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Los riesgos de los jóvenes en una sociedad carente de valores

“No puedes nadar a nuevos horizontes hasta que tienes el coraje de perder la vista de la
costa”
William faulker, autor de esta magnífica frase, ha dejado una enseñanza implícita en ella,
no podemos esperar que algo maravilloso suceda en nuestras vidas, a menos que,
salgamos de nuestra zona de confort, aquella enseñanza la traemos a la vida real, aquí y
ahora, quizás muchos de los que están aquí presentes, están dentro de su zona de confort
todos los días y han dejado de intentar nuevas cosas porque aquello es del pasado
¿cierto? “Porque para que salir de las barreras de lo cómodo si aquí lo tengo todo”. Aquel
pensamiento es la traducción a “Tengo miedo de lo que está allá afuera”, en efecto,
tenemos miedo, tenemos miedo de correr riesgos por tomar nuestras propias decisiones,
tenemos temor a intentar nuevas cosas, tenemos miedo a conocer la vida, tenemos tanto
miedo dentro de nosotros mismos, que quizás sea por esto, la razón de que hoy en día
miles de jóvenes en nuestra sociedad se han quedado dentro de su zona de confort y han
dejado sus sueños en el camino a medida que construyen más su zona , y otros que
experimentaron en exceso aquello que nunca les habían dejado y fallaron. Y está el gran
interrogante de ¿porque pasa esto? Bueno, ese es el resultado que se obtiene al enseñarle
a las nuevas generaciones sobre conocer, advertir y evitar riesgos, pero no en como
enfrentarlos.
Muy buenos días a todos, mi nombre es María Paula Meza y el día de hoy, vengo a
hablarles sobre los riesgos de los jóvenes en una sociedad carente de valores

Quiero preguntar primero a los jóvenes, si han escuchado alguna vez a nuestros seres
queridos rezar por las noches por nuestra protección, también, si han estado en una
extensa charla sobre protección o quizás si algún día les dijeron, sus profesores, sus
padres, sus abuelos o cualquier persona mayor que ustedes las siguientes frases
“muchachos protéjanse” “Mijo, protéjase” “Hijo, protéjase” “Nena vete protegida” y nos
hemos saturado tanto del verbo “proteger” que yo quiero preguntarles, sobre todo al
público adulto presente. ¿De que nos protegen? Si estamos en el colegio, en el parque, en
el centro comercial, en la iglesia o en la calle nos piden que nos protejamos. ¿De que? Ha
sido tanta la presión de estar protegidos que he llegado a la conclusión de que no importa
donde estemos siempre, estamos expuestos a algún riesgo, que ni nosotros mismos
sabemos cual podría ser riesgo, pero en definitiva siempre está allí. Y así desgastamos la
vida, en intentar proteger a las nuevas generaciones. Pero adultos entiendan “Un barco
está seguro en el puerto, pero para eso no son los barcos” dice William G.T Sheed, y con
esto intento decirles adultos, somos jóvenes e intentamos conocer y experimentar la vida,
no nos ayuden ustedes mismos a construir una zona de confort, pero no se sientan mal
del todo, no tienen la responsabilidad completamente ustedes aquí presentes, cada uno
lleva un poco de su parte. Primero la sociedad que ha implantado estándares, como
siempre y entre ellos esta lo peligroso que puede ser salir fuera de casa e incluso estar
dentro de ella, pero lo que no saben es que “los peligros de la vida son infinitos, y entre
ellos está la seguridad” Goethe tiene razón en todo en sentido de la palabra, siempre ha
habido riesgos toda la vida y el que peor que pueden cometer ustedes es el de confundir
seguridad con poner miedo en nuestras mentes y cerrarnos tanto así que con su ayuda
terminamos con construyendo un muro de zona de confort, si sociedad han arrastrado a
miles de jóvenes quienes pudieron ser grandes arquitectos, políticos, médicos, científicos,
astronautas, químicos, profesores, etc. A zonas de confort y cometieron de los errores
más graves, apagar el alma combatiente de un joven que solo buscaba aprender de la vida
y cambiarla por un alma, conformista que no se esfuerce por ser más, porque así como
esta lo tiene todo. Segundo los padres, también tienen la responsabilidad porque no
rompieron o intentaron cambiar el ciclo de crianza que les impone la sociedad, y es tan
confuso porque al mismo tiempo quieren protegernos y también quieren que seamos
grandes, pero no comprenden que como dijo Nicolás Maquiavelo “Nada grande fue jamás
conseguido sin peligro”, si es entendible que quieran protegernos, pero nos protegen
tanto, que terminan cometiendo el error más grande del padre, arrebatarle a su hijo sus
sueños e ilusiones y condenarlos a vivir en la zona de confort, porque ni sus mismos seres
queridos permitieron que tuviera la oportunidad de tomar el riesgo para ser mejor y
explorar el grandioso mundo que esta allá afuera. Y al final terminamos en lo mismo, las
mismas generaciones, ningún cambio social y con falta de valores y agallas para tomar
riesgos. ¿Si lo notan? Todos estamos implicados y al mismo tiempo cometíamos el error
de pensar que la culpa era de todos, menos nuestra. Entonces volvemos al principio ¿De
que debemos protegernos realmente? Aquel responsable de que los jóvenes no tomemos
riesgos está aquí dentro, de todos ustedes e incluso mío, vive, respira y se alimenta del
miedo que tenemos de salir adelante, se alimenta del nuestro miedo a ser grandes,
opinantes y dueños de nuestro propio destino y se regocija al saber que decidimos ser
pequeños, conformistas y callados. Allí está el error más grande que hemos cometido,
después de todos lo que hemos hecho. No enseñamos, no educamos, no formamos
personas valientes, ni perseverantes ni soñadoras, porque preferimos plantar miedo en
los jóvenes, enseñarlos a ser cobardes, enseñarlos a huir de sus problemas y he aquí
cuando todo empieza a ir mal. El riesgo ha llegado, está aquí, es una realidad, y debemos
actuar ya para decidir qué hacer, pero no sabemos, nos quedamos en blanco, pensando el
siguiente paso, ¿Qué contraproducente no? porque toda nuestra vida se nos enseñó
sobre como huir, como evitar, nos revistieron de tanta teoría y advertencia, nos sentimos
tan preparados que cuando vamos al mundo real nos quedamos desnudos y sin idea de
que hacer porque no se nos enseñó como combatir los riegos, como darles la cara y
aceptar que toda la vida los ha habido y que depende de nosotros solo de nosotros
mismos si nos contaminamos o no. Pero lastimosamente no sabemos eso y es aquella la
razón por la cual nosotros los jóvenes vemos los riesgos como extremos, algunos
quedándose en su zona de confort y otros yéndose en caída directa hacia sus catastróficas
consecuencias, y ustedes los adultos se preguntan ¿que hicimos mal? Si les hemos
enseñado todo, si nos han enseñado y se los agradecemos, pero les falto el complemento
más importante como combatir los riesgos y peligros en una sociedad que cada vez se
encierra más en si misma por no saber manejar los propios peligros que ella misma ha
creado. Muchas gracias.

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