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El concepto de Educación en Kant:

La educación, según Kant, es un arte cuya pretensión central es la búsqueda de la perfección humana.
Esta cuenta con dos partes constitutivas: la disciplina, que tiene como función la represión de la
animalidad, de lo instintivo; y, la instrucción, que es la parte positiva de la educación y consiste en la
transmisión de conocimiento de una generación a otra.

Educarse, de acuerdo a la perspectiva kantiana, le resulta indispensable al ser humano por tres
razones: Primero, porque “únicamente por la educación el hombre llega a ser hombre” (Kant: 31),
antes de ella un individuo de la especie se encuentra sumido en una condición que no es la
propiamente humana. Esto nos conduce a la idea de que el ser humano se encuentra en una situación
de desigualdad frente a los otros animales, pues lo que le caracteriza como especie no lo adquiere
plenamente por vía genética sino que lo logra educándose. Segundo, porque esa desigualdad se
traduce en una debilidad relativa, “el hombre es la única criatura que ha de ser educada” (Kant: 29),
la educación queda planteada también como una salvaguarda que faculta al ser humano para
defenderse en la realidad, le ofrece las herramientas que desde el punto de vista instintivo le son
limitadas. Tercero, porque esas facultades alcanzadas por medio de la educación no sólo son
herramientas para su subsistencia, sino que, al mismo tiempo, son el gran secreto de la perfección de
la naturaleza humana (Kant: 32).

Hasta aquí la educación aparecería como una necesidad, no obstante, Kant se ocupa de subrayar que
también es una responsabilidad; este aspecto está vinculado con algo que se ha expresado líneas
arriba, en la educación yace la posibilidad de la perfección humana, de la dicha futura de la especie,
de una condición ideal que puede ser planteada como destino. Si esto es así el ser humano ha de
intentar alcanzar su destino y por tanto debe construir un concepto de él que se coloque como fin del
proceso educativo; es decir, la especie humana tendría un deber moral ineludible educarse para
buscar su destino (Kant: 33-34).

Pero, el ser humano no puede obrar aisladamente para el cumplimiento de esta labor, “No son los
individuos, sino la especie humana quien debe llegar aquí – a su destino -” (Kant: 34). Esto conduce a
Kant a percibir la educación como un arte que ha de ser perfeccionado por muchas generaciones, y,
que por tanto, avanza poco a poco. Una generación trasmite el conocimiento y la experiencia a otra, y
esta, en la medida de sus posibilidades, los aumenta para trasmitirlos a una nueva. La educación se
encuentra vinculada entonces a los avances y retrocesos propios de la humanidad, del ser humano
como especie. Aunque, esto no implica que los individuos no puedan y deban buscar educarse por si
mismos, pero si, que el ideal de educación es construido social e históricamente.

Para este filósofo, ese destino ideal, esa realidad posible, ha de marcar tanto al acto educativo que
llega a considerar que las nuevas generaciones deben educarse de acuerdo a ese futuro anhelado: “No
se debe educar a los niños conforme al presente, sino conforme a un estado mejor, posible en lo
futuro, de la especie humana; es decir, conforme a la idea de humanidad y de su completo destino.
Este principio es de la mayor importancia.” (Kant: 36). De tal manera, la educación tendría que
pensarse y partir de dos principios básicos para Kant, el cosmopolitismo o la universalidad y la idea de
búsqueda de un futuro mejor para la humanidad.
Por los múltiples compromisos morales que desde esta perspectiva se vinculan a la actividad
educativa, Kant sostiene que quienes deben ocuparse de la organización de las escuelas deben ser los
conocedores más ilustrados, “personas de sentimientos bastantes grandes para interesarse por un
mundo mejor, y capaces de concebir la idea de un estado futuro perfecto.” (Kant: 37). Si se suma esto
al hecho de que advierte la necesidad de convertir la pedagogía en ciencia, se puede decir que Kant
piensa la educación como una de las más altas labores humanas.

Una labor que no carece de dificultad, pues, como desde el comienzo del texto insinúa su autor, la
educación está marcada por un juego dialéctico que goza de una enorme complejidad; en ella se debe
conciliar una legítima coacción, la sumisión del individuo, con la facultad de servirse de su voluntad.
Por ello Kant entiende que: “Al hombre se le puede adiestrar, amaestrar, instruir mecánicamente o
realmente ilustrarle. (…) Sin embargo, no basta con el adiestramiento; lo que importa, sobre todo, es
que el niño aprenda a pensar.” (Kant: 39) Y, si este es el fin inicial de educar sin duda el filósofo
alemán esta pensando en que la educación es una herramienta indispensable para la libertad.

Presupuesto sobre los que basa su concepto: Hombre, sociedad, conocimiento.

Kant advierte en el documento que el ser humano se haya sometido a una condición de animalidad que
les es natural, por esta razón el instinto y el capricho juegan un papel importante en su
comportamiento, pues, pueden conducir a los miembros de la especie a desarrollar conductas
inadecuadas que han de ser domeñadas. El dominio de este tipo de actuaciones es posible y necesario,
por lo cual, el ser humano es para la concepción Kantiana expresada en el texto perfectible y por
tanto educable.

Partiendo de esta idea la sociedad aparece en Kant como el conjunto de la especie humana, aquel que
puede llegar a plantear un concepto universal de educación y perfección, un ideal que supera las
nociones individuales y particulares que se pueden tener al respecto. Este precepto cosmopolita se
constituye en medio del influjo de varias generaciones, en tal sentido, es histórico y la sociedad misma
también lo es. De tal forma, el conocimiento es en Kant una producción humana que avanza poco a
poco, que se transmite de una generación a otra para ser redefinido y aumentado, por tanto no es un
producto acabado o irrefutable.
CONCEPTO DE EDUCACIÓN DE JOHN DEWEY

Dewey sostenía que educación es una idea abstracta, que tenía vigencia y realidad en la medida que el
hombre genera actos o hechos educativos concretos. La educación como “actos educativos” debe ser
científica en el sentido riguroso de la palabra, es decir, que debe seguir en su proceso los pasos del
método científico, que es la forma más excelsa de resolución de problemas.
La educación es un proceso que permite al hombre procurarse, a través de la sociedad organizada, la
razón de ser de la vida misma. Permite que el individuo mantenga su propia continuidad, aprendiendo
primero las técnicas de supervivencia y de desarrollo a partir de la experiencia acumulada por su
grupo, para luego lograr que acepte la moralidad de su sociedad, sin dejar de ver este proceso como
un proceso abierto, tentativo y sujeto a revisión a la luz de la continua experiencia 50.
La educación es esencialmente un proceso social.
Según Dewey la educación como crecimiento, desarrollo o proceso de madurez requiere de una
interacción continua entre el individuo y su entorno. Se produce a lo largo de toda la vida, por lo que
no hay que pensar sólo en términos de escolarización formal.
“La educación es el único medio que trata deliberadamente e intencionalmente de la solución práctica
de las relaciones básicas del individuo y la sociedad”51.

La educación es la formación a partir de la experiencia. “Es el proceso que busca que hacer al hombre
partícipe de la vida social”

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