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CICLO : IV
INTEGRANTES :
En primer lugar se han denominado garantías a los derechos humanos fundamentales reconocidos o
garantizados por la Constitución. Tal es el significado que le ha dado nuestra carta magna vigente al
enumerar y describir dichos derechos en sus primeros 29 artículos., integrantes del capítulo primero, título
primero, de esa ley fundamental cuando los califica como ''garantías individuales''. En segundo lugar,
podemos traer a colación las ideas de Carl Schmitt sobre el particular, ya que para este autor las garantías
constitucionales son aquellos derechos que sin ser estrictamente constitucionales, por no referirse a
la estructura fundamental del Estado ni a los derechos humanos, el constituyente ha considerado
conveniente incluir en la ley suprema para darles mayor solidez, para garantizarlos mejor; tal sería el caso
de nuestro artículo 123 constitucional.
El jurista Héctor Fix Zamudio nos dice que son cuatro las garantías constitucionales consagradas por la ley
suprema de 1917, estas son: a) el juicio político de responsabilidad de los altos funcionarios de la
federación regulado por los artículos 108 y 113 de la Constitución; b) las controversias constitucionales
que menciona el a, 105 de nuestra Constitución, es decir, los litigios que surjan entre los poderes de un
Estado sobre la constitucionalidad de sus actos, entre dos o más Estados y entre estos y la federación,
mismas que deben ser resueltas por la Suprema Corte de Justicia; c) el juicio de amparo que contemplan
los artículos 103 a 107 constitucionales, y los procedimientos investigatorios a que hacen alusión los
párrafos tercero y cuarto del artículos 97 constitucional; el tercero se refiere a la investigación de algún
hecho que constituya la violación de alguna garantía individual, mientras que el cuarto habla de violación
al voto público poniéndose en duda la legalidad de todo el procedimiento electoral para integrar alguno
de los poderes federales; en ambos casos la Suprema Corte de Justicia no tiene poderes decisorios, sino
únicamente de informar a los ''órganos competentes''.
El profesor Octavio A. Hernández considera que a estas cuatro garantías constitucionales hay que agregar
una quinta que es la contenida en el artículo 29 constitucional, o sea el llamado procedimiento de
suspensión de garantías individuales, toda vez que el mismo sirve para hacer frente, de manera rápida y
fácil, a cualquier situación que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto.
El constitucionalista Jorge Carpizo señala que debe dársele el calificativo de garantía constitucional a las
facultades otorgadas al Senado por las fracciones V y VI del artículo 76 constitucional relativo a la
desaparición de poderes en un Estado y a las controversias políticas que surjan entre los poderes de una
entidad federativa, cuando alguno de ellos lo plantee o se hubiere interrumpido el orden constitucional,
para lo cual, en ambos casos, el Senado de la República resuelve la controversia.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar el recurso de reclamación que en contra de las resoluciones
del colegio electoral de la Cámara de Diputados Federal se hace valer ante la Suprema Corte de Justicia, la
cual no lo resuelve en definitiva, sino únicamente emite una opinión para que la Cámara sea la que lo
haga, opinión que no tiene carácter vinculante. Este recurso está reglamentado por la Ley Orgánica del
Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos.
1.1. MARCO HISTÓRICO
Para analizar una institución jurídica resulta obligado, en aras de una mejor comprensión, desentrañar sus
orígenes, por lo que el estudio de las garantías constitucionales no estaría completo si no se conoce la
historia constitucional. Al revisar los textos jurídicos de los primeros tiempos de la historia de la
humanidad, no aparece mención alguna al concepto de derechos humanos, aunque hay quienes expresan
que estos aparecen recogidos en el Código de Hammurabi, 2000 años antes de nuestra era. Otros
reconocen la famosa Carta Magna, del rey inglés Juan Sin Tierra, de 1215, como el primer reconocimiento
estatal de estos derechos; aunque eran derechos que solo se lo concedían a determinados seres humanos,
por formar parte de una clase social, pero que no se extienden a todos. Esta Carta recogió de forma
embrionaria el derecho al debido proceso y la garantía por excelencia del derecho de libertad, el
mandamiento de habeas corpus, previsto en el artículo 36, instrumento de protección procesal de la
libertad que posteriormente fue asimilado por múltiples ordenamientos jurídicos.
El término derechos humanos, en el sentido moderno, surge a partir de que aparece en el seno de la
sociedad la clase social burguesa.
La famosa Bill of Rights (Carta de Derechos), aprobada por el Parlamento inglés en 1689, como documento
que selló el pacto entre la nobleza y la burguesía para acabar de institucionalizar la Revolución Burguesa
en Inglaterra, era una modesta exposición de once derechos, entre los que se encontraban la libertad de
palabra, el derecho de presentar peticiones al rey, que no se debía exigir fianzas excesivas, ni imponer
multas excesivas, ni infligir penas crueles o insólitas.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, proclamada en 1779 recogió los
enunciados sobre los derechos humanos concebidos hasta aquel momento por la ideología de la
burguesía. En esta se establecía que todos los hombres nacían iguales y que a todos el Creador les
concedía ciertos derechos inherentes de los que nadie les podía despojar, entre los que estaban la vida, la
libertad y la búsqueda de la libertad.
La Constitución de Estados Unidos es considerada la carta magna escrita más antigua del mundo; fue
aprobada el 17 de septiembre de 1787, en principio no incluía los derechos humanos enarbolados en 1779
en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica; tuvieron que transcurrir
cuatro años para que el Congreso Norteamericano aprobara las diez primeras enmiendas, en 1791, donde
se recogen dichos derechos. Otra gran limitación de esta Constitución es que no regulaba garantías
individuales para los derechos.
Fue en el marco de la Revolución Francesa, donde por primera vez se exponen de una manera más
elaborada los derechos humanos. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 25 de
agosto de 1789, integrada por un Preámbulo y 17 artículos. En el Preámbulo se declara que “la ignorancia,
el olvido y el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las desventuras públicas y
de la corrupción de los gobiernos”. A través de su articulado, proclama derechos individuales importantes,
en el artículo 1 establece que los hombres nacen libres e iguales en derechos; el 2 declara que el objetivo
de toda sociedad política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre, y
que estos son la libertad, la seguridad y la resistencia a la opresión. Otro grupo de artículos regula
garantías en caso de actuaciones judiciales como son: que nadie puede ser detenido o encarcelado más
que en los casos determinados por ley, y mediante sus formalidades, la presunción de inocencia de todo
acusado hasta tanto se pruebe su culpabilidad y que la ley debe establecer únicamente penas necesarias y
nunca aflictivas o expiatorias. En el artículo 16 exponía que toda sociedad en la cual la garantía de los
derechos no esté asegurada, ni determinada la separación de los poderes, carece de Constitución.
Esta Declaración sirvió de preámbulo a la Constitución Francesa de 1791. Las constituciones posteriores
marcaron etapas en la evolución de los derechos humanos; siendo estos clasificados en derechos de 1ra,
2da y 3ra generación. Los primeros derechos consagrados por las revoluciones burguesas son los
conocidos como derechos civiles y políticos o de primera generación, caracterizados principalmente por la
necesidad de limitar el poder estatal e impedir que se entorpeciera el libre desenvolvimiento de las
relaciones de mercado, en una sociedad que nacía, o se desarrollaba, bajo el estigma del liberalismo
económico.
El Estado Liberal de Derecho del siglo XIX e inicios del XX rechazó la concepción de la Constitución como
norma directiva fundamental, pues esta aparecía como una amenaza para los liberales. El primer intento
de liberalismo fue abandonar la supremacía de la Constitución, asignándosela al Estado. Siguiendo esta
idea la tutela de los derechos garantizados por la Constitución se sustituye por la certeza del derecho
garantizado por los códigos, por la Ley, el derecho positivo del Estado; se sitúa a la Ley en la cima del
sistema de fuentes del derecho y la Constitución se reduce a un instrumento de organización.
El Estado Liberal sufrió transformaciones, principalmente a partir del final de la Primera Guerra Mundial y
la aparición de la Constitución Mexicana de 1917, la soviética de 1918 y la de Weimar en 1919. No es hasta
principios del siglo XX que los derechos socioeconómicos y culturales son regulado por los textos
constitucionales. El triunfo de la primera revolución anticapitalista de la historia, la Revolución Rusa de
1917, y sus declaraciones de derechos, constituye un hecho significativo en la historia de los derechos
humanos. El primer logro de la Gran Revolución Socialista de Octubre fue la construcción del primer
Estado de obreros y campesinos victoriosos en la historia de la humanidad, el cual hizo posible garantizar a
las mayorías, antes explotadas, derechos fundamentales con carácter constitucional, la Constitución
Soviética de 1918, de la República Federativa Rusa. Entre estos se encontraban el derecho al trabajo, a la
seguridad social y al descanso.
A partir de este momento se produce un cambio en la estructura de los sistemas jurídico políticos; el
Estado Social, a diferencia del Estado Liberal, supuso el paso de un derecho que tenía una función
represiva, a un derecho con una función promocional, es decir un derecho orientado a la satisfacción de
intereses y demandas sociales, cuyas líneas se prefiguran en los propios textos constitucionales. No se
trata solo de garantizar los derechos individuales, sino que, es preciso satisfacer nuevos derechos sociales,
para cuya efectividad se hace necesaria la actuación del Estado. A la hora de abordar la evolución de los
derechos humanos y sus garantías se hace necesario tener en cuenta los aportes del constitucionalismo
socialista. La doctrina soviética varió la concepción en torno a las garantías de los derechos, al afirmar que
asumía un doble aspecto, uno de carácter material, que comprendía las condiciones necesarias para que
los derechos pudieran realizarse en la práctica, y en segundo término, existían las de naturaleza jurídica
atribuidas a todos los órganos y autoridades que se encontraban obligados a preservar la legalidad
socialista y a proteger los derechos ciudadanos.
En consecuencia, la tutela de los derechos en estos países, no siguió el carácter estrictamente procesal
establecido en los ordenamientos occidentales, es decir, se apartó de los tradicionales instrumentos de
protección y se establecieron varias instituciones peculiares, orientadas a la citada tutela, como es el caso
de la Procuraduría soviética, cuyo modelo fue asimilado por la mayoría de estos países, también las
reclamaciones de los ciudadanos ante las distintas organizaciones sociales y políticas, incluyendo el Partido
Comunista; aunque este tipo de garantía no es jurídica sino política.
Además se facultó a los tribunales socialistas para proteger los derechos, aunque en proporciones
menores que la Procuraduría, así la defensa de los derechos quedó dentro de los estrictos marcos de los
procedimientos ordinarios; aunque se apreció una tendencia a establecer una regulación particular del
procedimiento administrativo, en lo que se refiere a la intervención de los particulares en la defensa de
sus derechos, incluyendo la posibilidad de establecer recursos administrativos; ejemplo de esto son la Ley
71 de 1967, de Checoslovaquia; el Código de Procedimiento Administrativo de 1960, de Polonia y la Ley 1
de 1967, de Rumania.
El Estado Social alcanza mayores dimensiones con la aparición de las Constituciones Democráticas de la
última postguerra mundial, como la Ley Fundamental de Bonn, de 1949; la italiana de 1948; la portuguesa
de 1976 y la española de 1978. Estas constituciones hacen énfasis en los derechos sociales,
vislumbrándose una cierta tendencia a expandir el catálogo hacia nuevas demandas y necesidades, los
llamados Derechos de Tercera Generación; elevaron el nivel de garantía de los derechos y en tal sentido
resurge la concepción de la Constitución rígida, protegida por procedimientos de revisión y por el control
judicial constitucional, bien sea difuso al estilo de los Estados Unidos, de mera inaplicación de la norma al
caso concreto, o concentrado a través de tribunales especializados, con eficacia anulatoria o erga omnes,
establecida por Hans Kelsen en la Constitución Austriaca de 1920, reformada el 7 de diciembre de 1929 .
Posterior a la Segunda Guerra Mundial y debido a los crímenes cometidos por el nazismo la Organización
de Naciones Unidas (ONU), partiendo de que en su carta constitutiva declara que uno de sus objetivos es
el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin
hacer distinciones por motivos de raza, sexo, idioma o religión; el 10 de diciembre de 1948 la Asamblea
General proclamó la declaración universal de los derechos humanos, la cual en sus 30 artículos recoge los
conceptos generales sobre los que la comunidad internacional de naciones entiende por derechos
humanos, abarcando los derechos civiles y políticos, que se venían defendiendo desde la Revolución
Francesa y los derechos económicos, sociales y culturales, que surgieron después de la Revolución
Socialista de Octubre.
En 1966 y con el objetivo de ir desarrollando los conceptos generales en esta Declaración se adoptan el
pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y el pacto Internacional de los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, ambos adoptados por la Asamblea General de Naciones Unidas. Se han firmado y
ratificado en pos de la protección internacional de los derechos humanos otros muchos instrumentos
jurídicos como son: la Convención Americana de los Derechos Humanos, la Convención y la Declaración de
los Derechos del Niño, Derechos de la Mujer, Derecho al Desarrollo, Derecho a un Medio Ambiente Sano,
Derechos de los Refugiados, entre otros.
No se pueden dejar de mencionar otros derechos humanos, que han sido concebidos como tales con
posterioridad a los antes mencionados, fundamentalmente durante los años comprendidos en la década
del 70 y la del 90 del pasado siglo XX, denominados de Tercera Generación. Estos se han ido configurando
a partir de las nuevas necesidades de la humanidad, por ejemplo el derecho al medio ambiente sano, al
desarrollo sostenible, a la paz, a la autodeterminación de los pueblos, de los pueblos indígenas y otros que
están en constante origen y desarrollo. La Constitución de Colombia de 1991, por ejemplo, dedica el
capítulo 3 a lo que denomina Derechos Colectivos y del Ambiente.
Las modernas corrientes doctrinales, además de poner el acento en la tutela judicial de los derechos, en la
práctica se han extendido a establecer otros instrumentos como los Defensores Ciudadanos, las
Comisiones de Reclamación, y el establecimiento de procedimientos administrativos. Esta orientación se
ha puesto de manifiesto en los textos de Europa del Este y de Latinoamérica, que tienden a copiar las
tablas de derechos y las garantías constitucionales de los textos clásicos de occidente.
En nuestro país, la defensa y respeto a las Garantías Constitucionales a lo largo de nuestra vida
democrática ha sido materia de discusiones de niveles doctrinarios, políticos, sociológicos y de diversa
índole, toda vez que pese a ser un país libre e independiente desde el año 1821, nuestra sociedad no ha
valorado estas Garantías como herramienta eficaz en la defensa de los derechos fundamentales de la
persona, la defensa de la supremacía de la Constitución y el control de la constitucionalidad.
Tal es así, que en nuestra Constitución Política de 1979 recién se instituyó un órgano autónomo y
constitucional para su defensa, como lo fue el Tribunal de Garantías Constitucionales, órgano que fue
vilipundiado durante la época del endogolpe y que fuera restituido con la Constitución de 1993 bajo la
figura del Tribunal Constitucional, órgano con similares características funcionales pero maquillado por su
Ley Orgánica, Ley 26345, en la cual se prescribe trabas legales para el eficiente ejercicio del control de la
constitucionalidad de las leyes.
Es por ello, estimados compañeros, que es menester rescatar la vital importancia de las Garantías
Constitucionales y de su órgano de control y defensa para que en nuestras vidas cotidianas en pleno
ejercicio de nuestros derechos ciudadanos seamos responsables en velar por su estricto cumplimiento y
exigir con vehemencia todo acto que violente la supremacía de nuestra Carta Magna.
Por tanto, el objetivo de este proyecto es lograr la comprensión de cada una de las Garantías
Constitucionales, su ejercicio y mecanismos de defensa a través del análisis doctrinario y jurisprudencial.
LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES EN EL PERU
Artículo 149.- La Constitución garantiza la libertad civil, la seguridad individual, la igualdad ante la
ley y la propiedad de los ciudadanos en la forma que sigue.
Artículo 150.- Ningún peruano está obligado a hacer lo que no mande la ley o impedido de hacer lo
que ella no prohíbe.
Artículo 152.- Nadie nace esclavo en la República: tampoco entra de fuera ninguno que no quede
libre.
Artículo 153.- Todos pueden comunicar sus pensamientos de palabra o por escrito, publicarlos por
medio de la imprenta sin censura previa, pero bajo la responsabilidad que determina
la ley.
Artículo 154.- Todo peruano puede permanecer o salir del territorio de la República según le
convenga, llevando consigo sus bienes, salvo el derecho de tercero, y guardando los
reglamentos de policía.
Artículo 155.- La casa de todo peruano es un asilo inviolable: su entrada sólo se franqueará en los
casos y de la manera que determine la ley.
Artículo 157.- Todos los peruanos son iguales ante la ley, ya premie, ya castigue.
Artículo 158.- Todos los ciudadanos pueden ser admitidos a los empleos públicos sin otra diferencia
que la de sus talentos y virtudes.
Artículo 159.- Las contribuciones se repartirán proporcionalmente entre los ciudadanos, sin
excepción ni privilegio alguno.
Artículo 160.- La Constitución no conoce empleos ni privilegios hereditarios ni vinculaciones
laicales. Todas las propiedades son enajenables a cualquier objeto que pertenezcan.
La ley determinará el modo y forma de hacer estas enajenaciones.
Artículo 161.- Es un derecho de todos los ciudadanos el que se conserve la independencia del poder
judicial. Ninguna autoridad puede avocarse causas pendientes, substanciarlas, ni
hacer revivir procesos concluidos.
Artículo 162.- Ningún peruano puede ser privado del derecho de determinar sus diferencias por
medio de jueces o árbitros.
Artículo 163.- Las cárceles son lugares de seguridad y no de castigo: toda severidad inútil a la
custodia de los presos es prohibida.
Artículo 164.- Todo ciudadano tiene derecho a conservar su buena reputación mientras no se le
declare delincuente conforme a las leyes.
Artículo 166.- Es libre todo género de trabajo, industria o comercio, a no ser que se oponga a las
costumbres públicas o a la seguridad y salubridad de los ciudadanos.
Artículo 167.- Los que inventen, mejoren o introduzcan nuevos medios de adelantar la industria
tienen la propiedad exclusiva de sus descubrimientos y producciones: la ley les
asegura la patente respectiva o el resarcimiento por la pérdida que experimenten en
el caso de publicarlos.
Artículo 168.- Todo ciudadano tiene el derecho de presentar peticiones al Congreso o al Poder
Ejecutivo con tal que sean suscritas individualmente. Sólo a los cuerpos legalmente
constituidos es permitido presentar peticiones firmadas colectivamente para objetos
que estén en sus atribuciones.
Artículo 169.- Ningún individuo, ni reunión de individuos, ni corporación legal puede hacer
peticiones a nombre del pueblo, y menos arrogarse el título de Pueblo Soberano. La
contravención a éste y al anterior Artículo es un atentado contra la seguridad
pública.
Artículo 171.- Garantiza también la instrucción primaria gratuita a todos los ciudadanos; la de los
establecimientos en que se ensenen las ciencias, literatura y artes; la inviolabilidad
de las propiedades intelectuales y los establecimientos de piedad y beneficencia.
Artículo 172.- La protección de los derechos políticos y civiles de los ciudadanos exige de cada
miembro de la sociedad el deber de concurrir al sostén de esa protección por medio
de las armas y de las contribuciones en razón de sus fuerzas y de sus bienes.
Artículo 144.- Ningún peruano está obligado a hacer lo que no mande la ley o impedido de hacer lo
que ella no prohíbe.
Artículo 146.- Nadie nace esclavo en el territorio de la República ni entra ninguno de fuera que no
sea libre.
Artículo 147.- Todos pueden comunicar sus pensamientos de palabra o por escrito o publicarlos por
medio de la imprenta sin censura previa, pero bajo la responsabilidad que determine
la ley.
Artículo 148.- Todo peruano puede permanecer o salir del territorio de la República según le
convenga, llevando consigo sus bienes, salvo el derecho de tercero, y guardando los
reglamentos de policía.
Artículo 149.- Ningún peruano puede ser expatriado sin previa condenación judicial ni obligado a
mudar de domicilio sin ella.
Artículo 151.- Ninguno puede ser arrestado ni preso sin precedente información del hecho por el
que merezca pena corporal y sin mandamiento por escrito de Juez competente, que
se le intimará al tiempo de la aprehensión.
Artículo 152.- Para que alguno pueda ser arrestado sin las condiciones del Artículo anterior deberá
serlo o en el caso del Artículo 86, restricción 5, o en el de delito in fraganti, y
entonces podrá arrestarlo cualquiera persona, que deberá conducirlo
inmediatamente a su respectivo Juez.
Artículo 153.- La declaración del aprehendido no podrá diferirse por ningún caso por más de
cuarenta y ocho horas.
Artículo 154.- En ningún caso puede imponerse la pena de confiscación de bienes ni otra alguna que
sea cruel. No se puede usar la prueba de tormento ni imponer pena de infamia
trascendental.
Artículo 155.- La casa de todo peruano es un asilo inviolable; su entrada sólo se franqueará en los
casos y de la manera que determine la ley.
Artículo 156.- Es inviolable el secreto de las cartas: las que se sustraigan de las oficinas de Correos o
de sus conductores no producen efecto legal.
Artículo 157.- Las cárceles son lugares de seguridad y no de castigo; toda severidad inútil a la
custodia de los presos es prohibida.
Artículo 158.- Todos los peruanos son iguales ante la ley, ya premie, ya castigue.
Artículo 159.- Todos los ciudadanos pueden ser admitidos a los empleos públicos sin otra diferencia
que la de sus talentos y virtudes.
Artículo 160.- Todo ciudadano tiene derecho a conservar su buena reputación mientras no se le
declare delincuente conforme a las leyes.
Artículo 161.- Es inviolable el derecho de propiedad. Si el bien público legalmente reconocido
exigiere que se tome la propiedad de algún ciudadano será previamente
indemnizado de su valor.
Artículo 162.- Es libre todo género de trabajo, industria o comercio, a no ser que se oponga a las
buenas costumbres o a la seguridad y salubridad de los ciudadanos o que lo exija el
interés nacional, previa disposición de una ley.
Artículo 163.- Los que inventen, mejoren o introduzcan nuevos medios de adelantar la industria
tienen la propiedad exclusiva de sus descubrimientos y producciones; la ley les
asegura la patente respectiva o el resarcimiento por la pérdida que experimenten en
el caso de obligarles a que los publiquen.
Artículo 164.- Todo ciudadano tiene el derecho de presentar peticiones al Congreso o al Poder
Ejecutivo con tal que sean suscritas individualmente. Sólo a los Cuerpos legalmente
constituidos es permitido presentar peticiones firmadas colectivamente para objetos
que estén en sus atribuciones, pero sin arrogarse el título de pueblo soberano.
Artículo 165.- Todo peruano puede reclamar ante el Congreso o Poder Ejecutivo las infracciones de
la Constitución.
Artículo 166.- Ningún Cuerpo armado puede hacer reclutamientos ni exigir clase alguna de auxilio
sino por medio de las autoridades civiles.
Artículo 167.- Ningún ciudadano puede ser obligado en tiempo de paz a alojar en su casa uno o más
soldados. En tiempo de guerra sólo la autoridad civil puede ordenarlo en la manera
que se resuelva por el Congreso.
Artículo 156.- Todos pueden comunicar sus pensamientos de palabra o por escrito, publicarlos por
medio de la imprenta, sin censura previa; pero bajo la responsabilidad que
determina la ley.
Artículo 157.- Todo peruano puede permanecer o salir del territorio de la República, según le
convenga, llevando consigo sus bienes, salvo el derecho de tercero, y guardando los
reglamentos de policía.
Artículo 158.- La casa de todo peruano es un asilo inviolable de noche no se podrá entrar en ella
sitio por su consentimiento conforme a las leyes; y de día sólo se franqueará su
entrada en los casos y de la manera que determine, y en virtud de orden de
autoridad competente.
Artículo 159.- Es inviolable el secreto de las cartas; las que se sustraigan de las oficinas de Correos,
o de sus conductores, no producen efecto legal.
Artículo 160.- Todos los peruanos son iguales ante la ley, ya premie ya castigue.
Artículo 161.- Todos los ciudadanos pueden ser admitidos a los empleos públicos sin otra diferencia
que la de sus talentos y virtudes.
Artículo 162.- Las contribuciones se repartirán proporcionalmente entre los ciudadanos, sin
excepción ni privilegio alguno.
Artículo 164.- Ningún peruano puede ser privado del derecho de terminar sus diferencias por medio
de Jueces árbitros.
Artículo 165.- Las cárceles son lugares de seguridad y no de castigo. Toda severidad inútil a la
custodia de los presos es prohibida.
Artículo 166.- Todo ciudadano tiene derecho a conservar su buena reputación, mientras no se le
declare delincuente conforme a las leyes.
Artículo 168.- Ningún extranjero podrá adquirir por ningún título propiedad territorial en la
República, sin quedar por este hecho sujeto a las obligaciones de ciudadano, cuyos
derechos gozará al mismo tiempo.
Artículo 169.- Es libre todo género de trabajo, industria o comercio, a no ser que se oponga a las
costumbres públicas, o a la seguridad o salubridad de los ciudadanos.
Artículo 170.- Los que inventen, mejoren o introduzcan nuevos medios de adelantar la industria,
tienen la propiedad exclusiva, de sus descubrimientos y producciones; la ley les
asegura la patente respectiva o el resarcimiento por la pérdida que experimenten en
el caso de publicarlo.
Artículo 171.- Todo ciudadano tiene el derecho de presentar peticiones al Congreso o al Poder
Ejecutivo, con tal que sean suscritas individualmente. Sólo a los cuerpos legalmente
constituidos es permitido presentar peticiones firmadas colectivamente para objetos
que estén en sus atribuciones.
Artículo 172.- Ningún individuo, ni reunión de individuos, ni corporación legal puede hacer
peticiones a nombre del pueblo, ni menos arrogarse el título de pueblo soberano: la
contravención a éste y al anterior Artículo es un atentado contra la seguridad
pública.
Artículo 175.- La propiedad de los derechos políticos y civiles de los ciudadanos exige de la sociedad
el deber de concurrir al sostén de esa protección por medio de las armas, y de las
contribuciones, en razón de sus fuerzas y de sus bienes.
Artículo 176.- Ningún peruano está obligado a hacer lo que no mande la ley, o impedido de hacer lo
que ella no prohíbe.
Artículo 177.- Todo peruano puede reclamar ante el Congreso o Poder Ejecutivo las infracciones de
la Constitución.
Artículo 178.- Los extranjeros gozarán de los derechos civiles al igual de los peruanos, con tal que se
sometan a las mismas cargas y pensiones que éstos.
Artículo 179.- Ningún cuerpo armado puede hacer reclutamiento, ni exigir clase alguna de auxilio,
sino por medio de las autoridades civiles.
Artículo 180.- Ningún ciudadano puede ser obligado en tiempo de paz a alojar en su casa uno o más
militares; en tiempo de guerra sólo la autoridad civil puede ordenarlo.
Artículo 182.- Todas las leyes que no se opongan a esta Constitución quedan vigentes.
F. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA PERUANA – 1856
TÍTULO IV
GARANTÍAS INDIVIDUALES
Artículo 15.- No se reconoce más obligaciones que las impuestas por las leyes; y ninguna ley tiene
efecto retroactivo.
Artículo 16.- La vida humana es inviolable; la ley no podrá imponer pena de muerte.
Artículo 18.- Nadie podrá ser arrestado sin mandato escrito de Juez competente, o de la autoridad
encargada del orden público, excepto por delito in fraganti; debiendo en todo caso ser
puesto a disposición del juzgado que corresponda dentro de veinticuatro horas.
Artículo 20.- Todos pueden hacer uso de la imprenta sin censura previa, bajo la responsabilidad que
determine le ley.
Artículo 21.- El secreto de las cartas es inviolable; no producen efecto legal las que fueren
sustraídas.
Artículo 22.- Es libre todo trabajo que no se oponga a la moral, seguridad o salubridad pública.
Artículo 23.- La Nación garantiza la instrucción primaria gratuita y los establecimientos públicos de
ciencias, artes, piedad y beneficencia.
Artículo 24.- Todos los que ofrezcan las garantías de capacidad y moralidad prescritas por la ley,
pueden ejercer libremente la enseñanza y dirigir establecimientos de educación bajo
la inspección de la autoridad.
Artículo 25.- La propiedad es inviolable; a nadie se puede privar de la suya, sino por causa de
utilidad pública legalmente probada y previa indemnización justipreciada.
Artículo 26.- Todo extranjero podrá adquirir conforme a las leyes, propiedad territorial en la
República, quedando, en todo lo concerniente a dicha propiedad, sujeto a las
obligaciones y en goce de los derechos de peruano.
Artículo 27.- La ley asegura a los autores o introductores de invenciones útiles, la propiedad
exclusiva de ellas o la compensación de su valor si convinieren en que se publiquen.
Artículo 28.- Todos los ciudadanos tienen el derecho de asociarse pacíficamente, sea en público o
en privado, sin comprometer el orden público.
Artículo 31.- Las leyes protegen y obligan igualmente a todos; podrán establecerse leyes especiales
porque lo requiera la naturaleza de los objetos, pero no por sólo la diferencia de
personas.
Artículo 14.- Nadie está obligado a hacer lo que no manda la ley, ni impedido de hacer lo que ella
no prohíbe.
Artículo 16.- La ley protege el honor y la vida contra toda injusta agresión; y no puede imponer la
pena de muerte sino por el crimen de homicidio calificado.
Artículo 19.- Las cárceles son lugares de seguridad y no de castigo. Es prohibida toda severidad que
no sea necesaria para la custodia de los presos.
Artículo 20.- Nadie podrá ser separado de la República, ni del lugar de su residencia, sino por
sentencia ejecutoriada.
Artículo 21.- Todos pueden hacer uso de la imprenta para publicar sus escritos sin censura previa,
pero bajo la responsabilidad que determina la ley.
Artículo 22.- El secreto de las cartas es inviolable; no producen efecto legal las que fueren
sustraídas.
Artículo 23.- Puede ejercerse libremente todo oficio, industria o profesión que no se oponga a la
moral, a la salud ni a la seguridad pública.
Artículo 25.- Todos los que ofrezcan las garantías de capacidad y moralidad prescritas por la ley,
pueden ejercer libremente la enseñanza y dirigir establecimientos de educación bajo
la inspección de la autoridad.
Artículo 26.- La propiedad es inviolable, bien sea material, intelectual, literaria o artística; a nadie se
puede privar de la suya sino por causa de utilidad pública probada legalmente y previa
indemnización justipreciada.
Artículo 27.- Los descubrimientos útiles son propiedad exclusiva de sus autores, a menos que
voluntariamente convengan en vender el secreto, o que llegue el caso de expropiación
forzosa. Los que sean meramente introductores de semejante especie de
descubrimientos, gozarán de las mismas ventajas que los autores por el tiempo
limitado que se les conceda conforme a la ley.
Artículo 28.- Todo extranjero podrá adquirir, conforme a las leyes, propiedad territorial en la
República, quedando en todo lo concerniente a dicha propiedad, sujeto a las
obligaciones y en goce de los derechos de peruano.
Artículo 29.- Todos los ciudadanos tienen el derecho de asociarse pacíficamente, sea en público o
en privado, sin comprometer el orden público.
Artículo 32.- Las leyes protegen y obligan igualmente a todos; podrán establecerse leyes especiales
porque lo requiera la naturaleza de los objetos, pero no por solo la diferencia de
personas.
H. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA PERUANA – 1867
TÍTULO IV
GARANTÍAS INDIVIDUALES
Artículo 13.- Nadie está obligado a hacer lo que no manda la ley ni impedido de hacer lo que ella
no prohíbe.
Artículo 15.- La vida humana es inviolable; la ley no podrá imponer pena de muerte.
Artículo 17.- Nadie puede ser detenido sin mandato escrito de Juez competente o de las
autoridades encargadas de conservar el orden público, excepto en flagrante delito;
debiendo en todo caso ser puesto el detenido, dentro de veinticuatro horas, a
disposición del Juzgado que corresponda.
Los ejecutores de dicho mandamiento están obligados a dar copia de él siempre que se
les pidiere.
Artículo 18.- Las casas destinadas a la detención son lugares de seguridad y no de castigo.
Es prohibida toda severidad que no sea necesaria para la custodia de los presos.
Artículo 19.- Nadie podrá ser separado de la República ni del lugar de su residencia sino por
sentencia ejecutoriada.
Artículo 20.- Todos pueden hacer uso de la imprenta para publicar sus escritos sin censura previa
y sin responsabilidad en asuntos de interés general.
Toda publicación que ataque la vida privada de los individuos será firmada por su autor.
Artículo 21.- El secreto de las cartas es inviolable; no producen efecto legal las que fueren
sustraídas.
Artículo 22.- Puede ejercerse libremente toda industria o profesión que no se oponga a la moral,
seguridad o salubridad públicas.
Artículo 24.- Son completamente libres la enseñanza primaria, media y superior y la fundación de
Universidades, con las restricciones que señala el Artículo 22 y bajo las condiciones de
capacidad y moralidad determinadas por la ley.
Artículo 25.- La propiedad es inviolable, bien sea material o intelectual. Nadie puede ser privado de
su propiedad sino por causa de utilidad pública, probada legalmente, y previa
indemnización justipreciada.
Artículo 26.- Todo extranjero puede adquirir en la República propiedad territorial conforme a las
leyes, quedando en todo lo concerniente a dicha propiedad sujeto a las obligaciones y
en el goce de los derechos de peruano.
Artículo 27.- Todos los ciudadanos tienen el derecho de asociarse pacíficamente, sea en público o
en privado.
Artículo 28.- Es libre el derecho de petición, sea que se ejerza individual o colectivamente.
Artículo 30.- Las leyes protegen y obligan igualmente a todos: podrán establecerse leyes especiales
porque lo requiera la naturaleza de los objetos, pero no por sólo la diferencia de las
personas.
Artículo 31.- El reclutamiento es un crimen que da acción a todos ante los Jueces y el Congreso
contra el que lo ordenare y contra el que lo ejecutare.
Artículo 22.- No hay ni puede haber esclavos en la República. Nadie podrá ser obligado a prestar
trabajo personal sin su libre consentimiento y sin la debida retribución. La ley no reconoce
pacto ni disposición alguna que prive de la libertad individual.
Artículo 23.- Nadie podrá ser perseguido por razón de sus ideas ni por razón de sus creencias.
Artículo 24.- Nadie podrá ser arrestado sin mandamiento escrito del Juez competente o de las
autoridades encargadas de conservar el orden público, excepto in fraganti delito, debiendo
en todo caso ser puesto el arrestado, dentro de veinticuatro horas, a disposición del
Juzgado que corresponda. Los ejecutores de dicho mandamiento están obligados a dar
copia de él siempre que se les pidiere.
Artículo 26.- No tendrá valor legal ninguna declaración arrancada por la violencia y nadie puede ser
condenado sino conforme a las leyes preexistentes al hecho imputable y por los Jueces que
las leyes establezcan.
Artículo 27.- Las cárceles son lugares de seguridad y no de castigo. Está prohibida toda severidad
que no sea necesaria para la custodia de los presos. La ley no podrá establecer tormentos,
castigos ni penas infamantes. Quienes los ordenen o ejecuten serán penados.
Artículo 28.- Nadie puede defender o reclamar su derecho sino en la forma que establezca o
autorice la ley. El derecho de petición puede ejercerse individual o colectivamente.
Artículo 29.- Es libre el derecho de entrar, transitar y salir de la República, con las limitaciones
establecidas por las leyes penales, sanitarias y de extranjería.
Artículo 30.- Nadie puede ser separado de la República, ni del lugar de su residencia, sino por
sentencia ejecutoriada o por aplicación de la ley de extranjería.
Artículo 32.- El secreto de las cartas es inviolable. No producen efecto legal las que hieren
sustraídas.
Artículo 33.- Todos tienen derecho de reunirse pacíficamente sea en público o en privado, sin
comprometer el orden público.
Artículo 34.- Todos pueden hacer uso de la imprenta para publicar sus escritos sin censura previa,
bajo la responsabilidad que determina la ley.
Artículo 35.- Las garantías individuales no podrán ser suspendidas por ninguna ley ni por ninguna
autoridad. Sólo en los casos en que peligre la seguridad interior o exterior del Estado,
podrán suspenderse por el término máximo de treinta días las garantías consignadas en los
Artículos 24, 30, 31 y 33.
Artículo 36.- El Congreso dictará en casos extraordinarios, en que peligre la seguridad interior o
exterior del Estado, las leyes y resoluciones especiales que demande su defensa; pero sin
que en los juicios de excepción a que hubiese lugar se pueda sentenciar a los inculpados.
Estas leyes y resoluciones no pueden estar en desacuerdo con el Artículo 35.
Artículo 55.- A nadie puede obligarse a prestar trabajo personal sin su libre consentimiento y sin la
debida retribución.
Artículo 56.- Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado de Juez
competente o de las autoridades encargadas de conservar el orden público, excepto
en flagrante delito, debiendo en todo caso ser puesto el detenido, dentro de
veinticuatro horas, o en el término de la distancia a disposición del Juzgado que
corresponda, el que ordenará la libertad o librará mandamiento de prisión en el
término que señale la ley.
Artículo 57.- Nadie será condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no estén
calificados en la ley de manera expresa e inequívoca como infracciones punibles, ni
juzgados sino por los tribunales que las leyes establezcan. Carece de valor toda
declaración obtenida por la violencia.
Artículo 59.- La libertad de conciencia y de creencia es inviolable. Nadie será perseguido por razón
de sus ideas.
Artículo 60.- El derecho de petición puede ejercerse individual o colectivamente. No puede
ejercerlo la fuerza armada.
Artículo 62.- Todos tienen el derecho de reunirse pacíficamente y sin armas, sin comprometer el
orden público. La ley regulará el ejercicio del derecho de reunión.
Artículo 63.- El Estado garantiza la libertad de prensa. Todos tienen el derecho de emitir
libremente sus ideas y sus opiniones por medio de la imprenta o de cualquier otro
medio de difusión, bajo la responsabilidad que establece la ley. La responsabilidad
concierne al autor y al editor de la publicación punible, quienes responderán
solidariamente de la indemnización que corresponda a persona damnificada.
Artículo 66.- La correspondencia es inviolable. Las cartas y los papeles privados no pueden ser
ocupados, interceptados ni registrados sino por la autoridad judicial en los casos y en
la forma establecida por la ley.
No producen efecto legal las cartas y los papeles privados violados o sustraídos.
Artículo 67.- Es libre el derecho de entrar, transitar o salir del territorio de la República, con las
limitaciones que establecen las leyes penales, sanitarias y de extranjería.
Artículo 68.- Nadie puede ser extrañado del territorio de la República ni separado del lugar de su
residencia sino por sentencia ejecutoriada o por aplicación de la ley de extranjería.
Artículo 69.- Todos los derechos individuales y sociales reconocidos por la Constitución dan lugar a
la acción de hábeas corpus.
Artículo 70.- Cuando lo exija la seguridad del Estado podrá el Poder Ejecutivo suspender total o
parcialmente, en todo o en parte del territorio nacional, las garantías declaradas en
los Artículos 56, 61, 62, 67 y 68. Si la suspensión de garantías se decreta durante el
funcionamiento del Congreso, el Poder Ejecutivo le dará inmediatamente cuenta de
ella.
MARCO TEORICO
2.1. DEFENICION
Son los derechos públicos que a su vez se traducen en una obligación de respeto de las autoridades
con los requisitos y límites que las propias leyes establecen; esas limitaciones o excepciones al poder
público se sustentan, fundamentalmente, en la protección de los intereses de la sociedad y los
derechos de los gobernados. El Estado, en su carácter de sujeto pasivo de las garantías, está obligado
a velar por dichos intereses con apego a las normas constitucionales y legales, además de constituirse
en garante del interés social al establecer normas tendientes a protegerlo.
Podemos decir que las garantías constitucionales son mecanismos a utilizar para hacer efectivos los
derechos consagrados por la Constitución (art. 131).
El término garantía significa obligación o responsabilidad. Así, las garantías constitucionales se
constituyen en una obligación o responsabilidad del Estado con las personas, para asegurar la
vigencia de los derechos que consagra en su texto.
a) El debido proceso: se denomina así a una serie de disposiciones que consagra la Carta Magna;
esas disposiciones establecen las reglas que deben seguir las autoridades para privar de su
libertad a una persona. Podemos resumirlas de la siguiente forma: a) La presunción de inocencia:
en virtud de ella, toda persona es inocente hasta que sea declarada culpable en un proceso y por
sentencia judicial. b) La defensa en juicio es inviolable: toda persona tiene el derecho a la defensa
en juicio; si no puede financiar un defensor, el Estado debe designarle un defensor público. c)
Toda persona tiene derecho a ser juzgada por jueces y tribunales competentes e imparciales. d)
Nadie puede ser privado de su libertad, sino en virtud de orden emanada de autoridad
competente. Las garantías del debido proceso rigen todo procedimiento judicial en el que esté
comprometida la libertad de las personas.
b) La irretroactividad de la ley: La ley rige solo para el futuro; no puede tener efecto sobre los
hechos pasados, salvo que sea favorable a un condenado o procesado. Las condenas deben
basarse siempre en leyes anteriores al hecho juzgado.
c) El amparo: es la garantía para la defensa de los derechos legales y constitucionales, que no sean la
libertad física. Cuando una persona se considera en peligro de perder algún derecho o garantía, y
por la urgencia del caso no pueda someterse a un juicio, se presentará ante un juez a peticionar
amparo. El juez analizará de inmediato el hecho y, si corresponde, deberá salvaguardar el derecho
o garantía amenazada. Está contemplada en el art. 134 de la Constitución.
d) La inconstitucionalidad: cuando una norma jurídica, ley, reglamento, estatuto, etc. Contradice
disposiciones constitucionales, la Corte Suprema de Justicia, a petición de parte interesada, puede
declarar esa ley inaplicable para esa persona que solicitó la inconstitucionalidad de la misma. Es
así, porque ninguna ley puede contradecir lo establecido por la Carta Magna.
e) El hábeas corpus: es la garantía para la defensa de la libertad física. El vocablo es de origen latino
y significa: “tráigase a la persona ante mí... para tenerla bajo mi amparo. Se la puede definir así:
“es el derecho de todo ciudadano detenido o preso, a comparecer por sí o por medio de
representante, inmediata y públicamente ante un juez o tribunal, para que, oyéndole, resuelva si
su arresto fue o no legal, y si debe alzarse o mantenerse.
Preventivo, cuando una persona tiene noticias de que puede ser privada de su libertad en forma
arbitraria o ilegal, puede recabar los datos e informaciones sobre el caso a través del hábeas
corpus preventivo.
Reparador: procede cuando ya la persona se encuentra privada de su libertad, y con ella podrá
solicitar la rectificación de las circunstancias del caso.
Genérico: tiene por objeto la rectificación de circunstancias que no están contempladas en los dos
anteriores, pero, sin embargo, restringen la libertad o amenacen la seguridad personal. Ejemplo
Malos tratos físicos en el lugar de reclusión.
Estas son las principales garantías consagradas en nuestra Carta Magna, las que hacen posible la
efectividad de los derechos que ella consagra.
2.3. ANALISIS DE LAS CONSTITUCIONES DEL PERU
CONSTITUCION POLÍTICA DE 1826
Fue jurada el 9 de diciembre de 1826 por el Consejo de Gobierno presidido por Santa Cruz en ausencia de
Bolívar que había salido del Perú el 3 de setiembre. La oposición contra la nueva carta crecía y el jefe del
movimiento era Javier Luna Pizarro, que encabezaba el grupo nacionalista y adverso a los propósitos de
Bolívar. Estallo en Lima un motín el 26 de enero de 1827 y al día siguiente Santa Cruz convocó a elecciones
para un Congreso Constituyente Extraordinario que debería reunirse en el curso del año para que
decidiera sobre la carta que debía regir. Confiriéndosele también la autoridad para elegir Presidente y
Vicepresidente de la República. Por lo tanto, la constitución conocida como la Vitalicia rigió sólo siete
semanas hasta el 27 de enero de 1827.
Constitución Política de la República Peruana fue el título oficial de la tercera constitución política de la
República Peruana, aprobada el 18 de marzo de 1828 y promulgada el 18 de abril del mismo año.
Constaba de 128 artículos y 10 títulos. Estableció la división de poderes en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Se dio inicio al sistema bicameral: Cámara de Senadores y Cámara de Diputados. Los Diputados
representaban a las provincias y los senadores a los departamentos. Esta Constitución rigió hasta el 10 de
junio de 1834.
CONSTITUCIÓN DE 1836
Constitución del Estado Sud - Peruano (1836).
La Asamblea Nacional del Sud del Perú a nombre de los departamentos de Arequipa, Cuzco, Puno.
Considerando: Que convencidos los pueblos del Sud por una larga y triste experiencia, de que su
asociación con los del Norte, bajo el régimen de unidad, hace difícil, si no imposible su organización, y por
lo mismo más difícil la felicidad que esencialmente depende de la forma de gobierno
CONSTITUCIÓN DE 1856
Estableció como uno de sus principios nuevos la inviolabilidad de la vida humana mediante la supresión de
pena de muerte que José Gálvez Egúsquiza, uno de sus principales inspiradores, resumió en la frase: La
sociedad no tiene derecho a matar. Otros de los preceptos aprobados ordenaron la abolición de los fueros
eclesiásticos y militar, además de la esclavitud. Igualmente consiguió el carácter gratuito de la instrucción
primaria. La expatriación y el extrañamiento quedaron prohibidos cuando no hubiera sentencia
ejecutoriada. No reconoció privilegios hereditarios, ni fueros personales, ni vinculaciones pues toda
propiedad era enajenable en la forma determinada por las leyes. Tampoco reconoció empleos en
propiedad. A propósito de esta última prohibición, una ley especial aclaró que la permanencia de los
empleados no queda al arbitrio de ninguna voluntad sino de la ley, que no estaban afectados en manera
alguna los derechos que los empleados civiles y militares tenían a ser remunerados por la nación en
proporción al tiempo y calidad de sus servicios y con arreglo a las leyes vigentes.
Estatuyó la ciudadanía de los peruanos varones mayores de veintiún años o casados; la pérdida de ella por
aceptar título de nobleza y el voto directo de los ciudadanos que supieran leer y escribir o tuviesen
propiedad raíz o fuesen jefes de taller o soldados o marinos retirados.
Publicado el 20 de septiembre, 1997 Luego del triunfo de la revuelta militar de Arequipa y erigido el
gobierno dictatorial de Mariano Ignacio Prado, los dirigentes políticos creyeron conveniente elaborar una
nueva Constitución. En el Perú se vivía bajo el clima del triunfo militar sobre España en 1866, pero con la
amenaza de bancarrota económica y la reorganización de la vida administrativa.
Prado llama a una Asamblea Constituyente, que una vez instalada, el 15 de febrero de 1867, lo erige Jefe
Supremo de la nación. Había llegado al poder por vía de un levantamiento militar y se legitimó mediante
un plebiscito del 28 de noviembre de 1865. Este Congreso suspendió la Constitución de 1860 y puso en
vigor el Estatuto Provisorio de 1855, mientras se elaboraba la nueva Constitución. Esta fue una copia de la
de 1856, pero más liberal y radical, intentando acentuar la presencia del Parlamento.
Entre los principales elementos políticos se encontraban los siguientes: el sufragio popular es directo;
gozan de este derecho todos los peruanos en ejercicio; el gobierno peruano es republicano, democrático,
representativo, fundado en la unidad, ejerciendo sus funciones los poderes ejecutivo, judicial y legislativo.
Este se constituye, a diferencia de la mayoría, en una sola cámara; los representantes serían elegidos de
acuerdo a ley, mínimo uno por provincia y cada veinticinco mil habitantes. Para ser elegido se requería
haber sido nacido en el Perú y ser ciudadano en ejercicio (21 años). El Congreso se renovaría cada dos años
por mitades y los representantes, como en todas las Constituciones, podrían ser reelectos; para ser elegido
presidente de la república, se requeriría ser peruano de nacimiento, ciudadano en ejercicio, tener 35 años
y ser elegido por el pueblo por la forma que señale la ley, siendo el Congreso quien califique las actas
electorales y quien elija al presidente de la república entre los dos candidatos más votados, en caso que
nadie obtenga la mayoría absoluta de los votos. Su cargo duraría cinco años. Se suprimía las
vicepresidencias y el encargado del gobierno en caso de vacancia el presidente del consejo de ministro. La
nueva Carta dispuso también que, luego del período presidencial, en la primera legislatura ordinaria,
fueran examinados los actos del presidente saliente; el presidente no intervenía, como caso único en las
constituciones peruanas, para nada en el nombramiento del poder judicial; finalmente, para la reforma de
la Constitución se requiere de la aprobación de tres legislaturas ordinarias.
La oposición conservadora no se hizo esperar, es así que una revuelta militar dirigida por el general Pedro
Diez Canseco, en Arequipa, luego que esta ciudad se negara a jurar la Constitución, haciendo lo mismo el
coronel José Balta en el norte. Prado dimite el 5 de enero de 1868, y Diez Canseco puso nuevamente en
vigencia la Constitución de 1860. Es decir, la Constitución de 1867 estuvo vigente sólo cerca de 5 meses,
entre el 19 de agosto de 1867 y el 6 de enero de 1868. El Perú, irónicamente, volvía a la normalidad.
Luego del triunfo de la revuelta militar de Arequipa y erigido el gobierno dictatorial de Mariano Ignacio
Prado, los dirigentes políticos creyeron conveniente elaborar una nueva Constitución. En el Perú se vivía
bajo el clima del triunfo militar sobre España en 1866, pero con la amenaza de bancarrota económica y la
reorganización de la vida administrativa.
Prado llama a una Asamblea Constituyente, que una vez instalada, el 15 de febrero de 1867, lo erige Jefe
Supremo de la nación. Había llegado al poder por vía de un levantamiento militar y se legitimó mediante
un plebiscito del 28 de noviembre de 1865. Este Congreso suspendió la Constitución de 1860 y puso en
vigor el Estatuto Provisorio de 1855, mientras se elaboraba la nueva Constitución. Esta fue una copia de la
de 1856, pero más liberal y radical, intentando acentuar la presencia del Parlamento.
Entre los principales elementos políticos se encontraban los siguientes: el sufragio popular es directo;
gozan de este derecho todos los peruanos en ejercicio; el gobierno peruano es republicano, democrático,
representativo, fundado en la unidad, ejerciendo sus funciones los poderes ejecutivo, judicial y legislativo.
Este se constituye, a diferencia de la mayoría, en una sola cámara; los representantes serían elegidos de
acuerdo a ley, mínimo uno por provincia y cada veinticinco mil habitantes. Para ser elegido se requería
haber sido nacido en el Perú y ser ciudadano en ejercicio (21 años). El Congreso se renovaría cada dos años
por mitades y los representantes, como en todas las Constituciones, podrían ser reelectos; para ser elegido
presidente de la república, se requeriría ser peruano de nacimiento, ciudadano en ejercicio, tener 35 años
y ser elegido por el pueblo por la forma que señale la ley, siendo el Congreso quien califique las actas
electorales y quien elija al presidente de la república entre los dos candidatos más votados, en caso que
nadie obtenga la mayoría absoluta de los votos. Su cargo duraría cinco años. Se suprimía las
vicepresidencias y el encargado del gobierno en caso de vacancia el presidente del consejo de ministro. La
nueva Carta dispuso también que, luego del período presidencial, en la primera legislatura ordinaria,
fueran examinados los actos del presidente saliente; el presidente no intervenía, como caso único en las
constituciones peruanas, para nada en el nombramiento del poder judicial; finalmente, para la reforma de
la Constitución se requiere de la aprobación de tres legislaturas ordinarias.
La oposición conservadora no se hizo esperar, es así que una revuelta militar dirigida por el general Pedro
Diez Canseco, en Arequipa, luego que esta ciudad se negara a jurar la Constitución, haciendo lo mismo el
coronel José Balta en el norte. Prado dimite el 5 de enero de 1868, y Diez Canseco puso nuevamente en
vigencia la Constitución de 1860. Es decir, la Constitución de 1867 estuvo vigente sólo cerca de 5 meses,
entre el 19 de agosto de 1867 y el 6 de enero de 1868. El Perú, irónicamente, volvía a la normalidad.
La constitución de 1933 fue promulgada el 9 de abril de aquel año por el Congreso Constituyente
compuesto por 43 representantes y juramentado por el presidente y sus 7 ministros de estado, irringio los
destinos del Perú hasta 1980. Nació bajo la sombra del caudillaje de Sánchez Cerro y estuvo inspirada en
las ideas liberales de las constituciones de 1856-1860.
- Poder ejecutivo, debilito la situación de los ministros de estado, ya que cualquiera pudiera ser cambiado
por voluntad o capricho del presidente de la república o por medio de una censura de cualquiera de las
cámaras legislativas. Los ministros quedaban sometidos de este modo, a una doble tutela que conspiraba
contra una eficiente administración. Recuérdese solo el hecho que anteriormente, en solo 33 años (1886-
1919)
La Constitución de 1979 nació producto de negociaciones políticas más que consensos en una Asamblea
Constituyente entre el APRA y el Partido Popular Cristiano. Los marxistas y los conservadores, ni
participaron. La difícil coyuntura política, económica y social de entonces en el país influyó también en el
debate constituyente. El resultado final no fue otro que un texto reglamentarita, impreciso y
peligrosamente ambiguo. Más que una Carta Magna irreal, un texto hecho para recrear en el Perú un país
imaginario.
Sin importar las innovaciones en el constitucionalismo peruano, la Constitución de 1979 significó para el
Perú miseria, desempleo y subempleo, corrupción gubernamental, prepotencia política, informalidad,
violación de los derechos humanos, demagogia e ineficacia estatal. Nunca antes ni después hubo en el país
tanto divorcio entre la norma constitucional y la realidad.
Por eso la mayoría de peruanos se sintió aliviada cuando esta Carta Magna de fantasía fue tirada al tacho
de la basura tras el golpe de estado del 5 de abril de 1992.
La Constitución de 1993
Debido a la presión internacional, Fujimori se vio obligado a convocar a elecciones en noviembre de 1992
para un Congreso Constituyente Democrático. La nueva Constitución, que fue sometida a referéndum y
promulgada en 1993, estableció el voto nacional por distrito electoral único, el mandato presidencial de
cinco años con derecho a una reelección, y un Congreso unicameral con 120 representantes.
Fue redactada por el Congreso Constituyente Democrático tras el autogolpe y la subsecuente crisis
constitucional de 1992. Fue aprobada mediante el referéndum de 1993, durante el gobierno de Alberto
Fujimori, aunque los resultados han sido discutidos por algunos sectores es actualmente la base del
sistema jurídico del país.
En abril de 1992 Fujimori, mediante un ‘autogolpe’, suspendió algunos artículos de la Constitución y se hizo
con el pleno control del gobierno ante la protesta general de la opinión pública internacional, alegando que
el Congreso y el poder judicial bloqueaban sus esfuerzos para luchar contra el narcotráfico y el terrorismo.
CAPITULO III
CONCLUSIONES
De acuerdo al trabajo realizado hemos podido comprender que el hombre históricamente ha creado
documentos en los cuales hacía mención y resaltaba los derechos humanos (Carta Magna,
Declaración de Derechos, Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano, Declaración
Universal de Derechos Humanos, Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, etc);
pero no sólo se buscaba el respeto a estos derechos si no también garantizarlos, para que no se
produzcan complicaciones.
El desarrollo de trabajo nos deja claro sobre la noción que la Garantía Constitucional es un proceso
instituido por la misma Constitución de un Estado cuya finalidad es defender la efectiva vigencia de
los derechos fundamentales que este texto reconoce o protege, haciendo efectiva la estructura
jerárquica normativa establecida. En la doctrina constitucional actual tiende a utilizarse la expresión
Proceso Constitucional.
BIBLIOGRAFÍA VIRTUAL
http://www.eumed.net/libros-
gratis/2010a/633/Resena%20historica%20sobre%20las%20garantias%20constitucionales.htm
http://www.eduteka.org/proyectos.php/1/2784
http://wikipediacriminologica.es.tl/Garant%EDas-constitucionales.htm
http://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/escolar/garantias-constitucionales-
1169957.html
RESOLUCION DE LAS GARANTIAS CONSTITUCIONALES DE LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA
En Lima, a los 16 días del mes de enero de 2012, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrada por los magistrados Álvarez Miranda, Urviola Hani,
Vergara Gotelli, Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos, CalleHayen y Eto Cruz,
pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular del magistrado Vergara Gotelli, y los
fundamentos de voto de los magistrados Beaumont Callirgos y Calle Hayen, que se acompañan.
ASUNTO
ANTECEDENTES
FUNDAMENTOS
1. El Tribunal Constitucional discrepa del pronunciamiento del juez del Quinto Juzgado
Constitucional de Lima toda vez que, si bien es cierto, el artículo 5.7º del Código
Procesal Constitucional lo habilitaba para –en el legítimo e independiente ejercicio de
de la función jurisdiccional– desestimar liminarmente la demanda, sin embargo, no ha
tenido en cuenta que lo que aquí se cuestiona es el acuerdo adoptado por el Consejo
Nacional de la Magistratura que decide no nombrar al actor en el cargo al que postuló,
lo cual constituye un supuesto totalmente distinto al previsto por el aludido numeral
5.7º del código adjetivo acotado, que prescribe que no proceden los procesos
constitucionales cuando se cuestionen las resoluciones definitivas en materia de
destitución y ratificación de jueces y fiscales.
5. Por otro lado, de autos se verifica que el órgano emplazado ha sido notificado en
diversas oportunidades con cada uno de los diferentes actos procesales posteriores
al concesorio de la apelación, conforme consta a fojas 366, 367, 368, 369, 370, 515,
516, 517, 518, 519, 522, 523, 524, 525, 526, 585, 586, 589 y 590, con lo cual su
derecho de defensa no se ha visto afectado en tanto ha tenido conocimiento oportuno
de la existencia del presente proceso. Por lo demás, consta a fojas 375 que el
apoderado del Consejo Nacional de la Magistratura se apersonó al proceso el 15 de
junio de 2011 habiendo incluso informado oralmente no sólo ante la Sexta Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia de Lima, según se verifica a fojas 568, sino incluso
ante el Pleno de este Tribunal Constitucional, conforme se aprecia de la certificación
que corre a fojas 6 del cuadernillo de ese Colegiado.
6. En ese sentido, y en aplicación del artículo 20º del Código Procesal Constitucional,
correspondería que este Colegiado declare el quebrantamiento de forma y disponga la
remisión de los actuados al juez de origen a fin de que admita a trámite la demanda de
amparo de autos y corra traslado de la misma a los emplazados.
7. Sin embargo, este Tribunal Constitucional también considera necesario precisar que
sería inútil, y por lo tanto injusto, obligar al demandante a transitar nuevamente por la
vía judicial para llegar a un destino que, a la luz de los hechos descritos, y a los medios
probatorios obrantes en autos, permiten revisar la cuestión controvertida. Y es que en
el caso concreto se aprecia que no es posible actuar medios probatorios, pues en el
fondo se trata de un asunto de puro derecho y, además, la tutela de urgencia está
suficientemente acreditada en la medida que en el concurso al que postuló el actor
quedó pendiente una plaza vacante. Consecuentemente, dada la naturaleza de los
derechos invocados, y estando a lo dispuesto en el artículo 20º del Código Procesal
Constitucional, así como en virtud de los fines de los procesos constitucionales y los
principios procesales que los orientan, previstos en los artículos II y III del Título
Preliminar del código acotado, procede que este Tribunal se pronuncie sobre la
pretensión de autos.
12. Como ha tenido oportunidad de establecer este Tribunal en más de una oportunidad, el
derecho al debido proceso previsto por el artículo 139.3º de la Constitución Política del
Perú, aplicable no sólo a nivel judicial sino también en sede administrativa e incluso
entre particulares, supone el cumplimiento de todas las garantías, requisitos y normas
de orden público que deben observarse en las instancias procesales de todos los
procedimientos, incluidos los administrativos y conflictos entre privados, a fin de que
las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante
cualquier acto que pueda afectarlos.
13. El derecho al debido proceso, y los derechos que contiene son invocables, y, por tanto,
están garantizados, no solo en el seno de un proceso judicial, sino también en el ámbito
del procedimiento administrativo. Así,el debido proceso administrativo supone, en
toda circunstancia, el respeto –por parte de la administración pública o privada– de
todos los principios y derechos normalmente invocables en el ámbito de la jurisdicción
común o especializada, a los cuales se refiere el artículo 139° de la Constitución (juez
natural, juez imparcial e independiente, derecho de defensa, etc.).
15. En ese sentido, y cómo también ha sido precisado por este Tribunal, el derecho al
debido proceso comprende, a su vez, un haz de derechos que forman parte de su
estándar mínimo; entre estos derechos constitucionales, especial relevancia para el
presente caso adquiere el derecho a la motivación de las resoluciones, conforme se
explicará en los fundamentos que a continuación se exponen.
20. De otro lado, la motivación puede generarse previamente a la decisión –mediante los
informes o dictámenes correspondientes– o concurrentemente con la resolución, esto
es, puede elaborarse simultáneamente con la decisión. En cualquier caso, siempre
deberá quedar consignada en la resolución. La Administración puede cumplir la
exigencia de la motivación a través de la incorporación expresa, de modo escueto o
extenso, de sus propias razones en los considerandos de la resolución, como también a
través de la aceptación íntegra y exclusiva de lo establecido en los dictámenes o
informes previos emitidos por sus instancias consultivas, en cuyo caso los hará suyos
con mención expresa en el texto de la resolución, identificándolos adecuadamente por
número, fecha y órgano emisor.
21. Es por ello que este Tribunal reitera que un acto administrativo dictado al amparo de
una potestad discrecional legalmente establecida resulta arbitrario cuando solo expresa
la apreciación individual de quien ejerce la competencia administrativa, o cuando el
órgano administrativo, al adoptar la decisión, no expresa las razones que lo han
conducido a adoptar tal decisión; de modo que, como ya se ha dicho, motivar una
decisión no solo significa expresar únicamente al amparo de qué norma legal se expide
el acto administrativo, sino, fundamentalmente, exponer en forma sucinta –pero
suficiente– las razones de hecho y el sustento jurídico que justifican la decisión
tomada.
22. En esta misma dirección y ya en el plano legal, el artículo 6º, inciso 3º de la Ley N.º
27444, Ley del Procedimiento Administrativo General, dispone que: “(...) no son
admisibles como motivación, la exposición de fórmulas generales o vacías de
fundamentación para el caso concreto o aquellas fórmulas que por su oscuridad,
vaguedad, contradicción o insuficiencia no resulten específicamente esclarecedoras
para la motivación del acto”. De otro lado, el numeral 1.2) del artículo IV del Título
Preliminar de la citada Ley establece que forma parte del debido procedimiento
administrativo el derecho del administrado a obtener una decisión motivada y fundada
en derecho. Dicha motivación debe efectuarse en proporción al contenido y conforme
al ordenamiento jurídico, en concordancia con el numeral 4) del artículo 3º de la citada
ley.
23. A ello, se debe añadir la estrecha vinculación que existe entre la actividad
administrativa y los derechos de las personas. Es indiscutible que la exigencia de
motivación suficiente de sus actos es una garantía de razonabilidad y no arbitrariedad
de la decisión administrativa. En esa medida, este Tribunal debe enfatizar que la falta
de motivación o su insuficiencia constituye una arbitrariedad e ilegalidad, en tanto
constituye una condición impuesta por la Ley N.° 27444. Así, la falta de fundamento
racional suficiente de una actuación administrativa es, por sí sola, contraria a las
garantías del debido procedimiento administrativo.
24. Como quedó expuesto en los Fundamentos 8 a 11, supra, lo que a este Tribunal
corresponde verificar es si la motivación de parte de los miembros del Consejo
Nacional de la Magistratura al emitir el cuestionado Acuerdo N.º 178-2011, por el que
se decidió no nombrar al actor en el cargo de Fiscal Supremo al que postuló fue o no
arbitraria. Para ello, deben evaluarse los propios fundamentos expuestos en el acto
impugnado, así como, eventualmente, los medios probatorios correspondientes para
efectos de constatar si las razones expuestas que justificaron la decisión de no nombrar
al actor en el cargo al que postuló, a pesar de haber ocupado el tercer lugar en el
cuadro final de méritos, supusieron la afectación de su derecho al debido proceso y, en
particular, del derecho a la motivación de las resoluciones.
25. Independientemente de la razón que condujo al no nombramiento del actor que luego
se verá, para este Tribunal Constitucional parece oportuno reseñar, previamente, las
distintas etapas del proceso de selección por las que transitó, incluida la final
elaboración del cuadro de méritos, con mención expresa de los resultados obtenidos a
efectos de, en un contexto integral, determinar si la decisión de no nombrarlo en el
cargo al que postuló y, particularmente, la razón de ello, resultó arbitraria o no. Así,
consta en autos,
26. A fojas 246 a 251 corre copia certificada del Acta de Sesión Plenaria Extraordinaria
del Consejo Nacional de la Magistratura, de fechas 27 y 28 de enero de 2011, en la que
consta el impugnado Acuerdo Nº 178-2011. Al emitir dicho acuerdo, y para efectos de
sustentar la decisión de no nombrar al actor en el cargo al que postuló, el Consejo
Nacional de la Magistratura consideró,
“No nombrar al doctor Mateo Grimaldo Castañeda Segovia, como Fiscal Supremo del
Ministerio Público, al no haber alcanzado el voto conforme de los dos tercios del numero legal
de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, de conformidad con el articulo 154
inciso 1 de la Constitución Política.
Los señores Consejeros Guzmán Díaz, Soto Vallenas y García Nuñez, dejaron expresa
constancia que el postulante, durante el curso del proceso de selección, ha sido objeto de
diversos cuestionamientos sobre su desempeño funcional en el Ministerio Publico, en
desmedro de la imagen pública que las normas, y, específicamente, el Reglamento de Selección
y Nombramiento, exige para tan elevada función, aspectos que, por lo demás, no fueron
debidamente aclarados durante la entrevista. Asimismo invitado a exponer sus propuestas y
planteamientos para el desarrollo de la institución, se limito a explicar el contenido de las leyes
y a sugerir que el Poder Legislativo era el único responsable, argumentos insuficientes, para las
responsabilidades que le esperan a un Fiscal Supremo. Lo que incidió en la falta de convicción
de los Consejeros para decidir afirmativamente para el nombramiento, en orden al
cumplimiento de las exigencias funcionales de la Ley Carrera Judicial, aplicable también al
Ministerio Publico, de conformidad con el artículo 158º de la Constitución Política.”
(subrayados agregados)
28. Debe tenerse presente, asimismo, que ante supuestos como el de autos –no se nombra a
quien ocupa los primeros lugares en el orden de méritos– la propia Ley N.º 29277, de
la Carrera Judicial, establece en su artículo 33º la obligación de fundamentar
debidamente por qué se adopta tal decisión. Prescribe, expresamente, la referida norma
que, “En el caso de que la persona a quien correspondiese nombrar según el orden de
méritos no obtuviese la mayoría establecida por la disposición constitucional, el
Consejo puede elegir entre las dos (2) siguientes en el orden de méritos, con obligación
de fundamentar claramente las razones por las que no se eligió a la primera”. Y, en el
mismo sentido, el artículo 53º del Reglamento de Concursos para el Acceso Abierto en
la Selección y Nombramiento de Jueces y Fiscales aprobado mediante Resolución N.º
281-2010-CNM establece la obligatoriedad de “(…) dejar constancia de su decisión y
de las razones debidamente fundamentadas, en el acta respectiva”. (subrayados
agregados)
30. Sin embargo, tal como se desprende del acta correspondiente, los miembros
del Consejo Nacional de la Magistratura se limitan a señalar que “durante el
curso del proceso de selección, (el actor) ha sido objeto de diversos
cuestionamientos sobre su desempeño funcional en el Ministerio Publico, en
desmedro de la imagen pública”, sin especificar cuáles serían esos
cuestionamientos no aclarados que los condujeron a adoptar la decisión de no
nombrarlo, a pesar de ocupar el tercer lugar en el orden de méritos y existir,
precisamente, tres plazas vacantes.
31. Esa es una motivación que se encuentra proscrita, en tanto representa, en los términos
de la Ley N.º 27444, una fórmula general o vacía de fundamentación para el caso
concreto, esto es, una fórmula que por su vaguedad e insuficiencia no resulta
suficientemente esclarecedora para la motivación del acto, y por lo mismo, restrictiva
de los derechos fundamentales del recurrente en tanto no identifica cuáles son esos
diversos cuestionamientos no esclarecidos, ni que tan graves son como para que
ameriten, pese a ocupar el tercer lugar en el orden de méritos y existir tres plazas
vacantes disponibles, no ser nombrado Fiscal Supremo.
32. Por lo demás, así lo consideró el Consejero Vladimir Paz de la Barra quien, respecto
del cuestionado acuerdo expresó que,
33. A mayor abundamiento, tal motivación supuso, además, la afectación del derecho de
defensa del recurrente, pues al negársele la posibilidad de identificar las causas exactas
de su no nombramiento, esto es, al no conocer tales razones, se encontró imposibilitado
de poder recurrir dicha decisión.
34. En consecuencia, y atendiendo a las consideraciones expuestas supra, para este
Colegiado queda claro que aunque la entidad demandada haya cumplido con motivar y
sustentar las razones por las cuales decidió no nombrar al actor en el cargo al que
postuló, no se advierte que ésta haya sido ejercida de una forma eficiente o idónea,
conforme lo impone la Constitución, sino de manera arbitraria.
35. A juicio del Tribunal Constitucional, resulta fuera de toda duda que se violó el
derecho a una decisión debidamente motivada por cuanto la motivación es sólo
aparente. Y es que si bien es cierto, los miembros del Consejo Nacional de la
Magistratura dan cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión, así como
expresan al amparo de qué norma legal se expide el acto administrativo, sin embargo,
solo intentan dar un cumplimiento formal al mandato, amparándose en frases sin
ningún sustento fáctico.
36. En efecto, si bien los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura motivan y
expresan las razones que los condujeron a tomar una determinada decisión, esto es, la
de no nombrar al actor debido a “diversos cuestionamientos sobre su desempeño
funcional en el Ministerio Público”, sin embargo, se advierte que el acuerdo
cuestionado, si bien ha sido emitido al amparo de una potestad discrecional legalmente
establecida, resulta arbitrario por cuanto carece de justificaciones objetivas que lo
respalden.
37. Pero tal afectación no sólo se da en el plano de los hechos, sino también desde el punto
de vista normativo. Y es que como ya se ha dicho, motivar una decisión también
significa expresar al amparo de qué norma legal se expide el acto administrativo, esto
es, cuál es el sustento jurídico que justifica la decisión tomada. En el caso de autos, se
aprecia que tan sólo se hace alusión alusión al artículo 158º de la Constitución, lo cual
no sólo resulta insuficiente para sustentar la decisión, en tanto se trata de una norma
genérica que se limita a establecer que el Ministerio Público es autónomo; que el Fiscal
de la Nación lo preside; que éste es elegido por la Junta de Fiscales Supremos; que su
cargo dura tres años, y es prorrogable, por reelección, sólo por otros dos, entre otras
consideraciones, sino porque además, no tiene directa relación con la decisión de no
nombrarlo debido a los “diversos cuestionamientos sobre su desempeño funcional”.
Consideraciones Finales
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ