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Tres verdades sobre una ofrenda misionera

- Texto: 2 Co. 8:1-24


- Serie: Culto misionero
- Meta: Que los creyentes sean motivados a entregar sus ofrendas misioneras para
el apoyo de la obra de Dios.
- Fecha:
- Lugar:

Introducción: En julio del 2014 el famoso “televangelisto” Benny Hinn mencionó en


una de sus prédicas: ““La Biblia me enseñó cómo Salomón ofreció mil animales a
Dios. Dios me dijo que hay algo muy especial en el número 1.000. Los milagros
ocurren cuando la gente cruza esa línea en dar, así que intensifiquen sus donaciones
a 1000 dólares mensuales”. Benny Hinn tiene más de 1.7 millones de seguidores en
las redes sociales.

El tele evangelisto publicó en su página web un comentario que hablaba sobre el


diezmo bíblico afirmando que “dar al Señor es tan importante que Dios ha prometido
que los que dan es para la difusión del Evangelio y por tanto serán bendecidos y
protegidos”.

El predicador ha acumulado una fortuna de unos 42 millones de dólares. Para explicar


al respecto, Hinn dice que utiliza las donaciones para ayudar a los orfanatos,
hospitales y para “difundir el Evangelio en todo el mundo”. Sin embargo, Hinn, afirmó
en abril del 2013 que estaba endeudado, así que pidió a sus seguidores unos 2.5
millones de dólares debido a que un supuesto “donante anónimo” se había
comprometido igualar la cantidad si sus donantes igualaban tal cantidad.

Es increíble amados hermanos, que los famosos predicadores de hoy acumulen


mansiones, casas y terrenos, lujosos yates y limosinas para su propiedad personal
con el dinero de los creyentes. Pero es increíble aún más que haya personas que
sigan dando sus ofrendas con la aseveración cándida de que lo hacen para Dios.

Pablo desea que los cristianos seamos generosos con nuestras ofrendas y que
seamos creyentes fieles en dar y ofrendar para Dios pero eso no quiere decir que
seamos cándidos en no saber cómo es administrada nuestras ofrendas y qué se
hacen con ella. ¿Por qué debo dar para la obra misionera? Porque puedo comprobar
que mi dinero es bien administrado por la Iglesia.

I. No importa nuestra condición económica:

a) Ofrendar es un don de Dios:


“Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las
iglesias de Macedonia” (v. 1)

- Muchos creyentes no ofrendan para la obra misionera porque no entienden a


plenitud qué es la gracia de Dios. Todo lo que tenemos es de Dios y a Dios le
pertenece, por lo tanto no es nuestro: En 1 Cro. 29:14 “Porque ¿quién soy yo, y
quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas
semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”

b) Ofrendar es riqueza de generosidad:


“que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda
pobreza abundaron en riquezas de su generosidad.” (v. 2)

- Un verdadero creyente debe ser desprendido para la obra de Dios. En Ex. 35:5
“Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la
traerá a Jehová; oro, plata, bronce,”

- No debe haber entre los creyentes, personas que sean mezquinas de entregar a
Dios sólo limosnas.

c) Hay que ofrendar más allá de nuestras fuerzas:


“Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y
aun más allá de sus fuerzas,”
(v. 3)

- Es un sacrificio para Dios, a nadie le sobra el dinero para estar regalándolo a


otros, pero el ofrendar es demostrarle a Dios que somos desinteresados por las
cosas materiales y que para nosotros, lo más importante es lo espiritual.

d) Hay que anhelar ofrendar para apoyar a los santos:


“pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de
participar en este servicio para los santos”
(v. 4)
- Eran las iglesias de Macedonia, las que le pedían a Pablo que les dé la
oportunidad de ofrendar. Hoy en día, son los pastores los que deben rogar a sus
congregaciones que ofrenden para la obra de Dios.

- No debemos ofrendar con dolor, sino con gozo de saber que es para la
expansión del reino de Dios.

e) Es un privilegio ofrendar:
“pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de
participar en este servicio para los santos”
(v. 4)
- ¿Cuántos privilegios Dios le ha dado a usted como creyentes? Ahora ¿No es
acaso un privilegio ser socio de Dios apoyando en la evangelización del mundo?
- Qué privilegio más grande que Dios nos haya considerado para ser apoyo
moral, espiritual y económico de sus siervos los misioneros.

II. Es un compromiso con Dios:

a) Es un compromiso de consagración:
“Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al
Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios” (v. 5)

- Nadie podrá dar a Dios ofrendas si primero no está entregado a Dios en otras
áreas de su vida. Un creyente que se entrega a Dios será un creyente que
entregue para Dios.

b) Debemos abundar en esta gracia:


“6 de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes,
asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. 7 Por tanto, como
en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro
amor para con nosotros, abundad también en esta gracia.”
(v. 6-7)

- Nuestro deseo de entregar a Dios nuestras ofrendas va de la mano con nuestro


crecimiento espiritual. Cuando un creyente ve en la Sagradas Escrituras que
Dios demanda de su pueblo ofrendas de agradecimiento a Él, entonces debe
disponer su corazón para cumplir la voluntad de Dios.

- Ofrendar para Dios es una virtud cristiana tan igual que la fe, el amor, o el
servicio para los santos.

c) La ofrenda no es una imposición:


“No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la
diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro.” (v. 8)

- La Biblia ratifica claramente muchas veces que las ofrendas son voluntarias, no
son una IMPOSICIÓN. Algunos hasta lanzan “dobles maldiciones” por no
ofrendar

- Cuidado con los “asalariados” que obligan a sus fieles a que ofrenden. Es una
relación personal con Dios.

d) La ofrenda es voluntaria:
“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a
vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis
enriquecidos.” (v. 9)
- Un ejemplo de verdadera ofrenda es lo que Cristo ha hecho por nosotros. Fue:
voluntaria, desprendida y sacrificial.

- Nuestra ofrenda debe tener como ejemplo a nuestro Señor

e) Nuestro compromiso debe ser cumplido:


“10 Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que
comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año
pasado. 11 Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como
estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que
tengáis.” (v. 10-11)

- No es correcto que un creyente se comprometa con ofrendar para Dios en un


momento y luego ya no pueda cumplirlo. Un creyente debe cumplir su
compromiso.
f) Debemos dar de lo que tenemos:
“Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno
tiene, no según lo que no tiene.” (v. 12)

- Un creyente no debe hacer promesas que no pueda cumplir. Debemos tener


cuidado de comprometernos a ofrendar sin saber de dónde cumpliremos con
nuestro compromiso.

III. Debemos cuidar que sea todo honesto:

a) Debemos cuidar que los fondos sean verdaderamente para el propósito para el
cual se da:
“Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros
estrechez” (v. 13)

- Si yo entrego mis ofrendas para la obra de Dios, sin embargo, veo que los
líderes de la iglesia o el Pastor se están enriqueciendo con mi dinero, no debo
participar de ese pecado.

- La finalidad de las ofrendas no es que los pastores se enriquezcan y que los


hermanos se empobrezcan. Sino que haya igualdad para ayudar a otros.

b) La iglesia debe cuidar que haya igualdad y se supla realmente las necesidades
de los santos:
“14 sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la
escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad
vuestra, para que haya igualdad, 15 como está escrito: El que recogió mucho,
no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos.” (v. 14-15)
- Nuestra ofrenda misionera la entregamos con la finalidad de que los siervos de
Dios que no tienen como solventarse o no tienen como sustentarse puedan
recibir nuestro apoyo.

- No hay gozo más grande para un cristiano de saber que entrega una ofrenda
para alegrar a un siervo de Dios que está pasando necesidad.
c) El dinero debe ser administrado por siervos de la Iglesia que tengan buen
testimonio:
“16 Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por
vosotros. 17 Pues a la verdad recibió la exhortación; pero estando también muy
solícito, por su propia voluntad partió para ir a vosotros.” (v. 16-17)

- Tito era Pastor y tenía un buen testimonio. Encargarle a él el recojo de las


ofrendas sería de mucha confiabilidad para que los hermanos puedan entregar.

- No podemos entregar ofrendas si hay desconfianza de que una persona lo


guarda correctamente y lo administra sabiamente para la obra de Dios.

d) El dinero debe ser administrado por algún hermano designado por la misma
iglesia.
“18 Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se
oye por todas las iglesias; 19 y no sólo esto, sino que también fue designado
por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este
donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para
demostrar vuestra buena voluntad;” (v. 18-19)

- La iglesia “designó” a un hermano con buen testimonio para acompañar a Tito y


verificar que las cosas se hagan bien.

- No podemos ser desatendidos de qué se hace con el dinero de la iglesia.


Debemos participar activamente del cuidado del dinero de la obra de Dios.

e) El verdadero ministro de Dios tiene cuidado de su testimonio:


“20 evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que
administramos, 21 procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante
del Señor sino también delante de los hombres. 22 Enviamos también con ellos
a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en
muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene
en vosotros.” (v. 20-22)

- El verdadero siervo de Dios cuida su testimonio evitando ser censurado por el


dinero de la iglesia.
- El verdadero siervo de Dios hace las cosas honradamente delante de Dios y de
los hermanos.

- El verdadero siervo de Dios apoya que las cosas se hagan claras y que no
quede suspicacia de nadie.

Conclusión: Amados hermanos, cuando vemos que en nuestra iglesia hay orden, hay
cuidado, hay respeto por nuestro dinero, y que todas las cuentas son transparentes, y
que participamos activamente del cuidado del dinero de la obra de Dios, eso nos debe
dar mayor confianza para entregar nuestras ofrendas. La obra misionera se hace con
las manos de aquellos que dan pero que dan sabiendo que se hacen las cosas
correctamente y honestamente para la obra de Dios. La honestidad de nuestra iglesia
debe motivarnos a entregar para Dios.

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