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LA MEMORIA Y LA VERDAD, DOS CONCEPTOS DIFERENTES Y COMPLEMENTARIOS.

Documento de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No


Repetición

Enero 2019

“El desafío es liberarnos de los miedos y de los silencios para llegar avanzar hacia la
verdad de nosotros mismos. De eso se trata con la Comisión de la Verdad”

Francisco de Roux. Presidente.

Si bien el Centro Nacional de Memoria Histórica de modo muy especial y muchas


comunidades, instituciones y sectores en el país han hecho ya un valioso ejercicio de
construcción de memoria de lo sucedido en el conflicto armado interno, que ha permitido a
la sociedad tener un enorme acumulado y mayor conciencia sobre su pasado, la tarea
encomendada a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No
Repetición debe transitar de la memoria a la construcción de la verdad, dos conceptos
diferentes pero complementarios.

Las semejanzas y diferencias entre verdad y memoria hacen parte de un debate global que
se nutre de los aportes de diversas disciplinas de las ciencias sociales, de los resultados que
arrojan los informes producidos por Comisiones de la Verdad, organismos de defensa de los
derechos humanos, las iniciativas de organizaciones de víctimas y la movilización de diversos
sectores de sociedad en torno al esclarecimiento de hechos que han dejado una huella en la
memoria colectiva y siguen siendo objeto de polémicas, no obstante el tiempo transcurrido.

A propósito de estos debates y en relación con los alcances de la labor a desarrollar por la
Comisión de Esclarecimiento de la Verdad en Colombia es pertinente tomar en consideración
los planteamientos de reconocidos expertos que aportan algunas luces para esclarecer en
qué estriban la diferencia entre memoria y verdad o entre memoria e historia (disciplina en
la que el tema de la verdad ocupa un lugar central).

El material de la memoria son los relatos que admiten una gran diversidad. La memoria es
siempre parcial, subjetiva, hace referencia a las huellas del pasado, de la experiencia vivida,
su interpretación, sentido o su marca a través del tiempo. No son los hechos, sino como dice
Sánchez, citando a Marc Auge, “su impresión”. Uno recuerda lo que más lo impactó y no
siempre el acontecimiento tal cual, en orden cronológico, sostiene Tódorov. En concordancia
con este criterio Elizabeth Jelin subraya la necesidad de hablar de memorias en plural,
entendidas como procesos subjetivos, anclados en experiencias y marcas materiales y
simbólicas y el reconocimiento de las memorias como objetos de disputas, conflictos y
luchas, lo cual apunta a prestar atención al rol activo y productor de sentido de los
participantes en esas luchas, enmarcados en relaciones de poder.

En cambio, la verdad, en la que se funda la historia, según el búlgaro francés Tzvetan


Tódorov, incluye las memorias de grupos diversos sobre hechos comunes. Pero ¿cómo unir
esas memorias tan distintas? En su criterio no hay otro camino que el de verdad histórica,
que reúne los recuerdos y los sufrimientos de los distintos grupos de una misma comunidad.
De acuerdo con esto los procesos de construcción de verdad deben tener un carácter
integrador.1

Por su parte el historiador francés Pierre Nora enuncia los siguientes criterios en respuesta
a una pregunta sobre el tema en cuestión: “Memoria e historia funcionan en dos registros
radicalmente diferentes, aun cuando es evidente que ambas tienen relaciones estrechas y
que la historia se apoya y nace de la memoria, la memoria es el recuerdo de un pasado vivido
o imaginado. Por esa razón, la memoria siempre es portada por grupos de seres vivos que
experimentaron los hechos o creen haberlo hecho. La memoria, por naturaleza, es afectiva,
emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivas
transformaciones, vulnerable a toda manipulación, susceptible de permanecer latente
durante largos períodos y de bruscos despertares. La memoria es siempre un fenómeno
colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual. Por el contrario, la historia
es una construcción siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir,
pero que dejó rastros. A partir de esos rastros, controlados, entrecruzados, comparados, el
historiador trata de reconstituir lo que pudo pasar y, sobre todo, integrar esos hechos en un
conjunto explicativo. La memoria depende en gran parte de lo mágico y sólo acepta las
informaciones que le convienen. La historia, por el contrario, es una operación puramente
intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso crítico. La historia permanece; la
memoria va demasiado rápido. La historia reúne; la memoria divide”2. Resaltamos como
clave su formulación sobre la necesidad de integrar los hechos en un conjunto explicativo si
se quiere avanzar en la tarea de construcción de verdad.

La verdad es una noción que pese a ser inherente en el desarrollo social de los seres
humanos, resulta un concepto difícil de definir. Exige de un lado, una credibilidad objetiva
en presentar –o visibilizar en algunos casos- acuerdos sobre una realidad fáctica que es
valorizada en el escenario público. De otro lado, es de comprensión subjetiva y de

1
. Todorov. Los dilemas de la memoria. Documento pdf. En:
http://www.jcortazar.udg.mx/sites/default/files/TODOROV.pdfl
2
Entrevista a Pierre Nora. El historiador es un árbitro de las diferentes memorias .En:
https://www.google.com.co/?gfe_rd=cr&dcr=0&ei=k8wYWqTmAZDQ8AeblZbIAQ358|2
interpretaciones divergentes, ya que sigue siendo una cuestión privada para los individuos –
a pesar que puede expresarse colectivamente- y ello implica alteraciones en la percepción
del presente y futuro.

Sobre este último aspecto, Yasmin Naqvi señala que la verdad “puede generarse mediante
procedimientos y estructuras sociales” y ello sugiere una posibilidad de acordar la verdad.
De allí, se deriva la premisa de que se trata de establecer una “versión oficial, científica y
acordada de la historia.”3 Para dicha autora, el concepto de verdad en la justicia transicional
adquiere algunas nociones básicas:

▪ es algo que puede verificarse o, al menos, corroborarse mediante pruebas


▪ puede consistir en una declaración o dictamen oficial acerca de acontecimientos
sucedidos
▪ implica una obligación de decir lo que sucedió de facto
▪ no se reduce a una sola forma de expresión, puede ser visual, auditiva, artística, etc.
▪ es relativa a las necesidades del presente, del proceso y a sus consecuencias;
▪ puede haber diferentes versiones de la verdad o verdades, siempre y cuando sean
verificables.

“Desde un punto de vista metodológico, podríamos sostener que, mientras la memoria


testimonial a menudo registrada como crónica existencial pretende legitimar, honrar o
condenar, rehabilitar o exorcizar, actuando siempre de manera subjetiva y selectiva, la
memoria historiográfica centra su esfuerzo en conocer, comprender, interpretar o explicar,
actuando bajo la exigencia de la objetividad”.4

La verdad como derecho surge como un concepto jurídico dentro del derecho internacional
humanitario en los artículos 23 y 33 del Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra de
1949, de 1977, y a obligaciones específicas de las partes en escenarios de conflicto armado
de personas dadas por desaparecidas; posteriormente reconocido por diferentes órganos de
carácter internacional, como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos;
el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas y el Comité de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas.

El derecho a la verdad es relacionado en la exigencia de hacer valer y reivindicar otros


derechos humanos fundamentales violentados en escenarios de conflicto armado, como el
derecho a la reparación, al acceso a la justicia y a la información. Esta interrelación,

3
Naqvi, Yasmin, “El derecho a la verdad ¿realidad o ficción?, International Review of the red cross, junio de
2006, No. 862 de la versión original.
4
Alberto Filippi, “Damnatio memoriae y humanitas del derecho” en Pablo D. Eiroa y Juan M. Otero,
Memoria y derecho penal, Fabián J. Di Plácido Editor, Buenos Aires, 2007, p. 48 y 49.
interdependencia e interdivisibilidad, señala Newman –Pont (2009), concibe a la verdad
como “una condición necesaria junto con la justicia, la dignificación de las víctimas y la
prohibición de la impunidad para evitar que haya impunidad en materia de violaciones
sistemáticas de Derechos Humanos5.

La perspectiva de la verdad como derecho colectivo es considerada por el jurista francés


Louis Joinet (1997) en los informes de la Comisión de Derechos Humanos sobre impunidad y
justicia, como el “derecho a saber” y la obligación del Estado para evitar que se reproduzcan
en el futuro otras violaciones a los derechos humanos. La contrapartida del derecho, según
Joinet, es que el Estado tiene el deber de “recordar para protegerse contra esas
tergiversaciones de la historia que llevan por nombre revisionismo y negacionismo; en
efecto, el conocimiento por un pueblo de la historia de su opresión forma parte de su
patrimonio y debe por ello conservarse”. El ‘derecho a saber’, señala Joinet, “tiene cuatro
principios: 1. El derecho inalienable a la verdad; 2. El derecho de recordar; 3. El derecho de
las víctimas a saber; y 4. Garantías para hacer efectivo el derecho a saber” 6

¿Cómo asumir este reto?

También al respecto Tódorov ofrece algunas claridades: “El trabajo del historiador, como
todo trabajo con el pasado no consiste exclusivamente en
establecer una serie de hechos, sino también en señalar algunos de ellos como destacados
o más significativos que otros, a ponerlos en relación entre ellos. Ahora bien, ese trabajo de
selección y de combinación está necesariamente orientado por la búsqueda, no sólo de la
verdad, sino también del bien” 7 Esta última afirmación, la búsqueda del bien, implica un
compromiso ético al margen de intereses políticos o ideológicos para garantizar el cometido
de construcción de una verdad que pueda contar con la aceptación por diversos sectores y
portadores de memorias encontradas. Ante todo “el compromiso es con la verdad y la
justicia como únicos imperativos”8

En términos de Pierre Nora de lo que se trata es de no incurrir en el error de confundir


memoria e historia: “El historiador tiene un papel cívico y uno ideológico, y yo estoy a favor
del primero y en contra del segundo. Es inevitable que el historiador –que no es un hombre
abstracto, sino un hombre de su familia, de su religión, de su país– pueda desprenderse de
todas esas circunstancias para ser lo que en otros tiempos se creía que era un historiador, a

5
Vivian Newman-Pont, Falso o verdadero (¿El derecho a la verdad es norma imperativa internacional?), 14
International Law, Revista Colombiana de Derecho Internacional, 43-69 (2009).
6
Louis, Joinet. Naciones Unidas, E/CN.4/Sub. 2/1997/20/Rev.1 del 2 de octubre de 1997.
7
Todorov. Los dilemas de la memoria. Documento pdf. En:
http://www.jcortazar.udg.mx/sites/default/files/TODOROV.pdfl
8
Ibid
saber, un hombre de ningún tiempo y de ningún país. Eso es imposible. Pero, al igual que un
etnólogo, debe hacer un gran esfuerzo para no estar condicionado por esas dificultades y
para intentar una forma no de objetividad, porque no existe, sino de honestidad. Es el
requisito, creo, para tratar de mantener cierta verdad común en un mundo fracturado” 9

El esclarecimiento de los hechos entraña operaciones complejas y diferenciadas. Requiere


trascender un enfoque tradicional que se limita a verificar si los hechos tuvieron o no
ocurrencia, o a constatar la diversidad de relatos, sino su inscripción en un contexto histórico
y orientado a develar su sentido y significación (“verdad de develamiento”)10. Para ello es
necesario proceder a la contrastación de los relatos con otro tipo de fuentes documentales
historiográficas e incluso literarias, en tanto que también se ha venido reconociendo su
posibilidad de aportar elementos que facilitan la comprensión de contextos de significación
y de la memoria.

Sin embargo, entre verdad y memoria hay una importante similitud en tanto se trata de
procesos en construcción, lo cual marca sus límites de renuncia a la pretensión de establecer
una verdad plena y acabada. Volvamos con Todorov: “Partamos de esta evidencia: el pasado
no puede nunca ser restituido íntegramente. En todo caso, sólo subsisten algunos rastros,
materiales o psíquicos, de lo que fue, entre los hechos en sí mismos y las huellas que dejan,
se desarrolla un proceso de selección que escapa a la voluntad de los individuos. Cuando un
individuo emprende por su propia cuenta un trabajo de recuperación del pasado se agrega
un segundo proceso de selección, consciente y voluntario. De todos los rastros dejados por
el pasado, escogeremos retener y consignar sólo unos determinados, por juzgarlos por
alguna razón, dignos de ser perpetuados“11

En estas circunstancias, la verdad al igual que las memorias se configura como un campo en
disputa entre diversas versiones de verdad que pueden dar a luchas en el campo político y
simbólico pero que despejan el camino para establecer nuevos consensos en torno al
esclarecimiento de un pasado reciente o lejano y con ello nuevos logros en justica y
reparación de las víctimas, tolerancia y sentido de pertenencia a una nación.

Sobre este asunto y en relación al carácter específico del Mandato de la Comisión de la


Verdad, su presidente, Francisco de Roux, plantea: “Se han hecho esfuerzos valiosos para la
reconstrucción de la historia, en la recolección de memorias, pero la memoria todavía no es
la verdad. Es falible, está muy llevada por las impresiones subjetivas. Hay que partir de ella.

9
Entrevista a Pierre Nora. El historiador es un árbitro de las diferentes memorias .En:
https://www.google.com.co/?gfe_rd=cr&dcr=0&ei=k8wYWqTmAZDQ8AeblZbIAQ358|2
10
Svampa, Lucila( Comp.) Entre historia y memoria. Debates actuales entorno a la (re) actualización del
pasado En http://biblioteca.clacso.edu.ar/Argentina/iigg-uba/20151022045152/dt74.pdf
11
Todorov, Dilemas de la memoria, ibida
Si uno no siente el llanto de los otros, su sufrimiento, sus dolores, es muy difícil formular las
preguntas válidas, pero eso todavía no es la verdad. La verdad es el esfuerzo de explicar lo
más objetivamente posible, a sabiendas que uno finalmente termina en hipótesis, que son
tanto más fuertes cuanto más capaces sean de responder a todas las preguntas pertinentes.
Creo que hemos tenido visiones o muy ideologizadas o parciales de pequeños espacios de
tiempo, de regiones, de ciertos sectores, pero todavía no hemos podido elaborar una visión
comprensiva del conflicto”12.

Así mismo entendemos que si bien la verdad puede remover creencias ancladas o realidades
ocultadas o falseadas y por ello, incomodar, el propósito central de la verdad debe estar
encaminado a la No Repetición, a partir de la toma de conciencia por parte de toda la
sociedad de las causas que llevaron a la confrontación armada. Dice Max Yuri Gil, historiador:
“La construcción de un relato interpretativo sobre lo que ha pasado y las responsabilidades
en ello, no sólo tiene el desafío de avanzar sobre lo ya construido, sino encarar algunos temas
que son o bien parte de un relato hegemónico que se ha construido en nuestro país tanto
desde sectores institucionales, académicos y medios de comunicación, o que se han dejado
sin mayores aproximaciones rigurosas. Es por ello que la labor de esclarecimiento de la
Comisión debe estar en todo momento orientada por la búsqueda de la mayor legitimidad
posible. No se puede separar la labor de esclarecimiento de la labor de relacionamiento con
diferentes sectores sociales, pues de esto dependerá en buena parte que lo que la CEV
construya como informe sea considerado un bien público y que sus recomendaciones tengan
una base social que las asuma como parte esencial de la transformación democrática de la
sociedad. Para que la verdad sea una garantía de no repetición, no basta con la labor de
esclarecimiento, sino que será fundamental que, tanto en su construcción como en las
recomendaciones, al menos una parte de la sociedad se apropie de la importancia de que
esto nunca más debe ocurrir.13

El profesor Thomas Burgenthal quien fue uno de los miembros de la Comisión de la Verdad
de El Salvador describe así su experiencia: "Mi experiencia con la Comisión de la Verdad me
ha convencido que la función más importante de una entidad de ese tipo es decir la verdad.
Quizá parezca demasiado obvio y trillado. Sin embargo, es algo que tiene que decirse, puesto
que parece haberse perdido de vista en el debate sobre la reconciliación nacional. La
hipótesis de que la verdad tendría el efecto de restregar sal sobre las heridas del país,
dificultando así el logro de la reconciliación nacional, tiene una cierta lógica superficial; sin
embargo, pienso yo que es equivocada. Un país tiene que hacer frente a su pasado,
reconociendo los errores cometidos en su nombre antes de poder iniciar la ardua tarea de

12
http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/entrevista-con-el-padre-francisco-de-roux-sobre-el-
papel-de-la-comision-de-la-verdad-216780
13
Gil, Max Yuri. La verdad como garantía de no repetición. 2018
consolidar la confianza entre antiguos adversarios y sus respectivos simpatizantes, el primer
paso de cualquier proceso de reconciliación nacional. No se puede esperar alcanzar ese
objetivo ocultando la verdad bajo un manto de silencio, diciéndoles a las víctimas o a sus
familiares que no ha pasado nada, ni pidiéndoles guardar silencio sobre lo que les aconteció.
Las heridas empiezan a sanar con el contar de esas historias y con el reconocimiento nacional
de la realidad de lo sucedido. La forma en que se cuente la historia es menos importante
que el hecho de que se diga la verdad. Es así que las decisiones acerca de si se debe o no
publicar los nombres de los responsables, celebrar juicios, imponer sanciones, dar
reparaciones o conceder amnistías, son todas consideraciones que pueden variar según la
naturaleza del conflicto, el carácter nacional del país involucrado, la realidad política y las
concesiones que se hicieron para poner fin al conflicto. No obstante, si se oculta la verdad
fundamental sobre lo ocurrido, será sumamente difícil lograr una reconciliación nacional. Las
heridas abiertas en el pasado seguirán supurando, poniendo en peligro la paz. Si bien la
verdad podría ser una medicina demasiado potente, pienso que no existe otro camino si lo
que se persigue es restituir la armonía en un pueblo dividido por una guerra civil o por algún
régimen sanguinario"14.

Para la Comisión de la Verdad, el Esclarecimiento, proceso a través del cual se busca develar
la verdad se define como:
“El proceso de investigación e interacción conducente a clarificar la naturaleza, la
lógica, dinámica, impactos, implicaciones, causas y contextos explicativos del Conflicto
Armado Interno Colombiano -CAIC-, así como los mecanismos de respuesta a los hechos
relacionados con dicho conflicto. La investigación implica un proceso sistemático y riguroso
de escucha de los distintos sectores implicados; el estudio, contrastación, análisis e
interpretación de los hechos con la información primaria y secundaria recopilada o
disponible, y la formulación de un relato consistente de lo sucedido. La interacción consiste
en un permanente intercambio de información, puntos de vista, análisis, interpretaciones y
propuestas sobre los aspectos enunciados del CAIC con personas, organizaciones e
instituciones que han participado de alguna manera en el conflicto.
El esclarecimiento implica depurar los acontecimientos y, mediante la contrastación,
controvertir las distintas versiones, complementar las incompletas, descartar las que
carezcan de consistencia y clarificar aquellos aspectos menos reconocidos y estudiados. Así
mismo, según define el decreto 588 de creación de la CEV, el esclarecimiento no es solo de
hechos individuales, sino de patrones, estructuras y causas. En algunos casos, el

14
Thomas Burgenthal, "La Comisión de la Verdad para El Salvador", en Instituto Interamericano de Derechos
Humanos, Estudios Especializados de Derechos Humanos I, San José, Costa Rica, 1996, pp. 61 y 62.
esclarecimiento conlleva definir las categorías de hechos, patrones o violaciones, teniendo
en cuenta las categorías y métodos de análisis prevalentes en el estudio de violaciones de
derechos humanos y del derecho internacional humanitario.

La tarea de la Comisión implica realizar dicho esclarecimiento a partir de la información,


datos, testimonios y pruebas que puedan llevarse a cabo, además de la investigación ya
existente sobre los distintos temas. Pero supone también analizar, contrastar, y en muchas
ocasiones deconstruir, versiones oficiales difundidas por las partes implicadas en el conflicto,
ya sean fuerzas militares y de policía, gobierno, medios de comunicación, empresarios,
organizaciones sociales, guerrillas e incluso empresas o gobiernos extranjeros. Estas
verdades han sido en gran parte explicaciones orientadas por los diversos intereses de las
partes, que incluso han ocultado o tergiversado la realidad, mediante relatos poco
contrastados, no sustentados en los hechos y, en ocasiones, con un fuerte sesgo ideológico
para impedir una explicación más profunda y coherente, de los hechos. Mediante su trabajo
la CEV debe contribuir a construir un relato verídico, independiente, imparcial, consistente y
orientado éticamente mediante el reconocimiento de la dignidad humana como valor central
y de la verdad como un derecho de las personas y de la sociedad”15.

Tomado de los documentos:


• Memoria y Verdad, texto para conversar. Por Marta Villa y Ana María Jaramillo-
Corporación Región. Medellín, febrero 25 de 2018
• La verdad como garantía de no repetición. Max Yuri Gil Ramírez. Medellín, mayo 2018
• La Verdad y La Memoria: Una Aproximación Teórica. Texto elaborado por el equipo
de Participación; Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la
No Repetición. Bogotá, diciembre 2018.
• CEV-objetivo de Esclarecimiento. Síntesis, propuesta preliminar de trabajo. 14 de
mayo de 2018
• Citas bibliográficas. Por Alejandro Valencia

Editado por: Lucía González D. Comisionada. Bogotá; diciembre 2018.

15
CEV-objetivo de Esclarecimiento. Síntesis, propuesta preliminar de trabajo. 14 de mayo de 2018

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