementación de las soluciones que se obtuvieron como fruto del
consenso social dominicano y que se plasmó en la Ley 169-14.

Con su puesta en marcha el gobierno cumple con el compromiso de seguir


avanzando en el correcto ordenamiento y documentación de todas las
personas que se encuentran en el territorio de la República Dominicana, así
como en la debida protección de los derechos de las personas.

El objetivo del reglamento es garantizar la aplicación estricta, objetiva y eficaz


de la ley, para que beneficie a quienes corresponde legítimamente, al tiempo
que establece los controles necesarios para evitar cualquier abuso de la
misma. En sus 21 artículos quedan definidas las acciones y responsabilidades
que el Gobierno y las diferentes instituciones deben poner en marcha, de
manera inmediata, para la correcta implementación de la ley.

Se especifican así aspectos clave para la operatividad, como la distribución de


las responsabilidades, las oficinas y personal que deberán ponerse a
disposición de los interesados y la documentación específica que será exigida
en cada caso. Reflejando la naturaleza equilibrada de la Ley 169-14, este
reglamento contribuirá al fortalecimiento de la institucionalidad dominicana y al
establecimiento de procedimientos rigurosos y ordenados para la regularización
documental de la población.

Ley No. 169-14. La Ley 169, o Ley de Naturalización Especial fue una ley
especial promovida por el presidente de la República Dominicana Danilo
Medina como consecuencia de la sentencia 168 del Tribunal Constitucional que
creaba un riesgo inminente sobre el derecho a la nacionalidad de los
descendientes de extranjeros nacidos en la República Dominicana entre 1929 y
2007.
El título oficial de esta iniciativa fue: “Ley que establece un régimen especial
para personas nacidas en el territorio nacional inscritas irregularmente en el
Registro Civil dominicano y sobre naturalización”. La pieza legislativa fue
redactada por los abogados: Olivo Rodríguez Huertas, Flavio Darío Espinal,
Luis Henry Molina y Josué Antinoe Fiallo; posteriormente el texto fue
consensuado con el liderazgo político de la República Dominicana por el
presidente Danilo Medina. (Ley No. 169-14, 2014)

La ley distingue dos grupos dentro de la categoría de “descendientes de


extranjeros en condición migratoria irregular” en la República Dominicana y
dispone medidas concretas para cada grupo.

El primer grupo, mejor conocido como Grupo A corresponde a aquellos


descendientes de extranjeros en condición migratoria irregular que lograron en
el pasado ser inscritos en el registro civil dominicano a pesar de que según la
interpretación retroactiva de la sentencia 168, no les correspondía. Según la ley
especial, este grupo vio reconocida su nacionalidad como dominicanos y se
ordenó a la Junta Central Electoral devolver, o entregar, según fuera el caso
sus documentos de identidad como nacionales.

El segundo grupo, también conocido como Grupo B corresponde a aquellos


descendientes de extranjeros en condición migratoria irregular que nunca
fueron inscritos en el registro civil pero que han residido toda su vida en la
República Dominicana y no tiene vínculo el país de origen de sus padres. La
ley previó para este grupo un plazo inicial de 90 días para que se registraran
como extranjeros con la posibilidad de obtener en un período de apenas 2
años, la nacionalidad dominicana mediante naturalización.

Los detractores de esta ley aducen que desde el punto de vista legal constituye
una violación al precedente del Tribunal Constitucional establecido en la
sentencia 168, y que abrió la puerta a que cualquier persona extranjera pudiese
alegar haber nacido en el territorio dominicano y reclamar la nacionalidad.

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