Вы находитесь на странице: 1из 3

I.

CUIDADO DE ENFERMERÍA DURANTE LA ETAPA PREOPERATORIA

1. Valoración:
La valoración preoperatoria comprende la recogida y revisión de los datos físicos,
psicológicos y sociales del paciente para determinar sus necesidades. En la fase
preoperatoria también deben valorarse la movilidad del paciente y su capacidad
funcional. El profesional de enfermería recoge los datos entrevistando al paciente en
la asistencia previa a la intervención quirúrgica o por teléfono el día antes de la
intervención. Cuando los datos no pueden recogerse directamente, el profesional de
enfermería usa otras fuentes como la valoración de enfermería en el ingreso. Aunque
los formularios son muy diferentes en las distintas instituciones.

1.1. Valoración física Antes de la intervención, el profesional de


enfermería realiza una valoración física breve pero completa, prestando una
atención particular a los sistemas que pudieran afectar a la respuesta del paciente
a la anestesia o a la intervención quirúrgica. Una exploración del estado mental
ofrece datos basales valiosos para valorar el estado mental del paciente y su nivel
de alerta después de la intervención quirúrgica. También es importante valorar
la capacidad del paciente de comprender lo que está pasando. Por ejemplo, la
valoración de la audición y la visión ayuda a guiar la educación perioperatoria.
Las valoraciones respiratoria y cardiovascular no solo proporcionan datos
basales para valorar el estado postoperatorio del paciente, sino que también
pueden alertar a los profesionales de la salud sobre un problema (p. ej., infección
respiratoria o frecuencia irregular del pulso) que pueda influir en la respuesta del
paciente a la intervención quirúrgica y a la anestesia. Se exploran otros sistemas
(digestivo, genitourinario y osteomuscular) para disponer de datos basales.

1.2. Pruebas de cribado La responsabilidad del profesional de


enfermería es comprobar las órdenes con atención, para cerciorarse que se
realizan y asegurarse de que se han obtenido los resultados y están en el registro
del paciente antes de la intervención.

2. Diagnósticos de enfermería:
Establecen diagnósticos para identificar los problemas que aquejan al paciente o
posibles riesgos, para de esta manera responder a sus necesidades.

3. Planificación El objetivo general del período preoperatorio es asegurar que el paciente


está mental y físicamente preparado para la intervención quirúrgica. Se comentan
ejemplos de actividades de enfermería para cumplir este objetivo en el apartado
«Aplicación» que sigue. La planificación debe implicar al paciente, la familia y otras
personas significativas. La planificación de la asistencia preoperatoria y las
intervenciones educativas suele hacerlas el profesional de enfermería mediante
entrevista ambulatoria o una entrevista telefónica.

- Preparación física La preparación física comprende las siguientes áreas: nutrición


y líquidos, evacuación, higiene, medicamentos, sueño, custodia de objetos valiosos
y prótesis, preparación cutánea quirúrgica, protocolos de seguridad y constantes
vitales. En muchas instituciones se usa una lista preoperatoria el día de la
intervención. El profesional de enfermería completa la lista preoperatoria de la
institución tras los procedimientos de registro pertinentes. Es esencial que todos
los registros oportunos (registros de laboratorio, radiografías, consentimientos)
estén a la disposición del personal periperatorio para poder remitirse a ellos y que
se haya completado la preparación física para asegurar la seguridad del paciente.

Nutrición y líquidos: La hidratación y nutrición adecuadas promueven la


cicatrización de las heridas. Los profesionales de enfermería deben identificar y
registrar cualquier signo de malnutrición o desequilibrio hídrico. Si el paciente
recibe líquidos por vía intravenosa (IV) o tiene una ingestión de líquidos medida,
los profesionales de enfermería deben asegurarse de que la ingestión de líquidos y
las pérdidas se miden y registran con precisión. La orden «dieta absoluta después
de la media noche» ha sido una tradición duradera porque se creía que los
anestésicos deprimen la función digestiva y había peligro de que el paciente
vomitara y aspirara durante la administración de un anestésico general.

Evacuación. Los enemas ayudan a evitar el estreñimiento postoperatorio y la


contaminación de la zona quirúrgica (durante la intervención) por las heces.
Después de la intervención que afecta a los intestinos, el peristaltismo no suele
volver durante 24 a 48 horas. Antes de la intervención puede ordenarse un sondaje
rápido con catéter recto o uno permanente. Puede ordenarse una sonda de Foley
para asegurarse de que la vejiga permanezca vacía. Esto ayuda a evitar una lesión
inadvertida de la vejiga, en especial durante la intervención quirúrgica pélvica. Si
el paciente no tiene una sonda, es importante vaciar la vejiga antes de recibir
medicamentos preoperatorios.

Higiene. En algunas instituciones se pide a los pacientes que se bañen o duchen la


tarde o la mañana de la intervención (o las dos cosas). El objetivo de las medidas
higiénicas es reducir el riesgo de infección de la herida disminuyendo la cantidad
de bacterias en la piel del paciente. El baño incluye el lavado del cabello siempre
que sea posible. La uñas del paciente deben cortarse y limpiarse de esmalte, y hay
que quitar todos los cosméticos de manera que los lechos ungueales, la piel y los
labios estén bien visibles cuando se evalúe la circulación durante las fases
perioperatorias. Antes de pasar al quirófano, el paciente debe quitarse todas las
horquillas y pinzas ya que pueden ejercer presión o provocar lesiones accidentales
en el cuero cabelludo cuando el paciente está inconsciente. El paciente también se
quita la ropa interior y se pone una bata de quirófano.

Sueño: Los profesionales de enfermería deben hacer todo lo posible para ayudar
al paciente. El sueño adecuado ayuda al paciente a manejar el estrés de la
intervención quirúrgica y colabora en la curación.

Comprobar que el paciente se halla quitado los objetos metálicos decorativos que
perforan la piel: hay riesgo de lesión por quemaduras si se usa una unidad.
Preparación de la piel. La preparación de la piel para la intervención quirúrgica
implica la limpieza de la zona quirúrgica, el rasurado del pelo solo si es necesario
y la aplicación de sustancias antimicrobianas. En la mayoría de los centros
quirúrgicos, la preparación de la piel la realiza personal quirúrgico muy cerca del
momento de la intervención. El objetivo de la preparación de la piel para la
intervención quirúrgica es reducir el riesgo de infecciones del sitio quirúrgico. Esto
se hace:
■ Eliminado los microorganismos transitorios de la piel.
■ Reduciendo el recuento de microorganismos residentes a cifras subpatógenas
en un período corto y con el menor grado de irritación tisular.
■ Inhibiendo el crecimiento de rebote rápido de microorganismos.

Las prácticas de preparación de la piel para reducir el riesgo de ISQ son las
siguientes:
■ Limpiar la zona quirúrgica y las zonas que la rodean. Esto puede conseguirse
antes de la preparación quirúrgica haciendo que el paciente se duche y lave el
cabello o se lave la zona quirúrgica antes de llegar al quirófano, o lavando la zona
quirúrgica en el marco quirúrgico inmediatamente antes de aplicar una sustancia
antimicrobiana.
■ Eliminar el cabello de la zona quirúrgica solo cuando sea necesario, por ejemplo,
si interfiere con la intervención quirúrgica. Personal entrenado en la eliminación
del cabello debe llevar a cabo esta tarea usando técnicas que respeten la integridad
de la piel
■ Preparar la zona quirúrgica y zona vecina con un antimicrobiano cuando esté
indicado. Se usa un antimicrobiano no tóxico con un amplio espectro de acción
germicida para inhibir el crecimiento de microorganismos durante el
procedimiento quirúrgico y después de él.

Constantes vitales. En la fase preoperatoria el profesional de enfermería valora y


registra las constantes vitales para obtener datos basales. El profesional de
enfermería informa sobre cualquier observación anormal, como la elevación de la
presión arterial o de la temperatura.

Kozier & Erb. Fundamentos de enfermería. Vol 1. 9° Edición. Madrid (España). 2013.
Pearson educación editorial.

Вам также может понравиться