Por Prehistoria se entiende al tiempo anterior a la historia escrita. Alrededor
de 65 millones de años atrás y con la desaparición de los dinosaurios, se produjo la proliferación de los mamíferos, dentro de los cuales se encontraban los primates. Hace 50 millones de años, entre los primates superiores se destacó la familia de los hominoides, separándose de ella a su vez, los gorilas y los chimpancés. El hominido se irá adaptando al ambiente en el que le toca vivir, perderá la cola, adoptará la posición bípeda, aumentará su capacidad craneana, fabricará utensilios, siendo este el momento en el cual comienza la llamada Prehistoria. PALEOLÍTICO: Es el período más antiguo. Abarca desde cuando aparecen los primeros seres que poseen rasgos pre-humanos, los pitecos, en África nororiental y se prolonga hasta aproximadamente el 10.000 a. C., pasando por diferentes etapas convencionalmente llamadas: - Paleolítico inferior, - Paleolítico medio, - Paleolítico superior. Es en este último período (el superior) donde se producen las mayores adaptaciones y perfeccionamientos de herramientas y utensillos. Si bien, los primeros homínidos no modificaron su hábitat, sus restos fósiles y los utensilios que fabricaban, nos permiten inferir que no permanecían largo tiempo en un lugar, trasladándose para poder subsistir a medida que se agotaban sus fuentes de alimentos. Existía una jerarquía de tipo patriarcal o religiosa, donde se reconocía a un miembro como jefe. Se han encontrado “bastones de mando” tallados en hueso, con grabados y perforados en su extremo superior como si estuviesen destinados a ir colgados. Es probable que muchos adornos personales, collares, pectorales, brazaletes y rodilleras hayan constituido signos distintivos de jerarquía, como las diademas de plumas y otros ornamentos.
De las varias especies de australopitecos, se conocen sus restos fósiles, pero
muy poco se sabe sobre su forma de vida y los utensilios que pudieron fabricar. Sus principales alimentos eran semillas, raíces y restos (carroña) de animales muertos. Alrededor de 2.500.000 de años a. C., aparece el llamado homo habilis, el primer representante del género humano, capaz de fabricar herramientas. Pero esta capacidad, todavía no le permitió cambiar en gran medida sus hábitos de alimentación o alejarse de las fuentes de agua. Agregaron a su dieta, similar a la de los homínidos, algunos animales que, gracias a algunas armas que fabricaban, pudieron llegar a cazar. Un poco más de 1.000.000 de años a. C., apareció el homo erectus. A diferencia de los anteriores, este representante se mantenía erguido y gracias a la modificación de su postura bípeda, pudo recorrer grandes distancias, obtuvo una mejor visión al no caminar como un cuadrúpedo, las manos le quedaron libres y en ellas, la posición del pulgar le permitió agarrar mejor los objetos. Además, una mayor capacidad craneana, le permitió una organización cerebral más compleja. Debido a esto, el homo erectus, se transformó en un gran cazador, por lo que mejoro sus condiciones de vida. Por lo general, se organizaron en grupos que se unían a otros para obtener mejores cacerías. En estos grupos, se produjo una rudimentaria división del trabajo; las mujeres realizaban la recolección, los hombres cazaban. Por otra parte, continuaron con el nomadismo, mejoraron la técnica del tallado de la piedra. Pero su mayor avance cultural consistió en el control del fuego. Alrededor de 200.000 años a. C., se produjo la aparición del llamado homo sapiens. Se considera al Neanderthal, por su desarrollo cerebral, su género de vida y su capacidad inventiva, como parte del género homo, siendo considerado como homo sapiens Neanderthalensis. Estos se ingeniaron para fabricar y perfeccionar armas mediante el método de la percusión. Las nuevas armas les permitieron cazar animales de mayor tamaño y los utensilios que fueron perfeccionando, los utilizaron para carnear a los animales y preparar los cueros para darles diversos e importantes usos como: confeccionar vestimentas, construir refugios temporarios y proteger la entrada de las cavernas. Mientras las mujeres se ocupaban de la recolección, de las tareas “domésticas”, de la preparación del cuero, los hombres cazaban. Es evidente que poseyeron el sentido de la destructibilidad corporal; es decir, la idea de la muerte y, posiblemente a ella asociaron el primer germen de religiosidad. En este período, es notable la importancia de la “religión”, la familia, etc., esto es, de la vida espiritual. Los enterramientos son el mejor argumento para demostrar la espiritualidad del homo sapiens, en ellos se destaca el cuidado con que se disponía el suelo y el cadáver. Por otra parte, las ofrendas, demuestran la creencia en una vida más allá de la muerte. Un hecho importante a destacar consiste en que el Neanderthal ponía mangos a sus utensilios y armas, lo cual indica el pasaje del instrumental sencillo al complicado. Sin embargo su habilidad técnica no lo llevó a la búsqueda de formas artísticas, en cambio, los testimonios de su vida espiritual parecen irrefutables.