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(CAPITULO 2)
1. IMPORTANCIA DEL TEMA.- Aunque la Criminología es una ciencia autónoma, se halla
íntimamente Relacionada con todas aquellas que estudian el delito y tienen por fin último luchar
contra él.
En el capítulo anterior, vimos que hoy es imposible pensar en una ciencia única del delito. Si eso
ocurrió en algún momento pasado, hoy es una imposibilidad teórica y práctica. Ha surgido una
especialización creciente. Pero si ésta ha traído beneficios claros, como la mayor profundidad de la
investigación y la discriminación de los métodos que deben emplearse, es también evidente que
hay el peligro como en toda especialización, de sólo estudiar y concebir el delito desde un ángulo,
olvidando o tomando a menos los demás.
Desde luego, si fuéramos a buscar las últimas relaciones, las encontraríamos hasta en los aspectos
más insospechados y lejanos. Tarea tan amplia es Imposible y, probablemente, tendría muy poco
de útil. Nos hemos de limitar a las relaciones más próximas. Por un lado, ellas existen con las
ciencias que integran la Criminología al ser aplicadas al estudio de las causas del delito. Apenas
habrá descubrimientos importantes en la Biología, la Sociología y la Psicología, que no tengan
alguna repercusión en la Criminología.
Pero éste es asunto que trataremos en nuestra materia.
Quedan las relaciones con las demás ciencias penales.
2. LA POLITICA CRIMINAL.- Está todavía sujeta a discusión la cuestión de si la Política Criminal
debe aceptarse como disciplina autónoma o simplemente como la consideración general de las
normas y principios que, para luchar contra el delito, tienen las distintas ciencias penales.
Es evidente que, si se pretende luchar contra el delito, hay que conocer sus causas para poder
evitar las consecuencias. Una Política Criminal que prescinda de la Criminología es inconcebible
Por otro lado, la Política Criminal se relaciona con el Derecho Penal; analiza y valora las
disposiciones que éste toma para prevenir y reprimir el delito. La influencia de aquélla tiene que
ser recogida en toda reforma penal.
Otras relaciones son también claras. Por ejemplo, con una buena organización policial, la creación
de instituciones sanitarias, la construcción de viviendas baratas, etc. Pero esta realidad no debe
llevarnos a confundir la Política Criminal, con la social, sanitaria, etc., porque estas tocan sólo
indirectamente a aquélla y tienen sus fines inmediatos propios.
Si consideráramos admisible el que se tome cualquier medida apta para prevenir o reprimir el
delito, pronto llegaríamos a atentar contra derechos humanos irrenunciables.
Podemos resumir los fines de la Política Criminal de esta manera:
a) Busca los medios de hecho, preventivos y represivos, adecuados para combatir el delito,
sobre todo en vista de la experiencia recogida por la Criminología y la Penología.
b) Trata de plasmarlos en medidas legislativas.
3. EL DERECHO PENAL Y OTRAS RAMAS JURIDICAS.- El Derecho Penal constituye la espina dorsal
de las ciencias penales al determinar qué es lo que debe considerarse como delito. Dentro del
Derecho Penal, ocupa lugar central la dogmática jurídica que estudia las normas como algo dado y
establecido, de lo que hay que partir ineludiblemente.
No puede negarse la necesidad de que el Derecho Penal y las otras ciencias jurídico - penales—
utilicen sus propios métodos y no estén continuamente sujetas a las variadas opiniones
provenientes de las ciencias penales de tipo naturalístico.
Hay asuntos en que, hoy, la correlación se tiene que manifestar; por ejemplo, en todo lo que toca
a la individualización de ¡a pena, la imputabilidad de los anormales permanentes o transitorios: la
edad, el sexo, etc. Nuestro nuevo Código Penal tiene valga el ejemplo— una disposición según la
cual, al imponer la pena, tiene que tomarse en cuenta la personalidad del autor. Tal norma, sin
perder en nada su carácter jurídico, abre inmediatamente el curso a la cooperación entre Derecho
Penal y Criminología y entre ésta y otras ciencias jurídicas, como el Derecho Procesal Criminal y el
Derecho de Ejecución de las Penas o Derecho Penitenciario, si se prefiere esta denominación.
No puede negarse la importancia de las causas naturales que llevan al delito; pero lo que permite
calificar como delictiva a una conducta no consiste en que ella, por sí misma, en su propia
naturaleza, tenga algo de criminal s i r j en que guarda una relación de contraposición con las
normas penales. "No hay ninguna conducta que sea delictiva por su propia naturaleza”. La tesis del
delito natural es ciega al aspecto cultural y valorativo que es el que constituye al delito en cuanto
tal.
Es también erróneo decir, para crear campos de estudio independientes, que el Derecho Penal se
ocupa del delito y la Criminología, del delincuente. Esa es una afirmación sólo en parte verdadera;
pero es falsa cuando se piensa haber excluido uno u otro aspecto como si al estudiar al
delincuente pudiera prescindirse completamente de lo valorativo. Se llama delincuente sólo a la
persona cuya conducta entra en conflicto con la norma penal.
4. FENOLOGIA.- Es la ciencia que estudia la ejecución de las sanciones tanto en su faz preventiva
como represiva. Dada esta amplitud, parece inadecuada la denominación de Ciencia Penitencia.
Sin embargo, la palabra “penología” tiene como deficiencia la connotación punitiva que deja de
lado la finalidad correctiva propia de la sanción. Pero el nombre tendrá que ser utilizado mientras
no se encuentre otro. Por lo demás, el mismo problema se presenta con leí nombre de Derecho
Penal.
La Penología es de tipo eminentemente naturalístico pues se dedica al análisis de hechos, a
estudiar datos, evaluar sus resultados y condiciones y, hasta donde sea posible y debido, realiza
experimentos.
Las conclusiones a que llega la Penología son traducidas en las normas jurídicas que se integran
bajo la designación de Derecho Penitenciario o de la ejecución penal.