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Es necesario dar una conveniente orientación pastoral a esta costumbre, tan extendida entre
nosotros, de celebrar por los difuntos el «novenario» o nueve noches.
Conviene que se estructure de acuerdo con la Liturgia, de manera que en cierto modo derive de
ella y a ella conduzca. Antes o después de los esquemas propuestos puede rezarse el Santo
Rosario.
Es, además, un momento privilegiado para que el encargado pueda realizar una catequesis
especial sobre el carácter de peregrinos, la esperanza cristiana, la conversión cotidiana, los
compromisos bautismales, etc., y así - aprovechando la presencia de muchas personas frías en la
fe - y quizás de acatólicos - tenga especial cuidado de todos, puesto que el sacerdote es ministro
del Evangelio para todos los hombres.
DÍA PRIMERO
Canto inicial
La gracia del Señor Jesucristo, quien con su presencia salvadora nos llena de
consuelo y de paz, esté siempre con todos ustedes.
R. Bendito sea Dios, quien nos reúne en el amor de Cristo.
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
Si creemos que Jesucristo murió y resucitó, confiemos también que Dios nuestro
Padre, por su Hijo, tomó consigo a nuestro (a) hermano (a) N., quien duerme en
Cristo.
Este duelo nos recuerda que no podemos vivir en las tinieblas del pecado, ya que
la muerte nos puede sorprender de improvisto.
Nuestra vida, tiene que ser conforme con lo que somos: hijos de la Luz; velemos,
pues, y vivamos según las exigencias de nuestro bautismo.
Unámonos en oración e invoquemos la misericordia de Dios para con nuestro (a)
hermano (a) N.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
- Consuela a quienes peregrinamos por este mundo y que ahora sufrimos con
la muerte de nuestro (a) hermano (a) N.
Presidente:
Oremos ahora juntamente a Dios nuestro Padre con la plegaria que nos enseñó
nuestro hermano, Jesucristo.
Digamos con fe: Padre nuestro…
Dios Padre omnipotente, que con la Cruz de tu Hijo nos has fortalecido y con su
Resurrección has marcado nuestra vida; concede a tu siervo (a) N., que libre de la
muerte, sea agregado (a) a la asamblea de tus elegidos. Por Jesucristo nuestro
Señor.
Conclusión
«Canto de peregrinos»
1. Nos hallamos aquí en este mundo,
este mundo que tu amor nos dio;
mas la meta no está en esta tierra:
es un cielo que está más allá.
Coro Somos los peregrinos que vamos hacia el cielo;
la fe nos ilumina, nuestro destino no se halla aquí.
La meta está en lo eterno, nuestra patria es el cielo,
la esperanza nos guía, y el amor nos lo entreabre ya.
2. Caravana que va por el mundo,
como el pueblo de Dios en destierro;
pero en busca, a través del desierto,
de otra tierra que Dios prometió.
Terminado el canto, todos se signan:
El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase
de bendiciones espirituales en Cristo, les dé su paz y consuelo.
R. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
El cristiano vive como peregrino en la tierra, esperando que su muerte será el paso
a una nueva vida, donde libre de pecado, glorifique sin fin al Padre por Cristo. Por
eso la muerte no es un término, sino un tránsito, un día resplandeciente, iluminado
con los fulgores de la resurrección.
Unámonos en la oración para pedir por nuestro (a) hermano (a) N.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
- Por las súplicas de tu Iglesia, que peregrina en la tierra, abre a nuestro (a)
hermano (a) N., las puertas de la Iglesia triunfante.
«¡Resucitó!»
¡Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya, Resucitó!
1. La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿dónde está mi muerte?
¿dónde su victoria?
2. Gracias, sean dadas al Padre,
que nos pasó a Su Reino,
donde se vive de Amor.
3. Alegría, alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos,
es que Resucitó.
4. Si con Él morimos,
con Él vivimos,
con Él cantamos:
¡Aleluya!
Terminado el canto, todos se signan:
L agracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, que nos reúne en una gran
familia, y nos da paz en el Espíritu, estén con todos ustedes.
R. Bendito sea Dios, quien nos reúne en el amor de Cristo.
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
Al reunirnos en esta tarde (noche) para orar por nuestro (a) hermano (a) N.,
recordemos una vez más que Dios es amor y vida, y también nuestro único
consuelo. Por eso con espíritu de fe encontramos ahora esperanza, y este
acontecimiento triste se ilumina y adquiere otra perspectiva: así como Cristo
resucitó, también nuestro (a) hermano (a) resucitará y nosotros nos encontraremos
un día en la casa del Padre, en compañía de María y todos los santos. Unámonos
en oración y pidamos por nuestro (a) hermano (a) N., por sus familiares y amigos.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
Oremos a Dios, nuestro Padre, quien nos tiene reservada una morada en su casa y
digámosle:
Respuesta: Escúchanos, Padre misericordioso.
- Por la gloriosa intercesión y méritos de la Santísima Virgen María, madre
y abogada nuestra, mira compasivo a tu siervo (a) N.
- Por la piadosa muerte de San José, padre nutricio de tu Hijo, dígnate admitir
a tu siervo (a) N., en la compañía de todos los bienaventurados
Como hijos adoptivos que somos, unamos nuestra voz a la de Cristo, para hablar
con nuestro Padre, siguiendo el modo de orar que Jesús nos enseñó: Padre
nuestro…
Padre amoroso, escucha en tu bondad la súplica de cuantos imploramos tu
misericordia por tu siervo (a) N., a quien elegiste como miembro de tu pueblo
durante su vida mortal y a quien llamaste a tu presencia; dígnate llevarlo (a) al
lugar de la Luz y de la paz y recíbelo (a) en la asamblea de los santos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Conclusión
El Espíritu de verdad, que resucitó a Cristo de entre los muertos y nos hace
exclamar que Dios es Padre, los consuele y permanezca siempre con todos ustedes.
R. Amén
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
Nuestro (a) hermano (a) N. fue hecho (a) hijo (a) adoptivo (a) de Dios en el
bautismo y terminada su peregrinación terrena se durmió en la paz de Cristo.
Hoy nos reunimos para orar por él (ella) y también por nosotros, afligidos por su
separación, pero seguros de que un día también saldremos al encuentro de Cristo
y nos reuniremos con nuestro (a) hermano (a) en la asamblea de los santos.
Nos conforta saber que en el cielo tenemos un Padre bueno, atento a darnos las
gracias que necesitamos en cada momento de la vida, especialmente es estas
circunstancias de dolor familiar. Por eso, oremos por nuestro (a) hermano (a) N.,
por todos los aquí presentes y en especial por sus familiares.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
- Dígnate recibir entre los santos y elegidos a nuestro (a) hermano (a) N.,
quien fue purificado (a) en las aguas del bautismo.
- Dígnate admitir a la mesa del Reino a nuestro (a) hermano (a), alimentado
(a) en su vida con el banquete de tu Cuerpo y de tu Sangre.
Jesucristo con su Misterio Pascual nos ha hecho hijos adoptivos de Dios; por eso
podemos acudir con plena confianza a nuestro Padre, con la oración de sus hijos.
Digamos con gran fe: Padre nuestro…
Padre bondadoso, concede a tu siervo (a) difunto (a) N., la misericordia de que sus
acciones no reciban como recompensa el castigo, que él (ella) perseveró en el
deseo de cumplir tu voluntad, para que así como la verdadera fe en esta tierra lo
(la) unió a tu pueblo santo, así también tu compasión lo (la) asocie a los coros
angélicos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Conclusión
«¡Resucitó!»
¡Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya, Resucitó!
1. La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿dónde está mi muerte?
¿dónde su victoria?
2. Gracias, sean dadas al Padre,
que nos pasó a Su Reino,
donde se vive de Amor.
3. Alegría, alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos,
es que Resucitó.
4. Si con Él morimos,
con Él vivimos,
con Él cantamos:
¡Aleluya!
Terminado el canto, todos se signan:
L agracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, que nos reúne en una gran
familia, y nos da paz en el Espíritu, estén con todos ustedes.
R. Bendito sea Dios, quien nos reúne en el amor de Cristo.
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
Al reunirnos en esta tarde (noche) para orar por nuestro (a) hermano (a) N.,
recordemos una vez más que Dios es amor y vida, y también nuestro único
consuelo. Por eso con espíritu de fe encontramos ahora esperanza, y este
acontecimiento triste se ilumina y adquiere otra perspectiva: así como Cristo
resucitó, también nuestro (a) hermano (a) resucitará y nosotros nos encontraremos
un día en la casa del Padre, en compañía de María y todos los santos. Unámonos
en oración y pidamos por nuestro (a) hermano (a) N., por sus familiares y amigos.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
Oremos a Dios, nuestro Padre, quien nos tiene reservada una morada en su casa y
digámosle:
Respuesta: Escúchanos, Padre misericordioso.
- Por la gloriosa intercesión y méritos de la Santísima Virgen María, madre
y abogada nuestra, mira compasivo a tu siervo (a) N.
- Por la piadosa muerte de San José, padre nutricio de tu Hijo, dígnate admitir
a tu siervo (a) N., en la compañía de todos los bienaventurados
Como hijos adoptivos que somos, unamos nuestra voz a la de Cristo, para hablar
con nuestro Padre, siguiendo el modo de orar que Jesús nos enseñó: Padre
nuestro…
Padre amoroso, escucha en tu bondad la súplica de cuantos imploramos tu
misericordia por tu siervo (a) N., a quien elegiste como miembro de tu pueblo
durante su vida mortal y a quien llamaste a tu presencia; dígnate llevarlo (a) al
lugar de la Luz y de la paz y recíbelo (a) en la asamblea de los santos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Conclusión
«¡Resucitó!»
¡Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya, Resucitó!
5. La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿dónde está mi muerte?
¿dónde su victoria?
6. Gracias, sean dadas al Padre,
que nos pasó a Su Reino,
donde se vive de Amor.
7. Alegría, alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos,
es que Resucitó.
8. Si con Él morimos,
con Él vivimos,
con Él cantamos:
¡Aleluya!
Terminado el canto, todos se signan:
L agracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, que nos reúne en una gran
familia, y nos da paz en el Espíritu, estén con todos ustedes.
R. Bendito sea Dios, quien nos reúne en el amor de Cristo.
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
Al reunirnos en esta tarde (noche) para orar por nuestro (a) hermano (a) N.,
recordemos una vez más que Dios es amor y vida, y también nuestro único
consuelo. Por eso con espíritu de fe encontramos ahora esperanza, y este
acontecimiento triste se ilumina y adquiere otra perspectiva: así como Cristo
resucitó, también nuestro (a) hermano (a) resucitará y nosotros nos encontraremos
un día en la casa del Padre, en compañía de María y todos los santos. Unámonos
en oración y pidamos por nuestro (a) hermano (a) N., por sus familiares y amigos.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
Oremos a Dios, nuestro Padre, quien nos tiene reservada una morada en su casa y
digámosle:
Respuesta: Escúchanos, Padre misericordioso.
- Por la gloriosa intercesión y méritos de la Santísima Virgen María, madre
y abogada nuestra, mira compasivo a tu siervo (a) N.
- Por la piadosa muerte de San José, padre nutricio de tu Hijo, dígnate admitir
a tu siervo (a) N., en la compañía de todos los bienaventurados
Como hijos adoptivos que somos, unamos nuestra voz a la de Cristo, para hablar
con nuestro Padre, siguiendo el modo de orar que Jesús nos enseñó: Padre
nuestro…
Padre amoroso, escucha en tu bondad la súplica de cuantos imploramos tu
misericordia por tu siervo (a) N., a quien elegiste como miembro de tu pueblo
durante su vida mortal y a quien llamaste a tu presencia; dígnate llevarlo (a) al
lugar de la Luz y de la paz y recíbelo (a) en la asamblea de los santos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Conclusión
«¡Resucitó!»
¡Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya, Resucitó!
9. La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿dónde está mi muerte?
¿dónde su victoria?
10. Gracias, sean dadas al Padre,
que nos pasó a Su Reino,
donde se vive de Amor.
11. Alegría, alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos,
es que Resucitó.
12. Si con Él morimos,
con Él vivimos,
con Él cantamos:
¡Aleluya!
Terminado el canto, todos se signan:
L agracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, que nos reúne en una gran
familia, y nos da paz en el Espíritu, estén con todos ustedes.
R. Bendito sea Dios, quien nos reúne en el amor de Cristo.
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
Al reunirnos en esta tarde (noche) para orar por nuestro (a) hermano (a) N.,
recordemos una vez más que Dios es amor y vida, y también nuestro único
consuelo. Por eso con espíritu de fe encontramos ahora esperanza, y este
acontecimiento triste se ilumina y adquiere otra perspectiva: así como Cristo
resucitó, también nuestro (a) hermano (a) resucitará y nosotros nos encontraremos
un día en la casa del Padre, en compañía de María y todos los santos. Unámonos
en oración y pidamos por nuestro (a) hermano (a) N., por sus familiares y amigos.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
Oremos a Dios, nuestro Padre, quien nos tiene reservada una morada en su casa y
digámosle:
Respuesta: Escúchanos, Padre misericordioso.
- Por la gloriosa intercesión y méritos de la Santísima Virgen María, madre
y abogada nuestra, mira compasivo a tu siervo (a) N.
- Por la piadosa muerte de San José, padre nutricio de tu Hijo, dígnate admitir
a tu siervo (a) N., en la compañía de todos los bienaventurados
Como hijos adoptivos que somos, unamos nuestra voz a la de Cristo, para hablar
con nuestro Padre, siguiendo el modo de orar que Jesús nos enseñó: Padre
nuestro…
Padre amoroso, escucha en tu bondad la súplica de cuantos imploramos tu
misericordia por tu siervo (a) N., a quien elegiste como miembro de tu pueblo
durante su vida mortal y a quien llamaste a tu presencia; dígnate llevarlo (a) al
lugar de la Luz y de la paz y recíbelo (a) en la asamblea de los santos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Conclusión
«¡Resucitó!»
¡Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya, Resucitó!
13. La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿dónde está mi muerte?
¿dónde su victoria?
14. Gracias, sean dadas al Padre,
que nos pasó a Su Reino,
donde se vive de Amor.
15. Alegría, alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos,
es que Resucitó.
16. Si con Él morimos,
con Él vivimos,
con Él cantamos:
¡Aleluya!
Terminado el canto, todos se signan:
L agracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, que nos reúne en una gran
familia, y nos da paz en el Espíritu, estén con todos ustedes.
R. Bendito sea Dios, quien nos reúne en el amor de Cristo.
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
Al reunirnos en esta tarde (noche) para orar por nuestro (a) hermano (a) N.,
recordemos una vez más que Dios es amor y vida, y también nuestro único
consuelo. Por eso con espíritu de fe encontramos ahora esperanza, y este
acontecimiento triste se ilumina y adquiere otra perspectiva: así como Cristo
resucitó, también nuestro (a) hermano (a) resucitará y nosotros nos encontraremos
un día en la casa del Padre, en compañía de María y todos los santos. Unámonos
en oración y pidamos por nuestro (a) hermano (a) N., por sus familiares y amigos.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
Oremos a Dios, nuestro Padre, quien nos tiene reservada una morada en su casa y
digámosle:
Respuesta: Escúchanos, Padre misericordioso.
- Por la gloriosa intercesión y méritos de la Santísima Virgen María, madre
y abogada nuestra, mira compasivo a tu siervo (a) N.
- Por la piadosa muerte de San José, padre nutricio de tu Hijo, dígnate admitir
a tu siervo (a) N., en la compañía de todos los bienaventurados
- Por la fiel solicitud de su Ángel Guardián y de todos los ángeles, condúcelo
(a) a tu presencia.
Como hijos adoptivos que somos, unamos nuestra voz a la de Cristo, para hablar
con nuestro Padre, siguiendo el modo de orar que Jesús nos enseñó: Padre
nuestro…
Padre amoroso, escucha en tu bondad la súplica de cuantos imploramos tu
misericordia por tu siervo (a) N., a quien elegiste como miembro de tu pueblo
durante su vida mortal y a quien llamaste a tu presencia; dígnate llevarlo (a) al
lugar de la Luz y de la paz y recíbelo (a) en la asamblea de los santos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Conclusión
«¡Resucitó!»
¡Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya, Resucitó!
17. La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿dónde está mi muerte?
¿dónde su victoria?
18. Gracias, sean dadas al Padre,
que nos pasó a Su Reino,
donde se vive de Amor.
19. Alegría, alegría, hermanos,
que si hoy nos queremos,
es que Resucitó.
20. Si con Él morimos,
con Él vivimos,
con Él cantamos:
¡Aleluya!
Terminado el canto, todos se signan:
L agracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, que nos reúne en una gran
familia, y nos da paz en el Espíritu, estén con todos ustedes.
R. Bendito sea Dios, quien nos reúne en el amor de Cristo.
Monición
El presidente puede hacer una breve monición, con estas palabras u otras semejantes:
Hermanos y hermanas:
Al reunirnos en esta tarde (noche) para orar por nuestro (a) hermano (a) N.,
recordemos una vez más que Dios es amor y vida, y también nuestro único
consuelo. Por eso con espíritu de fe encontramos ahora esperanza, y este
acontecimiento triste se ilumina y adquiere otra perspectiva: así como Cristo
resucitó, también nuestro (a) hermano (a) resucitará y nosotros nos encontraremos
un día en la casa del Padre, en compañía de María y todos los santos. Unámonos
en oración y pidamos por nuestro (a) hermano (a) N., por sus familiares y amigos.
Oración en silencio
Lectura de la Palabra de Dios
Se puede escoger del Leccionario pág. 000 y ss. una o varias lecturas, intercalando salmos de
respuesta.
Se puede hacer un breve comentario a la Palabra de Dios. En caso contrario, se aconseja un tiempo
de silencio para reflexionar sobre las lecturas.
Oración de los fieles
Presidente:
Oremos a Dios, nuestro Padre, quien nos tiene reservada una morada en su casa y
digámosle:
Respuesta: Escúchanos, Padre misericordioso.
- Por la gloriosa intercesión y méritos de la Santísima Virgen María, madre
y abogada nuestra, mira compasivo a tu siervo (a) N.
- Por la piadosa muerte de San José, padre nutricio de tu Hijo, dígnate admitir
a tu siervo (a) N., en la compañía de todos los bienaventurados
- Por la fiel solicitud de su Ángel Guardián y de todos los ángeles, condúcelo
(a) a tu presencia.
Como hijos adoptivos que somos, unamos nuestra voz a la de Cristo, para hablar
con nuestro Padre, siguiendo el modo de orar que Jesús nos enseñó: Padre
nuestro…
Padre amoroso, escucha en tu bondad la súplica de cuantos imploramos tu
misericordia por tu siervo (a) N., a quien elegiste como miembro de tu pueblo
durante su vida mortal y a quien llamaste a tu presencia; dígnate llevarlo (a) al
lugar de la Luz y de la paz y recíbelo (a) en la asamblea de los santos. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Conclusión