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Magistrado Ponente:
Santafé de Bogotá D. C. tres (3) de agosto de mil novecientos noventa y cinco (1995).
A N T E C E D E N T E S:
Tal sentencia, agrega, no se opone a normas de orden público, "ya que el artículo 104 a
117 del decret (sic.) 2737 de 1989, establece el procedimiento para la adopción".
Así las cosas se impone decidir lo pertinente, a lo cual procede la Sala conforme a las
siguientes:
C O N S I D E R A C I O N E S:
1. Dispone el artículo 18 del Código Civil que "La ley es obligatoria tanto a los
nacionales como a los extranjeros residentes en Colombia", regla que en términos
similares reitera el artículo 57 del Código de Régimen Político y Municipal -ley 4 de
1913-, y con la cual se acoge, sin ambages, el denominado "principio de la
territorialidad de la ley" en virtud del cual toda persona que habite en el territorio
colombiano, sea ésta nacional o extranjera, se encuentra sometida al rigor imperativo de
la ley nacional, postulado que, si bien, de la manera inflexible como se encuentra
formulado elimina cualquier posibilidad de conflicto con las leyes extranjeras, no pocos
problemas de carácter jurídico y político genera al momento de su aplicación.
2.- No obstante, el artículo 19 del Código Civil consagra una excepción al principio de
la "territorialidad de la ley" que viene de exponerse, por cuanto acoge el denominado
"estatuto personal", según el cual la ley nacional sigue a la persona doquiera ésta se
encuentre -sicut umbra corpore-. Dispone, en efecto, el referido texto que "Los
colombianos residentes o domiciliados en país extranjero, permanecerán sujetos a las
disposiciones de este código y demás leyes nacionales que reglan los derechos y
obligaciones civiles:
" 2º En las obligaciones y derechos que nacen de las relaciones de familia; pero solo
respecto de cónyuges y parientes en los casos indicados en el inciso anterior."
Ha dicho la Corte, con miras a desentrañar el sentido de tal disposición que: "El estado
civil puede ser resultado de un acto voluntario de la persona humana o provenir de un
hecho ajeno por completo a su voluntad, pero aún en el primer caso es la ley, no el
individuo, la que reglamenta todos los efectos jurídicos de la institución que el estado
civil supone, sin dejarle a la persona ninguna libertad de acción para modificar en nada
los derechos y obligaciones inherentes a la situación que ha surgido, según los haya la
misma ley establecido obligatoriamente. Es el orden público en función imperativa,
como que de cuestiones fundamentales de la familia, base de la sociedad, se trata. De
ahí que el estado civil no pueda ser negociable, ni prestarse a transacciones, ni ser
objeto de renuncias o desistimientos, y ni siquiera de libertad probatoria para
acreditarlo. De ahí también que, en cuanto a la capacidad y a sus elementos esenciales,
lleve en sí, palpitante, la noción de soberanía de cada Estado, en acción intransigente,
indispensable para la defensa de sus instituciones tutelares. Se comprende así que para
tales extremos surja la necesidad del estatuto personal, como único medio de poner al
país a salvo de extrañas intromisiones y de los caprichos de la libre determinación del
ciudadano. Y como el individuo, por actos voluntarios, podría crear estados civiles
contrarios a las instituciones básicas de la nación a que pertenece, el legislador verse
obligado, en defensa de ellas, a coartar su libertad, imponiendo limitaciones cuando
actúa amparado por leyes extranjeras, del mismo modo que se las impone cuando obra
dentro de su propio país.
"No es otro el fundamento jurídico del art. 19 del C.C.". (Cas., 7 de marzo de 1952,
LXXI, 361).
3. Para efectos de resolver sobre el pase de la sentencia proferida por el Juzgado Cuarto
de Primera Instancia de Familia y Menores de la Circunscripción Judicial del Distrito
Federal y Estado de Miranda, en Caracas, Venezuela, mediante la cual se aceptó la
adopción plena de JENNY SAA SALAZAR que ésta solicita, es preciso advertir que
nuestro país suscribió en Montevideo, Uruguay, el 8 de mayo de 1979, "La Convención
Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y Laudos Arbitrales
Extranjeros", convención que fue aprobada por el Congreso de la República mediante la
ley 16 de 1981.
Así mismo, según lo acredita la comunicación enviada por el Director del Departamento
de Desarrollo y Codificación del Derecho Internacional de la Subsecretaría de Asuntos
Jurídicos de la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
depositaria del convenio y de los respectivos instrumentos de ratificación (folio 62), la
República de Venezuela también suscribió y ratificó la susodicha convención,
certificación que fue corroborada por la Nota 03420 del Ministerio de Relaciones
Exteriores de Colombia.
4. De conformidad con lo previsto en el artículo 2° del referido convenio, para que las
sentencias, laudos arbitrales y resoluciones judiciales extranjeros puedan tener eficacia
en otro de los "Estados Partes" es necesario que reúnan las siguientes condiciones:
" a) Que vengan revestidos de las formalidades externas necesarias para que sean
considerados auténticos en el Estado de donde proceden.
" b) Que la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional y los documentos anexos que
fueren necesarios según la presente Convención, estén debidamente traducidos al
idioma oficial del Estado donde deben surtir efecto.
" c) Que se presenten debidamente legalizados de acuerdo con la ley del Estado en
donde deben surtir efecto.
" e) Que el demandado haya sido notificado o emplazado en debida forma legal de
modo sustancialmente equivalente a la aceptada por la ley del Estado donde las
sentencias, laudo y resolución jurisdiccional deban surtir efecto.
" f) Que se haya asegurado la defensa de las partes.
" h) Que no contraríen manifiestamente los principios y las leyes de orden público del
Estado en que se pida el reconocimiento o ejecución..."
Cabalmente, los preceptos legales mediante los cuales un Estado señala los efectos y
alcances en el espacio de su legislación son de orden público. Por tanto, el artículo 19
del Código Civil, que somete a la ley nacional a los colombianos, en las cuestiones que
atañen al estado civil, donde quiera que éstos se encuentren, es una norma de tal
naturaleza, como lo son las reglas que en general gobiernan el estado civil, del cual la
adopción hace parte, razón por la cual no puede sustraerse ningún nacional colombiano,
aún residente en el extranjero, a su rigor imperativo.
"Las disposiciones referentes al estado civil -ha dicho la Corte- ... se considera en
cada nación como de orden público por hallarse establecidas en interés general. Por lo
tanto, cualquier sentencia extranjera que afecte ... el estatuto personal (artículo 19 del
Código Civil) ..., incide a la vez en las normas de la jurisdicción nacional colombiana y
por eso no pueden cumplirse en el país"(Cas. Civ. 17 de mayo de 1978, sin publ.).
Así las cosas, y como quiera que es evidente que el Juzgado Cuarto de Primera
Instancia de Familia y Menores de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y
Estado de Miranda, en Caracas, Venezuela, resolvió el asunto sometido a su
consideración conforme a las normas jurídicas de ese país, el exequátur que se solicita
de la sentencia proferida por éste no se puede conceder.
D E C I S I O N:
Sin costas.
Notifíquese.
ACLARACION DE VOTO
2.2.- Ahora bien, siguiendo los anteriores parámetros, que el suscrito aún
comparte y que en el fallo aclarado se abandonan, no resulta exacto que, por ser el
artículo 19 del Código Civil una norma de orden público interno, cuestión indiscutible,
se afirme de una parte, que la adopción que se efectúa sobre menores colombianos,
como parte del régimen del estado civil, debe sujetarse a la ley colombiana; y, de la otra,
que como consecuencia que esa adopción "no puede sustraerse ningún nacional
colombiano aún residente en el extranjero, a su rigor imperativo".
Fecha ut supra.