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Introducción:

Aproximarse al conocimiento del fenómeno contemporáneo de la fragmentación social


en el marco de las transformaciones globales precisa hacer explícitos su significado y
sus manifestaciones en los ámbitos económico, político y sociocultural, enfatizando, en
el ámbito económico, las lógicas individualistas; en el ámbito político, la incidencia de
prácticas sociales fragmentadas en la planeación territorial, y en el ámbito
sociocultural, las dinámicas desterritorializadas que dichas lógicas señalan en el
territorio. Desde esta perspectiva se hace necesario plantear la planeación territorial
como proceso sociopolítico que posibilita el análisis de las prácticas participativas. Así,
los tres ámbitos sirven de fundamento analítico para develar las implicaciones más
significativas que vinculan la fragmentación social con la planeación territorial. Lo
anterior lleva a considerar que el contenido de estas reflexiones es necesario para
ampliar y renovar el conocimiento de lo económico, lo político y lo sociocultural en
el mundo contemporáneo.

Marco teórico:
Para poder empezar este trabajo tenemos que analizar una serie de descripciones
como para que tomemos el mismo punto de partida y así poder dar con una concreta
definición de fragmentación social, pero no hemos desarrollado todavía una
metodología como para poder ver, como medir e interpretar estas cuestiones. Quiere
decir que nunca vamos a pasar el grado de describir a través de una metáfora, porque
no podemos describir, porque podemos tener algunos esbozos, pero no tenemos una
definición acabada, entonces esta idea de fragmentación, como de pedazos, como de
globalización, pero efectivamente no tenemos una definición, podemos arrimarnos a
algunos conceptos, pero estamos muy lejos de decir es esto. Lo que sí podemos hacer
es describir abundantemente.

Para algunos expertos la fragmentación social es denominada como un proceso donde


por el medio de ella, las personas quedan marginadas del resto de la sociedad, ya sea
en el ámbito laboral, como en el político o en el social. Esto se puede producir dentro
de una sociedad por diversas causas: bajos niveles económicos, bajo nivel educativo, o
puede también ser una mezcla de ambos.

Uno de los aspectos en los que la sociedad argentina ha sufrido más transformaciones
en los últimos años es la mayor fragmentación social. Los fenómenos que causaron
esta fragmentación explican muchos de los problemas políticos y de desempeño
económico de nuestro país en los tiempos que corren.

La Argentina ha sido tradicionalmente una sociedad de clases medias, en el sentido de


que por encima de las diferencias de ingresos o de educación, que siempre existieron,
una gran parte de la población compartía estilos de vida y gozaba de oportunidades
relativamente similares. Algunos nacían "más abajo", pero la movilidad social

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ascendente era una vía posible para mejorar la situación de muchísimas personas. A
los extremos de esa gran clase media la Argentina tuvo desde siempre una clase alta
muy rica y una clase baja extremadamente pobre -ambas, menos expuestas a las
fluctuaciones de la movilidad social y de las coyunturas económicas-. La franja muy
pobre abarcó establemente durante décadas alrededor de un 10 por ciento de la
población.

La mayor fragmentación que se constata en los tiempos que corren y presenta tres
fenómenos novedosos. El primero es que la movilidad social ascendente parece
haberse detenido, y eso ha generado en parte de la población una visión del país y su
futuro profundamente pesimista. El segundo es el proceso de empobrecimiento de la
clase media baja. De acuerdo con las estimaciones recientes, aproximadamente un 35
por ciento de la población argentina vive en condiciones de pobreza. Si aceptamos que
el número de personas extremadamente pobres, cuyo nivel de vida es subestándar, se
mantiene en el 15 por ciento, se concluye que un 20 de la población se ha
empobrecido en la última década.

En consecuencia, donde antes existía una amplia clase media relativamente


homogénea tenemos hoy el cuadro de una clase media fragmentada en tres capas
netamente diferenciadas: la competitiva, la no competitiva y la empobrecida. Además,
en el seno de la clase media no competitiva se va perfilando con matices muy
diferenciados un núcleo protegido corporativamente por sindicatos y organizaciones
políticas: esas personas logran, merced a esa protección, que sus ingresos no caigan y
su estabilidad laboral esté asegurada en mayor medida que la de los demás. Ese núcleo
se localiza en los gremios de empleados públicos y docentes, y también en algunas
industrias tradicionales.

Estos distintos segmentos sociales están generando distintas subculturas, las cuales
van teniendo cada vez menos elementos en común. Hay una cultura de la clase alta,
una cultura de la clase media competitiva, una cultura de la clase media tradicional -no
competitiva-, una cultura del sindicalismo activo, una cultura de la pobreza. Sus
comportamientos políticos también difieren.

La clase media competitiva siente que carece de representación política. Votó a Raúl
Alfonsín, votó a Carlos Menem, votó a Fernando de la Rúa, algunos de sus miembros se
ilusionaron con el Frepaso, confió en Domingo Cavallo: todos esos liderazgos la han
decepcionado. Este año, el suyo fue el "voto bronca: en blanco, nulo, por partidos
menores. Espera más de las fuerzas que mueven el mundo globalizado que de la
política y los gobiernos de su país.

La clase media tradicional, por el contrario, teme al mundo globalizado (aunque


muchos de sus miembros piensan también que no hay alternativas a éste). Se ha
sentido siempre representada ante todo por la Unión Cívica Radical, y en menor

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medida por el justicialismo; ésas siguen siendo sus principales opciones, con alguna
presencia de la izquierda.

La clase media empobrecida ha tendido a sentirse representada por el justicialismo,


pero ahora está abierta a acoger nuevas ofertas políticas de signo populista o
nacionalista, ya sean más de derecha, como Luis Patti, o más de izquierda, como el
Frente Social.

Las franjas más pobres de la Argentina siguen siendo predominantemente peronistas.


No se advierten señales de que eso esté cambiando.

En el plano político, el mayor problema que genera esta fragmentación social de la


Argentina actual es que torna muy difícil la emergencia de liderazgos políticos con
capacidad de conformar amplias coaliciones para gobernar. Tanto el gobierno del
presidente De la Rúa como el de Menem en su segunda presidencia padecieron la
novedosa situación de una fragmentación de sus bases sociales, que generó corrientes
de intereses contrapuestos, difíciles de conciliar. La fórmula más exitosa en respuesta
a esa dificultad es la que encontró el justicialismo en la década pasada: una coalición
entre la clase media competitiva y las clases más bajas, sumada a la capacidad de
neutralizar al sindicalismo activo.

Otro problema en el ámbito político que también influye mucho en la economía de la


Argentina es la inactivad laboral. Los ocupados, desocupados e inactivos (estos últimos
son quienes, por diferentes razones -algunas sociales-, no tienen ni buscan empleo)
pertenecen a alguno de "tres mundos" diferentes: el formal, el informal y el de una
economía vinculada con la pobreza, donde entran en juego los planes de ingresos de
fuente estatal y algunas formas de organización social. En el Gobierno señalan haber
encontrado muchas fallas o desvíos en la implementación de programas que, desde
sus diseños o al menos desde el relato bajo el cual se los dio a conocer en la gestión
anterior, se proponían ser parte de un plan de inclusión, y que en la práctica
terminaron siendo un eslabón de un círculo sin salida a la vista. Un caso es el del plan
de cooperativas Argentina Trabaja, que depende del Ministerio de Desarrollo Social: el
diagnóstico indica que la informalidad en la conformación de cooperativas y el uso del
plan para reemplazar (a bajo costo) fuentes laborales en varios municipios fueron
prácticas constantes.

El desempleo también abre una brecha en la fragmentación social. Esto aumenta


principalmente por mal gobierno del gobierno de turno, que no puede solventar los
puestos de trabajos suficientes para que la tasa de desempleo disminuya. Las
principales causas son las siguientes:

 La primera causa del desempleo es el tiempo que tardan los trabajadores en


encontrar el trabajo que mejor se ajusta a sus gustos y a sus cualificaciones. El

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seguro de desempleo es un programa público que, aunque protege la renta de
los trabajadores, aumenta la cantidad de desempleo friccional.

 La segunda causa por la que una economía siempre tiene algún desempleo es
la legislación sobre el salario mínimo. Esta legislación, al obligar a pagar a los
trabajadores no cualificados y sin experiencia un salario superior al de
equilibrio, eleva la cantidad ofrecida de trabajo y reduce la demandada. El
exceso de trabajo resultante representa desempleo.

 La tercera causa del desempleo es el poder de mercado de los sindicatos.


Cuando éstos consiguen en los sectores sindicados unos salarios superiores a
los de equilibrio, crean un exceso de trabajo.

 La cuarta causa del desempleo la sugiere la teoría de los salarios de eficiencia.


Según esta teoría, a las empresas les resulta rentable pagar unos salarios
superiores a los de equilibrio. Unos elevados salarios pueden mejorar la salud
de los trabajadores, reducir su rotación, mejorar su calidad y aumentar su
esfuerzo.

Toda la sociedad está de acuerdo en que el desempleo es un serio problema que causa
pérdidas de todo tipo, de acuerdo con Muñoz (p.100) los principales costos del
desempleo son:

 Pérdida de producción e ingresos: La pérdida de un empleo provoca una


pérdida inmediata de ingreso y producción. Estas pérdidas son devastadoras
para las personas que las soportan y convierten al desempleo en una situación
aterradora para todo el mundo. El seguro de desempleo ofrece una cierta
protección, pero no proporciona el mismo nivel de vida que se podría alcanzar
si se tuviera un empleo.
 Pérdida de capital humano: El desempleo prolongado puede dañar de manera
permanente las perspectivas de empleo de una persona. Por ejemplo, un
gerente pierde su empleo cuando su empleador reduce el tamaño de la
empresa. Si le urge tener un ingreso, puede convertirse en un taxista. Después
de un año en este trabajo descubre que no puede competir con los recién
graduados de maestrías en administración de empresas. Con el tiempo puede
volver a ser contratado como gerente, pero en una empresa pequeña con un
salario bajo. Ha perdido parte de su capital humano.

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Fragmentación socio-cultural
En una sociedad, en la que existen muchos grupos sociales organizados pero aislados
entre sí, que han perdido la capacidad de establecer alianzas o pactos y, por lo tanto,
se hallan en la imposibilidad absoluta de construir la hegemonía política; que no
desarrollan formas de cooperación entre sí, sino que se embarcan en una guerra sorda,
en la que mutuamente se agreden e intercambian sus papeles de víctimas a
victimarios, donde no tienen posibilidades de construir estrategias efectivas de
defensa y, por lo tanto, viven sometidos a formas de discriminación social, esa es una
sociedad fragmentada que, como tal, o no vive en una democracia o se amolda
perfectamente a las características políticas de las democracias restringidas. Esta
fragmentación desde el punto de vista social y cultural está estrechamente relacionada
con la denominada fragmentación educativa, un problema muy común en estos
tiempos.

En el abanico de problemáticas que atraviesa actualmente la escuela media, en que se


cuestiona su sentido mismo y su finalidad, no se puede eludir la cuestión de las
desigualdades y los mecanismos de selección operantes. En América Latina, en los
años noventa asistimos a un crecimiento sin precedentes de la desigualdad. Vivimos en
una sociedad cada vez más dual con creciente fragmentación y aumento de la
vulnerabilidad social. En el ámbito internacional, es importante considerar los estudios
que han avanzado en pensar la desigualdad con nuevas perspectivas, incorporando
nuevas conceptualizaciones y modos de abordaje. Al fenómeno de la desigualdad
“tradicional” su suman “nuevas desigualdades, que proceden de la recalificación de
diferencias dentro de las categorías a las que antes se juzgaba homogéneas”. Las
ciencias sociales han avanzado en analizar las implicancias de las desigualdades en
diferentes esferas. En este sentido, la actual configuración social plantea nuevas
formas de desigualdad que atraviesan el sistema educativo, poniendo en cuestión su
función integradora. Nos interesa detenernos en las desigualdades educativas, en
tanto no sólo reflejan procesos de desigualdad social más amplios sino que
contribuyen a ellos. Varios investigadores han constatado, ya hace más de veinte años,
que oportunidades educativas similares en condiciones de desigualdad social no
garantizan posibilidades equivalentes de acceder a los bienes culturales que el sistema
educativo debiera asegurar. Sociólogos como Dubet y Martucelli (1997) han avanzado
en los planteos de las teorías de la reproducción, buscando la comprensión de las
experiencias educativas de los alumnos, cómo ésta es construida y cómo en este
proceso los individuos se construyen a sí mismos. Entonces, los procesos de
fragmentación educativa aluden a la pérdida de la integración como elemento fuerte
de la estructuración social; la inexistencia de un Estado que garantice la inclusión de
las unida-des educativas en una totalidad. En términos de Jesús Barbero, hablar de
fragmentación es hablar de “desagregación social, de atomización, de un nuevo modo

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de estar juntos que no implica necesariamente un escenario de horizontes comunes
para todos”

En base a esta caracterización de nuestro sistema educativo como fragmentado, se


presentaran a continuación seis grupos de escuelas de la Ciudad de Buenos Aires y su
conurbano. Si bien toda clasificación es arbitraria, es importante, sin embargo,
sistematizar la información de escuelas por medio de algunas dimensiones específicas,
para analizar algunas cuestiones particulares y características de cada grupo. No se
trata de “grupos puros” ni tampoco fijos; además existen cruces y elementos
compartidos entre algunos de ellos:

 GRUPO A: escuelas públicas que atienden a estratos bajos: Se trata de un


grupo de escuelas que atienden chicos con bajos recursos económicos y que,
en general, habitan en una villa de emergencia cercana. En su mayor parte, los
estudiantes pertenecen a la primera generación de su familia que accede a
estudios de nivel medio: son sectores que pugnan por su derecho a educarse,
buscan continuar sus estudios más allá de la escolaridad básica. Los profesores
que reciben estudiantes de estratos bajos señalan que sus mayores
preocupaciones se ubican en torno a las condiciones de vida de sus alumnos y
el impacto que esta situación tiene en las instituciones educativas. Afecto y
preocupación podrían señalarse como rasgos distintivos de la identidad de los
profesores de este grupo. Aquí la utilidad de su rol y el deseo de continuar en la
misma escuela cobran también un nuevo sentido: sentirse responsables del
futuro de los chicos, brindarles “algo” que no pueden recibir si no es en la
escuela por medio de sus profesores. Trabajar allí y desear continuar
haciéndolo es una apuesta muy fuerte.
 GRUPO B: escuelas confesionales que atienden estratos bajos y medios: en
esta caracterización de la configuración fragmentada de nuestro sistema
educativo, el segundo grupo abarca escuelas de carácter confesional. Este
carácter es un elemento de fuerte impronta en sus culturas institucionales, que
trasciende y atraviesa el estrato social que atienden. Son escuelas cristianas
que en general, reciben subsidios estatales para solventar su Planta Orgánica
Funcional, con porcentajes disímiles. La mayor parte de sus alumnos han
realizado sus estudios en la misma escuela o provienen de otras escuelas
confesionales.
 GRUPO C: escuelas públicas que atienden estratos medios: se trata de escuelas
ubicadas en zonas de clase media de la Ciudad de Buenos Aires, en barrios
comerciales y residenciales. Entre las metas que los directores se plantean se
señala una buena preparación para el futuro, sobre la base de una instrucción
de carácter general, incluyendo, en algunos casos, la formación en valores y la
convivencia. El conocimiento impartido por la escuela se torna fundamental
para el futuro de los egresados: pasar por la escuela secundaria de algún modo

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garantiza, desde la óptica de sus directores, el acceso a cierto tipo de
conocimientos necesarios para el desempeño laboral y profesional. La apuesta
que desde la conducción se realiza al conocimiento y a la instrucción marca una
distancia con las escuelas del grupo de estratos bajos, donde se priorizaba la
“contención”. La mayor preocupación de los profesores que atienden a chicos
de estos estratos medios de la población es que sus alumnos obtengan una
formación amplia, que comprendan aquello que se les enseña; que se sientan
motivados en su aprendizaje o que finalicen exitosamente su escolaridad.
 GRUPO D: escuelas preocupadas por lo intelectual que atienden estratos
medios y altos Se trata de un grupo de escuelas de orientación humanista,
ligadas a las elites progresivas ilustradas de nuestro país, de tradición clásica.
Son escuelas que tienen en la enseñanza de tipo intelectual su principal
objetivo. Sus culturas institucionales están centradas en la educación de la
inteligencia y el sentido crítico de los jóvenes, en sentido amplio, en relación
con las humanidades modernas: amor al conocimiento, las ciencias y las artes.
Tienen una organización curricular similar a la universitaria, de orientación
profesionalizante.
 GRUPO E: escuelas que atienden estratos altos: aquí caracterizamos un
conjunto de colegios de barrios del norte de la Ciudad de Buenos Aires y su
conurbano. La zona donde se encuentran las escuelas que tomamos es
residencial, con casas grandes, jardines, piletas, o edificios en torre. Los
colegios ocupan casi una manzana y tienen edificios varios para los distintos
niveles. Sus instalaciones se encuentran en perfectas condiciones de
mantenimiento y cuentan con modernos laboratorios de idiomas y ciencias.
Son bilingües, de jornada completa, casi todos cuentan con Bachillerato
Internacional. Ofrecen un amplio abanico de actividades deportivas, talleres,
competencias, viajes de estudios, entre otras. En relación a las fronteras con la
provincia de Buenos Aires, es preciso señalar que algunos de estos colegios,
además de los locales para actividad física en la Ciudad, cuentan en el
conurbano bonaerense con campos de deportes o quintas, que utilizan como
ámbitos de recreación para las familias los fines de semana.
 GRUPO F: escuelas de reingreso: su plan de estudios está pensado para un
sector particular de la población joven, aquella que “por motivos diversos no
comenzó sus estudios de nivel medio, o ha visto interrumpida su escolaridad”
(Res. 814/SED/04). Tienen un régimen distinto en función de una población
particular al tiempo que entrega un título común (bachiller), con el fin de no
establecer diferencias de acreditación. Se propone lograr objetivos generales y
pone el énfasis en lo común con el conjunto del sistema, al tiempo que plantea
estrategias diferenciales para lograrlos. El plan ofrece un número reducido de
asigna-turas de cursado simultáneo y admite la construcción de diversos
trayectos formativos, permitiendo que los alumnos avancen de acuerdo con sus

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posibilidades. Dispone de un sistema de cursado y promoción por asignaturas y
un sistema de ingreso que reconoce los logros anteriores.

Conclusión:
Como se ha podido observar a lo largo de este informe, la Sociedad Argentina se
encuentra muy fragmentada en casi todos sus aspectos: social, cultural, político,
económico, en lo educativo. la sociedad fragmentada es la base social propia de las
democracias formales o restringidas y, como tal, genera un condicionamiento
estructural, que imposibilita la profundización de la democracia hacia formas
populares y participativas, que por la misma lógica de la voluntad mayoritaria, harán
de esas democracias instrumentos de liberación de nuestros “pueblos-minorías” y no
de dependencia; por esa misma razón se produce un efecto de espejo entre el
concepto de democracia y la sociedad fragmentada, que puede enturbiar el análisis
político, sin dejar ver las diferencias entre movimientos sociales de base y grupos
sociales aislados, puja legítima por el poder (condición positiva del pacto político) y
guerra sorda (anulación de la política), pragmatismo (como asunción de la estrategia,
como nivel básico de la política) o ruptura del horizonte de la totalidad (milenarismo o
muerte de las ideologías).
El proceso de fragmentación de la sociedad parece un proceso irreversible en el corto
plazo; y frente a las estrategias de fragmentación podemos enfrentar la pedagogía del
encuentro, acto de “resistencia-rescate” de la política, que se nutre de una cultura del
encuentro y la tolerancia.
Si la fragmentación de la sociedad es un fenómeno sociopolítico, la “fragmentación del
análisis” es su peculiar manifestación en el campo de la sociología y de la teoría
política, muchas veces oculto en una sana búsqueda de precisión y de utilidad teórica.
Sin embargo, nunca como ahora el pensamiento latinoamericano necesita de una
audacia responsable, que se lance de lleno al análisis de los fenómenos sociales y
políticos, aunque las condiciones propias de producción del pensamiento generen
algún tipo de tosquedad insuperable.

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Bibliografía:
 Fragmentación educativa en el campo docente: acerca de criterios de selección
de profesores en escuelas medias de la Ciudad de Buenos Aires, Nadina Poliak.
 Deuda interna y fragmentación social en la Argentina, Universidad Nacional del
Litoral.
 LA SOCIEDAD FRAGMENTADA, Dr. Alberto Binder.
 El malestar de una sociedad fragmentada, Diario La Nación
 Fragmentación social, individualización y nuevas desigualdades, Luis Enrique
Alonso Benito.
 ¿Una nueva fragmentación social? Estado y clases sociales objetivas y
subjetivas en la Argentina de la década del 2000, Jésica Lorena Pla.

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