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La novela española de 1975 a nuestros días.

Tendencias, autores y obras


A la muerte de Franco desaparece la censura y se recupera el ambiente de libertad que
permitió la recuperación de la obra de los escritores exiliados y una gran difusión de la
novela a la que han contribuido la expansión de los grupos editoriales y de premios
literarios.

La narrativa posterior al 1975 se caracteriza por el abandono del experimentalismo y el


regreso a la narrativa. Se simplifican las estructuras narrativas, se vuelve al realismo.

En las últimas décadas del siglo XX conviven autores de distintas generaciones:


novelistas de posguerra (Miguel Delibes), de la “Generación de los 50” (Goytisolo),
algunos experimentalistas de la década de los 60 (Juan Benet) y las nuevas generaciones
de escritores de la Transición (Eduardo Mendoza). No resulta fácil identificar corrientes
o escuelas literarias, pero sí se puede hablar de ciertas tendencias temáticas:

La NOVELA HISTÓRICA de gran precisión histórica que obliga al novelista a


documentarse detalladamente sobre el periodo que pretende novelar. Algunos de los
ejemplos más destacados son: El hereje de Miguel Delibes (ambientada en la España del
siglo XVI). También se desarrolló una tendencia de novelas ambientadas en la Guerra
Civil.

La NOVELA POLICÍACA y de INTRIGA mezcla esquemas policíacos con aspectos


políticos e históricos. Cabe mencionar a Manuel Vázquez Montalbán con el detective
Carvalho, a Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta (1975) y a Carlos
Ruiz con El príncipe de la niebla. Podríamos hablar del auge del género policíaco en
nuestros días gracias al éxito de la novela negra nórdica.

En la METANOVELA el narrador reflexiona sobre los aspectos teóricos de la novela, el


verdadero argumento es la propia creación de la obra. Sobresale El desorden de tu nombre
(1987) de Juan José Millás.

En la NOVELA LÍRICA el valor esencial es la introspección así como la calidad técnica,


la búsqueda de la perfección formal va acompañada de un lenguaje poético. Destaca
Mortal y rosa (1975) de Francisco Umbral o El lápiz del carpintero (1998) de Manuel
Rivas.

La NOVELA de la MEMORIA y del TESTIMONIO de enfoque realista, la memoria


de una generación y el compromiso social son los temas básicos de esta corriente que
abarca el mundo irracional, onírico o absurdo. En esta línea cabría mencionar el realismo
carnavalesco de Luis Mateo Díez (La fuente de la edad, 1986).

En la NOVELA de PENSAMIENTO se difuminan las fronteras entre la novela y el


ensayo, pues da cauce a múltiples digresiones sobre las preocupaciones del autor, en un
tono cercano a veces a lo autobiográfico. Un ejemplo de ello es Sefarad (2001) de Antonio
Muñoz Molina.

Otra tendencia de los autores más jóvenes es la NOVELA NEOSURREALISTA o de


la GENERACÓN X, que aborda los problemas de la juventud urbana (sexo, drogas,
alcohol…), con una estética muy cercana a la contra cultura: Héroes (1993) de Ray Loriga
o Deseo de ser punk (2009) de Belén Gopegui.

Otras características de esta época son el incremento del número de escritoras (Almudena
Grandes, Elvira Lindo, Rosa Montero…), la vinculación entre la labor literaria y la
periodística (cabe citar los anticuentos de Juan José Millás), el gusto creciente pos el
relato corto o microrrelato y la novela gráfica.

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