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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL.

ESTUDIANTE: Tania Buelvas Becerra.


CÓDIGO: 2017256006.
CÉDULA: 1023964944.
ASIGNATURA: Educación, Diversidades y diferencias.

LA CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO A TRAVÉS DEL PODER Y SU DESEO DE


EMANCIPACIÓN.

La noción de sujeto se ha ido construyendo y deconstruyendo a lo largo de los años


permitiendo así que se hable de diferentes sujetos, quienes son construidos a través de
diferentes subjetividades las cuales han estado envueltas en unas prácticas establecidas
por diferentes contratos sociales que son conformados por acuerdos y que buscan un
bien común que pueda llevar a un orden social, donde al otorgar el poder a unos pocos
hace que se genere un desequilibrio social por el cual se puede excluir a aquellos sujetos
que no permitan que se llegue a ese orden ideal; es por ello que a través de este texto
se plantea una mirada hacia el sujeto por medio del poder que ejerce la sociedad sobre
el mismo, las prácticas y como estas lo permean para su construcción y finalmente lo
conllevan a una deconstrucción para poder emanciparse de los mismos.

El sujeto como ser cambiante, compuesto por un sinfín de subjetividades como lo


plantea Rosato (2009), quien nos presenta al sujeto desde el ser poseedor de un cuerpo,
el cual es representado como una máquina que es objeto de estudio, que está sujeto a
una sociedad que no le permite tener un cuerpo privado, con sentido y que le permita ser
independiente, sino que le otorga un cuerpo productivo en una sociedad y lugar
determinado, un sujeto que a través de su cuerpo puede generar relaciones de poder,
donde adquiere un papel de opresor u oprimido que lo llevan a tomar una ideología
construida sobre la normalidad; nos permite hacer un paralelo entre esta concepción de
sujeto y el sujeto construido a través de la sociedad que nos plantea Turriago (S.F), quien
retoma la postura de Marx frente a un sujeto que es formado socialmente y es atravesado
por diferentes factores subjetivos, un sujeto que comienza su construcción siendo
inmaduro y que puede adquirir maduración a través de procesos de formación, nos
presenta a un sujeto que no deviene solo de la sociedad, sino que tiene unos deseos de
transformación que lo convierten así en un sujeto de historia.

La sociedad como ente de poder tiene la capacidad de formar, de construir sujetos,


pero sujetos que le sirvan para poder mantener un orden social ideal, el cual se ha ido
estableciendo por medio de unos contratos que son aceptados o no por una sociedad a
través de unos intereses o factores particulares, ya sean desde lo biológico, lo político,
lo educativo o familiar, es a partir de estos factores donde se puede hablar de un sujeto
que es aceptado socialmente y de otro que es excluido por no hacer parte del canon de
ideales establecidos, estos ideales permean cada uno de los factores mencionados
anteriormente, así mismo como lo hace el capitalismo, como formador y transformador
no solo de sociedades, sino también de sujetos que se ven dominados y transgredidos
por las practicas que este conlleva, Santos (2010), nos plantea a un sujeto del capitalismo
que busca desligarse del mismo, un sujeto que ha sido desligado de sus conocimientos
y prácticas propias, convirtiéndolo en un sujeto que no tiene historia y que se construye
desde su realidad social, donde el capital se convierte en el centro de la misma y genera
una dificultad doble para el sujeto, tanto desde el cuerpo y sus deseos, como desde lo
social y político, donde el cuerpo vuelve a tener un factor importante económicamente
pero que al ser traspasado por las subjetividades del sujeto comienza a sentir una
represión sobre sí mismo, generando así que el sujeto genere estrategias que le permitan
desligarse, emanciparse de la sociedad y del poder que esta ejerce sobre él.

Karczmarczyk (2014), retoma a Foucault para hablar de un sujeto que es construido


para ser dócil y útil, que busca una normalización:

La normalización disciplinaria consiste en plantear ante todo un modelo, un modelo


óptimo que se construye en función de determinado resultado, y la operación de
normalización disciplinaria pasa por intentar que la gente, los gestos y los actos se
ajusten a ese modelo; lo normal es, precisamente, lo que es capaz de adecuarse a esa
norma, y lo anormal, lo que es incapaz de hacerlo. (Karczmarczyk, 2014, pág. 99).
La formación de ese modelo óptimo de normalización hace que el sujeto dependa de sus
capacidades para poder adecuarse a la norma, pero cabría preguntarse ¿qué pasa con
aquellos que por sus capacidades no puedan adecuarse a la norma?, ¿qué pasa con
aquellos que no deseen estar en la norma?

El deseo de desligarse y de emanciparse, se presenta cuando se ejerce una represión


sobre el sujeto como forma de resistencia, como medida de resguardo de aquello que no
se quiere perder por la norma o por la sociedad, pero sobre todo como forma de adquirir
libertad, de sentirse libre, pero esto no implica solo el deseo de libertad, implica que el
sujeto se reconozca como tal, que esté dispuesto a generar cambios y a transformar, se
necesita que el sujeto genere autonomía para que pueda generar un libre desarrollo de
sí mismo, donde el sujeto pueda tener un pensamiento crítico y donde sea consciente de
las decisiones que puede tomar en pro a su construcción como sujeto, donde pueda
comenzar a transformar y a deconstruir esa noción de sujeto que le fue atribuida a través
del poder que ejerce la sociedad sobre él, para que así se pueda construir desde sus
fundamentos como sujeto emancipado y libre.
Bibliografía
Karczmarczyk, P. (2014). El sujeto en cuestión. Abordajes contemporáneos. Argentina:
Universidad Nacional de la Plata.

Rosato, M. A. (2009). Discapacidad e ideologia de la normalidad. Desnaturalizar el


déficit. Buenos Aires: noveduc libros.

Santos, B. d. (2010). Descolonizar el saber, reinventar el poder. Montevideo, Uruguay:


Trilce.

Turriago, J. C. (Sin fecha). El marxismo y la formación de un sujeto revolucionario


transformador.

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