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PSICOLOGÍA Y SALUD

Un análisis conductual
Emilio Ribes Iñesta

El psicólogo experimental Emilio Ribes publica en «Itl libro


PS. COLOGIA
SALU
los trabajos realizados en el Laboratorio de Conductl di li
Universidad Autónoma de Barcelona, en los que delimita
las aportaciones y dimensiones psicológicas en ll
r^h iQrnática multidisciplinaria de la salud, con el fin (Ir
cer los problemas relacionados con la inserción
del psicólogo en el campo de la salud, al cual está
vinculado de manera indirecta.
a lálisis conceptual
• l ID odelo psicológico de la salud
Un modelo psicológico de la salud
«IU )s psicológicos y enfermedad
El proceso psicológico regulador de la salud tSal • I mental
Efectos psicológicos y propensión a la enfermedad
El comportamiento y la prevención de la enfermedad
Consideraciones sobre el problema de la salud mental
Catalogación en la fuente
fíibes Iñesta, Emilio
Psicología y salud : un análisis conceptual, - México :
Trillas, 2008 fre/mp, 2011}.
101 p.; 25 cm.
Bibliografía: p. 95-96
Incluye índices
ISBh 978-968-24-8029-4

1. Salud - Aspectos psicológicos. /. t.

D- 613 'R58 7p LC- ñA 7 76.5 'ñ5,6 45 75

La presentación y División Comercial,


disposición en conjunto de Calzada de la Viga 1152, Introducción 9
PSICOLOGÍA Y SALUD. C. ?. 09439, México, D. F.
Un análisis conceptual Tel. 56330995, fAX 56330870
son propiedad del editor. Cap. 1. El ámbito psicológico de la salud 11
ninguna parte de www.trillas.com.mx
Supuestos de un modelo psicológico de la salud, 16,
esta obra puede ser
[a] Tienda en línea
reproducida o trasmitida, mediante ningún
www.etrillas.com.mx
sistema o método, electrónico o mecánico Cap. 2, Un modelo psicológico de la salud 19
(incluyendo el fotocopiado, la grabación
o cualquier sistema de recuperación y
Miembro de la Cámara nacional de El proceso psicológico de la salud, 21. Los resultados del
la Industria Editorial proceso psicológico de salud, 28. Revisitando el modelo
almacenamiento de información),
fieg. núm. 158
sin consentimiento psicológico de salud, 31.
por escrito del editor
Primera edición 05
Segunda edición 5X
Derechos reservados
ISBn 978-968-24-8029-4 Cap, 3. El proceso psicológico regulador de la salud 35
© 2008, Editorial Trillas, 5. A. de C IX
(Primera publicada por Los estilos interactivos, 37. La historia de competencia,
Editorial Trillas, 5. A. de C. U) 44. Una perspectiva integral del proceso psicológico, 52.
División Administrativa,
Aw Río Churubusco 585, Reimpresión, 3011*
Col. Oral. Pedro haría Maya,
C. P. 03340, México, D. F. Impreso en México Cap. 4. Efectos psicológicos y propensión a la enfermedad 55
Tel. 56884255, PAX 56041564 Printed in México Las conductas instrumentales de riesgo y prevención, 58.
Las conductas asociadas con la enfermedad, 64.

Cap. 5. El comportamiento y la prevención de la enfermedad 67


Las diversas formas de prevención, 70. Dimensiones psi-
cológicas de la prevención, 73.
O índice de contenido

Cap. 6. Consideraciones acerca del problema de la salud men-


tal 79
La lógica de la salud mental, 82. Los problemas psicológicos
pertinentes a la salud, 92.

Bibliografía 95
índice analítico 97

I JOT tanto, a presencia de un microorganismo no es idéntico


P ! I !
c-star enfermo, con o que a idea de agente causa na
1 I I
do a prominencia de os tiempos c ásicos de a
"riología . . . |—Ajede afirmarse noij bastante impunemente
\\ /i j ]

i agente causa es meramente un síntoma —q, desde


i no e más importante— entre os muchos que causan
"ifermedad. o u s° a presencia no es suficiente, ija que,
i .3 de a ubicuidad de muchos microbios, puede darse su
•ncia sin que tenga ugar en e huésped a enfermedad,
os conceptos de enfermedad 4 sa ud se convierten
i7ables para cua quier ap icación exacta.
La presente obra constituye un libro sui géneris. Se trata de un libro es-
i rito por un psicólogo experimental vinculado tangencialmente al campo
de la salud. En ese sentido, no es la obra de un especialista en temas de
••alud. En todo caso se le puede caracterizar como el ejercicio conceptual
ilc un psicólogo que intenta delimitar las aportaciones y dimensiones psico-
lógicas en la problemática multidisciplinaria de la salud. Ello explica por
que el libro no revisa el estado de la investigación psicológica relacionada
i on la salud, ni examina exhaustivamente los métodos y técnicas aplicables
al campo. Tampoco presta atención a las cifras epidemiológicas que pueden
iclacionar los procesos psicológicos con la incidencia de distintos tipos de
padecimientos. El único objetivo de este libro es delimitar conceptualmen-
ic los problemas de la salud y la enfermedad.
La motivación para escribir este libro no es ajena al interés y ánimos
I>i narrados por mi amigo y colega Ramón Bayés. El libro recoge, funda-
mentalmente, los trabajos realizados en el Laboratorio de Conducta de la
I 'mvcrsidad Autónoma de Barcelona. Con el fin de sistematizar los niveles
v acciones de un programa preventivo del SIDA, se desarrolló un semina-
iio cuyo resultado último fue la formulación de un modelo psicológico so-
lí ic la salud. Dicho modelo constituye el núcleo que vertebra el análisis con-
< optual que se plantea en este libro. Entre otros, además de Ramón Bayés,
deseo destacar la contribución intelectual de diversas maneras por parte
di' |ordi Fernández, Xavier Borras, Tomás Blasco y Eduardo Doval.
l ; n el capítulo 3 se incluyen materiales relacionados con el trabajo que
icalice con otros colegas de la IT'S-lrtacala de la Universidad Nacional
Autónoma de México, aceto.i del análisis uintmgennal como método de
I1 ne i vención individua! en oí i a-,o do piohloiuas p,u olngu os iVsco dos
¡o
tacar las aportaciones, transcritas casi íntegramente, de materiales publica-
dos o borradores de trabajo, de Eugenio Díaz González, Silvia Sánchez,
María de Lourdes Rodríguez y Patricia Landa.
La presente obra no se hubiera podido concebir sin los apoyos brin-
dados tanto por la Universidad Nacional Autónoma de México como por
!
el Ministerio de Educación y Ciencia de España, para que pudiera perma-
necer en la Universidad Autónoma de Barcelona durante parte de un año
sabático.
Por lo demás, espero que el libro contribuya, de algún modo, a escla-
recer los problemas relacionados con la inserción del psicólogo en el cam-
po de la salud, y a distinguir los diferentes ámbitos conceptuales de dicho
campo. Si logro, cuando menos, desfacer algunos entuertos conceptuales,
me sentiré más que satisfecho.

EMILIO RIBES IÑESTA


En los últimos años se ha observado un interés creciente por vincular
a la psicología con los problemas de la salud humana, más allá de los es-
trechos límites del mal llamado campo de la salud mental. Han aparecido
nuevas interdisciplinas o subcampos de conocimiento sobre los ya existen-
tes: la psicología de la salud, la salud conductual, la medicina conductual,
la inmunología conductual y muchos otros. Todas estas interdisciplinas tie-
nen como propósito destacar la importancia que revisten los factores deri-
vados del comportamiento individual en la prevención, terapéutica y reha-
bilitación de los problemas de salud, como se perciben desde la óptica de
la medicina clínica y experimental (Ponierlau y Brady, 1979; Millón, Green
y Meagher, 1982; Stone, Cohén y Adier, 1982).
Los esfuerzos en este sentido se han enmarcado en concepciones plu-
rales, y no siempre bien delimitadas, respecto de la salud y la naturaleza de
las dimensiones psicológicas que le son pertinentes. De allí que en el exa-
men de la participación del comportamiento individual en la modificación
de los estados de salud se yuxtapongan, inadvertidamente, dos modelos ge-
nerales que cubren dimensiones distintas, la medicobiológica y la sociocul-
mral, así como diversas concepciones implícitas acerca de los propios fac-
tores psicológicos.
Con objeto de evitar las confusiones derivadas de la influencia tácita
de modelos con dimensiones lógicas diferentes, me referiré a la salud en
términos de dos ámbitos de significación precisos: el biomédico y el socio-
cultural. En el primer caso, me referiré a la salud en términos de la enfer-
medad, mientras que en el segundo haré referencia al bienestar.
Obviamente, si tomamos en consideración la inclusividad relativa de
la dimensión sociocultural respecto a toda práctica y condición humanas,

13
14 15

queda claro que la significación médica de la salud como carencia de enfer- t -. niro que el rvpiesrnl.ulo por el comportamiento, entendido como prác-
medad constituye sólo uno de sus elementos, y que, como ya es aceptado I K a individual tic un organismo biológico en un medio regulado por reía-
generalmente, las alteraciones biológicas definitorias de la enfermedad no i iones socioculturales.
pueden desvincularse en su génesis y manifestaciones, de las circunstan- Tocio ser humano, en tanto organismo biológico, sólo puede concebirse
cias ecológicas y socioculturales que delimitan su ámbito propiciador. Sin v entenderse desde la perspectiva de su actividad y práctica integrales como
embargo, y con propósitos meramente analíticos, utilizaré dicha distinción individuo. El organismo es un todo biológico estructurado con base en su
para examinar la factibilidad de un modelo que describa específicamente hi-1 rucia y experiencia individuales frente a un medio que le es característi-
el papel de los factores psicológicos en la regulación, por así decirlo, del es- i c > Sin embargo, esta experiencia idiosincrásica, que no constituye otra cosa
tado de salud. MUS que la dimensión psicológica de su práctica como individuo, es indis-
El modelo médico-biológico de la salud como carencia de enfermedad pensable para examinar las condiciones particulares que lo distinguen en su
(o bien como continuo balance entre salud-enfermedad), hace énfasis en las iuiu'ionamiento biológico de otros organismos coespecífícos. Es por ello que
condiciones propias del organismo y de los distintos subsistemas que lo in- «•I análisis psicológico no es un simple complemento del conocimiento bio-
tegran. Como lo señaló con agudeza Fleck (1935), el modelo médico adop- («igico para entender el estado de salud-enfermedad de un individuo par-
tó una versión modificada del modelo demonológico en que el cuerpo es l u ular; constituye en realidad la dimensión en la que se plasma la indivi-
poseído por agentes extraños. Concibe a la salud como una metáfora del or- dualidad de una biología particular como entidad ubicada en un entorno,
ganismo como fortaleza defendiéndose de invasiones externas y en esa me- v '>u estado continuo entre salud-enfermedad como componente integral y
dida, aunque se reconocen los factores auspiciadores genéticos y externos, i omlíción de una práctica interactiva permanente.
se considera la salud como un estado intrínseco del organismo en tanto re- Por otra parte, aun cuando el ambiente humano es, en principio, físico,
siste los embates de los agentes externos nocivos. no cabe duda alguna de que su funcionalidad y organización como ambien-
Por otra parte, el modelo sociocultural de la salud ha subrayado la te /Táctico obedece a razones históricas de orden sociocultural. Es por ello
correlación necesaria entre carencia de enfermedad y condiciones prácti- que, dependiendo de la peculiar organización y condiciones del ambiente,
cas de vida. Existen indicios claros de cómo las condiciones de vida, deter- en tanto ambiente práctico definido por una sociedad y sus formas cultu-
minadas por el medio físico y las prácticas socioculturales, son auspiciado- lalcs, se observarán distintas maneras de bien o malestar de los individuos
ras o directamente responsables de alteraciones de la salud biológica. Estas u i ni o organismos biológicos.
condiciones socioculturales no se restringen exclusivamente a los aspectos Las formas productivas, la cultura de la alimentación, las prácticas de
vinculados con los ingresos económicos, dado que existen también epide- higiene, las actividades de recreación y esparcimiento y muchos otros as-
miologías tanto para la pobreza como para la riqueza. Las carencias de agua pectos de la vida humana en sociedad, modulan y determinan en forma
potable, alimentos, drenajes y otros medios elementales de subsistencia pro- «leunitiva las condiciones físicas a las que se expone como práctica de vida
pician enfermedades endémicas, pero también lo hacen la disponibilidad de un individuo en tanto organismo biológico. El ingreso económico, la ofer-
otros factores vinculados a la riqueza y la abundancia, excesos o deforma- l;t y desarrollo cívico-industrial de una sociedad, sus prácticas culturales y
ciones de la dieta, el estrés urbano, la disponibilidad de fármacos, la pre- los niveles educativos son quizá los factores consustanciales para la deter-
paración artificial de los alimentos, la contaminación industrial, etc. Dado minación del estado de salud-enfermedad biológico, pero esta influencia
su nivel de generalidad, el modelo sociocultural de la salud ha configurado decisiva del ambiente sociocultural sólo puede entenderse como una in-
una imagen ambigua de la salud, en donde se concibe al individuo preso fluencia mediada a través de la práctica de todos y cada uno de los indivi-
de la enfermedad -inevitable en uno u otro sentido-, fatalmente propicia- duos. El medio sociocultural, sin considerar la dimensión individual de la
da por el medio. practica de todo sistema de relaciones sociales, constituiría una abstracción
La viabilidad de ambos modelos para plantear prácticas efectivas de puramente poblacional. Son los individuos, como representación práctica
prevención, curación y rehabilitación, depende de que, constituyendo con- do los elementos constitutivos de los sistemas de relación social, los que
cepciones con un rango de generalidad empírica de nivel muy distinto, pue- permiten concebir esta influencia de las variables macroscópicas del am-
dan intersecarse a lo largo de un eje mutuamente vinculador. Este eje no biente sobre el funcionamiento del organismo biológico particular. No sólo
16 17

eso: es el individuo, como factor práctico de la relación social, el que la mo- v -.abe l u y a m e que la >,.iliul ¡Ir un n u l i M i l t i o no puede disociarse de
difica, consolida o modula en la vida real, ya sea desde la perspectiva inme- lo , i'lct ios que llenen solnc d oiganismo dneisos agentes físicos, químicos
diata o desde la visión que proporcionan periodos históricos determinados. y biológicos, y que la condición para ajustar de forma óptima su funciona-
i n u - i i t o biológico a dichos agentes depende en gran medida de las circuns-
uiH las en que se desenvuelve. El organismo no es una entidad aislada, sino
SUPUESTOS DE UN MODELO <|iif presupone por definición un medio del cual se nutre y a partir del cual
PSICOLÓGICO DE LA SALUD i voludona ontogenéticamente, pero del cual también puede padecer in-
Ihu-iidas nocivas o ciertas carencias fundamentales. Este medio no es ajeno
Partiendo de las consideraciones anteriores, pueden adelantarse algu- .1 l,i organización social y a la cultura. Aun cuando la alteración desfavora-
nos supuestos que fundamentan la pertinencia y utilidad de un modelo ble del estado biológico de un organismo siempre tiene lugar a través de
psicológico de la salud; estos supuestos son los siguientes: I u ni esos biológicos y fisicoquímicos, estos procesos nocivos operan am-
liicnlalmente las más de las veces a través de las prácticas sociales y cultu-
1. La descripción psicológica del continuo salud-enfermedad corres- i.ilrs (las costumbres y oportunidades de alimentación, la contaminación
ponde a la dimensión individualizada de las variables que tienen química y biológica, los contagios infecciosos por prácticas inadecuadas de
lugar en la interacción entre los factores biológicos del organismo upo higiénico, etc.).
y aquellos que constituyen la acción funcional de las relaciones so- Hsta interrelación entre las condiciones ambientales propiciadoras del
cioculturales. I ucnestar y la acción de agentes fisicoquímicos y biológicos sobre el estado
2. Cuando se analizan en un modelo psicológico, los factores biológi- i l i - 1 organismo se da como y mediante la práctica social de los individuos.
cos y socioculturales no tienen representación en la forma de cate- ^ , aun cuando sería utópico suponer que toda alteración del estado bioló-
gorías correspondientes a las de sus disciplinas originales. s',im del organismo es mediada frente al ambiente por la práctica social del
3. Los factores biológicos se representan como la condición misma de individuo, sí es postulable que en última instancia, la prevención, curación,
existencia del individuo práctico y de las reacciones biológicas in- inhabilitación o inicio de una enfermedad implican la participación del in-
tegradas a su actividad. ihviduo actuando. Esta es la dimensión psicológica de la salud, y se com-
4. Los factores socioculturales se representan como las formas particu- pone de tres factores fundamentales:
lares que caracterizan a un individuo en su interrelación con las si-
tuaciones de su medio, con base en su historia personal. 1.. La forma en que el comportamiento participa en la modulación de
los estados biológicos, en la medida en que regula el contacto del
Los supuestos bosquejados permiten delinear un modelo psicológico organismo con las variables funcionales del medio con el que in~
de la salud, aun cuando la doble dimensión bienestar-enfermedad, com- teractúa.
prendida dentro del concepto de salud, sea ajena, como conjunto catego- 2. Las competencias que definen la efectividad del individuo para in-
rial, a la psicología como disciplina. teractuar con una diversidad de situaciones que directa o indirec-
En los supuestos formulados se plantea que la salud, como concepto tamente afectan el estado de salud.
integrador de dos dimensiones diferentes, la social como bienestar, y la 3. Las maneras consistentes que tipifican a un individuo en su contac-
biológica como ausencia de enfermedad, sólo puede concebirse en la prác- to inicial con situaciones que pueden afectar potencialmente su con-
tica real mediante su vinculación con conceptos propios de la actividad dición biológica.
individual humana en tanto relación de un sistema biológico con un am-
biente de naturaleza sociocultural. La salud, si se accede a un nivel que listos tres factores generales involucran una diversidad de funciones
trascienda los criterios epidemiológicos o actuariales referidos a datos po- psicológicas distintas, y su proceso como interrelación recíproca es deter-
blacionales, es un concepto fundamentalmente significativo en su aplica- minante, en mayor o menor grado, de los resultados observables biológi-
ción al estado y funciones de un individuo. i ainente en términos de salud o enfermedad. El hacer o no hacer, el hacer
18 /óf

de cierta manera las cosas y el hacerlo frente a ciertas condiciones, consti-


tuyen los elementos que definen psicológicamente un proceso cuya resul-
tante es la presencia o ausencia de enfermedad biológica. Este resultado pue-
de ubicarse como un complejo equilibrio entre niveles de comportamiento
que representan acciones propiciadoras o auspiciadoras de enfermedad, ac-
ciones preventivas de enfermedad, acciones correlativas y necesarias para
la curación, o acciones rehabüitativas.
Obviamente, el hincapié en un modelo psicológico de la salud no eli-
¿j&
mina, ni pretende hacerlo, los modelos biológico y sociocultural. Como ya
lo he expuesto, el modelo psicológico constituye, por así decirlo, un mo- líl
delo de interfase indispensable para relacionar variables de dos niveles ló-
gicos inconmensurables (el biológico y el sociocultural), a la vez que pres-
cribe las modalidades y momentos en que es posible afectar el continuo
bienestar-enfermedad a través de las acciones prácticas de los individuos,
Quizá debe subrayarse que más importante que la función conceptual
que implica vincular dos dimensiones relativamente inconmensurables de
la salud, la función de un modelo psicológico como el que va a plantearse
en esta obra, es el de guiar la acción e intervención prácticas en la preven-
ción, curación y rehabilitación de las enfermedades, en la medida en que
esas prácticas no pueden considerarse efectivas si no es en relación con su
aplicación oportuna respecto a la actividad social de los individuos. El
conocimiento del proceso biológico de una enfermedad y las condiciones
sociales de su epidemiología no son suficientes. Se requiere de un modelo
de cómo debe aplicarse este conocimiento en la forma de medidas efecti-
vas que afecten la práctica cotidiana de individuos reales, dimensión que
trasciende los procesos moleculares del organismo y las cifras poblaciona-
les de la epidemiología.
Ya expuestos los argumentos que justifican la necesidad conceptual y
práctica de un modelo psicológico de la salud, procederemos en este capí-
tulo a describir de manera general los diversos aspectos constitutivos de
dicho modelo, para posteriormente examinar con mayor detenimiento sus
funciones, en tanto dimensiones individuales de la práctica efectiva vincu-
lada al bienestar y la enfermedad.
La figura 2.1 representa el modelo psicológico de salud que propone-
mos. Como puede observarse en dicha figura, el modelo incluye dos tipos
diferentes de categorías descriptivas. En el lado izquierdo se consideran ca-
i egorías referentes a los procesos psicológicos que vinculan condiciones del
organismo con acciones del individuo enmarcadas en un medio sociocul-
tural. En el lado derecho de la figura se describen las resultantes o conse-
cuencias de dichos procesos, en términos de las características funcionales
del comportamiento, la vulnerabilidad del organismo y sus efectos en la
producción-prevención de enfermedad, y conductas asociadas a la altera-
ción biológica.

EL PROCESO PSICOLÓGICO
DE LA SALUD

El proceso psicológico pertinente al mantenimiento, recuperación o


pérdida de la salud biológica comprende la interacción de tres factores
fundamentales: a) la historia interactiva del individuo; b) las competencias
funcionales al interactuar con una situación general determinada; y c) la
modulación de los estados biológicos del organismo por parte de las con-

21
22 t1 I ¡n'oci'su fixiroíoijirn de Id suhid 23
impendas ambientales que definen una situación. Tat como lo describe la
M lituira 2.1, estos Factores ínteractúan de manera diferencial uno respecto
O i Id otro, siendo la modulación de los estados biológicos el punto de refe-
"O
S t/> « , trticia de dicha interacción. Esta representación de los factores psicológi-
3
MI
S o a> 8 t iis está determinada por el interés en analizar sus resultantes en relación
-O - - ' ron la alteración o mantenimiento de los estados biológicos que, médica-
Cu _Q U o mente, se identifican con la ausencia, la propensión a, o el padecimien-
! i i de una enfermedad. Si el propósito del análisis fuera distinto del de re-
lacionar las prácticas individuales con el estado de enfermedad o salud
biológicos, el o los procesos descriptivos de la interacción de los factores
psicológicos así delimitados serían, desde luego, diferentes. En el modelo
propuesto se examinan los factores generales que suponemos participan
olí lodo proceso psicológico. Su fundamentación puede documentarse en
Is
J3 CD
fj
u> _Sí <"
O
CD
Ribes y López (1985). El objetivo del modelo es adaptar el análisis de di-
O <> S
o P > (U i líos procesos para sopesar su influencia relativa en la afectación de los es-
<5 O
J£ ID
3
i ados biológicos del organismo pertinentes a una mayor o menor propen-
~D
O sión a la enfermedad.
U

I .a historia interactiva del individuo


La historia psicológica de un individuo es la historia de sus interaccio-
w nes, es decir, cómo se ha comportado en el pasado respecto de situaciones
y
'OJQ y de las relaciones comprendidas en dichas situaciones. La historia psico-
i- 12
c o 'u O lógica no constituye una causa a distancia ni una memoria que se reactiva
-O CL C
o lo
J 8 | tn > -a automáticamente. La historia constituye la disposición de un individuo para
3
0 o i I mteractuar con una situación presente, en un momento dado, con base en
fl O •-=> "5 'ts
2 u sus formas y modos de interacción previos inmediatos, funcionalmente per-
O .- "O tinentes a dicha situación. En este sentido, la historia psicológica, en tanto
U *" O disposición (véase en Ryle, 1949, la naturaleza lógica de los conceptos dis-
U
'OJD posicionales), no es un factor determinante directo de las conductas que
12
uo lleva a efecto un individuo en un momento particular. La historia consti-
tuye, por así decirlo, un factor que facilita o interfiere con la emisión de
O _o ciertas conductas, pero que no constituye el factor decisivo para que di-
> :~D u
O)
U
O
-a
o
chas conductas sean pertinentes funcionalmente en una situación determi-
«n CL
O E
nada. La historia, por consiguiente, no determina que una conducta sea o
ui o no funcional en una situación, pues esto deviene más bien de las relaciones
i o
es
y características definitorias de dicha situación. En efecto, la historia psico-
lógica contribuye a las interacciones haciendo más o menos probable una
lorma de contacto conductual con las situaciones, con base en los antece-
25
denles interactivos del individuo en situaciones semejantes o con elemen- I a si(u,u iDII, dcsili un p u n t o dr \ i'.ia [)• u oiogu o, tío i uiisisU' ni muí
tos comprendidos por dichas situaciones en el pasado. nú i a t < > k u ion de oh|c!>>s lisk os \ de peí sonas i on una tatas, leí ira» ion so
La historia interactiva puede examinarse en dos dimensiones separa- i i (1 dadas c unstitnve lo que en tct nuno^ tremí.os se define comí) un i on
das: los estilos interactivos y la disponibilidad de competencias funcionales. j u n t o <> campo de umnmynucLs. Una contingencia es una re I ai uní de t u n d í
Los estilos interactivos tienen que ver con lo que tradicionalmente se i iutuhdud entre acontecimientos; estos a su vez interesan a la psicología en
ha considerado la personalidad de un individuo (Ribes y Sánchez, 1990). Le, acciones de los organismos e individuos y las acciones de los objetos re-
Constituyen la manera consistente e idiosincrásica en que un individuo I, n i vas a los individuos. Una situación constituye siempre un conjunto or-
se enfrenta con una situación al interactuar por primera vez con ella. Si ea nizado de contingencias o relaciones condicionales entre las acciones de
la situación no impone o establece criterios claros o explícitos respecto a un individuo y las acciones de otro(s) individuo(s) y de los objetos poten-
cómo debe comportarse el individuo en ella, entonces sus estilos interac- . i.il y actualmente efectivos. Por ello, siempre que hagamos referencia a una
tivos peculiares conformarán de manera preponderante la manera en que •atnación, desde la perspectiva psicológica, lo haremos señalando su natu-
se comportará, y las conductas particulares que mostrará en esa situación. ialeza contingencial.
Si, por el contrario, la situación impone o prescribe criterios más o menos Las consecuencias o efectos tienen que ver con lo que ocurre como
precisos de efectividad, es decir, establece qué se espera del comporta- irsiiltado de la interacción del individuo con los elementos que constitu-
miento del individuo, éste ajustará su interacción a los requisitos especi- U'ii una situación. Estos resultados pueden consistir en consecuencias que
ficados por dicha situación. Sin embargo, dicha interacción se irá ajus- al celen y alteren la condición del individuo, en consecuencias que afecten
tando a los requerimientos situacionales con base en el contacto inicial, l,i condición u ocurrencia de ciertos acontecimientos que definen la sitúa-
ante las circunstancias presentes, característico de su(s) estilo(s) interacti- i ion, o ambos. La funcionalidad de las conductas del individuo y de las
vo(s) pertinentes. De este modo, los estilos interactivos modulan la opor- .uviones de los objetos y organismos constitutivos de la situación derivan
tunidad, la velocidad y la precisión de las conductas efectivas que implica de las consecuencias recíprocas que tienen lugar entre ellos.
el comportarse frente a una situación que prescribe los criterios de efica- La capacidad conductual de un individuo, concebida como la disponi-
cia de un individuo. En el capítulo 3 se examinan algunos de los estilos bilidad de competencias funcionales, se refiere, por consiguiente, a la fun-
interactivos pertinentes al problema de la salud biológica, y mediante su cionalidad adquirida en interacciones pasadas por ciertas formas de com-
ejemplificación se podrá entender con mayor claridad cómo participan en portamiento ante determinadas situaciones contingenciales, con base en las
los procesos psicológicos relevantes. consecuencias que han tenido lugar. Toda competencia funcional es capa-
Por otra parte, la disponibilidad de competencias funcionales tiene que cidad en la medida en que es pertinente a los requerimientos y estructura
ver con lo que podría denominarse la capacidad conductual de un indi- contingencial de una nueva situación, y en la medida en que el haber inter-
viduo. El concepto de competencia funcional es, por definición, un con- actuado de cierta manera previamente, facilita una nueva interacción que
cepto de naturaleza interactiva. Lina competencia comprende siempre el se ve regulada por criterios de efectividad equivalentes.
comportamiento de un individuo, la situación y requerimientos que dicha
situación establece, así como los resultados, efectos o consecuencias que tie-
ne el comportamiento relativo a los requerimientos de dicha situación. Las competencias funcionales presentes
El comportamiento de un individuo consiste siempre en acciones inte-
gradas de diversa complejidad que incluyen, en proporciones distintas, mo- Las competencias funcionales presentes constan de los mismos com-
vimientos, reacciones sensoriales y acciones lingüísticas de diferente índole ponentes que las que constituyen lo que hemos denominado la capacidad
(escuchar, hablar, indicar, observar señalamientos, leer o escribir). La for- conductual del individuo.
ma (o morfología) peculiar de cada acción depende del desarrollo biológico En el análisis de las competencias funcionales presentes entran tam-
del individuo, de las acciones previamente aprendidas con base en su des- bién: a) los requerimientos de la situación como campo de contingencias,
arrollo social, y de las características de los objetos, acontecimientos y per- es decir, qué tipo de consecuencias para el individuo y qué cambios en el
sonas con los que se relaciona en una situación determinada. ambiente tendrán lugar como efecto de una u otra forma de acción en un
26 (°«<t>, ,' 27

monirnio dril-mimado, h) los lactor.es que definen el contexto de la inter- imj'.i'tK'ia de ía situación, En el citado estudio se colocó a los sujetos expe-
au ion, v que son ideulilieables como características de la situadón (tipo de iiineniales, monos rhesus, en sillas de restricción en donde sólo podían
t si enano, tundiciones líbicas y sociales que lo configuran, personas que o p t i m i r una palanca situada frente a ellos. Los monos estaban sometidos a
auspn uní la intct.u cion sin participar en ella, etc.), o bien como condicio- i u los interpolados de seis horas con y sin choques eléctricos. Los choques
nes biologías momentáneas del individuo (alimentación, sueño, fatiga, ••e piesentaban cada 20 segundos precedidos por una señal. Los monos se
enh uiiedacl, etc ), y <.) la historia de competencias pertinente, es decir, la dividieron en dos grupos. Un primer grupo podía evitar la presentación
i apandad del individuo para mteractuar con dicha situación dada su ex- del choque eléctrico si oprimía la palanca durante la presentación de la se-
IH'iieiuia paineniar ñal 1:1 otro grupo, a diferencia del anterior, no podía evitar el choque, aun
< omo se explica en el capítulo 3, las competencias funcionales pue- s uando también se presentaba la señal asociada a su administración. Se ob-
den cumplir con el mismo criterio de efectividad en una misma situación, servo que el primer grupo de monos desarrolló de manera consistente úlce-
dependiendo de lo que hemos denominado el nivel de aptitud funcional ias gástricas, mientras que el segundo no lo hizo. Este fenómeno, que sólo
en el que se ejercitan. Este aspecto es fundamental en el caso del com- ••c encontró bajo ciertos valores de presentación temporal de los choques
portamiento que tiene una doble influencia; sobre el estado biológico y en Hcctrieos, fue denominado, metafóricamente, "de los monos ejecutivos",
las acciones directamente vinculadas con la prevención o desarrollo de la para subrayar la influencia que tiene el comportamiento que interactúa
enfermedad. i on las contingencias situacionales en la regulación de las respuestas es-
11 idamente biológicas del individuo. No fueron los choques eléctricos los
!]uc produjeron, la aparición de úlceras gástricas, sino el comportamiento
La modulación de los estados biológicos «Ir evitación de dichos choques lo que determinó su desarrollo.
Este análisis de las alteraciones biológicas mediadas por el compor-
Uno de los descubrimientos más destacados en el análisis experimen- i a miento frente a contingencias situacionales, ha permitido examinar tam-
tal de la conducta es que las condiciones biológicas del organismo pueden I ncn de manera sistemática las propiedades estresantes de los acontecimien-
ser afectadas diferencialmente, dependiendo de la manera en que el indi- ins y agentes externos, pues los efectos de estrés no dependen exclusi-
viduo actúa frente a las contingencias de una determinada situación. vamente de las características físicas de la situación, como se pensó en un
Siempre se ha sabido que las lesiones y disfunciones biológicas afectan pimcipio (Selye, 1956).
el comportamiento de maneras muy diversas. En contraparte, se suponía El avance en los métodos del análisis experimental de la conducta ha
también que los llamados procesos "psíquicos" podían influir sobre ciertas peimitido superar las concepciones tradicionales de la medicina psicoso-
manifestaciones orgánicas del individuo. Este supuesto, que contribuyó a matica, que planteaba una influencia del psiquismo, o de la mente sobre
configurar la medicina psicosomática, postulaba una acción directa de los • I cuerpo, a través del sistema nervioso. Es el comportamiento objetivo que
factores psicológicos, considerados acontecimientos no espaciales sobre el •t despliega frente a situaciones que tienen características contingenciales
sistema nervioso y, a través de él, sobre los demás subsistemas biológicos. ilfhmiiables, el que modula las formas de reacción biológica del propio in-
A partir de la década de los sesentas se ha estudiado experimentalmen- dividuo. Este hallazgo no tiene, en el fondo, nada de extraordinario, excep-
te cómo las variables vinculadas a las interacciones conductuales podían i i > rl de ayudar a abandonar concepciones especulativas y mágicas acerca
afectar los estados biológicos. Dichos estudios tenían como finalidad obte- < I d comportamiento. Cuando un individuo actúa en una situación no lo
ner una explicación objetiva de ciertos fenómenos de patología biológica ku c "separado" de su cuerpo. El comportamiento es la dimensión funcio-
que no parecían obedecer a la acción directa de agentes patógenos exter- nal del cuerpo en su interacción con el ambiente. Es absolutamente lógico
nos o a factores de naturaleza hereditaria. <|iif las funciones biológicas no sólo regulen las formas de comportamien-
El trabajo pionero de Brady, Porter, Conrad y Masón (1958) demostró to posibles, sino que a su vez se vean afectadas por el contacto funcional
que al someter al organismo a una situación que implica efectos físicos di- que estas hacen con las variables del ambiente. En la medida en que el
rectos, puede mostrar severas alteraciones biológicas, dependiendo del tipo individuo constituye un todo inseparable, el comportamiento es la dimen-
de conducta que puede desplegar y de los parámetros que definen la con- sión critica que regula dilerencialmente las propiedades funcionales de los
29

•t'.ieiua i m i t u m i a n u , « > la aln LU ion ilr MM cutas J M I I U u la íes, i omo el caí


ai'enies del ambiente 011 su acción sobre el organismo, En el capitulo 3 se iltovasniiar v el digesino, aumcniamlt» el tiesto de desarrollar procesos pa-
auali.-a este problema con mayor detenimiento. 11 ilógico^ en el nivel oigamco, con el consiguiente aumento en la vulnera-
bilidad biológica del indniduo.
LOS RESULTADOS DEL PROCESO
PSICOLÓGICO DE SALUD
Las conductas instrumentales y la salud
El proceso psicológico de salud previamente descrito tiene un doble
nivel resultante. Tal como se representó en la figura 2.1, en un primer mo- Las conductas instrumentales consisten en acciones de los individuos
mento pueden observarse sus consecuencias en el grado de vulnerabilidad {fue, directa o indirectamente, disminuyen o aumentan la probabilidad
biológica del organismo a la enfermedad, y la disponibilidad y emisión de de que contraigan una enfermedad. Puede afirmarse, en este sentido, que
conductas instrumentales preventivas o de riesgo para la aparición de en- las conductas instrumentales constituyen factores que aumentan o dismi-
fermedades biológicas. Estos dos factores convergen para determinar la pro- nuyen el riesgo de enfermedad biológica.
babilidad de que se produzca la enfermedad y de que aparezcan los com- Las conductas instrumentales pueden tener como efecto tanto el au-
portamientos correlativos a ella. Estos dos efectos últimos constituyen la mentar los riesgos de contraer una enfermedad o de empeorar un estado
segunda etapa de los resultados del proceso psicológico de salud. patológico existente, como el efecto contrario de reducir el riesgo de enfer-
medad o coadyuvar a la detención de su progreso e incluso a su remisión
total. En este sentido, las conductas instrumentales se definen siempre
La vulnerabilidad biológica como las acciones efectivas específicas para prevenir o aumentar los ries-
gos de contacto con los agentes fisicoquímicos y biológicos productores
Por vulnerabilidad biológica se entiende la interacción de una serie de de patología biológica. Las conductas instrumentales, por consiguiente, re-
condiciones orgánicas que aumentan el riesgo de que, dados los factores flejan los aspectos vinculados al entrenamiento en prácticas de salud de
desencadenantes o de contagio directo, el individuo desarrolle una enfer- los individuos, así como los aspectos culturales que facilitan o interfieren
medad aguda o crónica.
con dichas prácticas.
Algunas condiciones que afectan la vulnerabilidad, aun cuando son Desde este punto de vista, las conductas instrumentales podrían cla-
producto de carencias o prácticas inadecuadas, se manifiestan como inter- sificarse en conductas productoras de patología directas e indirectas. Se-
acciones estrictamente biológicas: la desnutrición, la ausencia de anticuer- rian conductas instrumentales directas aquellas que producen el contacto
pos por vacunación, el contagio de enfermedades de tipo viral o parasitario con el agente patógeno, ya sea este un agente causante de lesiones -como
por prácticas de higiene inadecuadas, la inhalación de sustancias tóxicas ocurre en los accidentes de trabajo y domésticos-, o un agente infeccioso
en el ambiente, etc. Otras de naturaleza puramente orgánica son aque- o de otro tipo que afecta de forma específica órganos y tejidos del organis-
llas que proceden de alteraciones genéticas y congénitas, o que se derivan mo, como ocurre en los contagios venéreos, de SIDA, de enfermedades pa-
de otros estados patológicos previos. rasitarias diversas, o por exposición a radiaciones o agentes químicos can-
Sin embargo, además de las condiciones que afectan la vulnerabilidad cerígenos o tóxicos diferentes. Las conductas instrumentales indirectas
mencionada en primer término, y que se originan indirectamente en las serian aquellas que sin producir contactos específicos con agentes patóge-
practica^ de los individuos, pueden identificarse otras que son directamen- nos o dañinos, aumentan la vulnerabilidad del organismo ante la acción
te mediadas por el comportamiento. Como lo explicamos en el análisis de de dichos agentes. De este modo, las prácticas alimentarias inadecuadas, el
la modulación de estados biológicos por las contingencias del ambiente, las ejercicio físico mal dosificado, el abuso en la automedicación de antibióti-
formas pai aculares en las que un individuo interactúa con dichas contin- cos y otros fármacos, el consumo de alcohol, el tabaquismo, y muchas otras
gem ias propicia cambios orgánicos específicos, como ocurre en la secreción prácticas vinculadas directa o indirectamente con el cuidado de la salud, se-
gast i u d o en el aumento de la tensión arterial, o bien produce cambios ge- rían ejemplos de conductas instrumentales indirectas.
IH tales que afectan —vía sistemas neuroendocrino y neurovegetativo— el
i c/ nimlelo ¡mciiltujico de aitluti 31
l ' i i la medida < u que estas no tienen olciio», mmrdmins v específicos 1 ii segundo lui'.ai, i xi'.ic una sene ile patologías t lonicodegenerativas
sobk- la '.alud drl individuo, constituyen lormas de comportamiento mas ui -.pnalonas, ncmosas, ck ) asi como condiciones postraumáticas que se
dilit ¡les do cnttcnar y regular positivamente. Por el contrario, las conduc- i ai actciizan pot los impedimentos parciales o totales que producen en cier-
ta-, insiiumeniales directas, en teoría, son de más fácil adiestramiento, pero tas funciones de los individuos. En estos casos, la terapéutica está vincu-
en ocasiones la naturaleza de las prácticas culturales (por ejemplo, el uso lada o consiste totalmente en ejercicios de rehabilitación. Existe ya una
del lotulon para prevenir el SIDA y otras enfermedades venéreas) y las vas! u literatura acerca de cómo los procesos de rehabilitación pueden ser
t omhciones objetivas de vida desde el punto de vista social (bienestar eco- sistematizados y facilitados en su aplicación cotidiana a través del uso de
nonuco \ IIMCO), pueden influir negativamente en el proceso educativo di- métodos conductuales, que hacen hincapié en los aspectos motivacionales
i ij'ulo a promoverías en forma permanente y eficaz. \ de aprendizaje del individuo.
Finalmente, las patologías biológicas aparecen vinculadas con formas
de comportamiento asociadas a dicha patología, pero en ocasiones pueden
La patología biológica adquirir autonomía funcional en su manifestación cotidiana. Ejemplos de
y comportamientos asociados rstos comportamientos son la llamada ansiedad en los problemas cardio-
vasculares y gástricos, el vómito y la náusea anticipatorios en los problemas
La concurrencia de prácticas de conductas instrumentales de alto ries- oncológicos, el dolor crónico en muchos de los padecimientos cronicode-
go y la existencia de un elevado grado de vulnerabilidad biológica, se tra- j'yuerativos o agudos que conllevan complicaciones neuromusculares, y
ducen inevitablemente en estados de patología biológica. Aun cuando el también las conductas llamadas anormales que aparecen correlacionadas
tratamiento y terapéutica de esta patología es un problema de naturaleza con trastornos neurológicos: alucinaciones, estereotipias, etc. En todos es-
estrictamente biomédica, los aspectos vinculados al comportamiento indi- los casos existe un conjunto de técnicas conductuales que pueden atacar
vidual no deben descuidarse. directamente tales problemas, facilitando la acción de la terapéutica estric-
Tres aspectos son fundamentales en este respecto. Primero, los facto- tamente biomédica.
res vinculados al seguimiento y adherencia a una terapéutica efectiva; se-
gundo, el comportamiento requerido en los aspectos rehabilitativos de en-
fermedades cronicodegenerativas o de aquellas con impedimentos físicos REVISITANDO EL MODELO
terminales, y tercero, la aparición de comportamientos asociados a la pa- PSICOLÓGICO DE SALUD
tología biológica, que en ocasiones adquieren autonomía funcional y se
convierten, en sí mismos, en problema terapéutico. Después de examinar los diversos factores considerados en el modelo
En lo que respecta a la adherencia terapéutica, ésta constituye un fac- ile salud descrito en la figura 2.1, sería conveniente volver a él para anali-
tor crítico en la curación de las patologías aguda y crónica. El diagnósti- /ur las relaciones funcionales que se establecen entre dichos factores y sus
co acertado y la prescripción de los agentes terapéuticos adecuados, in- momentos.
cluyendo la cirugía, resultan insuficientes si el individuo no se ajusta a Existe, en primer término, una distinción fundamental entre los facto-
du ha prescripción en su vida cotidiana. El periodo de hospitalización en irs de proceso y los factores de resultado. Los primeros, como ya lo hemos
ios casos agudos y crónicos es lo suficientemente breve como para hacer visto, se refieren estrictamente a variables psicológicas, vinculadas a la his-
K\aer la icsponsabilidad de aplicar la terapéutica en el propio paciente y toria del individuo, a sus capacidades efectivas frente a las situaciones con
su familia El consumo oportuno y dosificado de fármacos, el seguimiento las que interactúa, y a las formas en que su acción, frente a determinadas
de una dieta adecuada, la realización o prevención de cierto tipo de movi- t ontingencias, modula su reactividad biológica participante. Los factores de
mientos v otras actividades diversas, están íntimamente ligadas al proceso i estillado tienen que ver con factores psicológicos, como las conductas que
H'iapeutieo médico. Planear y supervisar que se dé la adherencia terapeu- son instrumentales del riesgo mayor o menor de contraer una enfermedad
t a a indispensable por parte del paciente constituye, sin lugar a dudas, un determinada, o las conductas asociadas a la aparición de una patología de-
punió nodal en el éxito del proceso terapéutico. irrminada, así como con factores biológicos, que constituyen el punto de
32 33
tcleieiu 1,1 ull uno de este modelo, iclaeíonados i on la v u h u labilidad bu» mu i ondú ion [ulologh a ,ub\,u ente MIIO qur en ocasiones pueden estar
logu ,1 del oigatusmo ante ptocesos patógenos y la apai K ion misma de una ii pululas exeluMv.um nte poi ¡as ( onduitas iiistHimenlale.s del individuo,
loi nía detn mitiada de patología. llameado di osla manera, el modelo psicológico de salud propuesto
1 os (atunes del proceso, dado el interés del modelo por describir las considera cuatro combinaciones resultantes principales, derivadas de los
iclu, lutiU) psicológicas que inciden directamente en la aparición de patolo- procesos peculiares que a nivel psicológico inciden en la configuración de
gías biológicas, confluyen en un punto terminal constituido por la modula- condiciones patológicas en un individuo:
ción conungencial de los estados biológicos. Como puede observarse en
la figura 2.1, la modulación contingencial de los estados biológicos está 1. Conductas que son instrumentales de alto riesgo y alta vulnerabili-
regulada tanto por aspectos vinculados a la historia interactiva del indivi- dad biológica, que resultarán inevitablemente en el desarrollo de
duo, como por las competencias efectivas que éste despliega en la situa- una condición patológica.
ción representada por las contingencias. La manera particular en que las 2. Conductas que son instrumentales de alto riesgo y baja vulnerabi-
contingencias situacionales modulan la reactividad biológica del individuo lidad biológica, que resultarán en probabilidades variables de apa-
depende de las acciones efectivas con las que interactúa en dicha situa- rición de condiciones patológicas, con base en la naturaleza de es-
ción -dado que la conducta del individuo afecta a las propias contingen- tas últimas.
cias y sus efectos-, y de aspectos históricos vinculados fundamentalmen- 3. Conductas que son instrumentales de bajo riesgo y alta vulnera-
te con sus estilos interactivos, especialmente con aquellos que tienen que bilidad biológica, que tendrán efectos similares a los del caso an-
ver con la forma en que el individuo entra en contacto consistentemente terior.
con el componente contingencial referido a las consecuencias o efectos en, 4. Conductas que son instrumentales de bajo riesgo y baja vulnera-
sobre, o de la situación. A su vez las competencias funcionales efectivas en bilidad biológica, que resultarán en una baja probabilidad de des-
una situación se ven afectadas por un doble factor histórico del individuo, arrollar condiciones patológicas.
que son; los estilos históricos que modulan el contacto con situaciones con-
tingenciales efectivas, muy especialmente aquellos que se relacionan con Desde un punto de vista psicológico, la estrategia de un sistema efi-
las propiedades de señalización de los estímulos, y la historia particular de caz de salud biológica implica dotar al individuo de los recursos prácti-
efectividad de las acciones ante condiciones situacionales semejantes a las cos necesarios para disminuir los factores ambientales que inciden en un
que definen la funcionalidad de las competencias en cuestión. aumento de la vulnerabilidad biológica, a la vez que se despliegan formas
Por su parte, los factores resultantes son siempre dependientes de la de acción instrumentales para la prevención de todo riesgo vinculado a la
influencia de uno o varios factores de proceso. En el caso de las conductas aparición de patologías biológicas de tipo crónico y agudo. Esta estrategia
que son instrumentales de reducir o aumentar el riesgo de enfermedad, significa adiestrar al individuo en el uso apropiado de los recursos del me-
aun cuando se ven afectadas directamente por las competencias funciona- dio, su transformación cuando así esté indicada, y la evitación de los con-
les efectivas, implican, como es natural, factores de naturaleza histórica tactos con circunstancias y agentes patógenos (aprovechamiento y crea-
precedentes. El estado de vulnerabilidad biológica está determinado di- ción de las condiciones del bienestar social), a la vez que se les capacita
rectamente por la modulación contingencial de las reacciones biológicas, en formas de interactuar con las contingencias situacionales de su vida co-
al margen de las condiciones propiamente biológicas ya mencionadas pre- tidiana, de tal modo que integre a la efectividad en sus interacciones la
viamente que inciden también sobre la vulnerabilidad, y que se sobre- modulación de reacciones biológicas, que no afecten negativamente su
entienden en este modelo. Tanto las conductas instrumentales como la sistema inmunitario.
vulnerabilidad biológica confluyen en la configuración de las circunstan-
cias que clan lugar a la aparición de una patología biológica. Las conductas
asociadas a dicha patología biológica están determinadas, a su vez, por la
propia condición patológica así como por las conductas instrumentales.
Estas conducías asociadas a enfermedad no requieren necesariamente de
r fif
En este capítulo se aborda con mayor detenimiento el papel que desem-
peña cada uno de los factores participantes en el proceso psicológico que
regula la salud biológica, entendida ésta como la ausencia de enfermedad.

LOS ESTILOS INTERACTIVOS

Como se expuso en el capítulo 2, los estilos interactivos constituyen


uno de los componentes funcionales de la historia individual.
Estos estilos no pueden identificarse como acciones particulares o for-
mas de conducta específica. Constituyen, más bien, modos consistentes
en los que cualquier acción puede ejercitarse al entrar el individuo en
contacto inicial con situaciones contingenciales determinadas. Dependien-
do de los requerimientos de efectividad que establezcan estas situaciones,
y del ajuste relativo que logra un individuo a través de una competencia
mediante el contacto inicial que caracteriza a su(s) estilo(s), su interac-
ción continuará o no estando modulada por las características del estilo o
modo de interacción.
Los estilos interactivos constituyen las maneras idiosincrásicas en que
cutía individuo aprende a entrar en contacto con determinado tipo de situa-
ciones; por ello los individuos difieren entre sí en sus estilos de interacción.
I VM.IC este punto de vista, no puede clasificarse a dos individuos como po-
.1 \cndo un mismo estilo, ya que siempre se encontrarán diferencias entre
t líos, pues los estilos son modos funcionales de interactuar y no formas
t",p<vi(¡cas de comportarse.

37
38 39
No obstante, en la medida m que ios rsiilos l o n s l U ü y n i manetas ton- opción y el individuo no percibe la demanda, o bien el individuo
Msfmirs df u i i f i a t lu.u ton diveiso.s tipos de bit nación, M I S posible iden- percibe una demanda no existente.
ü l k a i un con|imto de situaciones nías o menos genéricas ante las que pue-
de evaluarse sistemáticamente la presencia de estilos diferenciales en cada f>) Tolerancia a la ambigüedad: Situación en donde existe una demanda
individuo. Los estilos se identificarán como las funciones particulares que a la que el individuo responde, pero no hay correspondencia entre
describen a distintos individuos en una situación abierta sin requerimien- la demanda y las consecuencias de su conducta, porque demanda
tos, y a la modulación que estas maneras de interacción ejercen posterior- y consecuencias:
mente en la de aquéllas bajo requerimientos explícitos,
Partiendo de que la estructura de las situaciones son organizaciones de • Son independientes.
contingencias entre los objetos, los acontecimientos y las personas, hemos • Son cambiantes.
identificado 12 tipos diferentes de situaciones ante las cuales los individuos • En un momento dado se vuelven antagónicas.
pueden desplegar estilos idiosincrásicos, siempre y cuando se mantenga la • En un momento dado se vuelven imprevisibles.
característica de que no se establezcan criterios predeterminados de efecti-
vidad para la interacción en dicha situación (Ribes y Sánchez, 1990). Las e) Tolerancia a la frustración: Situación en la que el individuo desarro-
situaciones son las siguientes: lla alguna actividad, y de manera no advertida lo que obtiene como
consecuencia de su conducta:
a) Toma de decisiones.
lo) Tolerancia a la ambigüedad, • Es menor que lo esperado.
c) Tolerancia a la frustración. • Se demora.
d) Persistencia o logro. • No se otorga.
e) Flexibilidad al cambio. • Se le retira sin razón.
/) Tendencia a la transgresión. • Requiere de una ejecución mayor para obtenerlo.
g) Curiosidad. • Se le impide desarrollar la conducta.
h) Tendencia al riesgo.
el) Persistencia o logro: El individuo se encuentra en una situación en
i) Dependencia de señales.
la que se le demanda un esfuerzo cada vez mayor para obtener
j) Responsividad a nuevas contingencias.
consecuencias, en la que:
fe) Impulsividad-no impulsividad.
í) Reducción de conflicto. • El individuo sabe que se le exige más para obtener lo mismo.
• El individuo sabe que se le exige más y obtendrá más.
Las situaciones listadas pueden definirse con base en la estructura de • El individuo está advertido de que va a obtener más sin esfuerzo
las contingencias que las caracterizan. A continuación se describe la orga- adicional.
nización contingencial de cada una de estas situaciones: • La presencia de instrucciones respecto a los requerimientos y con-
secuencias son importantes en la situación.
a) Toma de decisiones: El individuo se encuentra ante dos o más situa-
ciones simultáneas (o bien, una situación con dos o más condicio- e) Flexibilidad al cambio: El individuo se enfrenta a situaciones en las
nes simultáneas) que son: que las demandas cambian de manera no predecible, y:

» incompatibles física o normativamente. • Los cambios son frecuentes y/o variados, tanto en las caracterís-
« imprevisibles física o normativamente. ticas de las demandas como en las de las consecuencias.
• Demandan una opción y el individuo la percibe, demandan una » Las consecuencias son múltiples e independientes entre sí.
|) 'friidí'tiHíí ci la transgresión: El individuo se encuentra ante dos po- |) RfSponsivkJaei <i fttirvu.s omíingrficia;.: El comportamiento del indi-
sibilidades de responder, una permitida y otra no, y: viduo se altera en una situación, cuando:

» Responde ante ambas. • Se cambian las indicaciones, presentándose condiciones distin-


« Responde ante la permitida, tas de demanda, aun cuando se mantengan constantes las conse-
» Responde ante la no permitida aun cuando en cualesquiera cuencias.
de los tres casos puede obtener la misma consecuencia al res- « Se cambian las consecuencias aun cuando la demanda (en térmi-
ponder. nos de señales y respuestas) siga siendo la misma.

g) Curiosidad: Ante una situación constante en la que no se requieren fe) Impulsividad-no impulsividad: Situación en que, además de las indi-
cambios por parte del individuo, éste tiende a alterar o variar sus caciones (señales) respecto a la respuesta que se exige y a las con-
respuestas o las condiciones bajo las que se encuentra, o si se en- secuencias previstas, se instruye o induce al individuo propiciando
cuentra en una situación en la que se le ofrecen opciones, elige las ciertas disposiciones, que no son necesariamente congruentes con
condiciones de mayor variedad. las indicaciones y/o las consecuencias que operan en la situación.
h) Tendencia al nesgo: El individuo que se enfrenta a condiciones que El individuo regulado por las operaciones disposicionales será eva-
sabe que son estables, en términos de la probabilidad y cantidad luado como impulsivo, a diferencia del individuo regulado por las
en las consecuencias a su respuesta, y a las condiciones que sabe indicaciones y/o consecuencias efectivas.
que son variables e impredecibles pero que aparentan consecuen- 1) Reducción de conflicto: Situación en la que el individuo no puede
cias mayores, opta por las últimas cuando parecen ventajosas: evitar responder y se ve expuesto a indicaciones, consecuencias y/o
indicaciones y consecuencias simultáneas que se oponen entre sí.
El individuo tiene que optar necesariamente por una de ellas.
• En probabilidad.
• En cantidad o magnitud.
Si tomamos, por ejemplo, la situación de tendencia al riesgo, ésta puede
• En ambas (probabilidad y magnitud) aun sabiendo que hay po-
definirse como una contingencia entre las opciones del sujeto y las conse-
sibilidades de pérdida (acumulada o no) de tipo inmediato o
cuencias probables de dichas opciones. Una de las opciones representa un
mediato.
electo constante y relativamente predecible, mientras que la otra représen-
la un efecto variable, en ocasiones más valorado (en frecuencia o magni-
i) Dependencia de señales: En situaciones en las que al individuo se le tud) relativamente impredecible. El estilo interactivo de un individuo fren-
indica (señalización), de una o varias maneras equivalentes, las con- te a una situación de tendencia al riesgo se caracteriza por una función
diciones bajo las que se encuentra respecto a demandas y/o conse- continua en donde covarían el cambio en opciones respecto de las conse-
cuencias, cuando hay cambios posteriores en las indicaciones: cuencias o resultados acumulados por hacerlo.
La figura 3.1 ilustra un caso hipotético de un apostador en las carreras
• Agregando otras. de caballos, en el que su elección por una opción de ganancia constante \
• Eliminando algunas. predecible se contrasta con su cambio a una opción de ganancia \ .nuble
• Incluyendo algunas que en otras situaciones ya han sido utiliza- ~A veces mayor- no predecible. Como puede apreciarse en la hgma no
das y tienen una historia particular. puede describirse a este individuo hipotético como un individuo ion alta
• Variando sus condiciones de presentación (tiempo, número, etc.), o baja tendencia al riesgo. Ésta es una función continua y vauable que, cu
la conducta del individuo se ve alterada aun cuando no haya ocasiones, dados ciertos valores predictivos del resultado, magnitud del u
caminos en las demandas y consecuencias vinculadas con las in- sultado y número de opciones, podrá caractereatse como de alto nr.go v
ilu.u iones ouginales. t:n otras como de bajo riesgo. Esta función que desoí iho el estilo tutela! ti\o
i l i UMidenua al nesgo pata un individuo hipotético se supone debe ser
i .insistente en loda situación que contingencialmente pueda identificarse
• « u n o situación de nesgo. De igual manera, es de suponerse que cada indi-
\ u I no diferirá de los demás, tanto en la forma de la función como en los
\ alores particulares en que dicha función covaría en sus dimensiones defi-
m lorias. Dos estudios han confirmado que los individuos muestran perfi-
lt-<; (le riesgo consistentes (Ribes y Sánchez, 1992; Ribes, Contreras, Martí-
IH-.:, Doval, Viladrich, 2005).
El estilo interactivo así identificado ayuda a predecir la forma en que
u n í ndividuo entrará en contacto al enfrentarse con una situación que con-
ii-iiga una contingencia de riesgo, y de esa manera permite examinar cómo
•.c ajustará gradualmente a los requerimientos de efectividad en dicha si-
11 indón con base en la modulación que ejerza su estilo interactivo sobre las
i inapetencias disponibles.
De acuerdo con la estructura contingencial de las diversas situaciones
i|ue se han enumerado, puede delimitarse un subconjunto de estilos inter-
activos que influyan fundamental, pero no exclusivamente, en las compe-
11-ncias efectivas, y otro subconjunto que influya preferentemente en la
8|qiD9paid 34UD4SUCO
modulación contingencial de las reacciones biológicas.
D| D so¡qujDD ap opuerDay
Como examinaremos más adelante en este capítulo, existen contingen-
i tas que parecen cubrir de manera exhaustiva las condiciones que generan
lo que se ha denominado estrés, reacción general que parece afectar la con-
dición inmunitaria del organismo y, por consiguiente, aumentar la vulne-
labilidad respecto de agentes patógenos diversos. Existen situaciones con-
iingenciales descritas en el análisis de los estilos interactivos que parecen
t orresponder, parcial o totalmente, a las características funcionales bajo las
rúales se produce el estrés. Estas situaciones y los estilos interactivos ante
ellas, son los siguientes: a) toma de decisiones, V) tolerancia a la frustración,
< ^ reducción del conflicto, d) tolerancia a la ambigüedad, ¿} tendencia al
nesgo, yf) impulsividad-no impulsividad. Puede suponerse que las carac-
h-risticas estilísticas de los individuos frente a estas situaciones, pueden
i onstituir predictores importantes del grado en que situaciones potencial
u actualmente estresantes, modularán respuestas biológicas favorecedo-
las de una mayor o menor vulnerabilidad frente a las enfermedades y agen-
tes patógenos.
Por otra parte, los estilos restantes, correspondientes a situaciones que
t omprenden contingencias vinculadas más bien a efectividad o a condicio-
nes que la delimitan, puede suponerse que influirán preponderanlrnu'tiU'
'.obre las competencias efectivas funcionales en las MIU.K iones que u
inven el ámbito de. interacción del individuo I'sios estilos son ( /)
44
¿(i ítjsfdtm ti<' mJttfX'íf'ttoa <t5

Msletu i,t o loj»u>, I)) l l c x i h i l i d . u l al i.unbio, i ) tendí t u la a la u.uisgrcsion, 1. Cui.icu'ir.lu .r, ile Kr> t «inducías efectivas:
ii) < i n H K i d a d , e") dependencia de señales, y / ) respon.sividad a nuevas con-
tingencias, a) Morfologías implicadas en el comportamiento del individuo y
de otros.
b) Conducta relativa a una persona específica, a varias, a si mismo
LA HISTORIA DE COMPETENCIA o a circunstancias no personales.
c) Características dinámicas de la interacción (densidad, frecuen-
La historia de competencia tiene que ver directamente con la capacidad cia, vigencia, intensidad).
adquirida por el individuo en el pasado para interactuar efectivamente en
situaciones que prescriben ciertos requerimientos o resultados. 2. Situaciones:
En la medida en que la competencia en tanto historia se identifica con
la capacidad del individuo para interactuar efectivamente con determinado a) Circunstancia social (relaciones familiares, de amistad, situacio-
tipo de situaciones, desempeña un papel exclusivamente facilitador o inter- nes de trabajo, de aprendizaje, negocios, etc.).
feridor respecto de las conductas que en la circunstancia presente están en b) Lugar o lugares.
condiciones de cumplir con los requerimientos contingenciales. En la me- c) Objetos o acontecimientos físicos.
dida en que las competencias pasadas correspondan a contingencias simi- d) Conductas socialmente esperadas (específicas y genéricas).
lares a las actuales j a las conductas y los elementos de la situación sean e) Competencia social en el ejercicio de dichas conductas (si sabe
semejantes, se facilitará la interacción en la situación presente. Si ocurre hacerlo, cómo lo hace, capacidad por experiencia, información
lo contrario, la interacción se dificultará y podrá observarse un ajuste o un o instrucción).
iracaso del individuo para cumplir con los criterios de efectividad de la si- f) Inclinaciones: gustos, preferencias, estado de ánimo, conmoción
tuación particular. emocional -intensa y temporal-, condición biológica, actitud
Se dice que un individuo es capaz cuando en el pasado ha interactuado interactiva (conducta previa a la interacción).
con situaciones funcionalmente semejantes a aquellas con las que tiene que g) Tendencias: conductas e interacciones que el usuario llevó a cabo
interactuar efectivamente en el presente. En la medida en que su historia de en el pasado, en qué circunstancias y con qué efectos lo hizo,
competencia incluya una mayor diversidad de situaciones y comportamien- etcétera.
tos, su capacidad será mayor. Una mayor capacidad redundará en \z facilita-
ción de nuevas acciones efectivas en situaciones también nuevas, al margen 3. Personas (que pueden actuar directa o indirectamente en cada una
de los factores particulares que definan a la nueva interacción, incluyendo de las funciones):
aspectos vinculados a información y entrenamiento.
En el análisis de la historia de competencias del individuo deben in- a) Auspiciador: aquel que facilita las condiciones para que algo
cluirse tanto los factores vinculados directamente con la acción y elemen- suceda.
tos respecto de los cuales dichas acciones pueden ser efectivas, como aque- V) Disposicional: aquel que genera estados de ánimo o regula in-
llos factores relacionados con las condiciones orgánicas reguladoras de la clinaciones.
iiiteiacción y los tactores sociales y culturales que auspician, estipulan y c) Mediador de la contingencia: determina el tipo de interacción
ptonuie\en que una forma de relación contingencial cumpla con ciertos que se está dando; regula la contingencia.
( l í t e n o s de electividad (Ribes, Díaz-González, Rodríguez y Landa, 1990). d) Mediado: aquel que es regulado por el mediador de la contin-
A continuación se enumeran, de manera esquemática, algunos de los fac- gencia.
toies pi mcipak s que configuran la composición de las competencias pasa- e) Regulador de tendencias: no genera la tendencia, solamente la
da-., i tuno deposición que facilita o interfiere con interacciones efectivas en regula en condiciones presentes dada su función histórica o su
Mtu.u mués ptesentes capacidad como enseñante.
•lo í'Vif». J. i ' j proceso j.psicoííítfirt.) rt'ifiíltnio» <ii' lu sttluil

4, Electos: ,in alterar o afectar sus características o propiedades funcionales. El com-


ptiitamiento del individuo es regulado totalmente por las relaciones que
a) Intra y extrasituacionales. M dan en la situación, sin que sus acciones intervengan en la regulación o
b) Directos o indirectos. .ilinación de tales relaciones. Las reacciones emocionales y los comporta-
c) Sobre otros o sobre uno mismo. iinonios de ajuste o seguimiento de instrucciones constituyen ejemplos de
d) Singulares y múltiples. i",lc Upo de interacciones situacionales no instrumentales. Es importante
e) Concurrentes y secuenciales. Mibrayar que las acciones de este tipo sólo se ven reguladas por los facto-
j) Inmediatos o demorados. n's presentes en una situación determinada. Fuera de dicha situación, el
g) Relativos a su valoración costo-beneficio. individuo puede mostrar interacciones de otra naturaleza.
Las interacciones situacionales instrumentales constituyen también for-
mas de comportamiento funcionales exclusivamente dentro de las circuns-
Las competencias funcionales presentes tancias definidas por una situación particular, en mayor o menor grado. Sin
embargo, a diferencia de las interacciones no instrumentales, el individuo
Al examinar la historia de competencias del individuo, se han revisado desarrolla una conducta efectiva sobre la situación, produciendo cambios
de manera somera los factores principales que participan en la configura- ni ella, que constituyen a su vez consecuencias que afectan, favorable o
ción de la capacidad de un individuo, entendida ésta como la pertinencia desfavorablemente, al propio comportamiento del individuo. Las interac-
funcional de la historia interactiva para facilitar el desarrollo de nuevas for- > untes instrumentales no sólo implican que el individuo puede actuar di-
mas de competencia efectiva en situaciones actuales. Por ello, en esta sec- li-icncialmente respecto de los elementos que configuran funcionalmente
ción nos limitaremos a examinar los niveles funcionales en que puede des- i nía situación, sino que con su acción produce efectos sobre dicha sitúa-
arrollarse la competencia efectiva en una situación determinada. i ion y su propio comportamiento. Un ejemplo de este tipo de conducta
Como se expuso anteriormente, las acciones de un individuo frente a c-, la que se relaciona con los problemas de obesidad por ingestión de ali-
cualquier situación constituyen acciones compuestas integradas por mor- mentos en magnitud, frecuencia y calidad desproporcionadas. El control
fologías sensoriales, motoras y verbales, entendiendo estas últimas como tld peso y de los factores asociados dependen no sólo de que el individuo
acciones de escucha, de observador, de lector, de hablante, de escritor y de pueda reconocer los convenientes e inconvenientes de tal o cual práctica
gesticulador. Todas estas acciones tienen sentido desde una perspectiva alimentaria, sino de la propia conducta de exponerse a los alimentos e in-
colectiva y social, y aun cuando contengan comportamiento formalmente jynrlos. En una gran cantidad de circunstancias no es suficiente que el
lingüístico en mayor o menor grado, siempre constituyen acciones cuya individuo esté informado y reaccione diferencialmente ante las diversas si-
funcionalidad está determinada y regulada por factores de orden conven- tuaciones. Es necesario además asegurar que emitirá las conductas apro-
cional lingüístico. I 'laclas que producen cambios efectivos en la situación y, correlativamente,
Para los propósitos de este libro, pueden delimitarse cuatro niveles ,i ihre su propio comportamiento. El mantenimiento del peso corporal no es
funcionales en que pueden tener lugar las competencias efectivas en una •»t>lo un problema de saber qué y cuánto se debe comer, es fundamental-
situación: mente un problema de cuánto y qué se come. Comer es la conducta instru-
iiu-iital que regula las consecuencias para el individuo: disminuir o aumen-
a) Interacciones situacionales no instrumentales. lai de peso. Obviamente, comer es un comportamiento asociado a muchas
b) Interacciones situacionales instrumentales. utias conductas con vínculos funcionales, y todas quedarían integradas
c) Interacciones extrasituacionales. i niño parte de la interacción situacional instrumental relacionada con el co-
d) Interacciones transituacionales. mer y el peso corporal.
hit la interacción extrasituacional es mayor la participación del indi-
En el primer tipo de interacción, el individuo actúa reaccionando dife- viduo en la configuración de los criterios de efectividad en la situación. En
rencialrncntc ante los objetos, personas y acontecimientos de la situación i '4r Upo de interacción, el individuo actúa frente a los elementos y contin-
t'.CIU UN p i c s e l l l e s C o r t i l ) Ni l U V l C t a n 1,1'. p l p p i e i l a d e ' , l i e t i l í n ' . elementos < > i unió insiaiu u o t m c i i i b t o u ptt -.enlamo de un conjunto de relaciones y
contingencias I obviamente, este actuar «>wt> si implica una participación piopiedades abstiaída-. laminen lingüísticamente. El individuo no enfrenta
iuiulamrnlal del ptopio comportamiento lingüístico del individuo, dado que l.< MIIUU ion con base en lo que le ocurre en ella o a lo que percibe, sino en
responde en términos de su experiencia frente a circunstancias distintas o ii i minos de cómo conceptualiza la situación. Esto determina que sea su
con base en propiedades no explícitas en ese momento de la situación. 1 a > "inportamiento lingüístico el que regule y determine las propiedades y
interacción extrasituacional representa actuar en una situación como si los ' \ e i i t o s que serán funcionales para el individuo, al margen de las contin-
elementos y relaciones de contingencia que la configuran estuvieran regu- ¡•eucias efectivas momentáneas. En este tipo de interacción no sólo pueden
lados por los acontecimientos que tienen, tuvieron o tendrán lugar en otro . amblarse las propiedades funcionales de los eventos y contingencias efec-
momento, en otra situación y poseyeran características y propiedades dis- i n as en una situación, sino también los criterios mismos de efectividad que
tintas de las aparentes en esa circunstancia. La interacción extrasituacional >it linón dicha circunstancia. Un ejemplo característico de este tipo de inter-
puede asumir diversas formas: .i! v ion lo constituyen las dietas bioenergéticas y vegetarianas, que estable-
> en propiedades para ciertos alimentos respecto del comportamiento, con
• El individuo puede reaccionar en ausencia de la situación como si IMSO en creencias generales que trasciende al conocimiento sobre el particu-
estuviera en ella. l.n o a cualquier experiencia alimentaria del individuo y personas cercanas.
« El individuo puede reaccionar en una situación como si no estuvie- Con un ejemplo general, se intentará ilustrar de manera más clara la
ra en ella. l i t i m a en que puede estructurarse una competencia efectiva dependiendo
• El individuo puede reaccionar en una situación como si fuera dis- <lel nivel de interacción desarrollado por el individuo.
tinta. Supongamos el caso de un paciente con cáncer sometido a quimiotera-
• El individuo puede reaccionar en una situación "X" con las interac- pia regularmente. Es conocido el efecto de que muchos de los pacientes de
ciones no instrumentales de la situación. t '.le tipo desarrollan vómitos y náuseas anticipatorias a la administración
• El individuo puede reaccionar en una situación "X" con las interac- «le la quimioterapia. De acuerdo con el nivel de interacción que desarrolle
ciones instrumentales características de una situación. un individuo, pueden aparecer o no distintas formas de esta reacción anti-
• Cualesquiera de estas posibilidades en forma combinada, entre otras. • i patona de náusea y vómito ante las propiedades eméticas de la quimiote-
tapia. Si el individuo establece una interacción situacional no instrumental,
Un ejemplo característico de una interacción extrasituacional es la del •e observará una tendencia a la náusea y al vómito anticipatorio sólo en
individuo que comienza a sentirse tenso y con ansiedad uno o dos días ptescncia de las circunstancias particulares en que se administra la quimio-
antes de presentar un examen, o el de aquel que sin saber nada acerca del leiapia, de manera que en el intervalo entre tratamientos no se darán ma-
curso llega a presentarse al examen con la esperanza de que tendrá fortuna nifestaciones anticipatorias.
en las preguntas que le toquen o encontrará un compañero que le procure En el caso de un individuo que ha desarrollado una interacción situa-
las respuestas requeridas. Estas interacciones, favorables o desfavorables, son ( l o n a l instrumental, la náusea y el vómito se verán magnificados durante la
siempre mediadas por el comportamiento lingüístico del individuo, que I ti esencia de las circunstancias asociadas a la administración de la quimio-
puede reaccionar en términos de propiedades contingenciales producto de letapia si se dan consecuencias sociales específicas ante dichas reacciones
su propia conducta más que de las circunstancias efectivas presentes. i por ejemplo, aumento de la atención social, disminución de las responsa-
Las interacciones transituacíonales son las más complejas, y represen- bilidades familiares o laborales, etc.). Dependiendo de la magnitud de las
tan un nivel de competencia que implica la abstracción de las condiciones i onsecuencias efectivas correlacionadas con el vómito y náusea anticípate-
con las que se enfrenta el individuo. En este tipo de interacción el indivi- nos y/o su magnificación, estas reacciones pueden mantenerse por un lap~
duo responde ante una situación determinada al margen de las condicio- •o posterior inmediato después del tratamiento.
nes presentes efectivas (claro está, relativamente), o de su experiencia con Si se trata de un individuo que establece una interacción extrasituacio-
oirás situaciones equivalentes o no particulares. El individuo interactúa en nal, los efectos pueden ser variables, dependiendo del tipo de contingencia
la situación con base en la forma en que responde lingüísticamente a ella < Miasituacional que defina su interacción. Si reacciona en la situación de no
50 51
luí.milenio t oiuo M esluvieía en ella, pit".riUaia n,ui:>ra y \ o m i t o anüeipa- I'n términos generales, la investigación experimental con animales (Re-
lottos en los mk'tvalos entre iratannentos I'n camino, si rcacuom durante lies, 1985; Levine, 1985) parece señalar que la acción, inmunodepresora de
el tratamiento eomo st no lo recibiera y pensando en su beneficio futuro, no las reacciones neurohormonales y neurovegetativas se produce bajo condi-
sólo no desarrollará vómito y náusea anticipatorios, sino que incluso puede i iones ambientales productoras de estrés. De acuerdo con estos autores, es
disminuir la magnitud de su reacción normal durante la administración de extremadamente difícil definir el estrés como una forma más o menos in-
la quimioterapia. variante de reacción biológica generalizada. La llamada reacción de estrés
Finalmente, en un individuo que interactúa de manera transituacio- paiece adoptar diversidad de formas más o menos específicas, dependien-
nal, su reacción dependerá igualmente de la naturaleza de la contingencia do de la intensidad y duración de las condiciones de estímulo, así como
lingüística que regule las propiedades de su comportamiento frente a la de la participación diferencial de distintos subsistemas biológicos. Por ello,
quimioterapia. Si es una persona que confía en la ciencia y tiene sólidos la identificación de circunstancias ambientales sistemáticamente vincula-
conocimientos biomédicos, puede no desarrollar vómito y náusea antici- das con reacciones de estrés, específicas o generalizadas, parece constituir
patorios. Si por el contrario es una persona muy religiosa y cree que su en- una estrategia más adecuada para examinar la forma en que el ambiente
fermedad es una forma de castigo o fatalidad, puede desarrollar vómito y alecta los estados biológicos relacionados con la vulnerabilidad a condicio-
náusea anticipatorios y magnificados, congruentes con un sentido especial nes o agentes patógenos.
de la expiación. Kelley (1985), citando a Birkenbosch, identifica tres tipos de relaciones
en el ambiente que se correlacionan con la aparición de estrés: a) dificul-
t .id en el control de una situación, cuando existe una respuesta positiva o
La modulación contingencial instrumental; b) amenaza al control, con ambivalencia en las circunstan-
de los estados biológicos cias, y c) percepción de la pérdida del control existente. Por su parte, Levi-
ne (1985) señala también tres tipos generales de condición ambiental re-
Como ya se ha señalado, la interacción de un individuo con las con- lacionados con la producción de estrés: d) condiciones de incertidumbre;
tingencias del ambiente no se restringe a una dimensión puramente psico- M condiciones de dominancia y competición social, y c) condiciones de
lógica. El individuo representa una totalidad, en la que sería absurdo des- \ igilancia-atención.
tacar exclusivamente lo psicológico al margen de las condiciones biológicas. Las dos propuestas para clasificar las condiciones productoras de estrés
Aún más, no puede hablarse de comportamiento sin hacer referencia im- utilizan descripciones referidas a creencias y supuestos del individuo, y,
plícitamente a las características biológicas del individuo que se compor- por consiguiente, son de difícil aplicación sistemática, con el fin de identi-
ta. El comportamiento es, en gran medida, la funcionalidad adquirida a ficar los parámetros y circunstancias precisas que modulan reacciones espe-
partir de la reactividad biológica. Por ello, en toda interacción participan v irieas de los sistemas neurovegetativo y neurohormonal, que a su vez afectan
siempre los diversos subsistemas reactivos biológicos. l.i mmunocompetencia del organismo. Si se identifican estas condiciones
No tiene nada de extraño que, dada esta participación ineludible de la i señaladas por Kelley y Levine a partir de relaciones contingenciales, pue-
reactividad biológica en toda interacción psicológica, las contingencias del i len señalarse tres situaciones funcionalmente equivalentes que poseen con-
entorno no afecten solamente los aspectos estrictamente conductuales de la Iingeridas en potencia productoras de estrés. Estas situaciones son: a) cir-
interacción sino que ejerzan también una influencia modulatoria compleja cunstancias en las que las consecuencias son impredecibles y opcionales;
-vía las propias modalidades de la interacción conductual- sobre los diver- l>) circunstancias en Sas que las señales son ambiguas, y c) circunstancias en
sos sistemas reactivos biológicos y los estados resultantes en el organismo. las que las consecuencias nocivas biológicamente, o la pérdida de conse-
Como lo demuestra un conjunto de trabajos experimentales con ani- cuencias favorables, son independientes de la conducta del individuo.
males (Moberg, 1985), las contingencias ambientales pueden afectar de ma- Como puede observarse, estas tres situaciones contingenciales cubren
neta sistemática las teacciones inmunitarias del organismo, especialmente de manera sistemática las condiciones señaladas por Kelley y Levine, con la
la u'lci ida a la ptoduenon de linfocitos. Esta influencia parece ser mediada u-ntaja adicional de que procuran los criterios paramétricos para examinar
a ii.ars vk- la-. K-.Utumos de los sistemas pituitario y neurovegetativo. .iMemáticamente sus propiedades contingenciales respecto del comporta-
52 53
i u ir) u u tlcl n u l t v i d u o ) de MIS rícelos niodiiLidoic*. subir los cst, idos biolo di i a t ambiai t o n tu t uciu i.i t m í e o|x iones de i ICMJO lonstanlc y variable,
}',KOS 1 acsiructuiaconlingeiicial tic eslas condiciones conespondc de mane • li pendiendo de las i onset nenoias inmediatas obtenidas en la condición do
r.i punsa cotí algunas de las situaciones que permiten evaluar la presencia n u \ o i nesgo, al margen de las probabilidades señaladas por los estímulos
de estilos interactivos, y que señalamos como factores que pueden propi- IH 11 mentes en dicha situación.
ciar modulaciones diferenciales de los estímulos ambientales respecto de hn lo que respecta a su competencia efectiva momentánea ya en la si-
las reacciones biológicas del organismo. Los estilos pertinentes, como ya se 11 uicion de juego, ésta se verá modulada por los estilos interactivos antes
mencionó, serían los relativos a situaciones de tolerancia a la ambigüedad, i I.-M. ritos y por la naturaleza del juego y su forma habitual de enfrentarlo.
tolerancia a la frustración, toma de decisiones, tendencia al riesgo, reduc- >ii pongamos que el individuo en cuestión tiende a comportarse en el juego
ción de conflicto, t impulsividad-no impulsividad. . i MI liase en cálculos matemáticos de naturaleza actuarial, por ser economis-
ta de profesión, y que en consecuencia, al jugar con las máquinas tragamo-
iifdas tesponde de acuerdo con las predicciones de un modelo matemático
UNA PERSPECTIVA INTEGRAL • Icierminado, al margen de las ganancias momentáneas que pueda ir obte-
DEL PROCESO PSICOLÓGICO niendo. Si falla, ya sea por la opción elegida, por el programa de la máquina
«|(u opera independientemente de las decisiones del jugador, o por ambas
La revisión que se ha realizado de los diversos factores que configuran i,i ones, observaremos que dada su peculiar combinación de estilos interac-
el proceso psicológico regulador de la salud destaca, con toda claridad, la n\os y de competencia funcional transituacional (sigue una regla matemáti-
complejidad de las relaciones y la especificidad de efectos que pueden de- • ,\\ este individuo, con toda probabilidad, no desarrollará ninguna reacción
terminar distintas relaciones. i IK (lógica correlativa que afecte negativamente su inmunocompetencia.
La descripción de un caso hipotético puede ayudar a comprender esta Por el contrario, si nos encontráramos con un individuo que responde
complejidad del proceso psicológico implicado, y a descartar concepciones t «n un tipo de interacción situacional instrumental, y que sus estilos inte-
simplistas unidireccionales entre comportamiento y salud biológica. i,u u vos implican poca tolerancia ala frustración y baja tendencia al riesgo,
Imaginemos una situación en la que un individuo está jugando su for- el peider consistentemente durante la primera parte del juego con la máqui-
tuna en una máquina tragamonedas. ¿De qué dependerá que su interacción na podría generar respuestas biológicas inmunodepresoras.
con la máquina pueda o no alterar significativamente su inmunocompe- Si extrapolamos estos ejemplos a las condiciones de vida cotidiana que
tencia? Veamos cómo pueden combinarse los distintos factores del proceso • iiueicrizan al comportamiento en el trabajo, en las relaciones familiares y
psicológico examinado para producir o no efectos desfavorables sobre la . >i tas situaciones sociales significativas, y las contextualizáramos en las cir-
reacción inmunitaria de este individuo hipotético. • (instancias diversas de bienestar social que pueden auspiciar un ambien-
Supongamos que se trata de una persona que en el pasado ha ganado t< potcncialmente patógeno de distintas calidades y en distinto grado, será
cantidades considerables jugando con máquinas similares, y que está fami- I,u il comprender por qué el comportamiento del individuo frente a las
liarizado con los trucos y las probabilidades de ganar o perder al jugar con i ontingencias contenidas en su entorno de vida puede constituir un. factor
ciertas máquinas. El individuo, en este sentido, posee la capacidad para ju- • i ii u o en el aumento o disminución de su vulnerabilidad biológica a las
gar, en términos de su competencia y efectividad en el pasado, así como de 1 1 Humedades.
los motivos para hacerlo: ganó más de lo que perdió en ocasiones anteriores,
Si evaluáramos su estilo interactivo, podríamos determinar que mues-
tra maneras consistentes de entrar en contacto con situaciones que prescri-
ben contingencias de tolerancia a la frustración y de tendencia al riesgo. En
el caso de la primera, el cambio de situación o abandono de una opción se
ila solo cuando los requerimientos de conducta son elevados, ha obtenido
lonsccucnt ias pobres, y ha transcurrido un lapso prolongado de exposi-
t ion a du ha i IK (instancia I n tambio, t n la situación de riesgo, parece ten-
" P Jjjj

!
Las resultantes del proceso psicológico de salud son diversas: algunas
ion de naturaleza psicológica y otras son de índole biológica. Las conduc-
ías instrumentales vinculadas al contacto directo con condiciones o efectos
di mayor o menor riesgo para la salud, así corno los comportamientos aso-
i lados a los estados de enfermedad, constituyen los factores psicológicos
u'sultantes del proceso examinado en el capitulo 3. La vulnerabilidad bio-
lógica y los estados patológicos constituyen, obviamente, las resultantes
biológicas.
En capítulos anteriores se describió en la figura 2.1, que el estado o
v ondición patológica es consecuencia, desde un punto de vista psicológico,
de la convergencia de dos factores: un estado de baja vulnerabilidad bioló-
gica, y el ejercicio de conductas instrumentales productoras de contactos o
i'kxtos con alto riesgo de inducir patología biológica. Estas últimas son la
i Manifestación individual y cultural de las competencias situacionales efec-
u\as de cada persona, mientras que la vulnerabilidad biológica constituye
< 1 estado resultante de la interacción de dichas competencias efectivas con
las contingencias situacionales que modulan reacciones de estrés e inmu-
ini,irías en el organismo.
En lo que corresponde a las conductas asociadas a condiciones patoló-
i'.u as, su aparición se debe a una doble determinación, aislada o conjunta,
l'neden aparecer correlacionadas con condiciones patológicas propiamente
i lidias, como ocurre con las respuestas de dolor, náusea, mareo, ansiedad,
.ilinaciones visuales, de la motricidad, del lenguaje y de otro tipo. Además,
pueden ser consecuencia directa de la emisión de conductas instrumenta-
t *. reguladas por las consecuencias que producen las conductas asociadas a
.1 enfermedad, o bien por condiciones de vulnerabilidad biológica funcio

57
58 Gap. 4. Cfectos psicológicos y propensión a la enfermedad í.its finitiuirtus tnsíriniicuídÍKs tie riesgo ;./ |>t"t't>i'nn<'m 59

nales momentáneas. Las conductas de este segundo tipo no se distinguen un punto de vista psicológico, de entre esta compleja confluencia de deter-
morfológicamente de las del primer tipo. Su diferenciación sólo puede es- minantes o moduladores de las conductas instrumentales, el factor cru-
tablecerse mediante criterios funcionales: oportunidad, duración, concia t lal resulta ser la capacidad del individuo, en los términos previamente
ción con ciertas circunstancias, etc. Ambos tipos de determinación pueden de (midos.
concurrir, presentándose de este modo conductas asociadas a estados de La capacidad instrumental de un individuo puede concebirse de la si-
enfermedad inducidos por una condición patológica, por conductas instru- guiente manera:
mentales de riesgo biológico o que regulan efectos conductuales específi-
cos, o por ambos tipos de factores. * Como la disponibilidad de las conductas requeridas en tanto mor-
Es menester aclarar que, en el caso de las condiciones patológicas, asi fologías efectivas de comportamiento.
como en sus estados antecedentes de vulnerabilidad biológica, no es in- * Como la disponibilidad de información acerca de por qué se tienen
dispensable plantear su génesis desde una perspectiva psicológica. Es evi- que realizar o no ciertas conductas, es decir, información sobre los
dente que existen factores de orden estrictamente biológico que pueden motivos.
dar origen al estado de vulnerabilidad y a la condición patológica. Sin em- • Como la disponibilidad de información respecto a las ocasiones en
bargo, además de que estos casos parecen ser muy limitados en número, qué y oportunidad can qué deben realizarse determinados compor-
su desencadenamiento y modulación funcional se ve afectada por las va- tamientos.
riables de proceso psicológico, una vez configurados como síndromes po- • Como la disponibilidad de formas de interacción alternativas, dis-
tenciales. tintas de las conductas que tienen ciertos efectos instrumentales.
Por las razones expuestas, no examinaremos las resultantes estricta-
mente biológicas del proceso psicológico de salud. Nos limitaremos exclu- Cuando se habla de la capacidad como disponibilidad de información,
sivamente al análisis de los dos factores psicológicos resultantes y de su esto no significa que la capacidad constituya un proceso meramente de re-
interacción con las condiciones biológicas. i ibir y dar información. Todo lo contrario. En principio, la información por
si misma, sin estar vinculada a una práctica efectiva de reconocimiento de
! is condiciones, de ejercitación de las conductas implicadas y de contacto
LAS CONDUCTAS INSTRUMENTALES i on sus efectos, no tiene ningún impacto en el comportamiento futuro efec-
DE RIESGO Y PREVENCIÓN tivo de un individuo. La información entendida como lo que un individuo
puede repetir o recordar de un texto, anuncio o consejo, tampoco constitu-
Como ya se expuso, las conductas instrumentales de riesgo son la ma u- un indicador confiable de lo que se hará. Por ello, cuando aquí se habla
nifestación práctica y específica del nivel de competencia de un indivi- tic la disponibilidad de información como capacidad, se hace referencia a
duo, dada su historia de capacidad y las circunstancias culturales que re- l,i información como historia de una práctica efectiva o como información
gulan las características, convenciones y contingencias pertinentes a dichas i especio de una historia de práctica efectiva.
prácticas. Es indudable que, en ciertos casos, la información per se aparenta ser
Por consiguiente, al hablar de conductas instrumentales se habla de '-aliciente para regular y producir cambios efectivos de comportamiento en
capacidad, entendida ésta como el saber hacer en distintos ámbitos y di- ios individuos. Sin embargo, est'o ocurre porque la información se presen-
mensiones dé la práctica de un individuo en sociedad. En la medida en ta a individuos que poseen competencias en los niveles extra y transitua-
que el comportamiento no obedece a factores causales únicos y lineales, • lonal. Sólo en estos casos la información opera como variable eficaz sobre
el que tenga lugar o no una conducta instrumental depende siempre cío la capacidad de un individuo. Lo hace en la medida en que la información
los factores de capacidad (las competencias efectivas de situaciones dispt > .utua como información respecto de una historia de práctica efectiva en
nibles), las circunstancias biológicas del individuo, las contingencias si 11 u líos individuos. En las demás circunstancias, la información sólo puede
tuacionales a las que se enfrenta el individuo, y la manera en que su r.i < onsiderarse un elemento de apoyo a la práctica efectiva misma, o como
pacidad modula interactivamente estas contingencias. Sin embargo, drsdt t js'iucio repetido de una práctica efectiva.
60 Cap. 1
4, Lfectos psicológicos y propensión a la un¡ermedii<¡
6S

Las conductas instrumentales constituyen factores de riesgo para la sa ncs gi.uhulcs poi i-xpoMi ion a sustancias en el ambiente, o las que tienen
lud de diversa índole. Pueden identificarse tres tipos de instrumentalidad <|tu- \ct con la ¡ngcMion de sustancias que producen daño gradual al orga-
del comportamiento como factor de riesgo para la salud: nismo, como el tabaco, el alcohol, diversas drogas, etcétera.
Fn el caso de las conductas instrumentales con efectos inmediatos, se
1. Cuando la conducta, de manera gradual, expone al individuo a l.i< i lita que el individuo evite realizarlas, dada la correlación que se estable-
condiciones del ambiente (contaminación, intoxicación, etc.), o - 1 entre la emisión de una conducta determinada y sus consecuencias sobre
produce condiciones en el organismo (por ingestión de ciertas sus- i'l organismo. Sin embargo, en aquellos casos en que los efectos de la con-
tancias, exposición al sol, ejercicio inadecuado, etc.), que se tradu- ducta sobre el organismo tienen distinto grado de demora, se dificulta la
cen en cambios patológicos en el orden biológico. I u cvención de que dichas conductas ocurran y de que el individuo actúe de
2. Cuando la conducta del individuo es responsable directa del con- in.incra más eficaz para la conservación de su salud. La situación se torna
tacto con agentes patógenos específicos y, por ende, del contagio mas complicada cuando la demora en los efectos nocivos sobre la salud se
—aun cuando no necesariamente de la infección— que propicia la i otnbina con efectos inmediatos que se consideran agradables por parte del
aparición de ciertas condiciones patológicas. individuo, que contribuyen a eliminar algunos estados biológicos tempo-
3. Cuando la conducta del individuo es responsable directa de daño i tímente, o que facilitan consecuencias sociales valoradas. El consumo de
biológico, tal corno ocurre en todo caso de accidentes con lesiones alcohol y tabaco son quizá los ejemplos más representativos de esto últi-
y disfunciones agudas y crónicas de diversa índole. mo No sólo sus consecuencias en el estado de salud son demoradas, sino
«itic producen efectos inmediatos que compiten en sentido opuesto: el in-
De la misma manera en que la conducta puede ser instrumental para dividuo puede relajarse, olvidarse de ciertos problemas, estimularse, faci-
aumentar el riesgo de pérdida de la salud -o de contraer una enfermedad lita! su contacto social con otros, y así por el estilo. Por ello, es muy difícil
o patología-, lo puede ser también para disminuir los riesgos de salud, eliminar las conductas instrumentales con efectos demorados que afectan
cuando el individuo actúa preventivamente. Por ello, al hablar de conduc- negativamente la condición de salud. Es muy probable que el éxito en
tas instrumentales de riesgo, puede hacerse referencia tanto a formas de abandonar ciertas prácticas de esta naturaleza tenga lugar con individuos
comportamiento que aumentan el riesgo de enfermedad, como a aquellas i u) as competencias sean de carácter extrasituacional, especialmente vincu-
que reducen dicho riesgo al actuar preventivamente frente al contagio, la ladas a la posibilidad de responder a una situación como si fuera otra.
producción directa de daño o disfunciones biológicas, y la inducción gra- La complejidad de las formas en que interactúan las conductas instru-
dual de alteraciones patológicas. Cuando hablemos de estas últimas, ha- mentales de riesgo y prevención no permite concebir su participación en la
remos referencia a conductas instrumentales preventivas. Cuando hablemos producción de condiciones patológicas en los términos simples de la exis-
de las primeras, haremos referencia a conductas instrumentales de nesgo. icnt m o no existencia de conductas de riesgo. Las conductas de riesgo y las
Puede distinguirse a las conductas instrumentales con base en sus efec- (onductas preventivas no son necesariamente simétricas, es decir, prevenir
tos o consecuencias. El criterio se identifica con la proximidad temporal de no significa solamente no emitir la conducía de riesgo.
las consecuencias o efectos del comportamiento. Las conductas preventivas y de riesgo están reguladas por factores adi-
Existe una multiplicidad de ejemplos que ilustran los efectos diferen- i loríales a los efectos que tienen sobre el estado de salud del individuo. De
ciales de las conductas de riesgo o de prevención del individuo. Hay con- t -.te modo, las conductas de riesgo en ocasiones pueden constituir la con-
ductas que se vinculan a efectos inmediatos sobre la salud: aquellas que tenencia directa de carecer de conductas preventivas, por ejemplo, algu-
propician accidentes y lesiones o daño automáticos -quemaduras, hemo- nas prácticas higiénicas como la de lavarse las manos; no obstante, en otras
rragias, traumatismos- o que producen reacciones alérgicas instantáneas <>> asiones, la conducta de riesgo se produce aun cuando existe disponible
-ante cierto tipo de semillas o mariscos, por ejemplo-. Otras, en la mayo- también la conducta preventiva, lo que no implica necesariamente que se
ría de las circunstancias, tienen efectos mediatos o demorados. Ejemplos slf|c de emitir el comportamiento que bajo ciertas condiciones puede cons-
de ellas son muchas -no todas- enfermedades infecciosas que tienen pe- iituir un riesgo para la salud. Ejemplo de esto son las prácticas de tipo
riodos de incubación variables, las conductas que exponen a intoxicado- ',f\ual, o las actividades físicas vinculadas con el deporte, etcétera.
62 c'tip. 4. ¿//cotos psicológicos y propensión u lu enfermedad I ns ([inducías nutnimmtuh's dt> nesyo y pi't'vencitin 63

Por ello, es fundamental analizar las conductas instrumentales pro es incurable en la actualidad, si pueden tenerse relaciones sexuales sin peli-
ventivas en términos no sólo de su disponibilidad morfológica, sino tañí gro de contraer el SIDA, y si una alimentación, equilibrada y buenos hábi-
bien con base en los efectos relativos que tienen respecto de las conducías tos generales de salud pueden ayudar a evitar convertirse de portador sano
de riesgo, y los factores situacionales que auspician su ocurrencia y la opor a infectado por el virus.
tunidad de su ejercicio. De otra manera, puede caerse en una posición sim El segundo tipo de saber se relaciona con el conocimiento de si el in-
plista y esquemática, que conciba a la prevención como la mera disponibi- dividuo ha incurrido en prácticas con riesgo de contagio, si ha tomado o no
lidad de conductas directamente incompatibles con los comportamientos precauciones prácticas preventivas, y si dispone de conocimiento práctico
de riesgo. electivo de las diversas formas de prevenir el contagio por el virus del SIDA,
Si volvemos al análisis de la capacidad instrumental de un individuo Esto implica, por ejemplo, que el individuo recuerde si le han puesto inyec-
para examinar cómo las cuatro formas de competencias disponibles confi- ciones recientemente, cuántas veces, quiénes y en dónde, si se han usado
guran conductas instrumentales preventivas eficaces, dichas disponibili- jeringas desechables nuevas, si ha recibido transfusiones de sangre, quién
dades pueden traducirse a tipos de saber hacer. lúe el donador, si cuando va a la peluquería verifica que la navaja de afeitar
Podrían enumerarse estas formas de saber hacer de la siguiente ma- sea nueva o haya sido esterilizada, si tiene o no experiencia en la colocación
nera: y uso adecuado de preservativos cuando tiene relaciones sexuales, cuántas
veces los ha usado, si han sido siempre eficaces, si puede distinguir un buen
1. Saber qué tiene que hacerse, en qué circunstancias tiene que hacer- preservativo de uno que no garantiza las condiciones indispensables de im-
se, cómo decirlo y cómo reconocerlo. permeabilidad, si sabe dónde adquirirlos, etcétera.
2. Saber cómo hacerlo, haberlo hecho antes, o haberlo practicado. El tercer tipo de saber tiene que ver con las razones por las que tiene que
3. Saber por qué tiene que hacerse o no -sus efectos-, y reconocer si evitarse el contagio y/o contagiar a otras personas con el virus del SIDA,
se tiende o no a hacerlo. con lo que acostumbra hacer en aquellas situaciones que representan riesgo
4. Saber cómo reconocer la oportunidad de hacerlo y no hacerlo. de contagio, ya sea por efectos directos (contacto con el virus) o por efectos
5. Saber hacer otras cosas en dicha circunstancia, o saber hacer lo indirectos (vulnerabilidad potenciada siendo portador sano). Esto significa,
mismo de otra manera. por ejemplo, que el individuo sepa que el SIDA debe prevenirse porque es
mortal a largo plazo y disminuye las defensas del organismo haciéndolo al-
Como puede observarse, estas formas de saber hacer implican algo tamente vulnerable, si cuando tiene relaciones sexuales con alguien apenas
más que un simple ejercicio de una forma particular de conducta, o como conocido usa o no preservativos o exige su uso (en el caso de ser mujer), si
se acostumbra en las campañas preventivas, a la simple recepción de infor- tiende o no a buscar pareja sexual cuando se encuentra afectado por alguna
mación acerca de un hacer, normalmente incompleto. enfermedad o alteración transitoria, etcétera.
Con objeto de ilustrar este punto tomaremos como ejemplo el proble- El cuarto tipo de saber se relaciona con el reconocimiento de la opor-
ma del SIDA. Examinaremos el tipo de información (tal como la defini- tunidad de alto riesgo de contagio, y con el reconocimiento de qué tan
mos previamente) o competencias que debe poseer un individuo para pre- probable es que el individuo tome medidas preventivas. Esto implica, por
venir el riesgo de contraer el síndrome de inmunodeficiencia adquirida ejemplo, que el individuo reconozca la probabilidad de contagio por SIDA
(SIDA). al ir al dentista para que se le extraiga una pieza dental, o que, dada la na-
El primer tipo de "saber" se relaciona con saber qué es el SIDA, cómo turaleza de su trabajo y forma de ser, pondere la probabilidad de tener re-
se manifiesta, cómo se contagia, cómo se trata, y sus posibilidades de cu- laciones sexuales frecuentemente con pareja distinta, y de ser así, que an-
ración y cómo se previene. En pocas palabras, el individuo debe poseer la ticipe si llevaría consigo y usaría preservativos en todas las ocasiones, o en
competencia para reconocer la existencia, circunstancias y efectos de este qué proporción lo haría, etcétera.
síndrome. Esto significa, por ejemplo, que el individuo sepa si el SIDA e?» El quinto tipo de saber tiene que ver con la disponibilidad de formar
una enfermedad que se adquiere sólo por contagio directo o no, a través de alternativas de comportamiento en aquellas situaciones que implican ries-
qué medio, si uno de los síntomas es el cansancio generalizado, si el SIPA go de contagio o incluso, formas de comportamiento alternativas que apar-
O*4> c-'ttp. ¿4. G/ectos psicológicos y propensión o ¡a enjcnnedad id,»; rondiirttís tisticwilds i: ln <'H/<'riM.i'íí«J 65

ten al individuo de la posibilidad de contagio en general. Esto se relaciona, desempeñan un papel fundamental. En algunas ocasiones, porque el nivel
por ejemplo, con el hecho de que las creencias del individuo lo hagan man- de competencia del individuo modula:
tener una relación estable con una sola pareja permanente, que sus hábi-
tos de vida prevengan la aparición de enfermedades o accidentes diversos a) Las alteraciones conductuales que correlacionan con la condición
que requieran transfusiones sanguíneas, que el individuo por sí mismo o patológica.
en familia se corte el cabello y se afeite, etcétera. b) La forma en que reacciona a la administración de agentes terapéu-
ticos perturbadores.
c) De manera destacada, los comportamientos que surgen como res-
LAS CONDUCTAS ASOCIADAS puesta a la enfermedad.
CON LA ENFERMEDAD
Del mismo modo, el establecimiento de conductas instrumentales ade-
Como se mencionó anteriormente, las conductas asociadas a una en < uadas, puede favorecer que desaparezcan o se atenúen las diversas clases
fermedad pueden correlacionarse de facto con una condición patológica, o 1L conducta correlacionadas con la condición patológica. Esto no sólo me-
bien, pueden presentarse como resultante de ciertas conductas instrumen- l»ra la condición de vida cotidiana del individuo, también contribuye a dis-
tales sin que exista patología biológica. Examinaremos por separado su sig- minuir su vulnerabilidad biológica.
nificación funcional. En lo que respecta a las conductas asociadas a la enfermedad, pero que
En el caso de que las conductas asociadas a una enfermedad correlacio- v presentan sin que exista una patología biológica genuina, es todavía más
nen con la existencia de una condición patológica, esta correlación puede i \ ¡dente el papel desempeñado por las conductas instrumentales del indi-
darse de tres maneras distintas. Por una parte, pueden presentarse conduc s
iduo. Este tipo de conductas puede subdividirse en dos clases:
tas que son el efecto de una alteración biológica y que, por consiguiente,
guardan una correlación de necesidad con ella. Este tipo de conductas re-
1. Comportamiento "enfermo" vinculado a formas sistemáticas de in-
visten un grado de especificidad determinado por su correspondencia a
teractuar con situaciones problema.
condiciones patológicas particulares. Ejemplos de este tipo de correlación
son los trastornos motrices asociados a daño neurológico, o la pérdida de 2. Comportamiento "enfermo" que regula efectos sistemáticos del en-
torno social en relación con el individuo.
apetito y la repugnancia por los alimentos bajo ciertos padecimientos gas
trointestinales, entre otros. En segundo lugar se encuentran las conductas
que se derivan de la terapéutica que se aplica para modificar una condi Obviamente, pueden darse casos en que estas dos clases de compor-
ción patológica. Casos de esta asociación son los vómitos y náuseas produ tamiento enfermo coincidan y se "encadenen" funcionalmente. El indivi-
cidos por la quimioterapia en padecimientos oncológicos, o la irritabilidml duo puede carecer de competencias para interactuar adecuadamente con
producida por ciertos fármacos. Finalmente, tenemos las conductas que se • i. tías situaciones y, a la vez, la conducta enferma que resulta de ello pue-
vinculan indirectamente con la condición patológica. Son todos aquellos > i < producirle consecuencias sociales que, de un modo u otro, compensan
comportamientos que surgen de manera inespecífica como reacción esl ru ii incompetencia.
lamente psicológica a la enfermedad: el desaliento, la queja, la apatía, la l'l primer tipo de conductas corresponde a la de los individuos consi-
ansiedad, la desesperación, la tensión e irritabilidad, etcétera. di i.ulos fronterizos, en términos del riesgo real de que puedan caer en una
Estos comportamientos no sólo interfieren de manera sistemática ion « i u u lición patológica: los individuos hipertensos, ansiosos crónicos, irrita-
una terapéutica biomédica efectiva, sino que, además, como generadores !>!' •• apáticos, poco concentrados, etc. El segundo tipo de conductas, por
de un proceso psicológico adicional, aumentan la vulnerabilidad del orga - • i 1.1 parte, corresponde en ocasiones a lo que Freud denominaba las "ga-
nismo a la condición patógena que lo afecta y a otras nuevas. ii.u u ias secundarias" del padecimiento, sólo que en este caso no existe pade-
En los tres tipos de conductas correlacionadas con una condición pato • límenlo alguno. El individuo puede presentar molestias, dolores y estados
lógica, las conductas instrumentales (competencias) que posee el individuo 11. .minio que en condiciones normales se asocian a un cuadro patológico,
66

ya sea de manera específica o ínespecifíca, con la salvedad de que en estas


circunstancias dicha condición patológica no existe.
Los efectos sociales que se derivan de estos comportamientos son los
que dan cuenta de la ocurrencia de la conducta enferma, la cual no debe
confundirse con las reacciones de estrés —débiles o intensas— que corres- if
ponden a contingencias ambientales perfectamente determinables. Sin em- :
bargo, en la medida en que las contingencias del entorno son moduladas
por la propia interacción del individuo, puede darse la situación de que
m
sin ser objetivamente estresantes, dichas condiciones puedan serlo subje-
tivamente. En cualquier caso, ambos tipos de comportamiento enfermo po- Itt fe
seen un carácter instrumental, y pueden ser alterados igualmente median-
te el establecimiento de nuevas competencias efectivas más adecuadas a las
circunstancias sociales en que interactúa el individuo.
Resulta evidente que las dos formas funcionales de comportamiento
enfermo cine hemos examinado en esta sección, cuando cumplen con cier-
ta especificación morfológica, constituyen el campo de la mal denominada
salud mental. Esta cuestión será abordada en el capítulo 6 del libro, ya que
representa quizá uno de los campos con una mayor confusión conceptual.
Al

De acuerdo con el modelo psicológico de salud que se ha examinado,


la salud biológica concebida como ausencia de enfermedad o un estado de
baja propensión a contraerla, es consecuencia de la forma en que el com-
portamiento del individuo media los efectos de las condiciones ambienta-
les sobre el organismo. Esta mediación puede consistir en la modulación
de estados más o menos duraderos de reactividad biológica, o bien puede
concebirse en términos de cambios discretos, abruptos o graduales, produ-
cidos por la emisión de formas particulares de conducta.
Es lógico pensar, con base en esta línea de razonamiento, que el pro-
blema de la ausencia o baja propensión a la enfermedad constituye el meo-
llo de la prevención en el campo de la salud. Siendo el comportamiento el
mediador directo o indirecto, mediato o inmediato, de los efectos del am-
biente sobre el organismo, la prevención de la enfermedad biológica (ge-
néricamente hablando) descansa en la disponibilidad de formas de com-
portamiento eficaces para tales propósitos.
Aun cuando es legítimo plantear acciones preventivas en el campo de la
salud que involucren medidas de naturaleza social y de tipo biomédico, de-
seamos sostener una posición aparentemente radical: toda acción preven-
tiva de la enfermedad requiere criterios y programas fundamentados en el
comportamiento de los individuos. Esto puede afirmarse con base en que:

1. El comportamiento modula los efectos biológicos de las circuns-


tancias ambientales, afectando el nivel de inmunocompetencia del
individuo.
2. El comportamiento constituye el medio de contacto directo e indi-
recto con agentes patógenos y nocivos, ya sea mediante el contagio

69
70 í':!ap. 5. <í..f cowporfaitiicnto y la prevenctím 7!
entre personas, la infección por vía de objetos y alimentos, a través i las teianonr:. • .ostiales, a la ((instrucción de viviendas y muchos otros as-
de accidentes, o por exposición a condiciones patógenas que no son l>< i ios relativos u la vida cotidiana, son fundamentales para propiciar la pre-
necesariamente perceptibles de manera directa. \ ración o el surgimiento de patologías biológicas vía la conducta de los in-
3. El comportamiento produce cambios graduales en el estado del or ilmduos que suscriben dichas prácticas.
ganismo vía la ingesta de alimentos, el consumo de alcohol, inha 1 ti lo que respecta a las circunstancias físicas, es evidente que ai dispo-
lantes y tóxicos diversos, y otras acciones, como puede ser el cjer iici de un ambiente saneado, se reduce la probabilidad de cuando menos
cicio mal dosificado, etcétera. t KM 10 tipo de enfermedades de carácter endémico. La potabilización del
4. El comportamiento es instrumental para detectar y atender oportu u'.na, la construcción de drenajes, la eliminación de aguas estancadas, la
ñámente el surgimiento de condiciones patógenas en el organismo, producción y explotación racional de recursos vegetales y animales, la con-
mediante la identificación correcta de los indicadores pertinentes > .(•1 \acion del suelo, agua y aire de los contaminantes biológicos y químicos
acudiendo con oportunidad a los servicios de asistencia y terapia • aspectos semejantes, son fundamentales para la prevención de enfermeda-
biomédicos. i l t ' . No obstante, se sabe que en sociedades con altos índices de bienestar
5. El comportamiento potencia toda acción terapéutica, en la medid.» li-.H o y económico —como las sociedades modernas industriales— las propias
en que la cooperación con el tratamiento, la adherencia a las accio i i u unstancias que previenen la aparición de ciertas enfermedades de tipo
nes terapéuticas recomendadas y la participación activa en los pro > iidcmico propician, directa o indirectamente, el surgimiento y desarrollo de
cesos de rehabilitación son esenciales para el éxito de las interven i nlerniedades cronicodegenerativas (distintos tipos de cáncer, padecimien-
ciones biomédicas. ii i-, cardiovasculares, etc.). Por el contrario, en sociedades con bajos índices
>li bienestar físico pueden establecerse prácticas sociales efectivas en los
individuos que contrarresten los efectos nocivos de un ambiente desfavora-
LAS DIVERSAS FORMAS ble, sin que aparezcan los padecimientos propios de la modernidad. En este
DE PREVENCIÓN . a-,o, el comportamiento constituye la clave para neutralizar los efectos pa-
i'n'.enos de un ambiente insalubre. La factibilidad práctica de una preven-
Como ya se ha mencionado, la prevención puede abordarse desde di i ion. socioambiental siempre pasa a través de las conductas individuales.
ferentes ópticas: la socioambiental, la biomédica y la psicológica o condm1 La prevención biomédica se concibe normalmente en dos planos com-
tual. Todas ellas son fundamentales en la conservación y promoción de l.i plementarios: mediante la inmunización ante los agentes infecciosos poten-
salud y la consiguiente eliminación de la enfermedad. Sin embargo, con > lalcs, y mediante la detección y tratamiento tempranos de patologías inci-
sideramos que el nivel psicológico de prevención constituye la dimensión ¡iiftites y sus indicadores iniciales. Es bien sabido que el abatimiento de la
prioritaria desde el punto de vista de la salud individual, y que sin el, las morbilidad y la mortalidad en el presente siglo se debe, en gran medida, al
intervenciones preventivas en los dos niveles restantes, el biomédico y el • i sarrollo de una serie de vacunas que inmunizan al organismo contra la
socioambiental, carecerían de eficacia práctica. .u < ion de virus y microorganismos diversos.
Es indudable que existe un ámbito preciso y específico a los nivele1» La prevención primaria desde un punto de vista biomédico se entien-
preventivos de carácter socioambiental y biomédico. i li t orno el desarrollo de un amplio sistema de inmunización biológica que
Por una parte, la prevención socioambiental se considera desde Ja 11 mi e] a a los individuos de contraer infecciones o de ser afectados por la
perspectiva de la disponibilidad de circunstancias físicas favorables a la pío u < ion patógena de determinados microorganismos. Sin embargo, esta for-
vención de la enfermedad y un desarrollo biológico armónico, así como <!*". ma de prevención se restringe solamente a aquellos casos en los que la
de la óptica de la existencia de prácticas culturales del grupo, congruenu"* .ti (ion de los microorganismos bien identificados es, si no la causa, sí el
con el propósito de promover la salud y prevenir o eliminar condiciones ¡w t.n lor primordial y desencadenante de condiciones patológicas. Desafor-
tológicas de carácter biológico. En lo que concierne a estas últimas, os o vi tunadamente, el cuadro de patologías que no es prevenible de esta manera,
dente que las prácticas referidas a la higiene personal, a la preparación y .upera cuantitativamente a aquellas para las que se dispone de formas efec-
consumo de alimentos, al uso de bebidas embriagantes y sustancias toxu ,<«., mas ile inmunización.
72 73

Por otra parte, la detección y tratamiento oportunos de formas HUÍ y la canalización oportuna de diagnósticos tempranos a ios niveles adecua-
pientes de patología y sus indicadores iniciales dependen de una gran can dos para su tratamiento eficaz. En un sistema de salud privado es difícil,
tidad de factores para considerarla una forma eficaz de prevenir la aparición si no imposible, considerar esta posibilidad de acción preventiva a nivel
de condiciones patológicas. En primer lugar, se requiere que la población biomédico. En un sistema público es bien conocida la burocratización de
disponga de información precisa, permanente y accesible acerca de las los procedimientos asistenciales, la ineficacia del nivel primario de aten-
diversas formas de patología que la pueden afectar y las formas de ideiUi ción, y la utilización de los niveles segundo y tercero de forma indiscrimi-
ficar su presencia temprana. En segundo lugar, los individuos deben po nada, poco eficiente y las más de las veces poco oportuna.
seer también información respecto de los servicios médicos a los cuales La organización de los sistemas asistenciales de atención a la salud, con
deben acudir. En tercer lugar, deben de existir dichos servicios médicos, y vistas a mejorar su acción preventiva (atención y diagnóstico tempranos),
poseer la organización y recursos adecuados para atender, con la prontitud curativa y rehabilitatoria, implica no sólo revisar los organigramas estruc-
y eficacia requeridas, los casos de patología incipiente detectados. Más aun, turales que fundamentan conceptual y administrativamente su funciona-
deben estar en condiciones de detectar dichas patologías mediante siste miento, sino que requieren también de un análisis de su opera tividad desde
nías de exploración sistemática de la población derechohabiente bajo su la perspectiva de los comportamientos individuales del personal médico
cobertura. En último lugar, se necesita que los servicios médicos dispon y paramédico, el personal administrativo pertinente y de los propios usua-
gan de los recursos humanos, físicos e instrumentales para una terapéutica rios que acceden a los servicios. Esta problemática constituye un campo
oportuna de la población potencialmente afectable por los diversos cua de intervención multidisciplinario en el cual la función del psicólogo,
dros de patología. como analista del comportamiento institucional, puede ser de fundamen-
Las condiciones antes mencionadas son difíciles de satisfacer, incluso tal importancia.
desde la perspectiva de un sistema de salud asistencial característico de un
país altamente desarrollado. Aun cuando deseable, no siempre es posible
disponer de un diagnóstico epidemiológico preventivo -y no descriptivo »t DIMENSIONES PSICOLÓGICAS
posterior!- completo que permita procurar la información requerida a l¡i DE LA PREVENCIÓN
población usuaria de los servicios de salud. A las dificultades de naturalc
za actuarial se agregan las propiamente biomédicas, pues no todos los ciut Desde el punto de vista médico-asisterteial se consideran tres niveles
dros patológicos, o sus indicadores, son identificables en su inicio. Final de atención a la salud y, de acuerdo con ello, se plantean tres niveles de
mente, la epidemiología de una población se va transformando, a veces prevención. Aun cuando dichos niveles representan un esquema adecua-
gradual, a veces abruptamente. Esto complica la configuración de un diag do para clasificar las acciones de tipo preventivo, obviamente no implican
nóstico epidemiológico confiable. Por otra parte, aun en el caso de que se acciones homogéneas ni pertenecientes exclusiva o propiamente al ámbito
dispusiera de tal diagnóstico, se presentaría la dificultad inherente para di biomédico.
fundir dicha información con el propósito de que los usuarios potenciales Por ello, retomaremos el planteamiento de un triple nivel de preven-
estuvieran en condiciones efectivas de utilizarla, de acudir a los servicios ción y lo examinaremos desde la perspectiva del modelo psicológico pro-
de salud pertinentes. puesto. Se pretende señalar que las acciones de naturaleza biomédica, de
Al margen de las dificultades señaladas, puede apuntarse el problema hecho, sólo cubren dos niveles de prevención, y que con el objetivo de al-
relativo a la organización misma de los servicios asistenciales de un sistema canzar un nivel preventivo primario en la práctica, es necesario sustituir
de salud. ¿Cómo coordinar de forma adecuada un sistema asistencial que el modelo biomédico de salud por un modelo psicológico como el aquí
permita, con el grado de tecnificación y dotación de personal altamente ca desarrollado.
pacitado necesarios, identificar en el nivel primario de atención las cornil Al hablar de tres niveles de atención a la salud: primario, secundario y
ciones patológicas que deben ser tratadas oportunamente en el segundo y terciario, se implica, desde el punto de vista del sistema asistencia! biomet.li
tercer niveles? Resalta la dificultad intrínseca que representa la delimita co, la delimitación de tres niveles correspondientes de acciones preventivas
ción operativa eficiente de cada uno de los niveles de atención asisteiu ud, I laminaremos la naturaleza de dichas acciones pieventivas i o n el !m <le
75

señalar en algunos momentos, y en especial en el nivel primario, su desta- usuaria de los servicios, así como con la estructura y recursos del sistema
samiento respecto de los niveles asistenciales, y la conveniencia de cambtar asistencia!. La cuestión que surge es la siguiente: ¿cuáles de estas acciones,
hacia una perspectiva psicológica de la prevención como marco delimita- al plantearse como, o constituir en sí mismas medidas preventivas, corres-
dor de las diferentes acciones socioambientales, biomédicas y conductualcs, ponden propiamente a un nivel biomédico de intervención?
que inciden en el bienestar social y en la prevención de las enfermedades. De inicio examinaremos el nivel primario de atención a la salud, que
El nivel primario de atención a la salud implica las siguientes acciones: con base en las políticas médico-asistenciales vigentes, constituye por de-
finición el ámbito por excelencia de las acciones estrictamente preventivas.
a) Promoción de hábitos de higiene personal y sanidad ambiental. Existen dentro de dicho nivel de atención acciones que son de naturaleza
V) Desarrollo de hábitos alimentarios que auspicien el desarrollo y la médica, cuando menos desde la perspectiva de la institución asistencial;
nutrición. corresponden a las acciones apenas listadas para el nivel primario bajo los
c) Divulgación de medidas que favorezcan la planificación familiar y incisos d, e , f y g . Dichas acciones no pueden realizarse sin la intervención
la prevención de enfermedades sexuales. directa de personal médico o paramédico calificado. No obstante, tales ac-
d) Campañas de inmunización preventivas de enfermedades infeccio- ciones implican ya la existencia o propensión biológica para desarrollar
sas y cronicodegenerativas. una condición patológica, por razones de naturaleza estrictamente indivi-
e) Detección y curación de enfermedades infectocontagiosas de natu- duales o por circunstancias endémicas particulares. En cambio, las acciones
raleza endémica. cubiertas por los incisos a, b y c constituyen acciones esencialmente pre-
/) Diagnóstico temprano de riesgo de enfermedad o de patologías in- ventivas, en la medida en que se realizan previas a la aparición de una con-
cipientes para su canalización terapéutica a los dos niveles restantes dición de morbilidad o de la propensión a adquirirla. Estas acciones, aun
de atención. cuando se derivan y desprenden del conocimiento biomédico y de criterios
g) Otras. asistenciales preventivos, en tanto acciones constituyen medidas de carácter
conductual. Las prácticas de higiene personal, de saneamiento ambiental y
Los niveles secundario y terciario de atención a la salud cubren nor- de uso apropiado de la información relativa a las prácticas sexuales corres-
malmente: ponden al ámbito de lo psicológico. Por otro lado, la inmunización bioló-
gica comparte parcialmente el carácter de prevención primaria.
a) Detección de patologías agudas y crónicas con distinto grado de Desde este punto de vista, las acciones de prevención primaria propia-
avance. mente dichas, en la medida en que constituyen siempre prácticas vincula-
V) Diversos tipos de cirugía mayor y menor. das con la vida cotidiana de los individuos previas a la aparición de riesgos
c) Atención en partos. biológicos o de patologías incipientes, constituyen acciones en el ámbito
d) Trasplantes de órganos. de lo psicológico, es decir, acciones vinculadas al comportamiento del usua-
e) Rehabilitación de pacientes con distintos tipos de impedimentos rio de los servicios de salud. Sin embargo, este nivel de prevención prima-
físicos. ria, como nivel específicamente conductual, no se restringe a las tres accio-
/) Atención a pacientes terminales. nes de salud cubiertas por los incisos mencionados. Asimismo, incluye otras
g) Tratamiento de cuadros patológicos con distinto grado de avance, acciones, siempre por parte del usuario, aun apoyadas por un sistema de
que requieren tanto de internamiento más o menos prolongado, ast información adecuado, que amplía el rango del concepto de prevención
como de tratamientos ambulatorios, primaria.
h) Otros. Podríamos mencionar, como acciones preventivas primarias adiciona-
les, entre otras:
Esta enumeración de acciones que cubren los distintos niveles de aten-
ción a la salud no es necesariamente exhaustiva y, obviamente, puede nía a) El desarrollo de estilos de vida que reduzcan la propensión a con-
tizarse de acuerdo con las características epidemiológicas de la población diciones aumentadas de vulnerabilidad biológica, como son el se-
76 77

guimiento de dietas apropiadas, el bajo consumo de productos da dklo e k 1 1 i s a n i i t i i i .il .u Milu ionio usu.iiio i MM sci \ K I O di salud l a n i g a
ñiños a medio y largo plazo, la adquisición de conductas que ic MI MI.ion de los s t - i \ u ios v la piactita medita no toiiespomlen necesjna
duzcan las reacciones de estrés, y que en consecuencia, aumenten nú uto al cumplimiento de las tareas piexenüvas \ terapéutica^ deseada-,
la inmunocom peten cía del individuo. N:o es raro que dada la excesiva burocratizacion, despersonalizacion y apa-
V) La promoción de comportamientos alternativos a aquellos que ni i < nte superespecialización de los servicios de salud, la conducta del con-
ducen riesgos para la salud, como lo constituye la práctica de de .umidor requiere de adiestramiento e interés especiales (Mechanic, 1979).
portes no competitivos, el disfrute de formas de recreación que no Tuede parecer una exageración, pero por diversos motivos, el usuario de
requieren de estimulantes químicos o biológicos, el establecimiento los servicios de salud, sean públicos o privados, se ve obligado a desarro-
de hábitos de vida que reduzcan la exposición a circunstancias que 4 llar conductas de supervivencia frente al sistema. No está de más considerar
representen toxicidad ambiental. ei adiestramiento de dichos comportamientos, y la reorganización práctica
c) El adiestramiento en la evitación de accidentes en la vida cotidia de los servicios de salud, como un factor preventivo secundario adicional,
na, como son las quemaduras, los traumatismos, las intoxicaciones t-n el que el psicólogo puede aportar soluciones y sugerencias. Hay que
con pesticidas o alimentos descompuestos, las lesiones que se de destacar que el uso oportuno y eficiente de los servicios de salud en el pri-
rivan de accidentes de tráfico -tanto cuando se conduce el auto mario de atención, no sólo conlleva beneficios económicos al sistema de sa-
móvil como cuando se viaja en él o se es transeúnte-, y otros se lí al, sino que también, en la medida en que disminuye la severidad de los
majantes. I Muecimientos por atender, el número de pacientes hospitalizados y el tiem-
d) La adquisición de los comportamientos que previenen la muerte o po de internamiento, disminuye el potencial iatrogénico de la propia ins-
lesiones de uno mismo y de otros cuando ocurren catástrofes natu- titución hospitalaria.
rales o provocadas, como son los terremotos, los incendios, las ex Los aspectos cubiertos por los niveles secundario y terciario de aten-
plosiones, las inundaciones, los vientos tuertes, etc., en donde m úe m a la salud corresponden, todos, a un nivel terciario de prevención des-
dependientemente de la inevitabilidad de la acción de los agentes dc el punto de vista psicológico. Dado que se trata de condiciones en que la
naturales o provocados, el disponer de conductas apropiadas de sal- p u elogia ha evolucionado en distintos grados o ha producido daños e im-
vaguarda, rescate, escape y supervivencia, pueden aumentar de ma- pedimentos irreversibles o parcialmente reversibles, estos niveles de atención
nera insospechada las posibilidades de vida y disminuir el riesgo ,i la salud excluyen, desde una perspectiva biomédica, acciones preventi-
de lesiones. \ .^ Sin embargo, tales acciones pueden realizarse desde un planteamiento
> nnductual, en la medida en que el comportamiento de adherencia tera-
En lo que respecta a las acciones del nivel primario descritas por los péutica, la eliminación de comportamientos que interfieren con la eficacia
incisos d -parcialmente-, e,/ y g, desde un punto de vista psicológico pue de ios tratamientos biomédicos, el aumento de la inmunocompetencia por
den ser clasificadas como acciones preventivas secundarias. Constituyen I1 ducción de las reacciones de estrés, y la emisión de comportamiento que
acciones preventivas en la medida en que impiden el avance de una pío i.uorece los procesos de rehabilitación u obstétricos, constituyen formas
pensión a la patología o de una condición patológica incipiente. Sin eni di prevención, aun cuando a nivel terciario previenen la cronicidad de
bargo, y como ya se comentó previamente, la eficacia operativa de tales • ¡eilos estados y el deterioro acelerado del individuo que sufre determi-
acciones preventivas requiere de conductas especíales por parte del usua M.ulos cuadros patológicos, facilitan la recuperación parcial o total de fun-
rio. Las conductas aludidas consisten en el reconocimiento de indicador^. • iones perdidas, eliminan la interierencia de ciertos estados y reacciones
de riesgo y/o patología incipiente, oportunidad en acudir a los servicios dr qu»' perturban formas normales de reacción biológica, etcétera.
atención médica pertinentes, y adherencia a las prescripciones terapéuti Para concluir, podemos señalar que aun cuando las acciones biomcdi
cas y preventivas adicionales que sean pertinentes a la condición de ñu u i .is concentran la mayor parte de las intervenciones terapéuticas, íesuiun
bilidad de que se trate. No hay que soslayar un factor adicional de compot insuficientes cuando se examina su función preventiva. Esta se limita a ni
tamiento, que desempeña una función crítica en el usuario de los servicios u les preventivos de segundo orden, quizá con la exclusión pan i.il di las
de salud: el individuo debe poseer competencias que le permitan ser aten an iones de inmunización. Por el contrario, los (actores c ondm uult-s asu
78 t'ap. 5. of comportamiento if la prevención

men un papel fundamental en la prevención de la enfermedad biológica,


pues abarcan la mayor parte de las acciones preventivas primarias, una poi
ción considerable de las secundarias, y la mayor parte de las acciones tic
tercer nivel.
Volviendo al modelo psicológico de salud propuesto y que se describió
en la figura 2.1, las acciones preventivas primarias pueden ubicarse en los
factores que corresponden a la etapa de proceso de la salud: la historia
interactiva, las competencias situacionales efectivas y la modulación con
tingencial de las reacciones biológicas. Las conductas instrumentales pre
venúvas, descritas en la etapa de resultados del modelo, participan tañí
íl® \%
bien en la prevención primaria. En la prevención secundaria figuran las
conductas instrumentales de nesgo y de manera parcial las conductas aso
ciadas a enfermedad, todas ellas ubicadas en la etapa de resultados. Final
mente, la prevención terciaria incluye las conductas asociadas a enfermedad
y las conductas instrumentales preventivas correlacionadas con patología
biológica.
Para que se dé un enfoque preventivo primario que auspicie el bienes
tar y reduzca el riesgo de enfermedad, tal como ya lo señalamos, deben
cumplirse dos condiciones; 1. deben establecerse interacciones psicológica,*!
que no afecten negativamente, o por el contrario fortalezcan, la inmuno-
competencia del organismo, y 2. deben poseerse las competencias efecti-
vas situacionales que se traduzcan, dadas condiciones particulares, en con
ductas instrumentales que reduzcan el riesgo de patología o daño biológico,
Esta convergencia de condiciones constituye un proceso eminentemente
conductual.
Por lo común, el problema de la salud se vinculaba a la psicología cuan-
do se hacía referencia a la salud mental. Paradójicamente, en esta obra en
que se propone un modelo psicológico de la salud, se omite toda men-
ción a la salud mental. Aun cuando esta omisión es en cierto sentido más
aparente que real, el asunto reviste dos niveles de interpretación.
Por una parte, el modelo psicológico propuesto se fundamenta en una
teoría de campo del comportamiento, y en esa medida, reconceptualiza
viejos problemas de una manera distinta. No existe lugar para la salud
mental en este modelo. No obstante, muchos de los problemas que supues-
tamente configuran el campo legítimo de la salud mental están tratados,
sobre todo, en la etapa de resultados del modelo, y en especial, en los
componentes vinculados con las conductas asociadas a la enfermedad. Allí,
por un lado, se aclaró que existen conductas que están funcionalmente
vinculadas con la aparición de condiciones patológicas, a su terapéutica, y
a la reacción individual que auspicia la propia condición de estar enfer-
mo. Sin embargo, debió quedar igualmente claro que, como cualquier for-
ma de conducta, en el caso de las conductas asociadas a enfermedad, éstas
no están biunívocamente vinculadas con la condición biológica que las
"origina", por decirlo de algún modo. El comportamiento, en tanto morfo-
logía, posee múltiples dimensiones de funcionalidad, y ello no es excep-
ción con las conductas asociadas a enfermedad. Se señalaron dos circunstan-
cias en que las conductas morfológicamente consideradas enfermas pueden
tener ocurrencia sin que exista condición patológica orgánica, y como se
verá más adelante, la desligabilidad de las conductas enfermas respecto
de una condición patológica genuina es mayor de lo pensado, si se toma
en cuenta que la vinculación del comportamiento con la enfermedad bio-

8i
y& ('Víjt O. í^'oü^/í/i'tííí'ífíHf 83
lógica no está excluido de criterios sociales de valoración. En la medida i o mental como distinto de lo corporal
fiique la correlación de enfermedad orgánica y conducta enferma no e 1 -
%> dado, conviene interpretar con doble libertad el concepto de <.on<.liu Aun cuando todavía pueden encontrarse planteamientos que lonsuli
ta asociada a enfermedad. Esta asociación es doble: primero, porque la con un a la mente corno una sustancia espiritual, las más de las posuuns < | i u -
ducta correlaciona con la enfermedad -aun cuando esta correlación no i oí vindican la existencia de lo mental le conceden un estatuto logu monos
vi11-'1
¡Aplique relaciones de necesidad y suficiencia-; y, segundo, porque social "o . pondiente al de acontecimientos y procesos. Sin embargo, suponen que
fíente se les asocia. estos, aun cuando tienen lugar dentro del cuerpo, no obedecen las leyes \
Por otra parte, el concepto mismo de salud mental descansa en un tío parámetros de los procesos biológicos. Poseen su propia legalidad, algunas
feble doble error lógico: asignar a lo mental el carácter de entidad o pttu e do las veces referida a la irracionalidad característica de los apetitos y la
s
o causal interno, y el de aplicar un modelo biológico cíe enfermedad ,t \ ida afectiva, y en otras, a la racionalidad de las representaciones snnboli
Problemas que conciernen al comportamiento y su valoración social. . as Sea como fuere, lo mental se concibe como un mundo interno, dis-
Examinaremos primero el estatuto lógico del concepto de salud metí t i n t o y parcialmente autónomo de lo biológico, y que obedece principios
fel, en su doble significación: a) la de la existencia de un proceso o entidad diferentes de los acontecimientos corporales. Ya he examinado en otros
tiental, y V) la de la atribución de un modelo biomédico patológico pata escritos el origen de esta concepción general de lo mental (Ribes, 1985;.
íar cuenta de sus alteraciones. Al final, se analizará en qué sectores ilt'I 1 "86), por lo que me limitaré a examinar los aspectos estrictamente lógi-
Modelo psicológico propuesto pueden ubicarse las diversas problema! u a<« i os de esta concepción dual de la individualidad humana.
lúe, incorrectamente, se plantean en una perspectiva separada: la dr U Los acontecimientos mentales se conciben como un mundo interno,
s
alud mental. i <m características especiales. Ocurren en un cuerpo pero carecen de espa-
i lahdad. No obstante, en tanto que tienen lugar en un cuerpo, se ven afec-
lados por las circunstancias y estados de ese cuerpo, y de manera sorpren-
U LÓGICA DE dente, aun cuando los acontecimientos mentales no ocurren en coordenadas
LA SALUD MENTAL espaciales ni son materiales, poseen la propiedad de afectar recíprocamen-
lo al propio cuerpo en el que ocurren. A pesar de que una gran parte del
Como ya se apuntó, el concepto de salud mental entraña una doblo tiempo no acceden al campo de la conciencia (cualquiera que sea la razón
significación lógica. Por una parte, asume la existencia de procesos o rn leonca que lo fundamente), su característica definitoria es que constituyen,
%des distintas a las puramente biológicas o somáticas, que conviven otí p iradójicamente, un mundo de re-presentaciones para el propio individuo.
Acuerpo de la persona. Este supuesto que deviene de la concepción t.u 1 ste mundo de representaciones puede expresarse de dos maneras, no ne-
ksiana sobre el hombre, y que el filósofo inglés Gilbert Ryle (1Q41)) ha i i-sanamente excluyentes:
Vitizado como el mito del fantasma en la máquina, obliga a postulai un
^gundo nivel o ámbito del bienestar de la persona -y por ende, de pío a) Como presentación repetida de un acontecimiento interno, por
Pensión a la enfermedad- adicional al estrictamente corporal biologu u t*í ejemplo, una emoción, un recuerdo, etcétera,
%bito de lo mental. Si no se supusiera que la mente constituye un.» rn h) Como representación visual interna de acontecimientos externos,
l
¡dad relativamente autónoma, o un conjunto de procesos que sin sn tli'l ya sea en la forma de imágenes o bien de conceptos.
c
üerpo, se relacionan con el cuerpo, carecería de todo sentido plante.» un
^mpo como el de la salud mental. Es nuestro propósito señalar lo-, oí tu En ambos casos, el mundo de lo mental como re-presentación tiene un
Alógicos sobre los que descansa esta posición, tanto en lo que Un ,i.» I» i siatuto privilegiado respecto de cualquier otra clase de acontecimientos.
Naturaleza de los procesos mentales y su papel respecto del compon.» < onstituye un mundo dentro del propio individuo, mundo al que sólo él
Ciento del individuo, como en lo relativo a la conveniencia de exatmtwi tu-nc acceso por una parte, y que paradójicamente constituye su indivi-
^alteraciones del comportamiento desde la perspectiva de un mo<M«» «liialidad o yo por la otra. El individuo es su propio mundo interno. El
individuo se convierte en mente, a pesar de que le identifica como cuer-
84 85
po. Para esta concepción de la persona, el individuo es una mente habi- acciones. Pensar, de acuerdo con dicho mito, debe consistir en un,» ,u i ton
tando un cuerpo. interna no observable, de la misma manera que una idea debe consumí
El mito del fantasma en la máquina se fundamenta, como testimonio una entidad o acontecimiento también interno. Se confunde a lo--1< mu
supuestamente empírico, en lo que esta doctrina interpreta como dos he- nos con objetos y acciones, reedificando el habla ordinaria con h.isr m
chos incuestionables: a) el que las personas en su habla cotidiana "hacen una falsa correspondencia de las palabras con acciones y acontecmiu-nio-.
referencia" a un mundo interno de sentimientos, pensamientos, emocio- ocurriendo en el interior de la persona.
nes, imágenes y otros acontecimientos mentales, y b~) el que este mundo Por otra parte, no sólo los sustantivos y verbos no se aplican necesn 1,1
interno es susceptible de ser visto u oído por el propio individuo exclusi- mente para designar objetos y acciones, sino que en general, el habla oí olí
vamente, a la manera de un espectador que observa una representación naria no constituye un sistema de símbolos con referencia inequívoca I'oí
total. El individuo se ve hacia y desde dentro. Ambos testimonios consti- el contrario, el habla ordinaria o lengua natural no se refiere a cosas y acón
tuyen interpretaciones erróneas con respecto al habla ordinaria y la natu- tecimientos de manera primordial, sino que comunica en el sentido tic
raleza de la observación. afectar el comportamiento de otros individuos. El habla no trasmite MI>
Cuando las personas utilizan palabras o expresiones que hacen referen- niñeados, sino que posee sentido. Los más de los términos y expresiones
cia a acontecimientos mentales, dichas palabras y expresiones tienen senti- del habla no tienen correspondencia biunívoca con objetos y acciones. I .as
do solamente en el contexto o circunstancia en que se usan, y no porque palabras y expresiones tienen sentido en un contexto —siempre social— en
hagan referencia a una clase no observable de acontecimientos que tienen el que, obviamente, pueden darse objetos y acciones. Dicho sentido, sin
lugar dentro del individuo que habla. De este modo, cuando digo que "ten embargo, es multívoco, y aun cuando en muchas ocasiones las palabras y
go un nombre en la punta de la lengua", a nadie se le ocurre pedirme que expresiones se usan respecto a un referente, éste depende del contexto so-
saque la lengua para exprimirla con el fin de que salga el nombre. Lo mis- cial en que se da la interacción lingüística. Es el objeto el que adquiere
mo se aplica a cuando digo que "siento... profundamente". Nadie concibe significado a través de la práctica lingüística, y no, como supone el mito
la profundidad de mi sentir en términos de la existencia de sentimientos cartesiano, el objeto el que determina el significado de la palabra o expre-
con bi o tridimensionalidad. O bien, cuando digo que "imagino estar en sión (Ribes, 1990).
Acapulco", es obvio que ni estoy viendo Acapulco en el sentido en que lo Si los términos mentales en la forma de sustantivos y verbos no consti-
ve alguien que está en Acapulco o ve una fotografía de Acapulco, ni estoy tuyen referencias unívocas a entidades y acciones pertenecientes a un mun-
sintiendo "dentro de mí" el estar en Acapulco aun cuando afuera no lo este. do interno ficticio, ¿qué sentido tienen en el habla ordinaria las expresio-
Todas estas expresiones y aquellas que expresan estados de ánimo, accio nes que incluyen tal tipo de términos?
nes o estados imaginados, razonamientos y decisiones, no corresponden ,i Por una parte, los términos mentales, en vez de referirse a aconteci-
acontecimientos que ocurren en un mundo interno distinto de las circuiv. mientos, objetos o acciones, tienen que ver con lo que Ryle (1949) deno-
tandas sociales en las que un individuo comunica tales expresiones. mina disposiciones. Las disposiciones -como categoría lógica- son expre-
Dos argumentos dan razón de por qué es un error lógico suponer cjur siones que implican colecciones de ocurrencias o de acontecimientos, y no
existen acontecimientos mentales referidos por el habla ordinaria. Ambos ocurrencias singulares o entidades concretas. Estas colecciones de ocurren-
argumentos parten del reconocimiento de que los términos del habla oí cias pueden ser sucesivas, y constituir inclinaciones, o bien pueden ser si-
diñaría que se definen gramaticalmente en la forma de sustantivos y \rt multáneas y constituir estados. Las palabras que designan dichas dispo-
bos no corresponden necesariamente a objetos y acciones, ni tienen qui- siciones, sean inclinaciones o estados, no tienen correspondencia directa
corresponder referendalmente a entidades o cosas. Aun cuando mucho1. con algún tipo de ocurrencia particular, sino más bien con clases o colec-
de los sustantivos y verbos se emplean para designar objetos y aa IOIHH, ciones de ocurrencias. Así, por ejemplo, cuando se habla de la vanidad de
respectivamente, existe un gran número de sustantivos y verbos que no lo un individuo, esta palabra hace referencia a una diversidad de acciones
hacen. Comer es una acción y florero es un objeto, pero cavilar no es un.» cíe dicho individuo (las acciones son ocurrencias: hablar siempre bien de
acción ni bondad es un objeto. El mito del fantasma en la maquina p.u sí mismo, mirarse frecuentemente en el espejo, preguntar a otros si ha
te del falso reconocimiento de los sustantivos y verbos ionio ohjrto 1 . V liecho bien las cosas, citarse a sí mismo, etc.). Sin embargo, ninguna de
86 onsideraciones acerca de la salud mental Lu /oc/ifíi de In salud mentid 87

estas ocurrencias corresponde biunívocamente como significado a la vaní ASÍ decirlo, el único mundo subjetivo del individuo. No hay nada más allá
dad. Es la colección de todas sus acciones a las que se designa como \a de la propia situación y el contexto en los que la expresión tiene lugar
nidad, y la sucesión de dichas acciones y su confirmación mediante la oí u (rente a otros o respecto a uno mismo. De este modo, puede concluirse
rrencia de otra acción semejante es lo que permite decir que tal individuo (jue las expresiones mentales no son más que prácticas sociales del indi-
es vanidoso. Sin embargo, la vanidad no es algo dentro de él. Const u uve- viduo, que tienen sentido en la medida en que corresponden a ciertas rela-
una inclinación o propensión a realizar acciones calificadas socialniciitr ciones o a las maneras de relacionarse con otros y con las cosas en situacio-
como vanidosas. Lo mismo puede aplicarse a otros términos como el J» nes determinadas.
inteligencia, miedo, bondad, sensibilidad, etc., todos ellos hacen re tetón Por la misma razón, es cuestionable afirmar que el mundo mental es
cia a colecciones simultáneas o sucesivas de ocurrencias, pero no sigruli un mundo interno al que sólo tiene acceso privilegiado el propio indivi-
can ocurrencias o entidades particulares. duo. Se dice que la vida mental sólo puede ser conocida por el propio su-
Por otra parte, como lo señala otro filósofo, Ludwig Wittgenstein (10'> \), jeto, en la medida en que es el único que está en condiciones de observar
las expresiones que aluden a acontecimientos mentales no se refieren ,\ U lo que ocurre dentro de su cuerpo. Sin embargo, es evidente que esto no
experiencia de dichos acontecimientos como algo separado del acto ocurre así. Carece de sentido decir que me veo que estoy viendo, o que veo
en que tiene lugar la expresión o alguna expresión similar. Cuando mi visión o acto de ver. Tampoco tiene sentido decir que observo mi do-
que pienso algo, no me refiero a que estoy experimentando u observando lor, pues el dolor no constituye el tipo de acontecimiento del que puede
mi pensamiento, sino a que estoy actuando respecto de una situación o tic predicarse su observación. No menos absurdo es decir que observo mis
un problema de cierta manera. Pensar, desde este punto de vista, no .se ««* imágenes o que veo o siento mis pensamientos. Estas expresiones son ab-
fiere a una acción oculta paralela o precedente al comportarse de nianeu surdas porque las prácticas en las que se emplean términos o expresiones
racional, sino que constituye justamente la forma en que diversas areioui \ mentales no constituyen episodios ocultos ni circunstancias en las que se
que por sí mismas no garantizan el pensar, se organizan y tienen lugai ir» comunica a otro lo que sólo yo puedo observar dentro de mí mismo. Es
pecto a una situación. Palabras y expresiones que aluden a pensar, sentit, evidente que sólo yo puedo saber lo que pienso si no lo he dicho o escrito,
emocionarse, ver, imaginar, etc., no son referentes de entidades o acción*"'' o que yo soy el que siento que me duele una muela o veo ese libro rojo,
internas experimentadas y observadas sólo por el propio individuo. (. oi\; pero estas afirmaciones distan mucho de ser autoobservaciones: son sim-
tituyen, más bien, prácticas complejas en las que la expresión y otros u un plemente expresiones relativas a una práctica contextualizada, y que tie-
portamientos poseen un sentido en una situación determinada. Son expíe nen sentido como parte de dicha práctica.
siones que se aprenden como expresiones significativas en tanto consl H uven
una práctica en un contexto social, y no porque correspondan a signilu,(
dos más o menos precisos frente a entidades o acciones internas en la lot La conducta: manifestación
ma de experiencia. de la patología de lo mental
El lenguaje de lo mental no tiene nada que ver con un mundo mtri
no. Es el lenguaje que forma parte de las prácticas sociales del n u l i v i De acuerdo con la concepción dualista de una mente que habita en el
dúo, y que adquiere sentido sólo en la medida en que correspondí' .1 mt cuerpo, todas aquellas alteraciones o anomalías del comportamiento ob-
contexto socialmente determinado. Sólo en ese contexto tiene sentido, v m* servadas en un individuo -al margen, por el momento, del criterio seguido
para el individuo, sino para los otros con los que habla, pues si no liabl.i para determinar qué es una anomalía- constituyen manifestaciones de una
ra a y con otros, todo el lenguaje carecería de sentido y, por consistí irt» patología cuyo núcleo reside en lo mental.
te, de función. Las expresiones mentales no son indicadores externo 1 » <!*' Esta postura implica dos suposiciones principales:
lo que ocurre en un supuesto mundo interno. Son prácticas sociales rn
las que el individuo adquiere nuevas formas de relación con otros, o en l«h a) Que la conducta de los individuos puede considerarse, de manera
que el individuo da sentido a otras acciones frente a sus congenetes 1.11 equivalente a las alteraciones somáticas, como intrínsecamente pa-
expresiones mentales, como parte de una práctica social, consutuven. pnt tológica bajo ciertas condiciones.
88

í>) Que la conducta considerada patológica está determinada por acón que ésta era de naturaleza extrínseca, impuesta por las contingencias y cir-
tecimientos, acciones, procesos o entidades mentales, pues con base cunstancias del ambiente, incluso parcialmente, cuando podían identificar-
en un modelo causal de tipo médico, lo interno es causa de la ma- se disfunciones orgánicas asociadas. Esta suposición tuvo varias repercu-
nifestación externa. siones importantes:

Esta concepción, conocida como la aplicación del modelo médico a los a) Promovió la aceptación de entidades anormales con base en crite-
trastornos del comportamiento, ha sido cuestionada severamente en los úl- rios puramente morfológicos: alcoholismo, homosexualidad, de-
timos 25 años (Ullman y Krasner, 1969; Kanfer y Phillips, 1970; Goldia- presión, tabaquismo, obsesión-compulsión, fobias, etcétera.
mond, 1974). La mayor parte de las críticas se han dirigido al segundo su- b) Supuso su carácter universal en todos los individuos.
puesto del modelo: la causación de la conducta por entidades internas; la c) Auspició la búsqueda de técnicas específicas para su eliminación
primera suposición del modelo, aun cuando no ha sido interpretada rigu- como modalidad dominante de intervención terapéutica.
rosamente como una normalidad intrínseca, ha sido aceptada en la forma
de una anormalidad extrínseca o impuesta por las circunstancias. Sin em- Al examinar el supuesto de que las conductas anormales pueden iden-
bargo, no se ha cuestionado el hecho mismo de considerar a la conducta tificarse por su forma, de que en la medida en que se ajustan a dicha forma
como anormal o alterada. su funcionalidad -o patología- es universal para todos los individuos, y que,
El concepto de salud mental constituye una denominación que hace por consiguiente, pueden diseñarse técnicas y procedimientos especiales
énfasis en los aspectos preventivos de las enfermedades y alteraciones men- para su terapéutica, es conveniente destacar dos argumentos: uno de natu-
tales, como éstas se manifiestan a través del comportamiento. Existen las raleza teórica, y otro de tipo empírico.
mal denominadas enfermedades mentales que se identifican con alguna dis- El primer argumento tiene que ver con la naturaleza misma de las mal
función o lesión del sistema nervioso central y el sistema neuroendocrino. llamadas conductas anormales o patológicas, u otros eufemismos tales como
En estos casos la enfermedad mental se identifica en el supuesto de que el desviadas, alteradas, trastornadas, etc. La conducta en sí misma no es nor-
trastorno neurológico o neuroendocrino afecta o altera las funciones men- mal ni anormal. Lo normal o anormal de un comportamiento es una atri-
tales y, por su intermediación, el comportamiento observable del indivi- bución o juicio de valor social respecto a él. Si se mata en la guerra es nor-
duo. En otros tipos de enfermedad mental —las llamadas funcionales— se mal, si se hace en la calle no portando uniforme es anormal. Si se es rico y
asume directamente un trastorno en los procesos mentales que causa la vanguardista social, el consumo de drogas es una frivolidad o excentrici-
alteración o anomalía en el comportamiento, aun cuando nunca se descar- dad; si se es pobre e indigente, es una enfermedad. Lo mismo puede apli-
ta la posible participación de estructuras nerviosas en su etiología. Hace 30 carse a diversidad de comportamientos: desnudarse, beber, fumar, tener
años se atribuía la patología a características intrínsecas de la conducta, en relaciones sexuales, etc. En aquellos en que no existe trastorno neurológi-
tanto determinada por estados mentales, a su vez alterados. co evidente asociado a la conducta, se plantea que la supuesta "anormali-
La crítica al modelo médico empleado para atribuir condiciones de dad o desviación tiene una existencia individual al margen de los juicios de
salud-enfermedad al comportamiento, vía la acción de procesos mentales valor que constituyen expresiones de formas prácticas de ideología. Sin em-
y trastornos neurológicos causales, se dirigió a la interpretación de tal pa- bargo, esta neutralidad es falsa. No sólo el comportamiento denominado
tología como una condición intrínseca a la conducta por su supuesta rela- anormal es determinado en lo esencial socialmente, sino que también lo son
ción directa y lineal con procesos mentales y neurológicos. Tanto los aná- los criterios que definen la normalidad o anormalidad" (Ribes, 1982, p. 91).
lisis provenientes de enfoques sociales (Szasz, 1960), como los derivados Incluso en aquellas circunstancias en que la conducta valorada como anor-
del análisis experimental de la conducta (Ullman y Krasner, 1965), cues mal está asociada a disfunciones neurológicas, éstas no constituyen un fac-
donaron la naturaleza patológica intrínseca de la conducta. En alguno-, tor causal, sino más bien un factor auspiciador o disposicional que pertur-
casos, como el de Szasz, se cuestionó la legitimidad misma de la concep ba su génesis y funcionalidad adecuadas. Son las circunstancias sociales y los
ción de la enfermedad mental. En los más de los casos, se aceptó la exis cátenos de valoración imperantes los que determinan el surgimiento de cier-
tencia de cierta patología o anormalidad en la conducta, pero se plantro tas formas de comportamiento y su tipificación social. Ilustración de esto es
90 cap. O. oonsitfefY.iatmt's uci'rca dt> la salud mental La ióijiru dt< ln salud («mili/ VI

la epidemiología histórica y por clase social de las llamadas enfermedades gerado de alcohol, en ciertas condiciones, puede propiciar daños biolo^i
mentales, así como las sintomatologías que surgen como consecuencia del eos conocidos, así como auspiciar conflictos a nivel interpersonal y social
llamado síndrome de institucionalización. Sin embargo, aun cuando en ocasiones el alcoholismo per se puede con-,
Los enfoques de tipo conductual, que han cuestionado al modelo mé- tituir el comportamiento problema —más que el comportamiento anormal ,
dico por ser un modelo causal que opera a través de entidades internas, han en muchas, si no en la mayoría de las ocasiones, el alcoholismo es un COMÍ
aceptado, sin embargo, los criterios de valoración de la patología y anorma- portamiento asociado a otros problemas individuales que difieren siempre
lidad, derivados de dicho modelo. Aunque las terapias y técnicas conduc- en naturaleza y circunstancia de un individuo a otro. Las acciones del PM
tuales hacen hincapié en la identificación de comportamientos específicos y cólogo deberían estar dirigidas a la identificación y solución de dicha-,
observables -indirectamente en ocasiones-, enmarcan dichas prácticas me- condiciones problema individuales y no sólo limitarse el consumo de alo >
todológicas en los sistemas de clasificación provenientes de la psiquiatría. hol como objetivo. Sin embargo, la preeminencia de un modelo médico de
Los diversos manuales diagnósticos de la Asociación Psiquiátrica America- interpretación del comportamiento dificulta estrategias funcionales auto u
na, que constituyen el sistema de referencia más importante, se fundamentan ticas, que inevitablemente deben partir de un análisis de las circunstancias
en un modelo médico del comportamiento, y combinan criterios etiológi- y criterios de valoración social en que se da, en el caso que examinamos,
cos y sintomáticos (Kanfer y Saslow, 1969) para agrupar las diversas enti- el comportamiento de consumo de alcohol.
dades o síndromes patológicos. Aunque los manuales diagnósticos toman Un corolario natural de la aplicación del modelo médico a los prohli-
en consideración los aspectos sociales y culturales —el caso más destacado es mas del comportamiento es suponer que la conducta, en tanto manifesta
la eliminación de la homosexualidad como una condición anormal—, siguen ción externa, constituye exclusivamente un síntoma de la patología o alte-
considerando que los comportamientos incluidos —diríase mejor, valorados— ración, y que la condición patológica, y por consiguiente la causa de la con
constituyen condiciones desviadas, anormales o patológicas. No tiene nada ducta anormal, reside en las funciones mentales. La discusión que se luí
de extraordinario encontrar que los sorprendentemente autodenominados realizado acerca del significado de las expresiones mentales y de la falta do
terapeutas conductuales consideren que las fobias, depresiones, esquizofre- criterios lógicos correctos para fundamentar una vida mental distinta de la
nias, adicciones, obsesiones, etc., constituyen condiciones universales de práctica social realizada mediante el lenguaje, nos parece suficiente para no
anormalidad, y que, en consecuencia, tienen que desarrollarse metodolo- abundar más en cuan poco justificado está el atribuir causalidad a los acón
gías específicas y efectivas para eliminarlas. tecimientos mentales referidos al comportamiento. Es menos adecuado, to-
El segundo argumento es de naturaleza empírica. No parecen existir davía, enmarcar esta suposición en un modelo médico de enfermedad, en
correspondencias entre las categorías diagnósticas (y los procedimientos el que tanto los acontecimientos mentales como la conducta se concibe pue-
terapéuticos diseñados con base en ellas) y su eficacia respecto a la elimi- den ser afectados por la enfermedad, aunque ésta no tenga lugar en el ám
nación de la conducta anormal o a la "curación" del paciente. Las catego- bito de lo biológico.
rías diagnósticas psiquiátricas constituyen descripciones sintomáticas cío Existe una amplia literatura que demuestra que no se justifica el su-
tipo morfológico y caracterizaciones etiológicas basadas en trastornos o dis- puesto de que el comportamiento es puramente sintomático de la altera-
funciones biológicas conocidas o supuestas, así como en la inferencia tic ción de las funciones mentales (Franks, 1969). Sin embargo, no es necesa-
que existen alteraciones en los procesos "mentales". Así, por ejemplo, en el rio acudir a la evidencia empírica que apoya la efectividad de lo que en el
caso del alcoholismo, se considera anormal al comportamiento morfologí modelo médico se consideran puramente terapias sintomáticas: las terapias
camente definido de consumir alcohol. Se han diseñado múltiples técnicas conductuales. Es suficiente señalar que el concepto mismo de salud men
específicas para combatir lo que se supone son los diversos componentes tal incurre en un doble error lógico: ni se puede predicar la existencia de lo
funcionales que pueden tener relación con el consumo de alcohol. Hasta mental como un mundo interno autónomo de la práctica social medíanlo
la fecha, ninguno de los procedimientos empleados, o su combinación, ha el lenguaje, ni se justifica la utilización de un modelo médico de enferme
procurado un tratamiento eficaz (Keller, 1977). dad para describir, clasificar e interpretar los problemas individuales de
Visto desde nuestra perspectiva, el alcoholismo no constituye en si mis comportamiento. No es lógicamente correcto plantear que lo mental cons
mo una conducta desviada ni es muestra de anormalidad. El consumo oxa tituye un ámbito diferente al del comportamiento, ni subordinar al aun
92
tos puramente instrumentales a nivel social del compon. imie
portamiento a un modelo médico de interpretación. Por eso, este libro no ha
tratado el tema de la salud mental, simplemente, carece de sentido hacerlo. del individuo.
3. Las conductas que surgen en reacción a, y como consecuencia
una enfermedad biológica.
LOS PROBLEMAS PSICOLÓGICOS
No se incluyen los comportamientos que facilitan la modulación de •
PERTINENTES A LA SALUD diciones biológicas que afectan la inmunocompetencia, ni las conducíaas n r ,
frumentales de riesgo, pues éstas constituyen problemas sólo desde la opn
Cancelar el ámbito de la salud mental por las razones expuestas no
ca de prevención biomédica de las enfermedades. Por sí solas, no repiesen
significa negar que existen problemas psicológicos pertinentes a la salud,
tan un problema psicológico.
tanto si ésta se concibe como bienestar como si se alude a la carencia de
Aun cuando los tres tipos de problemas psicológicos adquieren sigm
enfermedad.
ficado en relación con la salud biológica, sólo las conductas que surgen cu
El modelo propuesto en este libro cubre todos los problemas vinculados
reacción y como consecuencia de una enfermedad biológica mantienen una
a la salud, concebida como bienestar, en la descripción de cómo interac-
vinculación directa con la concepción biomédica de la salud. Para solucío
túari los factores de proceso: la historia individual, las competencias sitúa-
nar dicho problema psicológico no es suficiente, como en los primeros t a
clónales efectivas, y la modulación contingencial de las reacciones y estados
sos de problemas psicológicos (las propensiones conductuales derivadas dr
biológicos. Al analizar la prevención psicológica primaria, se comentó la for-
la modulación contingencial de reacciones biológicas, y las conductas en
ma en que estos factores están ligados con las condiciones ambientales y los
fermas que aparecen sin que exista una condición orgánica), intervenir con
comportamientos sociales necesarios para el bienestar individual. Por ello,
procedimientos de naturaleza conductual, sino que además deben tomatsc
nos limitaremos a examinar en esta sección cómo se ubican los problemas
medidas de naturaleza biomédica que auspicien la emergencia de formas
psicológicos en el ámbito de la salud, desde la perspectiva de la carencia
alternativas de comportamiento, semejantes a aquellas que tienen normal
de enfermedad.
mente lugar cuando existe salud biológica. Claro está que las acciones de
Un problema psicológico, como ya se estableció en la sección anterior,
tipo biomédico tampoco son suficientes por sí solas. Se requiere de la apli-
implica siempre un acto de valoración social, incluso cuando el problema
cación conjunta de medidas de tipo biomédico y conductual, pues no solo
surge en el contexto de una disfunción o impedimento biológicos. Por ello,
las condiciones orgánicas afectan al comportamiento, sino que éste aféela
en el análisis que el modelo propuesto plantea respecto de los problemas
también a los estados y reacciones del organismo. Esta mutua influencia en
psicológicos queda implícito que éstos pueden variar con base en los crile
tre comportamiento y condición orgánica alterada delimita la problemática
ríos de valoración que los defina como tales. La tradición cultural, la ideo
psicológica en el campo de la salud.
logia política, las concepciones religiosas, la clase social de pertenencia, las
reglas morales asumidas, y otros factores semejantes, serán siempre el mar
co de referencia prescriptivo de los criterios, que en la forma de juicios de
valor, definan como problema psicológico a un comportamiento en una M
tuación particular.
Habiendo hecho esta aclaración, podemos identificar tres tipos de pío
blemas psicológicos en relación con la enfermedad biológica:

1. Las condiciones psicológicas, como disposiciones o propensiones


conductuales, que se derivan de la modulación contingencia! dr
las reacciones o estados biológicos.
2. Las conductas normalmente asociadas a entermedad biológica, t|iu
ocurren sin la existencia de esta u l t i m a , como colisa uciu 1.1 de eirt
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Borras, X., 9 78
BradyJ.V., 13,26 y vulnerabilidad biológica, 28
Condiciones
Capacidad productoras de estrés, 51
conductual, 24-25 psicológicas, 92
instrumental, 59, 62 Conducta(s)
Cohén, F., 13 anormales o patológicas, 88
Competencia(s) asociadas
efectiva(s), 58 a condiciones patológicas, 57
cómo estructurar una, 49 a enfermedades, 64-66, 81-82
factores de las, 44 clases de, 65
funcionales efectivas, 32 como síntoma de la patología, 91
98
electivas, características de las, 45 ItnlcrmedatKes)
inmunología de la, 13 biológica y problema psicológico, Goldiamond, I,, 88 Modelo
instrumentales, 57, 59-60, 64-65 92-93 Grado de vulnerabilidad biológica, 28 demonológico de la salud, 14
clasificación de las, 29 comportamiento y prevención de l,i, Creen, C, 13 médico del comportamiento, 40
como factor de riesgo, 60 67-78 aplicación del, en los trastorno-,
con efectos conductas asociadas a, 64-66, 81 Historia del comportamiento, 88
demorados, 61 82 de competencias pertinente, 26, 44- médico-biológico de la salud, I <
inmediatos, 61 clases de, 65 52 14, 70
de prevención, 58-64, 78 ganancias secundarias de la, o5 individual, 37, 92 psicológico de la salud, 19-33, 6 l >
de riesgo, 28, 31, 58-64, 78 mentales, 88 interactiva, 24, 32, 78 70,81
definición, 29 funcionales, 88 categorías descriptivas del, 21
preventivas, 28 propensión a la, y efectos psicolo Impulsividad-no impulsividad, 38, 41, combinaciones en el, 33
y la salud, 29-30 gicos, 55-66 52 factores del, 17
intrínsecamente patológica, 87-88 Estados biológicos, modulación eonl in Inmunología conductual, 13 objetivo del, 23
manifestación de la patología de lo gencial de los, 26-28, 50 Interacciones resultados del, 28-31
mental, 87-92 52 extrasituacionales, 46-49 revisitando el, 31-33
medicina de la, 13 Estilo(s) ejemplo de, 48 supuestos de un, 16-18
método del análisis experimental de idiosincrásicos, 38 formas de, 48 sociocultural de la salud, 13-14, 70
la, 27 interactivo(s), 24, 37-44, 52 situacionales Modulación contingencial
naturaleza patológica intrínseca de cómo se identifican, 38 instrumentales, 46-47, 49 de las reacciones biológicas, 78, 92
la, 88 hipotético ante una situación dr no instrumentales, 46-47 de los estados biológicos, 26-28, 32,
normalmente asociadas a enferme- riesgo, 42 transituacionales, 46, 48 50-52
dad biológica, 92 situaciones en los, 38-41 ejemplo de, 49
productoras de patología, directas e y personalidad, 24 Nivel(es)
indirectas, 29-30 Estrés, 27 Kan/er, FH.,88, 90 de aptitud funcional, 26
salud déla, 13 condiciones ambientales producto Kctíer, M., 90 de atención a la salud, 73
Conrad, D. G., 26 ras de, 43, 51 Kelley, K.W.,51 primario, 73-74
Contingencias efectos de, 27 Krosner, L.,88 secundario, 73-74
ambientales, 50 reacción de, 51 terciario, 73-74
conjunto o campo de, 25 tipos de relaciones en el ambicnir Landa, P., 44 de prevención, 73
Contreras, $., 43 que propician el, 5 1 Lenguaje de lo mental, 86
Curiosidad, 38, 40 Expresiones mentales, 85, 87 Levine, S., 51 Patología
Logro o persistencia, 38-39 conductas productoras de, directas
Dependencia de señales, 38, 40 Factores López, F.,23 e indirectas, 29-30
Díaz-González, E., 44 de proceso, 31 manifestación de la, 87-92
Dirnensión(es) de resultado, 31 Martínez, C., 43 riesgo de inducir, 57
psicológica(s) psicológicos, 31 Masón, J. W.,26 y comportamientos asociados. 30-31
de la salud, 17 Fantasma en la máquina, mito del, H.V Meagher, 13 Persistencia o logro, 38-39
factores de la, 17 84-85 Medíanle, D.,77 Personalidad y estilos interactivos, 24
de la prevención, 73-78 Fernández, J. , 9 Medicina Phillips, J. S., 88
Disponibilidad de competencias funcio- Fleck, L, 14 conductual, 13 Pomerlau, O., 13
nales, 24 Flexibilidad al cambio, 38-39 psicosomática, 26 Porten R. W., 26
Disposiciones, 85 Franks, C,M,,9l Método del análisis experimental de la Prevención
Doval, E.,9, 43 Freud,S.,65 conducta, 27 biomédica, 70-71
Millón, I C., 13 conductas instrumentales de, 58-64,
Efectos psicológicos y propensión a la Ganancias secundarias del pudeeituif ?t Mito del fantasma en la máquina, 82, 78
enfermedad, 55-66 10, 65 84-85 de la enfermedad y comportamiento,
Moberg, G. P., 50 67-78
100 101

dimensiones psicológicas de la, 73- blema de la, 79-9 \ curiosidad, 38, 40 al riesgo, 38,40-41,52
78 la lógica de la, 82-92 dependencia de señales, 38, 40 Terapias conductuales, 91
diversas formas de, 70-73 la conducta, manifestación de flexibilidad al cambio, 38-39 Términos mentales, 85, 87
niveles de, 73 la patología de lo incnial. impulsividad-no impulsividad, 38, Tolerancia
primaria, 71 87-92 41,52 a la ambigüedad, 38-39, 52
psicológica o conductual, 70 lo mental como distinto de lo persistencia o logro, 38-39 a la frustración, 38-39, 52
primaria, 92 corporal, 83-87 reducción de conflicto, 38, 41, 52 Toma de decisiones, 38-39, 52
socioambiental, 70 modelo responsividad a nuevas contin- Trastornos del comportamiento, aplica-
y comportamiento individual, 13 demonológico de la, 14 gencias, 38, 41 ción del modelo médico en
Problemas psicológicos, 92 médico-biológico de la, 13-H, 1H V tendencia los, 88
tipos de, 92-93 70 a la transgresión, 38, 40
pertinentes a la salud, 92-93 psicológico de la, 19-33, W 70, al riesgo, 38, 40-41,52 Ulman, L P., 88
Proceso (s) 81 tolerancia
nocivos para la salud, 17 categorías descriptivas dfl, ) I a la ambigüedad, 38-39, 52 Vüadrich, C, 43
psicológico regulador de la salud, 21- combinaciones en el, 33 a la frustración, 38-39, 52 Vulnerabilidad biológica, 28-29, 32, 57
28, 35-53 factores del, 17 toma de decisiones, 38-39, 52 condiciones que la afectan, 28
estilos interactivos, 37-44 objetivo del, 23 Stone, G. C.,13 grado de, 28
historia de competencia, 44-52 resultados del, 28-31 Szasz, Th., 88 y comportamiento, 28
perspectiva integral del, 52-53 revisitando el, 31-33
resultantes del, 57 supuestos de un, 16-18 Tendencia Wittgensttin, L, 86
Propiedades estresantes de los aconte- sociocultural de la, 13-14, ¡8, '/O a la transgresión, 38, 40
cimientos, 27 niveles de atención a la, 73
Psicología primario, 73-74
de la salud, 13, 81 secundario, 73-74
y problemas de salud, 13 terciario, 73-74
problemas psicológicos pertinentes
Reacción de estrés, 51 a la, 92-93
Reducción de conflicto, 38, 41, 52 proceso(s)
Responsividad a nuevas contingencias, nocivos para la, 17
38,41 psicológico regulador de la, ,' I
Ríbes, E,, 23-24, 38, 43-44, 83, 85, 89 28, 35-53
Rodríguez, M. L, 44 estilos interactivos, 37-44
Ryle, G., 23, 82, 85 historia de competencia, "H
52
Saber hacer, formas de, 62-63 perspectiva integral del, V
Salud 53
acciones vinculadas al comporta- resultantes del, 57
miento del usuario de los psicología de la, 13, 81
servicios de, 75 y conductas instrumentales, 21J 10
agentes físicos, químicos y biológicos Sánchez, S., 24, 38, 43
y, 17 Saslow, G.,90
ámbito psicológico de la, 11-18 Scyle, H.,27
conductual, 13 Situaciones
dimensión psicológica de la, 17 características de las, 45
factores de la, 17 organización contingencial de Le,,
mental, 66, 81 38-41
consideraciones acerca del pro- tipos de, 38
La publicación de esta obra la realizó
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