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Historia del salto de longitud El salto de longitud ha existido en todas las competencias deportivas de la antigüedad.

Los griegos
se encargaron de incluir esta modalidad dentro de los Juegos Olímpicos en el año 776 antes de cristo, momento en el cual se
realizaba el salto con halteras, que eran una especie de pesas, y las llevaban en cada mano. Atenas fue el primer lugar en donde
se realzaron competencias incluyendo el salto de longitud. Empezó a ser parte de los juegos olímpicos a inicios de 1896 y en 1928
se les permitió a las mujeres participar de esta disciplina. A principios del siglo XIX, Adam William logró realizar un salto de 5.41
metros de distancia. Otro importante representante fue Jhon Lane, quien logró saltar 7.05 metros en el año 1874.
Reglas del salto de longitud Los competidores tienen tres diferentes oportunidades de realizar el salto y se escogen a los ocho
mejores entre todos los participantes.
El salto más largo es el que se toma en cuenta.
Si existe un empate, ganará el competidor que tenga el segundo salto con mayor distancia.
Si el jugador realiza una voltereta, camina de espaldas en la pista, supera el tiempo determinado o toca el indicador de despliegue
será descalificado.
La medida del salto se toma desde el borde que está más cerca de la marcar de arena.
El tiempo para los intentos de salto es de un minuto y de dos minutos durante las fases finales de competencia.
Fases del salto de longitud
Las principales fases del salto de longitud son las siguientes:
Fase de carrera: esta fase constituye la base del salto. Debe ser previamente medida con gran precisión, y debe de realizarse con
un movimiento de progresión y elevando el muslo. El penúltimo apoyo es más largo que los demás y el último es el más corto.
Fase de batida: la fase de batida es el momento en el cual se transforma la carrera en un salto. Esta fase comienza apoyando el
pie de batida sobre la tabla y termina con la pérdida de ese contacto que ha sido generado, primeramente. El pie de batida llega a
la tabla de planta apoyándose totalmente.
Fase de vuelo: dependiendo de la longitud del salto y la experiencia del saltador pueden existir diferentes tipos de vuelo. La más
simple de las técnicas que es aprendida por los competidores es la Técnica Natural, la cual consiste en efectuar la traslación en
una posición de sentado.
Fase de caída: la fase de caída debe de realizarse de manera que, la primera parte que toma contacto con la arena sea la marca
más atrasada. Deberemos entonces procurar caer en el hueco que dejan los pies del atleta o hacia delante o hacia un lado, pero
nunca se deberá de dejar una marca más atrasada, ya que esta será de donde se tome la medida para la calificación.
Pista Aunque no existe una medida estándar para la realización del salto de pista, por lo general, las pistas de aceleración miden
aproximadamente 50 metros. Dentro de la pista, las líneas de salto se encuentran situadas entre uno y tres metros antes de llegar
a la fosa. Luego de la línea se debe colocar una tabla de plastilina o de algún material similar a ésta para permitir la adecuada
visibilidad de la prueba. En el área de aterrizaje, mejor conocido como fosa, se debe colocar un banco de arena húmeda, que
mide aproximadamente 3 metros de ancho y diez metros de longitud.
Zapatillas Las zapatillas con clavos son las que se utilizan en el salto de longitud pues le dan una mejor empuje y agarre al
corredor. Estas zapatillas están formadas de materiales como goma Eva, que se encarga de absorber el impacto que sufre el
corredor al caer. Las longitudes de los clavos que las forman varían desde los 3mm hasta los 15 mm y van a depender del tipo de
superficie y de la prueba que se vaya a realizar.

Historia del Salto de Longitud


El salto de longitud es uno de los gestos más espontáneos que existen. Practicado desde los orígenes con un fin utilitario, muy
pronto fue considerado como una de las manifestaciones más espectaculares de las posibilidades humanas. Por lo tanto, no
resulta sorprendente verlo figurar, en forma más o menos codificada, desde la más remota Antigüedad, en todas las
manifestaciones organizadas en torno a la elevación del valor físico de los individuos. Aparece en el programa de ciertos juegos
célticos unos veinte siglos antes de Jesucristo y se convierte en una de las cinco pruebas del pentatlón de los Juegos Olímpicos en
el 708 antes de nuestra era.
Si bien no siempre fue practicado con la forma que actualmente conocemos, “los primeros atletas se ayudaban de pequeñas
halteras para aumentar sus resultados”, el salto de longitud sigue siendo una de las disciplinas atléticas menos tocadas por las
transformaciones técnicas y materiales que caracterizan a veces al deporte moderno. En este sentido, sigue siendo un elemento
privilegiado de comparación para juzgar la evolución de las posibilidades físicas del hombre a través de los siglos.
Señalemos, en este sentido, que en 1874, el irlandés John Lane supera la marca de los 7 m. (7,05 m.) y que los 7,50 m. fueron
logrados en 1900 por el americano Myer Prinstein.
El primer saltador moderno, es decir, que utiliza una técnica similar a la de los saltadores actuales, será el americano Hart
Hubbart. Logra los 7,89 en 1925 y domina la especialidad durante un largo período. En esta época, los dos estilos de tijera y
extensión ya han aparecido.
Finalmente, en 1935 Jesse Owens rompe la barrera de los 8 m. (8,13 m.), récord que se mantendrá durante 25 años. La
especialidad se estanca tras esto hasta los Juegos Olímpicos de México, en que Bob Beamon, con 8,90 m. parecía situar el récord
a límites inaccesibles. Pero la aparición de nuevos saltadores “fenómeno” como Carl Lewis y Mike Powell cambiaría el curso de los
acontecimientos. Así, en 1991, Mike Powell batía este record, prematuramente bautizado como “Salto del siglo XXI”, al realizar
8,95 m.
En cuanto a la competición femenina, actualmente asistimos a una verdadera explosión en esta disciplina. El muro de los 7,50 m.,
durante largo tiempo considerado inaccesible, actualmente se ha superado y récord del mundo lo ostenta la rusa Christiakova
con un salto de 7,52 m. (1988).
La incorporación olímpica data del año 1896 (Atenas) en el que se disputa en las modalidades de con y sin impulso. En Londres
(1948) se reconoce también como prueba femenina.
La evolución de la técnica está íntimamente ligada con la mejoría de las marcas obtenidas:
• Primitivos
- Salto agrupado, o flotante o en cuclillas: formando un bloque con el tronco y las piernas encogidas con la idea de ofrecer una
menor resistencia al aire, se argumentaba entonces, extendiendo ambas piernas al frente en el momento del aterrizaje.
- Otros, en lugar de agruparse, a continuación del despegue extendían ambos brazos por encima de la cabeza y dejaban colgar las
piernas de manera pasiva hasta el momento de preparar la caída. Esta forma de salto se llamó en USA colgarse.
- La aparición del hitch-kick: La primera técnica que puede considerarse como tal aparece en USA a principio de la década de los
20 con el sonoro nombre de hitch-kick (salto de puntapié), o, como se llamó posteriormente en Europa, salto de tijera, o salto de
carrera con varios exponentes iniciales.
- Con un movimiento y medio de las piernas por el aire: Edwin Gourdin y Edward Hamm destacan en este tipo de técnica a la hora
de saltar.
- Con doble movimiento y medio de piernas: Robert Legendre y William de Hart Hubbard destacan en este otro tipo de técnica a
la hora de saltar.
• La técnica de Long
• Hitch-kick tres y medio: se trata de un movimiento circular por el aire, lo más parecido al de la carrera, contraposición al grado
de puntapié.
• El salto del siglo: se trata de un movimiento de piernas dos y medio y una magnífica preparación de la caída como característica
individual: tronco muy flexionado y piernas muy avanzadas. Su principal valedor es Robert Beamon.
• La técnica flip: consiste en girarse de costado cuando el centro de gravedad ha alcanzado su punto más alto, cayendo con las
piernas completamente extendidas y juntas. Cuando el pie más proximo al suelo toca la arena, las rodillas se flexionan y los
brazos se llevan vivamente alrededor de las rodillas como los del saltador de trampolín haciendo un mortal. El cuerpo se repliega
sobre sí mismo, como en la posición fetal. Su única desventaja parece provenir del hecho de que el saltador se ensucia más.
• El salto mortal: es idea del entrenador y analista biomecánico Thomas Ecker. No ha tenido ningún seguidor con marcas de valor,
si exceptuamos a Bruce Tener.

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