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Qué parte llevará Colombia si crisis internacional se profundiza?

Hablan dos
analistas de Uninorte.

La inestable situación económica internacional, que desde el 2008 ha


afectado principalmente a las economías desarrolladas, ha hecho metástasis
de nuevo en los mercados de capitales en las últimas semanas, consecuencia
de acontecimientos impensables hasta hace algunos años.

Hay que decir, para empezar, que la actual es una crisis que ha ido
transformándose. Se inició como un problema del sector hipotecario en Estados
Unidos, se convirtió en una crisis del sector financiero a nivel mundial y ahora se
expresa en el mayor riesgo de defaults en países desarrollados.

Además de ser un coletazo de la crisis del 2008, tiene dos orígenes que,
como novedad frente a otras crisis recientes, surgen de economías
desarrolladas. Primero, la degradación en la deuda pública norteamericana por
parte de una agencia calificadora y, segundo, las dificultades que enfrenta la
integración económica europea con respecto a su viabilidad económica. La
excesiva politización del debate económico ha puesto en dificultades el manejo de
las finanzas públicas de Estados Unidos.

Evidencia de esto son la desfinanciación fiscal durante el gobierno de George W.


Bush por la reducción en los impuestos corporativos; los flojos planes de rescate
en los mandatos de Bush y de Barack Obama, basados en la compra de
activos financieros y gastos poco efectivos para recuperar la economía, y el
reciente acuerdo, que, en medio de una crisis económica de estas magnitudes,
establece una reducción en el gasto público y que muestra que los republicanos
no están concentrados en rectificar el rumbo de la economía nacional, sino en
mantener una imagen desfavorable del gobierno actual para justificar un cambio
en la Casa Blanca en el 2012.

En cuanto al Viejo Continente, los países miembros de la Unión Europea


renunciaron a su autonomía monetaria con el euro.
No obstante, sus economías no resultaron tan homogéneas como se pensaba
y esto llevó a que los compromisos fiscales previos, los manejos
irresponsables de gasto y el desmedido endeudamiento de algunos países
amenazaran la estabilidad e incluso la sostenibilidad de la UE.
El fantasma de la quiebra

Surge, entonces, la pregunta: ¿hay posibilidades de que esto desemboque en una


quiebra mundial? Una quiebra implica destrucción de riqueza, pero lo que ha
ocurrido hasta ahora es una reconfiguración del mapa financiero. Los
capitales han buscado protegerse de las perspectivas desfavorables de los
mercados tradicionales, moviéndose a activos más seguros y mercados más
rentables. La mayor parte de la riqueza, como ocurre con la energía, se ha
transformado, no se ha destruido, y ha migrado hacia commodities como el oro,
mercados emergentes y activos de renta fija.
Los commodities han incrementado su precio ante el aumento en la demanda de
Asia y los excesos de liquidez provenientes de los bancos centrales de Estados
Unidos y de Europa. El oro ha surgido históricamente como refugio frente a la
incertidumbre y en los últimos cuatro años ha triplicado su precio por su enorme
demanda. Por eso, hoy, cuando el dólar no se ve respaldado por una
economía estable, se consolida como opción segura al estar respaldado por
su valor intrínseco.
Parte de estos capitales sale a buscar destinos más rentables para llegar a
mercados emergentes con mayores rentabilidades y menor riesgo, sumado a una
previsibilidad favorable en el corto plazo, por su alta dependencia de commodities
que, como se menciona, hoy tienen precios históricamente altos.
Por su parte, los mercados de renta variable de las economías desarrolladas son
percibidos hoy como poco rentables e inseguros. De hecho, los bonos del tesoro
norteamericano se han valorizado, a pesar de la calificación de Standard &
Poors. Dos fenómenos pueden explicar este contrasentido: por un lado, los
temores sobre mercados no tradicionales en el mediano y largo plazo y su
aparente menor capacidad para absorber los recursos que buscan refugio;
por otro lado, una especie de dogma religioso que hace que el sistema financiero
decida proteger los bonos norteamericanos para evitar la destrucción de uno de
los símbolos de la fe en el mercado.
El papel de los emergentes
Lo que hasta el momento ha impedido que caigamos en una depresión económica
mundial son las economías emergentes. El dinamismo económico que siguen
presentado los mercados asiáticos y latinoamericanos, aun frente a la
desfavorable coyuntura internacional, hace prever que el PIB mundial no
alcanzará números negativos durante la presente crisis.
En Asia, gracias a un dinámico mercado interno, China ha logrado aparentemente
superar su dependencia de la demanda internacional por sus exportaciones. A su
vez, el modelo de subcontratación que ha caracterizado el creciente sector de
servicios en la India, gracias a sus salarios competitivos, ha hecho que muchas
empresas internacionales opten por migrar hacia su territorio y viven una
tercerización que les garantizará mantener la senda del crecimiento en el corto
plazo.
¿Qué le toca a A. Latina?
En América Latina Chile, Colombia, Perú y Brasil han demostrado desde la crisis
del 2001 que son responsables a nivel fiscal, monetario y político. Estas
características, que han hecho atractivos a estos mercados y los bonos de sus
gobiernos, ganan aún más relevancia actualmente al observar el panorama de los
países desarrollados.
A pesar de esto, no todo es alentador. Existen riesgos si la crisis internacional
se agudiza más de lo esperado. La alta correlación de los componentes de la
cuenta de capitales y la cuenta corriente por la dependencia de los
commodities son un elemento negativo para América Latina.
Un deterioro en los términos de intercambio puede afectar profundamente la
entrada de capitales, lo que dificultaría el acceso a créditos para los mercados
latinoamericanos y puede ser un obstáculo en los planes de inversión y gasto
público de los gobiernos de la región.
Por eso, uno de los temas que más se discuten en la actualidad es la
adopción de políticas macroprudenciales, que permitan acumular
municiones en las vacas gordas para utilizarlas en las vacas flacas.
Colombia y otros países del área han entrado en esa tónica con medidas como la
regla fiscal o las provisiones contracíclicas que estableció la Superintendencia
Financiera hace un tiempo.
Otros países ya han adoptado controles a la entrada de capitales con
anterioridad, originalmente para evitar los efectos de la revaluación, pero muy
útiles para evitar las salidas en desbandada de inversionistas extranjeros. De la
estabilidad y credibilidad de estas políticas dependerá una economía sólida, que
permita trabajar en la reducción de la pobreza y la desigualdad.

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