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Por Enrique Zapata Siempre digo a las parejas que es natural, es hermoso que ellos
deseen ardientemente tener relaciones con su novia a medida que van creciendo en
unión y amor. Es como la comida, cuando se tiene hambre y se siente el aroma de la
carne sobre las brasas el deseo aumenta, y al fin, cuando todo está preparado, ¡cómo se
disfruta! Sin embargo, si no se espera y come antes de estar cocinada, lo que hubiera
sido riquísimo termina siendo de poco agrado. Lo mismo pasa con el sexo.
"Por favor, pastor, necesito hablar con usted", dijo un muchacho después de la reunión.
Más tarde, en el atrio de la iglesia, Juan me pidió si podríamos apartamos un momento
para hablar. Lo reconocí de un retiro donde él y su novia estaban dirigiendo al grupo de
jóvenes de su iglesia.
Observé que Ruth, su novia, no se acercó. Juan me dijo que ella sentía mucha vergüenza
y que no se animaba a hablar con nadie. Lo mismo, él creía que era urgente buscar
ayuda "porque los dos estamos mal".
"Hemos estado de novios cuatro años", continuó Juan, "con deseos de casamos, pero
primero por mis estudios y después por el bajo salario no hemos podido", comentó Juan.
"Fui muy cuidadoso delante de Dios al escoger mi novia y en ser un ejemplo delante de
otros. Sin embargo, últimamente hemos caído varias veces. No queríamos hacerlo, y
cada vez hemos sentido gran vergüenza y nos hemos arrepentido. Pero pasan las
semanas y otra vez caemos.
Muchos de nuestros jóvenes caen no por rebeldía sino por ser humanos, con presiones
reales que necesitan saber conquistar. Vamos a tocar dos partes fundamentales en dos
artículos separados: la prevención y la curación. Lo ideal es que podamos ayudar a
todos a prevenir sus problemas, y a ello debemos dedicamos con sabiduría. Sin
embargo, muchos vendrán a nosotros habiendo caído y con necesidad de ser
recuperados. En este número estudiaremos la prevención, y en otro hablaremos de cómo
curar a los que han caído.
DEFINIENDO LA PREVENCIÓN
Por un lado, es ver antes lo que puede pasar (y lo que pasará) y por otro, planificar y
hacer lo necesario para lograr lo que se desea y no lo lamentable.
La prevención tiene tres áreas fundamentales: 1. Dar comprensión del daño causado y
de los problemas reales de la relación prematrimonial, así como también el valor y la
importancia de esperar. 2. Dar pasos prácticos para ayudar a llegar al matrimonio sin
haber caído. 3. Fomentar un ambiente donde se faciliten y promuevan las prácticas
correctas enseñadas en la Biblia.
Estas tres áreas necesitan ser desarrolladas juntas en forma positiva y sabia. Nuestra
actitud necesita ser correcta.
La voluntad de Dios es que cada joven pueda llegar a usar su sexualidad para el
propósito ordenado por El mismo. Nuestro trabajo de prevención será ayudar a evitar el
uso incorrecto, que resulta dañoso al propósito ordenado por Dios.
Esta definición tiene más importancia de lo que aparenta. Debemos entender y poder
comunicar a nuestros jóvenes que el sexo es idea de Dios y fue creado para bendición
del hombre y no para su sufrimiento. El Gran Inventor supo qué cosas nos hacen mal, y
en su amor y sabiduría lo escribió claramente para evitamos problemas innecesarios. En
otras palabras, lo que deseamos no es restringir sino llevar al máximo el uso correcto.
Necesitamos recordar que hay una razón central por lo cual nuestros jóvenes no deben
pecar en el plano sexual: es porque Dios ha mandado "NO" a las relaciones fuera del
matrimonio. Cuando Dios ha dicho "No", entonces ya hay buenas razones. Debemos
ayudar a los jóvenes a entender la sabiduría y el amor de Dios para ellos en esta área.
He encontrado gran respuesta en los jóvenes cuando les he dado las siguientes razones;
siempre alguno se me ha acercado más tarde y agradecido por ayudarle a tomar en serio
la decisión de decir "no".
1. Riesgo real de embarazo no deseado. David nunca pensó que su único contacto con
Betsabé produciría un hijo. Todo joven necesita ser consciente de que cada acto sexual
conlleva el peligro de crear un embarazo, aun cuando estén "cuidándose". Como
muchas parejas han aprendido con lágrimas amargas, ningún método anticonceptivo es
seguro. Todos dejan una posibilidad.
En muchos casos, las parejas de jóvenes cristianos que llegan a las relaciones sexuales
no se cuidan por la razón de que, para ellos, el cuidarse implica preparar y planificar el
pecado. Prefieren caer", por razones de su conciencia, dando como resultado un índice
alto de concepción. Siempre hablan de una sola vez, pero la primera vez lleva a la
segunda, y...
Hace poco, en una reunión de jóvenes comenté que sin la consumación del coito, sólo
por el toqueteo mutuo, ha habido casos de concepción. Después de la reunión se me
acercó una chica que me dijo que justamente eso había pasado con ella. Sin penetración
se quedó embarazada. La primera vez que escuché esto fue del Dr. Wheat, en sus
excelentes casetes sobre el sexo.
Es algo que nunca he entendido, ¿cómo es posible que haya parejas casadas que no
puedan tener los hijos que desean, y sí los que están tratando de no tenerlos. Sin
embargo, se entienda o no, el hecho es que muchas chicas creyentes terminan con
frecuencia embarazadas con o sin las "prevenciones". Cada joven necesita contemplar
seriamente qué implicaría tener un hijo. Son muchos los que han descubierto que, por
no pensarlo antes, más tarde han tenido que pensar mucho en cómo anunciar y vivir la
llegada de ese bebé, o en matarlo y cubrir el pecado mediante el aborto.
El drama que crea en la mente y vida de la chica el tener un aborto es tremendo. Saber
que ellos mataron su hijo y después, al caminar por la calle y ver a un niño de la misma
edad que su niño tendría y recordar con angustia que su novio la presionó para matarlo,
es terrible. Por otro lado, las infecciones y problemas físicos producidos por abortos mal
hechos, además de la situación engorrosa, a menudo resultan en la imposibilidad de
tener hijos cuando se casen, y en algunos casos, la misma muerte de la madre.
Siempre cuento esto a los jóvenes, haciéndoles ver que es más importante tener 40 o
más años de felicidad sexual en el matrimonio, que sacrificar eso por unos pocos
momentos de placer en el noviazgo.
Por su parte, nuestras chicas también necesitan aprender que el hombre es diferente a
ellas. Muchas veces, incitan al hombre al descontrol por su forma de vestir, de tocar y
mostrar afecto. Lo que para ella puede ser afecto puro, despierta una gran pasión en el
hombre. No es que él sea "un bruto", sino que fue creado de una forma diferente. Ella
necesita entender eso. Ha sido interesante hacer escribir a los muchachos de un grupo
sobre la vestimenta y las cosas que ellos encuentran provocativas y luego, compartirlos
con las chicas. ¡Grandes han sido las sorpresas!
3. El placer sexual no es un mero acto sino una habilidad desarrollada. Todos los
matrimonios que disfrutan el verdadero placer sexual en pareja han encontrado que
requiere tiempo y una ambientación correcta el desarrollar la relación sexual para que
sea realmente placer y una unión profunda; no es un mero acto de animal.
Lamentablemente, cuando los novios juegan con el sexo, en la mayoría de los casos, la
experiencia para la mujer es tan desagradable que toma negativa su actitud por años y
algunas veces, para siempre.
El hombre, muchas veces siente que ha fracasado como tal, porque no ha "podido con
su novia", como vio en alguna película o libro pornográfico, o como sus amigos dicen
que lo hacen. Esto le crea trastornos en su auto imagen. El resultado trágico para
algunos es que después, por el miedo, tienen dificultad en desarrollar una legítima
relación sexual con su pareja.
El acto matrimonial necesita un lugar seguro (donde puedan estar con confianza, sin
miedo), necesita tiempo (sin apuros, para ir aprendiendo juntos), aprobación interior
(donde cada uno sienta que están haciendo bien, no algo incorrecto), responsabilidad
(cuando sepan que si hay fruto de la unión varia poder asumirlo) y amor (cuando se
busca el bien del otro). Sin estos elementos, no es posible desarrollar una relación
sexual profunda y agradable, tanto para la mujer como para el hombre. Sólo dentro del
matrimonio son provistos estos elementos. ¿Por qué sacrificar años de placer por unos
momentos de baja calidad?
La razón es sencilla: cuando una persona ha visto que su novio/a, contra todo su deseo y
amor, resistía la tentación sexual, sabe que esa persona también resistirá la tentación
momentánea que llega desde afuera. Pero si no ha habido control y la persona que ahora
tiene celos debió poner freno, la base de confianza ha sido destruida y la semilla de
duda ha sido plantada. La persona siente que si no pudo dominarse conmigo, tampoco
lo podrá con otra. En su interior brota miedo y desconfianza, que dan lugar a sospechas
y celos.
Muchos maridos se han quejado de los celos falsos de sus esposas, cuando ellos fueron
los que sembraron abundantemente la desconfianza en ellas. El novio sabio nunca hará
que su novia tenga razón de dudar de su dominio propio.
5. La adicción sexual. Muchos se han dado cuenta tarde del poder adictivo del sexo
prematrimonial. Como con las drogas, el comienzo es fácil, pero la liberación difícil.
Siempre comenzó con un beso, después dos, un abrazo, la caricia, después... Hay una
ley muy sencilla en el mundo de los estímulos y es la siguiente: cada vez se requiere
más estímulo para mantener el mismo nivel de placer. En las relaciones sexuales o
presexuales, las personas buscan formas para mantener y crear placer. Muchas de las
perversiones y problemas sexuales salen de este principio.
Toda pareja tiene que luchar contra este proceso en la etapa de noviazgo. Es
fundamental poner un límite lejos de la consumación sexual, donde sea fácil frenar el
proceso. Mientras más envión o inercia haya en el área del estímulo, más difícil será
terminar bien; al mismo tiempo, la adicción crea más sed de pasión. Hablando con
jóvenes que tuvieron relaciones, la primera vez por curiosidad sexual y no por pasión
sexual, su primer encuentro fue por curiosidad, "para probar"; luego encontraron que
dominaba su mente y sus deseos a tal punto que ya no podían tener relación con
cualquier otro joven del sexo opuesto sin pensar en eso. Muchos novios encuentran que
sus vidas empiezan a girar alrededor de lo físico, dejando casi de hablar y de
desarrollarse en las otras áreas de su relación. Pronto ven que a su pareja le están
faltando elementos básicos. Es el comienzo del fin.
La muy jactanciosa libertad sexual que los investigadores sobre el sexo y sus discípulos
insisten en que compartimos, va a convertirse en una nueva esclavitud... En el centro de
la nueva ideología hay una metáfora mal colocada... Es la idea de que el sexo es una
"fuerza biológica", una energía impersonal, una de las presiones coercitivas de la
naturaleza que existen, le guste o no al hombre....
Y podríamos seguir con las otras 24 clases, cada una con un drama diferente; sin
embargo, lo importante es saber que el riesgo es real y grande, con las enfermedades
transmitidas sexualmente.
En una encuesta que hicimos en Buenos Aires, encontramos que el 30% de las
jovencitas creyentes solteras y el 50% de los varones habían tenido relaciones sexuales.
Muchos de ellos lo habían hecho con más de una persona, especialmente entre los que
se habían convertido durante su juventud. Más de uno habían tenido contacto con
prostitutas, quienes suelen tener algunas de estas enfermedades. Generalmente se piensa
que con medicamentos es posible la cura total, sin embargo, varias de ellas han quedado
sin remedio efectivo y otras permanecen escondidas, sin síntomas visibles, hasta que
más tarde se comprueba que el daño interior y permanente ha sido hecho.
No todos los primeros encuentros terminan así, pero miles de chicas lo han vivido. El
caso de Amón y Tamar es un ejemplo bíblico de esto. (2 Sa.13.1-14) Otros siguen un
tiempo más con las tensiones, la desilusión y la concentración en lo físico. Una vez
iniciada la actividad sexual antes de desarrollar otros aspectos de la relación,
generalmente trae dificultades para lograr esto último. La pasión sexual lleva a
concentrarse en lo físico, que es la parte que menos asegura el éxito matrimonial.
Los que sobreviven a esta segunda etapa encuentran que la batalla no ha terminado. La
mayoría terminará en divorcio y las razones son múltiples: culpa, celos, frigidez, falta
de habilidad en resolver problemas, falta de desarrollo de una relación íntegra. etc. Si la
pareja no desarrolló dominio propio, hábitos de resolver problemas correctamente, amor
y preocupación por el otro, le queda, poca esperanza para el matrimonio. Después,
como no tienen estas áreas cultivadas, fallan en la comunicación, el compromiso, el
amor que les ayuda a resolver los problemas exitosamente. Sin arreglo espiritual
profundo, el matrimonio, generalmente, se desintegra. Ellos no lo querían así pero no
pudieron escapar a las consecuencias de sus actos y faltas. No lo quisieron pero lo
facilitaron.
9. Miedo. Hay miedos que florecen. La hija de un pastor me confesó que vivía
aterrorizada, temiendo que al salir algún tema de conversación relacionado con el sexo
alguien vería su vergüenza. Otras no quieren ir al médico cuando lo necesitan por miedo
a ser descubiertas.
Como pastores, líderes y padres siempre debemos hablar de uno y otro punto: el por qué
esperar y cómo hacerlo. Si no hablamos de los dos, entonces tendremos problemas.
Recordemos que nuestro mundo ha cambiando mucho en los últimos 20 años. Si el
joven trabajará en el cómo no caer, deberá ser convencido de que hay razones buenas y
fuertes para hacerlo; hoy la televisión, la calle, el colegio, el psicólogo, todos están
diciéndole "hágalo, es natural, es bueno, es divertido", "reprimirte te va a hacer mal",
"no seas tonto".
El joven necesita buenas convicciones si aspira ganar la batalla. Una vez asumidas las
convicciones, necesitará las herramientas para batallar o terminará fracasando.
Siempre digo a las parejas que es natural, es hermoso que ellos deseen ardientemente
tener relaciones con su novia a medida que van creciendo en unión y amor. Es como la
comida, cuando se tiene hambre y se siente el aroma de la carne sobre las brasas el
deseo aumenta, y al fin, cuando todo está preparado, ¡cómo se disfruta! Sin embargo, si
no se espera y come antes de estar cocinada, lo que hubiera sido riquísimo termina
siendo de poco agrado. Lo mismo pasa con el sexo.
El apreciar con gusto la comida es un don de Dios, ¡qué triste sería tener que comer sin
ningún placer! Pero qué pena cuando no hay control en la comida; exceso de peso,
problemas de salud, dificultad en moverse y mala apariencia son los resultantes. Así
también con el sexo: es un don de Dios pero su uso incorrecto, fuera de los propósitos
de Dios, lo toma un pecado contra nuestro propio cuerpo (I Co. 6.12-20).
2. Preparar el campo. Proverbios 24.27 dice: "Prepara tus labores fuera, y disponías en
tus campos, y después edificarás tu casa". Un hombre debe preparar primero su medio
de vida antes de fundar su familia. La primera concentración del joven deberá ser
prepararse para ganar su pan y, después, prepararse para casarse. Por su parte, I Co. 7.9
dice que mejor es casarse que quemarse. Como dijimos antes, es natural que crezca el
deseo para la unión total; no es natural que una pareja esté juntos 3, 4, 5 o 6 años sin
unirse, por eso es tan común caer cuando se extiende el noviazgo. No es aconsejable
entablar una relación seria si no hay posibilidad de casarse en un tiempo razonable.
En nuestra cultura, la vida social independiente comienza a una edad cada vez más
temprana. Ya son muchos los lugares donde los jóvenes salen a divertirse solos mucho
antes de los 18 años. La iglesia de be promover una actitud correcta en este sentido. He
visto y escuchado muchos padres que están preocupados porque sus hijos de 15 o 16
años no tienen su novia y muchas son las bromas, directas e indirectas, sobre el tema;
todos ponen presión sobre el joven que, por su edad, ya es sensible a esto. ¡Qué gran
error! El joven comienza a pensar que él es anormal, y las charlas con sus compañeros
de colegio aumentan la presión. Serios estudios demuestran que, mientras más joven
alguien comienza a salir, más probable es que termine teniendo relaciones sexuales
prematrimoniales; es lógico, no tienen la madurez necesaria para enfrentar las presiones
y tentaciones. (Brent Miller y Terrence Olsen, en un estudio sobre 2.400 jóvenes).
Hay que dar prioridad a que los jóvenes inviertan su energía y esfuerzo en preparar su
campo para poder formar su hogar. Necesitamos alentarlos a concentrarse en el
desarrollo de su persona y de su vida para que, después, puedan disfrutar correctamente;
3. Cásense cuanto antes puedan. Si uno ha esperado, como hemos recomendado hasta
tener "su campo preparado" para entonces buscar una novia, cuando haya encontrado la
persona correcta y esté seguro de ella deben empezar a planificar el casamiento. Esperar
es disponerse a la tentación innecesariamente.
Emilio era un joven excelente de 28 años, con un buen trabajo y deseos de casarse. Sin
embargo, iba pasando el tiempo y no lo hacía. Sentía la presión y la lucha, sin embargo,
todavía- no habían podido comprar todas las cosas que necesitaban para su futuro hogar,
por lo que "no podían casarse", pensaban. Emilio compartió conmigo la lucha que
estaban teniendo en mantener la pureza de la relación.
-¿Piensas que eran infelices cuando se casaron hasta que los consiguieron?-.
Con una sonrisa le dije: -El problema es que eres materialista y das más importancia a
cosas secundarias que a lo principal. Tus abuelos, y a lo mejor tus padres, se casaron sin
todas esas cosas y, poco a poco, luchando juntos, las consiguieron. Parte de la alegría de
la pareja es luchar juntos para avanzar. Tú estás tratando de comenzar donde ellos
llegaron después de años de lucha juntos.
No vas a ser ni más ni menos feliz por tener un lavarropas. Por supuesto, el trabajo será
un poco más fácil. Sin embargo, para escapar a ese trabajo adicional estás poniendo en
peligro tu pareja y exponiéndote a caer. Cuando yo me casé no tuve ni lavarropas, ni
heladera, ni un montón de cosas, sólo una cama y una mesita con dos sillas. Hice dos
mesas de luz con cajas de manzanas que usábamos también como sillas cuando alguien
venía a visitamos. Recuerdo cuando Fernando, un estudiante de medicina, vino en
subterráneo (metro) con dos sillas para que pudiéramos comer sin tener que sentamos en
las cajas. Poco a poco pudimos ir comprando cosas, pero ¡cómo disfrutamos y
aprendimos en esos primeros meses y años!-.
Emilio, y la que es hoy su esposa, agradecieron mucho el ser ayudados a ver así las
cosas. Nunca debemos alentar a los jóvenes a casarse sin trabajo o medios para
sostenerse. Sí necesitan ayuda para casarse cuando puedan y no para cuando tengan
todo.
4. Definir límites y convicciones antes de llegar a los problemas. ¿Quién puede resistir
el momento de pasión, si no tiene bien definido sus límites y convicciones? Es necesario
pensar y establecer de antemano esto, y los padres deben tomar tiempo deliberadamente
y tratar estos temas difíciles. Casi siempre, cuando una pareja ha tenido problemas en
este punto, ante una pregunta mía han dicho que sus padres no hablaron del tema con
ellos. Es raro encontrar un joven cuyo padre le haya hablado algo, y es raro también que
las jovencitas hayan escuchado algo más que de su menstruación... Después los padres
se preguntan: "¿Cómo pudo hacer esto mi hija? Recuerdo aquella persona que en su
niñez no entendía por qué en la iglesia predicaban tanto contra el adulterio; como niña
pensaba que adulterio era tratar de ser adulto, jamás le habían explicado el término,
¡pero sí le predicaban sobre eso!
Los niños reciben mucha instrucción práctica hasta la edad de 7 a 8 años, de allí en
adelante los padres, generalmente, dejan de instruir en forma práctica. El niño necesita
ser instruido en forma creciente, no sólo en qué debe hacer sino por qué debe hacerlo,
especialmente al entrar en la 'adolescencia. Es cuando está en el proceso de hacer sus
propias "reglas de juego"; él desafía y pregunta para lograr un entendimiento propio.
Cuando sus padres, por vergüenza o pereza, evaden el tema, el niño aprenderá en la
calle y mal. Después nos lamentaremos pero es por nuestra falla al educarlo.
Como pastores debemos alentar a los padres a hablar con sus hijos estos temas como
también guiarlos en cómo hacerlo. No es mala idea tener un grupo de estudio para
padres. La razón por la cual la mayoría tiene problemas en hablar con sus hijos, es que
sus padres nunca hablaron con ellos ¡y no saben cómo hacerlo!
Por un momento, la madre dudó en qué contestar, pero se decidió por la verdad
dolorosa.
-Debí tener un aborto-, contestó, y le contó todo el dolor y el desastre en que resultó esa
experiencia.
5. Tres acciones necesarias para la victoria sobre las pasiones juveniles. 2Ti. 2.22
"Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con
los que de corazón limpio invocan al Señor".
A. La pasión sexual es fuerte y seductora, uno no puede jugar con ella sin tener
problemas. Es natural disfrutar los cariños y besos, pero quien haya tomado la decisión
de no caer tendrá que evitar que estas situaciones se prolonguen. También hay que huir
de la basura de la pornografía de revistas, libros y películas que despertar la pasión y el
deseo. No hay forma de que uno pueda estar viendo estas cosas sin aumentar la- lucha
en la mente y el cuerpo. La mente es el más grande órgano sexual.
Es notable que la mayoría de jóvenes que tuvieron relaciones, la primera vez fue en casa
de uno de ellos y, generalmente, de tarde. Los padres no estaban, y... lo natural ocurrió.
Sin embargo, no podemos siempre cuidar nuestros jóvenes, no es nuestro trabajo ser sus
policías sino ir formándolos y enseñándolos. Necesitan que hablemos honestamente del
poder sexual y de la necesidad de huir de situaciones propicias para caer. El joven debe
entender que es responsable de no proveer para la carne si quiere alcanzar la victoria.
B. Seguir la justicia, la fe, el amor y la paz. La vida no debe ser "sólo huir" sino también
lograr y crecer en el bien. Gálatas 5.16 dice: 'Andad en el Espíritu y no satisfagáis los
deseos de la carne". Sobre todo una relación profunda y creciente con el Señor
Jesucristo resultará en bendición, riqueza y poder para vivir correctamente. Aparte de El
nunca habrá buen fruto.
C. "Con los que invocan al Señor con un corazón puro." Hay que huir, hay que seguir,
pero, en tercer lugar hay que hacerlo con otros que tienen ambiciones espirituales. "Las
malas compañías corrompen las buenas costumbres." (I Co. 15.33). Las buenas
compañías ayudan.
Siempre hay que recomendar a las parejas que eviten la tendencia tan natural de estar
solos por mucho tiempo y sí estar con otros haciendo cosas buenas. Frente a una pareja
señalo el primer año de casado, según el ejemplo del Antiguo Testamento de tomar un
año donde el hombre queda en casa para alegrar a su esposa y no antes. En muchas
iglesias he visto jóvenes activos ponerse de novios y "desaparecer" de la acción;
muchos de ellos concluyen en problemas. Es necesario buscar la compañía y actividad
de los que están buscando al Señor.
Nuestra tendencia es creer que es idealista pensar que nos van a escuchar; "son
jóvenes", decimos. No debemos dudar de la nobleza de muchos de ellos. Cuando
entienden el "por qué", suelen agradecer el que uno haya compartido eso con ellos;
nadie sigue un consejo si no ven el valor y la importancia de hacerlo. Por otro lado,
nuestro trabajo necesita ser bañado en oración y sabiduría, para que la mente de la
persona aconsejada pueda ser renovada en el entendimiento de la verdad y transformar
así su vida (Ro. 12.2). Es en la renovación del entendimiento que las personas son
cambiadas. Si no han entendido no van a cambiar.
6. Orar Juntos como pareja cada vez que van a salir de paseo y al volver. Esa fue mi
experiencia personal: formar la costumbre de orar honestamente antes y saber que
deberemos orar juntos después. Eso fue de gran bendición; es difícil pecar si uno ha
orado y sabe que tiene que orar otra vez. Si uno de la pareja no está dispuesto orar,
puede ser una buena indicación sobre qué compañero estamos buscando.
Una buena idea es, en un grupo de jóvenes dividido por sexos, hablar sobre los
diferentes razonamientos que han escuchado y pensar en cómo contestarlos en el futuro.
En diferentes culturas y edades hay variaciones en los razonamientos.
Apuntes Pastorales
Volumen V Número 4