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La Inmunidad innata (también llamada natural o nativa) está constituida por mecanismos
existentes antes de que se desarrolle la infección. Producen respuestas rápidas a los
microorganismos. Los componentes principales son: Barreras físicas y químicas, células
fagocíticas, células citocidas naturales y proteínas sanguíneas (principalmente el sistema
del complemento).
Por otra parte, la inmunidad frente a un antígeno extraño puede ser activa (se induce por la
exposición a dicho antígeno o estructura específica inmunogénica) cuando el sistema
inmune del individuo juega un papel activo en la respuesta al antígeno, o pasiva (se
transfiere externamente al individuo) cuando se adquiere la inmunidad sin haber estado
expuesto o respondido nunca al antígeno, como ejemplos, mencionar la transferencia de
anticuerpos maternos al feto, o tratamientos contra el tétanos o la rabia.
Decimos que los antígenos tienen inmunogenicidad (es decir, son capaces de
desencadenar una respuesta inmunitaria) y también especificidad (porque esa respuesta
inmunitaria es específica contra el propio antígeno).
Cuando esa reacción inmunológica tiene las características de una respuesta alérgica (por
ejemplo, en hipersensibilidad mediada por IgE, o en hipersensibilidad mediada por células
como es el caso de las dermatitis de contacto alérgicas), al antígeno en cuestión lo
llamamos alérgeno.
Los alérgenos son siempre antígenos (a los cuales llamamos alérgenos cuando la respuesta
inmunitaria que desencadenan es de tipo alérgico). Sin embargo, hay antígenos que no son
alérgenos (porque, aunque desencadenan una respuesta inmunológica, ésta no es de tipo
alérgico: por ejemplo, las respuestas inmunológicas defensivas desencadenadas frente a un
microorganismo infeccioso).
EPITOPOS
Los epitopos o determinantes antigénicos son cada uno de los sitios discretos de una
macromolécula que son reconocidos individualmente por un anticuerpo específico o por un
TCR específico. Son las regiones inmunológicamente activas de un inmunógeno (las que se
unen de hecho a un receptor de linfocitos o a un Ac libre).
Por lo tanto, a partir de ahora habremos de acostumbrarnos a pensar en los antígenos como
estructuras complejas que suelen constar de varios tipos de epitopos, cada uno de ellos
capaz de unirse con un Ac o un TCR específico diferente. En este sentido,
las macromoléculas son antígenos multivalentes, con muchos tipos de determinantes
antigénicos distintos.
Si hablamos de Ag proteicos, esta unión suele implicar varios niveles de la estructura del
antígeno, desde la primaria a la terciaria (y, en su caso) a la cuaternaria.
En el caso de los polisacáridos, las ramificaciones debidas a distintos enlaces
glucosídicos suponen conformaciones peculiares que son reconocidas de modo
específico.